❪𝟮𝟰❫ ; 𝗱𝗲𝗷𝗮 𝘃𝘂.
❪ARC TWO; WINGS❫
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CAPÍTULO VEINTICUATRO;
DEJA VU
❛El miedo o el valor❜
┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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LOS VAGOS SUSPIROS Y QUEJIDOS SE ESCUCHABAN allí, su mano agitó y tocó un poco la espalda de uno de los villanos completamente tendido en el suelo y noqueado, al igual que los demás, habían varios cuerpos completamente inconscientes y golpeados, más que nada tenían hinchazones en sus rostros y sangre ante las heridas, algunos incluso como las patas de un insecto aplastado movían sus dedos y sus piernas con pequeños tics.
—Debería haber dejado consciente a alguno... —murmuró Hatsulin agitando todavía a alguno de ellos, como si haber noqueado a aquella cantidad de personas ella sola fuera lo más normal del mundo—. Tenía que haberles preguntado antes por qué quieren asesinar a All Might-sensei...
Dejó salir un pequeño «Hmm» mientras se dejaba caer sentada en el suelo en un pequeño impacto y cruzaba sus brazos, pensaba detenidamente en que hacer. No los hirió de gravedad, aquello lo controlaba, simplemente los noqueó al patearlos. Su estilo de pelea se centraba más en sus piernas, le parecía más aerodinámico, aparte de que era beneficioso cuando se trata de alguien más alto que ella. Sentía que las patadas los noqueaban más rápido.
Se fijó un poco en la presencia que sentía a lo lejos. Cuando se permitió estar más concentrada pudo saber que estaba Shōto en el mismo lugar, en dónde todo era de tierra con varias cantidades de escombros; quizás era la zona de derrumbes o deslaves. Suspiró profundamente, iba a ir con el heterocromatico. Sí había más compañeros cerca tenían que estar lo más cerca posible, reunirse y hacer equipos. Tenía en claro que Shōto quería estar a solas y no tener "estorbos" como él considera, pero sea como sea tenían que estar todos juntos y más en aquella situación.
Respiró por lo hondo mientras que se colocaba ligeramente en cuclillas para poder levantarse colocando sus manos en su cintura. Miró hacia su alrededor y después a los cuerpos tendidos de los villanos inconscientes, iba a ir con Shōto y reunirse con él, quizás sus compañeros también estaban en aquella zona. Comenzó a analizar la situación, recordando lo que dijo el villano de niebla: «mi deber es dispersarlos y torturarlos hasta la muerte», consideró que al parecer en ese escenario de escombros y tierra estaban ella y Shōto, así que todos estaban dispersados en ciertas cantidades de personas en los escenarios de rescate, aunque estaba la posibilidad de haber alguien más en esa zona.
Tragó saliva mientras que miraba hacia el cielo un poco preocupada por sus compañeros, tanto a los que fueron teletransportados a como los que siguieron en la entrada con Trece. Confiaba en que ellos eran fuertes, pero era inevitable no preocuparse. Hace sólo unos días que se conocen, pero sea la que sea la cantidad de días que lleven conociéndose, Hatsulin no va a evitar preocuparse por ellos y pedir su seguridad, sobre todo estando encerrados con una gran cantidad de villanos, villanos reales.
Suspiró ligeramente para mirar hacia la nada, viendo hacia lo lejos para poder fijarse en si habían más villanos a lo lejos, pero aquello era bastante claro. El lugar estaba plagado de villanos, seguía pensando en las intenciones de todos ellos en acabar con su maestro. Sentía una enorme inquietud justo ahora, no quería que le pasara nada a All Might. Esperaba que llegara pronto y acabara con todo con la misma facilidad y poder que él posee.
De la nada, algo la rozó justo al costado de su rostro haciéndola abrir sus ojos de golpe y quedarse paralizada por aquella sensación que la había recorrido. Había alcanzado a escuchar como algo cortaba el aire, seguidamente sintió una zona de su piel abrirse y arder al punto de que algo caliente comenzó a derramar poco a poco. Seguía completamente paralizada y en shock por aquel ataque.
Algo giraba en el aire, era completamente rojo que no paraba de dar vueltas y a su vez moverse con la gravedad de estar suspendido. Poco a poco dió un giro de ciento ochenta grados en aquel entorno y volvió hacia su dueño; una mano tomó firmemente el mango de aquella arma para bajar su brazo. Podía verse un arma idéntica en su otra mano y en la punta del filo de la que había lanzado goteaba un líquido rojizo hasta el suelo, y al caer, una pequeña calada de vapor se dispersaba en el momento que chocaba con el suelo.
Aquella silueta levantó su mano de aquel artefacto con un gran filo hasta la altura de su rostro: el filo del arma era vertical y con ciertas abolladuras dando a ver el gran uso que ha hecho; eran unas guadañas de un color vinotinto junto con el mismo rojo carmesí, el mango estaba lleno de vendajes marrones, completamente desgastados. En el momento que el hombre lo tuvo a la altura del rostro, su lengua se paseó por la superficie recogiendo el pequeño líquido sanguíneo hasta tragarselo, sin importarle el intenso ardor que le provocó aquella sangre en su cavidad bucal.
—Vaya, vaya... que sorpresa... —habló de forma arrastrada aquel desconocido a unos metros detrás de Hatsulin. Poco a poco dió algunos pasos para revelar su apariencia a través de las rocas del derrumbe. Se pudo apreciar un fornido cuerpo resaltando más sus brazos los cuales tenían varias marcas negras, teniendo en sus antebrazos marcas alrededor de esas extremidades. Tenía una piel clara mientras mostraba una burlona y gran sonrisa reluciendo unos dientes afilados mientras una cabellera de tono claro con raices oscuras a los costados se veía—. Meinu realmente se encuentra en la maldita U.A....
Su cuerpo se erizó al escuchar aquel sobrenombre salir de los labios de aquel tipo a sus espaldas, aquella presencia era tan abrumadora que la hacían sentir como si la gravedad se volviera completamente pesada y buscará hacer que su cuerpo fuera aplastado con el mismo aire. Ese sobrenombre tan cruel no salía de su cabeza, sabía de dónde lo había escuchado y por parte de quién, simplemente le parecía sorprendente el hecho de que escuchara ese sobrenombre nuevamente después de tanto.
Sentía un gran ardor en toda su mejilla, en dónde había recibido aquella perforación en su piel con el arma que sea que tuviera en sus manos. Poco a poco volteó su cabeza y seguidamente su cuerpo hacia la dirección de aquel hombre; observó con curiosidad y cautela su apariencia, a simple vista se veía como un hombre guapo, pero muy intimidantes. Sus orbes lo siguieron mirando fijamente en shock y sorpresa, sinceramente... no se le hacía conocido, su apariencia era completamente desconocida pero su voz juraba haberla escuchado antes.
Veía fijamente sus facciones tratando de buscar algo que se le hiciera conocido, conectó sus ojos unos momentos con los de él observando sus orbes algo afilados y de un oscuro pero a su vez resplandeciente color rojizo. Tenían un tipo de brillo fuera de lo bueno, siendo un brillo de malicia pura. Su apariencia era un poco fuera de lo común, a su vez de ser enigmática. No lo reconocía de ningún lado, recordaría a alguien perfectamente con ese tipo de apariencia que poseía, era demasiado llamativa y a su vez inquietante. Siguió mirándolo en shock varios segundos hasta que se colocó alerta. Sea quien sea no le daba buena pinta para nada, su presencia era abrumadora y algo le decía que se alejara de él.
—¿Mm? —balbuceó el de cabello rosáceo con una voz todavía arrastrada y a su vez muy confiada, rascaba su frente con una de sus uñas, sosteniendo con sus demás dedos el mango de la guadaña—. ¿Acaso Meinu no me reconoce?...
—Realmente... —murmuró Hatsulin en una postura alerta, pasando el dorso de su mano por su mejilla izquierda, limpiando la sangre que le provocó aquel ataque—. No te conozco, nunca te he visto en mi vida. De ser así, recordaría a alguien como tú. —dijo con seriedad dando un paso atrás con sus puños en alto, en alerta—. Pero te pido por favor, que no me llames así.
—¿Ah, sí?... —dijo con pereza el contrario encorvado hasta que comenzó a enderezarse ligeramente dejando ver mejor la su vestimenta la cual era completamente oscura. El tipo se enderezó y seguidamente sonrió de una manera aterradora, agregando que sus dientes eran completamente afilados—. ¿Desde cuándo Meinu tiene derecho de exigirme cosas? ¿Hah? ¿acaso quieres un castigo?
Abrió sus ojos en shock por todo lo que estaba insinuando él. ¿Castigo? ¿qué manera de hablarle era esa? No podía comprenderlo y no sabía a qué rayos se refería, la tenía sumamente confundida pero a su vez... asustada, sentía un miedo implantarse en su pecho con cada palabra que él iba diciendo, su voz era lo único que se le hacía conocido pero tampoco era que si conocía una voz, lograra recordar una apariencia. Si ese era el caso, lo llegó a conocer antes y con otra apariencia completamente diferente como para no reconocerlo en ningún sentido. Si era así... esas palabras, esa forma de hablar, sus insinuaciones, la forma en la que la llamó...
Abrió sus ojos poco a poco tal cual dos platos cuando fue cayendo en cuenta de quién era la persona que la llamaba de esa manera. Sólo hay y ha habido una sola persona que la llama con aquel sobrenombre tan cruel y posee ese simple carácter sobre su persona, eso no podía olvidarlo. Quizás su apariencia no era la misma en ningún sentido, pero estaba segura, ahora estaba segura, que se trataba de él. Debe serlo, debe tratarse sobre él a toda costa.
—Iyassu... —susurró la pelirroja con voz temblorosa mientras que su mirada seria se volvía una mirada espantada. Sus extremidades volvieron a temblar violentamente pero sin necesidad de entrar en algún trance, temblaba por el miedo que sentía justo ahora. Ahora, él estaba allí. Iyassu, el tipo que la torturaba en Nakano estaba allí.
—Por tu mirada, ya me reconociste... hmmp, quizás no eres tan idiota como creo. —habló el mayor mientras que tomaba una pose alerta, y levantaba sus armas con seguridad. Él sonrió mostrando sus dientes afilados—. Pero Meinu sigue mereciendo un castigo... y tiene que volver a dónde pertenece...
「VILLANO: IYASSU
QUIRK: DEMON」
«Su quirk le permite llegar a tener una monstruosa fuerza y habilidades más desarrolladas que los demás. También le da características distintivas de su quirk, como varias marcas en todo su cuerpo y sobretodo en su rostro, también afilando sus pupilas y provocando que sus ojos brillen en un resplandor perverso y aterrador.
Demon lo ayuda a tener una gran percepción y tener las habilidades más agudizadas.
Hasta ahora, no se sabe su debilidad, simplemente que su quirk le da actitudes violentas y fuera de control, como un animal salvaje, hasta un demonio.»
Su cuerpo estaba paralizado, sellado en su lugar como si sus pies se hubieran quedado pegados en el suelo, escuchar esas últimas y simples palabras era lo que la había espantado de sobremanera. ¿"Volver a dónde pertenece"? ¿está allí para llevársela?. ¿Quiere llevarla devuelta a aquella base en Nakano? La idea la hizo finalmente hacer un movimiento, pero retroceder asustada, espantada. No, no podía volver, no podía, no debía... Fue demasiado trabajo, literalmente mucho sacrificio el apenas poder salir, no podía volver así como así. Comenzó a hiperventilarse con la idea de volver a aquellos casi dos años encerrada allá.
El de mirada rojiza dejó salir una pequeña risa que taladró su mente hasta las entrañas, fue levantando el arma mientras que su lengua; asquerosa y larga, se pasaba por sus dientes afilados, que a comparación de la sonrisa "de tiburón" que posee Kirishima o poseía Yūta era diferente, escalofriante. Sintió unas ganas inmensas de rezar, de incluso extender alguna cruz hacia él. Su apariencia justo ahora lo identificaba completamente; como un demonio, y eso la asustaba. No recordaba cuando fue la última vez que sintió un miedo así.
—Anda, anda, Meinu, debías saber que este momento llegaría... —canturreaba relajado y malicioso el de hebras rosas y oscuras, podía incluso oler el miedo en ella. Tan asqueroso, disfrutó esas reacciones que lo hicieron relamerse los labios ansioso, como si el simple hecho de verla asustada le gustara—. Tic toc, Meinu, tu tiempo libre acabó...
Cuando Iyassu se iba a lanzar hacia Hatsulin, quien seguía paralizada del propio miedo, se pudo presenciar como unos picos de hielo impidieron el paso del villano y si no fuera porque dió un ágil salto, hubiera terminado completamente congelado; el de cabellos negros y rosas cayó de cuclillas sobre un escombro, teniendo en el aire sus armas, miraba mostrando sus dientes hacia la dirección en dónde vino aquel ataque de hielo. Hatsulin había salido de su parálisis y miró rápidamente hacia aquella dirección de igual manera, el aire criogénico se dispersó y se dejó ver primeramente el pie de alguien sobre el suelo de hielo, siendo aquella extremidad quien dirigió el ataque, luego la tela blanquecina de un traje y así sucesivamente, hasta que se mostró a Shōto, quien exhaló aire frío por su boca con una expresión seria, igual de fría que el lado derecho de su quirk.
—Shōto-kun... —susurró conmocionada Hatsulin y rápidamente agitó su cabeza, se sentía más segura con él cerca. Por un momento se sintió segura de tener a alguien con ella allí teniendo a Iyassu enfrente, pero también se sintió espantada de que... Iyassu estuviera allí—. ¡No, aléjate! —drásticamente exclamó temerosa de que estuviera allí, no podía, ni debía estar allí. Iyassu podía lastimarlo de gravedad, sabía que era bastante capaz, y no quería que eso sucediera. No quería—. ¡Yo... puedo sola! ¡debes alejarte, Shōto-kun!
El bicolor miró algo confundido hacia la dirección de su prima al ver el cambio tan drástico en su actitud; de lejos había visto como aquel villano le comentaba quien sabe qué -ya que estaba lo suficiente lejos como para no escuchar ni un comino lo que hablaban- pero si pudo ver cómo conforme el villano sonreía, el rostro de Hatsulin se deformaba en miedo y eso le disgustó. Shōto siguió mirando hacia la pelirroja y seguidamente hacia aquel villano de apariencia que hasta ese punto él mismo admitió que aterradora, su mirada era lo que le inquietaba. Iyassu lo miró fijamente con sus penetrantes ojos, y una expresión seria, para nada contenta.
—¿Y este? —cuestionó desinteresado, para chaquear la lengua y seguidamente rascarse el cuello con un poco de molestia al punto de rasguñarse, aunque en la zona de las marcas negras que poseían su piel y ciertamente ni se notaba—. Cómo sea, lo mataré por andar de metiche... —resopló con malicia. Hatsulin contemplo en horror como él sonreía malicioso; no era nada bueno.
—¡Shōto-kun, vete ya! —ordenó, más bien pidió la de hebras rojizas mientras bajaba su mascarilla para que se escuchara más clara su exclamación. Recibió una mirada severa de su parte, él le frunció el ceño mientras caminaba alerta hacia su dirección; alerta de cuando el villano ataque.
—Si lo pides de esa manera, menos me iré. —dijo demostrando su terquedad a doblegar, Hatsulin tembló con miedo de lo que hiciera en su presencia. Shōto miró hacia el villano mientras se preparaba—. Estás alterada, desde hace rato te ví así. Puedes estar tranquila, lo congelaré como a los villanos de allá.
—¡N-no, espera! —pidió Hatsulin al ver cómo el Todoroki lanzaba otro ataque de hielo al pisar consecutivamente el suelo y alzar varios picos de hielo hacia Iyassu, con intenciones de congelarlo.
El de hebras verdes y negras simplemente esperó el ataque con una expresión todavía molesta, colocándose en posición, sin embargo, sonrió con confianza al resoplar apenas los picos de hielo se acercaron hacia él para después dar un ágil salto y... literalmente desaparecer de la vista de ambos adolescentes, desconcertándolos en el proceso, pero Hatsulin estaba más espantada que nada; miraba de un lado a otro totalmente tensa y alterada. Shōto por su parte observaba en guardia su alrededor pero veía de reojo a su contraria cada tanto. Iyassu simplemente no podía irse así como así.
Después de unos segundos el heterocromatico volteó su cabeza hacia la pelirroja de manera interrogante y severa, mantenía su ceño fruncido. Estaba sumamente rara, de por sí cuando aparecieron los villanos la vio alterada, ahora parecía aterrada. Era la primera vez que la veía de esa manera.
—Respira de una vez, parece que viste un fantasma. —dijo con cierta severidad observando como ella seguía viendo a su alrededor. Parecía incluso un gatito espantado—. Estás demasiado extraña... más de lo usual... —murmuró desviando la mirada hacia sus pies para ver hacia su rostro nuevamente—. ¿Qué sucede? ¿es por los villanos? Eres la primera entre todos los demás que veo así de aterrada, pero a un nivel ciertamente... alarmante, así que debe ser por otra cosa. —dijo con seriedad, fijándose en los gestos de Hatsulin. Sus manos temblaban de una forma ligera pero tensa, eso le daba a entender que de verdad estaba aterrada. Frunció el ceño y la miró devuelta—. ¿Por qué estás asustada?
Se quedó tiesa apenas escuchó aquella pregunta, sus pupilas se reducieron ligeramente y sus labios se entreabieron de forma leve mientras miraba hacia algún punto muerto. ¿Asustada?... Tragó saliva ligeramente por aquella pregunta, respiró profundamente como si tratara de calmarse y no mostrarse así, trataba de volver a sus estribos. Debía calmarse, no tenía porque perder el control hasta ese punto tan crítico, se ha prometido nunca mostrar tal reacción ante situaciones tan similares a lo sucedido de Nakano, no mostrarse así ante nadie, pero justo ahora... fue algo sumamente difícil.
Bajó la mirada un poco impotente mientras una pequeña sombra aparecía en la separación de sus ojos y su nariz, con una mirada algo trastornada en sus orbes, que parecieran que habían pasado de aquel azul resplandeciente a un opaco azul oscuro y marino, se había puesto incluso más pálida de lo que de por sí ya era. Recordar el rostro de Iyassu era lo peor, ahora comparaba las facciones y eran demasiado parecidas, su voz era igual, su apariencia cambió al look que tenía pero ahora que lo pensaba, era él.
¿Cómo es posible que estuviera allí? Para llevársela, con sus palabras le daba a entender enormemente que estaba dispuesto a llevársela. No quería volver a aquel lugar, no quería volver a estar encerrada, no quería volver a ver el rostro de Kaito, de Areri, de aquel hombre que literalmente llegó a asesinarla con un dedo, no quería verlos otra vez y volver a aquella rutina de sufrimiento que vivió en aquellos casi dos escasos años. No lo niega, si quisiera ver con todas sus fuerza a Keizuke, que esté vivo pero volver a esa vida de supervivencia era algo difícil. No quería volver.
—Hey... —escuchó de forma ronca justo detrás de ella y también percibió un aliento en toda su nuca. Sus ojos comenzaron a agrandarse mientras se enderezaba y su rostro se volvía tan blanco como el papel—. ¿Qué tanto piensas, Meinu?~
Un ahogado jadeo escapó de entre sus labios mientras que sentía como algo filoso rozaba su yugular haciéndola enderezarse y colocarse rígida, sentía como el ambiente se colocaba extremadamente tenso, como si la gravedad se volviera completamente pesada, nuevamente esa sensación que sintió anteriormente al momento de reconocer a Iyassu. Shōto, por su parte, se quedó paralizado al ver cómo aquel hombre aparecía de la nada y apresaba a la contraria. Se colocó en guardia y tensó la mandíbula pero antes de lograr hacer algo, el villano volteó de soslayo hacia su dirección con una sonrisa malévola y después tal como apareció se esfumó, dejando el humo de la tierra levantada haciéndolo quedarse en shock. Miró hacia donde sea que se haya ido, buscándolo rápidamente con la mirada, exaltado, demostrando esto por su ceño fruncido y su mandíbula apretándose.
Mientras tanto, Hatsulin se quedó en shock cuando se dió de cuenta que estaba otra vez en el aire, agarrada casi como un saco de papas por aquel hombre de apariencia repugnante y aterradora. Su pupila temblaba nerviosamente paralizada, miró hacia abajo con dificultad viendo como se habían elevado en el cielo otra vez, aunque simplemente estaban suspendidos en el aire, conociendo el quirk de Iyassu simplemente había saltado a gran altura.
—¡Al agua! —gritó Iyassu con aquel timbre de voz malicioso y áspero haciéndola desconcertrarse y mirarlo confundida y todavía en shock de su aparición. Él tomó otra posición y con la misma presión del viento y su fuerza se redirigió hacia otro punto de golpe.
Seguía sin habla, mientras escuchaba el aire volver a zumbar en sus oídos conformen bajaban. Sus ojos estaban perdidos hasta que vio hacia abajo y se percató de que estaban acercándose a el agua de la zona de acuática. Abrió sus ojos sorprendida nuevamente jadeando ahogadamente por eso, lo siguiente que sintió fue el agua impactar contra ella y como comenzaron a hundirse por el impacto del agua.
Se quejó con sus ojos abiertos de par en par ya que no le dió tiempo alguno de tomar aire y terminó tragando agua casi al instante, sentía como peligraba por entrar en sus pulmones. Iyassu a su lado mantenía aquella sonrisa enorme y blanquecina, mostrando sus dientes afilados. Se sentía magníficamente satisfecho, extasiado, emocionado, pero era una emoción corrompida, perturbadora. Se emocionaba con el simple hecho de tenerla apresada.
Rio para si mismo provocando que unas pequeñas burbujas salieran de entre sus dientes juntos. Sólamente pensaba en el hecho de tenerla presa otra vez, aunque sonreía de aquella forma perturbadora y emocionada, también tenía una enorme ira acumulada, la cual estaba ansioso de descargar en la pelirroja que parecía ahogarse entre su brazo al estar rodeando su cintura y teniendo su costado pegado al suyo, como la pose de "costal de papas" pero entre su brazo.
Se impulsó con fuerza hacia la superficie, saliendo repentinamente y cayendo en el césped en la pose de cuclillas mientras que la pelirroja comenzó a toser como loca y era dejaba con brusquedad, como un trapo mojado, en el suelo al soltarla sin delicadeza. Sus manos sostenían su abdomen y una de ellas cubría su boca con miedo de vomitar pero a su vez desesperada de dejar salir el agua implantada en ella de esa forma riesgosa.
Estaba toda empapada, lo sentía claramente al ser una ropa ajustada la de su traje, su cabello mojado en cada una de sus hebras y aplacado hacia abajo, soltando gotas hacia el suelo el cual se mojaba rápidamente ante la humedad en ella. Sus oídos poco a poco comenzaron a destaparse ante el agua que se adentraron en ellos, lo primero que comenzó a escuchar fueron quejas y gritos de dolor cosa que la estremeció de pies a cabeza y una sensación jodidamente familiar la recorrió.
—Uhm, disfrutemos el espectáculo... —dijo Iyassu desde arriba.
Levantó a duras penas su rostro para poder saber a qué se refería y porque hablaba de esa manera, su vista seguía algo borrosa pero comenzó a aclararse, comenzó a ver una mancha enorme que se aclaraba poco a poco, juró que se le veía el cerebro. Inclinó su cabeza ligeramente mientras entrecerraba sus ojos con confusión pero después otro ataque de tos la azotó y agachó su cabeza cubriendo su boca con sus manos, apenas podía sostenerse con sus rodillas. Mierda, ya le dolía sus pulmones de tanto toser.
—Ya tengo lo que buscaba, Shigaraki-kun. —habló Iyassu quien se levantó a su lado. Tenía una sonrisa de diversión y satisfacción en sus labios, sin decir que su mirada seguía siendo la misma de desquiciado.
—Bien. —habló otra voz completamente desconocida para ella, estaba ocupada recuperando la respiración luego de escupir y toser el agua intrusa de sus pulmones. Apoyó sus manos en el suelo mientras respiraba con dificultad y agitación—. Ahora sólo hace falta que mi Nōmu acabe con Eraser Head y llegué All Might...
Cerró sus ojos con fuerza unos segundos y como pudo levantó su cabeza nuevamente, ahora notaba como su entorno era diferente, estaba en una orilla, parecía ser el centro de todo U.S.J. Miró desorientada hacia su alrededor y luego levantó la cabeza hacia quien estaba casi al costado de Iyassu. Tenía el cabello de un azul pálido y tenía unas manos encima. Era el que había visto en la entrada, aunque no veía su rostro, por la razón de que tenía una mano en la cara.
Lo siguió mirando varios segundos, confundida. ¿Será él quien planeó todo eso? Estaba demasiado desorientada por casi ahogarse en el agua como para levantarse o atacar, aparte de que la simple presencia de Iyassu la hacía doblegar hacia el miedo y no querer hacer nada con el simple miedo de morir o que alguien muriera. Aquel sentimiento se propagó de golpe en su cuerpo cuando escuchó otro grito de dolor y como algo claramente crujía, como si se rompía un simple hueso y de la manera más dolorosa posible, tomando en cuenta que se escuchó claramente como se partió.
Miró rápidamente, y más consciente, exaltada hacia aquella dirección. Sus pupilas se contrajeron cuando vio finalmente como Aizawa estaba contra el suelo, claramente lastimado en varios sentidos, agregando el hecho que la persona que tenía encima era una criatura de lo más extraña y aterradora, ver la magnitud de su tamaño la dejó de nueva cuenta paralizada. Más al saber que había sido el sonido de crujido que escuchó anteriormente; le había roto el brazo.
Tembló de impotencia al ver el estado de su maestro cuando el Nōmu tomó su cabeza y dejó ver su rostro, para después estrellarlo de nueva cuenta contra el pavimento en cual se agrietó con el simple hecho del impacto y la fuerza implementada en su accionar. Abrió su boca de manera temblorosa y espantada al ver eso. Apretó sus puños con fuerza contra el suelo. Le daba una enorme rabia ver a su maestro en ese estado, en presenciar como lo estaban dejando. Era doloroso en varios sentidos verlo así, y no poder hacer nada, porque podía hacer algo pero ese maldito miedo no se lo permitía, la presencia de Iyassu no se lo permitía.
Sólo podía observar espantada el estado de su maestro, pensaba en la posibilidad que si esa criatura humanoide seguía así, a este paso iba a terminar muriendo. Sabía bastante bien como es estar en una situación de esa magnitud, ya podría estar llegando a un punto crítico, podía hasta no soportar el dolor y simplemente morir. Sintió una fea presión en su pecho por eso, no quería ver a más seres queridos morir enfrente de sus ojos, no sabía hasta que punto su mentalidad podía soportar ese tipo de situaciones. Podía llegar al climax y simplemente, su mente quedaría en blanco o completamente corrupta con ver a alguien mas morir frente a sus ojos.
Seguía viendo fijamente hacia la dirección de su maestro, sentía un gran deja vu justo ahora con sólo ver su cuerpo así de maltratado y herido en el suelo, flashes aparecieron en sus pensamientos comenzando a distorsionar la imagen enfrente suya; ahora veía el cuerpo tendido y sin vida de Senshi, veía el cuerpo de Keizuke después de cada cruel entrenamiento, se veía a si misma a sus nueve años en aquella misma situación. Volvió a la realidad luego de varios minutos después cuando percibió otra presencia; era aquella neblina quién hablaba con el tal Shigaraki y éste parecía reprenderlo por algo.
Respiraba agitadamente, no sólo por la agitación que le provocó estar en el agua aquellos segundos y tragar dicho líquido sin tiempo de tomar aire o aguantar la respiración, si no por la desesperación. Se sentía desesperada, impotente. Perfectamente podría ir, averiguar cómo acabar con aquella horrible escena de su maestro siendo masacrado poco a poco y de la manera más dolorosa que hay. Conocía bastante bien como se sentía el tener un brazo roto.
—Gran deja vu. —habló de la nada Iyassu confundiendola y tensándola notoriamente por el peso de esas simples palabras.
Apretó con más fuerza el suelo entre sus manos mientras que su mandíbula se tensó mostrando lo tensa que estaba en general. Algo se retorcía en su estómago con pensar en algo como eso, la situación realmente era tal cual un deja vu y uno demasiado fuerte como para sentirse como en Nakano pero la situación era altamente similar y el hecho de que a pesar de todo hubiera una oportunidad de detener a aquella criatura, cosa que parecía mínimamente improbable ya que esa cosa se veía monstruosamente poderosa, seguía sin ser capaz de atacar.
Su respiración ahora se volvía completamente pesada mientras sus pupilas estaban estáticas en su lugar y en la dirección en la que estaba. Era doloroso el estado de su maestro, quería ayudar, se sentía sumamente estúpida por estar dudando tanto. Podía ayudar, quizás saldría gravemente herida ante eso, pero podría hacerlo, no quedarse mirando simplemente. Seguía pensando en las posibilidades, agregando su parálisis gracias a Iyassu, no sabía cual era el quirk del tal «Shigaraki Tomura». Quién sabría que pasaría si ella se levantara y que hiciera con su quirk.
Seguía escuchando el reproche del peliazul hacia la neblina, pero no le prestaba demasiada atención al estar fija en una dirección. No obstante, se percató de algo que la hizo salir de su burbuja y mover poco a poco sus ojos hacia el fondo, en dónde estaba precisamente el gran lago de agua, justo en la orilla. Se quedó observando hacia allí mientras entrecerraba sus ojos hasta que algo se iluminó y una corriente la recorrió al reconocer a tres de sus compañeros allí; Midoriya, Asui y Mineta. Ellos se veían aterrados y alertas de igual manera, aunque en éste caso el peliverde pareció notar su mirada y mostrarse sorprendido y más preocupado de lo que obviamente estaba.
Sus manos comenzaron a temblar contra el pavimento en exaltación. Ahora habían más personas allí, estaban sus compañeros allí mismo, peligrando de que el Nōmu o alguno de los villanos se lancen a ellos, pero han estado pasando desapercibidos como para que no los hayan notado, al menos no por los villanos. Siguió en shock observando a su compañero peliverde hasta apretar sus labios y mirar hacia otro lado, en busca de que alguien más estuviera cerca y cerciorándose de que nadie estuviera yendo detrás de ellos.
Su sensor de peligro se activó inmediatamente cuando sintió movimiento cerca suyo y al voltearse rápidamente hacia dónde fue ese movimiento, vio como era el tal Shigaraki acercándose repentinamente hacia donde estaban sus compañeros. Se paralizó nuevamente en su lugar ante el miedo, al sentir como su alrededor comenzaba a andar en cámara lenta, un pitido se escuchaba en sus tímpanos al ver las intenciones de ese villano. Su respiración se detuvo por un segundo quedando en blanco.
Verdaderamente era como un deja vu todo eso, causaba aquellas grandes dudas y miedos en su persona, estaba conciente de porque. Aún así, aquel sentimiento de determinación y coraje en ella despertó, y sin importarle Iyassu, que le pasará a ella, se impulsó rápidamente con sus pies para poder llegar lo más rápido que pudiera y proteger a sus compañeros a toda costa. Su miedo peleaba con su disposición en una ardua batalla de quién dominaba, pero era clara quien fue la dominadora esta vez; su convicción de proteger a quien tuviera enfrente.
→S H A N X L A B Y X←
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