𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨
Una noche traumática.
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El frío se pegaba en mi piel, mi cuerpo estaba inmóvil, incluso adolorido; más de lo usual. Mis ojos miraban aquellos troncos de los árboles, y mi cara tocaba el césped. Mi pecho subía y bajaba, mientras que mi boca amordazada aún era capaz de sentir el sabor amargo de la sangre que salía de ahí. Mis ojos estaban hinchados, las lágrimas no se detenían y tan solo deseaba escapar de aquí, pero no podía. La oscuridad me erizaba la piel, y tan solo volví a gemir cuando sentí como aquel pie se plasmó con fuerza en mi estómago. Mis manos se sentían adoloridas ante la fuerza en que estaban amarradas, y por más que intentara sobresalir de la cuerda, no podía. Sollozaba, y mi corazón quería salirse por mi boca. Tenía miedo, y no podía escapar de eso, no podía escapar de esos tres hombres que me rodeaban, que me habían torturado durante estas últimas horas de la noche. Su propósito era saber que escondía el cuerpo de exploración, pero no tenía información, y aunque fuese así, continuaría en silencio como ahora. Intente removerme cuando sentí otra leve patada en mi estómago, cerré mis ojos, los cuales desbordaban lágrimas. Mi cuerpo no dejaba de doler, ni siquiera había podido descansar bien mis últimas lesiones, estaba más que acabada físicamente.
Por un instante, esclarecí imágenes perturbadoras que arrastraban mi alma en esta fría noche. El reabrir mis ojos, me encontraba en aquella oscura y fría habitación, iluminada por la luna. Aquellos hombres estaban parados frente a mi, me pedían que guardara silencio, que dejara de llorar, pero era una niña y tenía miedo, no dejaba de balbucear a través de la mordaza, pero mientras más lo hacía, más les molestaba. Intentaba cerrar los ojos para evitar ver como aquel hombre estaba encima de mi madre, quien aunque intentara sacarse de su agarre, no podía. Él le había desprendido parte de su ropa, y ante el gran ruido que ocasione, la estaban hiriendo, estaban abusando de ella. No podía dejar de ver su sufrimiento, y como deseaba que se detuvieran, yo no podía moverme. Así que tan solo deje de llorar, incluso de balbucear, era como si mi garganta hubiese sido rebanada cuando vi como le tapaban la boca para que no gimiera del dolor. Luego de varios minutos ya no le hacían daño, la culpa invadió mi pequeña alma al verla destrozada, con sus piernas ensangrentadas y como ella no se movía. Hubiese sido consiente, y no haber hecho ruido, haberme quedado en silencio, pero por ser una dramática niña, no cumplí con sus órdenes y lastimaron a mi madre, quien yacía en el suelo inconsciente.
Intentaba de eliminar ese recuerdo, pero no podía, había sido la noche más traumática de mi vida. Sus manos me tocaban, y intentaban de romper mi ropa, eran unos enfermos y yo, tan solo me quede en silencio con mucho miedo. Las imágenes que producían mi cabeza, hacían que deseara levantarme de este césped y huir, pero no podía. La imagen de mi mamá rebanando el cuerpo de aquel hombre, me traumo. Ella estaba llena de sangre, y él estaba muerto delante de mi. Lo había matado justo frente a mis ojos, aunque intentara recordar más allá de esa noche, solo recuerdo como Hannes había llegado a tiempo para evitar otra fría muerte, aunque fuese merecida. Esa noche fue la causante de que mi garganta no pudiera reproducir palabras, de que mi corazón no se abriera en confianza con nadie, con miedo a que me hicieran daño, incluso a mi madre, pero ahora parecía repetir ese momento; la diferencia era, que ella no estaba para salvarme. Reabrí mis ojos, encontrándome aún más adolorida, y es que me habían colocado de rodillas, y sentía mis mejillas calientes ante esos nudillos plasmarse en mi rostro. La mordaza se había caído, y parecía húmeda ante la sangre, pero me mantenía de rodillas y balanceaba mi cuerpo para no caerme.
-¿Qué está tramando el comandante Erwin? ¿Están investigando a la familia Reiss?-preguntaba el que estaba frente a mi, y tan solo continuaba de rodillas, cabizbaja.-¡Di algo!-grito, plasmando nuevamente sus nudillos en mi mejilla, la cual estaba caliente, y lo más probable, rojiza.-¿Puedes llorar, pero no hablar?-pregunto, y justo ahí, se arrodillo frente a mi y me observo.-Bien.-hablo entre dientes, y no tarde en abrir mis ojos grandemente y morder mis labios cuando sentí como apretaba la herida de mi pierna, aquella que habían desinfectado y vendado, pero me torturaban tocándola y apretándola.-¡Habla!-me gritaba, sintiendo como su saliva caía en mi lloroso rostro, mientras que apretaba mis labios para no gritar o gemir.
-Ya basta, llevamos así un día entero, no ha comido y no ha dormido bien, no va a cooperar.-hablo una voz varonil, mientras que di un leve gemido cuando agarraron mi cabello con fuerza, e impulsaron mi cabeza para atrás.-Parece que le comieron la lengua.-él susurró cerca de mi oído, causándome escalofríos.-El hombre que mataste, era mi hermano.-me dijo, haciéndome sentir peor, y es que aún no asimilaba que había matado a dos personas, dos jodidas personas.-Lo mataste en mi cara, le rebanaste el cuello y su sangre me callo en el rostro. ¿Sabes lo que sentí?-me preguntaba.
-¿Y qué esperabas? Es la hermana de Erwin Smith.-otro hombre estaba frente a mi, barbudo y algo joven, mientras que el otro aún sostenía mi cabello con fuerza.-No va hablar tan fácilmente.-añadió.
-Kenny nos pidió que le sacáramos toda la información acerca de lo que el cuerpo de exploración ha estado haciendo estos últimos días, y cuáles eran sus objetivos.-el hombre atrás de mí hablo, sus labios rozaban mi cuello, dándome una sensación extraña y temeraria.-¿No vas hablar?-me pregunto, pero me quede en silencio, hasta que sentí como mis labios parecieron sentir un golpe fuerte ante el pie del hombre frente a mi, golpearme; mis lágrimas se desprendieron, y nuevamente sentía más sangre sobresalir de mi boca.
-Mira que aguanta.-el barbudo hombre se acercó a mi, y me miro fijamente a los ojos.-Por lo que pude escuchar, te gustan grandecitos, así que podemos cometer otras faltas contigo, así quizás abras la boca.-él llevo su mano hacia el pañuelo que colocaba de mi cuello, colocándolo en mi boca nuevamente, mientras lo apretaba desde atrás.
-Ya era hora, estaba aburriéndome.-él hombre detrás de mi me soltó el cabello con brusquedad, lanzándome al suelo nuevamente.-Tú vigila.-no podía ver al tercer hombre, quien yacía parado desde hace rato mirando, era el único que no me había golpeado, o tocado, su cabello era corto y tenía una cicatriz en su mejilla.
-Tengo ansias de averiguar porque le gustas tanto a Levi.-el barbudo hombre con aquella gruesa voz se trepó encima de mi, haciendo que mi corazón palpitara con fuerza.-Yo no quería llegar a esto, que quede claro, pero la noche me esta calentando un poquito.-su voz se penetraba en mis oídos, haciéndome sentir escalofríos, y más cuando sentí como empezaba a quitar los botones de mi camiseta manga larga, color negra.-Menudos pechos moldeados.-mi pecho subía y bajaba, y gruñía cuando sentí como desprendió mi camisa, ante mi movimiento, su mano se plasmó en mi garganta con presión; haciéndome faltar el aire.
-Joder, Levi no es ningún imbécil.-comentó él que estaba parado, vigilando, el único que no me había tocado ni un pelo.-Yo también voy a probar.-comentó, a lo que empecé a sentirme sorpresiva cuando el barbudo hombre acarició mis pechos.
-¡Mmm!-mordía la mordaza, y de manera impulsiva, con mi rodilla, golpeé su parte íntima; haciendo que se saliera de encima de mi.-¡Ayuda!-grite fuertemente cuando la mordaza se me salió de la boca.
-¡Cabrona!-grito fuertemente, y no tarde en intentar gritar cuando él quedó frente a mi, sosteniendo mi cabello con fuerza.-Vamos a joderte un poquito nada más, solo un poco.-intentaba de removerme, pero él sostenía mi cabello hasta que sentí como pareció desprenderse, y fue justo ahí que desee gritar.
Grite fuerte te cuando realice que él con aquella navaja había cortado mi cabello, y es que quede aturdida ante realizar que el único reflejo de mi madre a través de mi, se había desprendido cuando cometió esa acción. Mis piernas se elevaron y golpearon su pecho con brusquedad, haciendo que estuviese adolorido e incluso que el aire le faltara, pero aún así, no fue suficiente para que se alejara. Me había levantado del suelo, sin saber cómo pude haberle hecho con mis dos manos amarradas atrás de mi espalda, aquellos tres hombres me miraron, pero fui lenta y no pude realizar ningún movimiento. Mis reflejos vieron cómo se acercaban, y aunque intente defenderme, ellos eran tres y no tenia ventaja. El barbudo hombre me tumbo al suelo con brusquedad, haciéndome caer al césped boca abajo, y justo cuando intente gritar, coloco la mordaza con mucho más fuerza, lastimando mi boca. El que estaba levantado, aquel que estuvo tanto rato jalando mi cabello, con su talón golpeó mi costado, haciéndome sentir inmóvil, mientras que las lágrimas se desprendían de mi, pero ya no gruñía; era como si me hubiese quedado sin fuerza, pero estaba aturdida. Era como si no pudiese moverme, tenía miedo.
El barbudo hombre estaba encima de mi, haciendo que su peso provocara mi falta de aire. Su mano apretaba mi cabeza, haciendo que el césped rozara mi rostro, y que mis lágrimas cayeran ahí. Mi cuerpo se lleno de escalofríos, y empecé a sollozar cuando sentí sus labios rozar mi cuello, pero no me movía y escuché como su pantalón se desabrochaba. Mi mente plasmó esas imágenes, en cómo aquel hombre, siendo yo una niña, no tuvo la sensibilidad de abusar de ella sexualmente. Mi madre sollozaba y gemía adolorida, mientras él la embestía. Mi cuerpo se heló, y me quede tirada en el suelo sintiendo mi piel erizada sin saber que hacer, y es que era tan solo una niña que no comprendía el daño que le estaban provocando. Lloraba y sollozaba, la mordaza estaba húmeda ante mi sangre y la saliva, mis sollozos se escuchaban ahogados, y un miedo me invadió. La oscuridad me atemorizaba, y lo que me estaba ocurriendo en estos momentos, también. Él jugaba conmigo, y tocaba mis glúteos, los apretaba e incluso sentí como metió las manos dentro de mi pantalón y los acarició. Sus gruesos suspiros se plasmaban en mis oídos, mientras que besaba mi cuello y sentía su bulto de su parte íntima rozar mis piernas.
-Vaya, tenemos compañía.-la gruesa voz del hombre con cabello corto, quien parecía vigilar se plasmó en mis oídos, intentaba de aclarar mi vista y ver quien yacía allí parado, pero mis húmedos ojos no me lo permitían.
-Pero si es nada más y menos que Levi.-el barbudo hombre se paró de encima mío, dándome aire nuevamente, aún así colocó su pierna encima de mi espalda y la presiono, mientras que fui capaz de visualizar a Levi a través de los árboles, desarmado y observándolos, era como si un alivio me recorriera todo el cuerpo cuando lo vi.-Kenny tenía razón, no importa cuánto tardarás, nos encontrarías.-comentó, mientras que Levi tenía algo en su rostro, una expresión que jamás había visto; parecía un demonio.
-Quítale tú sucio pie de encima.-la voz de Levi se escuchó gruesa, y de una manera que jamás le había escuchado.-Ahora.-le volvió a pedir con esa voz, y esa mirada.
-Lamento que tengamos que darte esta impresión, pero ya debes imagínatelo, no nos dio otra opción.-hablo el barbudo hombre, quitándome su pie de encima.-Menudo cofre que te has encontrado, mira que esta muñeca, es un trofeo. Estoy algo molesto, estaba ansioso de jugar un rato, y tú me has interrumpido-decía desagradablemente.-Ahora si estoy enojado.-mascullo, mientras que veía a Levi mirarle fijamente.
-Cierra la boca, ya me has aburrido.-le hablo Levi, manteniendo aún la distancia, mientras que yo no era capaz de moverme del suelo.-Sigues siendo igual de hablador, y un lambe botas de Kenny.-le continué hablando.
-Pero mira quien lo dice, si estuviste años detrás de su falda, Levi.-le respondió el barbudo, mirando al soldado más fuerte de la humanidad, quien parecía desear despedazarlo.
-Es algo estúpido de tu parte haber venido solo, sabiendo cómo somos.-el hombre aislado, que había sostenido mi cabello, le hablo, escupiendo en el césped, cerca de donde yo estaba tirada.
-Nunca dije que vine solo.-Levi llevo sus manos a las mangas de sus espadas, y este elevó sus hojas.-¡Ahora!-grito, alarmando a los tres hombres alrededor de mi, quienes miraron a través de los árboles, escuchando el gas que provenía del equipo de maniobras tridimensionales.
-Kirah.-escuché leves gritos de aquellos hombres, pero la voz de Armin relajó mis músculos, cuando sentí su tacto y como intentaba de levantarme; ni siquiera había visto en que momento llego a mi lado.
-Pensé que no volverían por mi.-le solloce, justo cuando me levanto para sostenerme.-Armin.-lo llame en un llanto, y llena de mucho miedo, no quería que me soltará.
-Jamás te hubiera abandonado, Kirah.-sus azulados ojos me miraban de manera entristecida, y yo postulaba mi cara en su ropa, la cual se humedecía ante mis lágrimas.
-¡Mierda!-grito el barbudo hombre, a quien visualice arrodillado en el suelo, mientras que sus piernas sangraban, estaban cortadas y detrás de él, Mikasa le apuntaba con sus hojas.-¡Ah!-continuaba gritando, mientras que Armin me levanto del suelo, y colocó mis brazos en sus hombros, haciendo que mi peso lo sostuviese él.
-Capitán.-Mikasa le miró a Levi esperando un tipo de orden, y es que los otros dos también en estaban en el suelo, arrodillados, ella les había raspado sus piernas con las hojas, en un solo movimiento.
-Llévatela con los demás.-yo respiraba gruesamente, viendo como Levi no me miraba, mientras que Armin me quitaba la mordaza de la boca.-Tú también Mikasa.-le indicó a mi amiga, quien tenía el mismo rostro que él, de un demonio.
-No.-le respondió ella entre dientes, y yo sentí como Armin continuó colocando mi peso encima suyo, porque yo ni siquiera podía.-Voy a matarles por lo que le hicieron pasar.-dijo ella, nuevamente entre dientes y vi como sus hojas parecieron elevarse con la intención de herir más a esos tres hombres que no podían mantenerse de pie.
-No, no dejare que ensucies tus manos.-Levi se acercó a ella, mirándola y bajando sus hojas.-Yo me encargo, llévatela con Armin.-Mikasa aún denegaba, sus ojos mostraban ira.
-¿Vas a matarlos?-le pregunto Armin a mi lado, haciendo que Levi asintiera con su cabeza, creándome un escalofrío, mientras empezaba a perder mi equilibrio.
-No son gente de la policía militar, no tendré cargos y nadie les extrañará.-le dijo a Armin, quien me sostenía con fuerza.-Llévatela, ya fue suficiente para ella.-le pidió, y sentí como Armin empezó a removerse conmigo.
-Vamos, Mikasa.-Armin se dirigió a ella, quien no se movía y continuaba viendo a esos hombres con ira.-Mikasa, yo también vi todo lo que le hicieron y quiero matarlos.-hablo Armin entre dientes, e incluso, lloroso.-Vámonos.- Mikasa aflojo sus músculos, y no tardo en llegar hasta nosotros, haciendo que mi otro brazo se recostara de ella, y tan solo vi como me impulsaban a caminar; dejando atrás a Levi en aquella leve oscuridad, junto a esos hombres.
-No puedo, me duele todo...-hablé roncamente, sintiendo como mi peso estaba más colocado en el lado de Armin.-Lo siento, Armin.-le dije, sintiendo como arrastraba mis piernas, como mi estómago dolía; yo sollozaba adolorida.
-No te disculpes, cargaría contigo el resto de mi vida, sin importar que.-dijo él, mientras que empecé a sollozar con libertad, sintiendo raspes en mi garganta.-Esta bien, llora, esta bien.-me decía él.-Estamos aquí, como siempre ha sido.-sentí como Mikasa y él colocaban mi peso encima suyo, y yo tan solo, lloraba.
-Me duele todo.-continuaba llorando en aquel llanto, sintiéndome impotente por todo lo que me hicieron pasar, dos agobiantes noches, en manos de esos asquerosos, pero al recordarlos, recordé a mi madre; esa a quien no pude ayudar, a quien deje que la lastimaran.-No pude ayudar a mi mamá esa noche... -musité en un sollozo, recordando aquella noche.-Me picaron el cabello, era lo único que me recordaba a ella...-volví a sollozar, sabiendo que claramente me habían picado el cabello, y que ya no llegaba a mi cintura.-Ya no podré recordarla a través de mi.-dije frustrada, derramando lágrimas.
-Perdona que nos hayamos tardado, por favor, perdónanos.-la voz de Mikasa se esclareció de manera llorosa en mis tímpanos.-No volveré a dejarte sola, lo siento.-se disculpaba, y es que ella debía sentir culpa, pero le entendía; Eren era su familia.-Es que se llevaron a Eren e Historia, debíamos seguirle el rastro, no era nuestra intención abandonarte.-su voz estaba en un hilo, como si se sintiese muy culpable, pero me quede en silencio ante eso.
-Kirah.-la voz de Connie y Jean se unieron a la vez cuando parecieron presenciarlos a través de los árboles, ellos habían llegado aquí, y quizás me habían encontrado por casualidad; lo supe cuando vi a un hombre amarrado y amordazado en aquel árbol.-Por Dios.-dijeron ante verme, mientras que yo aún lloraba aturdida, ante el dolor físico y emocional que sentía.
-Pero... ¿qué te han hecho?-Sasha se acercó a mi, y toco mi rostro con delicadeza, entristecida y sorprendida.-Desgraciados.-gruñó entre dientes, pero a través de ellos noté que faltaban dos personas, y ahí comprendí que también habían corrido mi misma mala suerte.-Te han destrozado por completo...-ella abotonó mi camisa suelta, y me miraba con sus ojos humedecidos.
-Mikasa, no te vayas.-Jean le hablo, y le detuvo, sosteniendo su brazo.-Cálmate, ya está aquí con nosotros.-le pidió, girando su cuerpo, pero ella lo empujó con brusquedad.-También estoy enojado.-indicó él.
-¡No tienes por qué!-le grito ella, acercándose a él con actitud.-Todos estos años, solo la has atacado, ¿y ahora estás molesto?-le pregunto, viendo como él bajo su cabeza avergonzado.
-Mikasa.-Armin la llamo, pero no se movió, ya que al hacerlo, me movió y supo que me sentí adolorida ante mi leve quejido.
-Se han llevado a Historia, y a Eren.-hablo ella agitada, para luego mirarme.-Mira lo que le hicieron a Kirah.-me señaló, mientras que me aferré a Armin, y coloqué mi peso en él.-Quiero matarlos.-gruño ella, apretando el mango de sus espadas.-Mírala Armin, estuvo más de veinte cuatro horas con esos hombres, ¿que hubiese pasado si no llegábamos a tiempo? ¿Y si eso pasara con Eren y Historia?-él tenía su cabeza baja ante la agitación de Mikasa por mi lucimiento físico, él continuó sosteniéndome, sin importar que.-¡No voy a permitir que los lastimen como a ella, casi la matan a golpes! ¡Iban a violarla Armin, iban hacerlo, vimos como la tocaban!-mis lágrimas continuaban desprendiéndose ante sus gritos, ante su rabia.
-Mikasa, está con nosotros. La encontramos, ahora debemos calmarnos y idear un plan para recuperar a Eren junto a Historia, el capitán Levi debe de estar encargándose de ellos, cálmate.-volvió a pedirle Jean, mientras que ella no parecía ni siquiera querer mirarme, como si le doliera.
-Ya está hecho.-a través de los bosques pude verlo, pude ver a Levi, y como sus manos estaban manchadas de sangre, todos lo miraron e incluso yo, dejé de llorar, pero no significaba que aún deseara hacerlo.
-¿Los mataste?-pregunto Connie, curioso, mientras que Levi se acercaba a mi, mirándome fijamente.-Capitán.-le llamo Connie, quien esperaba una respuesta.
-Si.-le respondió fríamente, llegando hasta a mi.-Ven.-estrechó sus brazos, sin importar que mi cuerpo estuviese aferrado al de Armin, y con delicadeza, me sostuvo en sus brazos.-La llevaré al lago a limpiarse, vigilen él área, por favor. Y a él también-les pidió él con una voz aún gruesa, que se distinguía por su sequedad, pero más allá, vi a un hombre amordazado e inconsciente.-No creo que vengan más, así que intenten de relajarse y descansar, unos minutos. La noche aún es larga.-les dijo él, mientras empezó a caminar.
Mis manos rodearon su cuello, y mi cabeza se escondió en el hueco de su cuello. Mientras que mis lágrimas se pegaron allí, cerré los ojos bruscamente ante sentir un leve dolor en mi costado. Jamás había experimentado tal sufrimiento físico como hoy, podía narrar y describir como mis labios dolían, y es que se sentía el ardor y la sangre, era como si estuviesen raspados e hinchados. Mi estomago retumba ante las patadas que me habían dado, era como si me lo hubiesen revolcado, y mi costado sentía un apretón. No podía decir cuantas veces me golpearon con sus nudillos, o como me pateaban el estómago sin cesar, solo se que me habían despedazado físicamente, y mental. Levi me sostenía con delicadeza, y escuché su gruesa respiración, él estaba agitado. Caminaba sutilmente, siendo cuidadoso conmigo, pero aún así, todo me dolía y no había manera de detenerlo. Mi cuerpo fue bajado, y él pareció sentarme en el césped, justo en la orilla de un lago iluminado por la luna. Mi espalda quedó recostada en aquel tronco de ese árbol, respiré y le mire. Sus ojos no me miraban, él tan solo se arrodilló a mi lado, y pude ver sangre en su rostro, incluso salpicaduras en su camisa. Su expresión estaba seria, como si le hubiese costado hacerlo, pero como si tampoco le hubiese importado.
-Los conocías a todos... -hablé con una voz ronca, y es que aún no se había mejorado, y también me costaba por cómo intentaron de estrangularme.-Levi.-lo llame nuevamente, sintiendo mi boca amarga por la sangre, y es que él solo se quedó mirando el lago.
-Así es.-me respondió fríamente, pero era algo que no me afectaba, sabiendo que así era su forma de ser.-Lamentó haberme tardado tanto en actuar.-él llevó sus manos al lago, humedeciéndolas, viendo como con delicadeza se acercaba a mis labios y los limpiaba.-No fue intencional, no podía hacer un movimiento sin pensar, podrían haberte hecho algo peor.-me explicaba, mientras que sentía mi boca y rostro húmedo, él limpiaba mi sangre.
-Pensé que era broma cuando dijiste que le conocías... -le dije, viendo como él asentía.-¿Kenny?-pregunte, sin saber que dijese su nombre bien, pero nuevamente Levi me asintió.
-Mi madre murió de una enfermedad cuando era un niño.-musitó, cabizbajo y mirando el lago.-Él me encontró, y me llevo con él. Me alimento, me cuido y enseño. Lo que soy, es por él, pero un día tan solo se abandonó y caí en la oscuridad. Tu hermano fue mi única salvación, es por él que hoy estoy aquí.-me contó, mientras que yo me removí y solté un leve quejido, viendo como él me miró.-Lo lamento Kirah.-nuevamente se dirigió a mi en una disculpa, mientras que yo tan solo negué.
-Con que hayan vuelto por mi, me basta.-le respondí, viendo como él juntaba sus manos para llenarlas de agua, y elevarlas, para que absorbiera y escupiera, limpiando la sangre de adentro.
-Te dije que volvería a ti con vida.-me dijo, sacudiendo sus manos, mientras que empezó a limpiar su rostro.-Y es que hoy sentí una gran presión, una que nunca jamás había sentido.-musitó, mientras vi como también humedecía su cabello, y yo tan solo me quede sentada y recostada de aquel árbol junto a ese lago.-El miedo de perderte se apoderó de mi, no podía ni siquiera concentrarme, solo temía en no llegar a tiempo.-me contaba, girando su vista y mirándome.-Con esto, estoy más que claro con lo que siento por ti. Ni siquiera puedo mirarte sin que me queme por dentro, o en ver cómo te pateaban, manoseaban y agredían, aún siento mi sangre hervir.-hablo entre dientes, mientras que estire mi mano, y sentí su mejilla húmeda.
-Me duele todo, no se cuanto tiempo estuve aguantando sus golpes... -le contaba, sintiendo aún mis ojos humedecidos, con la intención de llorar debido a los distintos dolores que estaba sintiendo.-Pero que hayas vuelto por mi, hace que mis huesos ya no duelan tanto.-él se acercó, y tan solo cerré mis ojos para sentir nuevamente el plasme de sus labios en los míos.
Mis lágrimas continuaron bajando, y es que su cuerpo se aferró al mío delicadamente. Quise apretarlo, pero no pude y es que aunque intentara de esforzarme, en mi mente los verdosos azulados ojos de Eren se interponían en la llama que Levi encendía dentro de mi. Era el sentimiento de una viva confusión, una que me estaba arrancando mi alma. Así era como se sentía, era como si se despedazara en dos partes. Lo abrace, y él a mi, a lo que sentí un suspiro de alivio de su parte que erizo mi piel. Deseaba tener mi mente clara, deseaba poder esclarecer que era lo que realmente debía hacer, pero es que aunque ambos me causaran sensaciones diferentes, podía decir que me era difícil elegir. Sentí como sus labios se plasmaron en mis mejillas, y no tarde en sollozar, sabiendo que él estaba tolerando esto, estaba tolerando este absurdo juego de niños que no debía tolerar. Aunque mis brazos dolieran, lo apreté junto a mi, y escondí mi cabeza en su hueco del cuello. Me hacía sentir refugiada, la sensación de seguridad que me causaba era una que no podía explicar. Sin intención, solté un leve sollozo, y sentí como su mano acarició mi espalda, pero eso provocó que llorará, en un tono bajo, pero lo estaba haciendo.
Solo pensé en las palabras de Niffa, justo antes de que Kenny le arrebatara la vida frente a mi. Pensando en ella, me daba cuenta que debió haberse reunido con su amado, ese que había perdido. Sus palabras se fraccionaron en mis oídos, y es que ella había hecho que me diera cuenta, que Levi era la persona que me hacía sentir segura, que cuando me abrazaba me daba seguridad, la que estaba sintiendo ahora. Incluso, su mirada era la que buscaba a través de las personas, y cada vez que sus ojos llegaban a mi, me daba esa paz que ella me describió, justo antes de dar su último suspiro. Mis músculos se relajaron ante esos pensamientos, pero mi corazón se denegaba a amar a alguien más que no fuera Eren Jeager. Porque pese a todo, sus ojos siempre rodeaban mis pensamientos, su presencia, siempre me traía calma, y su mirada siempre era capaz de reconocerme. Tenía miedo de que él no estuviese aquí, tenía miedo de no recuperarlo, pero tenía miedo de saber que ya no era lo que quería, o lo que debía tener. No sé en qué momento mi corazón dejo de sentir esa llama, no sé si fue en el momento en que me entregué a Levi, y me di cuenta que en esta vida, nuestras almas están destinadas a entrelazarse con otras, incluso aunque se deban olvidar las primeras que hicieron que nuestros corazones latieran como nunca. Mis lágrimas se desprendían, y es que no importa a quien escoja, o a quien decida amar, uno de ellos siempre estaría plasmado en mi corazón como una huella. ¿Pero cómo elegir entre Eren o Levi?
-Kirah.-él se despegó delicadamente de mi, y ahí sus manos tocaron mis mejillas, limpiando mis lágrimas.-Por favor, no llores.-me pidió, sus ojos me miraban detenidamente, y tan solo baje la cabeza.-No voy a volver a permitir que te hagan daño de esta manera.-me decía, acariciando mis mejillas.
-No es eso, Levi.-le decía entristecida, viéndolo a los ojos.-No quiero que esto sea así.-sollocé, viendo confusión en su expresión.-Quisiera poder elegir, quisiera poder tener la mentalidad para esclarecer que es lo que realmente quiere mi corazón.-le dije, viendo como aún sostenía mi rostro.-Estoy segura que te deseo, pero también, que quiero a Eren.-musité, de una manera triste, mientras él continuaba mirándome.
-No te obligues a tomar una decisión.-me pidió.-Puedo tolerarlo, hasta el día en que decidas lo que realmente quieres, lo que tú corazón quiere; no lo que deseas, no lo que los demás quisiera, lo que tú quieres.-le miraba detenidamente ante esas palabras, frías pero reales.-Yo estoy consiente de lo que siento, Eren también lo está, lo demás queda en tus manos.-baje la cabeza un instante y tan solo sentí como él nuevamente me elevó en el aire, entre sus brazos.-Sin importar lo que elijas, yo cuidaré de ti, como si mi vida dependiera de ello.-volví aferrarme a él, sintiendo mis mejillas húmedas.
-No tienes que tolerar eso, Levi.-le dije, acariciando su cabello, olvidándome incluso de cada dolor que sentía mi jodido cuerpo.-No tienes porque.-continuaba diciéndole.
-Si lo tengo.-me interfirió.-Porque te quiero, joder, y mira que me ha costado aceptarlo.-continué aferrada a él, y acariciando ese lacio cabello, sintiendo como esas palabras se infiltraban en mi corazón.-Tolerare lo que sea, porque al final, como dije; aunque no me escojas, valió la pena haberlo intentado.-musitó.
-¿Me esperarías?-le pregunté, viendo como él me acariciaba mi espalda con suavidad.
-Solo si vuelves a mi.-me dijo con aquella gruesa voz, así que tan solo volví a esconder mi cabeza en su cuello, y tan solo me quede aferrada a su cuerpo, sintiendo el frío pegarse en nosotros, como nuestras almas; como símbolo de que era yo quien descongelaba su frío corazón.
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