Indigo Anson                                           3er año

—Honestamente siempre supe que...

las palabras se perdían en la mente de Indigo, a su mejor amiga le encantaba hablar de todo y todos, no tenía botón de apagado, no era como que le molestara a Indigo (tal vez le molestaba un poco) pero simplemente deseaba que no hablara tanto como lo hacía.

Indigo no le gustaba hablar de mucho que no fuera de música o de las clases, así que no solía hablar, tampoco le gustaba hablar para llenar silencios incómodos o para caerle bien a los demás. El silencio era natural para ella y no le molestaba para nada, de hecho ella prefería el silencio a las conversaciones sin sentido alguno.

Indigo respondía de manera simple con algunos "si, no, mjhm" no era como que no tuviera nada que decir pues uno siempre tiene algo que decir, aún que no tenga que ver con aquello de lo que se habla, pero claro la gente actúa como si estuvieran tan sorprendidos que sus palabras por arte de magia desaparecen en el aire, como si nunca hubieran estado. Cosas de tontos pensó Indigo sin remordimiento alguno, era la verdad, no tenía que gustarle a los demás para seguir siendo verdad, de eso se trataba la vida.

Siguieron conversando durante el desayuno por algún rato más, mejor dicho Valentina siguió conversando pues Indigo no aportaba mucho a la conversación.

Pronto empezó la primera clase donde como siempre Indigo y Valentina se sentaban juntas, Indigo apoyando en las respuestas y Valentina agregando ánimo al ambiente el cual Indigo ponía bastante tenso, lo cual a Valentina no le encantaba.

La clase pasó igual de lento o igual de rápido que siempre para ambas. A Indigo la idea de que el tiempo pasaba distinto para cada persona le parecía extraordinario y absolutamente increíble, si hubiera sido igual de habladora que Valentina hubiera cansado a todo el mundo por hablar tanto sobre este tema, el cual para el gusto de Indigo no era hablado lo suficiente, conociendo lo grande e impresionante que era.

—¿En que piensas, Indi? –Preguntó Valentina con su usual sonrisa y tono alegre que tanto la distinguía.

—En nada

eso era mentira, era imposible pensar en nada. El concepto de nada para Indigo era extremo, pero también era perfecto para cuando no se sentía en el ánimo para compartir sus pensamientos sobre la relatividad con el mundo.

Ellas siguieron caminando, Indigo escuchando y Valentina hablando de lo que fuera que estuviera en su mente, la cual parecía estar llena de chicos y chismes los cuales para Indigo no eran demasiado interesantes.

Mientras caminaban hacia su próxima clase algunos de los amigos y amigas de Valentina se unieron a la conversación, asintiendo cada vez que Valentina asentía y negando cada vez que Valentina negaba. Parecían clones de Valentina, y Indigo a duras penas podía soportar a una Valentina, ¿que haría con mínimo seis clones de Valentina?

Pronto (o no tanto) llegaron a clase de herbología donde ya se encontraban algunos alumnos, dos chicas de Ravenclaw y un chico Slytherin el cual Indigo reconoció como Theodore, lo sabía pues Valentina solía ir a las fiestas que este tal Theodore y otro tal Mattheo planeaban.

Indigo se sentó y sacó su cuaderno donde empezó escribiendo la fecha y cerrándolo cuando terminó. Poco a poco fueron llegando más alumnos hablando animadamente mientras tomaban asiento. Valentina se había sentado con aquel chico, Theodore y desde la otra punta se podía escuchar a Valentina hablar emocionada sobre todo lo que le había sucedido ese día, Indigo sabía que ellos no eran más que amigos pero aquel chico no parecía pensar igual.

Ella no le tomó importancia a aquel suceso y fue paseando su mirada en cada uno de los estudiantes que iban entrando. Sus ojos se posaron en una chica de pelo marrón, largo y oscuro, ojos igual de oscuros que su cabello , piel pálida y bastante baja para su edad. No habían más mesas así que supuso que la chica con el uniforme de Ravenclaw se sentaría a su lado, y como de costumbre Indigo supuso bien. La chica se sentó sin ver a Indigo, dejando sus cosas en la mesa. Ella murmuró en vos baja un hola y empezó a escribir. La clase pasó sin que aquella chica dijera ni una sola palabra hacía Indigo, ahora que Indigo lo pensaba mejor ella no le había dirigido la palabra a nadie, ni siquiera a el profesor para hacer alguna pregunta, ni siquiera ella era tan callada.

Poco a poco la gente fue saliendo del salón, Indigo como de costumbre recogió sus cosas y salió del salón pero ese día ella miró hacia atrás encontrándose con aquella chica todavía sentada en su silla con su cuaderno en la mesa viendo hacia una ventana. Ella no hizo nada y se retiró del lugar caminando hacia su siguiente clase.

La siguiente clase era adivinación, Indigo esta vez se sentó al lado de Valentina la cual hablaba sobre cómo le fue en la clase pasada. Algo sobre Theodore y su libro. Indigo mientras tanto intentaba encontrar con los ojos a la chica Ravenclaw. No la encontró por ninguna parte. Tal vez ella no estaba en esta clase, pensó Indigo y no se molestó en pensar más en eso.

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