❪𝟯𝟭❫ ; 𝗯𝗹𝗼𝗼𝗱 𝘁𝗶𝗲𝘀.
❪ARC TWO; WINGS❫
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CAPÍTULO TREINTA Y UNO;
LAZOS DE SANGRE
❛Todoroki versus Tsubomi❜
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©Shanxlabyx
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OBSERVÓ DESDE AFUERA DE LA ENFERMERÍA a sus compañeros preocupados por el estado del muy magullado peliverde luego de aquella inmensa pelea y derrota contra su primo. Tenía las manos ligeramente en sus bolsillos con una expresión expectante y curiosa, escuchando como Recovery Girl los reprendía para que hicieran silencio y explicaba lo tanto que tenía que hacer respecto al héroe llorón. Vio como salían siendo los últimos en salir Uraraka e Iida. Los tres se quedaron quietos en su lugar al toparse entre si.
Ladeó su cabeza al observar a cada uno, aunque se le había quedado observando fijamente al peliazul quien se veía bastante normal, como si no hubiera tenido un pequeño episodio de ahogo ante su ataque. Aún así, les sonrió dulcemente a ambos caminando con tranquilidad hacia la enfermería pasando de largo a ellos que a pesar de haberse quedado mirándola curiosos siguieron a las gradas; no faltaba mucho para la segunda pelea después de todo.
Estaba consciente al respecto: era la segunda pelea, en dónde tomaba protagonismo nuevamente junto a la chica de la B. Estaba bastante consciente de que estaba a minutos de empezar mientras arreglaban una vez más la arena, pero le importaba poco eso. Quería ver cómo estaba Midoriya.
Entró a la enfermería temporal del estadio con una postura relajada y segura, a pesar de que sentía todavía un constante peso en sus hombros y en su corazón. Miró a su alrededor con curiosidad manteniendo un gesto sereno en su rostro, sin una sonrisa pero no se mostraba demasiado inexpresiva como lo ha hecho con anterioridad. Miró hacia la ancianita besadora que comenzaba a arreglar lo que usaría para la operación al aún bastante inconsciente y lastimado peliverde. Pestañeó un par de veces para sonreír alzando una poco su mano en el aire en un gesto de saludo.
—Hello! Recovery Girl-san. —saludó con un tono animado aunque considerado para no llegar a molestar en aquella habitación. Sabía bastante bien que aquella señora no le agradaba que exclamaran o gritaran en su zona de trabajo.
—¿Eh? Ah, eres tú, Tsubomi-chan —se percató la más bajita presente mientras que el otro hombre que se encontraba a un lado del joven de pecas se sobresaltó y a su vez tensó en su lugar—. ¿Necesitas algo? No me digas que ya te volviste a lastimar. Eres igual que Midoriya-chan en el sentido de lastimarse constantemente. —se quejó bufando un poco.
—¡Noup, estoy perfectamente bien! —alzó su pulgar con una sonrisa afable y sus ojos cerrados con calma. Internamente sabía de forma clara a qué se refería—. Quería ver cómo estaba Midoriya-kun.
—Al igual que los otros amigos de él. Aunque esta es la segunda vez que vienes a ver cómo está luego de quedar inconsciente en alguna pelea. —recordó pensativa la del quirk de sanación recordando en la ocasión de la prueba con All Might de héroes y villanos había hecho lo mismo. El hombre presente, aunque pasando desapercibido, mostró confusión y a su vez interés por lo dicho de la mujer—. Pues como se ve con claridad, está bastante lastimado; sus huesos están hechos polvo literalmente de tanto uso en su quirk, sobretodo repetidamente sin importar que de por sí ya estuviera rota aquella extremidad. Tengo que hacerle una operación.
—Ya veo. —fue lo que murmuró la pelirroja mientras que su expresión dejaba de ser tan intensa y eufórica por un gesto algo caído, callado. Se acercó con cuidado al peliverde que estaba acostado en una camilla con una expresión serena, uno de sus brazos se veía más que destrozado. Lo observó y suspiró—. Eres muy problemático, Midoriya-kun... —nuevamente el hombre rubio presente se mostró atento a sus palabras, vio como ella levantaba su mano y con cuidado revolvía sus cabellos—... pero asombroso... Gracias por animar a Shōto, de verdad lo agradezco, héroe llorón.
Le importaba poco que no la escuchara, cuando estuviera consciente le volvería a agradecer una y otra vez por intensivar a su primo, no sabía que le habrá dicho o algo pero sea lo que sea lo agradecía por haber provocado aquella disposición en él para usar su lado izquierdo. Hablaría con él también, aunque no lo ha encontrado y apenas salga de la enfermería tenía que ir a la arena, a no ser que tuviera la suerte de encontrarselo de camino.
Unos ojos azulados y caídos veían fijamente hacia Midoriya y después hacia Tsubomi quien ahora lo observaba con una mezcla de nostalgia y agradecimiento en su rostro. Él se mostraba desconcertado y de cierta manera sorprendido por aquellas palabras que al principio no entendió pero después comprendió a qué se refería. Se relajó un poco en su asiento, suspirando profundamente con sus ojos cerrados. Sin embargo, cuando los abrió, vio como un par de ojos azulados y muy atentos lo miraban; Hatsulin había volteado su cabeza hacia él por su presencia y constante mirada.
El flacucho aunque alto hombre se colocó rígido por la fija mirada de la pelirroja en él, que no se apartaba por nada en el mundo. La forma en la que lo observaba lo hacía creer lo que más temía; estaba analizándolo, con muchísima atención y un rostro inexpresivo, que no le dejaba en claro que pensaría justo ahora. Comenzó a temblar por instinto y a sudar de manera simultánea al verla ladear su cabeza y verlo directamente al rostro. Se tensaba cada vez que veía sus pupilas recorrerlo un poco con la mirada.
Hatsulin inclinó su cabeza hacia un lado y le sonrió para darse la vuelta y comenzar a caminar a la salida luego de darle aquella sonrisa que lo dejaron tieso y confundido en su lugar. No supo que decir más que ver cómo se iba de forma relajada del lugar. El hombre tragó saliva aún viendo su espalda y su cabello rojizo alejarse; recordó los segundos que hicieron contacto visual y se inquietó pero a su vez se sintió nostálgico. Suspiró y se fijó en su discípulo todavía inconsciente.
Volviendo con Hatsulin, escuchando el anuncio de la segunda pelea, se dirigía hacia su destino con las manos en sus bolsillos. Pensaba en el estado, bueno, el muy constante estado de Izuku luego de usar su quirk. Era demasiado poderoso para él como para siempre terminar así, segunda vez que iba a verlo inconsciente y en una camilla con alguna extremidad o extremidades quebradas. De verdad le recordaba a Yūta; aunque él también solía terminar así de lastimado porque se metía en peleas (sólamente cuando se trataba de pelear contra alguien para defender a otros o hacer de escudo) o cuando entrenaba de forma tan bruta para su cuerpo que se dislocaba o en los peores de los casos rompía un brazo.
Aunque tampoco debía pensarlo mucho, ella llegaba a terminar de esa manera igual. Pero centrándose en Yūta e Izuku, notaba cada vez más similitudes, aunque no en términos dónde ambos estuvieran bien.
Negó con su cabeza silenciosamente ante aquel pensamiento. Ambos eran tan parecidos y a su vez diferentes.
—Hatsulin.
La aludida detuvo sus pasos apenas escuchó aquella voz llamarla, su mirada se quedo serena y fija hacia al frente, con una postura sencilla y las manos en los bolsillos del pantalón del uniforme. Sus ojos vieron de soslayo hacia la persona detrás de ella. Poco a poco se reveló quien se trataba mientras se enfocaba en aquella presencia más alta presente; Todoroki Shōto era quien se encontraba detrás de ella. Tenía todavía la camisa de su uniforme en su parte izquierda destrozado, aunque en sus manos tenía una camisa nueva.
La pelirroja volteó su cabeza sobre su hombro para verlo y después voltear su cuerpo al dar un paso hacia atrás y quedar frente a frente, con tres metros de diferencia. Su neutral aunque tranquilo rostro observó el rostro todavía monótono de con quién compartía lazos de sangre, él se veía igual que siempre aunque algo llamó su atención; como abría un poco su boca cada tanto aunque después la cerraba, apretando sus labios. Ladeó su cabeza por eso, al parecer quería decir algo.
—Yo... —murmuró mirando al suelo con sus heterocromaticos ojos fijos en el suelo—. Yo... debería agradecerte por... apoyarme allá en la pelea... —salió de sus en un tono bajo, aunque lo suficientemente alto como para que la Tsubomi y a su vez Todoroki de sangre escuchara.
—Siempre lo haré; somos familia después de todo. —respondió casi a los segundos Hatsulin encogiéndose de hombros, sacando su mano semi descubierta con las mangas del crop top (hecho por Yaoyorozu, no quiso quitárselo) negro para rascar su mejilla—. No quiero que sigas atormentado por el tío Enji y por lo que hayas heredado de él. Midoriya-kun lo dijo, es tu poder, no el de él. —el chico apretó un poco su mano, en silencio. Hatsulin se volteó dándole la espalda aunque volteó su cabeza, cambio su gesto neutro y le sonrió dulcemente—. Aunque hayas dicho que en este día no somos más que rivales, tú sigues siendo de mi sangre; sigues siendo mi familia, mi primo, mi amigo. El lazo de sangre que nos une no impedirá que te apoye o anime, Shōto-kun. Hiciste un asombroso trabajo en tu pelea.
El Todoroki miró un tanto consternado hacia la Tsubomi, sus cejas temblaban un poco al estar un tanto alzadas y sus párpados un poco abiertos; sus ojos demostraban demasiados sentimientos justo ahora. Sentía su corazón retorcerse por el tono de voz cálido que usó con él, a pesar de todo, el apoyo que tuvo a pesar de todo y lo que le dijo. Aunque bueno, ella era así; por muchos golpes o insultos que le den nunca los devuelve. De verdad era extraña en ese sentido, pero... no le molestaba. Sus pupilas se reducieron un poco al momento que ella extendió su puño con una sonrisa determinada.
—¡Nos vemos en la siguiente pelea, Shōto-kun! ¡te voy a destrozar! —exclamó con confianza y entusiasmo, manteniendo aquel tono animado y aquella sonrisa brillante provocando un pequeño estremecimiento en el contrario.
Shōto apretó una vez sus puños apretando con eso la camisa nueva que poseía para colocársela y no andar así por ahí con el pecho al descubierto, aunque tampoco es como si le importara. Sus hombros dejaron de estar tensos y su rostro se endureció, pero sin tener aquel rostro tan frío como antes; aún mantenía aquella seriedad pero a su vez una pequeña determinación reflejado en sus ojos. Asintió firmemente con un ligero sonido en su garganta afirmando sus palabras.
Hatsulin se despidió con su mano luego de sonreírle con gentileza, metiendo sus manos en sus bolsillos una vez más para darse la vuelta y seguir su camino con una sonrisa en sus labios, dejando atrás a Shōto que estaba segura que se enfrentaría en la semifinal ronda y daría todo de si. Aún así, mientras se alejaba aquella sonrisa se iba desvaneciendo con un rostro algo inexpresivo, pero no frío, simplemente sin gesto alguno. Aún así, sólo se encaminó a su próxima pelea.
UNA VEZ MÁS ESTABA EN EL CUADRILÁTERO, tenía las manos fuera de sus bolsillos haciendo sonar sus dedos al haber golpeado su palma contra su puño cerrado de forma silenciosa y también haciéndole presión, viendo a aquella chica de la B enfrente suyo contra quién iba a pelear. Observaba que tenía un rostro bastante apacible, tranquilo y sereno, no se veía con intención de mostrarse intimidante. Pudo haberlo notado en su pelea contra Kaminari, aunque aún así, tenía un quirk considerablemente poderoso, aunque podía lidiar con él.
—¡Empiecen!
Escuchó la voz de Midnight golpeando con fuerza su látigo y haciendo un distinguido sonido del cuero contra el suelo provocando un muy ligero y tenue sobresalto en la pelirroja, a pesar de su rostro todavía bastante concentrado y podría decirse que hasta ese punto serio. Tragó saliva de forma algo seca al haberse inquietado por el sonido del látigo, en su anterior pelea contra Iida no le había prestado atención al sonido, o quizás inconscientemente si y por eso había entrado en sus pensamientos tanto al punto de estar en un trance.
Shiozaki siguió con su mirada suave fija en la pelirroja; continuamente juntó sus manos encima de su pecho como si fuera a rezar y agachó ligeramente su cabeza, mientras cerraba sus ojos. Hatsulin observó con atención aquello y aún manteniendo (o tratando, ya que de verdad se inquieto aunque no pareciera con el sonido del golpe del látigo) una postura firme, vio como ella extendió su cabello haciéndolo crecer con aquellas lianas y velozmente las lanzó hacia ella.
Cuando menos se lo esperó, las lianas la apresaron desde su cintura; soltó un pequeño «¿Mm?» ante aquel pequeño apretón y después sintió y observó como las lianas la jalaron, ganándose el asombro y gritos de todo el estadio, sintiendo un pequeño y diminuto vacío en su estómago por aquel repentino jalón. No obstante, apenas estuvo lo suficientemente cerca de Ibara, una de sus manos logró zafarse al quemar parte de las lianas y la tomó haciendo fuerza y frenando con sus pies en la arena. La de lianas verdes por cabello se había quejado un poco cuando sintió el ardor ante la quemadura de su cabello, cuando abrió sus ojos vio como la chica de cabello rojizo se impulsaba gracias al agarre de las lianas sosteniéndose de estas mismas y girando sobre su lugar pero impulsándose hacia ella.
Tosió y se quejó consecutivamente cuando los pies de ella impactaron a la par contra su pecho y la llevaron de espaldas contra el suelo, perdiendo el aire de manera momentánea ante el impacto. Mantuvo una mueca de dolor y con dificultad abrió sus ojos, cada bota de su contrincante estaba a cada lado de su cara, como reteniéndola. Su cuerpo se estremeció al ver desde abajo el cuerpo de Hatsulin, gracias a la altura y la sombra del sol sólo se llegaba a ver sus ojos brillantes y totalmente fijos en ella, incluso aterradores. Abrió los suyos al ver como ella apretaba sus lianas y con un movimiento consecutivo las rompió, junto con unas flamas que se desvanecieron al instante, pero sacándole un quejido por el dolor.
—Bye-bye. —dijo la pelirroja confundiéndola hasta hacerla quejarse cuando agarro las lianas todavía restantes en sus cabellos con fuerza y jalarla, haciéndola girar para lanzarla directamente fuera de los límites de la arena, impactando con el suelo.
—¡Y la chica en llamas de la A gana esta ronda, pasando a la semifinal! —escuchó la exclamación totalmente emocionada y entusiasmada de Present Mic. Masajeaba sus muñecas escuchado las exclamaciones del público—. ¡De verdad tus estudiantes son demasiado asombrosos, Aizawa! ¿¡qué les enseñas!?
—Cosas de héroes. No exageres.
Miró hacia la dirección de dónde estaban Present Mic y Eraser Head hablando, una pequeña sonrisa y a su vez una ligera risa en un suspiro se escapó en sus labios por aquella conversación de parte de ellos. Era gracioso escucharlos hablar de esa manera, sobretodo por la diferencia de ánimo de ambos; Yamada tan escandaloso y animado mientras que Shōta era tan callado y serio. Tan diferentes que se complementaban entre si.
Miró hacia la peliverde quitando su sonrisa aunque no colocándose neutra o inexpresiva, la vio sobándose la cintura un poco sentada en el suelo mientras también acariciaba su cabello el cual al menos en las puntas estaba de un tenue tono negruzco, señal de dónde lo quemó. La vio varios segundos y se encaminó hacia ella, postrándose enfrente suyo. Shiozaki levantó su mirada al momento que la tuvo enfrente y después vio como extendía una mano a su dirección.
—Gran pelea. —Hatsulin le sonrió de forma animada esperando que tomara su mano en un buen apretón y así ayudarla—. Lamento quemarte el cabello... las lianas... tus lianas-cabello. ¡Aún así, tienes un asombroso quirk!
La integrante de la clase B todavía con aquella expresión tranquila en su rostro se quedó observándola un poco deslocada. Vio su extremidad y después sonrió suavemente, no tardó mucho en extender también su mano y sostenerla, sintiendo como hacía fuerza y la ayudaba a levantarse, a su vez dándole un pequeño apretón devuelta.
—Gracias, Tsubomi-san —habló de igual manera como su apariencia, suave y delicada—. Tu espíritu es muy dulce y fuerte, es agradable.
—¡Gracias! —exclamó con ánimo y entusiasmo la Tsubomi, no supo a qué se refirió exactamente con "su espíritu" pero lo tomó como un cumplido.
—¡FINALMENTE ESTAMOS EN LA RONDA SEMIFINAL del Festival Deportivo! —exclamó Present Mic con aquel tono tan escandaloso y animado que siempre poseía; el público gritó en respuesta, emocionados por la etapa en la que ya estaban—. ¡Y empezamos con una de las peleas más esperadas! ¡dos prodigios, hijos de grandes héroes, los cuales comparten lazos de sangre pero esta vez compartirán la arena de combate!
El público en aquel inmenso estadio una vez más gritó totalmente emocionados, eufóricos, entusiasmados con el simple hecho de saber quiénes se enfrentarían en la semi final de la última ronda del Festival Deportivo. Una de las columnas dónde se veían más jóvenes de preparatoria y secundaria alzaban las pancartas con aquel apellido en particular, gritando y exclamando dicho escrito en aquellas telas de colores. Entre ellos había un joven platinado que apretaba el borde de una de las pancartas y veía inquieto el estadio.
Estaba con los nervios en punta.
—¡Por este lado, el hijo del héroe número dos de Japón Endeavor, el chico que no tiene piedad con nadie, frío como el mismo hielo que nos deja helados a todos; del curso de héroes: Todoroki Shōto! —simultáneamente a sus palabras el aludido comenzó a subir las escaleras de la arena con una mirada seria y concentrada, sintiendo y escuchando la explosión de entrada cada vez que subía. Escuchaba los gritos y exclamaciones de todos ante su llegada, pero sus ojos estaban fijos en el otro extremo de la arena—. ¡Y por el otro lado; la hija de la famosa heroína Hikarimeki; aquella bella chica que no duda en socorrer al que lo necesite pero que no tiene piedad con nadie al pelear; también del curso de héroes, Tsubomi Hatsulin!
Poco a poco sus botas comenzaron a subir por los escalones de la arena comenzando a asomar su cabello y su rostro sonriente, caminando con firmeza y confianza, sus manos estaban hechas puños mostrando lo dispuesta que estaba con aquella pelea. Estaba emocionada, lo admitía con total sinceridad; le emocionaba esa pelea. Era ese tipo de emoción de enfrentarse contra alguien sumamente fuerte porque su primo lo era, Shōto era tan fuerte que la emocionaba por el simple hecho de pelear contra él. Nunca lo ha hecho y eso la entusiasma más.
Apenas subió a la arena aquella explosión para cada entrada de cada peleador apareció detrás de ella, haciéndole cierta sombra a su rostro por el fuego. Su sonrisa a labios cerrados y su mirada determinada no se iban, viendo fijamente el serio y concentrado rostro de su primo que no le quitaba los ojos de encima. Ambos se veían dispuestos ante todo; sangre con sangre se enfrentaría ahora, los lazos de sangre que compartían y los hacían familia no evitarían dar todo de si contra el otro.
Hatsulin bajó un poco su rostro mostrando una expresión un poco más sombría pero sin quitar su sonrisa desafiante; Shōto frunció sus cejas colocando la misma mirada fija y oscurecida que ella, apretando sus puños. Ambos esperando el comienzo de aquella contienda y alertas ante todo.
—¡Empiecen!
Shōto fue el primero en atacar, levantando una columna de picos de hielo hacia la dirección de Hatsulin; esta misma se colocó en pose alerta quitando de forma inmediata su sonrisa con sus manos en alto y al apenas tener cerca aquel ataque de hielo, movió su mano levantándolo hacia arriba junto con una cortina de fuego, repeliendo el hielo y evitando su ataque.
Apenas el frío humo del hielo se disipó, la pelirroja se posicionó para correr con velocidad hacia la dirección del chico, teniendo sus brazos flexionados y sus manos levemente cerradas, preparadas para atacar al momento de cruzarlas en una equis en su pecho. El de cabello heterocromatico frunció su ceño y pisó con fuerza el suelo, mandando otro ataque de hielo hacia ella pero la chica llenó de flamas rugientes sus manos, moviéndose con el aire para abrir sus extremidades ahora en una momentánea pared de fuego, abriéndole paso luego de saltar y apagar sus flamas.
—¡Una reñida batalla entre el fuego y hielo, muy difícil el saber quién podría ganar! Aunque Todoroki en su anterior pelea usó su lado izquierdo. ¿Tu qué crees, Aizawa? ¿en algún momento lo volverá a usar?
—Cualquier cosa podría pasar. Fíjate en la pelea y responderás tus mismas preguntas.
Su cuerpo se movió hacia un costado al esquivar un, ciertamente, imprevisto ataque de hielo, sintiendo el aire frío que este provocó aunque aún así exhaló su propio aire pero ya de una temperatura bastante elevada, ya comenzando a calentar su cuerpo lo suficiente como para poder usar su quirk de manera más constante, al menos hasta que llegue a su límite. Volteó a mirar lentamente hacia su primo que seguía manteniendo su distancia, después de todo, él era de ataques a larga distancia.
❛Bueno, yo también lo soy❜. Frunció unos momentos sus nariz en determinación mientras una fugaz sonrisa de costado aparecía en la comisura de sus labios, sin mostrar sus dientes pero dando un indicio de que planeaba algo a ojos de su contrario que por cualquier cosa se puso alerta. Hatsulin soltó una vez más un claro suspiro caliente mientras que sus ojos parecieron brillar más, sintiendo su cuerpo calentarse y al momento de reaccionar volvió a agitar su mano a la dirección del de cabellos de distinto color y como había querido y sabido hacer, un ataque a larga distancia de fuego fue a su dirección.
Los ojos del chico se abrieron imperceptiblemente en señal de sorpresa, apretó su mandíbula levantando una pared de hielo para repeler ese ataque antes de que lo golpeara. Su lado izquierdo podía aguantarlo, pero su lado derecho no, lo que sabía que provocaría algún descuido en su postura y defensa y ella lo terminara sacando. Se movía sin parar, no parecía para nada dispuesta a ceder a la compasión, haciendo honor a la presentación sobre ella de Present Mic. Saliendo con rapidez de sus pensamientos, movió su mano con fuerza y velocidad para levantar simultáneos picos de hielo hacia la dirección de ella, viendo como los esquivaba al comenzar a moverse en zig-zag y al hacer algunas volteretas, cayendo de cuclillas en el suelo en la última.
—Ahí... —dijo para si mismo y de forma inmediata al ver su descuido en defensa; pisó el suelo a su dirección y nuevos picos de hielo se dirigieron a ella; Hatsulin abrió sus ojos por aquel ataque tan cerca. Uno de los picos de hielo alcanzó a aferrarse a la camisa y al hacerse hacia atrás la rompió, mostrando más aquel crop top negro que llevaba por debajo.
—Rayos, el crop top que me hizo Yaoyorozu-chan... —murmuró Hatsulin al haber retrocedido viendo hacia su pecho, notando cómo la parte delantera y a su vez la posterior de su uniforme había sido roto al meterse por los botones, abriéndolo hasta más arriba de la mitad, pero llegando a rozar la tela de lo que le había dado la apellidada Yaoyorozu ante la pequeña rasgadura lateral que tenía.
Su cuello cosquilleó inmediatamente y su mirada se levantó ante la presencia del hielo que otra vez se acercó. Esta vez reaccionando con su quirk, alzó el fuego desde el suelo y bloqueó su ataque, bufando por lo bajo debido a que no la dejaba acercarse. Tenía el presentimiento de que él si sabía pelear cuerpo a cuerpo, pero mantenía su distancia. Eso le molestaba. Sinceramente no le importaba que no usara su lado izquierdo en su pelea, era su poder, su decisión. Si quería y se sentía capaz de usarlo más, que lo usara, pero el pensamiento de que él todavía estaba abrumado por su padre de forma muy segura no le permitía usarlo al cien.
Agradecía que al menos peleara y diera todo de si en esa pelea. Eso era lo que quería, que peleara, pero a su vez quería ganarle, derrotarlo, pero no hacerle daño como el que le hizo a Iida.
Sus ojos se fijaron en como él estaba jadeando en su lugar, bajando su brazo derecho. Entrecerró sus ojos por su reacción, el humo del choque de frío y caliente estaba presente y se balanceaba entre ellos, cubriendo cada tanto la vista del otro. Sus ojos siguieron mirándolo como un depredador ante lo fijos y opacos que estaban, cuando una nube de humo lo suficientemente extensa se atravesó, no desaprovechó la oportunidad.
Sus pies se movieron y comenzó a correr mientras mantenía su cuerpo medio inclinado hacia abajo para no ser vista fácilmente por él; usaba la postura y estrategia que usó Uraraka en su pelea contra Bakugō. Sabía que los ataques de Shōto salían del suelo o desde su mano y no eran tan destructivos como los de él, pero era una buena estrategia evitar ser vista para poder llegar a su dirección. Era un problema que buscara alejarla y mantener distancia. Esa era la manera que poseía para sacarlo; estar cerca de él.
Las nubes se dispersaban velozmente conforme corría, haciendo un camino, sus ojos divisaron los zapatos de su primo, comenzando a revelarse poco a poco. Al igual que momentos atrás cruzó sus brazos en forma de equis semi abriendo sus manos, como "garras", aún manteniendo su cuerpo inclinado hacia abajo para que no la viera y reaccionara. Cuando estuvo menos de un metro de él, el humo la dejó ver, justo enfrente suyo.
Los ojos del chico se abrieron al verla aparecer así, se colocó dispuesto a reaccionar antes de que lo atacará, pero ya la tenía muy cerca. Dos ráfagas de formas diagonales cruzadas fueron lanzadas por Hatsulin haciéndolo retroceder y levantar una pared de hielo, pero otro ataque de fuego lo suficientemente elevado para derretir su hielo dió paso a Hatsulin quien cubriendo un poco su rostro con sus brazos al haber debilitado el hielo lo traspasó rompiéndolo y esparciendo los pedazos en el suelo para comenzar a correr una vez más hacia Shōto.
—¡Tsubomi de verdad es un hueso duro para roer! ¡no se detiene por nada en el mundo! —entre todas las exclamaciones Yamada volvió a exclamar con entusiasmo, levantado de su asiento al golpear su mano libre contra la mesa—. ¡Todoroki parece entre la espada y la pared! ¿¡Será que nos deleitará con el anterior y masivo ataque de hielo o nos sorprenderá con su lado de fuego!?
—¡Vamos, Tsubomi-sama, acaba con el! —entre el público una chica de cabello pelinaranja corto exclamaba desatada, entre su brazo tenía la cabeza de un chico castaño con pequeños cuernitos sobresaliéndole de su cabello; su mano no dejaba de golpear o jalarle sus hebras.
—¡A-ay, pero no me golpees! ¡Cálmate! —se quejaba el chico tratando de zafarse.
—¡Destruyelo, destruyelos a todos, Tsubomi-sama!
—¡Hikaru-senpai, ayuda!
El platinado observaba con atención la pelea, aunque había volteado a mirar de manera inevitable hacia la dirección de aquellos dos que parecían pelear entre si, aunque la femenina se veía más agresiva y entusiasmada, casi queriendo salir de las gradas hacia la arena para apoyarla desde ahí; el castaño buscaba zafarse de entre sus brazos de cualquier manera pero ella sólo lo apretaba más y jaloneaba su cabello con más fuerza que antes. Con sus ojos algo extendidos pestañeó repetidas veces, una pequeña sonrisa junto con un suspiro salió de entre sus labios para mirar hacia la dirección de la batalla de Tsubomi y Todoroki, mientras que los demás en su columna seguían gritando y animando a la pelirroja, agitando sus pancartas para apoyarla.
Cruzó sus brazos, inquieto pero a su vez emocionado, seguía viendo con una sonrisa regocijante de apoyo y felicidad hacia la pelirroja. Aunque su mirar se volvió algo triste al entrecerrarse, viendo como Hatsulin seguía acercándose de manera feroz hacia su primo.
—Si Yūta te viera... —murmuró cerrando sus ojos con dolor pero después los abrió con fuerza, mostrándose lleno de coraje y emoción, rápidamente apretó el barandal que los separaba del cuadrilátero, usando su otra mano al lado de su rostro y hacer que su voz resonara más—. ¡Ánimo, Hatsu! ¡Dale con todo!
Hatsulin frenó con uno de sus pies y con la fricción del suelo levantando cierta tierra, para impulsarse hacia adelante una vez más, totalmente dispuesta a pelear contra su primo, a ser la ganadora de esa pelea; tenía la opción de noquearlo, hacerlo rendirse (aunque dudaba que lo hiciera), lanzarlo del cuadrilátero o inmovilizarlo, sabía que estaba el dejarlo incapaz de seguir pero ni loca volvería a hacer eso. Debía estar en todos sus sentidos y pensar con la cabeza fría... aunque justo ahora estaba calentándose ante el uso de su quirk. Sentía su sangre hervir por el subidón de temperatura, pero era una sensación a la que estaba acostumbrada.
Su mano levantó y lanzó otra ráfaga de fuego hacia Shōto viendo como se cubría con su brazo, dejando su defensa inhabilitada por aquel accionar de protegerse, ya que lo había lanzado a su lado derecho, que era sensible al fuego. Rápidamente se impulsó dando un salto, las suelas de sus botas expulsaron flamas al trasladar su quirk hacia allí, para girar y asentarle un golpe con el costado de su pierna con fuerza e impulso del propulsor de su quirk, en todo el rostro y hacerlo desequilibrarse en su lugar al moverse hacia un lado por el impacto, girando su rostro por el golpe, mostrando como se tornaba rojizo y con un pequeño rasguño.
—¡Golpeó a Todoroki en el rostro! ¡pudo golpearlo! —soltó Kaminari con asombro y conmoción entre sus compañeros que veían con la emoción y los pelos de punta la pelea entre ambos primos.
—¡Ánimo, Tsubomi-chan, pelea por todas nosotras! ¡Wuu! —por su lado Mina gritaba y se movía con ánimo levantada, agitando su mano hacia afuera de las gradas. Las chicas veían emocionadas y fascinadas, Uraraka con una gasa en su mejilla veía con conmoción la pelea.
Takeru mantenía sus brazos cruzados, y sus ojos oscuros y a su vez destellantes fijos en los movimientos de la pelirroja y como Shōto sostenía momentáneamente su rostro en dónde recibió el golpe. Sus cejas se fruncieron un poco hacia abajo mientras una mueca aparecía en sus labios, sabía lo dolorosa que era una patada de ella, al natural, no tenía idea de que tan fuerte podría ser con el impulso de su quirk que le dió más velocidad.
Hatsulin cayó al suelo sobre sus pies, con firmeza, quedando con sus piernas flexionadas por unos segundos. Su mirada se levantó con determinación viendo como él hacía una mueca con su mano en su mejilla, nuevamente usó el impulso de su quirk en sus botas, activando una de ellas para alzar su pierna al enderezarse, aprovechando su gran flexibilidad, y pegarle con fuerza en el pecho, sacándole el aire y haciéndolo retroceder. Inmediatamente él tosió de forma consecutiva, por un momento creyó que lo golpeó tan fuerte y de forma alarmante como a Iida, pero verlo reaccionar al abrir sus ojos la calmó, así que no se detuvo.
Notando su desequilibrio, se preparó para poder impulsarse corriendo hacia él ya que lo había hecho retroceder algunos metros, casi cayendo de espaldas pero sosteniéndose con la fricción del suelo. Shōto por su parte tosió un poco ido debido a la perdida de aire que le provocó su golpe, levantó la mirada una vez más; esta vez se exaltó cuando la vio correr hacia él sin detenerse. Por instinto accionó su lado izquierdo unos momentos, saliendo flamas de su brazo y su mano, observó como ella abrió los ojos mostrando asombro aunque endureció sus facciones. Él siendo por costumbre y una vez más instinto levantó fue su mano derecha, levantando una algo deformada pared de hielo junto con feroces picos de hielo.
Hatsulin ante lo repentino que fue se desorientó, sintió como uno de los picos se clavó por la camisa y le hizo una cortada en el hombro, haciéndola quedar con una expresión en blanco, a comparación de una dolorida como debería ser. Su otra mano se aferró al pico de hielo que por poco y se le clava en el brazo, sólo se clavó en su piel, pero sin traspasar, haciendo una herida más que nada superficial, rasgando por consecuencia su uniforme y la prenda de abajo. La sangre no tardó en caer, pero el efecto de su quirk en ella provocó que parte del hielo clavado en su carne se derritiera e hiciera ese distintivo sonido del choque de calor y frío.
Shōto mostró confusión por ver aquella reacción de su sangre, pero una vez más se alertó cuando Hatsulin levantó la mirada con gran determinación apretando entre sus manos el pico de hielo provocando el mismo sonido del choque de fuego y hielo, alzando el humo en consecuencia, el hielo comenzó a derretirse en dónde estaba sus dedos posados hasta que hizo más fuerza, sin importarle clavar algunos fragmentos, y romper el hielo por la fuerza ejercida. Logró liberarse del hielo sintiendo su hombro adolorido y ardiente, pero poco o nada le importó el dolor.
Aquel brazo, como si nada, se levantó alzando y lanzando una pared de fuego hacia la dirección de Shōto quien se cubrió nuevamente con una pared de hielo sintiendo y viendo el fuerte humo levantado debido a lo continuo que fue su ataque, teniendo que sostener aquella pared de hielo para evitar ser golpeado. Cuando dejó de hacer tanta fuerza, jadeó con agitación y cansancio, sintiendo una mitad de su cuerpo helada y una ardiendo, vio su mano izquierda algunos momentos, viendo pequeñas flamitas en su piel las cuales apagó al cerrar su mano.
Se sentía aún algo abrumado, pero a su vez cansado. La anterior pelea fue demasiado cansadora, era obvio que la secuela del esfuerzo anterior le estaban pagando factura y el hecho de que Hatsulin estuviera en su mayoría estable y con energía se lo dificultaba; ella no se detenía, no dejaba de ir contra él y lanzar ataques, repeliendo su hielo. Justo ahora estaba en desventaja, por el cansancio y el mayor uso que tenía en su quirk.
—Hey-hey, Shōto-kun —Hatsulin una vez más se abrió paso, con sus manos llenas de flamas. Soltó y clavó sus dedos en la pared de hielo—. ¡No te distraigas!
Él jadeó en exaltación por su aparición viendo como rompía una vez más el hielo, y si no fuera por que retrocedió ella le hubiera caído encima cuando se le lanzó, sabía que sería más que difícil si ella lo inmovilizaba. La pelirroja cayó sobre sus piernas y sus manos al suelo pero al apenas tocar el suelo se impulsó sin parar para lanzarse al Todoroki y comenzar a lanzar patadas (al ser alguien que pelea más con sus piernas), siendo él quien las esquivaba y un par de veces bloqueaba.
—¡Vamos, Shōto-kun, yo sé que puedes! ¡Lo hiciste una vez y puedes hacerlo, da todo de ti! —a pesar de la situación, la voz de la más baja mostraba entusiasmo, emoción, tomando desprevenido al contrario cuando atajó su puño en su mano, seguido del otro. Ella le dió un gran sonrisa con una mirada cálida y entusiasmada, haciendo que algo en él se revolviera—. ¡Ánimo, ánimo, Shōto-kun! ¡Yo sé que eres grandioso, que eres fuerte y más! ¡Pelea con todo!
El corazón del chico enfrente suyo se estrujó y consecutivamente comenzó a palpitar con fuerza, su expresión era asombrada, mostrando sus ojos abiertos y sus labios separados, todavía sosteniendo sus puños con fuerza para evitar que ella lo golpeara. Apretó sus labios y tragó grueso, sintiéndose todavía conmocionado, agachando un momento su mirada. Casi al instante su mano derecha comenzó a expulsar escarcha, pero también la derecha hizo la misma reacción, en este caso siendo humo y pequeñas chispas. La sonrisa de Hatsulin se agrandó más mientras sus ojos brillaban al ver esa reacción de Shōto, esa disposición.
—¿¡Qué estamos viendo!? ¡Al parecer Todoroki está usando una vez más su lado izquierdo!
Sintió cada una de sus manos envuelta en sus puños comenzó a sentir distintas temperaturas; una comenzó a sudar por el calor que emanaba la palma izquierda de Shōto, agregando más calor a su piel, y la derecha comenzó a enfriarse y también intentar congelarse, aunque se dificultaba debido a que sus manos de por sí ya estaban calientes. Su mirada se endureció, chispeando determinación y emoción, cerró sus labios todavía extendidos en una inmensa sonrisa ahora a labios cerrados.
La mirada de Shōto se mantuvo agachada todavía, aunque en un imprevisto para ella su mano derecha subió y agarró antebrazo tomándola por sorpresa por lo repentino que fue, sintiendo su piel comenzar a congelarse en esa zona. El chico levantó su mirada llena de determinación, cubriendo de flamas el brazo de su contrincante aunque por obvias razones no le afectó aquello pero tomando ventaja de su pequeño desconcierto jaló con fuerza su brazo con su mano derecha, inmovilizando su brazo al congelarlo y al atraerla hacia él, pasó su cuerpo por encima de su espalda e impactando la espalda de ella contra el suelo.
—¡Todoroki finalmente ataca, derribando a la bella Tsubomi! ¡Esto es tan inesperado, desde aquí se escuchó el impacto!
—Deja de gritar. —habló Aizawa con cansancio.
Una pequeña mueca apareció en los labios de la pelirroja ante el impacto en su espalda, más que nada por sorpresa. No se esperó aquel movimiento de su parte, abrió sus ojos un poco atónita hasta que su rostro se endureció viéndolo, aún así de soslayo vio picos de hielo lanzarse hacia su dirección. Abrió sus ojos en shock por aquello girando sobre su cuerpo rápidamente, frenó al estar de pie, chasqueando su lengua. Sintió una punzada en su hombro, mirando hacia su herida sangrante, viendo como parte de su ropa en esa zona se deshacía al quemarse con su sangre, colocando una mano encima de su herida.
Dolía, mucho. Miró seriamente hacia Shōto viendo como flamas salían de su brazo izquierdo y del derecho sobresalía escarcha. Aún así, su mirada se suavizó poco a poco cuando vio como él se tambaleó en su lugar, sus hombros se aflojaron al verlo de esa manera, dejó de estar tan alerta observando sus movimientos. Se tambaleó dando algunos pasos hacia un lado, preocupándola. Vio su rostro cuando él se sostuvo de sus rodillas, siendo casi al instante que las flamas y el frío de sus brazos desapareciera; se veía completamente agotado, y bastante agitado.
—¿¡Y ahora que sucede!? ¡De la nada Todoroki se ha detenido, parece perder el equilibrio!
Miró hacia donde estaban sus maestros ante aquellas palabras y después a su primo, mostrándose todavía preocupada y confundida por ver cómo había comenzado a tambalearse de esa forma en su lugar. Su rostro se veía cansado y no dejaba de jadear. Alzó sus cejas por aquello, pensó inmediatamente en el hecho de que debe estar ya con la energía baja, agregando que estaba usando su lado izquierdo y su lado derecho varias veces. Tal vez sea eso.
—Shōto-kun... —murmuró viéndolo todavía con la mirada en el suelo, sosteniéndose de sus rodillas. El aludido la miró con levedad arrugando sus cejas al tener la vista borrosa, agachó su cabeza una vez más tratando de enderezarse pero volvió a tambalearse, a nada de caer al suelo—. ¡Shōto!
Hatsulin sin importarle ya la pelea corrió rápidamente hacia su dirección, preocupada al verlo tan desequilibrado en su lugar. El chico una vez más perdió el equilibrio y desfalleció hacia adelante cuando logró enderezarse, perdiendo ya la energía de su cuerpo; la pelirroja pudo atajarlo con sus brazos y su cuerpo antes de que cayera al suelo, tambaleándose por su peso y terminando por caer de rodillas. Estaba preocupada y asustada de aquel bajón repentino, trataba de sostenerlo mejor sintiendo su cabeza y un poco su pecho apoyado en su hombro ante la diferencia de tamaño.
—¿¡Eh!? ¡Todoroki se ha desplomado en medio de la pelea! ¿¡Qué le habrá sucedido!? ¿¡Será que alguno de los ataques de Tsubomi le afectó!? —la exclamación asombrada y a su vez preocupada de Present Mic no tardó en escucharse junto con los gritos y exclamaciones del público por lo sucedido.
—¿¡Huh!? ¿Acaso se desmayó? —preguntaba el robusto de la clase A igual de preocupado y conmocionado que los otros, viendo el esfuerzo que hacía Hatsulin para no irse ella con él encima.
—¿Habrá sido el cansancio? ¡Pero si en toda la pelea se veía bien! —ahora Mineta nervioso en su lugar, mirando con sus pies en el asiento aquellos dos jóvenes en la arena.
—Considerando que Todoroki-kun no está acostumbrado a usar su lado izquierdo, debe ser el efecto de su lado de fuego —Midoriya habló mientras anotaba cosas rápidas con su mano buena en una libreta; estaba con un brazo y una pierna enyesada—. Debe ser el esfuerzo y el cansancio, ha dado todo de si sin parar... Pero realmente es repentino, aunque eso significa que ya no aguantaba más. Es interesante que su quirk, o la menos su lado izquierdo, provoque ese efecto en él, eso me hace preguntar varias cosas, también esta el hecho del ya repentino choque del frío y hielo en su cuerpo, quizás también por eso su cuerpo se desplomó y... —comenzó a divagar, siendo ignorados por algunos ante sus palabras y como hablaba tan rápido.
—¿¡Shōto!? ¡Shōto! ¿¡estás bien!? —volviendo al cuadrilátero, Hatsulin removió el cuerpo pesado de su primo contra ella; Shōto también estaba sobre sus rodillas, aunque haciendo un débil esfuerzo por levantarse, pero simplemente sus extremidades no aguantaban y volvía a perder energía.
—Huh... —salió con pesadez del chico jadeando todavía, sus ojos pesaban. Cansado, estaba cansado y agotado—. Lamento... caer así... no pude dar todo...
Los ojos de la pelirroja se abrieron por escuchar su voz, casi en murmuros. Lo vio de reojo acomodándose sobre sus rodillas y pasando sus brazos debajo de los de él para tener un mejor aguante al sostenerlo y que no se le cayera. Al menos pudo estabilizar un poco la posición para que ninguno cayera. Su voz se oía cansada, con aquel timbre serio y monótono que usualmente tenía.
Entrecerró sus ojos ante su disculpa, se concentró en que sentimientos habían en él sintiendo cierta decepción en su persona, le recordó a Shinsō al momento que él perdió y lo fue a ver. Miró hacia el suelo sobre la espalda de su primo en su campo de visión, dejó salir un pequeño resoplido y después rio, sonriendo ligeramente.
—Eres un tonto por pensar que no lo diste todo —habló aún sonriendo con levedad; el aludido abrió como pudo sus ojos al sentirse desprevenido por sus palabras—. En realidad, que hayas perdido la energía así significa que diste todo, hasta lo último. De verdad te esforzaste y eso me alegra muchísimo, me hace sentir felicidad por ti al saber que pudiste tener la disposición para usar tu lado izquierdo. Sabes que te apoyaré en todo lo que quieras —sonrió con gentileza afianzando el agarre, casi como si estuviera abrazándolo—. Si ya no puedes más, está bien, porque diste todo tu esfuerzo. Estoy feliz por ti, Shōto-kun.
Las pupilas del chico vibraron un poco por sus palabras, sintiendo su corazón estrujarse una vez más con fuerza en su pecho, sintió una gran tranquilidad recorrerlo al punto de que sus ojos pesaron aún más y terminó perdiendo las fuerza por relajarse y dejar todo su peso en ella, cayendo esta vez inconsciente por completo. Hatsulin levantó sus cejas por el repentino y más peso que le dió su primo pero después sonrió con dulzura y gentileza al sentirlo finalmente caer, ya que eso significaba que podía descansar.
—Te mereces un descanso, Shōto...
—¡Todoroki Shōto ya no puede continuar! —Midnight, luego de cerciorarse del estado del chico al notar como caía (aunque gracias a Hatsulin que lo sostenía no cayó al suelo), exclamó, abriendo sus brazos como dando fin en la pelea—. ¡Tsubomi Hatsulin es la ganadora, y pasa a la última ronda!
Las exclamaciones no tardaron en escucharse en todo el estadio, de emoción y entusiasmo, los gritos que más resaltaban eran los de aquellos chicos que apoyaban desde otras escuela a la ahora finalista del Festival Deportivo. Sus compañeros aunque estaban conmocionados, principalmente las chicas (siendo Mina la más resaltante) comenzaron a exclamar alegres de que ella pasará a la ronda final de las peleas.
Unos ojos fríos y azulados veían fijamente a su nieta desde las gradas, sin pizca de emoción y compasión en su rostro, observando como la chica ayudaba a colocar a Shōto en la camilla para que pudiera irse. Vio como sostuvo su hombro y así bajó de las gradas, con las aclamaciones en el fondo. Eiko a su lado sostenía su pecho con sus manos, sintiéndolo agitado, muy conmocionado por aquella pelea. Aunque desde la anterior, en dónde vio a su sobrino sacar sus flamas finalmente, en dónde escuchó a su despreciable hermano, estaba de esa manera.
Apretó su blusa negra con levedad, viendo de soslayo hacia su suegra que no quitaba los ojos de encima de su hija quien desapareció de la vista de todo. Miró una vez más hacia el estadio, sintiendo su corazón apretujado.
Hatsulin había pasado a la ronda final. Estaba feliz por ella pero a su vez preocupada, porque sabía que significaba más presión para ella. El lazo de sangre con los Tsubomi la presionaba de manera invisible y lo sabía, por eso miraba a la mayor a su lado apretando sus labios y frunciendo su ceño.
La pelea final ya pronto iba a comenzar.
→S H A N X L A B Y X←
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