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𝐗𝐈𝐕


La lluvia causó estragos en el cabello de todos los estudiantes que salieron a pasear por los alrededores del castillo.

Evolet tampoco se salvó. Su cabello se enredó como nunca antes. Y sus zapatos, ni hablar. Estaban tan sucios que se confundían con el barro.

Todos estaban corriendo al castillo en manada. Apenas se podía ver el frente. Todas las cabezas en el mismo estado o peor que Evolet.

Cuando Evolet llegó finalmente a su habitación. La recibieron unos ojos cafés.

-¿Qué demonios te sucedió? -Preguntó asombrada.

Parecía que había salido de una pelea con leones y no había ganado. Todo su uniforme empapado, sucio, desarmado y arrugado. El piso de la habitación ya estaba marcado con barro.

-¿No es obvio? -Se sentó en su cama, escurriendo el resto de agua que caía de su cabello -. La lluvia arruinó el día y tuve la mala suerte de tener que entrar en donde todo Hogwarts quería, porque a Snape se le dio por no dejarnos entrar por el patio.

Lucía bastante furiosa.

Hermione tan solo guardó silencio y siguió con su lectura. Era mejor no molestar a la recién llegada.

Evolet se sacó sus zapatos y con un hechizo los limpió para que quedaran como nuevos otra vez. Los acercó a la estufa para que se secaran durante la noche y se metió a la ducha para quitarse de una vez la suciedad que llevaba encima.

Cuando terminó salió ya vestida con la toalla en el brazo y un cepillo en mano. Se peino y luego secó el resto de líquido que quedaba. Debido al clima, su cabello quedaría ondulado. No tanto como el de Granger, pero no iba a estar completamente lacio.

Hizo desaparecer la toalla y el peine y se acostó en su cama, soltando un suspiro. Estaba tan agotada. Hoy fue un día muy inesperado, en todos los sentidos. Cerró los ojos.

-El banquete ya está por comenzar-Avisó Hermione.

Abrió de nuevo los ojos.

-Tan solo serán unos minutos - Y los volvió a cerrar.

En cuestión de segundos ya no estaba recostada en su cama, en la torre de Gryffindor. Ahora estaba en un pasillo, oscuro y frío. El calor de Hogwarts ya no estaba en sus venas. Todo era frío.

Camino por el pasillo. Apenas se podía ver. Si no fuera por las antorchas que habían -que aún así no iluminan demasiado -no vería nada.

Escuchó no muy lejos algo. Avanzó despacio, tratando de que no la descubran. Siguió y siguió, hasta llegar en donde una luz salía de una habitación y alumbra a la alfombra azul noche. Pegó su oído y cuerpo a la pared. Las voces ahora eran claras.

-¡No puedes hacer eso, papá! -Refuñaba una pelirroja de espalda.

-¿Quieres probarme?

Se oyeron como unos pasos caminaban hasta donde estaba ella. En pánico se alejó un poco, pero la persona no llegó nunca.

-¿Por qué no te agrada Deashira? -Se quejaba.

- Ella no es una buena influencia y punto.

-¿Porqué? ¿Es porque es una chica?

-No. Es una mestiza y tú una sangre pura. Lo único que hará es manchar nuestra sangre y reputación. Debes casarte con un hombre de linaje puro y que realmente pueda protegerte a ti a tus futuros herederos. -La voz era firme y educada.

-¿Y si no quiero casarme con él? ¿Qué harás, me vas a encerrar en una torre y no dejarme ver a nadie? -La chica parecía no estar de acuerdo con su padre -¿O la matarás de la misma forma que lo hiciste con la tía? -esta vez hablaba de otra persona.

Evolet no entendía nada. Todo era muy confuso. Apenas había podido ver que se trataba de una joven de cabello naranja como el de Weasley y un hombre alto de cabello albino.

Buscó su varita en los bolsillos de su pantalón, pero nada. No estaba. Abrió los ojos en grande. Pasos se escuchaban acercándose hasta ella. Pánico. Los pasos se dejaron de escuchar.

-Te lo diré solo una vez, Emma; Desobebedeces mi palabra... Y te arrepentirás toda la vida -esta vez los pasos no pararon hasta llegar a la puerta y salir por esta.

Por fin pudo ver su cara. Tenía ojos de diferente color. No pudo seguir mirando los detalles porque él se dio cuenta de su presencia y rápidamente levantó su varita y lo lo último que vio fue una luz verde cegarle la vista.

Se levantó de la cama de golpe, jadeando y sin poder controlar la respiración. Miró a su alrededor y vio que ya no estaba en ese frío lugar. Ahora estaba en su habitación, junto a su compañera, Hermione, quien estaba al lado de su cama mirándola con una tranquilidad indescriptible.

-Tranquila, solo fue una pesadilla -. Dijo con una voz tan dulce que le impresionó.

Su pecho no dejaba de subir y bajar. Evolet muy pocas veces tenía pesadillas. Las pocas veces que las tuvo eran tan aterrador que podía llegar a no dormir por días. Esta vez fue una pesadilla extraña. Tenía miedo, pero a la vez curiosidad. Parecía más un recuerdo que un sueño.

Se sentó en la cama. Tocó su frente. Tenía un poco de fiebre. La lluvia seguramente le generó un resfriado. Hermione le tendió la mano.

-Vamos, será mejor que comas algo. Te hará bien.

Tomando su mano, Evolet se levantó de la cama. Un mareo se apoderó de su cabeza, provocando que se tuviera que apoyar sobre Hermione.

-Lo mejor sería ir a la enfermería después de la cena.

-Esta bien. Estoy bien.

Una vez se le pasó, se enderezó y caminó hasta el perchero al lado de la puerta. Tomo una abrigo largo negro. Se lo puso y con la cabeza le indicó a Hermione salieran.

En la sala común no había mucha gente. Solo algunos que aún seguían empapados por la lluvia y buscaban calor en el fuego. Al cruzar el retrato de la dama gorda, el frío del oscuro pasillo les pegó desprevenido. Evolet se aferró más a su abrigo y Hermione a su túnica. Caminaron rápido para llegar lo antes posible al gran comedor.

Al llegar el calor les inundó los huesos, haciéndoles sentir como en casa. Todos charlaban alegremente, como si afuera la tormenta no hiciera temblar las paredes del castillo.

Cuando encontraron a sus amigos, se sentaron frente a ellos. Ambos estaban hablando sobre algo llamado "Quidditch". Palabra desconocida para Evolet.

-¿Qué es eso de Quidditch?

Ambos chicos la miraron como si fuera un marciano recién llegado de Marte.

-¿Realmente no sabes lo que es Quidditch?

Evolet negó con la cabeza avergonzada.

-¿Tus padres no te lo explicaron? -Preguntó Ron.

Nuevamente negó con la cabeza.

-Sinceramente no me enseñaron mucho. Prácticamente me crié sin magia.

Ron dejó caer su tenedor con la boca abierta.

-No sé de qué te impresionas Ron, Harry también no sabía nada cuando llegó en primer año- Dijo Hermione comiendo de su pasta.

-Si, bueno, pero él fue criado por muggles, en cambio Evolet tiene a sus dos padres magos y no le enseñaron nada de él mundo mágico -Hablaba como si fuera el peor crimen del mundo.

-Habrán tenido sus razones para no hacerlo, Ronald.

La mayoría de las cosas que Evolet sabía eran porque Hermione se las había dicho o porque las aprendió en clases. Jamás le preguntó a sus padres el porqué de no hablarle de la magia. Después de todo ello eran magos y fueron a colegios de magia, con chicos mágicos.

-Como sea, el Quidditch es un deporte que se juega en el mundo mágico -Explicó Harry.

-¿Algo así como el fútbol? -interrumpió Evolet.

-Se podría decir-Cruzó los brazos y los apoyó en la mesa. -el quidditch no es tan sencillo como parece. Hay siete jugadores de cada lado. Tres de ellos se llaman cazadores. se tiran unos a otros la quaffle, una pelota roja del tamaño de una pelota de fútbol, y la tiran en unos aros de gol. Si anotan suman diez puntos. Luego está el guardián que está en cada costado, el cual tiene que volar alrededor de los aros para evita que el equipo contrario anote. ¿Me sigues?

-Sí, sí -Los ojos de Evolet brillaban del interés-Tres cazadores y un guardián. Los cazadores tiran la quaffle y el guardián impide que entre en el aro.

-Perfecto, Después están las bludggers qué andan por allí, mayormente tratan de derribar al que se cruzan, para eso están los bateadores, que son dos en cada equipo. Su trabajo es proteger al equipo de las bludggers. Y por último está el buscador y su trabajo es atrapar la snitch dorada, es una pelota chiquita dorada con alas y es muy escurrudiza. Yo soy un buscador en el equipo de Gryffindor.

Las expresiones qué Evolet hacía con cada palabra que Harry decía, le recordaba a Harry cuando Wood le enseñó en su primer año sobre quidditch y él estaba totalmente impresionado.

- Cuando atrapas la snitch el equipo gana ciento cincuenta puntos. -Siguió Harry. -Increíble, ¿Verdad?

-Mucho más que eso -Rió Evolet.

Harry le explicó demasiado bien todo, tanto que ya le daban ganas de jugar Quidditch.

-Si hay algo en lo que estos dos sean inteligentes, definitivamente es el Quidditch.

-Si tienes más dudas puedo prestarte mi libro "Quidditch a través de los tiempos". Allí hay mucha información que te servirá de ayuda-Ofreció Harry con una sonrisa.

-También después de navidad habrá un partido, es de Gryffindor contra Slytherin. Puedes venir a verlo. Hermione te acompañará- dijo Ron.

-No sé si pueda, ese día tengo que estudiar-se atajó.

-Tú siempre tienes que estudiar, Hermione. Tan solo será un día que tendrás que despegar tu nariz de esos libros.

Hermione no parecía muy de acuerdo con la salida. Los estudios eran lo más importante para Hermione. Era capaz de empezar a estudiar para una prueba que se daría en tres meses.

-Vamos, Hermione será solo una vez -Hermione seguía sin estar convencida -Hazlo por mí -Evolet movió sus pestañas coqueta.

-Lo pensaré.

Siguió comiendo su pasta y no volvió a hablar más.

Una vez todos terminaron de comer volvieron a la sala común. Extrañamente a Evolet se le había pasado por completo el dolor de cabeza, por lo que Hermione no la llevó a la enfermería.

Se quedaron un rato largo en lo sillones de la sala común, frente al fuego. Mientras todos los demás Gryffindor ya dormían en sus camas. Harry y Hermione estaban sentados en el piso con su espalda apoyada en el sillón, en el cual Ron y Evolet estaban sentados. Bueno, estaban más recostados que sentados.

Los cuatro hablaban animadamente. Harry y Hermione juntos sobre la clase de Encantamientos y Ron y Evolet discutiendo sobre el Quidditch y comiendo dulces. Hasta que dejaron de escucharse cuatro voces y quedaron solo dos; las de Harry y Hermione. Cuando se dieron cuenta de eso, se voltearon y vieron la escena más tierna del mundo: Evolet durmiendo en el hombro de Ron y Ron durmiendo con su cabeza apoyada en la de Evolet, mientras las cajas de ranas de chocolate yacía a los costados del sillón, vacías. Ambos chicos con bigotes de chocolate en la comisura de sus labios.

Harry y Hermione se rieron y como pudieron cada uno llevo a su amigo a su correspondiente dormitorio. Para Hermione fue fácil llevar a Evolet, era como llevar una pluma, Pero para Harry fue todo lo contrario con Ron. El chico parecía que pesaba más cuando dormía, peor que un tanque australiano.

Y así, posiblemente, comenzó la amistad de esos dos chicos amantes de la comida y ahora del Quidditch.

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