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𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐨𝐜𝐡𝐨

La debilidad del soldado más fuerte.

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Sentía el fresco viento azotar mi rostro, haciendo sentir que mis párpados se sintieran algo pesados. La brisa del atardecer nos arropaba, mientras que mis manos rodeaban su cintura para no caerme del caballo en el que montábamos. Mi cabeza estaba puesta en su espalda, y él tenía una de sus manos sosteniendo las mías, justo como aquel día donde las rozó por primera vez. Veía los cálidos tonos naranjas del atardecer, y es que después de un arduo día, nada me reconfortaba más esos colores, o quizás, era la idea de estar aferrada a Levi, y acompañarlo a buscar a su objetivo. Mi cabeza estaba sintiéndose suavizada ante estar recostada en su capa, aquella tela verde era cómoda. Mi cabello estaba amarrado, dejando una corta coleta, ya me acostumbraría, pero aún no. La coleta se removía con el viento, incluso mi cuerpo ante el movimiento del caballo. Me sentía cansada, y es que el día aún no acababa. Podía ver el camino desastroso que había dejado aquel titán, estaba hueco y hondo. El caballo empezó a disminuir su velocidad, y podía distinguir a la distancia la capilla en donde habían teñido secuestrados a Eren e Historia. Estaba en ruinas, se había hecho añicos.

-Está ahí.-le dije a Levi, quien detuvo el caballo, él miró hacia donde mi dedo índice le indicaba, mostrándole a ese hombre recostado en aquel tronco del árbol.-No está muerto, Levi.-le indique en un tono bajo cuando visualice cómo Kenny Ackerman, la razón por la cual habíamos salido nuevamente, se removía ante presenciarnos.

-Lo sé.-me respondió, bajándose del caballo y acariciando su lomo, para así, acercarse a mi.-Ven.-me dijo, alzando sus manos para plasmarlas en mis caderas y elevarme, ayudándome a bajarme, haciendo que mi cuerpo chocara por un instante con el suyo, y que nuestras respiraciones chocaran.-Vamos.-me pidió, estrechando su mano y algo aturdida ante esa acción, decidí darle mi mano para sentir como entrelazaba nuestros dedos, y no pude describir la sensación que sentí cuando hizo eso.

-Capitán, toda su gente ha muerto.-frente a nosotros se colocó otro soldado, quien parecía rondar por el área, este camino con nosotros hacia aquel casi moribundo hombre.

-Kenny.-Levi le llamó, mirándole, y es que yo aún entrelazada de manos con él, observé a ese hombre totalmente convertido en una momia; estaba pálido, sangraba por la boca e incluso su costado, también, pareció haberse quemado la mitad del rostro.

-Vaya, vaya. Si eres tú.-hablo él, de manera forzada, Kenny Ackerman no tenía fuerzas ni siquiera para poder hablar.-Y eres tú.-él me miró, reconociéndome, mientras que me mantuve en silencio aún lado de Levi.

-Todos tus compañeros han acabado cayendo ante nosotros.-le indicó Levi, con una actitud fría e cortante.-Ahora ya solo quedas tú.-le comento, viendo como Kenny no parecía afligirse ante eso.

-Eso parece.-le respondió, reaccionando de una forma serena y neutral.

-Ve a informar.-Levi miró al soldado atrás de nosotros, quien asintió.-Me quedaré con ella.-añadió, mientras que vi como aquel soldado no tarde en acatarse a la orden e irse.-Quemaduras graves y hemorragias severas. Prepárate, vas a morir.-le expresaba Levi nuevamente a Kenny, a quien veía aguantar la herida abierta de su costado.

-No lo haré. A lo mejor no.-dijo él, viendo como sacaba de su bolsillo un estuche.-Robe uno de estos de la bolsa de Rod.-pude ver aquella jeringuilla, con un tipo de líquido, y es que estaba claro que iba ser el mismo que Rod Reiss usaría contra Historia para que pudiese convertirse en titán y robarle el poder a Eren devorándole.-Si me inyectó, me convertiré en un titán, uno estúpido, pero al menos seguiré vivo.-decía, mientras que yo me quede entrelazada de la mano de Levi, quedándome pegada a su lado.

-Ya no te quedan fuerzas para poder inyectártelo.-le justifico Levi, viendo como la debilidad y la muerte empezaba acecharle.-¿Por qué no lo has hecho antes?-le preguntó curioso.

-Si no me lo inyecto como es debido, creo que me transformaré en una criatura inútil.-Kenny hablo, pero este dio una pausa, ante soltar leves toses, y no tardo en mirar el camino entre abierto de tierra.-Como él.-expresó, refiriéndose a Rod Reiss, quien había dejado un desastre, y se había convertido en un titán anormal.

-Tú no eres el tipo de persona que se sienta a morir sin más.-expresó Levi.-¿No tenias una excusa mejor?-le preguntó de manera sarcástica y es que no podía olvidar que Levi le conocía, más que nadie.

-Yo no quería morir, yo deseaba su poder, pero claro. Me parece que ahora ya entiendo lo que hizo.-me quede confusa ante el comentario de Kenny, y es que no sabía con exactitud a quien se refería.

-¿Eh?-Levi confuso observó como Kenny, aún con sus pocas fuerzas, reía altamente.

-Todos los que he conocido, han hecho lo mismo.-suspiraba gruesamente, mirando a Levi desde el suelo.-Alcohol, mujeres... Dios. Familia, maldiciones, monarquía... sueños. Hijos, fuerza y amor.-añadía a su comentario, vagamente.-Todos necesitamos engancharnos a algo para poder seguir aguantando. Absolutamente todos éramos esclavos de algo, incluso él.-nuevamente parecía recordar a alguien, alguien a quien desconocía, pero una de esas referencias me hizo recordarla a ella, a mi madre.-Dime, ¿cual es tu droga? ¿El heroísmo? ¿O el amor?-le preguntó a Levi, quien con delicadeza soltó mi mano y se arrodilló frente a él.

-¡Kenny!-con brusquedad apretó sus hombros, y no tarde en bajarme a su lado, aún sintiendo molestia en el costado para que le soltase.-¡Dime ahora todo lo que sepas!-le ordeno, soltando sus hombros cuando toque su espalda y le acaricie para que se calmara.-¿Por qué el rey fundador no quiere que la humanidad sobreviva?-pregunto, intentando de relajarse.

-No tengo ni idea, pero yo soy un Ackerman, esa era mi razón para revelarme.-decía, mientras que ante su tos, provocó que la sangre desprendiera en el rostro de Levi.

-¿Entonces yo también soy un Ackerman?-pregunto Levi, dejándome inquieta ante su pregunta, lo que significaría que estaría entrelazado con Mikasa.-¿Pero qué eras tú de mi madre en realidad?-añadió a su pregunta, con suma curiosidad.

-No seas bobo, yo era su hermano mayor.-le confesó, y tan solo sentí como Levi se tenso ante eso.-Era su hermano... -dijo con pesadez, demostrando un toque de tristeza en sus palabras.

-Dime la verdad. ¿Por qué aquella vez me dejaste allí?-Levi, intento de no demostrar su sentimiento, de no demostrar que eso le afectaba, cambiaba su curiosidad e interés.

-Porque yo no puedo ser el padre de nadie.- le respondió Kenny, mientras que vi como le plasmo la jeringuilla en el pecho con brusquedad.-No podía, Levi.-le añadió, mientras que Levi tomó aquel estuche.-Conocí a tu madre.-Kenny me miró, desviando su rostro un poco hacia mi ángulo.-¿Cómo está ella?-su pregunta se sintió con un sabor amargo, haciéndome no poder responderle.-Hace tanto que no la veo.-comentaba, sintiendo algo en mi interior, en mi corazón.

-Ella murió, hace cinco años, en la caída del muro María.-le dije vagamente ante la falta de confianza.-Fue devorada por un titán.-añadí para hacerlo más claro, viendo como ese hombre parecía tensarse o incluso, asombrarse.-¿De donde la conoces?-pregunte curiosa, y es que ella pertenecía a un grupo ajeno al suyo, él era un criminal a diferencia de lo que era mi madre.

-Lo lamento.-dijo, cabizbajo y con una voz algo entrecortada.-Imagine que había muerto, había escuchado rumores, pero, ya sabes a veces uno necesita comprobarlo.-decía él, aún mirándome.-Era una gran mujer.-halagó él, con la intención de tocarme cuando alzó su mano, pero Levi me apartó un poco.

-Déjala, Kenny.-le pidió, con esa gruesa voz,

-Es idéntica a ella.-nos habló él, con mucha dificultad, aún así no dejaba de mirarme detenidamente.-Tú madre fue mi primer amor, y yo el suyo, aún no la he olvidado. Aún no.-me quede helada ante sus palabras, y mire a Levi, quien también le escuchaba.-Crecimos juntos, de críos a chavales, pese a que yo vivía en la ciudad subterránea y ella en el exterior, nos amábamos, pero yo era el destino que ella no debía seguir, aunque le doliera; era la única manera de que ella pudiese ser libre.-él se detuvo y tosió, estaba arrodillada frente a él, y lo miraba fijamente.-Yo era un vago, ella era una luz tenaz que brillaba en cada esquina. Se unió al cuerpo de exploración, sembrando paz, mientras que yo, sembraba miedo. Sin importar cuán maquiavélico fuese, tuvo millones de oportunidades para entregarme y que me ejecutaran, pero siempre me miraba y me decía las mismas palabras que me dijo la última ves que la vi.-él se detuvo y respiró hondo, pareciendo recordar algo.-Recuerdo que te sostenía en sus brazos, junto a ese mocoso que ahora es el comandante actual, ella ya no trabajaba para el cuerpo de exploración, estaba aferrada a ustedes.-decía.- Sus últimas palabras ese día hacia mi, fueron; "Kenny, se que puedes cambiar".-él me miraba, como si la viese a través de mi.-Luego de ahí, jamás volví a verle. Aún así, no deje de amarle ni un día, incluso cuando supe que había muerto, pero ahora que me lo confirmas, se siente más feo. Y es qué hay amores así, unos que se van con el viento, pero hay otros que permanecen tallados en el alma; ese era el mío por ella.-mis ojos se humedecían ante sus palabras, ante su detallada explicación.

-¿Cómo rompió su maldición?-le pregunté, y él tan solo tosió, pero estaba apunto de responderme.

-Escogiendo lo alterno a lo que quería.-me respondió.-Yo era lo que amaba, pero no lo que necesitaba.-me dijo vagamente.-Estar conmigo, la ataría a un mundo de sufrimiento, ese era su destino. Logró romperlo cuando decidió paz en su vida, y es que a través de ese camino, conoció a tu padre, él era lo que realmente necesitaba. Aún así, no hubo un día en que no la pensara, no hubo un encuentro con ella en donde creyera en que podía cambiar, pero aquí estoy, la vida da tantas vueltas, que estoy frente a su hija.-intento de sonreír, pero el esfuerzo le traía dolor.-El amor verdadero es como una estrella fugaz, pasa delante de tus ojos y si no la atrapas, se va. ¿No es así, Levi?-mire como Levi me miró ante esas palabras que Kenny dirigió hacia él.-La esperaste, hasta atraparle. Porque tu droga, lo que te ata, es el amor.-nuestros ojos se miraban, y él asintió.-Por eso no me respondiste anteriormente, canijo.-sus ojos grises aún me observaban, y es que pese a que parecía sentirse algo pesado por la situación, aún me miraba con ese brillo.

-Si.-afirmó Levi, mientras que mis lágrimas se derramaron por mis mejillas, viendo como Levi desvía nuestra mirada cuando Kenny tosió bruscamente, hasta empezar a quedarse sin aire.

-Incluso el soldado más fuerte de la historia tiene una debilidad.-masculló Kenny, para así cruzarme con la apagada mirada de él.-Lamentó que mis hombres te hayan hecho daño.-me dijo, a través de ese tosido.-Me honra haber conocido a la hija del amor de mi vida, no sabes lo en paz que moriré en saber que al menos dejo en vida un legado que siempre la recordaría.-me decía, mientras que acercó su mano a mi, pero Kenny bruscamente se la apretó.

-No la toques.-le pidió con una serena voz, pero Kenny aún tenía su mano estrechada.

-Levi.-le llame ante su impulsiva actitud, sabiendo que Kenny no quería hacerme daño.

-Espera, se que ella puede.-confusa, toque la mano de Levi para que Kenny estrechara la mía, y la colocara justo en mi pecho.-Mira a través de mis ojos, y abre tu corazón.-me dijo, dejándome totalmente confundida, pero fue ahí que entendí como funcionaba todo.

Mis ojos se plasmaron en los suyos, sintiendo como su cálido tacto se mantenía plasmado en mi pecho. No se como con exactitud paso, pero a través de sus ojos pude ver vivas imágenes e escuchar leves voces y sonrisas. Veía aquella niña, una rubia de ojos azulados y con varias pecas. Ella sonreía, jugaba, reía y le alentaba a correr detrás suyo. De un instante a otro, aquel salto me llevo a otra etapa, en donde esa niña lucía como toda una adolescente. Su cabello suelto y lacio, aún continuaba corriendo, también sonriendo. Sus labios se unían y siempre estaban abrazados, eran jóvenes enamorados que no podían desenlazarse. Ella mantenía su mano entrelazada con él, porque Kenny ante su tacto sentía su alma estar volando entre las nubes con miles de mariposas recorriendo su estómago. Aunque sus manos estuviesen manchadas de pecados, ella le miraba con los ojos llorosos, deseando que las cosas no fuesen así. Su visión empezaba a cambiar, ella arrastraba cadenas invisibles que deseaba romper. De un salto a otro, él estaba solo, observando a través de los callejones como esa rubia joven portaba aquel uniforme. La gente le idolatraba, le admiraban, y él no podía estar más orgulloso de la chica que amaba. Ella aún le miraba con esos ojos e hacían que no fuese tan malo, pero él siempre estuvo ahí viéndola sonreír.

Ella estaba entrelazada con un hombre, alto y apuesto, rubio y con espejuelos. Tenía una formada barriga, y él, pese a que no fuese suyo, acariciaba esa barriga. Kenny Ackerman me mostraba como veía a mi madre a través de sus ojos, como siempre le cuido e incluso amo. No tarde en sentir la tristeza que él sintió cuando un día le narraron que Elizabeth Kamura había sido una de las fatales víctimas que había muerto bajo la sombra de los titanes que atacaron el distrito de ShingaShina. Kenny sintió una presión, lloró por días, algo en si había muerto, pero cada mañana recordaba a esa pueblerina que le hacía correr por todo el pueblo, cada noche se acostaba deseando soñar con esa chica que lo amo sin importarle sus legados, o lo que arrastrara. Y es que aunque ella arrastraba esas cadenas, y él deseara no soltarla jamás, por amor a ella, fue quien decidió cortárselas para que se liberara de esas pesadillas, para que fuese libre. Incluso aunque Elizabeth, aunque mi madre no lo haya elegido, ella fue libre y vivió agradecida por el acto de sacrifico que su primer amor hizo por ella, porque a pesar de todo, vivió plenamente feliz y sin arrepentirse. Era conmovedor, vi como Kenny a pesar de todo, siempre la cuido y la pensó, incluso aunque viera de lejos.

-Tú la amabas.-él dejó de tocar mi pecho y yo dejé de mirar sus ojos, y como lágrimas salían de ellos, al igual que de los míos.

-Y si volviera a encontrarla, la dejaría ir para que volviese a ser feliz.-me indicó, mientras que continuaba llorando sin sollozar, solo lagrimeando.-Levi.-le llamo, viendo como Levi nos miraba confusos.-Lamento no haber sido la figura paternal que necesitabas, hice lo que hice, para que sobrevivieras a este asqueroso mundo.-hizo una pausa, mientras que yo, limpie mis lágrimas y veía como miraba a Levi fijamente.-Espero que algún día puedas perdonarme, y es que tú fuiste el mayor regalo que tú madre me dejó.-él tosía, y justo cuando iba a decirme algo, el aire pareció faltarle.

-Está bien Kenny, puedes irte en paz.-le indique tocando sus manos, y es que no tarde en volver a repetir lo que hice, pero esta vez, le mostré como mi madre vivió sus últimos años, junto a mi, siendo feliz y solo vi como él pareció admirar esos recuerdos, hasta que dio su último suspiro, y vi a mi lado como Levi bajo la cabeza, sentido.

Coloque mi cabeza en su hombro, y tan solo fluí con el triste y pesado ambiente que nos acorraló bajo este hermoso atardecer. Levi llevó su peso encima de mi, como si aflojara todos sus músculos, y es que sabía que aborrecía a la gente que moría, sin importar qué tipo de oscuridad sobrellevarán en el corazón, pero era difícil ver a una persona con la que creciste; morir. Me apiade de su sentir, incluso cuando él no pareció demostrarlo. Acaricie su espalda, encontrándonos ambos arrodillados, mientras que su cabeza estaba en mi cuello y sus manos caídas, como si no tuviese fuerzas. Era la primera vez que lo veía tan decaído, sabía que una parte de su corazón sentía tristeza y pesadez ante lo que tuvo que presenciar, incluso escuchar. Aunque al menos esa curiosidad que lo agobiaba, le dejaría sentirse más aliviado. Alce mi mirada, observando el cuerpo sin vida de Kenny, sus abiertos ojos derramaron unas últimas lágrimas. Sus palabras me habían dejado sin aliento y aún no me permitía eliminarlas de mis pensamientos. Lo que sus ojos me mostraron fueron unas imágenes valiosas, unos recuerdos que agradecí por ver, porque pese a todo, ver a mi madre una vez más viviendo aunque haya sido en un pasado, me lleno de vida, de su espíritu.

Porque a pesar de que ella haya escogido otro camino con el deseo de ser libre, una parte siempre le perteneció al hombre fallecido frente a mi. Mi mente se expandió con miles de pensamientos, claramente empezaba a entender a lo que me llevaría el futuro. Fue ahí que mire a su sobrino, al hombre que estaba recostado de mi, como si eso le aliviará lo que sentía en este instante. Mire su cabello lacio, y como el viento se lo removía levemente. Mis lágrimas caían en su verdosa capa, mi alma era frágil sin importar que pareciera tener un caparazón que me cubriera, yo no dejaba de ser humana, no dejaba de sentir. Levi se aferró más a mi, hasta que ambos decidimos levantarnos para hacer descansar en paz a ese hombre. Las horas pasaron, fuimos capaces de al menos enterrarle, aunque no fuera merecedor, no podíamos dejarle ahí tirado. Estaba sentada en aquel césped, viendo la luna caer y aún afligida a lo que había pasado. A mi lado, yacía Levi algo más tranquilo, mirando el estrellado cielo. Su mano y la mía estaba al tope de volver a rozarse, pero tan solo me acomodé, para quedar más a su lado, viendo cómo su rostro estaba levemente apagado, demostrando más frialdad de lo usual, me apenaba verle así, tan apagado.

-Kenny hablaba mucho de ella, pero nunca dijo quién era.-mire a Levi, quien estaba cabizbajo, a mi lado.-Nos decía que el amor era una droga de la cual al probar nunca escaparíamos, así que mientras pudiéramos, intentáramos de vivir sin ella.-le escuchaba, su voz transmitía la frialdad, de quizás lo pensado que se sentía.-Creo que por eso, me era difícil aceptar el cariño de otras personas, pues el único cariño que obtuve, fue el mi madre.-la tristeza se reflejó en esas palabras, que me parecieron ser un balde de agua fría para él mismo.

-¿Cómo se llamaba tú madre?-le pregunté curiosa en un tono bajo, viendo como él tocaba el césped.

-Kuchel.-me respondió, algo frío y es que sabía, que quizás en su interior; no la estaba pasando nada bien.-Creo, que soy idéntico a ella.-añadió, eso pareció aliviarle de alguna forma, y es que su expresión por un momento cambió.

-Es un bonito nombre.-le dije, viendo aún su rostro cabizbajo.-¿Quieres irte?-le pregunté, viendo que la noche ya nos había arropado, y que no nos habíamos movido de aquí desde hace unas horas.

-No.-le respondió.-Lamentó tenerte aquí, se que los demás deben estar algo preocupados.-comentó, pero yo tan solo me quede su lado y negué.-No dudo que quieran envié a alguien a buscarnos, deben pensar que algo paso.-me decía.

-No me importa estar aquí, no pudiera dejarte solo.-le expliqué, tocando su mano, la cual arrancaba aquel césped y haciendo que dejara de hacerlo.-No puedo dejarte... -añadí en un suspiro, sabiendo que realmente aunque tuviese ganas de irme, que no las tengo, no me iría.

-Jm.-el suspiro, pero la fina línea de sus labios se removió aún lado por un instante, me había sonreído, aunque haya durado un segundo.-Gracias por quedarte, aún sin tener que hacerlo.-me agradeció, alzando su vista y mirándome detenidamente.-Creo que el viejo, a pesar de estar espabilando, tenía razón cuando dijo que sin importar cuán fuerte seamos, siempre tendremos una debilidad.-algo sonrojada continué mirándole, sintiendo mis mejillas acaloradas.

-¿Soy tu debilidad?-le pregunté, viendo como él decidí mirar al cielo estrellado que nos acompañaba.-Porque eso fue lo que él dedujo.-añadí, explicando mi pregunta.

-Si.-respondió con su tono cortante, a lo que decidí mirar también el cielo, y es que las estrellas brillaban más que nunca.-Te convertiste en eso que no quiero perder.-sus palabras empezaban ablandar mi corazón, a nublar mis pensamientos.-Es una sensación que me recorre, cada vez que te veo o siento que estás en peligro, mi cuerpo se impulsa para protegerte.-decía, detalladamente.-Confío en ti y en tus habilidades, se que eres fuerte, pero no lo sé, es un impulso.-me explicaba su comentario anterior, a lo que yo le miraba.

-Levi.-le llame, quedando algo sorprendido en lo que decía, su expresión, su semblante y su manera de ser era tan fría, tan seca; que cada vez que se expresaba de esta manera, lo hacía ver tan jodidamente hermoso.-No sé porque, pero no quiero despegarme de ti, aún así, no significa que haya elegido. Es solo que, lo que siento se hace cada vez más fuerte.-le explicaba, dándome cuenta, que aunque pudiera estar en Ovrud con mis amigos, estaba aquí con él, sabiendo que Eren debía estar mirando el mismo cielo, deseando que vuelva hacia él.-Siento que correré el mismo destino que mi madre.-comente, recordando aquella agria explicación de Kenny, esa en la que mi madre rompía su destino.-Siento que la elección que escoja sobre ti o Eren, será la que me lleve a despegarme de esta maldición.-musité de manera vaga, y es que eso realmente me pesaba.-Y no estoy buscando quien me libere de esta maldición, porque si escojo mal y aún la tengo, no importaría si soy feliz; sin importar que sufra, me bastara con a quien mi corazón haya elegido, porque significa que es lo que quería.-le expliqué, intentando de que no mal interpretase.

-¿Cómo viste a través de sus ojos?-me quede mirando a Levi ante su pregunta espontánea.-Los de Kenny, ¿cómo lo hiciste?-me aclaro más su pregunta, mirándome a los ojos.

-No lo supe hasta hoy.-le respondí.-Creo que se basa en que debo concentrarme lo suficiente, observando los ojos con detenimiento. Debo abrir mi corazón y ver más allá, Kenny lo dijo, porque quizás era como mi madre lo hacía.-decía, Kenny pareció entender mi maldición, era obvio que entendiera.-Aún así, lo he hecho de manera inconsciente. Sabía que desarrollaría la maldición, pero no pensé que fuese así.-miraba a Levi, diciéndole lo que pensaba, pero me detuve un instante para pensar que no era la primera ves que hacía esto.-Ya había visto a través de Eren lo que pasaría con él y Historia, lo cual predije de manera correcta. E incluso hoy pude ver algo a través de él, pero no tenía nada que ver con nosotros, vi algo que él sobrellevaría en un futuro.-le expliqué, recordando lo que vi, hace unas horas atrás a través de esos ojos verdosos azulados, haciendo que mi piel se erizara, esas imágenes; eran tenebrosas.

-¿Quieres ver a través de mis ojos?-me pregunto, mirándome, y yo tan solo baje la cabeza, negando.-Puedes intentar. Si es que así lo quieres.-me dijo, sabía que también deseaba ayudarme, parecía notar la frustración que estaba cargando en mis hombros.

-No.-le respondí.-Quiero descubrir sola, sin tener que hacer eso, lo que debo hacer.-justifique, cabizbaja y mirando el césped.-Ya había soñado que me amabas, pero ver a través de tus ojos me llevaría a continuar esclavizada, porque haría lo mismo que se me muestra, incluso si viera a través de Eren, estaría siguiendo lo que se me muestra.-le explicaba detalladamente.-Debo elegir algo que salgo de mi misma, que salga de mi corazón, es la única manera.-alce la mirada, observando el cielo, deseando una sola señal, pero era difícil.

-No sé lo que sientas, o cuán fuerte sea, pero solo haz lo que quieras hacer, lo que desees.-baje la mirada, observando a Levi, y como su rostro estaba a centímetros del mío.-Ya te lo dije, no importa que elijas. Yo seguiré aquí, porque yo te elegí a ti.-su respiración chocaba con la mía, erizando mi piel.-Así que elige lo que desees.-sus ojos me miraban, pero también bajaban la mirada, estaba observando mis labios, y de manera impulsiva, me levanté.

-Deseo sentir lo que sentí esa noche.-le dije en un hilo, sentándome en su falda, y colocando mis manos en su cuello.-Lo que me hiciste sentir, Levi.-le decía, y es que, quizás hacer esto, me guiaría mucho más a lo que verdaderamente deseo, lo que anhelaría tener.

-¿Sentir que eres mía?-me pregunto, con una ronca y gruesa voz, mientras que acercaba su rostro, haciendo que su frente y la mía chocaran.

-Al fin y al cabo, algo dentro de mi, siempre te pertenecerá.-susurré, llevando mis labios a los suyos, robándole un cautivante beso.

No fue para más, Levi no tardo en elevar un poco mi cuerpo para yo quedar abajo de él. Nuevamente sentí las caricias, sentí sus labios pegarse en cada parte de mi piel, y como tan solo con un tacto, me erizaba. Se sentía tan bien como aquella noche, bajo la luna y las estrellas, siendo testigo de cómo nuestras almas se volvían una. O como nuestras pieles se rozaban transmitiendo calor, este deseo no era lo que quería, pero esto, me gustaba. Me gustaba sentir a Levi, me gustaba que sus suspiros chocaran con mi cuello, o que sus manos recorrieran mi cuerpo. Arqueaba mi espalda en el césped, sintiendo sus embestidas, mientras que mis suspiros chocaban con los suyos, yo cerraba mis ojos y me adentraba a un tipo de placer que corría por todos mis nervios. Sus labios y los míos no se despegaban, mis brazos alzadas en el césped, hicieron que llevara sus manos a las mías y las entrelazará. Dirán que claramente era muy obvio saber que Levi tenía ventaja, pero no era así, ninguno de los dos estaba en el ritmo, porque no importa que estuviese aquí ahora, aún no podía determinar si estar con Levi, era lo correcto, pero tan solo me quede ahí y sonreí, sabiendo que me gustaba sentir que era suya. Sentía una explosión de emociones indescriptibles en este momento que mi cuerpo estaba siendo suyo, otra vez.

Podía admitir que me gustaba que Levi empezara a volverme algo loca, porque cada ves que lo sentía cerca o un simple roce, mi piel se erizaba o se tensaba. Él empezaba a provocar mayores cosas en mi, me empezaba atar, empezaba a escoger un camino, que quizás no sería el correcto. Continué besándole, continué sintiendo sus embestidas y como mis ojos se abrieron, chocando con los suyos. Le quería y lo sabía. Sabía que él también se estaba convirtiendo en una debilidad para mi, pero él mayor problema no era ese, era que Eren también era una debilidad, muchísimo más grande. Me sentía acorralada, sin saber lo que deseaba, porque pese a que Levi me hiciera sentir esto, Eren también me hacía sentir mucho sin tener que tocarme, con una sola mirada atravesaba mi alma y mi sentir. Mi cuerpo estaba encima del de Levi, y mis caderas se movían con delicadeza, mientras que nuestros ojos aún chocaban, y esbocé una tímida sonrisa, tan solo me quede aferrada a su cuerpo, dándome cuenta que realmente una parte de mi alma era suya, una parte de mi siempre le pertenecería. Agarre su rostro y con delicadeza acaricie sus mejillas. Me estabas empezando a encender una vela del amor, me empezabas a volver locamente enamorada de ti, pero dime Levi, ¿es lo correcto?

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