❪𝟲𝟮❫ ; 𝘄𝗼𝘂𝗻𝗱 𝗶.
❪ARC THREE; DEMONS❫
*╔═══❖•ೋ°🔥°ೋ•❖═══╗*
CAPÍTULO SESENTA Y DOS:
HERIDA I
❛dolor punzante❜
┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
━━━━━━━━━━━
SUS PASOS ERAN LENTOS Y CAUTELOSOS, CASI NO SE ESCUCHABAN a excepción de cuando alguna rama o alguna hoja seca era rota y la terminaba por pisar, sus ojos estaban totalmente fijos en la dirección en la que esos dos individuos se fueron, saltó con agilidad y habilidad a uno de los arboles, sosteniéndose de la rama. Estaba justo de detrás de aquellos dos adolescentes, manteniendo sus orbes opacos totalmente fijos en ellos, aunque luego de mirar por unos segundos al chico, su mirada se terminó fijando en la cabellera rojiza que estaba a su lado.
Sus orbes estaban totalmente oscuros y con la misma mirada apagada y a su vez inquietante al fijarse en los cabellos sueltos y rizados de aquella chica, sin moverse de su lugar; sólo siguió con la mirada como el pecoso saltaba con gran agilidad e iba hacia una zona rocosa en donde se abalanzó hacia un niño para evitar ser golpeado por el tipo corpulento y grande. Miró unos segundos la escena para bajar nuevamente la mirada hacia la única chica presente que se había quedado completamente quieta en su lugar, mirando hacia la nada.
Sin hacer ningún movimiento se bajó de un salto de la rama, quedando acuclillado al principio para luego enderezarse, sintiendo como su cabello cubría uno de sus ojos aunque no hizo nada para quitar ese estorbo de su vista, sólo logrando cubrir su rostro y la gran cantidad de cicatrices que tenía. Avanzó con lentitud y en silencio aún oculto con la sombra más frondosa que le daba los arboles ya que de por sí era de noche; apoyó una de sus manos en el tronco con uno de los árboles, alzando la otra en donde fue rodeada por unos pequeños rayos y chispas. No obstante, su mirada cayó en un lugar específico que lo hizo mirar hacia allí, perdiendo su atención en ella hacia otra cosa.
❛Eso es...❜ esos fueron sus pensamientos cuando un pequeño destello metálico en la muñeca de Tsubomi Hatsulin atrajo su atención, distinguió una clase de muñequera de cuero con una hebilla de metal en medio. Bajó lentamente su mano mientras sus hombros se iban relajando poco a poco al percatarse de que se trataba, con sus ojos totalmente fijos en ella. No hizo más que mirar hacia esa dirección, aún oculto entre los árboles.
«—Una manera de que estés tranquila(...)»
Esas palabras fueron las que resonaron en su cabeza aún con sus ojos fijos en aquella dirección, recordó aquel día, aquel momento en donde se separaron, en donde ella se fue luego de rogarle que se fuera con ella, en donde ella escapó de Nakano. Él podía recordarlo vagamente, podía recordar la expresión de súplica y a su vez aflicción de Tsubomi Hatsulin el día en el que ella pudo escapar, pero se negó a ir porque sabía que no tenía a donde ir.
Aún no tenía a donde ir, y ahora, no tenía salvación.
Reaccionó de sus pensamientos cuando escuchó un par de crujidos de ramas, mirando de manera algo desolada como la pelirroja había comenzado a caminar hacia un lado hasta que sus brazos se llenaron de llamas y se elevó para llegar al mismo lugar en donde estaba peleando Midoriya Izuku, ya no teniendo manera de verla. Sólo miró hacia la dirección en la que había ido, sin moverse, totalmente inmovil en su lugar.
«—Keizuke.»
Escuchó con claridad una voz en uno de sus oídos debido al comunicador que tenía allí, el aludido, no obstante, no hizo movimiento algún ni respondió a la voz femenina que lo había llamado por el comunicador, queriendo saber su situación. El chico sólo miraba fijamente hacia donde se fue Hatsulin para luego ver una de sus manos, alzándola levemente para tocar su muñeca con la yema de sus dedos al no tener nada allí, pero siendo un lugar vacío en donde antes era rodeado por la misma muñequera que tenía Hatsulin.
«—Keizuke, te estoy hablando.»
—Te escucho. —respondió finalmente el de cabellera blanquecina con una mirada perdida en el suelo, tocando levemente el comunicador en su oído.
«—¿Te has conseguido a alguno de los héroes?»
—No. —niega de manera inmediata, sin cambiar de expresión.
«—¿Encontraste al tal Bakugō Katsuki?»
—No lo he visto aún, según la información que nos dieron debe estar en alguna parte del bosque con el hijo menor de Endeavor. —responde con seriedad y a su vez de manera inexpresiva, hablando siempre en un tono bajo.
«—¿Encontraste a Tsubomi Hatsulin?»
El apellidado Hideaki se quedó en total silencio ante aquel cuestionamiento de la mujer al otro del comunicador, su expresión se frunció levemente mientras veía fijamente hacia arriba, manteniéndose en silencio, pensando en como vio a la nombrada a tan sólo un par de metros enfrente de él, estando tan cerca. Keizuke se mantuvo en silencio mientras ahora miraba hacia la dirección del cielo oscuro y un tanto estrellado de la noche, sintiendo como el ambiente parecía subir de temperatura por lo que miró hacia donde había ido su objetivo, viendo como del borde salieron unas flamas.
Keizuke siguió mirando hacia allá en completo silencio mientras su superior al otro lado esperaba pacientemente a que le contestara, siendo que desde su lugar se encontraba mirando hacia algún punto del bosque mientras tenía presionada la cabeza de la chica inconsciente y sangrante en el suelo. La mujer repiqueteó levemente sus dedos contra su rodilla ante tanto silencio hasta que escuchó el aliento algo pesado del adolescente al otro lado del comunicador.
—No. La perdí, Iyassu-sama la encontró pero debido a uno de sus compañeros logró escapar con Midoriya Izuku. De un momento a otro los perdí de vista y ahora no sé donde están. —fue su respuesta de manera segura aunque seria, Areri hizo una leve mueca de cierta impaciencia y a su vez molestia al pensar en su compañero y en la situación en la que estuvo para perder a la persona que buscaban.
«—Trata de encontrarla nuevamente, eres rápido y más prudente que Iyassu, búscala. Esas son tus ordenes.»
—Si, Areri-sama. —Keizuke asiente luego de aquella orden, escuchando el leve pitido del comunicador cuando se finalizaba una llamada.
—CUIDADO POR DONDE CAMINAS, HÉROE llorón.
Hatsulin sostuvo brevemente con una de sus manos al cuerpo de Izuku que flaqueó de la nada, haciendo que se levantara casi de inmediato y en abrir y cerrar de ojos llegar a él, sosteniéndolo un poco, aunque por sí mismo puso fuerza en uno de sus pies y evitó caer al suelo a pesar de lo claramente débil que se encontraba. Sus ojos algo caídos mostraron un poco de pena al ver el estado en el que se encontraba, el nudo permaneció en su garganta al recordar la horrible imágen de Izuku casi siendo aplastado por aquel villano que en algún momento vio en la televisión cuando anunciaron la muerte de una pareja de héroes.
Miró luego a Kōta a quien bajó al suelo con delicadez, atrayendo su atención de sus ojos grandes y a su vez aún temerosos que no la dejaron de mirar ni un segundos, viendo como aún tenía algunas lágrimas. La pelirroja igualmente lo miró, y a pesar de su expresión algo agotada y el hecho de que tenía sangre derramando de su cabeza, ella le sonrió con una expresión de ternura y cariño, colocando una de sus manos justo encima de su cabeza, en su gorra roja. Kōta se sobresaltó ligeramente por ese tacto y ese cariño de ella, aún mirándola, aunque luego volvió a mirar hacia Midoriya cuando escuchó un paso de él, viendo como estuvo a punto de volver a caer si no fuera por la chica que lo sostuvo nuevamente.
—Aún hay algo que debo hacer. —dice el pecoso con medio cuerpo inclinado hacia adelante mientras sus brazos colgaban de manera pesada al estar inservibles en esos momentos, teniendo uno de ellos morado ante el enorme maltrato que recibió.
—¡Estás muy herido! ¿Qué vas a hacer así? —cuestiona de manera nerviosa y preocupada el apellidado Izumi.
—Muy buena pregunta. —asiente con ligereza la pelirroja mientras presionaba su mano libre en su cabeza cuando le dio una fuerte punzada, sabía pasar desapercibida al no mostrar ahora ninguna mueca de dolor como rato atrás, su expresión se veía más que nada un tanto agotada aparte de dar una imágen herida por la sangre que venía de su cabeza.
—Sabía que iba a defenderse, pero por eso debía atacar. —continuó hablado Deku con cierta pesadez en su voz, su cuerpo temblaba ante el esfuerzo enorme que hacía para mantenerse de pie—. Incluso con eso, pensé que podría dañarlo mucho. Pero era un villano mucho más fuerte de lo que pensé.
—Creo que la prueba más clara es que casi te mata... bueno, nos mata. —Kōta la miró con miedo ante aquellas palabras a lo que Hatsulin agitó una de sus manos para tratar de quitarle importancia al asunto—. No te preocupes, estoy bien y sé que Midoriya-kun estará bien, él es muy fuerte. —le sonríe con ligereza a los inocentes e infantiles ojos de Izumi, él la continuó mirando de manera ensimismada por la expresión dulce que hacía aunque notó como una de sus cejas temblaba, haciéndolo apretar sus labios de manera inquieta; a pesar de que su postura se veía bien, era claro que no lo estaba.
—A eso me refiero. Si todos los que atacan ahora son tan fuertes, los demás están en peligro. —la leve sonrisa tranquilizadora que tenía Hatsulin se desvaneció casi de inmediato al momento que escuchó esas palabras, cayendo en cuenta de la realidad; Muscular no era el único villano—. Además, podrían ir tras los estudiantes. Debo decirles eso a Aizawa-sensei y las Pussycats. Si puedo salvar a alguien moviéndome, entonces debo hacerlo.
Kōta tragó saliva de manera nerviosa mientras lo observaba, Hatsulin por su parte lo miraba de forma algo consternada ante aquel detalle; miró hacia el villano musculoso tendido e inconsciente entre los escombros, si ese villano era así de fuerte, no podía imaginarse a los otros, recordando los que quedaron contra Tiger y Mandalay. Miró luego hacia el horizonte en donde seguía viéndose el humo negro ante la zona del bosque que se quemaba, ahora alcanzaba a ver con más claridad un resplandor azul, haciéndola apretar sus labios.
—Dejemos al villano ahí por ahora. —mira hacia al villano con cierta pesadez, comenzaba a dolerle nuevamente toda la cabeza—. Con mis brazos así, debí ser más débil que de costumbre, pero aún así debí causarle muchos daños. No creo que despierte pronto, y aunque lo haga, no podrá moverse mucho. —suspira de manera seca y voltea a mirar al menor y luego a ella—. Sobre todo, tengo que protegerte. También a tí, Hatsulin-san.
La aludida lo volteó a mirar casi de inmediato hacia él, y ante la velocidad con la que giró la cabeza, esta misma dió vueltas, haciendo que colocara una de sus manos nuevamente en la zona en donde se presentaba primero el dolor y luego se extendía, cerró uno de sus ojos con cierta fuerza ahora cubriendo su oido al escuchar nuevamente el eco de aquellas voces molestas. Cada vez más esquizofrénica, fue lo que ella pensó con un poco de gracia.
—¿Protegerme? —repite con un tono algo pesado y algo burlón, soltando una risita algo amarga. Izuku la miró con atención al oírla—. No necesito que me protejas, Midoriya-kun. Puedo protegerme perfectamente sola, no necesito que nadie me ayude. —declara con rapidez y a su vez bastante seguridad, sentía un nudo en su pecho al recordar todas las veces que la gente quiso protegerla, recordando que la primera persona fue su abuelo. No, no iba a permitir que sucediera eso—. Creo que el que necesita ser protegido eres tú, sin ofender, pero físicamente no estás capacitado para ayudar. Tienes los brazos rotos, otra vez. Ya escucho los regaños de Recovery Girl-san.
—Estoy bien, yo puedo. Aún sigo de pie, así que puedo ayudar. —declara con terquedad el peliverde haciendo que Hatsulin frunciera levemente el ceño—. Tú también estás mal, no puedo dejar que hagas eso. Ambos deberían llegar con Aizawa-sensei y...
—Midoriya. —lo interrumpe nuevamente la chica, sin usar ningún honorífico en su apellido, ella se señaló la cabeza con una sonrisa—. Me golpee como tres veces la cabeza, y no fueron golpes suaves. Estoy sangrando todavía. ¿Qué crees que pasaría si «descanso» con golpes así? ¿En la cabeza...? ¿Luego de sangrar e incluso aún sangrando...? —deja de hablar mientras alzaba sus cejas para que se hiciera una idea; Izuku abrió sus ojos en grande con cierta alarma y preocupación—. ¿Ves?
—¿T-te va a pasar algo si descansas? —ambos miran hacia el infante que estaba mirándolos a cada uno en hito en hito cada que hablaban, ahora tenía una mirada preocupada y nerviosa. Hatsulin pestañeó un par de veces por su pregunta inocente, pero luego sólo sonrió con dulzura mientras volvía a acariciarle la cabeza.
—No te preocupes, Kōta-kun. Los golpes no son graves, sólo digo que si descanso, no podré ayudar y yo quiero ayudar. —suelta de manera tranquilizadora mientras los ojos nerviosos de Izumi seguían mirándola, ahora apretando sus labios cuando sintió algo apretarse en su pecho junto con un nudo en su garganta, asintiendo.
—Pero acabas de decir que... —Midoriya es interrumpido apenas habló.
—Midoriya-kun, es un niño pequeño.
—Oh, si, si... —suspira con ciertos nervios el pecoso al caer en cuenta de lo que estaba hablando la pelirroja y lo impactante que sería para el infante. Miró nuevamente hacia Kōta quien seguía mirando con una mirada algo melancólica y a su vez nerviosa a la pelirroja hasta que escuchó la voz de Midoriya—. Kōta-kun, hay algo que sólo tú puedes hacer. —el niño mira hacia la distancia al igual que Izuku, observando las abrasadoras flamas azules que se alzaban a lo lejos, Hatsulin miraba también hacia allá con sus ojos entrecerrándose cada tanto—. El bosque se quema. Con eso, estaremos atrapados. ¿Lo entiendes? Necesitamos tu quirk.
Hatsulin mira con cierta curiosidad al peliverde ante las palabras hacia el Izumi, entrecerró sus ojos con cierta dificultad ante las punzadas en su cabeza agregando de que cada tanto su mirada buscaba colocarse borrosa. Tomó una pequeña respiración para tratar de estabilizarse y seguir lucida, agitando de manera disimulada y leve la cabeza.
—Sálvanos, como me salvaste antes. —decía Izuku de forma tranquilizadora y a su vez determinada, arrodillado enfrente de Kōta quien miraba dudoso hacia él, observando ahora la sonrisa que le daba el pecoso, haciendo que sus ojos brillaran ligeramente.
—Oh, si. Ya veo a que te refieres. —Kōta con sus ojos brillantes miró hacia la única chico presente, ella seguía a su lado por lo que alzó su cabeza. Sintió como la visera de su gorra cubría sus ojos momentáneamente cuando ella colocó su mano allí en una amistosa palmada, dejando sólo uno de sus ojos a la vista. Nuevamente veía la sonrisa animada y dulce que le daba la chica—. Sé nuestro héroe, Kōta-kun.
El nombrado apretó sus labios aún con aquel creciente brillo en sus ojos para luego volver a mirar hacia Izuku quien mantenía aún una sonrisa suave en sus labios; el niño tardó en responder a sus palabras pero luego de unos segundos asintió con seguridad y una mirada determinada en sus ojos. Hatsulin no pudo evitar sonreír con una mezcla de ternura y a su vez nostalgia al ver su tamaño y la determinación en ayudar, no estaba del todo segura en que un niño de su edad se metiera en todo eso, pero para que tanto él como los demás estén a salvo, Kōta podría ser su salvador, su héroe.
—Vamos, sube a mi espalda. —Hatsulin salió de sus pensamientos inmediatamente cuando escuchó la voz de Izuku, este le indicaba al infante al aún estar agachado—. Tenemos que volver al campamento.
—Oi, oi, ¿qué estás pensando tú? —lo interrumpe la pelirroja de manera apresurada y un poco incrédula—. No vas a llevar a nadie en ese estado, estás muy herido. Admiro y me sorprende que sigas de pie, pero no voy a permitir que te muevas de esa manera así. —lo señala de arriba hacia abajo con acusación, Kōta los miraba nuevamente con una gota de sudor en su mejilla.
—Está bien. —vuelve a decir el pecoso malherido.
—No, no está bien. Los voy a llevar yo, estoy menos herida que tú; ven te cargo y que Kōta-kun ahí si se suba a tú espalda.
—Hatsulin-san, está bien.
—Midoriya-kun, vamos.
—Hatsulin-san...
—No seas terco.
Kōta nuevamente los miraba de hito en hito al ver la pequeña discusión que había entre ambos, teniendo sus labios entre abiertos. Ahora todo se lleno de un gran silencio cuando la pelirroja y el peliverde comenzaron a mirarse fijamente casi en una discusión silenciosa, Izuku tenía su ceño algo fruncido con insistencia mientras Hatsulin sólo lo miraba fijamente. Luego ella soltó un largo suspiro mientras cruzaba por unos momentos los brazos para luego deshacer ese cruce y caminar hacia él. Izuku se alarmó un poco.
—¿Hatsulin-san...? Ya te dije que yo los puedo llevar a ambos, no tienes porque... ¡O-oi, dije que puedo hacerlo! —suelta una pequeña exclamación un poco nerviosa al momento que ella se agachó enfrente suyo, se volteó y terminó por agarrar sus piernas y cargarlo en su espalda.
—¡Listo! —exclama con una sonrisa en sus labios mientras Izuku seguía en su espalda con una expresión entre avergonzada y a su vez un poco resignada, teniendo sus ojos cerrados de manera rasgada. Hatsulin cargó mejor al peliverde de tal manera que no se caiga, sobretodo con él y sus brazos rotos. Luego miró a Kōta y se inclinó lo suficiente—. Ahora si puedes subirte en la espalda de Midoriya-kun, Kōta-kun.
—¿Puede llevarnos a los dos así? —cuestiona con confusión y aún algo nervioso por la escena, sobre todo con ella sin perder la «discusión», Izuku tenía una expresión aún avergonzada en su rostro.
—Hatsulin-san... yo puedo llevarlos a ambos. —volvió a insistir el pecoso mientras hacía cierta fuerza en su cuerpo para que Kōta subiera con más facilidad, rodeando su cuello con sus brazos.
—¡Sujeténse! —lo ignora olímpicamente la pelirroja mientras se levantaba con una sonrisa, sorprendentemente cargando con facilidad a Midoriya y a Izumi más de lo que ella misma había pensado—. Y tú, Midoriya-kun, como tienes tus brazos incapacitados ahora, sólo pégate bastante a mi.
Izuku se sobresaltó inevitablemente ante la vergüenza que le generaba esa idea a pesar de la situación, de forma algo nerviosa hizo lo que le dijo sin evitar tener un pequeño sonrojo en sus mejillas por la cercanía; Kōta miraba sobre el hombro del peliverde con duda y a su vez atención al sentir el leve movimiento de la pelirroja cuando comenzó a prepararse, aunque a último momento giró su rostro, sonriéndole; el niño alzó sus ojos con sorpresa mientras ella volvía a mirar hacia enfrente.
—Veamos los frutos de entrenar junto con Mirko-san... —susurra con una sonrisa leve en sus labios mientras fruncía un poco sus cejas cuando sintió el dolor en su espalda ante el peso, debido a los golpes que recibió tanto por Iyassu como por Muscular. Su mirada se entrecerró mientras sus ojos se oscurecían.
❛Sólo mantenlos a salvo... sin importar nada❜ pensó con cierto agobio al momento que hizo fuerza con sus piernas al tensarlas y el suelo bajo ellas se agrietaba ligeramente; tomó impulso para correr y saltar hacia el vacío sólo con el pensamiento de Iyassu en su cabeza, tratando de contraatacarlo con la necesidad de al menos dejar a salvo a sus amigos y a Kōta. ❛Que nadie muera, por favor...❜
SALTABA DE RAMA EN RAMA DE MANERA VELOZ, ESCUCHABA LOS rápidos pasos de la pelirroja que era a quien seguía casi a la par, pasando entre los arboles de manera veloz a pesar de las dos personas que cargaba en su espalda, siendo una carga más pesada el chico malherido en su espalda mientras que el pequeño era un peso más que soportable; alcanzaba a ver la mirada oscura de la pelirroja conforme caminaba mientras tenía una mueca llena de preocupación en su rostro mezclada con la aflicción. Miró momentáneamente a su alrededor para procurar de que no había nadie siguiéndolos a excepción de él.
—¡Oigan, miren!
Keizuke se detuvo de inmediato entre las ramas de un árbol cuando escuchó la indicación del infante hacia ambos aspirantes a héroes, sus ojos miraron hacia la dirección en donde señaló Izumi, observando la vestimenta oscura de aquel héroe del quirk de Borrar, EraserHead; se detuvo y se escondió ligeramente entre las hojas del árbol para evitar que lo vieran, pero aún atento a la escena viendo como la pelirroja corrió casi de inmediato hacia la dirección de su maestro quien parecía correr.
—¡Sensei! —exclamó el malherido peliverde para llamar la atención de mayor quien se detuvo y miró hacia su dirección.
—¡Midori...! —inmediatamente se quedó en silencio mientras una mueca aparecía en sus labios al ver el estado del pecoso, aunque más bien, de sus dos estudiantes; Hatsulin cargaba en su espalda a Izuku viéndose claramente que él era el más herido al ver sus brazos colgando sobre los hombros de Hatsulin y agregando que uno estaba en un tono violácea ante el traumatismo que recibió su extremidad; aunque la femenina no quedaba atrás al ver la sangre que se derramaba de su rostro aún, incluso veía que sus ojos parecían buscar cerrarse.
—Sensei... —volvió a decir el pecoso con una sonrisa algo tensa en sus labios, la chica de la cicatriz jadeaba momentáneamente para recuperar el aliento, dejando salir un profundo respiro—, Que alivio... Es terrible. Debo decirle muchas cosas.
—Hola, Aizawa-sensei, ¿qué tal le va? —saluda Hatsulin luego de unos minutos con una sonrisa en sus labios que a simple vista del azabache se notaba forzaba, observó en silencio como ella ayudaba a Izuku a bajarse de su espalda y sucesivamente Kōta hizo lo mismo.
—Oi... —dice el maestro sin quitarle la mirada de encima a su estudiante de cabello verdoso al ser quien más destacaba por su demacrada apariencia, y a pesar de eso, él se enderezó con algo de ayuda de Hatsulin.
—Primero, debo decirle algo a Mandalay... —dice nuevamente Izuku, notándose ahora algo apresurado, Hatsulin lo miró con atención por aquellas palabras, colocando una mano en su cabeza nuevamente.
—Espera... —habla Aizawa, tratando de tranquilizarlo.
—¡Cuide a Kōta-kun, por favor! Tiene un quirk de agua. Debe protegerlo. —decía de forma rápida en lo que Aizawa lo miraba con su ceño fruncido al verlo tan acelerado, luego miró a su estudiante de cabello rojizo quien parecía hacerse presión con su mano en una zona de su cabeza mientras lo miraba, notando como su nariz se veía roja por alguna razón, incluso golpeada.
❛Estos dos se metieron a pelear contra alguien...❜ fue el pensamiento de parte de Shōta mientras sentía una amargura en su pecho por ver el estado de ambos, miraba constantemente hacia la única femenina presente al notarla callada, parecía casi desorientada mientras seguía haciendo presión con su mano. Se fijó en esta extremidad con atención y sus hombros se tensaron un poco cuando notó como finos hilos de sangre se metían entre el espacio de sus dedos.
—¡Por favor, protegalo! ¡Vamos, Hatsulin-san! —observa aún sin poder reaccionar como ambos salen a correr de manera apresurada, sobre todo el peliverde mientras que la chica sólo lo siguió.
—¡Tsubomi, Midoriya! —alza la voz para llamar su atención, Izuku es el primero en detenerse siendo seguido por la de orbes azules que se detuvo unos pasos más adelante, aunque no habían avanzado mucho—. Esas heridas... Lo hiciste de nuevo, ¿verdad? —hablar hacia el peliverde con cierta severidad—. ¿Olvidaste lo de Hōsu?
—¿Eh? ¿Qué pasó en Hōsu? —cuestiona algo desconcertada la pelirroja ante el nombramiento de aquel distrito, Aizawa la voltea a mirar al escucharla, frunciendo un poco el ceño para analizarla brevemente con la mirada y distinguir si había usado su quirk, físicamente se veía herida aunque su quirk no le provocaba nada de eso, pero era claro que peleó.
—No, pero... —balbucea Izuku con uno de sus ojos cerrados, con un tono violaceo en su parpado.
—Y tú, Tsubomi, estoy completamente seguro que tú peleaste con el uso de tu quirk. —Hatsulin lo mira hacia él con uno de sus párpados más caido que él otro debido a la sangre que resbalaba hacia abajo; Aizawa frunció más el ceño por verla así—. Sé que eres inteligente sobre lo que significa algo como eso, y está claro que tú también peleaste.
El maestro se acerca hacia ella bajo su mirada azulada y atenta, ella retrocedió su paso cuando él tomó su mandibula con una mano pero luego sintió como presionaba algo contra su cabeza, haciéndola cerrar sus ojos luego cuando pareció que limpió su rostro con algún tipo de pañuelo para volver a colocarlo en la zona donde anteriormente ella se presionaba con la mano, ahora sintiendo su presión.
—Asi que, díganle a Mandalay esto... —Hatsulin siente como su sensei guiaba su mano hacia el pañuelo sobre la herida en su cabeza, haciendo que sostuviera el pañuelo con su propia mano. Ella abre sus ojos de manera confundida ante su accionar sintiendo como ya no le molestaba la sangre en sus ojos, logrando abrirlos mejor, ahora mirando con atención a su maestro.
Sus ojos azulados miraban de manera fija hacia la dirección de su maestro quien parecía dudar a la hora de hablar, Izuku a su lado de igual manera miraba con cierto asombro hacia su maestro por la seriedad con la que hablaba; Kōta miraba al mayor unos momentos con atención para mirar a ambos aspirantes aunque sus ojos terminaron por dirigirse hacia la pelirroja cuando notó un muy leve movimiento venir de ella, dando un paso hacia adelante. Alzó sus ojos hacia el rostro de ella notando la tan oscura mirada que tenía ahora, moviendo ligeramente su cabeza.
—¿Onee-chan...? —llama con cierta duda en un suave y preocupado murmuro al ver el estado de la pelirroja; Aizawa había abierto la boca para informarle lo que tenían que decirle sus dos estudiantes pero lentamente miró hacia la pelirroja cuando notó como sus cabellos se comenzaron a mover hacia un lado, lo último que vio fue como de la nada comenzó a caer—. ¡Onee-chan!
—¡Hatsulin-san! —exclamó de igual manera con preocupación el pecoso mientras que su maestro iba rápidamente hacia ella para sostenerla y evitar que cayera al suelo, sentía su cuerpo ligero; sostuvo con cuidado su cabeza con una mirada de preocupación en sus ojos observando como ahora ella ya no podía mantener abiertos sus ojos por mucho que viera como sus párpados revoloteaban.
—Tsubomi, ¡Tsubomi! —la llamó el mayor para tratar de hacerla reaccionar, rápidamente la cargó de manera nupcial teniendo mucho cuidado con su cabeza en donde como pudo buscó hacerle presión con una mano—. Midoriya, ¡escúchame muy bien! Ve con Mandalay y dile que, con mi autorización, ambas clases pueden pelear.
Izuku miraba con cierto temor hacia la dirección de Hatsulin al ver como de repente colapsó, sus pestañas revoloteaban como si buscara abrir sus ojos, apretó sus labios de manera preocupada y luego enserió sus rostro, asintiendo y saliendo nuevamente corriendo hacia la dirección en donde continuaban dos de los Pussycats; Aizawa miró hacia la dirección en donde se fue uno de sus estudiantes y luego miró hacia el rostro de la pelirroja en donde desde las raíces de su cabello, sabiendo que allí había una herida, volvía a derramar sangre por su rostro.
—O-onee-chan... —Aizawa volteó a mirar hacia el infante cuando este se acercó a pequeños pasitos hacia ellos, con su mirada fija en la pelirroja y con pequeñas lagrimas en sus ojos.
—Ella estará bien, no te asustes. —trata de tranquilizarlo con un tono serio en su voz, luego se agacha mientras aún cargaba a su estudiantes y carga ligeramente a Kōta hasta quedar casi sentado encima de la pelirroja—. Todo va a estar bien.
Kōta miró hacia el rostro del héroe aún con una expresión seria para luego mirar hacia la pelirroja quien se había quedado completamente quieta, aferró sus manos a la bufanda de EraserHead y casi al instante él comenzó a correr con ambos menores en brazos; Izumi no dejaba de mirar de reojo hacia la dirección de Hatsulin quien ahora respiraba de manera pesada mientras tenía sus ojos cerrados, aunque estaban de forma muy ligeramente abierta al notar un pequeño color azulado resaltar de entre sus pestañas.
Sus ojos miraron a algo cuando comenzó a sonar ligeramente, como un golpe muy suave, observaba como algo sobresalía de uno de los bolsillos de la pelirroja peligrando en caerse, alcanzando a ver como una especie de cadena se balanceaba de un lado a otro mientras que algo pequeño y amarillo comenzaba a asomarse, pareciendo una cabeza; cuando vio que estuvo a punto de caerse, actuó rápido y lo sostuvo, teniéndolo de entre una de sus manos con fuerza mientras seguía sintiendo el movimiento que provocaba Shōta al correr; Kōta abrió su mano para poder que había agarrado y observó un llavero de aquel icónico héroe.
❛Este héroe... se llamaba All Might❜ pensó al recordar como a pesar de que antes no quería escuchar ni saber nada de los héroes, todos hablaban de él, lo reconoció por los colores de aquel famoso y fuerte héroe junto con su gran sonrisa; siguió aferrándose a Aizawa para no caer mientras veía la cara del llavero que llevaba Hatsulin, miró el rostro de esta misma con cierto pesar.
—Señor...
Shōta miró unos instantes de reojo hacia Kōta cuando lo escuchó hablar, escuchando su voz baja y casi deprimida; Kōta miraba fijamente la cara de All Might de aquel llavero, sosteniéndolo con fuerza.
—¿Ellos estarán bien?... Yo... lo golpee. —habló, refiriéndose a Izuku—. Pero aún así, terminó tan herido por salvarme... —pequeñas lágrimas se asomaron en sus ojos mientras apretaba la pequeña figura de All Might que colgaba del llavero—. Ni siquiera le dije perdón o gracias... Incluso ella, ni siquiera conviví un momento con ella y también me protegió y me sonrió y trató bien todo el tiempo, y también está herida, ni a ella pude agradecerle y está así... —escondió su rostro en el hombro del héroe cuando su voz se rompió—. ¿Estarán bien?
—No te preocupes. —contestó casi a los segundos el héroe profesional sin dejar de correr, teniendo su mirada al frente—. Midoriya se golpeó tanto porque no tiene pensado morir, Tsubomi es casi el mismo caso, ella se arriesga por cualquiera a pesar de como termine. Pero, como sensei, debo regañarlos por actuar sin permiso. —Kōta eleva su mirada mientras lo veía—. Así que cuando termine, dile a ambos lo que sientes. Si es posible, esfuérzate más por agradecerle.
Kōta continuó mirando hacia la dirección del héroe para mirar unos momentos a la pelirroja y luego al llavero de All Might por algunos segundos, terminó por mirar hacia el camino en el que anteriormente ellos estuvieron, recordando al peliverde. Volvió a apretar el llavero el cual se propuso cuidar hasta que la pelirroja estuviera bien.
❛Se desmayó❜ pensaba el chico de cabellos blanquecinos observando desde entre una rama conforme se trasladaba de manera sorprendentemente silenciosa para evitar que el héroe se diera de cuenta de su presencia; ahora sólo estaba asegurándose de ir hacia la par de ellos o al menos lo suficientemente cerca para no perderlos de vista, bueno, no perderla de vista. De manera sigilosa se escondió nuevamente detrás del tronco del árbol cuando EraserHead había girado levemente su rostro, quedando de perfíl, mirando hacia atrás.
Shōta frunció ligeramente el ceño, estaba completamente seguro que sintió que alguien lo estaba siguiendo, continuó mirando hacia atrás para tratar de confirmar si sus sospechas eran ciertas; miró como las hojas de un árbol cayeron al suelo luego de un curioso movimiento en una de las ramas, notó claramente como una cabellera blanquecina se asomaba de forma demasiado ligera al momento que una mano se apoyó en dicho árbol y lo que más le alertó fue como (antes de alejarse lo suficiente como para no poder distinguirlo bien) tenía en su cintura algo parecido a un arma. Abrió sus ojos con cierta desmesura y apretó la mandibula para mirar hacia el frente, acelerando el paso.
—¿Q-qué pasa? —escuchó el ligero tartamudeo nervioso de parte de Kōta cuando sintió la leve aceleración del héroe profesional, agregando que de la nada cruzó hacia otro lado.
—Tomaremos otro camino, aún así llegaremos lo más rápido posible a una zona segura. —fue breve, evitando asustar o preocupar al niño. Se iba a encargar de que tanto él como Tsubomi y todos sus estudiantes estuvieran a salvo.
«—¿QUÉ ES LO QUE MÁS QUISIERAS hacer de grande?
Lo miró con curiosidad y a su vez cierto cansancio, aunque dicho cansancio no era porque le preguntara eso, era más bien cansancio muscular y mental; sus párpados se veían caídos aunque su mirada continuaba siendo atenta, pero era completamente opaca. Aún así, sus ojos aún reflejaban cierto brillo de inocencia infantil, una que lentamente se estaba extinguiendo.
—¿Qué es lo que más me gustaría hacer de grande...? —el de cabellera blanca asintió con su mirada perdida en alguna parte del techo del lugar; ella también estaba a costada, aunque al contrario de él, teniendo su cabeza a un lado de la suya.
Sus orbes azulados y de un tono oscuro miraron igualmente hacia el techo casi infinito encima de sus cabeza, siendo lo único que ambos podían mirar, lo único que podían hacer era eso... mirar hacia cualquier punto y tratar de olvidarse de todo, absolutamente de todo, del lugar en el que estaban, de las personas con las cuales estaban, con el dolor que ambos sentían... con la ausencia que ahora ambos presentaban al no tener con ellos a uno de los luchadores en aquel infierno.
Se mantuvieron en silencio mientras miraban a la misma dirección, el infante de cabellera blanca sólo podía mirar con uno de sus ojos al tener la mitad de su rostro completamente vendado, la pelirroja estaba en las mismas, aunque alcanzaba a ver ligeramente con el orbe de la zona vendada, asomándose de entre las vendas.
—Quisiera... —comenzó a hablar en un tono algo apagado—, lo que más quisiera es retroceder en el tiempo.
—¿Por qué? —le cuestiona su acompañante con el mismo tono de voz que ella, aunque a plena vista parecía más demacrado.
—Para evitar... todo esto. —entrecierra sus ojos que se trataron de mostrar cristalizados pero parecía que ya no tuviera lágrimas que derramar por mucho que quisiera—. No me importa cuando, si es cuando sea grande o ahora mismo, sólo quiero... evitar que pase todo esto. —sus cejas tiemblan y se fruncen.
Keizuke se quedó en silencio al escuchar el tono de voz algo ahogado y afligido de Hatsulin, no hubo mucho cambio en su expresión, como si realmente no reaccionara al escuchar sus palabras. Aunque aún así, él tomó una gran y profundo suspiro mientras sus ojos se entrecerraban con pesadez, apenas dejándolos abiertos.
—¿Y qué es lo que más quieres ahora? —pregunta nuevamente el apellidado Hideaki mientras apretaba levemente su abdomen con una de sus manos.
Hatsulin tardó en responder por varios segundos aún mirando hacia el techo, sus labios se apretaron de manera temblorosa mientras sus ojos volvían a mostrarse cristalizados. Escuchó como la puerta de aquella zona de entrenamiento era abierta de manera brusca junto con los pasos de dos personas, escuchándose desincronizadas.
—Ya han descansado mucho, malditas escorias. Ya los dejé con sus piernitas sin movilidad un rato, un gran respiro. —canturreó con malicia y diversión Iyassu quien en ese entonces tenía el cabello oscuro, portando una gran sonrisa. A su lado estaba un chico con cubreboca mientras caminaba hacia ellos, quitándose poco a poco uno de sus guantes.
Los ojos de la Tsubomi comenzaron a derramar lágrimas encima de sus mejillas o al menos en una de ellas ya que sentía como en uno de sus ojos no era capaz de lagrimear, seguía escuchando los pasos de aquel tipo de orbes dorados acercarse, mostrándose dolida. Keizuke sólo miraba de manera perdida hacia arriba hasta que una sombra se atravesó en su campo de visión.
—Q-quiero un héroe... para que me salve.»
Sus ojos continuaron mirando de manera perdida hacia la dirección en donde se habían ido el héroe cargando con la adolescente y con el niño, el brillo en sus ojos seguía siendo opaco, en realidad, seguía sin haber brillo en él, como un cielo completamente oscuro, sin ninguna estrella alrededor, sin ninguna chispa.
«—Hideaki Keizuke.»
El aludido escuchó la voz apagada y grave al otro lado del comunicador, no era Areri, no era Iyassu; era alguien a quien sólo podía escuchar y obedecer sin objetar objetar absolutamente nada ni reprocharle ninguna palabra, ninguna acción, ninguna herida.
«—A mis ordenes...»
Su mirada comenzó a optar un color mucho más oscuro mientras las uñas de una de sus manos comenzaba a clavarse con cada vez más en la palma de su mano al sentir aquella horrible y acalorada sensación recorrerlo, sólo sintiendo como aquella herida que estaba cerrada en su mano comenzaba a abrirse por la presión. Sus puños sólo temblaron al igual que su cuerpo, sin quitar la expresión apagada y oscura de su rostro.
«L-lo que yo más quiero... es que alguien me saque de aquí.»
La voz temblorosa y afligida de Hatsulin se escuchó en su cabeza, en un recuerdo, casi como un aviso de lo que estaba apunto de hacer y a su vez estaba evitando hacer, pero ahora con la voz que sonaba en el comunicador, no podía hacer nada. No podía pelear con él, nadie podía; y sólo tenía una cosa por hacer...
«—Traeme a Tsubomi Hatsulin...»
Obedecer.
→S H A N X L A B Y X←
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro