𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨
Lo que costó la verdad.
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El aire de aquel medio día me azotaba, movía mi cabello suelto, y le acariciaba. Mi mirada yacía perdida en el horizonte, aquel que mostraba cuerpos de soldados caídos. No había manera de expresar como me sentía, no la había. Solo se que mi interior se sentía triste, y vacío, con un hueco imposible de llenar en este tiempo, era como si me hubiese arrebatado algo, y quizás, fue parte de mi corazón, que se fue con él. El día estaba soleado, y era injusto, no era el clima adecuado, pero aún así, era el que teníamos. Pese a este día, ya mi sol no brillaba de la misma manera, se había ido en los últimos suspiros de Erwin. Mis ojos ardían y de seguro, estaban hinchados, mientras que mi garganta se sentía desgarrada, mi voz debería estar ronca, de tanto que grite para que se despertara, pero él nunca volvió abrir sus ojos. Mi cuerpo se sentía cansado, y mi mente también. Era como si sintiese un desgaste, uno que no podía manejar, solo dejar fluir. Mi brazo derecho dolía, la fina línea de sangre que yacía ahí, fue tapada por un vendaje, pero mi rostro continuaba sintiéndose con ardor y de seguro, tendría una nueva cicatriz en mi mejilla, Mikasa realmente me había atacado sin más y menos, pero yo tampoco me denegué a atacarle. Este fue el costo de haber llegado hasta aquí, y no sabría si había valido la pena, solo se que al menos una parte de mí estaba en paz por la vida de Armin, aquella que aún era joven, pero ahora, estaba maldecida por el poder del titán que alguna vez odio.
No sabía cómo volvería a mirar sus ojos, y es que, no era que no lo hubiese escogido, pero ¿como verdaderamente podía escoger? No había respuesta, era difícil, y fue la posición más dolorosa en la que pude haber estado. Había crecido con Armin, a su lado, como si fuese mi hermano, él me hacía sentir que no estaba sola y que tenía a alguien a quien cuidar. Verle allí hace unas horas, moribundo, fue la peor cosa, pero tener que estar presente en cómo se debatía su vida, con la de Erwin, fue el peor obstáculo que pude haber atravesado. Erwin, mi querido hermano, ese con quien no pude crecer, mi corazón no dejaba de llorar. Aún habían tantas cosas que deseaba saber, y se me había arrebatado el privilegio, no tuvimos mucho tiempo, pero él aún así, intento de que unos minutos, valieran oro. Mis ojos volvían a humedecerse, ese hueco que alguna vez sentí, volvía a atacarme, ahora, yo era la única que persistía en esta tierra, en este infierno del que todo mi familia se había liberado. Se sentía como aquel día, hace cinco años, nuevamente me sentía sola en un hueco vacío del que no podía escapar. Solo me quedaba, seguir, sin más remedio, y es que, había dejado de sentir que tenía un propósito.
Era esto lo que ocasionaba cuando perdíamos a alguien, era difícil, porque nadie estaba preparado para decir adiós o para dejar ir a una persona a quien amas. Me era difícil superar cómo había perdido a mi madre, y ahora, tenía que combatir con la ausencia de un ser amado a quien había recuperado. Me ha tomado tiempo aceptar que él se ha ido, pero ya siento ese dolor intenso que me estará agobiando en los próximos días, un dolor tan intenso que hará que mis huesos duelan. Era difícil, sabía que no volvería a verle en los pasillos de aquel cuartel, que su gruesa voz, la cual aún estaba reciente en mi mente, ya no volvería a escucharse cuando tuviéramos una grata victoria, Erwin se había ido y me era difícil aceptarlo. Mis lágrimas bajaban, pero no transmitía ninguna expresión, era como si me hubiese enfriado, quizás este era mi destino, vivir bajo el sufrimiento de las tragedias que me arropan. Me duele el suspirar, me duele estar aquí y recibir el viento, porque estoy viva y quizás yo debí ser quien muriera. Se que esto pasará, pero nada volverá a ser igual, y lo supe en cuanto escuche la voz de Armin, la que hizo que mi piel se erizara.
-¿Berthold?- me gire, observando fijamente a Armin levantando, su piel estaba renovada y su cabello también, se había regenerado.
-Me duele, me duele.-quise acercarme en cuanto escuche la voz de Sasha, y sus quejidos aún lado de Armin, pero no podía, mi cuerpo no podía moverse.
-¿Sasha? ¡Sasha!-la voz de Armin estaba agitada.-¡Está mal herida!-decía él, en voz alta, mientras que visualizaba a Eren, él corría hacia donde estaba Armin, con mucha prisa.-¿Qué ha pasado?-preguntaba aquel chico, quien yacía confuso mirando a su alrededor.
-¡Armin!-me quede allí, a la distancia, observando cómo Eren se tiraba de rodillas para abrazar a Armin con mucha fuerza, mientras que desde aquí veía sus expresiones llorosas.-Has vuelto, menos mal.-decía, visualizando como Levi Ackerman sobresalí con sus equipos de maniobras tridimensionales, tocando la cima del muro, y mirándome fijamente, mientras que yo, desvíe su mirada entristecida.
-¿Ya te has despertado?-escuche su voz, dirigirse a Armin, a lo que volví a mirar la escena, sin poder acercarme.
-¿Capitán? ¿Qué ha pasado?-le preguntaba Armin a Levi, quien se acercó frente a él.-Berthold se transformó en titán y... -Armin se detuvo, confundido. -¿Y los demás? ¿Donde está Kirah?-el nombramiento de mi nombre salir a través de su voz temblorosa, me erizo la piel, y es que cuando vi que él empezaba a buscarme, voltee la mirada, evitando chocar con la suya.
-¿Eso es todo lo que recuerdas, Armin?-le preguntaba Levi, alzando su mano con aquella arma de la bengala, y dejando que en el aire se desviara esa pólvora verde.-Eren, explícaselo todo.-le pidió Levi, mientras que visualicé como Eren bajo la mirada.
-Yo... no sé como empezar.-decía Eren, cabizbajo, mientras que visualicé como los únicos supervivientes del cuerpo de exploración, llegaban hasta a Armin, poniéndose a su lado.
-¡Armin!-la voz de Mikasa deslumbró, acercándose a su amigo, y abrazándole, mientras que este confundido no correspondía el abrazo.
-Vamos, explícale.-le pidió Levi nuevamente a Eren, dándole con la punta de su pie en el trasero, a lo que Eren se acarició y se quedó cabizbajo, avergonzado.
-Ideaste un plan, uno perfecto para neutralizar a Berthold, y poder derrotarle. Encargaste a Kirah de que le distrajera, para que él enfocara todo su poder en ella, y yo, quedarme inmóvil ante una caída, para luego sellar el muro, y contigo, rebanarle la nuca.-miraba a lo lejos, y escuchaba.-No se que sucedió, pero creo que intentaste ayudar a Kirah, y terminaste quedando en su posición. Te quemaste, quedaste hecho casi polvo.-explicaba Eren.-Mientras que en el otro lado del muro, el capitán Erwin entregó su vida junto a otros soldados para derrotar al titán bestia, sacrificándose para distraerle y que Levi le matase, pero el titán bestia logró salir vivo, escapando junto al titán de Reiner y otro titán.-les miraba, Armin tenía su mirada puesta en Eren.-Luego, debíamos escoger a quien sobreviviera. Si tú o Erwin, y es aquí, donde se acaba.-baje la cabeza ante eso, notando como Armin parecía con una expresión aturdida.
-¿Y bien? ¿Lo has entendido?-le pregunto Levi, curioso frente a él.
-Primero, del cuerpo de exploración, ¿solo quedamos los doce que estamos aquí? ¿No es así?-preguntaba Armin, con la cabeza baja.
-Al menos de momento, la batalla terminó hace cuatro horas. Estamos buscando supervivientes desde entonces, pero nada.-le respondió Jean, sentado a su lado, mientras que Connie socorría a Sasha.
-Y aún así conseguimos sellar los muros de ShingaShina, pero Reiner y el titán bestia junto a otro titán han escapado. Capturaron a Berthold, y luego discutían por ver a quien inyectaban con la droga, si al comandante Erwin o a mi, y yo me he transformado en titán y he devorado a Berthold.-visualicé como Armin, entre medio de las nauseas, vomito, recibiendo la bolsa de agua, para quitar el amargo sabor.-¿Por qué a mi?-pregunto agitado, y confuso.-Por mucho que lo piense, debieron haber escogido al comandante Erwin. Capitán, ¿por qué me ha elegido?-le preguntaba Armin a Levi, mientras que este mantenía una expresión seria.
-He dicho que se lo explicarás todo.-Levi enojado volvió a patearle el trasero a Eren, quien volvió acariciarse, y quedarse cabizbajo junto a Mikasa.-Para empezar, tus amiguitos no estaban de acuerdo con ese razonamiento. Me han plantado cara, y parecían dispuestos a llegar a mayores. Sin dejar atrás que Mikasa atacó a Kirah cuando intentó defenderme de que ella me quitara el estuche, le abrió un tajo en la mejilla y otro en el brazo, y luego Eren la manipulo al punto de que hizo que perdiera la cabeza.-me quede con la cabeza baja, ante lo que detallaba.-La manipuló con la intención de que se interpusiera en contra de mi razonamiento con querer devolverle la vida a Erwin, a su hermano, para escogerte a ti.-contaba Levi, mientras que yo, intentaba de evadir ese recuerdo en mi mente.
-¿Qué?-preguntaba Armin, confuso.-¿Qué hicieron?-alce la mirada, viendo como estaba mirando fijamente a Eren y a Mikasa, quienes tenían su cabeza baja. -No, no puede ser... -exclamaba en confusión.
-Estamos dispuesto a aceptar cualquier castigo.-expresó Eren, pero ahí mi corazón nuevamente palpito con fuerza cuando visualicé como Armin, entre medio de ellos, más allá, me encontró.
-Kirah.-con miedo le miraba, y él intentó levantarse, no obstante, Aster se colocó frente a él, y le impidió el paso.-¡Kirah!-él me llamó, pero yo no pude moverme, y aún así, le miraba fijamente, baje la cabeza y deje de mirarle, ignorándole por completo.
-Déjala.-le pidió Aster, con una voz serena.
-Pero... pero.-escuchaba a Armin, con deseos de cuestionar, su voz estaba temblorosa.
-Armin, estoy seguro que ha escuchado tu voz, y de ser así, si realmente hubiera querido. Ya hubiese venido hasta aquí contigo, déjala en paz.-le decía Levi.-Es lo menos que pueden hacer por ella después del teatro que estos dos le montaron.-nuevamente, mire, dándome cuenta que Armin estaba con la cabeza baja, escuchando a Levi.
-¿Como sabes que quiere estar sola?-le preguntaba Eren, quien le daba la espalda al capitán, quien yacía atrás suyo.
-Porque está allá y no acá, como dije, debió haber escuchado sus chillidos.-le respondió fríamente.-Además, deben entender y acoplarse a que tendrá un tipo de resentimiento, fueron egoístas y la pusieron en una posición que no pudo soportar.-comentaba. -O dime Eren. ¿Qué hubieras hecho su fuese Mikasa y Kirah las que estuvieron en la posición de Erwin y Armin?-le preguntó, visualizando como Eren mantenía silencio.-¿A quien hubieras escogidos?-le añadió a la pregunta, intentando de poner a Eren en la posición tan quebrante en la que me puso junto a Mikasa.
-Yo, no lo sé... -le respondió en un susurro, avergonzado.-No podría saberlo.-añadió.
-Eso fue lo que ella sintió, y no se colocaron en su lugar. Le pusieron una espada en la espalda y en el corazón, dejándole inmóvil. Fueron egoístas con alguien que siempre se mueve un pie atrás, esperando que los de ustedes estén primeros. No merecen su confianza, y mucho menos, su perdón.-les retrataba Levi, molesto.-Armin, no me mal interpretes, pero quiero dejar esto muy claro para que los tres se coloquen en su posición y comprendan.-veía como Armin continuaba cabizbajo, y podía ver sus manos restregar sus ojos, lloraba.-Se que ella creció con ustedes, y son una familia, pero pese a todo, se que eres como un hermano, pero Erwin realmente era su hermano y la familia que nunca tuvo el privilegio de tener. Le arrebatamos el privilegio de conocer más sobre lo que ella no sabía, sus ilusiones de crecer aún lado de una familia que nunca tuvo, se han ido.-les decía él.-Lo menos que pueden hacer por ella, es dejarle sola, hasta que venga hacia ustedes.-pidió serenamente.
-¿Y por qué entonces no estás tú con ella?-le pregunto Eren, no con actitud, pero con cuestionamiento en su voz.-Si al menos no le duele tanto tu presencia, ¿por que estás acá y no allá?-le preguntaba, pasivamente.
-Porque la amo, y estoy dándole el espacio que necesita, sola.-mire a Levi ante esas palabras, me quede con una presión más fuerte en el alma ante eso, y es que, todos habían quedados asombrados ante eso, todos le miraban.-Tú eres el menos que debe acercarte a ella Eren, le manipulaste mentalmente, y eso fue peor que el ataque físico que Mikasa le lanzó.-decía el, intentando de desviar la atención de lo que había dicho.
-Levi, basta.-le pido Hange, con su rostro vendado ante la pérdida de su ojo izquierdo.-Les vamos a castigar por usurpación.-indicó ella, sentada en una caja, mirando a Mikasa junto a Eren.-Pero asumirlo les da el derecho de hacer lo que quieran.-les dijo.
-No.-se denegó Eren, aceptando su castigo.
-Aún así, la última palabra sobre elegirte, ha sido mía.-le comentaba Levi a Armin, mirándole.-O más bien, elegir que aquí moriría Erwin, en el hogar donde su madre murió.-indicó él, a lo que me quede afligida a eso, sabiendo que habían llevado a Erwin a mi hogar, pero no me había atrevido a llevarle.
-Sigo sin poder entender, cómo se justifica el dejar morir al comandante.-decía Armin, sin resentido.-Si él ya no está, ¿como vamos a seguir adelante?-preguntaba.
-Yo también hubiera preferido escoger a Erwin, si soy sincera.-le dijo Hange, sin filtro.-Pero era un conflicto del que no podíamos escapar. En cualquier caso, Erwin le ha dado la jeringuilla a Levi, y Levi te ha elegido a ti, no hay nada más que decir. Ahora cargas con la vida de Erwin y el poder de un titán.-le continuó diciéndole a Armin, de una manera fría, sabía que ella estaba abatida por la muerte de Moblin y la de Erwin.
-¿Entonces tengo que ser el sustituto del comandante?-preguntaba Armin.-Eso es absurdo.-comentó, cabizbajo.
-No te equivoques, tú no puedes sustituir a Erwin.-le interfirió Levi, de una manera amarga.-Sin embargo, esta claro que tú tienes una fuerza propia, que nadie más posee. Yo no pienso arrepentirme, ahora procura que ellos tampoco se arrepientan.-vi como sacudió con brusquedad la cabeza de Eren y Mikasa, quienes se quejaron.-Ni que se arrepientan los demás, o incluso, tú mismo.-le decía.-Pero procura que aquella que está allá, tampoco, porque pese a todo, ella con su mirada también te escogió a ti.-sus ojos grises me miraron, y señaló, haciendo que Armin también me mirase, pero continué lejos, escuchando y mirando.
-¡Cállense todos!-me sobresalte ante escuchar a una malherida Sasha, quien yacía acostada alrededor de todos ellos, mientras que Hange, se reía a carcajadas, dejando a todos confusos.
-Sasha es de lo que ya no hay.-comentó ella, dejando de reír.-En fin, yo ocuparé el lugar de Erwin como comandante. Ya que Kirah rechazó la oferta.-indicó ella.-Lo que queda es apretar los dientes, y seguir adelante.-le dijo a Armin, quien sentado frente a ella, asentía.-Bien, si Armin esta bien, deberíamos movernos. Eren, Mikasa, Levi y yo, empezaremos a investigar.-explicó ella.-Ustedes cuatro quédense aquí sin bajar del muro de ShingaShina.-se dirigió a los chicos, quienes asintieron.-Flotch y Aster, también se quedarán a vigilar, supongo que Kirah también.-decía ella, a lo que la mire a la distancia, pero ella no me miró.-¿Eren, aún tienes la llave?-preguntaba ella, a lo que podía ver como Eren sacaba esa cadena de su cuello, aquella junto a la llave.
-Si, aquí mismo.-indicó él, sacándola, a lo que se levantó junto a Mikasa.
-Bien, vámonos.-pidió ella, acercándose a la cima del muro, junto a todos ellos.
Sus miradas se plasmaron en mi, pero tan solo, la única que mire, fue la de Levi. Sus grises ojos me miraron de manera determinada, y su expresión, no demostraba tristeza, pero si había algo en él, un tipo de sentimiento que no pude explicar cuando me miró y bajo la cabeza. Le deje ir, viendo como se iban, y tan solo me quede allí parada bajo el soleado día. Esperaba que aquello que encontraran en aquel sótano, fuera suficiente para que el costo no fuese tanto. También deseaba ir, deseaba seguirles y ver por mi misma lo que el doctor Jeager ocultó todos estos años, pero no podía cumplir el sueño de mi hermano, si él no estaba aquí. El aire me azoto, sabiendo que estaría descansando en mi hogar, en aquel que crecí sin él. La cabeza me dolía, no podía sacarle, y es que así era un duelo de partida de algún ser querido. No sabría como volvería sin él, no sé cómo la humanidad se sentido al saber que la persona que nos llevo hasta aquí, ha fallecido. Muchos aliviados, sabiendo que muchos murieron bajo sus pies, y otros, agradecidos. Tenía mi cabeza baja, no habría nada que hubiera sobrevivido, pero también deseaba haber sido parte de aquellos quienes murieron con honor. Mis lágrimas bajaron por mis mejillas, y mis manos temblaban, estaba molesta.
-Ve.-me quede con la mirada baja, sabiendo que me estaba volviendo loca, estaba aturdida.-Vete Kirah, ve a tu casa, aunque sea una vez más.-me pidió Aster, a centímetros de mi.-Ve allá, y sácalo todo, lejos de nosotros.-me aconsejaba, y yo no le respondía, tan solo camine con lentitud, esperando lanzarme de la cima.-Es lo que quieres hacer, y es hora, de que lo enfrentes.-me continuaba alentando, mientras que mis manos continuaban temblando.
-Kirah.-me quede helada, justo antes de que pudiera lanzarme del muro, su voz me detuvo.-Por favor, mírame.-me suplicaba con aquella voz llorosa, pero no era capaz de mirarlo, no podía.-Lo siento.-me pidió.
Alce mi mirada, y algo dentro de mi se retumbaba cuando visualicé los azules ojos de Armin mirarme, aquellos humedecidos. No supe cual mi expresión, y creo que eso fue lo que me afectó más, que no transmitiera nada. Tan solo desvíe mi mirada, y con mucha pesadez, me lance. El aire me sobrellevo, pero su afligida mirada estaba puesta en mi, no quería hacerle daño o hacerle sentir culpable, pero no había nada que pudiera decir, estaba sintiendo como mi interior se derrumbaba. Mis pies tocaron el suelo, luego de haber pasado varios tejados, y observaba aquel río. Camine libremente, sabiendo que no habría enemigos a quienes enfrentar. Aún así, las sombras de las muertes de aquellos quienes lucharon hoy, deberían rondar por el lugar, y es que, ese fue el costo de saber la verdad, la tragedia de no poder salvarlos a todos. Continué caminando y mirando aquel río, como solía pasar el rato ahí y ver la corriente del agua ir en una misma dirección. Me visualicé ahí, solía a veces mojar mis pies con Mikasa, o lanzarnos charcos de agua. Las risas se escuchaban, pero se esbozaban ante la realidad de que ya no vivíamos en aquellos gestos tiempos. Aún así, me había detenido a sentir como quizás era pensar en volver a ese tiempo.
Me giré, observando aquel árbol, aún tenía flores, no sabía cómo seguía vivo después del infierno que el titán colosal creo, pero solo se, que estaba vivo. Me detuve en seco, y observe mi casa, habían fragmentos de otras cosas a su alrededor, pero estaba intacta. Mis manos temblaban, tenía miedo, más del que podía imaginar. Algo en mi empezaba a estrujarse, la visualicé allí, con el soleado sol, tendiendo la ropa y hablando con Carla Jeager. Sonreían, ambas eran buenas amigas, y tuvieron el mismo trágico final. Nuevamente todo se esbozó, y se volvió al frío clima, empecé a caminar, acercándome y quedando parada frente a la puerta. Me visualicé, la abrí con brusquedad y con molestia, salí corriendo de allí, y ahí estaba ella, parada en la puerta observándome entristecida, sin saber que este sería el último día que estaríamos juntas. Abrí la puerta, aquella que resonó feamente, estaba atascada, así que le empujé, hasta romperla. L madera se hizo añicos, pero aún así, observe cómo todo estaba intacto adentro, con una que otra cosa rota. Habían platos rotos en el suelo, pero allí estaba la mesa, aquella en donde me vi, comiendo junto a ella.
Me hablaba y me sonreí, siempre contándome de su día, y de como quería tejer miles de trajes para mi y Mikasa. La imagen nuevamente se desaprecio, y fui pasando por la cocina mirando el fregadero, y visualizándome en el patio a través de esa ventana. Yacía sentada, pintando con Hannes, y Armin, incluso con su abuelo, quien solía venir a veces por las galletas de mi madre. Pese a que no hablará, me quedaba allí con ellos a escuchar sus bobas historias. Deje de mirar, y continué observando todo. Se sentía un vacío, y un ambiente de melancolía del cual no podría escapar. Mis ojos estaban húmedos, me sentía sensible, y esa que no podía ser capaz de abrir la puerta del cuarto en donde ella dormía conmigo, sin importar que yo tuviera mi cuarto, pero es que no me gustaba dormir sin ella. La abrí con delicadeza, la cama estaba tendida y ahí, su cuerpo, pero todo estaba lleno de polvo. Lleve mi mano a mi boca, intentando de no transmitir ningún sonido. Con cuidado camine, y me acerque a la cama en donde Erwin estaba tenido, y tapado con su capa. Recuerdo esas noches en donde me abrazabas madre, y no querías soltarme, ahora entiendo el por qué, ya un hijo se había ido, y no querías perderme a mi también, pero yo los perdí a los dos.
Visualicé mi peluche, era un oso, uno que el abuelo de Armin me había traído del pueblo. Estaba desgastado, y algo sucio. Lo apreté, me hacía sentir segura, le había olvidado. Lo dejé en la cama y me dirigí a la encimera, abriendo una de las gavetas, y quedando asombrada ante aún haber ropa. La saqué, saqué aquel traje que le encantaba usar, era blanco y la hacía ver como un ángel. Lo aferre a mi, y deje caer mi cuerpo contra el gabinete, llevando aquel trozo de tela a mis fosas nasales, como si sintiese su olor, quizás solo me estaba volviendo loca. Continué apretando su traje conmigo, y llorando, dejando que mis lágrimas cayeran en la tela, madre, aún no podía olvidarte, pero sé que debía dejarte ir aunque eso me costara una parte de mi corazón. Sollozaba en voz baja, y es que no deje de llorar cuando mis ojos visualizaron esos grises mirarme desde el margen de la puerta. Levi se acercó con sigilo, y me miraba detenidamente, su expresión estaba decaída, como si le doliera lo que veía. Él se acercó a la cama, y deslizó la capa de Erwin, sosteniéndole en su mano. Baje mi cabeza cuando visualicé como él se arrodilló frente a mi, y continué llorando, sintiendo como las emociones me consumían.
-Kirah... -me llamo, mirándome, pero yo tan solo, lloraba y lloraba.-Esta bien mi amor, esta bien.-sus manos se dirigieron a mis rodillas y las acaricio, mientras que no podía detenerme, era como si mi alma se quisiera salir junto a mi corazón.-Solo espero que algún día, puedas perdonarme.-me dijo cabizbajo, pero tan solo me levante con cuidado para caer en sus brazos, y llorar.
-No puedo mirar a Armin a los ojos... -le susurré en aquel sollozo, y abrazándolo, sintiéndome impotente, era como si sintiese un remordimiento que no quería sentir.-¿Qué voy hacer ahora?-le preguntaba, escondiendo mi cabeza en su hueco del cuello.
-Debes continuar, cueste lo que cueste.-me respondió, acariciando mi cabello.-Lo lamento, no soy bueno para estás cosas, y de una forma u otra, me siento culpable.-esbozo.-Además, no hay manera de que pueda soportar el verte así, no lo sé, pero no puedo abandonarte.-mis lágrimas caían en su ropa, y yo tan solo me quedaba allí, sin ningún tipo de fuerza.
-No pude salvar a mi mamá, y ahora deje morir a él único lazo de familia que tenía. ¿Cómo podré vivir con eso?-le pregunté entre sollozos, sintiendo como me abrazaba, y acariciaba mi espalda.-Tengo mucho miedo.-le decía, sabiendo que Erwin ya no estaría para velar por mi, que ya no estaría ahí conmigo.-Me quede con muchas preguntas.-expresaba en sollozos, sabiendo que me quede ajena y sola en este mundo, sin saber sobre mis orígenes.
-No voy a dejar que nada te pase, aunque eso cueste mi vida, aunque mi vida dependa de eso.-me decía, despegándose del abrazo, y sosteniendo mi rostro húmedo en sus manos.-Se lo prometí.-me indicó, a lo que mire sus grises ojos.
-No quiero vivir así, no puedo.-le dije.-¿A quien más debo ver morir? ¿Quien será la próxima persona a quien deba llorar?-le pregunté, mientras que él bajo la cabeza, y pareció visualizar la tela que aún sostenía en mi mano.
-Nunca estaremos preparados para decir adiós, y nunca seremos capaces de olvidar a quienes se fueron. Solo nos queda, vivir con sus recuerdos.-me decía, acariciando mi rostro.-Pero siempre llevaremos algo de ellos con nosotros.-me decía, mientras que levantaba de su lado aquella capa verde.-Será tuya de ahora en adelante, y le recordarás.-la mire, sabiendo que era fijamente la de Erwin.-Y ahora, romperemos esto, y podrás colocarla como un pañuelo, la tendrás contigo siempre.-veía como rompía parte de la tela de aquel traje, con sus hojas, teniendo un pequeño trozo de tela, y envolviéndolo, amarrándolo en mi correa.-Así, siempre los tendrás contigo.-me quede mirándole fijamente a los ojos, mis lágrimas no se detenían, pero este hombre, él era algo que no podía explicar.
Su presencia me lleno de calma, como si calmara la herida abierta de mi corazón. Le abracé con tanta fuerza, sabiendo que sus palabras aún estaban plasmadas, no sé qué había hecho para que él me amara, pero lo hacía, me estaba amando y no se cuando empezó hacerlo. Podía estar ahí todo un día, podría abrazarle y sentirme con paz, podía estar en sus brazos para siempre, pero no sabría si era eso lo que me esperaba en aquel futuro. Le abrazaba, mientras que veía el cuerpo de Erwin tendido en la cama. Con cuidado me levante, soltándome del abrazo de Levi, viendo como me miraba, pero de manera impulsiva, quede arrodillada aún lado de la cama. Mi mano toco la de Erwin, estaba fría y sin color. La apreté con fuerza, mientras que me mantuve cabizbaja, derramando infinitudes de lágrimas. Mis manos temblaban, estaba asustada, tenía tanto miedo de volver a enfrentar esto, de volver a sentirme sola, como hace cinco años. Estaba descansando en un sueño eterno en este hogar con el que nunca pudo captar momentos, quizás todo hubiese sido difiérete, pero así es como debió ser. Apreté su mano, y mordía mis labios, pero no podía, estaba rota por dentro.
No supe cómo pude irme, pero Levi, me separo de mi hermano para dejarle ir, llore, sabiendo que debíamos volver al muro Sina, que debíamos ir para avisar que habíamos recuperado el muro Maria, que muchos volverían a su hogar, pero patalee porque no quería irme, porque mi hermano me hacía sentir en mi hogar sin tener que estar en él; y ya no tenía nada, nuevamente había perdido todo como lo perdí el día en que todo sucedió, hace cinco años. Mis lágrimas estaban escasas, mis ojos hinchados, y mi cuerpo debilitado. Estábamos colocados en aquel muro, en el muro Sina, siendo testigos de la felicidad de la gente, y de cómo celebraban a los doce soldados del cuerpo de exploración que habían llegado, vivos y con la victoria que los demás soldados fallecidos habían logrado. No sabía cómo celebrar esta victoria, no sabía cómo sentirme ante saber, que más allá de los muros, la humanidad prevalecía como mi padre había creído, como Erwin creía, era la única de mi linaje familiar que podía celebrar aquel sueño cumplido, pero no era capaz. Me mantuve aún lado de Levi Ackerman, por primera vez, estaba lejos de mis amigos, y no podía celebrar esta victoria, porque para mi, fue una derrota, pero ese día, este día en que perdí a mi hermano, algo en mi murió y jamás regresó.
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