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❪𝟯𝗢❫ ; 𝗳𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗼𝗿 𝗱𝗶𝗲!: 𝘁𝗵𝗲 𝘄𝗮𝗿 𝗯𝗲𝗴𝗶𝗻𝘀.

ARC TWO; WINGS❫
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CAPÍTULO TREINTA;
¡PELEA O MUERE!: LA GUERRA COMIENZA
❛Las confrontaciones❜

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©Shanxlabyx
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HEY, GUYS!PRESENT MIC EXCLAMÓ CON entusiasmo. Los nervios y la emoción estaban en el aire—. Are you ready?!

Todo el público aclamó entre gritos emocionados, sus brazos y sus piernas estaban cruzados en una postura de relajación pero manteniendo una mirada atenta y fija a la arena. Todo era como en los años anteriores en los otros festivales deportivos que vio, recordaba vagamente cuando Kazuto participaba; y recordaba a la perfección a Takeshi, a Nejire, a Tamaki y Mirio en el año anterior enfrentándose entre si. Todo era igual pero ahora que estaba más cerca, viéndolo y apunto de participar la colocaba sumamente ansiosa.

Escuchaba cada grito, como sus compañeros de la A exclamaban emocionados y entusiasmados por aquella primera confrontación; Midoriya Izuku contra Shinsō Hitōshi, ellos serían el primer espectáculo de la última etapa del Festival Deportivo y en donde sería la prueba decisiva. Allí demostraría a los héroes que reclutaran como pasantes a aquellos que tengan potencial y tener un futuro en el mundo del heroísmo asegurado, en dónde demostrarían quien era el más fuerte en aquellas etapas. En dónde... tenía que dar todo de si, sin piedad alguna. Cualquiera que sea su contrincante en las peleas era su enemigo y tenía que acabar con ellos, sin compasión.

Aquella prueba era la decisiva para enorgullecer a su abuela que estaría mirando más minuciosa que nunca al momento que pasara, tenía que derrotar a cualquiera que le pase por enfrente, a cualquiera que tenga la oportunidad de enfrentarse a ella. Siguió con el cruce de sus brazos sobre su pecho para después recostar su espalda en la silla y colocar sus piernas como era, mientras escuchaba las explicaciones de Present Mic respecto a la pelea; si alguno era sacado o terminaba fuera de los límites del cuadrilátero, estaba fuera; si alguno quedaba inconsciente, automáticamente perdía y también estaba la opción de que cualquiera que dijera que se rendiría perdería.

Entrecerró sus ojos concentrada en la pelea que finalmente dió comienzo luego de las presentaciones de cada uno y como al momento de subir a la plataforma unas máquinas de fuego y humo hicieran más épicas sus entradas. No podía escuchar con claridad lo que hablaban, pero estaba segura que por la expresión de Midoriya que estaba atenta y desconcertada Shinsō estaba hablándole; las expresiones del peliverde cambiaron y reaccionó verbalmente a lo que sea que le haya dicho su amigo pero como se esperó; éste se paralizó.

—Tonto, Midoriya-kun... —murmuró con una mirada atenta a la pelea, si podría decirse así. De esa manera vio la victoria de Hitōshi cuando éste dijo algo más a Izuku y simplemente siendo obediente se volteó y comenzó a caminar con lentitud hacia los límites del cuadrilátero. A pesar de todos los gritos de la multitud y de sus compañeros, no reaccionaba y cuando estaba a un paso de salir y con eso, perder, sus dedos se movieron golpeando el suelo en un ataque de energía y reaccionó—. ¿Mm?

❛¿Pudo reaccionar al lavado de cerebro de Hitōshi-kun?❜. Sus cejas se alzaron ligeramente en sorpresa por aquello, desde lo lejos el peliverde se veía igual de sorprendido viéndose la mano y como sus dedos estaban morados, dando a entender que estaban rotos. Vio hacia su amigo atentamente, él estaba atónito aunque después se puso alerta. ❛¿Eso era posible?...❜

Ahora observaba como cada uno batallaba para sacar al otro fuera y poder ganar, apretó levemente sus labios cuando vio como el pelivioleta golpeaba el rostro de Midoriya en busca de zafarse de él. La batalla concluyó cuando el héroe llorón de la clase A le hizo una llave y lo estampó sobre su espalda contra el suelo, fuera de los límites y teniendo así la victoria de aquel encuentro. Endureció sus cejas un poco mientras curveaba sus labios en una mueca aunque aquel gesto se suavizó al momento que Shinsō se retiraba y el público lo felicitaba. Sonrió momentáneamente para volver a su gesto neutral, se levantó de su asiento descruzando sus brazos para poder encaminarse rápidamente de aquellas gradas dónde los grupos del primer año veían todo.

Todos parecían bastante inmersos en como había terminado aquella batalla así que pudo escabullirse para irse momentáneamente. No obstante, al momento que iba a cruzar la puerta, chocó contra alguien más que también había tenido la idea de levantarse y salir. Se mostró sorprendida al comienzó y cuando miró contra quién chocó, siguió con su rostro algo escaso de expresión al encontrarse con la fría mirada de su primo quien también se le quedó mirando. Él le lanzó una mirada fulminante y ella lo observó de forma bastante fija, incluso sin brillo alguno en sus ojos. Se observaron fijamente algunos segundos pero después desvió su mirada sin más y siguió su camino pasándolo, pudo sentir como le siguió sus movimientos hasta caminando por el pasillo.

Respiró profundo esos segundos, pensaba en la pelea de Midoriya y Shinsō. Seguía preguntándose de que manera fue que él se libró del efecto del quirk de su amigo de toda la vida, no sabía que podía hacerse eso; de las veces que Shinsō lo ha usado con ella nunca encuentra la manera de liberarse de él hasta que el mismo ajeno le da un pequeño toque y ahí acaba el efecto. Según sepa la única manera de salir de aquel efecto era que algo más lo golpeara, reaccionando así. No era posible salir por si mismo de aquel trance tan profundo.

—De verdad eres una caja de sorpresas, Midoriya-kun... —había dicho en un pequeño murmuro para si misma caminando con una mirada pensativa, volteando por una esquina.

Se detuvo abruptamente apenas volteó y vio con quién se encontró, su expresión se deformó en shock con sus cejas alzadas, sus ojos abiertos notablemente y sus labios apretados, incluso se puso rígida. La persona ajena se quedó observándola de igual manera con atención y de forma fija. Hubo un gran silencio en el ambiente mientras pasaban los segundos que poco a poco se convirtieron en minutos.

Los ojos de la persona contraria a Hatsulin se entrecerraron un poco y después sus labios fueron curveándose en una mueca luego de que quitará aquellas gafas de lentes oscuros dejando ver sus hipnotizantes, pero fríos orbes de un tono azulado, más oscuro e intenso que su cabellera ya más de un color azul marino.

—¿A dónde piensas ir, Hatsulin?

La aludida tensó sus hombros mientras que sus manos se cerraron en puños imperceptiblemente, sintiendo una gran pesadez en su cuerpo por aquella penetrante mirada de parte de su abuela. Titubeó un poco el contestarle, pero sabía que por educación debía darle una respuesta; sabía que Tsubomi Atsuko odiaba que hiciera una pregunta y nunca le contestaran.

—Voy... —su voz bajó de volumen y seguidamente también agachó su cabeza, su mirada se volvió sometida y opaca, mostrando un sin fin de sentimientos de angustia y a su vez sumisión—. Voy a ver cómo se encuentra Hitōshi-kun, abuela... Él fue el de la anterior pelea, y como pudiste haber observado recibió una llave y quisiera saber el cómo se encuentra.

Atsuko la analizó de arriba a abajo, buscó algún signo de mentira en sus gestos pero no hubo alguno. Simplemente educación y sumisión, como la había enseñado. Aún así, la observó fijamente mientras cruzaba sus brazos de manera momentánea luciendo aquella ropa elegante y pulcra que siempre suele usar. Las pulseras finas en sus muñecas tintinearon un poco junto con un pequeño cascabel que hizo encoger a Hatsulin debido a aquel distinguido sonido que tanto... odiaba, la colocaban rígida, más que antes.

Siguió viendo al suelo con su cabeza agachada, esperaba respuesta alguna de su abuela pero su silencio simplemente la colocaba más nerviosa que antes. No le gustaba cuando guardaba tanto silencio y no le respondía, pero temía encararla.

—Así que es eso. —no supo si sentir alivio de que le contestó o nuevos nervios de qué más dijera—. No le veo importancia alguna ver cómo se encuentra; seguramente está devastado por el poco empeño que usó en su pelea. Ya la tenía ganada y si no fuera por lo débil y patético que es, hubiera ganado. Sigo sin comprender porque te juntas con tipos inútiles como él. —habló crudamente y Hatsulin se sobresaltó de forma muy ligera en su lugar y se tensó. Tuvo la enorme necesidad de responderle, pero esa necesidad se vio pequeña al lado del poder que implicaba Atsuko en ella—. Más te vale que no te distraigas más con tonterías como esas. Estás en la cuerda floja, mocosa. Más vas a querer ser la ganadora de todas las contiendas a atreverte a ser otra vez la segunda o la tercera. Estás advertida, Hatsulin

Sin más Atsuko se dió la vuelta y comenzó a descender por las escaleras ignorando a Hatsulin y dejándola en su lugar. Cuando los pasos de sus tacones dejaron de hacer eco en los escalones sus manos se apretaron con fuerza en forma de puños y sus cejas cayeron a los lados, sus ojos estaban abiertos de par en par en una expresión afligida, impotente. Había querido decir tantas cosas, había querido contradecir lo que había dicho, decirle que estaba equivocada sobre Hitōshi pero... no era capaz. Con Atsuko no era capaz de encararla, nunca. Aunque habían sido unas breves palabras tenían demasiados significados que la asustaban.

Se quedo fija en el suelo varios segundos y después comenzó a caminar al alzar la cabeza, pero con su mirada perdida. Caminaba más firme que antes bajando las escaleras, unas diferentes a las que había bajado su abuela ya que no se sintió capaz de bajar por esas. Había visto de reojo hacia atrás cuando creyó escuchar algo pero prefirió ignorarlo. Sólo eran cosas suyas. Siempre que hablaba con su abuela, bueno, que ella le aclarara cosas, se colocaba ansiosa. Estuvo inmersa en sus pensamientos que no salió hasta que llegó a la enfermería de Recovery Girl. Aunque sería la temporal que estaba allí en el estadio.

Levantó su mirada cuando vio justamente los cabellos de Hitōshi salir de aquella habitación sobando su nuca, su mirada se veía un poco más cansada de lo normal. Muy seguramente Recovery Girl ya había usado su quirk en él por el fuerte golpe que habrá recibido su espalda. Él se detuvo cuando la notó estando enfrente suyo, a unos dos metros de distancia, haciendo un largo contacto visual. El apellidado Shinsō pestañeó un par de veces notando la fija aunque algo perdida mirada de ella en él, bajó la mirada un poco y su mirar se entrecerró.

—Perdí... —iba diciendo Hitōshi hasta que repentinamente Hatsulin se le acercó a rápidos pasos y en un gesto imprevisto lo abrazó del torso. Levantó sus brazos por inercia y por la sorpresa, levantando la mirada sorprendido y viendo hacia ella.

—Hiciste un gran trabajo, Hitōshi-kun. —inmediatamente tomó la palabra desconcertándolo por el hecho de que no había dicho nada—. Eres más fuerte de lo que crees, eres genial y estoy segura que te vieron, que vieron lo asombroso y capaz que eres para ser un héroe. Confía en ti. Si, perdiste... pero perdiste luchando y eso es muy admirable en un héroe. Incluso el público aclamó por ti —sin que él lo notara tenía una mueca afligida, una leve. Estaba diciendo todo lo que quiso decirle a su abuela, todo lo que era Shinsō Hitōshi; que no era un débil ni patético—. Ten por seguro... que serás un héroe pronto ¿si?

Hitōshi todavía se mostró sorprendido por su repentina reacción, bueno, se la esperó considerando como era ella pero había imaginado el escenario de ella llegando a motivarlo primero y después abrazarlo con una fuerza de un oso cariñoso. No se esperó precisamente que fuera de esa manera. Poco a poco dejó de tener su cuerpo rígido y bajó los hombros al igual que sus manos lentamente, sintió como apretó de forma considerable su cuerpo, pareciendo aferrarse... Alzó momentáneamente sus cejas ante eso pero después las dejó caer y su expresión se suavizó.

Posó una mano en su cabeza y la dejó allí, seguidamente fue correspondiendo su abrazo al rodear sus hombros y atraerla un poco más a él. Se quedó así varios momentos apoyando un poco su cabeza contra la de ella. Vio de soslayo a su contraria y después al respirar profundo cerró sus ojos suavemente, abrazándola un poco más. Era reconfortante su ánimo, admitía que estaba decepcionado por perder, pero al menos lo intentó y con al menos llegar a la última etapa pudo haber provocado atención en los héroes. Agradecía su cariño y comfort, pero algo le decía que ella también lo necesitaba.

—Si te quedas aquí de esta manera, te perderás de las demás peleas. —rompió el silencio Hitōshi luego de varios segundos y como ya anunciaban el segundo combate.

—Eres genial, genial, genial.

Suspiró con cansancio al sentir como lo agitó un poco al momento de decir aquella palabra tres veces, como una niña debido a que los movió un poco aunque sin apartarse de aquel sitio. Pero después sonrió un poco sintiéndose mejor por si mismo y a su vez por ella ya que al parecer era la que necesitaba más aquel abrazo.

—¿Está mejor tu espalda? —Hitōshi se colocó rígido al sentir unas palmaditas en esta misma junto con una sobada, retorciendo su cuerpo ligeramente como si hubiera sentido un escalofrío desde sus pies hasta su cabeza.

—S-si... —murmuró con cierta dificultad por la vergüenza que sintió de que le toqueteara la espalda. La agarró de sus manos y la apartó rápidamente—. Si, ya Recovery Girl me trató el dolor. Deja de tocarme.

—¿Otro abrazo de oso para asegurarnos?

—No.

Luego de quedarse pegada a su amigo (a pesar de que le dijo que no y que no era necesario) para saber que estaba bien, caminando varios momentos abrazada a él, volvió hacia donde estaban sus compañeros. Bastante callada y todavía pensativa, con la misma postura de antes aunque sus hombros estaban una vez más caídos hacia abajo por el peso invisible que había en ellos. Se sentía relajada referente a Hitōshi y que no estaba herido, había querido buscar a Midoriya en la enfermería para ver cómo estaba su mano pero ya no estaba y no sabe dónde está. Aún no llegaba a las gradas.

Apenas se sentó, escuchó como anunciaban el segundo combate; Todoroki Shōto contra Sero Hanta. Su cuerpo se colocó derecho en su lugar estando en la primera fila de las gradas al percatarse de eso, se había recostado en el asiento pero por escuchar el nombre de su primo se colocó rígida. Vio como daban comienzó a la pelea y Sero inmediatamente usaba la cinta adhesiva de su quirk para envolver a Todoroki y buscar sacarlo de un rápido movimiento de la arena. Hatsulin se levantó de a poco al ver la mirada baja de su primo, lentamente se acercó hacia el balcón de las gradas colocando sus manos sobre estás viéndolo con preocupación desde lejos.

Abrió sus ojos ligeramente cuando notó como soltaba la escarcha del hielo de su parte derecha y casi al instante activaba su quirk; un enorme pico de hielo estuvo apunto de rozar su mejilla ante el casi glaciar que Shōto alzó con furia en un ataque bastante masivo y eso que estaban bastante arriba. Un pequeño jadeo de sorpresa salió de entre sus labios sintiendo el frio del pico de hielo tan cerca de su piel, vio de reojo como aquel ataque había casi entrado a aquella zona de gradas de los estudiantes, sus compañeros estaban conmocionados en sus lugares por aquello.

Vio nuevamente hacia Shōto con una mirada perdida y preocupada. ¿Por qué atacó de esa manera? ¿por qué tan... enojado?. Poco a poco aquel bloque de hielo fue deshaciéndose por el mismo Todoroki menor al descongelar a Sero que apenas y había quedado con su rostro sin congelar, Shōto se había disculpado con un mirada llena de impotencia y arrepentimiento, fija en el suelo conforme el chico de la cinta adhesiva salía a la luz, tiritando del frío.

—Primo... —susurró Hatsulin con una mano sosteniendo la camisa del uniforme, apretándola levemente. A pesar de la distancia percibía un enorme sentimiento de tristeza venir de él. Se quedó observando a su primo quien al haber dejado completamente inmovilizado a Sero había ganado automáticamente.

Bajó la mirada, comprendiendo su pesar. Por ahí sentía la presencia de su tío y para que su primo haya reaccionado de aquella manera tan fuerte significaba que hablaron recién. De verdad podía entender como se sentía. Apretó sus labios y simplemente caminó nuevamente hacia la salida de las gradas de sus compañeros sin importarle el hecho de que había acabado de sentarse y ver a sus contrincantes y analizar sus quirks, al menos de quienes no lo conocían.

—Hey, hey, Tsubomi-chan. —rápidamente alguien la detuvo, siendo Kaminari al tomarla suavemente del hombro cuando le pasó por el lado. Hatsulin lo observó un poco confundida y a su vez atenta—. ¿A dónde vas? ¿no vas a ver mi pelea? Pensé que observarías mi asombrosa victoria. —dijo riendo de forma infantil.

Hatsulin lo siguió observando mientras pestañeaba un poco, su mirada ida y opaca seguía allí pero... tampoco podía ser grosera con su amigo y no ver su batalla. Estuvo inmersa en sus pensamientos, en la presión que sintió en Shōto, en la presión que sentía en ella, que olvidó que todavía tenía una pelea antes de la suya. No estaría mentalmente tranquila pero podría apoyar a Denki, su simpático y tierno amigo rubio, podría aguantar su inmensa presión y mostrarse feliz y animada por él. Forzó unos segundos su sonrisa hasta que la mostró tal cual es, animada y dulce.

—Cierto, es tu pelea, Kaminari-kun. Me quedaré para observarte.

El rostro de su amigo se iluminó ilusionado y emocionado, Hatsulin sonrió un poco más por ver aquel entusiasmo en el chico sobre que lo observaría y apoyaría, sentía aquella presión y molestia en su pecho por las breves pero claras palabras de su abuela, pero estaría apoyando a sus amigos, sonriéndoles.

Todo porque ellos se sintieran bien.

—¡Genial! Ahora que tengo tu apoyo, me voy a esforzar más. —habló con confianza y entusiasmo el chico. De forma fanfarrona se señaló y después a ella varias veces, sintiendo sus labios un tanto tensos pero tratando de que no se viera—. Si yo gano, tendrás que salir conmigo a comer.

Se mostró atenta a lo que dijo, poco a poco la tensión disminuyó un poco cuando sintió unas ganas de reír al escucharlo tan confiado y dispuesto a eso. Sólamente asintió viéndolo moverse feliz y cómico para después irse rápidamente cuando anunciaron la tercera pelea. Se quedó en la entrada varios momentos y respiró profundamente para regresar a su asiento y sentarse, sintiéndose inquieta mientras veía la arena. Rascó su mejilla unos segundos.

Ahora a ver el desenlace de la pelea de su amigo.

ESTIRABA SUS BRAZOS MIENTRAS CAMINABA CON firmeza por aquel túnel; los gritos del público todavía resonaban con fuerza y emoción ante cada paso que daba. Ante los enfrentamientos anteriores todos estaban emocionados y ansiosos por cada pelea que iba adelante. Pasó su pulgar por su labio inferior para seguidamente lamerlo al momento que lo sintió reseco, pero ya era por naturalidad de su cuerpo. Si fuera por su quirk, sentiría su cuerpo caliente desde hace rato; ahora lo estaba haciendo entrar en calor. Preparada y dispuesta a todo.

Kaminari había perdido rápidamente con una tal Shiozaki Ibara, la chica del cabello de lianas. Había sido una breve batalla que dió con la cuarta, siendo la suya finalmente. Contra su compañero Iida Tenya, estaba ansiosa y tensa, demasiado tensa pero debía dar todo de si sin importar nada. En el público cuando se levantó de las gradas se encontró casualmente con la mirada de su abuela verla fijamente. Ella levantó su mentón con dureza y eso la había hecho quedarse perdida varios momentos, hasta llegar allí.

Era todo o nada.

Los gritos seguían escuchándose afuera y cuando estuvo en la entrada se quedó con un paso elevado ligeramente del suelo por algunos segundos. Titubeó ante los nervios pero después de una respiración profunda apretó sus puños con fuerza colocando una postura firme y comenzando a salir de aquel túnel escuchando aquel inmenso escándalo conforme iba subiendo las escaleras del cuadrilátero a la par que Iida, con una mirada neutra y opaca.

—¡Y por este lado, está la chica en llamas, del curso de héroes, Tsubomi Hatsulin!

Los gritos aumentaron ante su presentación como habían hecho con Tenya. Ella simplemente miró a su objetivo fijamente y de forma concentrada aunque sus facciones eran inexpresivas, pudo distinguir los gritos de su nombre en coro y de forma pausada haciendo que relajara sus hombros momentáneamente pero cuando percibió el millón de miradas atentas, y una en particular que supo que era de su abuela, volvió a hacer tensión en su cuerpo apretando sus puños.

Inclinó un poco su cabeza mostrando una posición tranquila aunque sus sentidos estaban totalmente alertas, sobretodo en el momento que escuchó que ya debían empezar. Vio como Iida suspiraba un poco y la miraba con determinación, seguida de una pequeña y rápida sonrisa.

—Tengamos una buena pelea, Tsubomi-san.

Ahora ladeó su cabeza hacia un lado por el honorífico que usó en su nombre pero simplemente lo observó, él se colocó en posición y como supuso, sin cambiar su postura, encendió los motores de sus piernas y se lanzó hacia ella. Su cabello se balanceó por el aire que levantó y cuando estuvo lo suficientemente cerca, sacó las manos de sus bolsillos y agachándose imperceptiblemente saltó sobre su pierna cuando trató de darle una patada. Cayó al suelo con firmeza sintiendo como al instante agarraban el cuello de su camisa y era arrastrada velozmente por el aire como un muñeco.

Su mirada estaba perdida en algún punto, sentía un nudo en su garganta mientras los segundos pasaban lentamente y sentía el aire zumbar en sus oídos. Su mirada fue oscureciéndose de forma firme perdiendo cualquier brillo o resplandor en sus ojos, tal cual como si el color tan fuerte de sus ojos se hubiera desvanecido por el agarre que le hacía Tenya. Velozmente actuó agarrándose de su brazo y moviéndose para rodearlo con sus piernas y así sucesivamente su cuello tomándolo sorprendido cuando giró con fuerza haciendo que él peso lo desviará del final de los límites ante las intenciones de lanzarla y caer directamente al suelo.

Cuando la Tsubomi cayó con gracia a unos metros de él reincorporó su cuerpo poco a poco con la misma mirada todavía fija en Iida quien se tocó momentáneamente el cuello y endureció su rostro, se posicionó una vez más y volvió a lanzarse a ella. Cuando buscó taclearla movió su mano con fuerza hacia abajo y al instante una ráfaga de fuego salió de su palma y la elevó para caer hacia otro lado y desviar al peliazul que frenaba con el suelo y seguía repitiendo el mismo intento de atraparla.

La arena se llenó del vapor de sus motores haciéndolo detenerse unos segundos para agitar su mano en el aire y buscarla al perderla. En cámara lenta observó como el humo se disipaba y un cabello rojizo se asomó, como pudo esquivó una nueva ráfaga de fuego que su contrincante formó en un movimiento de su mano, echándose para atrás con una mirada seria y sus dientes apretados por lo cerca que fue. Cuando iba a atacar al tenerla tan cerca, sin esperarlo la chica movió su cuerpo de forma lateral agachando con firmeza y rapidez su cuerpo para levantar su pierna y dar una fuerte patada giratoria.

Ésta vez si pudo darle, justo en el hombro sacándole un ahogado gruñido ante el dolor y moviéndolo hacia un lado. Cuando trató de reincorporarse, recibió otro fuerte golpe, aunque fue en todo su cuello, justo en la yugular, en dónde estaba su manzana de Adán paralizándolo unos segundos por aquella fuerte patada y sacándole el aire de tal forma que asombró al público. Retrocedió pasos torpes mientras una de sus manos sostenía su garganta y tosía constantemente y de forma congestionada, como si se estuviera ahogando o tuviera algo obstruyendo su garganta por dentro. Llegó al punto que tuvo que llevar sus manos a su garganta y toser desesperadamente, incluso buscaba aire.

La del quirk piroquinectico se volteó de manera inexpresiva ante su concentración en poder ver la reacción de su contrario, todavía estaba considerablemente cerca de él debido a que apenas podía retroceder. Vio el rostro consternado y desesperado del peliazul toser, lo notó pálido e incluso comenzó a notar como la piel de su rostro se teñía de un tono morado. Vio sus ojos cristalizarse ante tanta tos y fuerza que hacía, reaccionó en facciones por la mirada del chico viendo como terminó cayendo al suelo sobre sus rodillas, sosteniéndose con una mano en el suelo del cuadrilátero y la otra haciendo presión en su garganta sin dejar de toser, a lo segundos cayeron varias gotas rojizas entre la saliva que tosía.

—¡Iida a caído al suelo luego de que Tsubomi atacará ferozmente! ¡Parece que este chico no puede recuperar el aliento! ¿¡qué tan fuerte habrá sido!?

—Iida... kun... —después de tanto silencio habló ya mostrándose preocupada y en un estado de shock, incluso trance, dió un paso hacia él, un poco temblorosa.

—¡Detengánse!

Se detuvo efectivamente cuando escuchó aquella exclamación de parte de Nemuri, aunque no apartaba la mirada del casi en medio de un ahogó a Iida. La heroína para mayores de dieciocho se acercó hacia el chico de los motores y se agachó con una mano en su espalda, el no dejaba de toser o de buscar aire con desesperación por su boca, cada tanto que tosía se le escapaba gotas de sangre entre su saliva, mostrando a ver qué el golpe había sido lo suficientemente fuerte como para provocar un notable daño.

La heroína de ojos azules buscó levantar el rostro pálido de Iida quien estaba con sus ojos llorosos por el medio ahogó que tenía. Ella mostró una mueca preocupada. —¿Puedes continuar, Iida? ¿te puedes recuperar?

Ante las preguntas de Nemuri simplemente recibió la misma reacción a pesar de que él trato de hablar. Hatsulin veía todavía en shock a su compañero por ver lo que causó, la forma en la que tosía y aguantaba lágrimas le removió por completo el estómago sintiendo ganas de vomitar haciéndola apretar sus labios y dientes con fuerza mientras tragaba saliva con dificultad, una gota de sudor resbaló ligeramente por su mejilla izquierda, sintiendo un nudo en su garganta.

Observó apenas como Midnight levantaba su brazo hacia arriba y veía hacia el público, con voz bastante elevada para que se pudiera escuchar, exclamó, teniendo una rostro duro y serio:

—¡Iida Tenya ya no puede continuar! ¡A causa de eso, Tsubomi Hatsulin es la ganadora y pasa a la siguiente ronda!

❛¿De verdad...  lo golpee tan fuerte hasta ese punto de... no continuar?❜ Sentía su mundo oscurecerse mientras los gritos del público se hacían eco y todo parecía volverse oscuro, respiró forzosamente de forma lenta mientras sus ojos estaban oscuros pero de la preocupación, del miedo. Su pulso se aceleró y el nudo en su garganta aumentó, regresó en un jadeo sonoro para si misma viendo como Midnight ayudaba a levantar a Iida y unos robots con una camilla llegaban.

Dió un paso nuevamente, temerosa, pero esta vez si no se resistió y avanzó rápidamente hacia el peliazul, casi corriendo, viendo como él se sentaba con ayuda y sostenía su garganta todavía tosiendo continuamente. Le recordaba a uno de sus viejos compañeros de secundaria cuando tenía ataques de asma, pero esto lo provocó ella misma.

—Iida-kun... yo lo siento... no era mi intención que terminara... así... —soltó apenas llegó con él, mostrándose sumamente preocupada y arrepentida. Miró constantemente al suelo y después tomó su rostro acercándolo lo suficiente a su rostro para tener su atención, él seguía respirando forzosa y ahogadamente entre la tos, con sus ojos abiertos y cristalizados. Se mostraba asombrado—. Mira, respira conmigo. Así, inhala, exhala. Busca imitarme...

Él la veía fijamente observando como con cuidado inhalaba por la nariz llenando su pecho con aire y lo exhalaba por su boca en un largo suspiró, viendo sus ojos llenos de preocupación. Tosía constantemente mientras que Midnight veía atenta el como Hatsulin detuvo que lo llevara con Recovery Girl, pero dejó su tensión al ver cómo el chico buscaba repetir su respiración y lentamente se estabilizaba, dejó de estar tan pálido y su respiración se alejó del casi ahogó que parecía tener. Otra tos salió de entre sus labios dejando de hacer presión con su mano en su garganta, pero ya dejó de respirar casi ahogándose.

Iida soltó un largo respiró de alivio aunque tosiendo un poco en el proceso, Hatsulin poco a poco dejó distancia en ellos y dejó de tener tanta firmeza en el agarre de su rostro. Él levantando su mirada sonrió con un poco de dificultad, respirando agitadamente, pero estaba menos ahogado, seguía con rastros de tos, pero mejor.

—N-no te disculpes, Tsubomi-san... Diste todo d-de ti y eso me alegra, p-por lo menos no te contuviste. Es correcto tener una p-pelea limpia y justa. —había dicho en medio de todos los gritos del público haciendo que ella soltará su rostro. Se mostró consternada que él como pudo, sentado en la camilla, inclinó medio cuerpo hacia adelante en una reverencia—. Gracias por dar todo de ti en esta pelea. Mis respetos hacia ti, Tsubomi-san.

Lo observó con sus manos imperceptiblemente temblorosas viéndolo hacerse enderezar por Midnight y los robots para ser trasladado a la enfermería. Se quedó momentáneamente en su lugar y con una mano hecha puño en su pecho bajó la mirada, inconforme y triste, apretó un poco más su mano. Ignorando las exclamaciones de emoción y felicitaciones fue bajando las escaleras para que siguieran las próximas peleas. Miró por última vez al público ajeno en dónde estaba la fila que gritaban por ella, como si mirara a su abuela, seguidamente desvió la mirada y se perdió en el regreso de la vista de los demás.

RECOSTÓ SU ESPALDA EN LA PARED UNA VEZ estuvo sola. Sus manos detrás de ellas aplastadas por su propia espalda ante la presión, sus pies juntos, sus postura firme y temblorosa junto con su cabeza agachada provocando que los cabellos de su flequillo cubrieran sus ojos mostró el gran arrepentimiento de Hatsulin. Sus hombros estaban totalmente tensos, comenzando a temblar conforme se alzaban y la mueca de Hatsulin se hacía notoria.

Sus ojos estaban consternados, en grande con la sombra de su cabello en ellos, su pupila no se mantenía muy quieta aunque aún así su único objetivo era el suelo, sus pies, la tierra. Lo que sea que estuviera debajo de ella para poder enterrarse viva.

¿Por qué rayos lo golpeó tan fuerte? ¿por qué en su garganta?. Temía que hubiera sido con el sentido de "un poco y más..." Al pensar un poco y más y le rompe el cuello. Aquella reacción a su patada fue una que se imaginó, si no fuera por Iyassu y Areri y algunas veces sus hermanos diría que nunca a peleado con alguien en serio. Simplemente pensó en el objetivo implementado de su abuela, el objetivo de ganar, sus expectativas y lo que le dijo antes.

Levantó poco a poco sus manos al dejar de tenerlas detrás de ella, cerró sus dedos sólo un poco viéndolos temblar, bueno, viéndolos como aún no dejaban de temblar apenas soltó a Iida para que su herida interna fuera tratada por Recovery Girl y ver qué tan grande era. Temía lo grave que fuera, que lo haya lastimado tanto por su culpa. Elevó poco a poco y más aquella extremidad para apoyarla en su frente y despeinar algunos cabellos, aunque poco o nada le importó.

—Lo siento, Iida-kun... —susurró cerrando sus ojos unos segundos mientras sus hombros se decaían, a los segundos sus párpados volvieron a alzarse mostrando aquellas perlas azuladas en sus retinas.

Pero, como le dijo su abuela, no podía decepcionarla. Aunque no quisiera, era todo o nada, pelear o ser castigada, pelear o morir. No quería hacer ese tipo de daño más, quería simplemente pelear como es, no luchar como en una guerra. Iyassu y Areri la instruyeron así, su abuela la formó así. Tenía que dar todo de si.

Todo o nada...

HABÍA VISTO LAS DEMÁS PELEAS UN TANTO perdida aunque aún así prestaba atención a cada una de ellas, Takeru había perdido contra Mina al no saber cómo dominarla, Yaoyorozu perdió contra Tokoyami, etcétera. Ahora observaba la pelea de Uraraka contra Bakugō. Se mantenía de brazos cruzados levantada en el balcón para ver desde más cerca la pelea, teniendo su rostro sereno y a su vez inexpresivo en todos los intentos de la castaña en acercarse a Bakugō, pero debido a que su quirk era necesario tocarlo para ganar, tenía que acercarse aunque él no se lo dejaba.

Sus pupilas seguían los movimientos de la chica de mejillas abultadas, miró unos segundos hacia arriba de forma fija notando lo que estaba formando y que al parecer nadie se daba de cuenta al estar sumidos en como Katsuki no tenía piedad alguna con Ochako. Escuchaba los abucheos hacia él haciéndola apretar su cruce contra su busto por los insultos a él, por no tener tacto con Uraraka. Le molestaba que ellos reaccionarán así, Bakugō simplemente estaba dando todo de si sin importarle que sea chica. Una muy imperceptible vena por la tensión en su cuerpo se formó en su mano cerrada con fuerza. Le dolía la cabeza de tantos gritos.

Llevó sus dedos al puente de su nariz y cerrando sus ojos momentáneamente con sus cejas algo caídas, masajeó aquella zona de su rostro como en un intento de calmar aquel dolor en su cabeza. Pensaba demasiadas cosas que la comenzaban a fatigar y sumando los gritos de todo el estadio, que ya eran de enojo, no daban un buen resultado a su mente. Había querido quedarse sola hasta su turno pero aún no terminaba la primera ronda y sabía que preocuparía a los demás si no se aparecía y presentía que se encontraría a su abuela y le daría alguna otra advertencia más clara.

Levantó ligeramente sus párpados cuando escuchó la voz de su maestro tutor reprendiendo a todo el estadio por lo que observó nuevamente aunque subió la mirada una vez más a ver cómo le resultaba su plan. Todos finalmente se dieron de cuenta de eso mostrándose asombrados por la gran cantidad de escombros que había en el cielo, Uraraka desactivó su quirk e inmediatamente todo cayó, aunque no funcionó por el ataque masivo y explosivo de Bakugō. Bajó su mano con una mirada atenta, queriendo ver el desenlace aunque todavía le palpitaba la cien.

—¿Cayó?... —susurró para si misma con sus cejas algo fruncidas al ver a la castaña en el suelo sin la parte superior de su uniforme dejando ver una blusa negra, casi arrastrándose en el suelo. Siguió observando con inexpresividad sus gestos, a pesar de que su cabeza dolía como un demonio.

Al final, la castaña no soportó y simplemente se desmayó en el suelo, dando así que no podía continuar y a Bakugō como el ganador. Siguió observando fijamente a la castaña tendida en el suelo y como cuando Iida, unos robots llegaron con una camilla para llevársela. Todo el estadio era un desastre, su compañera era un desastre, llena de rasguños y seguramente quemaduras de las explosiones. Admiraba a los dos que pelearon, dieron todo de si; Katsuki no se contuvo porque fuera mujer y Ochako dió todo hasta el final. De verdad tenía compañeros admirables.

Así había terminado la primera ronda, y cuando dieron un tiempo para arreglar la arena y ordenar quien iba contra quién, empezó la segunda ronda. Según se fijó era la segunda pelea contra la misma chica que le ganó a Kaminari, Shiozaki Ibara, la chica de las lianas, de la clase B. Apenas supo con quién peleaba pensaba en algún plan en concreto contra ella, esta vez trataría de no atacarla hasta el punto de que no pudiera continuar de alguna forma tan violenta. Cuando había caminado cerca de la enfermería, Recovery Girl la regañó por tal golpe en la garganta de Iida, que por poco y le hace un daño grave por lo fuerte que fue; hasta ahora incluso Tenya estaba hablando afónico y bajo.

A pesar de todo, estaba interesada en la primera pelea y a la que todos emocionaban y estaba apunto de empezar; Todoroki Shōto contra Midoriya Izuku. Todos gritaban eufóricos conforme ambos contrincantes subían a la arena para poder comenzar la pelea, teniendo sus presentaciones y demás, junto con aquella "explosión" al inicio de todas las peleas al hacer una gran entrada. Esta vez sí se había sentado cuando sintió sus pantorrillas molestar por estar tanto parada, aunque estaba bastante interesada en esta pelea.

Cuando comenzó, vio con suma atención debido a que cualquiera de ellos dos podría ser su próximo rival al pasar a la última ronda debido a los bloques organizados y en inercia porque si, ya tenía su plan en la cabeza para derrotar a Ibara por lo que estaba segura, aparte de que debía a toda costa, en ganar y pasar a la última ronda, y si todo sale así, quien sea el ganador de esta pelea irá contra ella. No tenía en claro el quirk de aquel héroe llorón, tenía que ver con el aumento de fuerza y velocidad, con la clara consecuencia de sus huesos rotos, así que cualquier cosa que sucediera tenía que anotarlo en su cabeza.

Movía su cabeza ligeramente al seguir con la mirada a los dos, siendo Shōto quien atacaba con su lado derecho con aquellos picos y muros de hielo y siendo Izuku quien los rompía con ataques de sus dedos pero rompiéndolos en el proceso. Volteó a mirar a Todoroki ligeramente hasta verlo con totalidad por ver claramente y desde lejos como su cuerpo temblaba y su lado derecho ya estaba comenzando a cubrirse de escarcha y hielo. Apretó sus manos contra sus rodillas mientras hacía una mueca con sus labios, preocupada.

—Vamos, Shōto... —susurró con preocupación y cierta impotencia por como estaba resultando. Sus ataques eran poderosos, pero estaba el hecho de que estaban haciéndole daño por sólo usar el frío, ya lo ha visto con medio cuerpo hecho hielo, literalmente. Eso podría ser una desventaja si seguía así.

¡ES TU PODER! ¿¡NO!?

Sus cejas se levantaron ante aquel grito de Midoriya colocando una expresión desconcertada, veía su brazo totalmente morado mientras su uniforme estaba comenzando a hacerse pedazos. Se veía admirable desde allí, estaba totalmente vuelto papilla y estaba de pie, mostrando su coraje y determinación, como Uraraka en su anterior pelea, a seguir hasta al final. Pero haciendo algo que la desconcertaba y la asombraba, viendo la postura de su primo y como algo surgió de su lado izquierdo, en pequeñas chispas, algo que la dejó en shock...

—Está... animando a Shōto... —susurró consternada mientras sus cejas estaba levantadas ligeramente y sus párpados sólo un poco, con sus brazos a los lados mientras se levantaba lentamente y se acercaba al barandal.

Sus ojos brillaron y reflejaron las brasas ardientes que comenzaron a surgir de su lado izquierdo en flamas rugientes. Su garganta emitió un pequeño sonidito en asombro y shock, sus ojos que anteriormente estuvieron opacados por tantas cosas en su cabeza resplandecieron por ver a su primo después de muchísimo tiempo usando su lado izquierdo, resplandecieron por lo que le había dicho su amigo llorón para provocar esa disposición de él, como rompiéndole una cadena. Su corazón se aceleró ligeramente y sintió una enorme felicidad y admiración justo ahora, estaba tentada a sonreír feliz, contenta por lo que veían sus ojos.

—¡¡SHŌTO!!

Su cabeza se levantó inmediatamente de la pelea ante aquel inmenso grito de aquel que sabía perfectamente quién era. Sus ojos distinguieron rápida y fácilmente a su tío materno en lo más alto de las gradas del público; Todoroki Enji, conocido como Endeavor, el héroe número dos de Japón. Aquel que le había exigido tanto a su primo, lo vio como un Alcón al escuchar todo lo que le estaba diciendo a Shōto haciendo fruncir sus labios de costado viéndolo con fijación y sin expresión alguna aunque poco después bajó sus cejas.

Se medio encimó en el barandal sosteniéndose de los tubos con fuerza mientras sacaba medio cuerpo hacia afuera exaltando y recibiendo exclamaciones de sus compañeros de lo que sea que fuera hacer pero ignorándolos tomó aire para después cerrar sus ojos con fuerza, y al segundo abrirlos.

—¡Shōto-kun! —exclamó con toda la fuerza que tuviera su voz, tratando de que le prestará atención a ella y no a Enji, quien se había callado ante el segundo llamado de ella y sintiendo su mirada en su persona—. ¡Shōto-kun, vamos, tu puedes! ¡confía en ti, yo confío en ti, confía en tu poder! ¡vamos! —Shōto desde la arena vio de soslayo hacia las gradas mientras Hatsulin gritaba con todas sus fuerza—. ¡Yo sé que puedes, primo! ¡confía en ti y lucha por ti, por tu poder y por lo que quieres! ¡Ánimo, Shōto-kun! ¡ánimo, héroe llorón! ¡Luchen por ustedes!

Dejó salir un seco suspiro por el oxígeno que usó para gritar a tal magnitud, no estaba acostumbrada a gritar pero sentía que Shōto necesitaba ánimos de verdad, no el sofoco de su padre. Vio esperanzada y a su vez con entusiasmo y determinación la pelea, llevando de a poco su cuerpo hacia atrás y bajando del barandal algunos pasos pero quedándose pegada para ver de cerca todo. Apretaba con sus manos con fuerza el tubo teniendo el corazón con la garganta viendo como Izuku se lanzaba con lo que le quedaba al bicolor.

Era la decisiva, quien ganaba. Todo el estadio emitió un fuerte estallido ante el choque de ataques sintiendo que tuvo que sostenerse con más fuerza por lo poderoso que fue, abrió sus ojos uno por uno cuando el escándalo se apaciguó enderezándose poco a poco viendo el estadio desde arriba. Todo estaba cubierto de humo, no se sabía quién quedó de pie y quién ganó en aquella ardua batalla. Se colocaba de puntillas en busca de algún invicto de pie.

Poco a poco fue distinguiéndolos cuando el humo se disipaba, el aire que retuvo se esfumó de sus pulmones al ver el estado de cada uno; Midoriya desmayado y con varias de sus extremidades rotas y violáceas y Shōto respirando agitadamente con la parte superior de su uniforme destrozado, ya su parte derecha no tenía rastro de hielo, aunque su parte izquierda dejaba salir vapor restante. Todo se quedó en silencio teniendo sus ojos entornados, al segundo todos gritaron con fuerza con aquel desenlace.

—¡Todoroki Shōto es el ganador de esta ronda!

Observaba como nuevamente toda la arena estaba destruída, sintió una gran preocupación y una gran felicidad, dos sentimientos a la vez, así de intensos. Sentía su pulso acelerado por aquel logro de Shōto, no sabía que exactamente le habrá dicho Izuku pero estaba más que agradecida. Tenía que ir a verlo, ver que tan mal estaba y también a Shōto. Le importaba muy poco su declaración de guerra, quería hablar con él. Retrocedió un paso con sus dedos cosquilleantes de tantas emociones, sonrió con sus ojos brillantes, ahora volteándose para ir inmediatamente.

—¿¡Cómo que Todoroki es tu primo!? —fue lo primero que dijo Mina con reclamo apenas se volteó y estuvo dispuesta a correr a la enfermería—. ¡Pensé que eran pareja, una distante pero que eran! ¡Aparte ni se parecen! —agitaba sus puños haciéndole paso.

—... ¿Disculpa?

Parpadeó un par de veces por aquello dicho por la de piel y cabello rosáceo. Relajó un poco sus hombros desconcertada por aquel malentendido sobre Shōto y ella, así que por eso cuando él hizo aquella declaración de guerra a ella con aquellas crueles palabras la apellidada Ashido había dicho el comentario de «seguro le rompió el corazón» se quedó parada en su lugar bastante confundida por aquello.

—¿No es obvio que somos familia?... —dijo Hatsulin de forma sencilla ladeando la cabeza mostrándose pensativa.

—¡Claro que no!

—Oh.

→S H A N X L A B Y X←

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