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𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐞𝐢𝐬

La agria realidad.

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Me miraba en aquel reflejo del lago, veía mis ojeras y sentía mi cuerpo extraño. Mi aspecto lucia mal, como si estuviese deprimida; como si estuviese cambiando algo dentro de mi, algo en mi alma estaba cambiando y era mi esencia. Amarre mi cabello en una alta coleta, deje mis flequillos afuera y suspiré. Los días pasaban y todo se sentía tenso, todo. El ambiente estaba más que pesado por las situaciones que lo rodeaban o que quizás, me rodeaban a mi. Alce la mirada, el día estaba soleado y la misión que hoy se llevaría a cabo, me pondría a prueba. Me preparaba mentalmente y es que después de tantos días, llego el día en que desenmascararíamos a nuestra compañera. Esa que comió junto a nosotros, qué pasó días largos y arduos entrenando para ser mejor. Aún me costaba, aún no podía asimilar que esa mano que algún día me levanto en un entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo, era claramente nuestra enemiga. Negaba, no deseaba ser yo quien le pusiera un fin a esto si las cosas se ponían difícil. Era por esto que siempre me mantuve en una burbuja, aislada pero ahora, todo era diferente. Todo se sentía más que diferente desde hace un tiempo atrás.

Continué viendo mi reflejo, ya no era una niña, esa que solía quedarse atrás de las piernas de mi mamá y no hablar con nadie. Ya no era esa niña que escondía su esencia, y se ocultaba en el silencio en la oscura frialdad. Me había dado cuenta que empezaba a crecer, que empezaba abrirme con el mundo. No estaba temiendo el hablar, el expresarme o decir mi opinión, no estaba teniendo miedo de hacer ruido; ahora más que nunca me quería hacer sentir, ahora más que nunca yo quería explotar, y lo estaba haciendo de a poco. Sentí la brisa, esa serena que me encantaba sentir y admirar. Sabía que mi tristeza, esa que veía en un reflejo se debía a las emociones que sentía, esas que aún desconocía y con las que aún no podía lidiar. Veía el agua removerse, de manera lenta y solo recordaba aquel sueño, ese donde me llevo a una irrealidad que creí real; el mar, el sueño más anhelado. Aún no era capaz de olvidarlo, como no era capaz de olvidar la pesadilla que me llevo a un mundo que desconocía. Aún era capaz de sentir el infierno que se vivía, las vidas que se perdían. Veía titanes, colosales, eran gigantes pero el infierno más grande era que estaban siendo dirigidos por Eren Jeager.

-Aquí estás.-su voz resonó en mis oídos, provocando que me sintiera más pesada, era como si después de lo qué pasó aquella noche con Levi, ya no fuese capaz de mirar a Eren.

-¿Ya van empezar?-le pregunte, dándome la vuelta, y mirándole, enfrentándome con mi ardua realidad. Eren me miro, como si me examinara y aquí íbamos, él me conocía.

-¿Qué tienes?-me preguntó él, mientras que yo tan solo lo miraba detenidamente.-Kirah... -él suspiro, y bajo la cabeza, a lo que yo me mantuve distanciada de él.-Solo quiero que me mires como antes... -dijo él, a lo que yo simplemente me sentí con un peso más, y fue ahí que recordé sus palabras; recordé aquel día.

-Ya no puedo... -exprese para mi interior de una manera triste, una que me sacudió el alma por completo al saber que mi ilusión se había desgarrado de mi corazón.-Tomaste una decisión, y es lo que esto conlleva.-le dije de manera fría, de una manera cortante con la que él no pudo lidiar; me había lastimado, y lo sabía.-Y tomar la decisión correcta, no siempre resulta fácil... -susurré, recordando esa misma frase, esa que había salido de la fallecida Petra.-Y cada decisión tiene un daño colateral... -añadí, viendo como él levantó su cabeza para mirarme.-Vamos.-le pedí, sabiendo que iríamos a una prueba de fuego que nos consumiría en las cenizas, justo cuando pase por su lado; su brazo apretó el mío, deteniéndome.-Eren, por favor.-le pedí, no tenía deseos de exprimir esa conversación, no tenía ánimos.

-No puedes evadirme de esta manera, no puedes fingir que ya no hay nada.-me dijo, mientras que ambos mirábamos a nuestros puntos de vista diferente.-Por favor, ponte en mi posición. Debes entenderme, hay cosas que aún no puedo manejar. Por no tomar la decisión correcta aquel día, perdí al escuadrón especial de Levi. ¿Qué pasará si tomo la decisión incorrecta, y te pierdo?.-me pregunto con una voz serena, mientras que yo tan solo alce la mirada para ver el cielo, y suspire, soltándome con delicadeza de su agarre.

-Ya tomaste la decisión incorrecta.-le respondí para agriamente avanzar, dándome cuenta de la jodida tristeza que tenía mi interior, pero me detuve en seco cuando escuché sus siguientes palabras.

-No importa cuán enojada estés, todo lo que hago, es por ti; es por ustedes.-me quedé helada y abrí los ojos grandemente, esas palabras ya las había escuchado en un sueño, en uno muy lejano.-Te miro y solo deseo que tengas una larga vida, que cumplas tu sueño de ir más allá de los muros. Te miro y solo veo a la mujer que deseo a mi lado cuando todo esto acabe, no importa lo enojada que estés. Se que siempre serás esa mujer que estará ahí.-dijo, haciéndome sentir con un peso, haciéndome sentir entristecida, más de lo que estaba.

-No estoy enojada Eren.-le aclaré, evadiendo por completo su mirada.-Estoy desilusionada.-musité, cabizbaja y observando el verde césped.-Lo único que me mantiene aquí, mirándote a los ojos, es el hecho de que te hice una promesa y que no importa lo que pase, aunque me cueste la vida yo pelearé a tu lado; porque a través de todo esto, eres también, mi mejor amigo.-le dije de una manera en la que me costó, y es que al mirarlo, observé fijamente como él tenía su mirada baja.-Vamos, tenemos que ir por Annie.-musité, esperando a que él pese a todo, caminara a mi lado como siempre, como esos días del pasado.

Justamente se colocó a mi lado pero ambos, no cruzamos la mínima mirada o palabra. Aunque nuestras manos al momento de caminar se rozaron, era como si la electricidad que sentía años atrás, ya no estaba; se había congelado. Tristemente seguí caminando y vagando con él, era como si me pesara, como si deseara ese sentimiento tan puro que sentía por él. Yo apreciaba todo de su ser, hasta la más mínima imperfección pero la impotencia, el enojo y la tristeza de no poder compartirlo con él, me cegaba. Siendo honesta, comprendía su punto y su entendimiento, Eren estaba enfrentándose a un poder que desconocía y sabía cuánto deseaba protegerme, pero, ¿a que costó? Alce la mirada un poco, deseando mirarle, viendo que miraba de reojo, sonreí de lado y me sonrojé pero nuevamente baje la cabeza, entristecida y ahí, llevé las yemas de mis dedos a mis labios. Los acaricié y recordé esa noche, en cómo sus labios recorrieron cada mínima parte de mi piel, como se esmeró en hacer que mi calor, fuera de él. Recordaba como Levi me aferraba a su cuerpo, como sus labios me besaban de una manera tan delicada y calurosa.

Incluso acaricié mi coleta, y sin más y menos, acaricié mi cabello. Continué caminando, sabiendo que estábamos llegando al pueblo y que pronto, la misión estaría llevándose a cabo. Empecé a sentirme ansiosa, sabía que las cosas saldrían mal pero algo estaba segura, no me sentía preparada para grata traición de aquella chica. Pasaba por algunos pueblerinos, sabiendo que eran simples cadetes esperando una acción para atacar, para atacarla a ella en caso de que desease convertirse. Los talones de Eren y los míos se escuchaban, mientras que veía como aquella chica de cabello negro corto, con esa bufanda roja en su cuello, se acercaba a nosotros. Su semblante era serio y sabía que Mikasa estaba más que preparada para esta situación, pero yo no. No estaba preparada para saber que en cualquier cosa, tocaría aniquilarla a cualquier costo. Ella nos paso aquellas capas verdes sin insignias, debíamos ocultarnos de la policía militar y es que, Eren debía dirigirse hacia la corte, debido a una rebelión y de ahí, se deduciría si quizás debería continuar con vida o no. Caminando, nos colocamos dentro de un callejón y al salir, nos cruzamos con ellos. No la pude mirar a los ojos, tan solo me pare detrás de Armin, quien la había buscado, esta prueba de fuego ya había empezado.

-Ha sido más fácil de lo que pensaba... -susurró Eren, creando un poco de ambiente y es que estoy de segura que Armin, le hizo creer a Annie que necesitábamos su ayudaba para salir de estos muros, y todo para proteger la vida de Eren Jeager.

-Mira adelante.-le pidió Mikasa, mientras caminábamos por las vacías calles del pueblo de Stohess, una ciudad situada en el borde de la muralla Sina, proveniente del muro Rose.

-Solo espero que no descubran que Jean ha ocupado mi lugar, no creo que el engaño dure mucho; él y yo no nos parecemos en nada.-indicó, mientras que me imaginaba a Jean de camino a la corte con un aspecto similar al de Eren.

-No te preocupes, los dos tienen cara de crimínales y psicópatas.-Armin se giró, observándolo; yo tenia mi mirada colocada en la espalda de Annie Leonhart, tenía la insignia de la policía militar en su chaqueta.

-Yo no tengo cara de caballo como él.-se justificó Eren, entre medio de esas palabras se podía ver como aún ellos tenían sus indiferencias.

-Si yo no hubiese accedido ayudarlos, ¿cómo pensaban llegar al otro lado del muro?-pregunto Annie frente a nosotros, curiosa, lo que me hizo sentir una mala sensación.

-Utilizando el equipo de maniobras tridimensionales.-respondió Armin sereno, continuando en caminar a su lado.

-Una locura.-opinó Annie.-¿No hubiese sido menos problemático y arriesgado escapar, antes de llegar a Stohess?-preguntaba, nuevamente esa mala sensación me sofocaba, parecía muy curiosa.-¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?-mire de reojo a Mikasa, como ella me miro a mi, algo andaría mal, no podía ser tan fácil.

-Pensé que la densidad del área urbana nos proporcionaría mejores opciones de intercambie a Eren con Jean.-Armin le respondió, pareciendo convencerle de a poco.-Además, simulando seguir las órdenes, evitamos levantar sospechas sobre nosotros, ganando tiempo para escapar.-ella lo miro, parecía estar comprendiéndolo.

-Ya veo, tiene sentido.-respondió, mirando adelante mientras que Armin pareció adelantarse ante ver nuestro boleto de salida, nuestra prueba.

-Allí.-señaló él, unas escaleras subterráneas, que nos llevarían algún tipo de lugar pero nos detuvimos curiosos cuando vimos cómo Annie cuestionó si iríamos por ahí.-Si, iremos por aquí.-le respondió Armin, acercándose más a las escaleras.-Son las ruinas abandonadas de una ciudad subterránea, que construyeron hace tiempo. Este camino conduce directamente hasta la puerta exterior.-explicaba él, a lo que empezamos a bajar por ahí de manera lenta.

-¿En serio?-pregunto Eren, mientras que yo acomodaba mis equipos de maniobras tridimensionales atrás de mi capucha ante ver cómo eran visibles.-Que suerte.-añadió pero yo me detuve cuando no sentí su sombra.

-¿Annie, qué sucede?-le pregunté, girándome y percatándome que ella no había bajado aún, era la primera vez que le hablaba en todo este viaje; sus ojos azules me miraron tan detenidamente que me recordaban a ese titán.

-No me digas que tienes miedo a los lugares oscuros y estrechos, ¿es eso?-le pregunto Eren, y es que sabía que el ambiente se había vuelto tenso, ella no era imbécil.

-De hecho, me da miedo.-le dijo Annie.-Dudo que un tipo valiente como tú y con tus tendencias suicidas sea capaz de entender a una frágil señorita como yo.-ella y Eren se miraban fijamente, mientras que nosotros observábamos.

-Alguien capaz de poner el cuerpo de un hombre al revés en medio del aire no se debe considerar frágil. Deja de hacer el idiota y date prisa.-le pidió Eren, de manera intensa.

-No, no iré por ahí, me da miedo.-le justificaba Annie nuevamente, mientras que Armin y yo cruzamos miradas, veía como él parecía buscar entre la capa aquella pistola de bengala.-Si no vamos por la superficie, no los ayudare.-indicó, a lo que yo agriamente la observé.

-Annie, vamos.-le pedí nuevamente, con la esperanza de que esto fuese un mal entendido, ella no podía ser ese monstruo de los bosques; no podía ser ella.

-¿Se puede saber que dices?-le cuestionaba Eren, desesperado, él estaba también en negación como yo pero ambos ya lo sabíamos.-¡Baja aquí ahora, no seas idiota!-le gritó fuertemente, lo que pareció tensar más la situación.

-Eren, no grites.-le pidió Mikasa, poniendo su mano en su hombro, esperando calmar las tensiones pero no era así, ya nada podía detenerse.

-Eso no es problema, Mikasa.-indicó Annie, mirándola.-Por algún raro motivo, hace rato que no nos cruzamos con nadie.-mi corazón empezaba a latir rápido, lo sabía, ella no era tan ingenua como creíamos yo la miré fijamente, y mis manos estaban debajo de mi capas, apretando el mango de mis espadas. -Maldita sea, estoy dolida. ¿En que momento han empezado a mirarme de esa manera, Armin y Kirah?-mi ceño estaba fruncido, y tanto Armin como yo la mirábamos, mientras que él sostenía el arma de la bengala.

-Annie, ¿por qué tenías el equipo de maniobras de Marco?-le pregunto Armin, a lo que lo mire, era algo que desconocía.-Reconozco hasta las más mínimas señales de su equipo, lo reparamos juntos.-explicó él.

-Ya veo. Bueno, lo encontré por ahí.-respondió ella, de una manera tan cínica que continuaba sabiéndome esta situación más amarga de lo que era.

-Entonces fuiste tú quien mato a los dos titanes que capturamos con vida, ¿no?-le pregunto Armin, a lo que yo la miré, esas titanes de prueba los estaba examinando la teniente Hange Zoë.

-Quien sabe.-Annie se encogía de hombros, como si esta situación no fuese importante.-Pero si ya te diste cuenta hace un mes, ¿por qué no actuaste entonces?-pregunto ella pero la pregunta fue dirigida a Armin, aún así, ella me miraba.

-Porque me negaba a creerlo... -susurré, destellando en mi voz la decepción de sus acciones, de lo que ella era realmente, me miró como si sintiese vergüenza.

-Teníamos la esperanza de que fuera una clase de mal entendido.-le decía Armin, mirándola también tan entristecido.-Pero por culpa de eso, si no me hubieses matado fuera de los muros esto no hubiese ocurrido. Si no hubieses lanzado a Kirah lejos de Eren, con la intención de que él fuera por ella, no hubiésemos sabido que eras tu.-me quede pensando ante lo que Armin había dicho, y yo que creía que ella me había lanzado lejos para no herirme, lo había hecho para desconcentrar a Eren y escapar.

-Si, yo también lo creo... -le musitó ella vagamente.-Y es que jamás pensé que fueran arrinconarme de esta manera. ¿Por que no los mate entonces?-se preguntaba, mirándome a mi y a Armin.

-Annie, todavía puede ser una posicibilidss de que eres una loca que le sigue la corriente a Armin.-le decía Eren, lo veía, las gotas de sudor bajaban por su frente.-Solo tienes que bajar aquí para demostrar que estamos equivocados baja y demuéstralo.-continuaba diciéndole, veía como deseaba que esto no fuese así, veía en sus ojos el desespero de no sentirse traicionado.

-Por favor, solo baja... -pedía en susurros, mirándola, esperando que esto fuese sólo una de esas malas pesadillas que suelo tener.

-No puedo bajar ahí, no he conseguir convertirme en soldado.-esas palabras de Annie fueron más agrias, más cínicas.

-¡Annie esto no es una broma!-le grito fuertemente Eren, intentando de acercarse a ella, al igual que yo, deseaba que esto acabara; aquí y ahora.

-Vamos hablarlo Annie, de seguro que si hablamos...-Armin también intento acercase pero en ese instante pude ver de reojo como Mikasa se removió, sabía sus continuas acciones.

-Ya es suficiente.-ella se sacó la capucha verde, mostrando cómo sacaba de sus correas sus espadas, ella estaba dispuesta a matarla.-Estoy harta de oírlos, es inútil.-opino, apretando el mango de sus espadas.-Voy hacerte pedazos de nuevo, titán hembra.-ella y Annie se miraron fijamente, y continuó a esto, Annie empezó a reír a carcajadas, a lo que todos quedamos idos.

-Tú y Armin han sido los únicos que creen que soy buena persona.-Annie me miro, como también miro a Armin en el momento en que dejo de reír.-Han ganado su apuesta pero es aquí y ahora donde comienza la mía.-la bengala verde fue lanzada cuando ella alzó su mano para morderla.

-¡No!-grite fuertemente, viendo como la avalancha de cadetes se lanzaron encima de ella pero mi grito se debió ante el anillo que se iluminó con el sol, y la pequeña cuchilla que salió de ahí.

-¡Kirah aléjate!-la voz de Mikasa se escuchó lejos, y es que ella no pudo agarrar mi capa, me la había quitado para que ya no me sostuviera.-¡Ya es tarde!-continuaba gritando, mientras que yo me dirigía a Annie, la miraba con esperanza pero fue ahí que sus ojos y los míos chocaron.-¡Kirah!-sus voces se unieron para socorrerme pero había sido tarde.

Los rayos del cielo cayeron justo en el momento en que me acerqué, pero el viento me azoto, tan fuerte que cuando decidí lanzarme a ella para detenerla, mi cuerpo tan solo se empujó con el viento caluroso en el aire. Sentí la brisa rozar mi rostro, mi cabello y como flotaba. Mi cuerpo chocó bruscamente con un muro, gemí, y mi cabeza dio vueltas. Todo se sentía pesado, todo en mi interior. Mi cuerpo aún estaba debilitado y este golpe, me había jodido por completo. Escuchaba gritos a lo lejos, muchos y era un recuerdo amargo que me sofocaba. Abrí mis párpados con pesadez, y coloqué mis manos en el suelo para levantarme pero mi cuerpo me dolía. Estaba afuera de las escaleras subterráneas, su impacto fue tan fuerte que me sacó de ahí adentro. Apreté los mangos de mis espadas, y las saques, colocándole las hojas. Alce la mirada y pude verla nuevamente, mi corazón sentía un fragmento roto, una decepción y a la vez, una traición. La veía, tan grande como aquel día y tan aterradora para quienes aún no la habían presenciado. Sus nudillos rompían los fragmentos de donde debían encontrarse de mis amigos, fue ahí que apreté con más fuerza el mango de mis espadas y llena de furia, grite. Empecé a correr, desviando a la gente que huía y con mis equipos de maniobras tridimensionales me eleve en el aire, dispuesta atacarla; sin importar que y es que ya era tarde.

Continuaba fragmentado el sótano donde ellos estaban, y lo deduje, nuevamente iba a por Eren pero ella desde un principio sabía claramente que íbamos por ella. Pero no iba a tocarla, no iba arrebatarnos a última esperanza de la humanidad, y es que aunque me costará la vida, ella no iba llevarse a Eren. Grite fuertemente para justamente pasar a través de su mirada, de sus azules ojos. Gruñí, y mordí mis labios para esquivar su mano a través de mi. Ella me conocía, sabía que era tan rápida que no sería capaz de determinar mis movimientos. Fue ahí que pude ver a través de mi campo visual, como Mikasa se adentraba a la pelea. Con rapidez me acerqué a ella, y nuestras manos se apretaron, la eleve tanto rápido como pude en el aire para que lograra cortar parte de sus manos pero no pude esquivar el brazo de Annie rompiendo los tejados. Las piedras se alborotaron en el aire y golpearon el cuerpo de Mikasa, a lo que yo continué en el aire sintiendo como una sola piedra rozaba mi mejilla. Ella me buscaba, sabía que podía aniquilarla aquí, sin importar que; me había visto combatir en la caída de la puerta de Trost, en el muro Rose. Estaba tan enfadada, y es que sus movimientos eran rápidos, pero más me enojé cuando aplasto a esos dos soldados.

Estaba aturdida, y es que aún Eren parecía no reaccionar, parecía no poder convertirse en titán. Veía las casas destrozadas, sangre en el suelo, todo era igual que hace cinco años. Los titanes destruían todo a su maldito paso, mis ojos demostraban la ira. Alce la mirada, viendo como Jean se me unió, y mis brazos empezaban a cansarse pero yo sonreía, a penas estaba empezando maldita hija de puta. Annie se movía rápido, corría pero no era impedimento, yo continuaba cortando fragmentos de su nuca con mis hojas. Ni siquiera me podía seguir el paso, solo estaba como una maniaca elevando sus brazos pero ya yo no estaba sola, Armin había llegado y empezábamos a huir de Annie, la embostaríamos nuevamente; así era el plan. Sus pasos retumbaban la ciudad, de seguro muchos huían con temor y otros con confusión sin saber cómo ese titán ha entrado, y es que no se imaginaban que se había infiltrado. Pase un tejado, y de reojo la observé, a esa gran mujer. La teniente Hange dio la orden, y las trampas para el titán hembra la emboscaron, reteniéndola nuevamente pero esta vez, en el jodido suelo. Tumbe mi cuerpo en el tejado, dejando descansar mis equipos de maniobras tridimensionales, para dejar salir mi agotamiento instantáneo.

-¿Estás bien?-alce la mirada, observando claramente a Jean mirarme, yo deseaba rodar mis ojos; no era hipócrita pero sabía que él lo hacía con la intención de que estuviésemos bien.

-Maldita puta.-hablé entre dientes, levantándome del tejado y quedando aún lado de Jean, observando al titán hembra en el suelo cubierto de trampas pero yo era realista, no era suficiente.-Se va liberar.-dije, mirando a Jean quien también la miraba aturdido.

-No puedo creer que todo este tiempo, nos haya engañado.-hablo él, resonando decepcionado, mientras que Hange se preparaba para bajar y examinar el titán.-Tienes sangre en la mejilla.-me señaló, a lo que simplemente asentí.-¿Solo eso te hizo, un corte?-pareció burlón, a lo que rodee los ojos y continué mirando.

-Su objetivo era atacarme, sabe que soy rápida.-indiqué, viendo como Jean volteaba la mirada para verme fijamente.

-Ella sabe que eres jodidamente fuerte.-mire sus ojos, era la primera vez que aceptada mi postura, no podía creerlo; Jean estaba aceptando que era fuerte, estaba dejando atrás los malos entendidos pero justo ahí, dejé de mirarla para ver cómo el titán hembra se desamarraba y como Hange, en un salto llegó hasta nosotros.

-Se ha liberado.-incline mi cuerpo para observar a Mikasa aún lado, no sé en qué momento llego, pero había llegado.

-¿!No habían suficientes trampas!?-grito Hange, con su ceño fruncido, se veía molesta y es que el titán hembra se levantó, destruyendo las trampas y empezó hacer que el suelo temblara ante sus pasos rápidos.-¡Kirah, que no escape!-me quede con la boca entre abierta ante la orden de Hange, ella me miraba.

-¡Vamos!-le indique a mis compañeros, para que me acompañaran y es que en un pestañeo, yo me eleve en el cielo, y empezaba a perseguirla.-¡No vas escaparte de mi!-grite fuertemente, pasando mis hojas justamente por su nuca pero ella la había enfriado antes, eleve sus manos y empezó a golpear pero ahí, vi como Mikasa se enredó con sus ganchos de sus equipos de maniobras tridimensionales, y cayó al suelo.

-¡Mikasa!-grito fuertemente Armin, giré mi mirada viendo como su cuerpo se arrastró por todo el suelo pero ella alzó su mano, esa señal, solo yo la conocía; significaba que continuara y agriamente, lo hice.

-¡No se detengan, intenten cortar sus tobillos!-señalaba, ella era muy rápida, debía admitirlo pero justo en el instante en que mis hojas azotaría nuevamente su nuca, el destello de luces en el cielo me cegó, provocando que mi cuerpo se detuviera de manera brusca en un tejado, al igual que el de mis compañeros.-Eren.-musité, mirando el cielo y como los colores habían desaparecido, y empezamos a sentir un leve temblor.

-Lo ha logrado.-masculló Armin a mi lado, y abrí mis ojos grandemente cuando vi como el titán hembra también se detuvo, Eren venía por ella, como un rayo, corría tan rápido que todo se sentía como un temblor.

Su titán pasó justo en frente de mi, su largo cabello y sus ojos brillantes me encontraron entre medio de los tejados. Todo se volvió lento, y tan solo vi como su brazo se estrechó de una manera impresionante para golpear a Annie y hacer que cayera justo en la catedral. Escuche gritos, y más gritos, pero sabía que eso no los detendría. La fuerza de Eren fue impactante y él, estaba furioso. Sin permiso de nadie me eleve en el aire, dispuesta a perseguirlos y observar más allá de sus impresionantes capacidades. Y es que, Annie empezaba a huir de Eren como si le temiera. Estando elevada en el aire, pude ver los cuerpos aplastados de tantas personas en esa catedral. Sentí un escalofrío pero era ahí que me daba cuenta, que ya no me perturbaba como antes. Seguí gastando mi gas, dispuesta a seguir a estos dos grandes titanes destruirse, e incluso, destruir parte de Stohess. Observaba a Annie correr, ella manipulaba ese titán y yo aún, no podía creerlo. Aún recordaba esos días, y tenía la esperanza de que ella no fuese esto. Estaba sentada en la cafetería, comiendo junto a ellas, ambas en silencio, evadiendo todo a nuestro alrededor, era como si no perteneciéramos aquí, a este circo.

"Me alegra que no hables". Me dijo ese día, comiendo a mi lado. Parpadeé, mirando hacia adelante y continuando en seguirlos, la consideraba una compañera digna de mi admiración y respeto por sus gran trabajo. Fueron tres años, tres años donde compartimos la misma mesa, la misma habitación, la misma base de entrenamientos, pero no el mismo sueño y eso era lo que me hacía sentir traicionada. Apreté el mango de mis espadas, volviendo a la agria realidad, Eren y ella combatían fuertemente. Se retumbaban el uno al otro, destruyendo los tejados y casas de esta ciudad. Veía a la gente correr, ni siquiera miraban como nosotros lo hacíamos. Estábamos en el centro de la capital, era un espectáculo ver como Eren y ella se golpeaban, como dos grandes titanes de ese tamaño se hacían trizas pero fue ahí, que observe como ella logró cortar la pierna de Eren y tumbarlo, iba escapar y su dirección eran los muros. Me eleve en el aire, y los gritos de mis compañeros me persiguieron pero continué. Estaba abatida en el rencor que le estaba teniendo a ella, era mi amiga, aunque no lo demostrara; éramos amigas, y me había traicionado.

-¡Maldita!-grite desgarradamente, mis hojas atravesaron su ojo izquierdo, la había dejado ciega de un lado, y ella se detuvo en seco, tapando su nuca nuevamente con su mano, pero yo me elevaba y deseaba cortar sus rodillas, así que empecé a cortar sus músculos, con suma rapidez.-¡Éramos amigas!-gritaba, como si ella me escuchara pero no me importaba, quería sacarla de ese maldito cuerpo y destrozarle la existencia.

-¡Kirah!-eleve mi mirada, mi cuerpo fue aguantado fuertemente por Armin, sacándome de ahí, y aún la rabia me consumía, y es que mis ojos se abrieron grandemente cuando vi el cuerpo de Eren de unos tonos oscuros y calurosos, él estaba en llamas; estaba furioso.

-¿Eren?-me pregunté a mi misma, cómo si no lo conociera, él se abalanzó encima del titán hembra con una fuerza inexplicable, mientras que mi cuerpo cayó ante yo removerme de las manos de Armin, cayendo bruscamente lejos del tejado de donde mis compañeros estaban, viendo como el titán hembra ante la furia que el titán de Eren le provocó ante casi arrancarle el rostro, pateo fuertemente a Eren, él cayó lejos de ella; enterrado en uno de los condominios de la ciudad.

-¡Kirah, dirígete aquí, ahora!-me gritaba la teniente pero yo estaba cegada por lo que veo, era tan impresionante ver como la sangre del titán hembra se derramaba pero mis ojos se abrieron como platos cuando vi como el titán hembra corría rápidamente hacia los muros, fue ahí que me eleve nuevamente en el aire sin importar que desobedeciera, sin importar que estuviese arriesgando mi vida.

-No, no vas escapar.-hablaba entre dientes, dirigiéndome con toda la velocidad que podía, al muro.-¡No así, no después de esto!-yo estaba totalmente molesta, y enganche mi gancho en el muro en el momento en que los dedos del titán hembra se enterraron el muro, fue ahí que mis hojas en un instante, desgarraron sus músculos, dejándola sin dedos.-Traidora...

Fue lo qué susurré en aquel entonces cuando vi como el cuerpo del titán hembra, se desprendía del muro. Todo se volvió lento y sus ojos me miraron, me miraron de una manera apagada; llena de tristeza. Yo estaba elevada en el aire, sin sostenerme de nada y la veía caer, al igual que yo estaba cayendo. La miraba tan detenidamente como ella a mi, sabía que no era del todo capaz de matarle pero si de destruirla, como ella nos había destruido a nosotros, como quizás fue ella secuaz de todo lo que perdimos hace cinco años atrás. Sus ojos, esos tristes y apagados azulados ojos me recordaron a esos que me miraron aquel día, antes de cerrarse por siempre. Grite llena de rabia, y mi gancho se sostuvo con su cuerpo, caía con ella, como si lo mereciera y ahí reaccioné. Mi gancho se despejó al tejado más cercano, justo cuando vi como Eren corría hacia ella, y mi cuerpo cayó de una manera brusca en el suelo, tanto que sentí como mis huesos crujieron. No dejaba de dar vueltas pero aún sostenía mis espadas, estaba ya toda jodida. Aún estaba tumbada en el suelo, y alce mi mirada, abrí mis ojos grandemente con la intención de escapar cuando sus grandes cuerpos, se dirigían a mi pero ahí, nuevamente mi cuerpo se elevó en el aire con rapidez.

Sentí su olor, ese que ahora podía reconocer y tan solo relaje mis músculos adoloridos. Me aferré a su cuerpo, sabía que era él, sabía que en algún momento aparecería, pero yo estaba muy cansada para agradecerle a Levi. Solo vi como sus brazos se estrecharon en otros brazos, y ahí, vi como se distanció de mi; mis manos se estrecharon, como si no deseara que se fuese de mi lado y al alzar la mirada observé esos ojos azules mirarme. Erwin me sostenía con fuerza, me hablaba pero no le escuchaba, mis tímpanos solo estaban enfocados en el retumbar que el titán de Eren y de Annie provocaban. Intentaba de expandir mi vista, había mutilado mi cuerpo en esta pelea desde el principio, aún no descansaba del todo bien de lo que esa maldita me había hecho en aquel bosque. Mis brazos estaban cansados, al igual que mis piernas pero todos me miraban, todos estos policías militares tenían su mirada en mi, estaban impresionados. Intente incorporarme pero me sostuve un poco de él, no era tan orgullosa, sabía que estaba jodida. Continué observando la pelea, pero ya no podía, mis ojos se estaban apagando.

-¿Se la va comer?-preguntaba un policía militar, dirigí mi mirada a donde él, viendo como Eren había destrozado el cuerpo del titán femenino y veía su boca abierta grandemente.

-¿Qué haces, Eren?-me preguntaba a mi misma, viendo a esa figura elevada en el cielo como un rayo; quizás éramos tan iguales a lo que creíamos. Levi destruyó la nuca de Eren, y justamente lo sacó de ahí antes de que se comiera a la única persona testigo de acercarnos a la verdad, de poder liberarnos de la libertad pero ante de caer en los brazos de mi hermano, mi corazón palpitó con fuerza cuando predije cómo Annie se envolvía en aquella cristalización, y ahí recordé aquel sueño instantáneo que tuve, viéndola atrapada en una cristalización.-No, no... -susurraba, estaba confundida, esta imagen, era muy real.-No puede ser.-indicaba, esto parecía algún tipo de dejavú o algo así explicaban cuando parecías vivir algo, que ya habías vivido pero, esto era diferente.

-¿Kirah?-Erwin se acercó a mi cuando con brusquedad me desprendí de él, toque mi cabeza, me dolía.-¿Qué tienes?-me preguntaba agitado y curioso, mientras que caí arrodillada al suelo, no podía ser posible que haya podido ver a través de mis sueños esta imagen.

Apretaba mi cabeza y cerraba mis ojos, yo había visto esto antes, estaba segura que había sido hace quizás un año, antes de la graduación. Sentía como mis pensamientos estallaban, tanto, que no podía ser capaz de concentrarme y escuchar a Erwin. Solo veía sus ojos mirarme, pero él no entendía y nadie podría. El aire me faltaba, estaba asustada por lo que había presenciado y es que, era una agria realidad que no quería enfrentar. Si esto, si esta maldita imagen en mi imaginación se hizo real, ¿qué más se haría real? Los gritos de Erwin continuaban sofocándome, sentía calor y las gotas de sudor bajaban por mi frente, mi cabello estaba suelto y ni siquiera me había percatado de eso. Y ahí estaba yo, justo frente a Annie, en un sótano, estaba sentada frente a ella y la veía, estaba envuelta en esa rara cristalización y por más que le hablase; ella no me escuchaba o se movía, no comprendía porque estaba encerrada pero ahora que despertaba en esta realidad, entendía. Sentí como mi cuerpo se elevó, como me intentaron de incorporar mientras que veía muchas extrañadas miradas encima de mi, me sentía agobiada y confundida, tanto que empezaba a confundir la irrealidad, con la realidad. Solo se que mis párpados se sintieron pesados, y me fui en un oscuro agujero, me había desmayado.

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