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𝐪𝐮𝐢𝐧𝐜𝐞

Un corazón frío.

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Era grande, era azul. Sentía un aroma salado, la brisa era fresca, realmente fresca. La arena era espesa, mis pies se hundían en ella, se sentía cálida. Era un azul, casi idéntico a los ojos de Armin, ahora entendía que el mar siempre se reflejó en su mirada. Estaba postrada ahí, con mi uniforme y con ansias de sentir el mar. Dirigí mi mirada frente a mi, y lo vi, vi a Eren. Él estaba metido en el mar, el agua remojaba sus pies y la brisa había bailar su cabello. Se veía largo y sedoso, sus ojeras estaban marcadas y su mirada estaba perdida, se veía roto. Sus ojos me miraron cuando pareció sentir como me acercaba a él, si, su mirada estaba perdida en un gran vacío de dolor que no comprendía. Mi cabello se removió con el viento y viendo los flequillos, deducía que estaba corto. Me sentía perdida y confusa, aún así, lo miraba fijamente. Deseaba saber el por qué de su expresión, podía ver que cargaba un gran dolor en sus hombros. Él miro a un punto fijo que no podía mirar, así que decidí girar para averiguar de manera que curiosa lo que miraba, y ahí lo vi. Él estaba distante a nosotros, desde un punto fijo también nos observaba distante a este grandioso paisaje. Sus grises ojos conectaron conmigo, su mirada no me transmitía frialdad, si no, paz. Levi estaba ahí, parecía que solo éramos nosotros tres. Aunque escuchaba voces, algunas que reconocía pero solo podía vernos a nosotros.

Miré a Eren, y él me miraba aún, al igual que Levi. Era como si esperaran algo, algún movimiento o comunicación de mi parte pero me quede ahí entre medio de ambos, hasta que sentí mis ojos cerrarse. Mis párpados se sentían pesados, pero me esforcé para abrirlos, y así fue. Observe detenidamente un techo color crema, confundida me quede mirándolo, sin reconocer dónde estaba. Me sentí mareada y con un leve dolor en mi cabeza, intenté incorporarme hasta que sentí un peso en mis piernas. Con cuidado me removí, tocando mi cabeza, había tenido un sueño nuevamente, no de lo normal, fue un sueño que sentía tan real. Por tal razón me sentía confundida, no era capaz de reconocer la realidad, hasta que observe a Mikasa estar recostada de mis piernas, dormida; y ahí caí en tiempo. Toque mi cabeza, mi cabello estaba suelto pero estaba largo, no como en el sueño. Veía vendajes en mis manos, y al tocar mi rostro, sentí varios. Incluso mi cuerpo se sentía débil, pero aún así, me movía y arqueaba mi espalda contra aquella cama. Al girar mi mirada pude ver claramente cómo Erwin estaba sentado en aquella silla de manera incómoda, él dormía, podía escuchar sus gruesos ronquidos. Suspiré, mirando la ventana, parecía estar anocheciendo. Fue ahí que pude sentir como Mikasa se removía ante mis movimientos, se despertaba y su mirada conectó rápidamente con la mía.

-Kirah... -me llamo algo soñolienta, pude ver sus ojeras, no había dormida bien.-Despertaste, ya era hora.-comentó, a lo que yo simplemente me quede mirándola, confusa.

-¿Qué ha pasado? ¿Qué me pasó?-le pregunté, y es que verdaderamente no recordaba mucho.-No recuerdo mucho de lo qué pasó, ¿dónde está Eren?-añadí una nueva pregunta ante el recuerdo de él en mi mente, su transformación de titán era lo último que recordaba, él se había transformado ante la furia que le provocó la muerte de... por Dios, la muerte del escuadrón especial del capitán Levi.-Ninguno sobrevivió... -susurré, recordando como cada uno murió a causa de aquel titán femenino, pero fue ahí que me llegó la clara imagen de la chica que lo portaba.

-El titán femenino te azoto fuertemente, tu cuerpo voló en el aire, el capitán Levi te socorrió pero te golpeaste la cabeza con una rama bastante gruesa de un árbol. Quedaste inconsciente, llegamos aquí al anochecer de ayer, así que has dormido bastante.-me aclaró la primera duda, hablando en un tono bajo para respetar el sueño de nuestro comandante, de mi hermano.-Eren está bien, está descansando. Armin lo está cuidando, vino aquí a verte hace unas horas, pero decidió ir con Eren para que no estuviese solo. Ha estado preocupado por ti, se siente culpable de no haber hecho lo suficiente para que el escuadrón especial de Levi sobreviviera.-comentó ella, a lo que tristemente baje la mirada, todos habían muerto.

-Es una lástima.-dije, de manera triste y recordando sus cuerpos muertos, partidos y ensangrentados en aquel bosque, suspire y me quede cabizbaja ante el momentáneo silencio.

-¿Qué pasa entre tú y el capitán Levi?-alcé la mirada para observar detenidamente a Mikasa ante su curiosa pregunta, la cual me pareció a mí bastante confusa; alce una ceja, y fruncí mi ceño.-Él ha venido aquí varias veces, anoche él fue quien se quedó contigo. Ha estado muy preocupado.-me comentó, la miré sin poder tener credibilidad de lo que decía pero sabía que ella no mentiría.

-Soy parte de su escuadrón, es normal.-le justifique, y es que verdaderamente yo no tenía una respuesta a esa pregunta, ni siquiera la entendía.-Es su deber como capitán, Mikasa.-añadí a mi justificación, mirándola pero ella negó.

-No, no es eso... -musitó, cabizbaja y como si intentara recordar algo.-Es la manera en la que te trata, te mira e intenta cuidarte.-cedió ante una pausa, como si quisiera también añadir algo más, alzo su mirada y me observo.-Cuando el titán femenino te lanzo, él con un solo reflejo te atrapo. Ni siquiera rescatamos bien a Eren, cuando él había vuelto a los caballos y se dirigía hacia acá.-me explicaba, a lo que yo estaba intentando de procesar su información.

-Kirah.-Mikasa se distanció de mí en el momento en que escucho la ronca voz de Erwin ante este, estar aún soñoliento.-Que bueno ver que despertaste.-lo miré, viendo como se levantaba de la silla y se estiraba.-¿Quieres que traiga algo de comida?-me preguntó, a lo que vagamente asentí.-Bien, ¿Ackerman tú ya comiste?-este se dirigió a Mikasa, quien pareció mostrar un aspecto de timidez y está se negó, a lo que Erwin asintió para así, salir de la habitación.

-Kirah, hay algo más que está sucediendo.-me dijo, a lo que intrigada la miré.-Creemos qué hay alguien infiltrado entre nosotros, portando el poder de aquel titán femenino.-me contó, a lo que yo no me sorprendí pues era evidente, y era obvio.

-Lo deduje cuando supe que su objetivo, era Eren.-le respondí, recordando el bosque y como ella nos perseguía.-Además, ella no quería herirme. Lo pensó, antes de lanzarme, lo pensó. De hecho, estoy segura que me lanzo con el propósito de alejarme de esa ardua pelea, sabía que si me quedaba, saldría lastimada.-recordaba sus ojos, los músculos en su piel y su cabello corto, su rubio y corto cabello.

-Armin informó que antes de que el titán femenino huyera hacia la posición donde quizás Eren estuviera, alzó su capa para observar su rostro; y al ver que no era Armin, se fue, los ignoro. Fue ahí que deducimos que venía por Eren.-me contaba, a lo que yo me acoplaba a la base de información que me otorgaba.-Pero ya veo que tienes claridad de lo qué pasa... -me comentó, con una mirada de orgullo hacia mi, como si le alegrara mi capacidad de entendimiento.

-Armin sabe quien es, ¿no?-le pregunté, a lo que ella me miro y asintió.-Annie Leonhart.-musité, y Mikasa me miro sorprendida ante lo que dije pero es que, esos movimientos de combate que utilizo aquel titán femenino, fueron bastante desatadores.-Su mirada, su cabello y su forma de combate, es fácil de descifrar pero triste de aceptar. ¿Por qué Annie ocultaría su poder de titán, por qué iría tras Eren?-pregunté, justo en ese entonces por la puerta de aquella habitación, volvió a entrar Erwin, quien tenía una bandeja con dos platos de comida.-Me siento traicionada.-dije algo cabizbaja.-Y es que lo peor aún no se ha aclarado... ella no es la única, y no quiero sentarme a pensar quien más de mis amigos, es el enemigo.-cada uno de los rostros de mis compañeros se esparcieron por mi mente pero un leve bloqueo me hizo no pensarlos, y era justo por eso, porque eran mis amigos.

-La misma pregunta que le hice a Eren, se las haré a ustedes dos.-él nos habló, acercándose a nosotras para dejar la bandeja en la cama.-¿Quién crees que sea el enemigo aquí?-nos preguntó, a lo que yo me quede mirándole.-Coman, está caliente, no dejen que se enfríe.-nos indico, dándonos espacio a mi y a Mikasa.

-¿A donde vas?-le pregunté curiosa ante ver un poco de prisa en él, y como su semblante deseaba parecer descifrar algo.

-Armin Arlert tiene una mente brillante, con buenas hipótesis. Deseo hablar con él un momento.-me respondió, saliendo de la habitación, sin más y menos.

Me quede en silencio, al igual que Mikasa. Ambas nos dividimos la comida, y no tardamos en empezar a comer. Estaba caliente y sabrosa, no recordaba lo buena que era la comida. Veía como ella también comía, como parecía disfrutarla al igual que yo, era rara la vez que nos daban algo de carne y es que claramente, estábamos en escasez de ganado y solo los de alto nivel, podía tener esta comida. En parte, me sentía agradecida por quizás tener el privilegio ante el apellido que me fue otorgado, pero a la vez, no. Mikasa me creaba charla, hablábamos ambas animadas pero mi mente estaba muy lejos de la realidad. Y es que todas las cosas que me había dicho, aún estaban siendo procesadas por mi mente, y más, cuando tenía un sueño sofocándome la realidad. Se sintió tan real, el tacto con esa arena, que parecía no acabar y la brisa fresca bajo ese día soleado, se sentía real. Pero la ansia de sentir el tacto del mar fue lo que no pude aprovechar, y es que aún sentía mi pies metidos entre la arena. Las aguas se desplomaban pesadamente en la orilla de esa arena, creando un ruido que transmitía armonía. Lo que no deducía era sus miradas, la forma en la que estábamos, era lo que no deducía. Eren y Levi, ambos en mis extremos, sabía que mi subconsciente deseaba decirme algo.

Estaba acostada en mi cama, Mikasa ya no estaba y la noche había caído. Estaba rodeada de la vaga soledad y la iluminación de la luna, junto a una vela. La entre abierta ventana me transmití un poco de ventilación, un aire que estaba frío y fresco para la noche. Me senté en la cama, y amarre mi cabello en una coleta floja. Aún me dolía la cabeza y deseaba no ponerle algo de presión. Y es que todo lo que estaba pasando me agobiaba, me sentía confundida y la pregunta de Erwin no dejaba de sofocarme. ¿Quien era el enemigo? ¿A quien más debíamos temer? Era una pregunta bastante mutiladora y es que cuando tienes alrededor una multitud, es difícil descifrar quien verdaderamente es el enemigo aquí, o cuantos enemigos hay. No podía dejar de pensar en Annie, y en quien más podía rodearnos de maldad, y es que una parte de mi no tenía tanta credibilidad de que era así. No deseaba dudar de Armin, yo solamente no quería creer que me senté todos estos años con una persona dispuesta a dañarnos, y es que, ¿por qué deseaba a Eren, si fuese el caso de que ella es la portadora del titán femenino? Tocaba mi cabeza, estaba frustrada y deseaba esparcir mis pensamientos. Tenía mucho cargo en mi, mucha presión y muchas cosas en mis hombros de las que no era capaz de sacar.

Me senté en la orilla de la cama, observando la vela encendida que transmitía un poco de iluminación a esta habitación, de seguro, del cuartel de exploración. Tome un poco del vaso de agua que yacía ahí en esa mesa de madera, la cual adornaba la cama con un jarrón y una flor rosada. Era la misma flor que Eren y yo cuidamos en nuestros primeros días aquí, la flor que rodeaba a las otras marchitas. Me quede afligida y mirándola, estaba segura que él la había enviado, pero una parte de mi aún se sentía agrietada, era como si él me hubiese marchitado. Toque sus pétalos, y los acaricie con las yemas de mis dedos. Observando a las afueras de las ventanas a varios soldados, me quede mirando detenidamente ese círculo de soldados que se esparcía y es que entre ellos, estaba él. Un impulso me sobrellevo cuando vi como no portaba el uniforme, tenía una camisa manga larga negra, se pegaba a su cuerpo y mostraba su musculatura. Me aleje de la ventana y me quede a centímetros de ella, las palabras de Mikasa recorrían mi mente pero aquel sueño volvía a sacarme de la realidad. Suspiré, sentía algo que desconocía dentro de mi, era un tipo de deseo que no sabía descifrar. Empecé a distanciarme de la ventana para acercarme a la puerta, iba a salir, iba a buscarlo pero no sabía porque deseaba hacerlo. Solo se que lleve mi mano a la manecilla de la puerta pero esta, justamente se abrió sola y mi corazón bombardeó ante verlo parado justamente ahí.

-¿Qué haces despierta?-su gruesa voz se dirigió a mi, mientras que mi piel se heló ante su presencia, no sabía cómo reaccionar; solo miraba sus grises ojos mirarme fijamente.-¿Kirah?-me volvió a llamar ante mi falta de respuesta.

-¿Por qué estás aquí?-le pregunté, evadiendo su pregunta y viendo como él cerraba la puerta a su espalda y me miraba con su semblante frío.-¿Es por saber como estoy?-añadí a mi pregunta, esperando una respuesta.

-Además de eso, por la misma razón por la cual ibas a salir a buscarme.-mis mejillas se calentaron ante la respuesta de Levi a mi pregunta.-Te vi por la ventana, así que supuse que estabas despierta, por eso decidí venir.-me respondió, a lo que yo me sentía nerviosa y no por miedo.

-¿Por qué iría a buscarte?-le pregunté, justificábamos nuestras acciones, él tan solo bajo la mirada un instante y suspiro, un suspiro de molestia ante mi comentario.

-¿Por qué quieres saber si me preocupe por ti?-una justificación, válida, me quede en silencio y no tuve una respuesta.-Ya sé que despertaste, era lo único que me importaba, así que deberías volver a dormir.-me indicó, él se giró con la intención de irse y yo de manera impulsiva apreté su brazo, impidiéndole irse.

-Lamentó mucho la muerte de tus compañeros.-sentí como se tenso ante mi lamento, él se giró y me miro, esa mirada fría, con una triste expresión.-De verdad lamento no haber hecho lo suficiente para ayudar... -susurré, solté su brazo con delicadeza y lo miré.

-No lo lamentes.-me respondió fríamente y con una gran intención de volver a irse, a lo cual me quede desconcertada ante su frialdad.

-¿Cuál es tu problema conmigo?-le pregunté, apretando su brazo y deteniéndolo, esto a su debida fría actitud hacia mi persona, más de lo normal en su semblante. Me tensé cuando se giró de manera brusca, y más cuando apretó mis brazos y me llevo contra la pared, acorralándome y haciendo que mi corazón latiera con rapidez ante su cercanía.

-Tú... -suspiró, mirándome con sus grises ojos, mi pecho subía y bajaba mientras que su lacio cabello negro irrumpía en mi vista ante despeinarse y tapar un poco sus ojos.-Tú eres mi jodido problema.-dijo, haciéndome sentir confundida, sin entender porque su cercanía, porque su actitud y quedándome fría ante su respiración chocar levemente con la mía.

-¿Por qué?-pregunte, viendo como sus ojos y los míos conectaban en nuestros labios, viendo como la tensión entre ambos crecía mucho más que el primer día que nos vimos en aquella calle del pueblo de Trost.

-Desearía poder tener una respuesta.-sus manos dejaron de apretar mis brazos pero él aún me acorralaba en esta esquina, haciendo que mi aire faltara, haciendo que la tensión fuera mucho más grandes cada segundo que pasábamos respirando el mismo aire.

-¿A que le tienes miedo?-le pregunté, observando su seria expresión, observando sus ojos desear descifrar mis intenciones pero había sido yo quien lo había descubierto.-¿Me temes Levi?-le pregunté, viendo como aún su respiración chocaba con la mía, su rostro aún estaba a centímetros, podía ver sus carnosos labios tentar los míos.

-Temo el desearte más de lo que hago ahora.-su seria voz se incrustó en mis tímpanos, haciéndome sentir un terrible escalofrío.-O quizás temo saber que me importas más de lo que creo, que me importas con un sentimiento de amor que no deseo exprimir hacia ti.-lo miraba ante sus cortantes palabras, deseaba que se alejara pero él no lo hacía, y una parte de mi no quería que se fuera.-¿Qué piensas tú?-me pregunto, y ahí sentí mi alma removerse, ahí olvide esos verdosos azulados ojos que me seguían y me enfoqué en él, me enfoqué en Levi.

-Pienso que te deseo de la misma manera en la que tú a mi pero a diferencia de ti, no temo exprimir el deseo que quiero sentir por ti, porque va más allá de la lujuria y no temo expresártelo.-le respondí chocando mi respiración con la suya, colocando mis manos en su mejilla, acariciándolo y viendo como no despegaba su mirada de mi.-Pienso que tienes miedo en aceptar que tú también te estás sintiendo atraído locamente por mi.-cuando decidí continuar hablando sus labios rozaron los míos con necesidad, sus manos acorralaron mi cuerpo y sentí como las deslizo por mis muslos para levantarme y hacer que mis piernas se enredaran en sus caderas.

Lo besé, y él a mi. Fue un beso lleno de pasión, uno con deseo que se explotó al momento en que sus labios chocaron con los míos. Sus manos apretaban mis glúteos, mientras que aún estaba retenida en aquella pared pero de una manera más placentera que jamás había sentido. Sentí muchos escalofríos, sentí tanto en un instante que no podía describir lo bien que se sentía. Sus labios, sus carnosos labios se plasmaron en mi cuello, haciendo toques que me llenaban de escalofríos y hacían que me tensaran. Mordía mis labios, llevando mis manos a su cabello y acariciándolo mientras que sentía como sus manos desabrochaban mi camisa con sumo cuidado para dejar rastros en mi piel. Continué besándolo, besando sus labios y sintiendo su dulce sabor en los míos mientras que me quitaba mi camisa. Justamente me detuve, viendo como sus ojos me miraban, como él me examinaba de una manera que no podía entender. Sus ojos se plasmaban en mis senos tapados, en mi sostén de tela color crema que resaltaba con el color de mi piel. Juraba que mis mejillas se habían calentado pero él llevó sus manos a las mías para ponerlas en su pecho, para ayudarlo a quitarle su camiseta de tela color negra.

Aprecie su cuerpo, aprecia su marcado cuerpo y como sus venas marcaban sus brazos. Podía ver rastros de cicatrices que deseaba explorar más allá en sus historias pero solo me restó tocarlas y acariciarlas, como si las entendiera. Sus ojos y los míos se conectaron y esto que estaba pasando era algo que me atemorizaba, estaba frente a un hombre lleno de deseo por mi, y yo, claramente por él. Agarre su cinturón para desabrocharlo, al igual que él a mi, logrando que nuestros pantalones se bajaran solos y luego de eso, nuestros zapatos. Ambos aún nos mirábamos pero él estaba seguro de si mismo, estaba seguro de lo que haría pero yo en cambio, no tenía idea de lo que estaría apunto de hacer. Mi pecho subía y bajaba, viendo su bulto en su ropa íntima. Sentía mucha tensión dentro de mi, exploraba cosas que nunca antes había explorado. Él se acercó, acariciando mis hombros y llegando a mi sostén, quitándomelo con facilidad y dejándome sin esa prenda, haciendo que mis manos me taparan pero él me miró de una manera tan fija, que hizo que sola dejara que mis manos se deslizaran para que él me viera.

-No tienes que hacer esto, no si no quieres.-me dijo, sin un toque de frialdad en su voz, era gruesa, más de lo usual.-No lo hagas por complacer, hazlo porque deseas hacerlo.-sus manos se dirigieron a mi coleta, soltando mi cabello y haciendo que este cayera abajo de mis senos, era lacio, lacio y de un rubio hereditario de mi madre.-Además, esto no es correcto. Podrían postularme de mi cargo de capitán e incluso... -musitó pero yo y él continuamos cerca, era como si no tuviese miedo de él.

-Nunca había hecho esto antes.-le dije, viendo como se quedó mirándome fijamente, como si eso lo hiciera sentir más seguro de si mismo y ahí fue que yo levemente me paré para quitarme la última prenda y quedar sin nada debajo de la luna delante de él.-Pero quiero que lo hagas, no sé por qué pero deseo que sea así.-le susurré, acercándome a él y besándolo, besándolo en un corto beso para observar como él aún me miraba.-Hazlo, solo hazlo.-le dije, dándole acceso a tenerme de una manera en que nadie jamás me había tenido y eso era debido al gran deseo que sentía de tenerlo, de sentirlo.

Luego de eso sentí sus caricias, sentí como la luna era testigo de cómo por primera vez alguien me hacía suya sin temor. La luna veía como Levi y yo éramos uno solo, como explotábamos un sentimiento de deseo que nunca jamás pensé tener y mucho menos, exprimir hacia él. Mi piel era suya, mi cuerpo lo era desde hoy y él lo sabía aunque no fuese mío. Mis manos acariciaban su cabello, acariciaban su espalda y apretaba mis labios para aguantar aquellos gruesos suspiros ante sus leves embestidas con delicadeza para no lastimarme, para sentirme y apreciarme más allá de la lujuria. Estaba aturdida, sin creer lo que mi cuerpo estaba sintiendo, sin creer las sensaciones tan placenteras que se apoderaban por completo de mi. No sabía cómo reaccionar o qué hacer, solo me deje llevar hasta que mi cuerpo cayó tumbado en esa cama, y es que por un instante se me había olvidado lo adolorida que me sentía. Mi cuerpo estaba siendo acariciado por esas sábanas blancas, mi piel se acogía en ellas pero no sentía nada de frío, mi cuerpo estaba acalorado. Me quede por un instante mirándolo, mirando su torso desnudo y como su pecho subía y bajaba, se había quedado profundamente dormido a mi lado.

Era como si no fuese capaz de captar lo que había sucedido, su cuerpo se había apoderado del mío, era como si él hubiese entrado a mi alma y la hubiese cautivado. Quizás el deseo de lujuria que experimentaba era por la edad, y falta de experiencia en ese lado, y aún no era capaz de creer que mi esencia era suya. Me quede recostada, sintiéndome extraña ante la manera en la que él me observo, en la que idolatró cada parte de mi cuerpo. Las yemas de mis dedos se dirigieron a mis labios, y los acaricié, recordando el sabor de su beso. Sonreí de lado, me había cautivado sus caricias, y su manera tan delicada de tenerme, aprovechaba que estaba dormido para sonreír, y volver acaricié mis labios. Fue ahí que sus ojos me atormentaron, sus verdosos azulados ojos, y aquel beso también. Deje de tocar mis labios, y en mi mente estaba la viva imagen de Eren pero mi corazón no estaba latiendo por él como lo hacía, aquel día algo había muerto en mi, y estaba segura que lo que hoy mi corazón sentía, no era por Eren; era por Levi, y eso empezó desde el día en que lo vi en aquellas calles del pueblo. Lo que sentía por Eren se había apagado, y era como si otra vela se hubiese encendido, me quede aturdida pensando en aquel sueño, y ahí lo entendí. A través de Eren, era la única manera que encendería la vela de Levi.

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