❪𝟱𝟲❫ ; 𝗮-𝗴𝗼𝗶𝗻𝗴!
❪ARC THREE; DEMONS❫
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CAPÍTULO CINCUENTA Y SEIS;
¡EN MARCHA!
❛sentimientos❜
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©Shanxlabyx
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SENTÍA QUE EL CORAZÓN SE LE IBA A SALIR DEL PECHO EN CUALQUIER MOMENTO, BUSCABA RELAJAR SUS HOMBROS Y a su vez su respiración que se había vuelto pesada y agitada. Su espalda estaba encorvada pero a su vez algo recostada contra la pared a la que se apegó para deslizarse por ella y quedar sentado en el suelo, en donde ha estado desde entonces. Su mano derecha apretó la zona de su camiseta de su pecho, apretándola y arrugándola; sentía que estaba sin aire, estaba casi en una crisis nerviosa. Gotas de sudor resbalaban de su frente para caer hasta el suelo y sus rodillas.
«—Oh, lo siento mucho, no te ví. Estaba mirándome... a mi misma... —había dicho con una amigable sonrisa, luego lo miró con sus dos grandes ojos azules—. ¿Huh? ¿quien eres tu?»
Sus manos agarraron su cabello largo y oscuro para casi jalarlo con desesperación por recordar el rostro de Hatsulin, el hecho de que lo vio y lo analizó con la mirada por unos breves segundos, lo alarmaba cada vez más. Sentía su pulso acelerarse por recordar lo cerca que estuvo de ella, la tuvo frente a frente, ella lo miró. ¡Lo miró fijamente al rostro! ¡la tuvo enfrente y le habló! Sus pupilas temblaban reducidas en sus escleróticas al sentirse tan alterado en esos momentos, sentía que quería llorar de los nervios, de la enorme ansiedad que tenía.
¿Por qué rayos reaccionó así? ¿por qué él...?
❛¿Por qué ahora? ¿por qué tenía que encontrarmela justo ahora?❜ pensaba Ichirō Senshi en medio de un ataque de pánico luego de haber visto a la persona con la cual tenía que hablar pero que a su vez, una parte de él, no era capaz. Su expresión parecía perturbada por sólo haber estado unos instantes con ella enfrente; había ido detrás de Aizawa Shōta para ver a donde iría tan de repente, sin pensar que iría a donde estaba la clase A del primer año, en donde se encontraba ella, Tsubomi Hatsulin, con la última persona con la que esperaba encontrarse.
Fueron demasiados sentimientos encontrados verla frente a frente después de tanto tiempo, desde la última vez que la vio; verla ahí sonriéndole con amabilidad, provocó demasiadas cosas en él, pero no precisamente buenas, siendo la ansiedad que sintió debido al temor que había generado él mismo sobre como reaccionaría al verlo y saber quien era, teniendo horribles imagenes de todo lo sucedido en Nakano con ver a Hatsulin, con verla a ella de niña, lastimada y con una expresión de aflicción, en vez de la actual.
Sus ojos se cerraron con fuerza por la gran cantidad de flashbacks que aparecían en su mente una y otra vez, haciéndolo tragar duro y que un nudo comenzara a emerger y crecer en su garganta ante lo tan alterado que estaba. Recordó los maltratos, los golpes, todo lo que sucedió en Nakano, pero a su vez eso lo hacía preguntarse por qué recordaba eso precisamente. Ya la había visto, vio cuanto creció, vio como era, incluso llegó a ver a Keizuke; entonces, ¿por qué reaccionaba así con tenerla enfrente? No lo entendía.
Pero a su vez quería entenderlo, quería hacer... quería que esa sensación sofocante se fuera de su pecho, quería respirar tranquilo. Sólo quería respirar...
—Ichirō... ¡Ichirō! —reaccionó de golpe cuando escuchó esa voz a la vez que un fuerte agarre en sus hombros aparecía, sus ojos dejaron de estar tan opacados y perdidos en imagenes del pasado para enfocarse en el presente, en el ahora, en donde tenía a Aizawa Shōta enfrente suyo, con una expresión seria y a su vez preocupada. El llamado Shadow lo miraba casi en shock pero al menos más lucido que momentos atrás, aunque su respiración era algo irregular, al igual que su pulso y las palpitaciones de su corazón.
—¿A-ah?... ¿qué...? —balbucea en un tono apenas audible, Shōta lo veía con preocupación en sus ojos, analizándolo con la mirada y fijándose en los gestos que tenía su cuerpo. Sus facciones se relajaron un poco al verlo reaccionar del tipo de trance en el que estaba, haciéndolo suspirar con pesadez.
—Vine a buscarte apenas pude y me di de cuenta que estabas hablando con Tsubomi —dice ante la mirada alarmada del chico—, también porque supuse que ibas a reaccionar de esta manera y debía procurar como te encontrabas... —habló el adulto que estaba sobre una de sus rodillas, enfrente del menor, quien trataba de estabilizar su respiración, viéndose algo confundido y nuevamente a la ofensiva, aunque comenzó a calmarse poco a poco—. Es una reacción esperada, o al menos, que esperé.
—¿D... d-de que habla? —cuestiona Ichirō mientras fruncía un poco el ceño, agarrándose aún el pecho.
Aizawa se quedó en silencio algunos momentos como si dudará en responder a sus palabras, sus cejas se hundieron por unos momentos al recordar como su estudiante de apellido Tsubomi había tenido una reacción similar a él, pero en el ataque de U.S.J., suponiendo que fue porque fue una experiencia similar a lo que llegó a vivir, y a su vez, sabiendo que había uno de los lacayos de Asahi Kaito allí, presente entre los tantos villanos que había. O al menos, esa era su sospecha en aquel ataque de estrés post traumático, aunque le causaba curiosidad un poco el por qué Shadow haya reaccionado así con ver a Hatsulin; eso lo hacía pensar que en general ver algo o alguien relacionado con el infierno que hayan vivido en Nakano, provocaba esa reacción que indicaba que tan afectado estaba. Le extrañaba que la pelirroja no haya reaccionado igual, parecía no haberlo reconocido.
Suspiró con pesadez, tomando uno de sus hombros. Negó un poco con la cabeza y elevó la mirada con aquella expresión seria y adormilada que tanto lo caracterizaba, aunque nada evitaba que tuviera un muy ligero y casi interno atisbo de preocupación, al menos le relajaba un poco que el chico parecía haber vuelto en si.
—Te altera ver a Tsubomi después de tanto, según tus palabras, llevas desde que estabas en Nakano sin verla, al menos personalmente. Es algo automático que tu mente reaccione de esa manera, considerando las circunstancias en la que la viste la última vez. —da a saber un poco de su pensamiento y a su vez su análisis del por qué supuso que el chico reaccionaría así, como justo ahora lo había hecho. Contrajo su brazo, de aquella mano que tomaba su hombro, y apoyó su codo en su rodilla—. Quisiera decirte que no debiste haberme seguido, pero podría ser como una forma de prepararte cuando tengas que hablar realmente con ella.
Senshi lo miró en total silencio por algunos segundos, luego hizo una mueca y desvió la mirada hacia un lado con aquella actitud aún esquiva de él. Personalmente aún le era extraño estar prácticamente a cuidados de la academia U.A., o al menos en parte, principalmente por el director Nezu quien estaba a cargo de él, prácticamente teniendo su custodia; tener ese tipo de atención no terminaba por acostumbrarlo todavía. Ese tipo de tratos amable todavía se le hacían extraños, por mucho que la última persona que fue amable con él fue Stain. Se preguntaba cómo se encontraría él en esos momentos, tenía idea de que era el Tártaros, pero no sabía cómo estaría él en ese lugar. Su mirada se volvió un poco nostálgica por recordarlo, desviando la mirada hacia un lado y mostrándose duro y esquivo como siempre, aunque al menos ya se había vuelto un poco menos agresivo, pero no solía ser del todo hablador.
—Lo sé. —responde secamente el adolescente, chasqueando su lengua un poco. Cruzó sus brazos y entrecerró sus ojos, tomando una profunda respiración, sorbiendo su nariz. Parecía un poco más relajado—. No tienes porque recordarmelo...
—Sabes que puedes hablar con ella cuando quieras y te sientas listo. —Aizawa vuelve a hablar de manera comprensiva, mirando de reojo hacia el lugar del dónde estuvo pendiente de que sus estudiantes se fuera como les ordenó. Ya habían comenzado a irse de la academia, incluída quien era el tema de conversación, al menos en una parte—. No te voy a obligar a nada, lo que quiero es ayudarte de alguna manera. Todo a su tiempo.
—Aunque me obligaras, no te haría caso.
Shōta se le quedó mirando por unos segundos para luego suspirar y entrecerrar sus ojos con cierta resignación y algo de cansancio por su actitud algo contestona. Hasta cierto punto se parecía a Bakugō, pero era un poco más grosero que él. Al menos podía tenerle un poco más de paciencia y ya entendía mejor su actitud, sabiendo manejarla. Lo observó unos segundos en silencio con atención notando como parecía menos histérico que hace momentos atrás, parecía mejor y eso le alegraba de cierta manera, al menos pudo calmar su estado de pánico. Aunque no haya sido un momento gustoso de que tuvo una reacción de esa manera, podría llegar a ser beneficioso para el futuro, posiblemente cercano, en el que él llegué a hablar con su estudiantes de carácter entusiasta y enérgico, porque ya había expresado él que quería verla y hablar con ella, pero a su vez tenía temor de hacerlo, y su reacción anterior era una clara muestra de que incluso lo alteraba.
Siempre se preguntaba... ¿cómo reaccionaria Tsubomi Hatsulin al saber quién era?
HATSULIN ESTABA TOTALMENTE EMOCIONADA. FINALMENTE HABÍA LLEGADO EL día en dónde comenzaría aquella semana de entrenamiento en el bosque, con todos sus compañeros. Era una experiencia que estaba esperando desde hace días, incluso desde el momento en el que supo que era lo que harían y aún más cuando aprobó con seguridad los exámenes que le garantizaban poder ir al campamento con mucha más seguridad. Ahora estaba aún en su casa, estaba terminando de arreglar todas las cosas que tendría que llevar para el campamento, había comprado absolutamente todo lo que decía en la lista que les dió su maestro el día que se supieron los resultados, tanto del práctico como de lo académico.
Se enderezó mientras colocaba una sonrisa orgullosa y a su vez animada en sus labios, posicionando sus manos en su cintura. Observaba su mochila con todo lo que tenía que llevar ese día, sus ojos se fijaron por unos instantes en el termo que estaba en la rejilla a un costado de la mochila, inevitablemente recordaba aquel día en el centro comercial Kiyashi al ser el día en el que lo compró. Una momentánea mueca apareció en sus labios hasta que volvieron a formarse en en una sonrisa, agitando su cabeza. No se iba a abrumar, merecía tener tranquilidad. Disfrutar de todo lo que pudiera, sobretodo siendo un entrenamiento. Eso la ayudaba a volverse más fuerte y aprender muchas cosas, así que eso la entusiasmaba bastante.
—¿Qué más me falta?... —murmuró la pelirroja, hablando consigo misma. Tocó varias veces su mentón con su dedo índice en lo que recordaba que sería la cosa faltante en todo lo que tenía que llevar.
—¿Hatsulin?
Alzó la mirada apenas escuchó aquel llamado, pestañeó un par de veces y miró hacia detrás de ella, dejando de darle la espalda a la puerta; observó la cabellera rojiza de su madre asomarse por la entrada de su habitación, dejando ver por completo su rostro y sus ojos vinotinto que daban la sensación de ser de un color negro. La menor se le quedó mirando por varios segundos en silencio, sin decir absolutamente nada. Eiko portaba una expresión un poco dudosa, aunque manteniendo una gentil sonrisa en sus labios en lo que cerraba suavemente la puerta, en dónde aprovechó Yuu para entrar, y acercarse con lentitud hacia ella.
—¿Mamá? —habla finalmente la de baja estatura, teniendo que echar su cabeza hacia atrás para poder verla al rostro tanto por ser baja, al lado de ella, como porque su madre era muy alta. Tenía la misma estatura que Endeavor—. ¿Qué pasa?
—Uhm, bueno... —hace una pausa, agachando un momento sus ojos hacia el suelo. Se quedó en silencio unos segundos y luego volvió a formar una ligera sonrisa—. Quería ver cómo estabas y como ibas, ya sabes, te irás a ese campamento... por una semana, era inevitable para mí no verte antes de que te vayas por una semana.
—Oh, si, creo que tengo ya todo listo. —nuevamente sonrió la más baja a su par que asentía, volvió a girarse hacia su mochila mientras verificaba que haya metido todo—. Si es tu instinto protector de mamá porque tú hija se irá por una semana a un lugar del cual ni yo sé dónde será, ¡no debes preocuparte! ¡Estaré bien!
La Todoroki se quedó en silencio mientras observaba a su hija mejor, se escuchaba y veía feliz, bastante animada y emocionada. Llevaba tiempo que no la veía de esa forma, aunque se viera animada y sonriente como siempre, había una forma de notar también que realmente estaba emocionada, tenía ese algo que diferenciaba la energía usual con la que tenía actualmente, sobretodo por el brillo que se reflejaba en sus grandes ojos azules. Eso hizo que algo se apretujara en el pecho de la mayor, curveando ligeramente sus labios en una forzada mueca que pasaba desapercibida por una sonrisa, aunque algo tensa. Era cierto que le preocupaba su hija, siempre lo hacía...
Sus labios se volvieron una mueca genuina sin que la menor pudiera notarlo al estar tan distraída hablando de las cosas que tenía que llevar y a su vez enumerando las que ya tenía en su lugar. Eiko apretó una de sus manos contra su pecho al sentir nuevamente aquella opresión en aquella zona, como si algo en su interior se retorciera. Sabía muy bien que sentimiento era ese, sabía muy bien porque no era la primera vez que lo sentía; en realidad, siempre lo sentía. Tan constantemente que casi podría haberse acostumbrado a esa sensación, a ese sentimiento...
Ese sentimiento de culpa.
—¿Mamá? —la llama su hija menor provocándole casi un sobresalto; Hatsulin la miraba con preocupación y dudas en sus ojos, la sonrisa que tenía anteriormente, se había ido por un leve mohín. Era claro haber reaccionado así, sintió de repente a su madre extraña—. ¿Qué sucede? ¿estás bien? ¿Qué pasa?
Eiko se mostró sorprendida y por un momento asustada de sus repentinas preguntas, sus ojos se habían reducido en sus escleróticas por el shock que sintió. Hatsulin por su parte sólo la estaba observando fijamente y con una expresión de preocupación, una que sólo le provocó más inquietud a la de mayor estatura. La menor había sentido claramente el cambio de las emociones de su madre, así como de repente subió ligeramente de temperatura a la par que un sentimiento agrio y a su vez triste podía percibir venir de ella, eso le activó las alertas y decidió saber que sucedía.
—¿De verdad te sientes triste por qué me iré una semana al campamento? No te sientas triste... —hizo una pequeña mueca a la par que hacía una pausa. No le gustaba ver a su progenitora triste, así que sonrió en un intento de animarla—. ¡Mira, sonríe como yo! ¡Así! —dice la pelirroja con ánimo mientras tocaba con sus dedos indices cada borde de sus mejillas y los estiraba, un gesto que le indicaba que sonriera—. ¡Estaré bien! no debes preocuparte por nada.
Eiko apretaba sus labios mientras una de sus manos seguía presionándose contra su pecho, esa presión que había allí era casi insoportable; la culpa que le generaba todo eso la carcomía, su hija siendo dulce y amable con ella después de todo lo que ella dejaba pasar... Se odiaba a si misma, eso era claro para ella. Se odiaba, odiaba que su hija fuera la que se encargara en buscar hacerla sentir mejor y reconfortarla, siendo ese su papel como madre. Aguantó el soltar lagrimas mientras sus labios temblaban, no resistió más y fue rápidamente hacia la más pequeña, envolviéndola en sus brazos.
Los ojos de la más baja se agrandaron ligeramente al sentir su repentino gesto, sentía sorpresa de recibir un abrazo de su madre, sobretodo así tan de repente. Sentía como el cuerpo de su progenitora se había inclinado hacia abajo para poder alcanzarla y abrazarla bien, sobretodo con su enorme estatura, y agregando que ella era algo baja, aunque no fuera realmente por genetica al tener genes de personas altas. Miró de reojo la cabeza de su madre que estaba al costado de su hombro, la mano de Eiko estaba en la nuca de su hija mientras la otra estaba en su espalda, asegurándose que se quedara allí y no se alejara.
Hatsulin fue bajando lentamente sus manos al dejarlas suspendidas ante la sorpresa, no se esperaba realmente aquel gesto de la mayor. Sus hombros fueron relajándose poco a poco y no se movió, no hizo ni un sólo sonido, sólo... se quedó allí, en silencio, sin saber que más decir.
—Por favor... —comenzó a hablar finalmente, Hatsulin sólo se quedó en silencio esperando que terminara lo que quería decir—. Cuídate mucho... y diviértete, ¿si? —Eiko se separa suavemente del abrazo, aunque aún manteniéndose cerca; la tomó de los hombros mientras la veía a los ojos, formando una pequeña sonrisa—. Cuando vuelvas, iremos a visitar a Kazuto, ¿te parece?
Los ojos de Hatsulin se iluminaron brevemente al oir el nombre de su hermano mayor, sobretodo con la idea de ir a visitarlo a E.E.U.U., era un viaje medianamente largo, pero para ella valía la pena para poder ir a visitarlo. Ese deseo y esa felicidad de verlo comenzó a plasmarse en su rostro, junto con la sonrisa que se extendía en sus labios poco a poco, provocándole un sentimiento leve de dicha a su madre quien sonrió de lado al ver su expresión.
—¿De verdad? —dice con ilusión la menor, justo como una niña pequeña a la cual le proponen algo que quería o deseaba. Eiko asintió aún con una sonrisa, su corazón trató de llenarse con cierta calidez con la simple imagen de su hija sonriendo con tal sentimiento.
—Si, de verdad. Ya hable con Kazuto y su esposa, él dice que siempre seremos bienvenidos y que esperara impaciente a que vuelvas del campamento. —agacha la mirada con nostalgia y una sonrisa algo melancólica, recordando la noche en la que lo llamó para preguntarle si podrían ir a visitarlos y pasar las vacaciones en Estados Unidos; aceptó más que gustoso—. ¿Te gusta la idea?
—¡Claro que me gusta! —responde con entusiasmo la de la cicatriz mientras apretaba sus puños a la altura de su pecho, mostrando su emoción—. Es más, ¡me encanta! Nunca he ido a Estados Unidos, ¡será emocionante! ¿Será que podré conocer en persona a Star and Stripe? ¡Quisiera conocerla en persona! —comienza a divagar con emoción mientras agitaba sus puños de arriba hacia abajo, teniendo brillitos a su alrededor. Incluso sus manos comenzaron a calentarse en consecuencia de lo emocionada que estaba al punto de tener efecto en su quirk y el aumento de una fuerte emoción como la que tenía justo ahora.
—Seguro que si, Kazuto la conoce y estoy segura que buscara la manera en la que la conozcas. —Eiko sonríe de lado por la emoción de su hija por aquella idea, una que todos en su familia necesitaban; despejarse de todo e ir a otro lugar por cierto periodo de tiempo. Sabía que no podían quedarse mucho tiempo, después de todo Takeshi y Hatsulin estaban estudiando aún en la academia—. Así que, asegúrate de no sobre esforzarse mucho, como sueles hacer, ¿si? Para que llegues con energía y poder ir a visitar a Kazuto con tus hermanos y la pequeña niña de Gie.
Hatsulin asintió repetidas veces, con una gran sonrisa en sus labios que rebosaba felicidad y emoción. Parecía que en cualquier momento iba a chispear de la emoción, literalmente hablando. La idea de hacer ese plan en familia la llenaba de alegría, así que prometería aquello a su madre para poder tener mucha más energía cuando vayan a visitar todos juntos a su hermano mayor, era algo que quería luego de tanto tiempo sin verlo. Era una vacaciones merecidas, ¿no?
—¡Claro, lo haré! ¡Lo prometo! ¡por el meñique! —alza este mismo con seguridad haciendo parpadear a Eiko, miró fijamente como había levantado su dedo justo como una niña pequeña emocionada. Alzó su mirada rojiza y algo caída hacia ella para luego sonreír con suavidad, asintió ligeramente y elevó su mano mientras alzaba su meñique, entrelazando ambos.
—Por el meñique...
—¿YA TE ASEGURASTE QUE NO SE TE QUEDA ABSOLUTAMENTE NADA? ¿TRAJE DE BAÑO, ZAPATOS, EL TERMO QUE tanto te la pasabas buscando y que no se derrita cuando bebas agua? —decía Sosuke mientras estaba de brazos cruzados enfrente de la menor.
—Lo tengo, lo tengo y obvio que lo tengo. —respondió a cada una de sus cuestionamientos, colocando una mano en su frente en un gesto militar; ya estaban justo enfrente de la academia U.A., recien llegando. El mayor, como todo un papá que no es un papá, comenzó a cuestionarle constantemente si no se le quedaba nada de la extensa lista que habían pedido...
Sobretodo con la ligera tendencia de Tsubomi Hatsulin de ser algo olvidadiza.
El chófer de la pelirroja achicó un poco sus ojos al tratar de recordar alguna otra cosa que podría olvidarsele a la menor, no quería que terminara castigada o sin hacer nada por no llevar equis cosa de la lista; todo era importante, sobretodo siendo un campamento, aunque uno raro ya que no pedían carpa o algo por el estilo. Sosuke se quedó mirando fijamente a la de coletas quien tenía una constante sonrisa en sus labios, expresando su seguridad y la ya dicha emoción, incluso podía verse como se movía ligeramente de arriba hacia abajo al flexionar y enderezar sus rodillas; definitivamente estaba emocionada, parecía una niña pequeña ansiosa por subir a su atracción favorita.
Dejó salir un leve "mmm" en su garganta un poco dudoso sobre que no se le quedara nada, Hatsulin bajó su brazo y de igual manera se quedó mirándolo en silencio mientras sostenía cada una de las correas de la mochila, tratando de contener su emoción.
—¿Linterna? —Hatsulin asintió ligeramente, con firmeza—. ¿Kit de primeros auxilios? —nuevamente volvió a asentir, bastante segura de que tenía esas cosas con ella—. ¿Los lentes de visión nocturna?
—Los qué.
Sosuke se masajeó el puente de su nariz por la casi repentina respuesta, Hatsulin había puesto una expresión casi vacía junto con una sonrisa tensa en sus labios. El castaño tenía sus ojos abiertos como platos y algo perturbado de que se le haya olvidado eso, podía observar como la pelirroja miraba hacia un punto muerto tratando de recordar si había metido en la mochila esos lentes, comenzó a sudar ligeramente mientras tomaba su mentón, haciendo una pose pensativa, frunciendo su nariz hasta cubrir su boca ligeramente, desviando su rostro de la vista del mayor que comenzó a mirarla con severidad e incredulidad.
—No me digas que en serio se te olvidaron, eran los primeros en la lista... —señaló de manera acusatoria el mayor, alzando sus manos incrédulo. Hatsulin comenzó a temblar de manera nerviosa y avergonzada por recordar que efectivamente se le olvidó, ahora estaba temiendo un poco del regaño que le daría el mayor—. Hatsulin...
—¡Se me olvidaron! —exclama de manera cómica la pelirroja con dramáticas lagrimas en sus ojos, siendo una digna escena graciosa y amigable. Sosuke siguió mirándolo con incredulidad de que se le olvidara eso, sobretodo cuando estaba tan emocionada hasta comenzar a organizar todas las cosas desde un día antes del día del viaje al campamento.
Hatsulin bajó la mirada avergonzada y un aura de pena encima de su cabeza, Sosuke no evitó reir ligeramente, con una sonrisa algo burlona en sus labios. Ella a veces llegaba a ser demasiado graciosa, sobretodo en los hechos y en su carácter, no le sorprendía del todo eso; después de todo, era parte de su personalidad ser algo olvidadiza en ocasiones.
Mientras la de orbes azulados estaba insultándose internamente por olvidarse de eso, y hasta cuestionándose si realmente era la única cosa que se le haya quedado, sintió como el castaño colocaba una de sus manos justo encima de su cabeza, haciéndola cerrar sus ojos ligeramente al momento que sintió como revolvía suavemente su cabello aunque no lo suficientemente fuerte como para despeinarla de su usal peinado con dos coletas bajas, aunque algunos cabellos si quedaron fuera de lugar.
—No te mates la cabeza, sólo disfruta. —dice el mayor mientras le daba una sonrisa de lado, aún con su mano en su cabeza. Hatsulin lo miró por varios segundos con cierta sorpresa y luego sonrió por aquel ánimo de parte de él, olvidándose de la verguenza y a su vez nervios que le generaba el haberse olvidado de algo posiblemente importante para el campamento. Eso la hizo recordar a su madre y sus palabras, así que, asintió con seguridad, dispuesta a proponerse el disfrutar y esforzarse en el campamento.
Terminó por entrar a la U.A. como de costumbre para buscar su clase, luego de conversar un poco y expresar toda la emoción que todos tenían en medio de charlas, estaban en espera del autobús que los llevaría a todos al campamento en el bosque, tal como les dijeron. Hatsulin tenía una sonrisa en sus labios con sus brazos cruzados y un porte seguro, estaba junto con su primo al acercarse hacia él y expresar claramente como se sentía y cuestionándole si tambien le emocionaba lo que se vendría, recibiendo una corta respuesta de él.
Tenían a su maestro enfrente, como era el que estaba a cargo de esa clase era obvio que iba a ir con ellos. Hatsulin lo miraba con atención luego de haberse estirado un poco para volver a cruzar sus brazos, teniendo una mirada de seguridad y determinación en sus ojos, como suele ser. Estaba con el hype hasta los cielos, no sabía (bueno, nadie de su aula sabía) donde era la ubicación donde se llevaría a cabo el campamento por temas de seguridad, y aunque tenía en claro que era un campamento de entrenamiento, aún así sentía una gran emoción. Eso era claro en ella.
—La Preparatoria U.A. terminó el primer semestre y empiezan las vacaciones —decía su maestro de cabellera oscura, teniendo una expresión seria en su rostro aunque luego endureció un poco más su mirada—, pero... los que quieren ser héroes no tendrán descanso. En este campamento de verano aspirarán a más por el Plus Ultra.
—¡Si! —exclamaron todos con firmeza y seguridad, incluyéndola.
Sonrió con emoción por lo ansiosa que la colocaba ese campamento, sobretodo con ese sentimiento en ella de siempre querer hacerse fuerte y a su vez entrenar, no tenía idea si sería más fácil o más dificil que en la propia U.A., aunque sabía, según palabras de su profesor, que los que no habían pasado el examen práctico sería mucho peor que las usuales clases prácticas, pero no tenía en claro como sería para los demás. Le intrigaba tanto al punto de que sólo la emocionaba más y más conforme pasaban los minutos en lo que esperaban su medio de transporte a la ubicación en donde sería su campamento.
❛Esto es tan emocionante, no puedo esperar por más❜ pensaba con mucho entusiasmo la pelirroja mientras la sonrisa en sus labios no se quitaba ni por un segundo, Shōto a su lado mantenía una expresión seria, se podía ver el contraste entre ambos al ver a la más baja casi chispeando de emoción, con una cara bastante expresiva, mientras que él no expresaba lo mismo, manteniéndose tranquilo.
—¡Hora del campamento! ¡Campamento! ¡Campamento! —comenzó a exclamar y cantar de la nada Uraraka, haciéndola mirar hacia allá. Rio un poco al ver como Kaminari y Ashido se unieron a su pequeño bailecito de emoción y dicha que la castaña había comenzado luego de salir corriendo lejos de Izuku, teniendo la cara roja.
—¿Hay gente de la clase A con clases extras? —de la nada hizo presencia Monoma Neito de manera escandalosa, con aquel eje de querer fastidiar a la clase A y con aquella sonrisa irónica en sus labios—. ¿O sea que hubo quienes fallaron el exámen final? ¿No es raro? Muy raro. ¿No se suponen que son mejores que la clase B? ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? ¿Qu- —y de la nada un material grisáceo y pegajoso se pegó justo en su rostro, callándolo aunque comenzó a moverse medio histérico por no poder respirar cuando una manta de telarañas se pegó a su rostro.
Todo su movimiento alterado se detuvo al momento que le golpearon la nuca, siendo la presidenta de la clase B, Kendō Itsuka, que como suele hacer al Monoma colocarse a la ofensiva contra la clase A, lo noqueó. Aunque no fue sólo ella quien hizo algo en busca de calmarlo o callarlo, en el caso de las telarañas; a un lado de la pelirroja estaba una chica de cabello blanquecino algo enmarañado que cubría uno de sus ojos, una de sus manos estaba extendida hacia Monoma, siendo ella la responsable de aquella repentina telaraña.
—Sadashi, no era necesario eso. —sonríe divertida Kendo hacia la de cabello blanco que miraba con molestia hacia Neito que se encontraba inconsciente en el suelo.
—Me molesta. —responde la de ojos rojizos de manera molesta, casi haciendo una mueca de desagrado hacia el rubio quien tenía su cara cubierta por las telarañas. Itsuka suspiró con cierta pesadez mientras se agachaba y tomaba de la camisa al rubio, retirándole ligeramente aquella superficie pegajosa de su cara. Luego se dirigió hacia la clase A que miraba la escena.
—¡Lo siento! —se disculpa por la actitud del chico para comenzar a arrastrarlo dentro del autobus, aprovechando que estaba inconsciente.
Hatsulin se quedó observando con atención hacia la presidenta de la clase B que siempre se aseguraba de evitar los escandalos de aquel rubio que consideraba irritante con las pocas ocasiones en la que llegó a conversar con él, recordó la ultima vez que habló con él aquel día algo estresante en el que Katsuki miró las vendas en su muñeca. Hizo una momentánea mueca pero luego sólo suspiró, al menos sabía que estaba Kendō para poder controlarlo, podría estar un poco más tranquila.
Mientras ahora miraba de manera fija y casi penetrante hacia Mineta al escuchar como hacía sus "cosas de Mineta" al saber que estarían tambien las chicas de la otra clase de heroísmo, sintió una mirada en ella; no tardó en elevar sus ojos y encontrarse con uno de los ojos de la misma chica que había callado a Monoma con su quirk, permaneció mirándola fijamente a sus ojos ya que ella hizo un ligero movimiento que provocó que el flequillo que cubría uno de sus orbes se moviera, ahora alcanzándola a mirar a ambos que la miraban con molestia.
La pelirroja quitó su sonrisa mientras de igual manera la veía fijamente, aunque de manera más neutral que la chica que expresaba su molestia hacia ella. Una de sus cejas temblaron ligeramente por su contacto visual y el sentimiento que percibía venir de ella, provocándole incomodidad; Sadashi Otani la miraba casi con desprecio y desagrado, luego chasqueó su lengua al momento que escuchó el llamado de Itsuka para que subieran al autobus. Apretó sus puños en un gesto algo agresivo para girarse e irse con su respectiva clase, la pelirroja la siguió con la mirada, en un gesto expectante.
—De verdad no has cambiado en nada... —susurra para si misma la de orbes azules y cabello rojizo, dejando salir un pesado y largo suspiro.
—¡El autobus de la clase A está aquí! —salió de sus pensamientos al escuchar el grito de Iida, este agitaba sus brazos de manera robotica—. ¡Forménse por sus asientos!
Nuevamente una sonrisa se formó en sus labios ante aquella indicación, significando que ya finalmente se iban a dirigir hacia el campamento. Vio como sus demás compañeros comenzaron a dirigirse y organizarse en una fila lo suficientemente organizada para poder subir con facilidad; no tardó en acatar la orden y comenzar a encaminarse hacia allí, observó como tanto Bakugō como Kirishima comenzaron a encaminarse de igual manera, yendo a la par. Una sonrisa ligeramente gatuna apareció en sus labios y trotó hacia ellos para poder alcanzarlos, al hacerlo, los empujó por la espalda con ligereza.
—¡Iremos al campamento al fin! —exclamó con emoción la pelirroja mientras que Eijirō se giraba para verla, quedando a la par que la más baja al si girarse de inmediato por su empujón, él sonrió con sus dientes afilados al verla entusiasmada mientras que Bakugō se tensó por sentir su acción que lo hizo irse varios pasos hacia adelante, aún sintiendo sus manos en su espalda.
—¡No me andes empujando, pirómana! —exclama con enojo el cenizo mientras la veía por sobre su hombro con sus ojos blancos del enojo y levantando una de sus manos en garra.
—¡Rápido, rápido! —decía entusiasmada y agitando un poco sus hombros desde atrás al haberse quedado detrás de él en la fila que todos los veinte estudiantes de la clase formaron. El chico gruñía, fulminándola con la mirada, Eijirō sólo rio por el ánimo de la de cabello rojizo más llamativo que el de él.
—¡Si! ¡Iremos al campamento! —la apoya el de dientes puntiagudos, alzando su puño con entusiasmo; Katsuki se andaba aguantando los leves empujones de la más baja que estaba canturreando junto con Eijirō de manera animada la palabra "campamento" como hace rato Ochako, Denki y Mina lo hacían. Una vena se formó en la frente de Katsuki quien mantenía una expresión rabiosa mientras Hatsulin lo agitaba de atrás hacia adelante desde los hombros.
Finalmente, ese viaje comenzaría.
→S H A N X L A B Y X←
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