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𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞

Fragmentos de mi corazón.

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Mis manos dolían, pero no tanto como cada textura que arropaba mi alma. Mi mirada estaba baja, no era capaz de alzarla y verlos fijamente a los ojos. Mi uniforme estaba manchado de sangre que empezaba a evaporarse, sangre que provenía de sus cuerpos, los cuales intente mutilar. Estaba sentada en aquella rama, abatida y atrapada entre mis pensamientos. A mi lado, lo único que tenia que era capaz de mirar, y de cuidar, era a Eren inconsciente y consumido por la gran energía que había liberado. La capa verde era lo único además de él que deseaba proteger, era como si me portara una energía que no era capaz de controlar, era como si la esencia de Levi me estuviese abrazando a través de una tela. Mi cabello estaba desamarrado, revuelto y con los flequillos alborotados. Sentía calor, y era como si aún sintiera la pelea en mi pecho, la cual hizo que me faltara el aire. Me había aventado del muro, el aire me azotaba, y mis hojas se rompieron en fragmentos cuando intente de cortar la nuca del titán acorazado, pero aún así, era como si hubiese logrado rasparle. Rodee su cuerpo, incluso cuando aún combatía con Eren. Lo cegué, lo dejé sin ojos, era como si me rabia quisiera destruirle. Mordía mis labios, incluso gruñía, lo que sentía era inexplicable.

Alce la mirada, solo por unos segundos y ahí observe cómo Reiner estaba parada en otra rama delante del árbol en donde Eren, incluso la misma Ymir aún mejorándose; yacía aún lado de nosotros en esta rama. A ella tampoco le miraba, sin saber su juicio, le juzgaba. Estaba consiente y en silencio, intentando de curar sus heridas, mientras que yo, continué mirando como aquel chico a quien yo idolatraba, no era capaz de mirarme. Su expresión era seria, como si no sintiera, como si todo lo que estaba ocurriendo en este momento no fuera de gran importancia, como si nada les afectara; su alma estaba arropada por una oscuridad que no era capaz de comprender. Mirarlo me hacía sentir más furia, me hacía sentir con mucho más sentimiento de tristeza y traición. Lo deseaba destruir horas atrás, rompí cada una de mis hijas con la intención de hacerlo pedazos, y si pudiera tener más, juraba lanzarle una que se fragmentara en su espalda. Deseaba verle un hoyuelo, ensangrentado mientras intentaba sacarse la espada de su espalda, esa que me había clavado a mi y a todos aquellos quienes lo seguían, le creían y lo querían, como yo. Deje de mirarlo, como si me quemara la mirada, sus acción cegaba mis sentimientos, y elevaba mis emociones, una de esas era la más potente, enojada.

-Reiner, has dicho que nos cintarías cuando Eren se despertara.-la voz de Ymir se implantó en mis tímpanos, aunque anteriormente parecían charlar, yo tan solo evadía y me mantenía en silencio.-¿Qué es lo que pensarás hacer con nosotros?-le pregunto ella, al joven que yo, no podía mirar.

-Los llevaremos a nuestro hogar.-escuche su voz, como respuesta.-Aunque tenemos claro que no van a obedecernos, pero como ha dicho Ymir anteriormente, esto es territorio de titanes. Si nos ponemos a luchar justo aquí, nos debilitaríamos y los titanes nos devorarían. En resumidas cuenta, nos moveremos cuando caiga la noche, ya que los titanes no se mueven.-nos decís, con una serena voz.-Así que toca ver si son capaces de escapar, o que nosotros nos los llevemos como presos.-cada ves que hablaba, me sentía más enojada e impotente, pero por más que deseáramos escapar; era imposible.

-Lastima que Kirah no pueda moverse.-Ymir se dirigió a mi, mientras yo veía como aún ella se regeneraba al igual que Eren.-Se ha fracturado el tobillo derecho, y su cuerpo está cada vez más débil.-no comenté nada, y hacía lo posible por evadir el dolor que me provocaba la fractura de mi tobillo, esa que tuve cuando caí bruscamente al suelo en la batalla anterior, intentando de escapar de un agarre del titán acorazado.-Espera. ¿Por qué los titanes del castillo podían moverse? Era de noche.-ella pareció desviar el tema, mientras que baje la mirada, viendo a varios titanes abajo en los árboles.

-Ya deberías saberlo, Ymir.-le respondió Reiner, a quien aún no era capaz de mirar.

-¿No tienes agua? Voy a deshidratarme.-mire a mi lado, observando a Eren sentado, mientras que Ymir se dirigía a Reiner; Eren aún se regeneraba, le faltaban ambos brazos.

-En esta cuestión es importante, pero es imposible conseguirla.-le respondió Reiner a Ymir.-Kirah.-mis ojos se abrieron ante su llamado, ante su cínico llamado.-¿Como te sientes del tobillo?-sentía mi sangre hervir, pero tan solo me mantuve cabizbaja y callada.

-No te atrevas a dirigirle la palabra.-la voz de Eren se entrometió, una voz gruesa y de manera gruñona.

-Entiendo.-Reiner suspiro.-Hablando de eso, no hemos parado de movernos desde ayer. No hemos comido, ni siquiera dormido. Por suerte no había un hoyo en el muro, luego deberíamos hablar de ascensos.-justo ahí alcé la mirada, mirando como él estaba cruzado de brazos y pensativo, aquello que había salido de su boca me había dejado confusa.

-Reiner.-Berthold lo llamo, con una voz confusa ante la giratoria actitud de Reiner.

-¿Qué? Me parece a mi que nos lo hemos ganado. Para un soldado es una forma de aprecio y recibimiento.-Reiner continuaba hablando, como si estuviese desorientado, o al menos así me sentía yo ante lo que estaba diciéndonos.-¿No les parece?-nos pregunto, mientras que dirigí mi mirada a Eren, quien parecía igual de confuso.

-¿Reiner, te estás escuchando?-le pregunto Ymir, y es que, ¿por qué decía eso? Si Reiner no era un soldado, era un impostor.

-¿Qué pasa? Tampoco pido que me nombren capitán de momento.-comentó él, haciéndonos sentir más confusos, ¿se burlaba de nosotros como soldados?-Por cierto, gracias por aparecer con aquel cañón, me salvaste la vida, y luego de eso, llego Krista.-mordía mis labios, con rabia; si, él se estaba burlando.-¿Será que le gusto? Aunque ella siempre me ha gustado.-me quede mirándolo fijamente, se veía algo extraño, como si hubiese cambiado de personalidad, y estaba entendiendo; Reiner confundía la realidad, parecía haberse adentrado demasiado a su personaje de impostor.

-¡Para!-Eren se levantó bruscamente y le miró enojado.-Cabrón. ¿Te burlas de nosotros?-le pregunto, sintiéndose ofendido, mientras que Reiner lo miro confuso, como si no entendiera.-Si quieres que te mate, ¡dilo!-le gritaba, molesto.

-Espera, Eren.-Ymir lo detuvo, esta quien veía a Reiner y parecía observarlo, pero yo ya lo había descifrado.-Ese comportamiento no es normal, ¿o me equivoco, Berthold?-le pregunto esta al otro joven, quien estaba sentado y escondiendo su cabeza entre sus rodillas, yacía en silencio.-Si sabes lo qué pasa, haz algo en ves de quedarte callado.-le pidió Ymir, viendo como Berthold parecía sentirse avergonzado, y se quedó en silencio unos segundos más.

-Reiner, tú no eres un soldado.-Berthold miro a Reiner, este quien confuso lo escuchaba.-Nosotros somos guerreros.-le aclaro, viendo como Reiner parecía entrar en una fase de un ataque de pánico.

-Entiendo su comportamiento.-comentó Ymir, mirando como Reiner parecía estar agitándose.-No creo que alguien que haya roto el muro, se jugará la vida por salvar a Connie. Se contradecía sin ser consiente de eso, no se como ha acabado así.-nos decía ella, pero yo tan solo suspiré gruesamente y me mantuve cabizbaja.

-Su objetivo era sencillo.-comenté en voz alta, evadiendo sus miradas.-Era un guerrero, y debía destruir el muro, pero al infiltrarse, se acopló a su propia mentira, sin saber cual es la realidad. Su conciencia se partió en dos.-continué hablando; logrando que ellos entendieran, mientras que tan solo sentí como recuerdos me invadieron.-Recuerdo cuando los vi por primera vez, en aquel refugio luego de que el muro María cayera.-sabía que me miraban, y estaban confundidos pero yo recordaba, recordaba todo.-Los tres, Berthold, Reiner y Annie. Los vi aquel día sentados, lejos de nosotros cuatro. Les idolatre porque no temblaban, no tenían miedo, a diferencia de mi que aún no podía ni siquiera retomar mi respiración con miedo a que los titanes volvieran.-hablaba pasivamente, aunque mi garganta se quebraba.-Por eso, aquel día en la base militar les reconocí, esos valientes niños estarían tres años junto a mi.-miraba mis manos, las cuales apretaba con fuerza mientras hablaba entre dientes.-Comía junto a ustedes, me sentaba a diario a su lado. Aunque no hablara, los escuchaba y como me agradaba. Cada entrenamiento con ustedes era increíble, porque por primera vez en mucho tiempo sentí que podía confiar en otras personas que no fueran mis amigos, y ahí estaba siempre con ustedes dos. Incluso antes de dormir, me gustaba acercarme para escuchar sus historias, aunque fueran las mismas, me gustaba estar cerca porque eran valientes, y amaba escuchar su sueño. Amaba escuchar como anhelaban volver a su hogar, porque aunque tuvieron sus manos manchadas de sangre por haber destruido mi ciudad, ustedes siempre anhelaban que mi sueño se cumpliera. ¡Eran mis amigos!-les grité, dándome cuenta que las lágrimas se desprendían de mis ojos y se resbalaban por mis mejillas.-Eran mis amigos, y procuraba por ustedes cada día, durante tres años yo fui creciendo con ustedes, al punto de que sería capaz de entregar mi cuerpo para que el de ustedes no saliera lastimado. ¡Los quería! Confiaba en ustedes, y los idolatraba, para mi sus almas eran dignas de valentía y admiración, pero me equivoqué.-alce mi mirada, esa empapada de lágrimas y miré a Reiner quien yacía mirándome detenidamente.-Aquel que se esconde en una mentira, es un cobarde. Y ustedes todo este tiempo fueron eso, unos cobardes que deseaban volver a su hogar. Donde de seguro sus familiares los esperan con los brazos abiertos, pero dime Reiner, dime Berthold. ¿Como se siente que cuando regresen los esperarán? ¿Como se siente que su hogar está intacto y con las personas que lo rodean?-les preguntaba, mientras que mis lágrimas continuaban cayendo.-Me arrebataron mi sueño, porque cuando vuelva a mi hogar, ya nadie me esperara; porque ese día, hace cinco años, ustedes me arrebataron todo.-sollocé, sintiendo mi garganta desgarrada y como mi alma se estrujaba, creando un silencio tan tenso en el ambiente.

-¿Por qué la trajeron? ¿Por qué no solo me llevaron a mi?-continué cabizbaja, dejando que mis lágrimas bajaban, mientras que Eren intentaba de inquietarlos con su curiosidad y su cuestionamiento.

-La necesitábamos.-le respondió Reiner de manera sereno, y yo tan solo desgastaba toda la tristeza que sentía, para luego mirarle.-Su forma de ver el mundo es diferente, y no hay mejor testigo que ella, lo que vamos a mostrarles es algo que alguien más que tú debe ver, y para mi; ella es la más capacitada.-añadió a su comentario, haciéndonos entender.-Además, su mente es un tipo de arma que podríamos desarrollar.-no le miraba, y es que sabía a lo que se refería sin tener que mirarle.

-¿De qué hablas?-la voz de Ymir se entrometió, y yo continuaba cabizbaja, abatida en mis tristes emociones, pensando en cómo volveríamos a los muros, lejos de estas personas.-Ya no des tanta lata. Lo más probable el cuerpo de exploración debe estar pisándonos los talones, y más por estos dos.-comentó ella, con una voz apagada.-De seguro Mikasa ya está afilando sus espadas para recuperar a Eren, al igual que a Kirah. Armin debe estar ideando un plan, uno excelente para atraparlos. Mientras que el comandante Erwin debe estar buscándonos sentencia, y lo más probable, el capitán Levi sea quien nos ampute las nucas si ven que le hicimos un mínimo raspe a su muñeca.-alce la mirada, encontrándome con sus ojos, los cuales me miraban, había evacuado por completo el comentario de Reiner, me desenfoco.

-No comprendo.-Berthold hablo, dirigiéndose a Ymir, mientras que Reiner parecía comprender la situación.

-Ustedes como hombres pueden ser realmente ciegos.-masculló ella, con molestia.-El capitán Levi tiene un tipo de entrelazo amoroso con Kirah.-miraba a Ymir ante lo que decía, mientras que la mirada de Eren parecía estar cambiando de semblante.-Como mujer soy muy observadora, y puedo decir que desde que nos incorporamos al cuerpo de exploración; lo noté. Aunque la trate como a uno de nosotros, más allá de eso, no la ve como a nosotros. Y estoy segura que ya debe saber lo sucedido, así que lo más probable nos sentencie si intentamos llevarla lejos de él.-me sentía como un libro abierto que estaba siendo leído, todos parecían conocer esta situación que no deseaba que fuese conocida, me sentía incómoda y más cuando Eren estaba escuchando detenidamente.-Es una lastima, creí que Eren y ella eran tal para cual. Como yo lo creí con Historia... -su último comentario fue un suspiro, uno en un hilo, esos que son el aire que sueltas cuando alguien te hace falta.

-Yo también lo creí, y es por eso, que la he traído también.-deje de mirar a Ymir, pero no para mirar a Reiner, si no para volver a estar cabizbaja.-Sin importar lo que sucede entre ellos, se protegen y se cuidan. Con Kirah aquí, puede ser de mucha utilidad para que Eren se acople a la situación. Ni siquiera con Mikasa, es Kirah la única que afloja sus músculos.-decía él, se seguro mirándonos.-Por eso, desde que llegamos a la base en la escuela militar, siempre supe lo que Kirah sentía por Eren. Todos siempre lo supimos, pero solo ellos dos eran los únicos que no podían ver lo que ellos sentían mutuamente, comprendo que Kirah desee sentir más allá con el capitán, que con Eren; al fin al cabo, él se dio cuenta tarde. ¿O no es así Eren? ¿Por eso le preguntaste en el muro si la habías perdido? Porque sabías que aunque quizás no la perdiste completamente, habrá un límite de tiempo, que quizás cuando se fraccione; la hayas perdido. Aún así, la traje porque es tu única debilidad, y porque a pesar de todo, no quiero hacerle daño o que muera.-cerré mis nudillos ante las palabras de Reiner, como si nos conociera, como si supiera; ya no sabía nada, y mi vida, no era un libro abierto que se debía leer en voz alta como lo estaba haciendo él.

-Basta.-Ymir le interrumpió, como si supiera como me sintiera y deseara apoyarme.-Ya olvídalo, solo estaba diciendo lo que ocurría no era para que le diéramos otra. No estamos aquí para hablar de sus situaciones amorosas, por más interesante que sean.-añadió, a lo que realmente me impulsó más a desear plasmarle mis nudillos en sus mejillas.

-Fingían ser las víctimas. ¿Que pretendían?-Eren, ante la incómoda situación que se le presentó no tardó en volver a traer el tema anterior.-Como podían escuchar nuestras historias aquel día. ¿Eh Berthold?-miraba como Berthold, quien aún escondí su cabeza entre sus rodillas no era capaz de responderle a Eren.-Les conté cómo se habían devorado a mi madre, lo que ocurrió ese día. Les conté como las piedras del muro que ustedes impactaron cayeron en mi casa y dejaron atrapada a mi madre.-le miraba, viendo sus verdosos azulados ojos mirar detenmifannete a Berthold, mientras yo recordaba a Eren ese di; destrozado, sin nada que pudiera consolarme, aturdido e impotente.-¿Qué pensaste? ¿Qué les pasó por la cabeza?-les pregunto, y tan solo observé como la poca brisa removió su lacio y negro cabello.

-Aquel día, me dieron lastima.-sentí una punzada más fuerte en la espalda, como si la espada que estaba ahí plasmada se me enterrara más ante esa respuesta de Berthold.

-Hijo de puta.-dije de manera restregada, con mi voz un poco ronca ante mis anteriores sollozos.-Ustedes son unos asesinos, que mataron a inocentes personas. Incluyendo a mi madre, ella dio su vida por mi... -dije de manera enojada, pero a la vez entristecida y apagada.

-¡¿Crees que no lo sé?!-me sobresalte un poco ante el grito de Reiner, y como él se levanto de la rama, mirándome.-¡No necesito que me lo recuerdes!-me grito, mientras que mis ojos lo miraban sorprendida.

-¿Y qué esperas que te digamos? Ustedes ya no son humanos, son monstruos que han convertido este mundo en un infierno.-Eren pareció hacerlo sentir con un cargo de conciencia mucho más pesado, ya que Reiner parecía estar descontrolándose.

-¡¿Y qué esperan de mi?! ¿Qué me arrepienta, qué les pida perdón?-nos pregunto Reiner, murándonos a ambos, mientras que yo tan solo deseaba aventarme encima suyo y golpearlo hasta que mis nudillos se hincharan.-¡Las personas que conociste, ya no existen!-mi corazón se volvió en muchos más fragmentos ante su palabra, ante aquel grito.!

-¡Cállate!-mi grito desgarrado resonó en cada eco del bosque, de aquellos grandes árboles viendo como Reiner, incluso todos me miraron sorprendidos cuando me levante, incluso con aquel tobillo fracturado.-Cállate.-le dije, mientras veía como él aún me miraba con los ojos abiertos como platos.

-He pecado como ingenuo... pero me encargaré de luchar para que paguen por todo lo que hicieron, para que sufran lo que sufrimos, eso y aún más.-baje la mirada ante las palabras de Eren, aquellas que ya estaban marcadas en mi memoria, y de seguro en las que lo escuchaban.

Me volví a sentar con pesadez, deseando eliminar mi audición para ya no escuchar más, mientras que sentía como los añicos de mi corazón caía al suelo donde estaban aquellos titanes observándonos; deseando que cayéramos como sus presas. Mi cuerpo no estaba tan pesado, y es que mis equipos de maniobras tridimensionales no estaban, me las habían arrancado. Me coloqué en la misma posición que Berthold, escondiendo mi cabeza sobre mis rodillas, sintiendo aún la conmoción de desear llorar. Mi cabello tapaba mis ojos, así que no me molestaría desgastarme un poco más. Estaba lejos de donde deseaba estar, y tan solo miraba el horizonte, veía el atardecer y sabía que la noche pronto caería, pero me sentía tan abatida que no era capaz de apreciar los colores cálidos de aquel cielo. Aún hablaban, y charlaban de manera agitada, pero yo me mantenía en silencio y aislada. Describían a una amenaza, una que ellos habían visto, un titán bestia con descripción de un simio, pero no era algo que hubiese visto. Me mantenía escondida, viendo las pocas alternativas que tenía de escapar, pero mi cielo anaranjado se ilumino con esas bengalas elevadas en el cielo. Mi corazón parecía volver a retomar la vida, fue una emoción que no podía describir.

-Ya vienen... -susurré, y es que en mi mente solo veían esos rostros, los de Mikasa y Armin venían a por nosotros, igual que quizás Sasha, Jean, Historia y hasta Connie, mis amigos venían por nosotros.-Eren.-le llame con un tono bajo, pero antes de que él pudiera mirarme, Reiner bloqueo nuestra visión cuando se trasladó a la rama, quedando entre medio de ambos.

-¿Qué haces Reiner, aún no es de noche?-le pregunto Eren curioso, viendo como Reiner se acercaba a él, mientras que yo veía de reojo como Berthold tenía intenciones de acercarse a esta rama.

-Da igual, nos vamos ya.-le respondió, debió haber visto las bengalas, ya lo sabía.-No intenten resistirse.-quedando entre medio de ambos, nos observo, pero yo tan solo me quede en silencio viendo a Eren y su expresión seria.

-No tienes que ser tan agresivo, ya ves como estoy, por favor Reiner, ¿como esperas que me defienda?-le pregunto Eren, alejándose y mostrando que aún sus manos no se habían regenerado, pero fue ahí que logró darle con su codo a Reiner en la cara, lanzándolo al suelo y golpeándole.-¡Muérete!-le gritaba, mientras que Berthold llegó detrás de mi.

-¡Eren!-grite ante ver como Reiner con una patada empujó a Eren al tronco del árbol, con brusquedad me acerqué al rubio y le empuje al momento en que se levanto, pero no vi en que momento llevo su talón a mi tobillo y lo golpeó con tanta fuerza, que perdí el balance.-¡Ahhhh!-grite adolorida, sintiendo como en si me empujaba de manera brusca pero mi cabeza impactó fuertemente al caer, haciéndome sentir más débil y adolorida.

-¡No la toques!-escuchaba los gritos de Eren, y yo aguantaba mi cabeza con ambas manos, arrodillada en el suelo, sin poder levantarme.-¡Los voy a matar y los destrozaré!-continuaba gritando, mientras que mi aire, disminuía.

-Me golpeó muy fuerte la cabeza... -susurré, los ojos de Ymir me miraban, se veía preocupada, yo estaba casi cayendo inconsciente encima de ella.

-Ymir, ¿nunca recordaste a quien te comiste por primera vez?-escuché la voz de Berthold, la cual se empezaba a escuchar lejos.

-No.-le respondió ella.-Solo se que fue hace cinco años.-añadió.-¿Era su amigo?-le preguntaba a Berthold, mientras que mi vista se nublaba -Ya veo. Siento no acordarme de él.-escuché sus disculpas, pero algo andaba mal, yo empezaba a escuchar voces, gritos.

-No es culpa tuya que no recuerdes. Parece que Eren tampoco lo recuerda.-mis ojos se fueron cerrando, ante escuchar en un hilo, la voz de Berthold.

Abrí mis ojos bruscamente, encontrándome con un cielo oscurecido. Mi pecho subía y bajaba, y sentía un fuerte dolor en mi abdomen. Miraba a todos lados, aturdida y en pánico. Parecía estar tirada en algún tipo de suelo rocoso, pero no reconocía el lugar, estaba entre medio de un callejón que jamás había visto. Veía a través del cielo, humo y a lo lejos, escuchaba gritos y zumbidos. Lleve mi mano a mi cabeza ante un leve dolor, pero fue ahí que me sentí en pánico cuando toque mi cabello y la última punta llegaba justo a mi hombro, estaba corto; como nunca antes. Intentaba de recopilar el aire, y de levantarme, pero el dolor que sentía en el abdomen me lo impidió. Era como si mi cuerpo no fuese capaz de moverse, así que observé las estructuras de esos edificios, no sé en donde estaba, pero no era mi isla Paradis. Visualicé mis manos, y estaban repletas de sangre. Toque mi abdomen nuevamente, pero no parecía húmedo, así que no sabía de dónde provenía esta sangre; quizás ni siquiera fuese mía. Ante haber alzado mis brazos, observé una extraña vestimenta, así que alce un poco mi cabeza junto a mi cuerpo, viéndome. El atuendo que portaba era negro, era un tipo de unirme que no reconocía. Me sentí confusa, no sabía cómo había llegado a parar aquí. Me volví a recostar, sin saber cómo salir de aquí.

Así que me esforcé, sentí un leve dolor, pero me levante del suelo. Mordía mis labios ante el terrible dolor, quedando arrodillada y viendo justamente el bache de sangre en aquel suelo rocoso. Observé mis piernas y de ahí salía la sangre, pero no me detuve, y seguí caminando, hasta que me quede helada cuando escuché su gruesa voz llamarme, una voz que no reconocía. Mi cuerpo cayó nuevamente en aquel suelo rocoso, no podía caminar, el dolor que sentía era inmenso, así que me caí, de una manera más brusca. Aquella misma voz que había escuchado se plasmó en mis tímpanos, pero tan solo me quede tirada en el suelo, hasta que lo vi a través de la poca iluminación de ese callejón. Su rubio cabello estaba corto, y su rostro, había cambiado; había crecido. Estaba más alto, y portaba el mismo unirme que yo. Él tenía sus ojos azulados abiertos como platos, y es que yo debía estar intentando estar igual, pero la fuerza no me sobresalía ni siquiera para abrir lo suficiente mis párpados. Armin me miraba, me hablaba y me observaba. Era él, ¿donde estábamos? ¿cuanto tiempo ha pasado? Su mano me tocaba, y me gritaba desesperado. Yo parecía hablar y responderle, como si supiera la situación, la cosa es que, no comprendía nada de lo que pasaba, mi cuerpo y alma estaba aquí, pero mi subconsciente no era de este tiempo.

Ahí lo entendí, me había quedado inconsciente con el golpe de Reiner. Mi subconsciente activaba la maldición, y me ha traído a este lugar, que ya había visto en otro sueño; pero de otra manera. Este era el hogar de Reiner y Berthold, era aquí donde nos querían llevar, era por eso, que mi maldición me traía aquí para que pudiera verlo. Lo que no entendía era él por qué Armin y yo nos veíamos así, será que un lapso de tiempo no atravesará antes de llevemos una guerra aquí. Era esta la razón por la cual hace mucho soñé con el caos, con que Eren destruía un lugar que no reconocía, porque era el hogar de cuyas personas confiamos, y nos traicionaron. Mi cabeza sentí estallidos, había entrelazado uno de mis sueños por primera vez, una de esas visiones me había mostrado lo que viviríamos en unos años; guerras y caos. Mientras sentía esta extraña sensación que no podía describir, aún era capaz de ver a Armin, aunque era irreconocible, podía admitir que se veía más guapo, pero justo cuando él me empezaba a llamar, otras voces lo hacían. Estaba saliendo de la irrealidad para adentrarme a la realidad, me llamaban, me estaban intentando de despertar. Cuando esforcé más mi mirada para ver quien era la persona que se acercaba a nosotros, en este callejón, mis párpados se abrían

-¡Kirah!-la voz de Mikasa, era esa justa que me llamaba a lo lejos.-¡Kirah!-me continuaban llamando mientras que yo, me sentía confusa e incluso, mareada; me había despertado.

-¿Mikasa?-la llame confusa, mientras que veía oscuridad, como si algo me tapase.-¿Donde estoy? ¡Ayúdame!-empecé a desesperarme ante la oscuridad, ante encontrarme en un lugar tan pequeño.-¡Ayúdame!-le gritaba, desesperada.

-¡Reiner, suéltala!-Mikasa gritaba gruesamente, estaba molesta.-¡Va a morir de un ataque de pánico!-intentaba relajarme, pero mis músculos se sintieron flojos, y mi corazón palpitaba rápido.

-¡Reiner, Berthold! ¡Díganme que no es verdad!-parecía que Reiner me estaba tapando con la palma de su mano, mientras que lo lejos, escuchaba a Connie.-¿Todo este tiempo nos engañaban?-preguntaba él, agitado y desilusionado.

-¡Vamos, dígannos que no es verdad!-la voz de Sasha fue otra que escuché con claridad, estaban aquí, habían venido por nosotros.

-¡Reiner, suelta a Kirah!-fue ahí que excurh la voz de Armin, y empecé a empujar con fuerza, pero no podía, estaba poniéndole peso a mi tobillo.-¡Tú más que nadie sabe el por qué no puede estar en lugar así, no le hagas pasar esto también! ¡Ella te quería, por favor, suéltala!-le escuchaba gritar, y me empezaba a sofocar, empezaba a recordar aquella noche, hace años atrás; aquel secuestro.-¡No voy abandonar a Kirah o a Eren, aunque me cueste la vida!-escuchaba a Armin, y aunque estuviese agitado, su voz me daba paz.

-¿De verdad se irán sin más?-la voz de Jean, esa maldita voz hasta me alegro al escucharla.-Berthold, convivieron con nosotros por tres años. Tus posturas al dormir eran épicas, siempre deseábamos adivinar, hasta que la gruñona de Kirah nos pedía que te dejáramos en paz.-empecé a calmarme, a sentir mis músculos tensos pero retomaban sus fuerzas, esos recuerdos me daban paz.

-¿Todo era mentira?-preguntaba Connie, decepcionado, mientras que yo, empezaba a entristecerme en esta oscura realidad.

-No nos centremos en eso. Piensen en rebanarles la nuca, porque si fallamos, ya no podremos recuperar a Eren o a Kirah.-la voz de Mikasa se interpuso entre ellos, entre sus desilusiones.

-!¿Creen que queríamos matar a tanta gente?!-el grito de Berthold se escuchó hueco, debía estar en el lado contrario, debía estar tapado de igual manera, con Eren.-¡Es normal que nos odien, o nos maten después de lo que hicimos! Fue algo imperdonable, pero no éramos capaces de asumirlo. Solo cuando actuábamos como soldados encontrábamos algo de paz. ¡No era mentira, Connie y Jean! Es cierto que los engañamos, pero no todo era mentira. ¡Los veíamos como amigos! Se que no tenemos derecho a pedir perdón, pero que alguien por favor, se ponga en nuestro lugar.-sentí una leve tristeza recorrerme ante esos gritos, ante cómo parecía estar roto y desilusionado de si mismo, él estaba llorando.

-Berthold, devuélveme a Eren y a Kirah, ahora.-aún así, Mikasa no se devolvía de su postura, y la escuchaba con su mismo propósito.

-No puedo.-escuché a él decir, pero de un momento a otro, escuchaba gritos a lo lejos, escuchaba como parecían querer sacar a los chicos de ahí.-Alguien tiene que mancharse las manos con sangre.-indicó él, mientras que más gritos alertaban, y de un instante fue como si dejase de sentir la presencia de ellos.

-Reiner, por favor. Sácame de aquí... -susurraba asustada, sintiendo nuevamente mi corazón palpitar rápidamente; estaba asustada.-No me gusta la oscuridad, no me gusta estar en lugares encerrados. Lo sabes, te conté cuando me secuestraron. Te conté cuando unos hombres del pueblo, a quienes les hable, me secuestraron. Me encerraron en una habitación, y me taparon los ojos, por días.-sentía mis ojos húmedos, mientras el miedo se apoderaba de mi.-Me decían que si hablaba, o gritaba, matarían a mi mamá. Fue ahí que ya no volví hablar, ella fue a rescatarme y casi muere, la violaron en la oscuridad, y aún así, ella peleó y los mato. Mi mamá era una mujer fuerte, pero esos daños, yo no los pude superar.-mis lagrimas bajaban, recordando ese día.-Reiner, tengo miedo y lo sabes. Te conté eso, hace tres años, una noche fría en un entrenamiento bajo la nieve. Por favor, suéltame.-sentí como su palma se removió, como pareció dejarme al aire libre, haciéndome recibir una brisa fresca.

-¿Reiner? ¿Soltaste una de tus manos?-me arrodillé rápidamente, si me movía, me caería; no tenía balance ante mi tobillo fracturado, tan solo veía el horizonte, el cuerpo de exploración estaba aquí.-¡La soltaste! ¿Por qué?-escuchaba a Berthold, mientras que me mantenía aún en la misma posición que antes, pero ahora con vista y ahí lo vi.

-¿Erwin?-susurré, él iba adelante, mi hermano iba enfrente.-¡Erwin!-grite desgarradoramente en el justo momento en que vi como un titán atrapó su brazo, y lo elevó de su caballo, me quede sin aire y con los ojos abiertos como platos.-No, no... -apreté mi cabeza, y negaba, pero justo ahí, mi cuerpo se aferró a otro cuerpo con fuerza.-¡Mikasa!-aún confundida, ante lo que había visto, me aferré a su cuerpo con miedo, la abrazaba.

-Aunque me cueste la vida... -masculló ella, pero justo ahí observé como parecíamos perder el balance y caer, justo cuando íbamos a por Eren, y ese titán nos atrapó pero el daño, fue para mi.

-¡Ah!-grite fuertemente ante su apretón, fue como si hubiese perdido cada fuerza de mis músculos, al estar aferrada de frente con Mikasa, yo la cubría a ella.

-¡Suéltalas hijo de perra!-mis entre abiertos ojos me hicieron ver a Jean en el aire, y como se aproximaba a nosotras, y eventualmente le arrebató la mano al titán, haciendo que fuéramos cayendo, pero él, sostuvo mi cuerpo y volé con él en el aire, viendo como Mikasa incrustó sus equipos de maniobras tridimensionales en el cuerpo del titán acorazado.-¡Aquí te dejo!-mi cuerpo se plasmó justo ahí, en aquel caballo blanco que reconocería y pude verlo, pude ver claramente como él, aún con su brazo desgarrado, guiaba aquel caballo detrás de su objetivo.

-¡Erwin!-le grite fuertemente, con total emoción aunque mi cuerpo estuviese hecho añicos.

-No te abandonaría, no así.-escuché su voz, algo apagada y adolorida, y yo tan solo sentí mi corazón recobrar vida, y ver como en el aire, Mikasa atrapaba a Eren y seguido de eso, Armin bajaba con ella hacia los caballos.-No podría dejarte otra vez.-me decía él, y yo tan solo me aferré a su cuerpo y le abracé con cuidado.-Además, hay alguien que te está esperando, me dijo que te dijera, que volvieras a él con vida.-sonreí, sonreí ampliamente aunque estuviésemos en esta jodida situación.

-Erwin, juro que te amo, hermano.-musité justo en el instante en que en el aire se pudo distinguir un titán, quien parecía haber sido lanzado desde lo lejos.

-¡Reiner, cabrón! ¿Ahora nos lanzas titanes?-a mi lado, podía ver a Jean pero todo se esfumó cuando sentí un retumbar y justamente mi cuerpo se alzó, cayendo al suelo cuando un titán se abalanzó frente a nosotros; mi cuerpo rodeó por todo el césped, me sentí mal y mareada, ya no tenía fuerzas, ya no tenía nada.

-Mikasa... -alce la mirada, viendo como Mikasa y Eren se había estrellado justo a mi lado, estos parecían intentar incorporarse, al igual que yo, con sus pocas fuerzas.

-Eren.-escuché a Mikasa, con una voz apagada, igual que la mía y veía como ella o atentaba de arrastrarse hasta donde Eren y yo estábamos.-Kirah... -me llamo también, mientras que vi como Eren se elevaba, y me miraba fijamente a los ojos, él tenía sus manos amarradas.

-No puedo moverme... -dije asustada, viendo como él se me acercaba, sus brazos se habían regenerado por completo.-Aquel titán me destrozo.-le dije, sintiendo como me caía en el suelo, no podía levantarme.

-Tranquila, yo no te voy a dejar aquí tirada.-me dijo él, intentando de que mi cuerpo y el suyo, estuviesen juntos, aunque no pudiera ayudarme a levantarme, pero ambos nos quedamos inquietos ante el retumbar de aquel titán que se aproximaba a nosotros; uno que los había tensado por completo, a ambos.

-¡Chicos!-abrí mis ojos grandemente ante el grito de Mikasa, y es que aquel titán nos iba a golpear con la palma de su mano, pero ella se interpuso en el justo momento que aquel hombre se apareció.

-¡Hannes!-grito Eren, cuando vimos como aquel hombre le despedazó la mano al titán.

-¿Qué cosas tiene la vida? ¿Verdad chicos?-Hannes los miro, y es que ahí entendí, ese fue el titán que me arrebató la vida a Carla, a la mamá de Eren.-Fíjense bien, voy a matarlo y vengar a su madre.-comentó él, entre dientes, y mi corazón palpito.

-¡No!-grite, intentando removerme, pero es que el cuerpo de Eren estaba encima mío, me estaba protegiendo y aunque me moviera, no podía, todo me dolía.

-Tranquila pequeña.-me miro de reojo y erizo mi piel.-Ya has hecho mucho, Elizabeth no puede estar más orgullosa de ti. Y quizás es hora de que me reúna con ella, al fin y al cabo, siempre la ame.-abrí mis ojos grandemente ante eso, viendo como él se preparaba para el combate.-Mi deber siempre fue protegerlos a todos, pero mi mayor regalo, fue verlos ser lo que son ahora. Y tú, fuiste el único propósito que ella me dejó.-partió, él se elevó en el aire con sus equipos de maniobras tridimensionales.

-¡Mikasa, para! ¡Estás también herida!-le gritó Eren, ante ver como ella elevaba sus espadas.-¡Desátame las manos, esto tengo que hacerlo yo!-gritaba Eren, viendo como Mikasa giraba para sacarle las cuerdas que amarraban sus manos, él aún estaba encima de mi.-¡Ese cabrón! ¡Seré yo!-Mikasa y yo miramos a Eren, en el justo momento que le rompió las cuerdas y lo sacó de encima mío.

-¡Eren, espera!-le grite, y es que sabía lo impotente que se sentía pero no podía alejarse así sin más.-¡Detente!-le pedí, levantándome pero sentí un terrible dolor recorrer todos mis huesos, y caí al suelo.

-Kirah, espera, no te muevas, por favor.-me pidió Mikasa, atrapando mi cuerpo, y acercándolo al suyo.-Eren, vinimos a buscarlos.-Mikasa ke hablaba, intentando de que él se detuviera, pero no podía; Eren estaba cegado por la impotencia y la sed de rencor.

-Ya verás, lo mataré.-él hablaba entre dientes, mostrando su enojo y mordiendo su mano, pero no podía convertirse, y solo veíamos como la sangre estaba tirada en el suelo.

-Por favor, detente... -le pedía con mi voz en un hilo, observando cómo mutilaba su mano para convertirse en titán, y es que entendía su impotencia, yo también perdí a mi madre por un titán que aún no había encontrado.

Me quede helada, sintiendo mi corazón, y como los pequeños fragmentos que se habían convertido en añicos, se hacían cenizas. Mis ojos estaban abiertos y vi como aquella sangre cayó en nuestros cuerpos. Mis ojos se humedecieron, y una impotencia recorrió cada parte de mis venas cuando vi como Hannes era devorado frente a mi. No pude gritar, era como si mi voz se hubiese ahogado en aquel intento de sobresalir con el sollozo, pero me quede en silencio; estaba aturdida. Fue justo ahí que sentía un leve sacudido en mi alma, y tan solo me quede observándolo morir, sin poder haber hecho nada; a diferencia de lo que él hizo siempre por mi. Noble, era lo que me venía a la mente, y es que no había conocido a un hombre como él. Si, aún recordaba como venía a mi hogar, se sentaba a comer y hacernos compañía. Me despeinaba y alentaba hablar, pero no pude hablarle, nunca supe como; era lo más cercano a una figura paternal. Mis añicos se volvían más polvo, sentía un dolor que no podía describir y me llegó aquella imagen, esa en donde estaba parado junto a esos extraños niños, quienes querían compartir conmigo, querían ser mis amigos. Me miraban y yo estaba vergonzosa, pero fue él quien hizo que entregara mi confianza a ellos, y ahora estábamos aquí, viéndole morir.

Mis lágrimas sobresalieron de mis ojos, y grité de manera brusca cuando no pude moverme, cuando mi tobillo dolía mucho más de lo usual, y mi cuerpo sintiera como aún parecía estar atrapado en la mano del titán acorazado. La dificultad para respirar empeoró, y sentí como otros brazos me arroparon. Quizás esto era una pesadilla, y confundía la irrealidad con la realidad, pero no era así; Hannes había muerto. Mikasa intento de atraparme, colocándome encima de ella mientras veía sus ojos nublados, ella comprendía mi sentimiento, y es que Hannes era una persona que me alentaba a seguir, él era una de las pocas personas que pude conservar con tactos recuerdos de mi madre, y ahora solo los imaginaba como solía hacerlos. Caminaban, juntos y sonrojados por aquellas calles, siempre sonrientes, ahí estaba yo detrás de ellos, detrás de mi mamá mientras que él intentaba de acercarse a mi, pero también fue difícil acoplarme, si hubiese sabido lo que significaría para mi, jamás hubiese perdido el tiempo. Me aferré en el cuerpo de Mikasa y la abracé, estaba triste y tan solo lloraba en su cuello, impotente y deseando que alguien me sacara de aquí.

-¡Nada, no he cambiado nada! ¡Sigo sin poder hacer nada!-Eren estaba arrodillado, exclamando su dolor, sus lágrimas.-¡Nada!-gritaba, de manera impotente, una que me lastimaba más.-Mamá, sigo sin ser capaz de hacer nada.-fue justo en esa oración que con el dolor de mi cuerpo, combatí para abalanzarme a Eren y abrazarle con fuerza.

-Eso no es verdad.-le susurré en su oído, mientras que mis lágrimas bajaban y sentía sus suspiros en mi cuello.-Tú hiciste mucho por mi.-le abracé con fuerza, y muchas imágenes pasaron por mi mente, muchas donde solo éramos él y yo.-Y es por eso, que sin importar que; te amaría siempre.-le dije, alejándome de él, y viendo como sus verdosos azulados ojos me observaban fijamente cubiertos de lágrimas, mientras que sentí el tacto de Mikasa para acercarse a nosotros.

-Gracias.-le dijo ella, mirándole sonriente y entre lágrimas, uniéndose a mi para consolarlo. -Gracias por siempre estar conmigo, por enseñarme a vivir. Gracias Eren, por ponerme esta bufanda en el cuello.-él también le miraba fijamente, y algo aturdido, mientras que los titanes nos rodeaban.

-Y te la pondré las veces que haga falta. Ahora y para siempre.-le dijo él, levantándose del suelo, y poniéndose de pie frente a ese titán, dejándonos a nosotras boquiabiertas.-Y a ti.-él giró un poco su cabeza, y me observo fijamente.-Aunque sea mi último suspiro, aunque sea mi ultimo día; yo te recuperaré.-lo miré, y mis lágrimas se desprendieron cuando Eren detuvo la palma de aquel titán que estaba punto de abalanzarse entre nosotras, y es que me quede aturdida cuando vi esos rayos, esos que nadie pudieron haber visto, fue una conexión que tuvo con ese titán, pero minutos después; Eren agarró nuestros cuerpos, mientras vimos como ese titán era devorado por otros titanes.

-¿Qué fue eso?-me pregunté a mi misma, aferrándome al cuerpo de Eren y viendo como todos se dirigían a ese titán, Eren los había controlado pero la pregunta era muy curiosa, ¿cómo y por qué?

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