Fin
—¡Maldito Baji te las verás conmigo! —Chifuyu escuchó lejana la voz de Kazutora, creyó rápidamente que solo eran sus sueños, pero cuando sintió la cama tambalearse tanto y un repentino grito por parte de Baji supo que era real, y que tocaba un regaño.
Abrió sus ojos con una mirada molesta al ser interrumpido su sueño, entonces paralizándose al ver a Kazutora sobre Baji, jalando sus cabellos y este gritándole que se detuviese.
—¡Ya pedí perdón!
—¡¿Qué mierda les pasa?! —alzó la voz el rubio y rápidamente callaron, viéndole con sorpresa, dándose cuenta que habían cometido un grave error, interrumpir el sueño de Chifuyu.
—¡E-este imbécil me despertó lanzándome de la cama! —Kazutora fue el primero en reaccionar, volviendo a tirar de los cabellos negros de Baji.
—¡Te dije que fue sin querer! —reprochó, entonces Chifuyu sentándose cerca de ellos, ambos viéndolos en silencio, cuando Chifuyu recién se despertaba solía ser más amable y dulce que de costumbre, pero no cuando lo despertaban de tal forma, eso lo aprendieron todo el tiempo que se quedaron a dormir juntos, y cuando estaba así, si que daba miedo, además de prohibirles hacer lo que más le gustaba, sea lo que sea, y ellos aceptaban como cachorros regañados.
—Salgan del maldito cuarto ahora mismo —señaló la puerta, hablando en susurro, pero ante el silencio escuchándose claramente en sus oídos, ellos sin rechistar se levantaron en segundos, ambos corriendo, compitiendo inconscientemente por quien salía más rápido de la habitación, claro, todo esto fue después que se pusieron su ropa, y Chifuyu tuvo que mirar a otro lado para que no vieran la vergüenza en el rostro.
Cuando estuvo solo al fin, observó sus manos, de pronto una sonrisa boba plasmándose en su rostro, sus mejillas enrojeciendo poco a poco ante los recuerdos de la noche anterior, luego moviendo sus dedos nerviosos sobre sus muslos.
—¿Q-qué va a pasar ahora? —murmuraba para sí mismo, pero sin borrar aquella sonrisa formada en sus labios, la emoción recorría su cuerpo y los nervios lo ponían peor, siempre estuvo tan a gusto con ellos, entonces comenzando a temer perderlos por lo que hicieron, porque ahora que habían sobrepasado la línea no quería volver atrás, y tenía miedo de que ellos si quisieran, que rechazasen sus deseos, y ellos más que nadie sabían lo caprichoso que era Chifuyu.
—¡Eres un completo idiota! —exclamó en voz baja Kazutora, sentado al lado de Baji en el sofá de la sala.
—¡Cállate!, ¡ya dije que fue sin querer! —reclamó perdón, y Kazutora se cruzó de brazos, inflando sus cachetes al desviar la mirada en sentido contrario del pelinegro, quien se le quedó viendo y suspiró, agarrando bruscamente la cabeza del de mechas, recostándole en su regazo.
—¡Oye!, ¡eso duele! —se quejó, entonces percatándose de la mirada de Baji sobre él— ¿Qué?
—Nada, estúpido —se le acercó, posando sus labios sobre los suyos un instante, sorprendiendo al de ojos miel, y cuando estuvo a punto de apartarse, Kazutora le atrajo con sus manos, evitando la lejanía entre ellos, de repente sintiéndose tan cálido, sus corazones latiendo rápido, era verdaderamente lindo para ellos, que hacía unos años solo pensaban "el amor no existe, es una perdida de tiempo", y que equivocados estaban— . Oye —llamó cuando se observaron a los ojos, sintiendo sus mejillas arder, una revolución de emociones en su interior, y Kazutora solo esperó que le dijera, entonces él apoyándo sus frentes mientras que con sus manos lo acomodaba más arriba, hasta el punto de estar sentado sobre sus piernas, ahora Kazutora viéndole desde arriba—. Te amo —el de mechas sintió su respiración abandonar sus pulmones por algunos momentos, entonces cerrando sus ojos, sus manos cerrándose en puños sobre su ropa.
—Que lindos —sintieron sus cuerpos temblar ante la repentina y fría voz de Chifuyu, luego encontrando sus ojos azules, estaba cruzado de brazos, recostado en la pared frente a ellos.
—¿Estás bien?
—¿Por qué no? —respondió a Baji, este escondiendo su rostro en el cuello de Kazutora.
El de mechas le vió pasar de largo hacia la cocina, entonces de repente sintiendo a Baji besar aquella zona que para él era tan sensible, alterandose un poco.
—¿Qué haces?
—Así se le quitará —respondió, con una sonrisa.
—¿De qué hablas?
—Se pondrá celoso y vendrá a nosotros entonces —explicó, estrechando sus manos sobre su cuerpo, y Kazutora entendió, entonces sonriendo cómplice.
Chifuyu se sentó delante de ellos, con una taza de chocolate en sus manos, subió sus piernas y las cruzó, entonces dando un pequeño sorbo mientras veía su teléfono, aparentando ignorarlos por completo.
—¿No nos hiciste a nosotros también? —se quejó Kazutora, Chifuyu negando con la cabeza sin verlos, y el de mechas sintió su sangre arder, la comida era su vida, y si se la quitaban, aún más la que venía de Chifuyu que era tan deliciosa, le volvía loco, y el rubio lo sabía, exactamente por eso lo hizo. Baji le hizo señas para que se calmase, entonces acercándose a su oído, susurrando.
—Solo sígueme la corriente —murmuró, y Kazutora asintió, repentinamente sintiendo sus labios en los suyos, en un beso tan lento pero enloquecedor, que sintió sus sentidos desaparecer un lapso de tiempo. El pelinegro mordió su labio con fuerza, y Kazutora sintió un sabor metálico en cuanto el de ojos café coló su lengua en su cavidad bucal al aprovechar que abrió el espacio entre sus labios, le había sacado sangre, pero no le importaba, porque se sentía tan bien sus manos en él, esas que ahora le presionaban para acercarle cada vez más. Chifuyu no pudo evitar verles de reojo, y cuando se percató de lo que estaban haciendo prácticamente en su cara, se paralizó, viéndolos fijamente antes de que su rostro tomase un color carmín encendido, entonces volviendo su vista al móvil entre sus manos, intentando ignorarlos, pero quemaba, ardía por dentro estar fuera de eso, y sabía perfectamente que Baji lo hacía solo para hacerle enojar, porque lo conocía demasiado, pero trató de resistir, aunque en el momento que Baji bajó sus manos mucho más deseosas y escuchó un gemido sorprendido por parte de Kazutora, no pudo más, levantándose con rapidez, interrumpiendo el beso de aquellos dos al tirar de la oreja de Baji con fuerza, este quejándose adolorido, Kazutora tratando de recuperar el aliento—. ¡Oye! ¿Qué ha-...? —se paralizó al ver la imagen de aquel rubio sosteniendo levemente la tela de su pullover, mirando a otro lado con sus mejillas totalmente rojas, una mirada verdaderamente tímida, que a sus ojos se vió tan provocadora, era demasiado tierno.
—Son malos... —susurró, haciendo un pequeño puchero en sus labios, Kazutora queriendo sacárle una foto ante lo bello que se veía.
—¿Celoso? —preguntó con una sonrisa triunfante, entonces Kazutora intentando secar las pocas gotas de sangre en sus labios.
—N-no... —murmuró otra vez, sin verles a los ojos, era demasiado vergonzoso, y ellos lo sabían, por eso le harían rogar.
—Si lo estás —habló el de mechas rubias una vez recuperó el ritmo de su respiración.
—¡Ya dije que no! —por fin conectaron sus miradas, y sintió un revoloteo de mariposas en su estómago, Kazutora sin contenerse más agarrando su mano y jalándole hacie ellos, cayendo directo en sus labios al hacerle doblarse, sosteniéndose allí unos segundos, luego Baji lo hizo girarse hacia él, presionando con suavidad sus labios en los suyos, entonces al separarse, viéndole con una sonrisa a la vez que acariciaba su cabello y mejilla.
—Hermoso —halagó el pelinegro, sus narices rozándose, Kazutora también haciendo rizos en algunos mechones de su cabello.
—Estúpido —susurró, molesto, con sus mejillas totalmente rojas.
—Así me quieres —agrandó su sonrisa burlona, entonces Chiduyu rodando sus ojos y dirigiéndose a Kazutora, quien como siempre le miraba con dulzura, el rubio llevando una de sus manos a su mejilla y acariciándola, el de mechas inclinándose más hacia él, disfrutando su toque.
—¿Me darás chocolate también? —pidió, haciendo una expresión demasiado tierna para el de ojos verdes, este no resistiéndose, entonces dejando un beso en su frente con algo de vergüenza.
—Está bien —se apresuró a decir para salir de esa situación, entonces levantándose y yendo a la cocina.
—Funcionó —Baji alzó su puño, sonriendo triunfante, de repente recibiendo un sape por parte de un Kazutora enojado, entonces viéndole confundido—. ¿Qué haces?
—Idiota, me hiciste sangrar el labio —se quejó, inflando sus mejillas, Baji llevando su mano a sus labios, acariciando la pequeña herida allí.
—Perdón —besó ese punto suavemente—. ¿Ya está? —le sonrió con las mejillas adornadas de un tenue rojo, Kazutora asintiendo al relajar su expresión molesta a una más alegre.
Por otro lado, Chifuyu estaba en la cocina, con sus ojos fijos en el oscuro chocolate dentro de aquella taza blanca, ya la había preparado hacía unos minutos, pero sus nervios le ganaban como para ir a la sala nuevamente, porque necesitaba respuestas, ¿qué se supone que eran ahora? ¿por qué actuaban tan normal?
Se esforzó por respirar calmadamente, tomando un largo suspiro, entonces agarrando la taza y caminando hacia aquellos dos que tanto quería otra vez, ellos viéndole llegar y Kazutora saltando en su dirección para quitarle la taza.
—¡Gracias! —besó su mejilla en cuanto la tomó, Chifuyu sonriéndole un poco forzado.
—¿Estás bien? —interrogó Baji en cuanto se sentaron, conocía hasta cada uno de los cabellos de Chifuyu como para darse cuenta que estaba algo incómodo, lo sabía porque su mirada no era fija y jugaba con sus dedos.
—Sí... bueno, estoy algo confundido... —respondió en susurro, no muy seguro de sus palabras, porque no sabía si quería escuchar las respuesta a sus interrogantes.
—¿Por qué?, puedes decirme —tomó su mano sobre sus piernas, ante su toque aumentando los nervios del rubio, quien desvió la mirada, Kazutora les veía en silencio mientras bebía su chocolate, ahora los tres estando sentados en aquel sofá.
—Es que... ¿así va a ser?, no entiendo... —tragó con dificultad—. Ustedes actúan tan normal, no quiero romper nuestra amistad, lo que pasó anoche... —no le dejaron terminar de hablar, Kazutora inclinándose hacia adelante para tomar su otra mano, ambos viéndolos con una sonrisa leve.
—No romperás nada, nosotros nos amamos, también a ti, ¿tú nos amas? —preguntó el de mechas, su mirada transmitiéndole una linda calidez, y enseguida supo la respuesta.
—Claro.
—Entonces ya está.
—No lo pienses demasiado, siempre lo haces —rió Baji por unos segundos.
Después de esto todo fue hermoso entre ellos, siempre estaban juntos, nunca se separaban, cuando uno estaba triste, los demás también, y lo animaban o hacían hasta lo imposible para volver a hacerlo sonreír. Los momentos en los que se reunían los tres, solo estar unos minutos en silencio, los sentían como el mismo cielo, porque se sentían tan amados unos al lado de los otros, las palabras sobrando para entenderse, ya con el paso del tiempo, conociéndose demasiado, cada gesto, cada palabra, cada acción sabiendo cuál era el significado o qué pasaba por la cabeza del otro.
¿Peleas?, siempre, por todo, Baji molestando a Chifuyu en todo lo que podía, porque amaba verle nervioso y avergonzado, le gustaba hacerle rogar por mínimamente un beso, logrando hacer al rubio enfadar, pero siempre terminando en abrazos cálidos.
Kazutora muchas veces se sintió inseguro, porque a pesar de conocer primero a Baji, este y Chifuyu llevaban más tiempo juntos, y se sentía un estorbo entre ellos, aún más cuando recordaba lo que le había hecho a Baji en aquel enfrentamiento de la Tokyo Manji contra Valhalla, en el cual sus emociones lo segaron, y cuando se dió cuenta ya había apuñalado a su amigo, suerte que logró salvarse antes de alcanzar la muerte, y no se explicaba como después de todo eso fue aceptado por Chifuyu y Baji, haciéndose tan cercano y luego convirtiéndose en novios.
Sintió un nudo formarse en su garganta ese día en el baño, cuando Baji entró sin pullover, dirigiéndose hacia él y Chifuyu, quien le daba un retoque a sus mechas.
—¡Oh!, ¡Fuyu te queda muy bien! —exclamó Baji al ver a aquel ojiverde con los cabellos negros, este sonriéndole.
—¿Verdad?, Tora fue quien tuvo la idea de tintar de negro las partes que quedaban rubias, pues como ya comenzaba a verse la raíz me pareció bien —decía mientras desplazaba el secador de cabello sobre la cabeza de Kazutora.
—Ohhh, ustedes se están arreglando el cabello y no invitan —se quejó el de ojos café, de repente sintiendo los dedos de Kazutora sobre su abdomen, entonces él y Chifuyu deteniendo su hablar y dirigiendo su mirada hacia abajo, viendo al de mechas que estaba sentado, por lo tanto tenía que verles hacia arriba.
Sus corazones se paralizaron al ver aquellas gruesas lágrimas brotar en los ojos miel del chico, ambos preocupándose al instante, Baji agachándose hasta quedar a su altura, tomando su rostro entre sus manos. Chifuyu apagando el secador, ya teniendo el cabello de Kazutora listo.
—Hey, ¿pasa algo amor?, ¿por qué lloras? —decía con suavidad el de filosos colmillos, secando con la yema de sus dedos las lágrimas ajenas.
—¿Te duele? —Baji y Chifuyu se observaron confusos.
—¿Qué cosa? —dijo, y Kazutora dirigió sus dedos hasta rozar con aquella cicatriz en el abdomen del de ojos café, este entendiendo, entonces levantando su mirada— Claro que no, ya fue hace mucho —acarició su mejilla, curvando sus cejas hacia arriba.
—P-perd-dón —apenas podía hilar las letras en sus palabras, los suspiros saliendo de él incontrolablemente, sus mejillas estando húmedas y rojizas, todo su dolor acumulado saliendo de repente, una cascada de emociones en su interior, porque ese había sido uno de sus más grandes errores, esos que siempre recordaba en las noches y a veces tenía que salir de la habitación para que Chifuyu y Baji no le escuchasen llorar.
Estos últimos dos se miraron con tristeza, ver a Kazutora así les dolía, entonces Chifuyu se agachó y le hizo mirarle al girar su rostro hacia él con una de sus manos.
—Tranquilo, respira, sé que es difícil olvidarlo, pero ya no importa, fue un error que cometiste, ya fuiste perdonado hace mucho —pasó un mechón de los cabellos contrarios por detrás de su oreja, Kazutora viéndole tratando de contener sus suspiros—. ¿Verdad Baji-san?
—Así es —besó la mejilla del que lloraba, este comenzando a llorar más al verles frente a él con esas sonrisas tan cálidas y sus palabras tranquilizantes, repentinamente lanzándose al suelo para abrazarlos, y ellos accedieron con gusto, escuchando los fuertes suspiros de Kazutora, entonces sus ojos cristalizándose un poco, Chifuyu dejando escapar suspiros bajos, y Baji solo tratando de contenerlos con su seño fruncido y sus cachetes rojos, ni en joda los dejaría verle llorar.
—Ustedes se hacen cargo de mi siempre y yo solo traigo problemas —decía con su voz quebrada, apenas pudiendo entenderse sus palabras, Chifuyu golpeando su hombro con su puño.
—¡Idiota!, no eres una carga, lo hacemos porque te queremos —decía tratando de secar las lágrimas que bajaban de sus ojos, Baji solo forzándose a no llorar.
—Kazutora i-imbécil —dijo, su mandíbula estando tensa y sus puños cerrados sobre sus muslos, entonces sus dos acompañantes viéndole por unos segundos, de repente estallando en risas a pesar de que sus ojos no dejaban de lagrimear.
Siempre era así, risas y felicidad, se amaban.
Pero Baji no siempre pudo contenerse, como aquella vez en la que se encontraban los tres dormidos en la cama, o al menos Chifuyu y Kazutora, porque Baji tenía sus ojos bien abiertos a pesar de lo tarde que era, porque no sabía qué le pasaba hoy que cada vez que los cerraba venía la imagen de sus puños impactando con fuerza sobre el rostro de Chifuyu totalmente golpeado, sus labios, mejillas y nariz sangrando sin parar, él actuando sin compasión, aunque su corazón rompiéndose en el fondo.
Alzó su mano hacia el techo, entonces la cerró en un puño, cerrando sus ojos frustrado, sobando su frente entonces.
Chifuyu, que estaba a su lado, pudo escuchar lejanos algunos suspiros, poco a poco fue despertando, porque era el primero en sentirse extraño cuando Baji o Kazutora se sentían mal o estaban en peligro, era una especie de corazonada, y siempre acertaba, porque en cuanto abrió sus ojos vió a Baji con su antebrazo tapando sus ojos, sus dientes cerrados con fuerza para evitar salir más suspiros de los que se desplazaban de entre sus labios sin su consentimiento, vió las lágrimas correr de sus ojos hacia abajo, humedeciendo la almohada, y rápidamente se sentó en la cama, Baji al percatarse viéndole sorprendido, secando sus lágrimas con rapidez.
—¿Te desperté?
—¿Por qué lloras? —se apresuró a decir, un tono de preocupación inundando su voz.
—No es nada —desvió la mirada cuando logró hacer que sus ojos estuviesen totalmente secos a simple vista, pero Chifuyu acercó sus manos, tocando sus mejillas, sintiéndolas totalmente húmedas y frías.
—Vamos amor, dime qué pasa —acarició allí su piel, sus rostros estando cerca para hablar bajo y no despertar a Kazutora, quien parecía dormir muy plácidamente.
—Es que... —un sollozo repentino salió de su boca, interrumpiendo sus palabras, él luchando por contener su llanto.
—Apenas puedes hablar —murmuró el hace poco pelinegro, sus ojos verdes destellando ante la luz de la luna que se colaba con frialdad por entre las cortinas blancas de la ventana.
—Perdón, nunca debí golpearte —dijo, tropezando en sus palabras ante la rapidez con la que habló, de repente un sollozo más saliendo de sus labios—. Mierda —puso una mano en su boca para callarse, molesto consigo mismo.
—Ohhh —entendió enseguida, sus cejas curvándose hacia arriba en una expresión triste al verle recordar y pedir perdón por eso aún—. Hey, sabes que ya estás perdonado —juntó sus frentes mientras apartaba sus manos, descubriendo su boca.
—Voy a despertar a Kazutora —se quejó ante sus acciones sabiendo que estaban siendo un poco ruidosos, sus ojos estando cerrados ante la cercanía de ambos.
—Él también te dejaría llorar —respondió, sus labios rozando los contrarios al hablar—. Me siento mal porque estés así, ¿pero sabes?, también me alegra —sonrió grandemente, pequeñas lágrimas acumulándose en las esquinas de sus brillantes ojos verdes—, en ese entonces creí que me odiabas y me matarías —se rió por lo dicho, eso que una vez no le dejó dormir, y Baji sintió más dolor al escuchar aquello, dejando escapar más sollozos que se ahogaban entre los labios de los dos, porque ya estaban tan juntos—. Pero ahora no me importa, porque sé que me amas —terminó de decir, besando con suavidad sus labios, solo unos segundos, pero que Baji sintió ir al cielo, de verdad era un ángel.
—Si no hubiese sido por mí no habría pasado —escucharon la frustrada voz de Kazutora, voltearon a verle y este estaba de espaldas, acostado de lado hacia la pared, entonces se giró en dirección a ellos, su mirada viéndose tan abrumada.
—No digas eso, después de todo quien decidió hacerlo fui yo —aclaró Baji, estirando su mano en su dirección, acariciando su mejilla, Chifuyu haciendo lo mismo, solo que tomando su mano.
—Olvidemos ya eso, solo trae tristeza —se quejó Chifuyu, haciendo un puchero en sus labios, entonces acomodando su cabeza sobre el pecho de Baji, este jalando a Kazutora hacia ellos, entonces los tres estando abrazados, muy unidos, sonriendo, sintiéndose tan queridos, tan cálidos y amados, como siempre estuvieron el resto del tiempo, incluso con el paso de nueve años en los que ocurrieron muchas cosas, Chifuyu se volvió un poco menos tímido gracias a que Kazutora y Baji le invitaban a sentirse más confiado y seguro en sus acciones, tanto con ellos como con los demás, Kazutora logró sentirse en paz consigo mismo cuando recibió el perdón de Mikey poco después, ¿y Baji?, él siguió siendo el mismo animal de siempre, solo que esta vez al lado de dos personas que lo amaban, una siguiéndole en sus tonterías y otra teniéndole domesticado, eran un trío inigualable, y era hermoso verles tan felices, teniendo el futuro que siempre desearon, ese que con ayuda de Takemichi les fue posible conseguir.
—¡Fue genial! —exclamó Baji mientras reía a carcajadas, Mitsuya, Pah y Draken acompañándole en el acto.
—Chifuyu, ¿cómo se te ocurre dejarle solo a Kazutora la tienda de mascotas? —decía Draken, que apenas podía hilar sus palabras ante las risas que salían de su boca.
—¡Tenías que estar ahí!, ¡la tortuga le estaba mamando las tetas a la gata!, ¡no sabía que hacer! —se quejó Kazutora, cruzándose de brazos mientras fruncía el seño, inflando sus mejillas, ellos rieron más.
—Y eso solo fue en cinco minutos que fui al almacén, si llega a ser más tiempo capaz y hace un incendio —rió levemente el ojiverde mientras pasaba por delante de aquel sofá dónde estaban sentados.
—Jajaja, que gracioso —respondió el de mechas con mala gana.
—Vamos Kazutora, admite que fue una idiotez —rió Mitsuya, empujando su hombro con poca fuerza.
—Vamos Mikey, siéntate junto a ellos, tomaré una foto —Takemichi empujaba levemente al mencionado, este asintiendo.
—¡¿Mikey?!, ¡¿tú también te teñiste el cabello de negro?! —exclamó Chifuyu que solo hacían unos minutos que había llegado, y al verle le sorprendió, porque habían pasado varios meses desde que se habían visto por última vez debido a su ocupada vida en la tienda de mascotas que dirigía junto a Baji y Kazutora.
—¡Sip!, ¡ya vamos cuatro! —señaló sonriente a Takemichi y Draken, este último viéndole con cara de "¿qué?, ¿es conmigo?"— Nomás falta que Kazutora se quite las mechas —bromeó y el mencionado rió a carcajadas.
—Jajaja, en tus sueños.
—Por cierto, felicidades —le sonrió el ojiverde, Mikey agradeciendo, amando tenerles allí en una fecha tan especial.
—¡Hina! —anunció la entrada de la pelirosa Emma, quien cargaba entre sus brazos un hermoso bebé de tan solo unos diez meses, su cabello era rubio y hermosos ojos azules, en seguida Hina depositando un beso en una de sus regordetas mejillas, luego saludando a la madre.
—¿Cómo estás? —sonrió amablemente.
—Muy bien, intentando que no llore porque Draken no le está cargando ahora —decía riendo levemente, la de orbes rosas imitando su acción.
—¡Takemichi! —la chica le abrazó por detrás, este sonriendo al percatarse de su presencia, entonces bajando el teléfono que ya había estado en posición para tomar la fotografía.
—¡Hina! —le abrazó también— Al fin llegas.
Takemichi y Hina habían roto hace mucho tiempo, esta se dió cuenta que Takemichi comenzaba a sentir algo más por su amigo Mikey, bueno, algo que según ella, él sintió desde el primer momento. Al inicio al ojiazul le costó aceptarlo, pero después de conversar con Mikey lo entendió, entonces comenzando a salir juntos, fue cuando se dió cuenta de lo mucho que lo amaba. Hina siguió con su vida, hasta ahora no ha estado con nadie y declara con su boca que Takemichi es parte de su familia, nada de rencores, y él también la ama, solo que de otra forma, no como una pareja, sino como hermanos.
—Perdón el retraso, es que Naoto venía conmigo y le llamaron del trabajo, por eso no pudo venir —explicó mientras saludaba a todos de uno en uno, Takemichi asintiendo al entender—. Feliz cumpleaños, Mikey —colocó en su muñeca derecha una pulsera muy similar al collar que le había regalado Takemichi cuando estuvieron en secundaria.
—¡Oh!, ¡gracias Hina! —besó su mejilla con rapidez y ella rió, Mikey viendo con emoción la pulsera de perlas plateadas con un trébol de cuatro hojas en el medio, este siendo de un verde esmeralda.
Luego Hina fue a dónde Emma, ellas conversando acerca de lo que hacían en la vida diaria, por otro lado Chifuyu acomodaba algunas pizzas que habían ordenado, de pronto Takemichi recordando lo que tenía que hacer.
—¡¿Se van a poner para la foto o no?! —dijo ya con un toque de enojo, ellos rápidamente posicionándose en el sofá, con Mikey en el medio por su puesto.
El "chas" de el teléfono sonó en toda la habitación, los ojos de Takemichi critalizándose por unos instantes, encantado de verles tan felices, viendo los frutos de todas las veces que tuvo que arriesgar su vida por salvarles, captando con sus ojos un hermoso y único momento, Draken era feliz ahora que tenía una familia, Hina había sido salvada, Mikey estaba a su lado y siempre sonreía, y Kazutora, Baji y Chifuyu eran felices y se amaban entre los tres, todos juntos, y así permanecerían por siempre.
Fin.
Espero les haya gustado, este es el final, sin embargo, me reservo todo el derecho de hacer capitulos extra con nuestro trío en distintos escenarios.
👉 Acá acepto ideas.
Que tengan una linda mañana/tarde/noche, no se olviden de votar y comentar, ¡gracias por leer!
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