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𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐮𝐧𝐨.

¿Cerca o lejos de la libertad?

───

Me miraba en aquel espejo detenidamente, era la primera vez en muchos años que me colocaba un vestido. Hoy el cuerpo de exploración tendría una cena, decidí simplemente cambiar un poco mi monotonía. Me veía algo viva, algo diferente. Deje mi cabello suelto, ya no está amarrándolo si no era cuando saliéramos de expedición. Al menos hoy tendríamos un día normal, un día en donde compartiríamos como escuadrón, incluso aunque faltaran personas en la mesa. Aún mera difícil de acoplarme a lo pequeño estaba mi escuadrón, pese a que hubiesen demasiados, me había acostumbrado a ese pequeño grupo. Era difícil salir a sentarme esa misma mesa en donde me sentaba con Reiner, Berthold y Annie a charlar, incluso aunque Annie y yo no habláramos, o a veces ella se sentara sola, era agradable estar a sus lados. No cabe decir que nos habían robado la paz, e incluso la confianza, pero más que nada, él cariño no se había ido, se había convertido en decepción, pero no era capaz de hacerles frente. Me miraba en aquel espejo algo entristecido, pues ellos no eran los únicos ausentes en la mesa. Me senté en el borde de la cama, lleve mis manos a mi rostro, tapándolo, frustrada.

Nunca nos preparamos para decir adiós, la ausencia de Marco aún nos azotaba, incluso la de Ymir, y ahora, la de Historia, todo en un fragmento de tiempo. Sus sillas estarían vacías, sin importar que alguien más les ocupase, ya me había acoplado a verles sus rostros cada mañana. Cada día cuando me levantaba de mal humor, me hacía sentir bien verles desayunar, verles animado para un nuevo día, pero de la noche a la mañana, todo se había esfumado. Continué acomodando mi traje, peinando nuevamente mi cabello ante algunos flequillos sueltos. Me levante del borde de la cama, sabía que los demás ya deberían de estar acomodándose para cenar, yo era la única que estaba aquí, dándome lata a mi mente una y otra vez. Respire hondo y salí de la habitación, caminando por aquel pasillo, donde estaba escuchando voces alborotadas. Todos debían estar charlando y pasando el rato, después de todo, nos lo merecíamos. Me asome, bajando aquellas escaleras, para ver el horizonte donde yacían aquellos compañeros míos comiendo, mientras que muchos se habían percatado de mi presencia. Sonrojada, baje la cabeza y camine en dirección a esa mesa.

-Te ves deslumbrante.-la voz de Armin se dirigió a mi, mientras que me senté a su lado aún con la cabeza baja.-Recuerdo que así te halagaron el primer día que llegaste.-comentó, mientras que alce la mirada ante visualizar como Mikasa frente a mi, me pasaba un plato.

-Ten, te lo estaba guardando.-me dijo ella, le sonreí y acepte el plato, sintiendo aquel grandioso olor llegar a mis fosas nasales.

-Huele bien. ¿No es así?-me preguntó Eren, quien yacía aún lado de Armin comiendo, yo le asentí.-¿Qué tienes?-me pregunto, al percatarse de cómo comía con lentitud.

-Nada.-le indiqué, comiendo vagamente, mientras que sentía sus miradas alrededor de mi, intentando descifrar que me sucedía.

-Puedes contarnos.-me indicó Mikasa, mirándome y esperando que respondiera, pero me quede en silencio, tan solo continué comiendo.-Ella me da una espina, no es mala, pero siento que no encajamos para nada bien.-giré mi mirada, observando cómo por la puerta se avecinaba la capitana Aster, quien miraba a su alrededor.

-Es bastante misteriosa.-murmuró Armin a mi lado, mirándola.-No lo sé, me intriga mucho su persona, también me intimida.-comentó él, y es que yo, a penas me daba cuenta que verdaderamente Levi no estaba.

-No tiene porque intimidarte, solo es una capitana.-le justifique, comiendo a su lado.

-Creo que tienen el mismo nivel de fuerza. La vi entrenar.-Eren se dirigió a Mikasa, quien no tardo en mirarle de manera seria.-De hecho, se parecen en la mirada tan fría, quizás por eso no encajan.-añadió Eren.

-No me compares.-le pidió Mikasa, quien pareció sentirse ofendida, mientras que yo crucé mirada con Aster, quien sostenían en su mano un jarrón de cerveza.-No nos parecemos en nada.-decía ella, mientras que vi como la pelirroja con reflejos rubios en su cabello, volvió a salir de la cafetería, yéndose.

-¿Por qué Sasha está amarrada?-pregunte curiosa cuando vi a esa chica de campo estar amarrada a la columna de madera, pero la pregunta fue innecesaria, cada plato, tenía carne.-Ya veo.-dije, para que los chicos no tuviesen que contestarme.

-Te ves muy deprimida.-alce la mirada, observando a Eren aún lado de Armin, quien me examinaba.-Por favor, dime que no es por la situación... -me decía, esperando una respuesta, pero no podía mentirle.

-Además de...-respondí, dando una pausa y viendo como Eren bajaba la cabeza impotente.-No puedo soportar ver a Jean y a su lado que no esté sentado Marco.-les dije en un tono bajo, mirando a la mesa de al lado, y como Jean comía sin ánimos.-Marco era un gran chico.-le recordé.-Siempre que podía, se me acercaba, le gustaba hablarme, aunque yo no respondiera.-contaba, viendo como ellos me miraban.

-¿Sabes que Marco te veía con otros ojos? ¿No?-me preguntó, yo asentí ante lo que Eren expresó.

-No importa, él nunca dejo de ser amable conmigo.-le justifique a Eren, recordando a ese noble chico.-Siempre deseaba tanto impresionarme, por eso entiendo porque Jean vive tan enojado conmigo. Yo nunca le miré.-dije, cabizbaja y avergonzada.-Quizás, hubiese podido salvarle la vida. Me tocaba estar en la línea de al frente, me hubiese sido más fácil verle y socorrerle. Si no me hubiese ido a la línea de atrás con ustedes, él estaría vivo.-argumente, sabiendo que si había una posibilidad, eso enojaba el doble a Jean; haciéndome entender muchas cosas.-Pero si no hubiese hecho ese sacrificio, no hubiese podido llegar a tiempo para salvar a Armin; así que, no me arrepiento.-alce la mirada, para observar al chico de ojos azules que estaba a mi lado mirándome, con ese rostro de culpa, pero de gratitud. -Una vez me hizo una flor de papel, aún la guardo, la coloco todos los días en el bolsillo, desearía tener un extensible para poder colocarla en mi camisa como insignia; es muy pequeña, así que, se vería genial.-dije sonriendo, recordando aquel día en el balcón de la cabaña de los dormitorios de la base militar, donde él me hablaba y me pasó una flor de papel.-"Porqué tú eres una flor".-suspire, recordando esas palabras en mi mente.

-Ojalá estuviera aquí, quizás estaría sentado aún lado de Jean, y lo haría menos sangrón.-comentó Eren, observando a Jean al otro lado de la mesa.

-También me gustaría que Annie, estuviera aquí, que no haya tenido que terminar así.-Armin opinó respecto al tema, dejando al aire como la ausencia de aquella fría joven, le afectaba.

-Pero así fueron las cosas, nos guste o no.-Mikasa interpuso ante nuestras emociones, deseando establecer fortaleza y claridad en la mente, cómo de usual.-Come, estás bajando de peso, por eso no estás fuerte físicamente.-me pidió, a lo que yo tan solo mire la comida, de manera vaga comí.-No todos los días tendremos este plato.-musito, a lo que me impulso a proseguir comiendo.

-¿Sabes que mi nombre no se escribe con "H"?-les contaba, viendo como me miraban con el ceño fruncido.-Erwin me lo dijo.-ellos me asintieron, Armin me sonrió, sentado a mi lado.

-Se escucha igual, pero aún así, es como si algo cambiase en la pronunciación.-expresaba, yo asentí, él me entendía.

-¿Qué descubriste con Keith Shadis?- le pregunté curiosa, notando como Jean recogía su plato, se sentaba en nuestra mesa, mientras que saludaba a uno de los nuevos reclutas, proveniente de la policía militar, Marlo.

-No mucho. Una trágica historia.-me respondió Eren, mientras que yo alzaba un poco mi vista para mirarle, ya que Armin estaba entre medio de ambos.-Me contó cómo conoció a mi padre a las afueras del muro, y como le ayudó, mi padre no sabía cómo había llegado a las afueras del muro, solo había llegado ahí y recordaba su nombre. Luego, prosiguió en contarnos cómo se convirtió en comandante del cuerpo de exploración. Como aún mantenía comunicación con tú madre, ya que ella siempre deseaba estar informada acerca de Erwin. Narró cómo renunció de su cargo, no pudo con el cargo de ver tantas personas morir, y fue ahí que le concedió el puesto a tu hermano.-musitaba, mientras que aún le escuchaba con atención, escuchando de fondo a Jean y Marlo hablar.-Y finalmente llegó cuando hace cinco años el muro María cayó, él y mi padre fueron a buscarme en el refugio, sabiendo que mi madre había muerto. No obstante, mi padre le pidió que se fuera, y murmuraba que yo era el único que podía vengar a mi madre.-su tono cambio, se escuchaba con pesadez.-Keith dice que vio rayos en el cielo, aquellos que yacen cuando nos convertimos en titanes, y que cuando fue, me hallo inconsciente y sin mi padre. Me dejo en el refugio, y se fue.-dijo, mientras que vi como bajaba la cabeza, algo entristecido.

-Lo lamento, Eren.-le dije, acertando en que Eren realmente había devorado a su padre para obtener aquel poder, por la cual que me hizo sentir entristecida.

-No dejó de pensar en ella.-decía en un tono bajo.-Hoy más que nunca, le extraño.-musitaba, entristecido, pero él, alzó la cabeza y me miró sonriente por un momento.-Sadis me dijo que te enviaba saludos.-asentí ante eso, pero él aún sonreía.-Y que si aún te miraban el culo.-rodee los ojos ante esto, realmente no entendía el porqué me molesto tanto con eso en aquella base militar.

Suspiré, y continúe comiendo, aunque no tuviese ánimos. Me hacía sentir mal que manoseara la comida, pero es que mis ánimos estaban por el suelo y no había forma de sentirme mejor. Baje la cabeza y dejé los cubiertos aún lado, si, yo al igual que Eren, también echaba de menos a mi madre; cada día. No quería imaginarme como se sentía Mikasa, o Armin, pues sabía que tanto Eren y yo, ellos también estaban solos, solo nos teníamos a nosotros mismos. Llevaba días sintiéndome, donde el vacío que mi madre había dejado, aumentara, como si alguien más se hubiera ido, o como si me estuviera preparando para que alguien muriera. No lo sabía, pero me sentía extraña, sentía que algo malo iba a pasar, sabía que nada podía estar tan tranquilo aún. De seguro Grisha Jeager, debía de provenir de más allá de los muros, al igual que Reiner, Berthold y Annie. Estaba segura de que más allá, había una verdad de la cual aún no estábamos preparados, pero aún así, aquí estábamos. Alce la mirada, veía los azulados ojos de Armin mirarme, parecía preocupado e intentando de descifrar mi tristeza, al igual que Eren y Mikasa, los tres me miraban, pero tan solo esclarecí mi vista en Jean, quien hablaba sumamente alto, con Marlo por delante mirándole.

-A ver, todos hemos sido novatos alguna vez.-Jean se dirigía a Marlo, mientras que veía como aquel chico de cabello negro y de forma como un bohío, tenía su nariz rojiza; alguien le había golpeado, pero no sabía quién, pues yo había llegado tarde a esta cena.-Si sacrificaran a los novatos nada más al empezar, no habría un relevo generacional, así que el trabajo de los novatos es quedarse en la retaguardia y observar para aprender.-explicaba él, mientras que yo tomaba un sorbo de mi agua, y miraba de manera presentada.-El soldado más inútil es el que solo consigue atacar un par de veces porque parece tener prisa para morir.-deje el jarrón aún lado, viendo como Jean se recostaba de Armin, mientras miraba a Eren.-¿O no?-pregunto de manera sarcástica, mientras que rodee los ojos.

-Oye. ¿A quien te refieres con eso?-le preguntó Eren, mientras que le miraba fijamente a Jean, quien abrió los ojos de manera sorpresiva.

-¿Tú ves a algún otro idiota suicida aquí?-le preguntó sarcástico, a lo que yo, bufé.

-Jean, no empieces.-le pedí, aunque me sintiese triste, deseaba tener un ambiente de paz y estaba segura de que me lo robarían.

-Escucha, ¿sabes lo que he descubierto últimamente? Que soy bastante normalito, así que, si me ves así, será porque eres una gallina, Jean.-mire como Jean cambio su expresión, a una de enojo ante la respuesta de Eren.

-Aquí vamos.-dije, llevando mi mano a mi rostro, no pasaron ni siquiera dos segundos de que se levantaran, y apretaran sus camisas con brusquedad.

Los golpes empezaron, y los insultos también. Tenía mi rostro tapado con mis manos, no deseaba ver el teatro que se estaban formando. Suspire, agotada, esto me daba una nostalgia de las buenas. Era como si volviera a revivir la etapa en donde ellos sólo peleaban y peleaban, ambos deseando desafiarse. Levante la mirada, todos miraban y alentaban, nadie les detenía, por primera vez. Sonreí de lado, viendo como se golpeaban, parecían dos niñas. Estaba segura que detrás de esta rivalidad, había un buen cariño de camaradas. Me levante de la mesa y me acerque, continué observándoles, pero todo se tenso, justo cuando aquella puerta se abrió y mostró a Levi Ackerman. Su expresión estaba seria, todos se despegaron para darle paso. Sus ojos y los míos no se cruzaron, pero me tensé ante su presencia. Era como si todo se volviese lento cuando él entró, la atención fue hacia él. Su expresión continuaba sombría, sus ojos estaban colocados en su objetivo, debió haber escuchado el revolcón. Su pierna se elevó, él con un solo movimiento brusco, les empujó y los dejó separados con una buena distancian. El bullicio se detuvo, Eren y Jean alzaron sus vistas, mientras que se veían algo candados y golpeados.

-Hacen mucho escándalo.-comentó Levi, entre medio de la cafetería, siendo la atención de todos.-A dormir.-nos ordenó él, a lo que todos bufaron, pero obedecieron; su mirada y la mía se cruzaron, pero él la desvió, tan solo se distanció.-Ahora.-añadió, a lo que me quede aún lado de Mikasa, para ir hacia Eren y recogerle del suelo, como los viejos tiempos.

-¿Y por qué nadie se digno a separarles?-no sé en qué momento, pero Aster había entrado también, nos observaba desde la mesa de donde estaba Hange.-Ignorantes.-masculló ella, levantándose de la mesa de Hange y mirando fijamente a Mikasa.-Además de ser unos mocosos.-añadió bufona, como si supiese que Mikasa le mirara.

-Ignórala, si no, caerás en su juego.-le indique, viendo como Mikasa tan solo asentía sin entender porque le había aconsejado.-Vamos, ya fue suficiente.-le pedí a Eren, estrechando mi mano para obtener la suya y levantarle.

-Le di una buena paliza.-comentó él con una ronca voz, incluso agotada.-Estaba apunto de tumbarle.-decía, mientras que sonreí, deje que Mikasa junto a Armin lo cargaran.

-Por supuesto.-le respondí sarcástica, viendo como Connie desamarraba a Sasha, de seguro para que le ayudase a recoger a Jean quien aún yacía en el suelo ante el golpe de Levi.-Pobre, no la dejaron comer su preciada carne.-no tarde en recoger la sobrante carne de mi plato y dirigirme a Sasha.-Ten, chica patata.-le sonreí de lado, viendo su rostro brillar y como su boca se hacía agua.

-¡Te quiero tanto Kirah!-expresó ella, no tarde en asentirle, para sentir como me abrazo en leves segundos, para así, distanciarme y seguir a los chicos quienes saldrían.

Salimos por la puerta de la cafetería, y es que antes de que pudiera irme, volví a recordar los buenos tiempos. Realmente Eren y Jean, nunca perderían esa táctica de odiarse, pero se que en el fondo, se aprecian. El aire de la fresca brisa nos dio, siempre debía detallar lo fresca que era, amaba la naturaleza y lo que nos brindaba. Vagamos juntos por los callejones, aislándonos del cuartel, sabiendo que la orden de Levi había sido clara. Caminar junto a ellos en esa posición me recordaba a como siempre nos defendíamos de los bravucones, y luego al final, Hannes nos llevaba a nuestros hogares; todos golpeados, pero sin rendirnos. La nostalgia me agarraba el corazón, se me estrujaba, también era difícil saber que aquel soldado de las tropas de guarnición que se pasaba en cada esquina borracho ya no estaba. Continué caminando frente a ellos, de manera vaga. Mientras que baje aquellas escaleras, y observé las luces de los hogares encendidas. Estábamos en un tipo de altura, así que se podían ver con gran claridad. Me quede parada allí, observándolas. Le hacían contraste a las brillantes estrellas que yacían en el cielo, me giré, observando cómo Armin y Mikasa sostenían a Eren, y le soltaban.

-Mira que son crueles.-hablaba Eren, algo adolorido, refiriéndose en cómo no optamos por levantarnos y detener su pelea con Jean.

-Te lo has buscado tú.-le respondió Mikasa, de manera neutral, sentada aún lado suyo.

-¿Aún así estás animado?-le preguntó a Armin, de seguro se refería a que pronto iríamos en busca de recuperar el muro María con su ayuda en forma de titán, con esa habilidad de endurecimiento; seria la única manera de tapar el hoyo del muro María.

-Me alegra haber hablado con Keith Sadis.-musitó él, con ese tono pesado.-No importa si estoy animado o no, haré lo que tenga que hacer.-nos indicaba.-No paraba en pensar y darle vueltas a cosas que no tengo que pensar. Por ejemplo, pensar en porque no tengo la misma fuerza que tú y Levi, Mikasa.-decía, mirando a Mikasa.-¿O por qué no decidí por ti aquel día?-pregunto, mirándome, pero yo me quede distante y no respondí ante eso.-Pero ahí entendí que ni siquiera con toda la fuerza, pueden luchar todos solos. Y es que, de eso se basa, somos todos diferentes porque cuando llega el momento, podemos unir nuestras fuerzas.-indicó.

-Claro, ahora entiendo.-musitó Armin a su lado, bajando un poco la cabeza, y pareciendo pensar algo.

-Se me ha venido un recuerdo a la mente.-Eren, sentado entre medio de Mikasa y Armin, me miraba.-¿A ti también, no es así?-me pregunto, a lo que sonreí de lado, ya que el único recuerdo que se me avecinó era cuando debíamos recoger a Eren de las peleas.

-¿Qué?-le pregunté curiosa, deseando que acertara ante mis pensamientos, deseando que sus memorias siguiesen intactas.

-Recuerdo cuando esperábamos a Kirah cada mañana en las escaleras aún lado del lago de ShingaShina.-me quede sorprendida ante lo que Eren mencionó, era yo quien no me recordaba de eso.-Ella tardaba mucho, pero aún así llegaba allí cada mañana. Empezó avanzar cuando nos cogió confianza, ya no llegaba tarde.-decía, mirándome, haciéndome recordar esos dos.-Solía siempre estar atrás, tímidamente hasta que luego, nos perseguía corriendo, sin temor.-sonreí sonrojada, sabiendo que era cierto, había roto el hielo en menos de meses.-Recuerdo que no hablaba, ahora habla mas que todos juntos.-me dijo, haciéndome sentir algo ofendida.

-No seas mentiroso.-le acuse, negando.-Lo recuerdo...-dije en un suspiro, y es que había pasado mucho.

-Ha pasado mucho de eso.-Armin pareció robarme los pensamientos y comentarlo.-Pero también me recuerdo.-indicó.-Recuerdo que, golpeó a ese idiota que me molestaba con un ladrillo.-le mire, era un recuerdo que no se podía borrar de mi, fue la primera vez que le conocí.

-Siempre me ayudaba a hacer las tareas que Eren no hacía.-comentó Mikasa, uniéndose a nuestras anécdotas, o a esas que tenían conmigo.-Siempre callada, pero su presencia era más relajante que la de cualquiera de ustedes, siempre estaban metiéndose en problemas.-les dijo a ellos dos.

-Cuando eras niña, ¿te veías aquí?-me preguntó Eren, a lo que me quede pensativa y me encogí de hombros.

-Supongo que si, pero no pensé que fuera tan difícil.-le respondí vagamente, sabiendo que estar aquí, era un gran costo, poco a poco lo pagábamos.

-¿Donde te ves en cinco años?-volvió a preguntar, de otra manera, a lo que me dejó más pensativa esa pregunta, era una gran pregunta.

-No lo sé, Eren.-le respondí con sinceridad.-Aún no hemos cumplido nuestro propósito, ese que nos llevará al futuro.-le indique, mirando a Armin y viendo como él sonreía, él sabía a lo que me refería.

-Nuestro propósito cuando niños era que Kira hablara.-comentó Eren, evitando que Armin pudiera estallar su emoción ante descifrar a lo que me refería anteriormente.-Recuerdo que planeamos para que ella nos transmitiera comunicación a través de un trozo de papel.-sonreí ante esa anécdota, ese mismo día, fue cuando el muro María cayó.-Y ahora, todo ha cambiado.-dijo en un suspiro.-Nuestro propósito es ir más allá del muro, donde está la libertad.-arreglo, hablando del presente en el que vivíamos, pero todo se desvaneció cuando vimos a un hombre cuyo parecido era igual al de Hannes, pasar frente a nosotros.

-Si recuperamos el muro María, y eliminamos a todos nuestros enemigos, ¿podremos volver a aquellos tiempos?-pregunto Mikasa, porque sin duda ver a ese hombro nos recordó como era ver a Hannes, con vida; me entristecí.

-Los haremos volver.-afirmó Eren.-Aunque hayan muchos ausentes, pagarán el precio por eso.-decía, mientras que le mirábamos.

-Y no solo eso... -Armin alzó su mirada, me observo, era como si su mente y la mía se cruzaran, pensábamos igual, así que sonreí.

-El mar.-añadí a sus palabras, viendo como sus ojos brillaron ante mi respuesta.

-Un lago de agua salada tan enorme, que los comerciantes no podrían consumirle la sal ni en una vida entera.-decía él, como si estuviese leyendo aquel libro que su abuelo le había prestado alguna vez.-Más allá de este muro, no solo hay titanes. Hay aguas de fuegos, tierras de hielos y montículos de arenas.-si, se sentí así, como si lo estuviese leyendo.-Nos enlístanos en el cuerpo de exploración para poder verlo.-hablaba, tan animado, que me daba energía a mi apagada alma.

-Si, ya. Es verdad.-le respondió Eren, sin ánimos, como si dudase de esa existencia.

-¡Si! Y es por eso, que lo conoceremos primero.-Armin se levanto, animándose y quedando a mi lado, sonriendo.-Se que dudas de que existe Eren, pero ya lo verás. Yo se que existe.-decía él, intentando de convencerle a Eren, quien le miraba.

-No le hagas caso a este bobo, claro que existe.-le indique a Armin, mientras nos abrazábamos por los hombros y nos burlábamos de Eren.

-Ustedes dos son un caso.-dijo Eren, murándonos y sonriendo.-Tendré que verlo en persona.-nos dijo, a lo que yo y Armin le mirábamos, viendo como quería quedar bien con nosotros.

-Prométemelo, que pase lo que pase, vamos a explorar el mundo más allá de los muros.-le pidió Armin, soltándose de mi para acercarse a Eren, e insistirle, pero más allá, pude ver escondido en aquel callejón a Levi Ackerman, él estaba sentado y nos daba la espalda, pero de seguro nos escuchaba.

-¿Otra vez hablando de esas cosas que solo ustedes entienden?-pregunto Mikasa, mientras que yo miraba aquel callejón, y le veía, mi animo por un instante se apagó.

-Vamos a recuperar el muro, en dos días.-expresó Armin.-Luego de eso, iremos a donde quieras, te lo prometo, tú elegirás primero, por siempre creer en que el mar existe.-me hablaba animado, a lo que le asentí.

-Ya. Vale.-Mikasa se levanto, levantando a Eren también.-Vamos, a dormir.-dijo, a lo que asentimos, pero ellos se empezaron adelantar, pero yo me quede.

-¿Te quedas?-me preguntó Eren, mirándome, mientras que se detuvo con los chicos.

-Si, los alcanzó al rato.-les indique, viendo como así fueron, avanzando a lo que yo retrocedí hasta adentrarme a ese pequeño callejón que estaba aún lado de donde estábamos, y ahí, lo vi.-¿Qué estas haciendo aquí?-le pregunté a Levi, quien solitario bebía de aquel jarrón, de seguro, lleno de cerveza.-Llevas un buen rato.-le dije, arrodillándome a su lado.

-No te sientes, te mancharás el traje, y te ves estupendamente hermosa.-sonreí cabizbaja ante eso, quedándome arrodillada sin importar en manchar aquel traje.

-¿Por qué no te acercaste?-le pregunté curiosa, sabiendo que llevaba bastante rato escuchándonos.

-Preferí escuchar.-me respondió, absorbiendo del jarrón.-Me recordaron años atrás, cuando solía sentarme en alguna vaga escalaré junto a mis amigos, y hablar sobre nuestro futuro.-me hablaba, no tan animado, pero no estaba tan serio o frío.-Ya no están, solo queda Aster.-me explico, dándome entender que habían muerto, a lo que no tarde en asentir apenada.

-¿Donde está ella?-le pregunté, ante no verle aquí con él, no es que eran bastante unidos, pero si tenían una grandiosa comunicación.

-Duerme temprano.-me respondió él, mientras que yo lleve mis manos a sus brazos e intente de levantarme del suelo.-¿Qué haces?-me preguntó curioso, pero él aún así, se levantó.

-Aquí no se pueden apreciar las estrellas.-le dije, tomando su brazo y acercándole a las escaleras, para sentarme a su lado.-Quizás ya tus amigos no están para acompañarte aquí, pero yo si.-le dije, mirando como sus grises ojos me miraban y como sus labios se dirigieron a mis mejillas para darme un cálido beso.

-Siendo así, no puedes pretender que me sigas volviendo locamente enamorado de ti.-me dijo, mirándome, pareciendo sentirse con gratitud ante mi comentario. Levi dejo el jarrón de cerveza y se quedó sentado a mi lado.

-Lamentó haber estado distante.-me disculpe, sabiendo que estaba vagamente alejada, que a penas hoy, mis compañeros pudieron compartir conmigo.

-Entiendo.-me indicó, llevando su brazo a mi hombro, dándome un beso en la mejilla, a lo que me hizo sonreír.-¿Entonces, tú sueño es el mar?-me preguntó él, mientras que miraba al cielo estrellado.

-Si.-le respondí.-¿Has escuchado de él?-le pregunté a mi lado.

-Vagas historias.-respondió con esa voz cortante, pero como ya había narrado antes, era su manera de ser y no iba a cambiarle.

-Pues no es así.-le corregí, mirándolo a los ojos, viendo como él bajaba la mirada para conectar conmigo.-Mas allá de los muros hay interminables cosas que desconocemos.-le contaba, recordando cada lectura del libro del abuelo de Armin.-Pero tengo fe de que las descubriremos algún día, cuando hallemos la libertad.-le decía, sonriente, mientras que nuevamente volví a mirar al cielo, hasta que él se levantó a mi lado.-¿Te vas?-le pregunté curiosa y él negó rápidamente, estrechando su mano.

-Ven.-me pidió, así que lleve mi mano a la suya, sentí como pegó su cuerpo con el mío.-¿Sabes bailar?-me preguntó, quedando su rostro cerca del mío.

-No, claro que no.-dije algo nerviosa ante no tener conocimiento ni de un solo paso, aunque fuese bobo, no sabía nada.

-Mi madre me enseño cuando era niño, antes de que muriera.-me contó él, llevando su mano a mi cintura y acomodando mi mano en su hombro, mientras que las manos libres de ambos se entrelazaban.-Me dijo que los caballeros en las tabernas, solían invitar a las damas a bailar, de esa manera, lograban enamorarle.-le sonreí ante eso, mientras que él me movía a su ritmo, yo estaba sonrojada.

-No es necesario que me invites a bailar.-le indique, viendo como su expresión se volvió más seria pero algo sorpresiva.

-¿Estas enamorada de mi?-me preguntó, mientras que nuestras manos se quedaron entrelazadas, mire fijamente sus ojos, sintiendo un sin fin de emociones recorrerme ante saber el inconsciente comentario que dije.

Sus grises ojos me desnudaban el alma, y mi esencia, descongelaba su corazón. Eso fue más que suficiente para que mi campo visual cambiase, a esos tonos brillantes y que sus ojos me abrieran una cortina a su abierta alma. La noche nos estaba arropando, pero no estaba en este tiempo, si no en otro. Estaba viendo a través de sus ojos, lo que él veía. Varias imágenes se presentaron, era como debiese agarrar una, pero me veía a través de esas imágenes en varios ángulos, hasta que uno se detuvo, no se cómo, pero el deseo de que se detuviera en aquella imagen viviente, hizo que realmente se esclarecía a través de lo que veía. Sentí el frío de la noche, escuchaba ruidos, quizás de algunos insectos que desconocía, pero el ambiente se sentía bien. Estábamos en un campo, lleno de césped y flores, siendo alumbrada por la luna y las estrellas. Él sonreía, sostenía mi mano alzada, dándome vueltas. Yo también sonreía, mi cabello estaba en mis hombros, pero aún así giraba ante el viento. Nuestros cuerpos chocaban, mientras continuábamos en aquel ritmo. Sus facciones se veían más formadas, más varoniles, como si el tiempo nos hubiese también alcanzado, pues podía ver que yo me veía más formada de cuerpo, y con facciones más desarrolladas.

Él tenía su cabello algo corto, pero aún con ese mismo estilo. Sentía mi corazón bombardear de felicidad, mi cuerpo y el suyo bailaban en plena noche, a ritmo de nuestras sonrisas. No sé en en qué lapso de tiempo sería eso, pero no era en este presente, era más allá de este tiempo. Me despegué un poco de Levi, dándome cuenta que había salido de lo que veía a través de sus ojos. Inconscientemente lo había hecho, pero había visto algo sumamente hermoso. Me había visto feliz, junto a él. Mi corazón latía, era como si quisiera salirse de mi pecho, no dejaba de mirarle con mis ojos abiertos como platos. Levi estaba confundido frente a mi, pero él no entendía, que yo había visto a través de él lo que quizás debía hacer, la elección que debía de tomar, pero me sacudía el corazón, porque aún así, me era insuficiente. Era como si necesitara algo más, no podía aceptar cual era el destino que debía romper para ser feliz, para deshacerme de esa maldición. Así que sentí muchas emociones a mi alrededor, además de felicidad por eso que vi a través de sus ojos, tristeza, por la triste realidad que me llevaría a romper esas cadenas. Él aún me miraba, confuso, pero yo tan solo sonreía, o al menos lo intentaba para no esclarecer la tristeza.

-¿Qué viste?-me preguntó, sosteniendo mi rostro y debiendo percatarse de que mis ojos estaban brillando, pero ante cerrar y abrir mis párpados, debieron haber vuelto a la normalidad.

-No lo sé.-le indique, sintiendo como mi pecho subía y bajaba.-Solo, solo se que sintió bien.-comenté, abrazándole con necesidad.¿Estaba cerca o lejos de la libertad? No lo sé, pero me hice esa pregunta, mientras que me quede bajo las estrelladas abrazada de Levi.

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