❪ARC TWO; WINGS❫
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CAPÍTULO DIECIOCHO;
SOLITARIA
❛Lo mejor para los demás❜
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©Shanxlabyx
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LAS CLASES HABÍAN TERMINADO, JUSTO AHORA estaba devolviéndose de donde estaban las aulas y secciones de tercer año para poder saber si su hermano seguía allí pero sólo se encontró con Tamaki quien con nervios y un toque de timidez le dijo que él estaba en la agencia con el héroe con quien trabajaba y demás y que le había dejado unas palabras de que la vería en casa.
Sinceramente, Tamaki le parecía alguien tierno e interesante, tenía un quirk bastante impresionante e incluso le había preguntado en su primera demostración de entrenamiento -cuando su hermano estaba en primer año por lo menos- que si podía comerse el fuego también ya que sería asombroso y ventajoso que pudiera convertir sus extremidades en flamas pero;1)en ese momento él se había colocado de la nada con su frente en la pared nervioso y 2)era muy riesgoso que se comiera el fuego.
Ahora que lo pensaba, si lo hiciera, se quemaría por completo su garganta y obviamente moriría.
Negó con su cabeza al imaginarlo ahogándose con el fuego. Pensó un poco en su actitud, aún tenía cierto toque tímido con ella pero ya había entrado más en confianza estos últimos años, al principio si le pareció extraño por la acción de casi hacerse uno con la pared de su casa cuando iba él, Togata Mirio y a quien conoció tiempo antes, Hadō Nejire. Eran agradables y buenos amigos de Takeshi y podría decirse que también de ella.
Salió de sus pensamientos cuando sus perlas azuladas divisaron a cierta cabellera verdosa, abrió sus ojos ligeramente y sintiendo curiosidad y a su vez, preocupación por lo sucedido en las pruebas de apreciación de quirks. Cuando estuvo lo suficientemente cerca podía notarlo bastante pensativo que parecía que incluso no notó su presencia caminando a un lado suyo.
Entrelazó sus manos detrás de ella mientras se inclinaba hacia adelante sintiendo su cabello en coletas ir hacia abajo por el ángulo en el que estaba; su expresión era muy concentrada hasta que la hizo preguntarse inevitablemente que estaría pasando por su cabeza.
Sus grandes ojos azules observaron con atención sus facciones y también sin evitar sus pecas. Él también tenía una cara linda y tierna. A los segundos sonrió suavemente al ver que seguía sin notar su presencia.
—Midoriya-kun.
Literalmente casi al instante ante el llamado pegó un grito haciendo una pose extraña y asustada que incluso dió un brinco al finalmente notar la "repentina" aparición de la joven Tsubomi, la cual se detuvo aún con sus manos detrás de ella mirándolo un poquito sorprendida pero aún con una expresión cálida y atenta, aunque anonada cuando notó lo asustado que estaba que parecía casi tan blanco como una hoja.
Pestañeó un par de veces al notarlo aún bastante espantado, agregando que estaba bastante rojo que parecía un tomate con cabello rizado y verde junto con pecas. Era una rara imaginación suya considerando que llegó a pensar primero que estaba igual de blanco qué una hoja de papel y después estaba como un tomate pero bueno.
—¡T-t-tubomi-san!... espera ¿a-así te llamabas? ¡ah, l-lo siento! —habló entre fuertes tartamudeos el más alto mientras temblaba como gelatina.
Hatsulin volvió a pestañear varias veces hasta que levantó la comisuras de sus labios y luego colocó uno de sus dedos encima de estos, riéndose ligeramente sin evitarlo.
—Me disculpo por asustarte, Midoriya-kun —primero se disculpó, haciendo una pequeña reverencia con su cabeza para sonreírle dulcemente—. Y si, esa soy yo; Tsubomi Hatsulin —se señaló con su dedo índice—. Al parecer no soy la única que trató de memorizar los apellidos de los demás en la prueba —rió un poco hasta proseguir—. No quería asustarte aunque no creí que estabas tan sumido en tus pensamientos. Llevo al menos unos minutos caminando a tú lado y no me notabas. —finalizó con un pequeña risita.
El peliverde estaba aún bastante rojizo que ahora si parecía un tomate viviente con cabello rizado cosa que a la pelirroja le parecía aún bastante tierno y gracioso que sólamente sonreía y aguantaba soltar alguna risita enternecida por el estado en el que estaba, incluso podía percibir sentimientos de susto en su cuerpo y algo de nervios.
Bueno, muchos nervios.
El jóven Midoriya trató aún débilmente de enderezarse en su lugar, dejando salir un gran suspiro pesado al querer estar lo suficientemente más tranquilo enfrente de ella aunque aún se notaba un poco espantado y nervioso pero un tanto más tranquilo que antes y eso Hatsulin pudo notarlo, sintiéndose de igual manera más calmada de que él estuviera así.
—¡N-no debes disculparte! —rápidamente el más alto negó con sus manos—. El que debería disculparse soy yo por no notarte antes, de verdad discúlpame por eso. Cómo dijiste, estaba pensando demasiado... —murmuró rascando su nuca aún algo apenado.
Aunque después alzó la mirada cuando la de la cicatriz volvió a reír mientras inclinaba su cabeza hacia un lado y lo veía con sus grandes ojos azulados que demostraban gentileza y tranquilidad, aunque Izuku notó un pequeño sentimiento algo triste en ellos, demasiado leve y ligero que apenas llegó a notar tanto que creyó que sólamente fue cosa suya lo que vio ya que se fijó un poco que tenía más que nada una mirada animada y gentil.
Aunque se preguntaba un poco donde notó ese toque triste tan ligero.
—¡No te preocupes, Midoriya-kun! La verdad yo suelo hacerlo, incluso en medio de las pruebas de Aizawa-sensei me metí mucho en mis pensamientos —señaló con uno de sus dedos levantados aún sonriéndole. Aunque aún así ella después se mostró curiosa, inclinándose un poco hacia él—. Lo que iba a preguntarte era sobre eso... ¿cómo está tu dedo?
El peliverde pestañeó un par de veces ante su pregunta viendo hacia donde señalaba levemente la contraria, efectivamente el dedo que se lastimó extrañamente -para Hatsulin- al lanzar la pelota. Estaba simplemente vendada aunque ella se preguntaba aún como podría encontrarse ahora porque desde lejos, después de que Bakugō haya querido atacarlo y Aizawa lo detuviera, notó que claramente se lastimó por la tonalidad violáceo que se vio a duras penas.
La otra duda era de que al parecer, en la prueba de ingreso -de la cual no sabía al participar es por medio de recomendación- él se rompió los huesos, según Aizawa y las palabras que Izuku dijo sobre que "esta vez aún podía moverse". Aquello le formó bastantes incógnitas a ella hasta llegar a la conclusión de que a lo mejor su cuerpo aún no se acostumbra a su quirk. Por alguna razón aparente pero debe haber una razón más no preguntara y no será metiche.
Midoriya se quedó mirando su dedo y aún ruborizado escondió rápidamente su mano detrás de él, algo nervioso. —¡Y-ya está bien! No debes preocuparte, Tsubomi-san. No es nada, ¡si si! —chilló agitando su mano libre y sana con rapidez mientras que la pelirroja seguía con su mirada aquella extremidad, subiendo y bajando su cabeza a la par.
Sus labios estaban juntos con intriga mientras no quitaba sus ojos nuevamente del más alto, cosa que a éste ya comenzaba a provocarle más nervios ya que su mirada era demasiado fija que al momento en el que sólamente fijo unos micro segundos en su cicatriz desvió la mirada de su rostro y de sus ojos. El hecho de que sean grandes y fijos le daba muchos más nervios que antes.
Aunque dichos nervios desaparecieron cuando la chica le dió unas caricias en su cabello rizado y luego unas palmaditas en su cabeza, haciendo que por inercia y por el pequeño impacto bajara ésta un poco, con una mirada un poco sorprendida de que haya hecho eso más no parecía para nada una mala acción.
La miró con su cabeza inclinada y sus mejillas ruborizadas todavía, aún más cuando ella le sonrió dulcemente, dejándole otra palmadita en su cabeza aún en un gesto que lo confundió debido a lo gentil que se sintió que incluso se calmó un poco más lo dejó aún sorprendido.
—¡Me alegra saber eso! —exclamó la pelirroja haciéndolo abrir sus ojos un poco, sintiendo otra palmadita hasta que la vio alejarse—. Sigue entrenando aún más y ya no te sucederá, Midoriya-kun. ¡Ten coraje y podrás ser alguien muy fuerte! —levantó su puño con emoción y una sonrisa determinada dejándolo ahí en medio del pasillo hasta verla agitar su mano—. ¡Nos vemos después, Midoriya-kun!
Hatsulin luego de poder despedirse del muchacho siguió su camino para poder llegar a la salida de la academia ya que lo más seguro es que ya la estarían esperando. Midoriya se había quedado en su lugar apenas logrando despedirse debido a que se había quedado aún un poco en shock por así decirlo ante las palabras suyas que se las tomó como un ánimo. A pesar de sólo escuchar su apellido y verla de lejos, sentía unas vibras cálidas y entusiastas en ella.
Aunque un poco misteriosas también, le daba un toque misterioso al mismo tiempo.
Volviendo con Hatsulin, ella finalmente había salido de la academia, simplemente teniendo que caminar para pasar a la entrada, que en este caso sería salida y llegar hacia el auto que la esperaba enfrente con el chófer hablando por teléfono rápidamente haciéndola sonreír ligeramente; al verlo allí y sentirse aún apenada de tener un chófer, aunque él era agradable y también por verlo más relajado.
Comenzó a caminar un poco hasta que nuevamente sus ojos se fijaron en otro tipo de cabellera, una rubia quien caminaba ya fuera de la escuela, pudo identificarlo vagamente con Takeru debido al ángulo en la que lo veía ya que los otros con ese color de cabello eran de diferentes tonalidades y forma, como por ejemplo Bakugō, lo tenía como con picos.
Se preguntaba si su cabello picaba también.
—¡Oi, Tsubomi!
Su atención se desvío en el ya ido Takeru hacia quien la había llamado, viendo a aquel sonriente pelirrojo acercarse junto con otro rubio quien mantenía una pequeña sonrisa en sus labios mientras caminaban hacia ella provocándole cierta curiosidad que demostró en su rostro pero les sonrió.
La verdad, le hubiera gustado ir a hablar con Takeru y preguntarle algunas cosas, como que de donde la conocía ya que era claro que lo conocía de otro lado más no lograba recordar con claridad de dónde podría ser. Después podrá preguntarle de dónde podrían conocerse ya que por sus palabras ese hecho ya fue más claro.
—Kirishima-kun, Kaminari-kun. —habló en un tono de saludo estando a tan sólo unos metros del auto con el chófer—. Ya se van ¿no es así? ¡Yo igual me voy! —soltó enérgicamente provocándole una pequeña risita a Eijirō.
—Vaya, no creí que recordarás como me llamara. Sólamente intercambiamos —decía el rubio con un mechón negro en su cabello, haciendo una pausa dramática mirando hacia la nada —; miradas...
Hatsulin soltó una risita sin evitarlo luego de pestañear por aquellas palabras de parte de Denki. —¡Lo sé! Simplemente cuando te nombraban en las pruebas prestaba atención para saber quien eras —señaló dándole una sonrisa, viéndolo asentir lentamente, sacándole otra risita.
Era simpático.
—Con Kirishima-kun si intercambie palabras —siguió hablando dirigiéndose ahora al pelirrojo quien asintió varias veces.
—¿Y tú ya te vas? Bueno, eso es obvio, estás en la puerta —murmuró el de dientes puntiagudos tal cual tiburón, mostrándolos más al sonreír en grande—. ¡Si es así, podríamos acompañarte! No es de hombres dejar a una chica sola en la calle.
—Si, tiene razón. Así podríamos ser tus guardaespaldas. —habló Kaminari como si fuera lo más normal del mundo, nuevamente haciéndola reír.
—¡Eso es lindo y noble de su parte! ¡me agradan! —exclamó sonriente y dulce—. ¡Pero sé cuidarme bien sola! —contestó aún riendo un poco alzando sus hombros un poco—. Aunque también está el hecho de que ya vinieron a buscarme.
Los más altos vieron hacia la dirección hacia donde la pelirroja había volteado su cabeza, viendo a un hombre de quizás más de treinta y algo de años con cabello oscuro y ojos azules eléctricos, quien estaba vestido de manera formal y demás, como su uniforme al parecer.
Hatsulin a decir verdad hizo que no se viera tan formal que antes aprecia un abogado y la hacía sentirse como alguien sobrevalorada y demás, como si fuera alguien muy importante al tener chófer y niñera, por así decirlo.
Realmente hoy en día lo conocía y era agradable.
—¡Oh, es casi como una limusina! —exclamó Kirishima teniendo una pose y expresión un tanto sorprendida por el hecho de que ella tuviera un tipo de auto así, hasta con un chófer cosa que lo sorprendía aún más que antes.
—Si, vaya, tienes razón —dijo Kaminari igual de sorprendido que su amigo el fortachón quien estaba mirando más de cerca al auto y al chófer, saludándolo de paso. El del mechón la miró de forma curiosa y con sus ojos entrecerrados—. ¿Eres algo así como una rica chica?... no espera, eso sonó mal. —hizo una pausa rascando su nuca—. Me refiero a que si eres alguien con... pues... ¿de dinero?
Nuevamente una risa salió de entre sus labios por las palabras del rubio del mechón eléctrico. Le dió gracia la forma en la que lo dijo y reaccionó pero había comprendido a lo que se refería, quedándose unos segundos en silencio para alzar sus hombros un poco a la par que suspiraba.
—Entiendo a lo que te refieres, Kaminari-kun —asintió la pelirroja con sus ojos en él, notando la atención con la que la miraba de igual manera—. Y la verdad... ¡se podría decir que si! —suspiró con fuerza manteniendo una sonrisa en sus labios, rascando su mejilla, justo debajo de su cicatriz—. En realidad mi abuela es la que tiene varios lujos en dinero, pero como vivo con ella al igual que mi madre y mis hermanos pues... así vivo, por así decirlo, aunque no me gusta mucho, me incomoda un poco...
Hizo una pequeñísima mueca, la verdad es que en serio la incomoda bastante, la hacía sentirse de una manera sin comodidad alguna sobre todo con la actitud de su abuela. La trataba de una mala manera pero aún así quería que sea trasladada o mostrada como una "Tsubomi" cosa que ya la cansa de igual manera, como si fueran de la realeza.
No es que se considere alguien normal en estatus, aunque un poco si, sobre todo en un mundo en dónde la mayoría tenía poderes de todo tipo. Simplemente era la incomodidad de que sea tratada de esa manera con lujos, no le molestaban, pero prefería un modo de vida más sencilla. Volver a una casa con simplemente su madre, sus hermanos y Yuu, no se sentía para nada cómoda con su abuela en esa casa en dónde incluso Kazuto se fue de allí.
Aunque él se fue más que nada por qué ya comenzó a hacer su vida con su esposa y sus hijos, eso era aceptable realmente, pero prácticamente decidió irse mayormente ya que Atsuko estaba insinuando malas cosas, siendo entre ellas que se fuera de la casa y dejara de ser un "vago". La verdad, su hermano mayor es una de las tantas personas que conoce que es responsable y trabajador, no un vago.
Pero no puede objetar contra Atsuko.
Salió de sus pensamientos nuevamente profundizados cuando escuchó la voz del rubio hablarle a lo que le prestó atención. —¿De verdad? —cuestionó con curiosidad el chico hasta que para sorpresa de Hatsulin, él sonrió—. ¿Entonces te gustaría cambiar de vida conmigo? Busco una peluca como tu cabello y tú cómo el mío, nadie notará la diferencia si intercambiamos vidas, como en las películas.
Cualquier amargura que sintió su cuerpo se fue por las palabras tan carismáticas que estaba diciendo el chico eléctrico, haciéndola pestañear varias veces hasta que no evitó reírse continuamente teniendo que cubrirse su boca con una de sus manos para evitar el hecho de que riera demasiado sin querer. De verdad le caía bien, tenía una aura de tranquilidad y a su vez amabilidad, agregando lo carismático y simpático que era. De verdad le agradaba.
—Gran idea —rio un poco viendo como Kirishima venía devuelta bastante sonriente; él poseía una aura fuerte y entusiasta. Ya lo consideraba alguien fuerte—, pero créeme, no querrás una vida así —concluyó agitando una de sus manos.
Denki pestañeó un par de veces por lo que dijo, sintiéndose más intrigado por sus palabras. La verdad aún como la mayoría quisiera tener una vida de "lujos" como podría imaginarse sobre la chica aunque pareciera bastante segura al decir aquellas últimas palabras aunque le provocó más intriga que nada.
—¿Quieren que los llevemos a casa? ¡no tengo problema con eso! —exclamó amigable la pelirroja sacándolo ahora a él de sus pensamientos, mostrando sorpresa por su ofrecimiento que era tentador. Tenía pereza de caminar.
—¡Oh, eso sería genial! Por mi está bien, si no hay problema —habló un poco emocionado el otros pelirrojo sonriente, recibiendo un asentamiento de la chica—. ¿Tú qué opinas, Kaminari?
Éste mismo hizo una pequeña pausa por aquello, colocando su mano en su mentón en una pose pensativa hasta que habló. —¿Y perderme la oportunidad de no caminar por hoy y estar con una linda chica? Claro que iré, gracias, Tsubomi. —asintió alzando su pulgar con una sonrisa
Hatsulin nuevamente soltó una pequeña risa por sus palabras y por su acción, sintiéndose ligeramente avergonzada por como se refirió a ella aunque no le molestó demasiado. Más que nada le provocó un casi imperceptible rubor en sus mejillas.
—¡Entonces, andando!
FINALMENTE SE HABÍA DESPEDIDO DE KAMINARI al ser el último que quedó en el auto luego de dejar a Kirishima en su hogar. Incluso este mismo intercambio contactos con ella al igual que Denki, cosa que la desconcertó ya que no creyó que tuvieran la buena impresión y hasta confianza de poder intercambiar números.
Aunque no le molestaba demasiado, era agradable tener buenos conocidos en su vida, aunque no sabía y pensaba que no tenía porque considerarlo un amigo ya que apenas se conocen, aparte de que le daba cierto temor de tener ese tipo de relación de amistad. La amistad con Shinsō perduraba debido al tiempo y el hecho de que se había convertido en un pilar en su vida.
Aunque no niega el hecho de que, varias veces llegó a pensar, estar totalmente sola, sin tener alguna amistad. Con todo lo sucedido prefería estar en soledad y no provocar que alguna persona que se quede a su lado salga lastimada, sería un duro golpe para su ya lastimado y roto corazón el perder a alguien más, sobre todo, desde la última perdida que tuvo y había sido una de las peores para ella.
Aunque todas las pérdidas en su vida eran las peores, y se sentía demasiado culpable desde ese entonces hasta ahora.
—Señorita Hatsulin.
Sus ojos se abrieron ligeramente al escuchar la voz del chófer del auto, saliéndose de uno de los ya varios trances que ya ha tenido hoy. Quitó su vista de la ventanilla del auto un tanto desconcertada, dirigiendo sus orbes azulados y grandes hacia el mayor quien miraba el camino mientras manejaba pero a su mismo tiempo, la observaba por el retrovisor con cierta preocupación y a su mismo tiempo atención.
Hatsulin siguió con una mirada un poco opacada por los pensamientos que había poseído hasta que volvió a reaccionar, volviendo aquel pequeño brillo en sus pupilas y una expresión más suave en ella. Pestañeó varias veces hasta que inclinó su cabeza y le sonrió con aquel toque de entusiasmo y calidez.
—Ya te he dicho que sólo dime Hatsulin, Sosuke-san —le dijo con un tono suave y a su vez dulce—. ¿Que sucede?
El castaño torció un poco sus labios por lo dicho de la jovencita de cabello rojizo pero simplemente siguió manteniendo aquella expresión seria y algo dura en su rostro pero a su mismo tiempo apacible. Se quedó unos segundos en silencio pensando con cuidado las palabras que podría formular para no incomodarla y provocarle aquellos trances de sus recuerdos que suele tener con una simple palabra.
Después de unos segundos, el mayor y conductor, finalmente habló. —¿Se encuentra bien?
La chica se quedó en silencio con sus ojos más abiertos de lo normal e igualmente teniendo sus labios un poco abiertos en una expresión un tanto imprevista.
La pregunta rondó varias veces por su cabeza en un intento de que pudiera procesar aquella pregunta, hasta que su voz resonó nuevamente en su cabeza como rebobinando lo que dijo, comenzando a pensar continuamente su pregunta con cuidado; ¿ella estaba bien?
Eso era algo que se preguntaba, porque no consideraba que ella estuviera bien. Desde lo sucedió con su padre en adelante, ya no estaba bien; Katashi se fue llevándose con eso el amor -aunque él no haya sido muy amoroso- de un padre, le arrebataron a su abuelo enfrente de sus ojos, la tuvieron en cautiverio como un animal al someterla encadenada incluso con bozal, las personas buenas en aquel infierno fueron alejadas de varios formas y demás, llegando con su abuela y otros acontecimientos más, agregando la secundaria que no hizo más que dejarle en su mayoría una grieta más a su corazón.
Realmente ella no estaba bien.
A veces sólo pensaba en cerrar sus ojos, y no volver a abrirlos más. Agitó varias veces su cabeza para evadir esos pensamientos normalmente involuntarios que aparecían en su mente. Se había prometido no pensar más así para no volver a preocupar a su madre, ella ya tiene sus problemas como para darle otro más.
Rápidamente le dedicó una sonrisa hacia el de cabellera oscura, de forma un poquito temblorosa ante los ligeros nervios que aparecieron en ella pero que no demostraba. Cerró sus ojos mientras que sus manos de forma disimulada se apretaban un poco.
—¡No debes preocuparte, Sosuke-san! —primero exclamó la chica con aquel tono vivaz que suele poseer, aunque un poco más suave de lo normal—. Yo estoy bien así que no te agobies con esos pensamientos. ¡Yo estoy bien! —finalmente respondió a su duda y preocupación.
El mayor miraba aún unos segundos por el retrovisor del auto manejando con suavidad, sus labios volvieron a torcerse un poco y sus ojos eléctricos quedaron en la carretera para no terminar provocando un accidente o otro daño físico a su contraria. Ella ya ha sufrido bastante sentimental y físicamente como para que por su imprudencia la lastime. Siguió en silencio varios segundos tratando de considerar y pensar en la forma que lo dijo.
Si algo aprendió esos años como su chófer y podría decirse que cuidador, también quizás un amigo ya que ella varias veces le ha dicho que lo consideraba así a pesar de ser mayor, era saber cuándo la chica realmente estaba bien. Lo notaba en el timbre de su voz; notó que no decía la verdad por lo ligeramente apagado que se escuchó su voz.
Suspiró con pesadez, apretó de igual manera un poco el volante del auto. No le diría nada, ya que cuando lo hace desviaba el tema sin que se diera cuenta. Sólamente dejará y esperará a que ella misma le cuente cómo se siente realmente.
Aunque temía si de verdad algún día lo hará.
—Ya veo... —fue lo único que respondió Sosuke en un pequeño susurro que Hatsulin alcanzó a escuchar debido al extenso silencio de aquel lugar, por lo que volvió a mirar por la ventana.
De forma disimulada suspiró profundamente, apenas y haciendo ruido al exhalar con su respiración; la verdad, varias veces ha pensado en ser sincera por una vez por todas y decir "no estoy bien" sin embargo, por la cobardía y el profundo miedo que aún poseía en su interior de "pedir ayuda" no se ha ido desde lo sucedido en Nakano, no decía ni una sola palabra. Se guardaba las cosas para ella sola para seguir en solitario con lo que verdaderamente sentía.
Tampoco quería preocupar al buen hombre que estaba trasladándola por el auto, él tenía sus propios problemas, como suele decirse o al menos, pensar de la mayoría; tienen sus propios problemas.
CAMINABA AHORA POR ENCIMA DE LO que era la humedad de aquel lugar que para otros era lo más triste pero que para ella era un lugar de desahogo, de tranquilidad en dónde le recordaba lo triste que vivió, en dónde le recordaba a aquellas personas que había perdido y ahora descansaban en paz. Para Hatsulin, el simple hecho de poder visitarlos era un modo de distracción y desahogo al mismo tiempo.
Su rostro era ciertamente sin energía, como si se viera triste y al mismo tiempo monótona; la verdad, a Hatsulin le provocaba una fuerte tristeza a su quebrado corazón el ver o saber que alguien importante para ella falleciera y viceversa, sin embargo, eso no evitaría la necesidad de así sea ver a dicha persona y poder simplemente pensar.
Aquel lugar era como un tipo de revoltijo de emociones.
Volviendo a la escena, primeramente llegó con la persona que más quería y admiraba; su abuelo. Podía ver con atención su nombre junto con sus Kanji's en la lápida tan grande en dónde debería estar el hombre más fuerte que ha conocido en su vida, el cual por primera vez había mostrado una enorme confianza por ella y la había ayudado a ser más fuerte que antes. Ese hombre que se había sacrificado, que había luchado por ella...
Y había fallecido por su culpa.
No era mentira que ella seguía culpándose por la muerte de su abuelo. Había sido claramente muy traumático para su "yo" de ocho o nueve años ver como enfrente sus ojos degollaban a su abuelo, era claro que aparte de quedar con un trauma, quedó con ese pensamiento. Que ella fue la culpable de su muerte, que no fue capaz de ayudarlo o hacer algo. No sólo eso, si no de todos; Hatsulin creía firmemente que por su culpa todos murieron: Su abuelo, Senshi, Hiroshi, Kiyama, Melly, posiblemente Keizuke y aquel chico que fue el primero de su edad en ese entonces en ver algo bueno en ella, en hacerla sonreír después de tanto.
Para Hatsulin, todas esas muertes fueron su culpa. Ella era la culpable por no ser capaz, por no ser fuerte para ayudarlos o salvarlos.
—Hatsulin.
La mirada de la chica siguió fija en aquella lápida, ahora se veía con una mirada más triste que nada, las comisuras de sus labios estaban hacia abajo y sus cejas caídas a sus lados; era una expresión claramente decaída. Sosuke podía notarlo y aquello era algo que sinceramente lo colocaba triste; él trabajaba allí para los Tsubomi unos años antes de que Hoshi muriera y lo conoció, era obvio que le dolió a él también su muerte.
Entre Hoshi y Atsuko, Hoshi siempre fue y será él que más le dolió su muerte y tuvo su aprecio y respeto.
Con Atsuko era obvia la respuesta.
El suspiro de parte de su responsabilidad de cabello rojizo fue lo que lo sacó de sus pensamientos; dirigió sus ojos eléctricos hacia ella con preocupación viendo como estaba con sus manos juntas, rezando debido a sus ojos cerrados. Se quedó en silencio por eso y después miró hacia la lápida y cerró sus ojos juntando sus manos también mientras agachaba su cabeza.
Así era la forma en la que la apoyaba y daba su pesar también hacia Hoshi. Teniendo informado vagamente lo que sucedió con Hatsulin, sabía que para ella era más doloroso ante el lazo que tuvo con él y por haberlo visto perecer enfrente de sus ojos. Le sorprendía era que seguía estando lo suficientemente cuerda después de eso.
O eso parece.
—Si gustas, puedes acompañarme a visitarlo a él también, Sosuke-san... —escuchó su voz de forma suave y apagada viendo sus cabellos rojizos balancearse un poco cuando se encaminó hacia otra dirección luego de rezarle a Hoshi, reaccionando de igual manera.
Hatsulin, quien fue seguida con cautela por Sosuke después de todo, se acercó a otra lápida, una diferente pero que le provocaba un dolor casi igual de intenso y sofocante que el de la muerte de su abuelo. Sus pies se detuvieron justo enfrente, mostrándose igual de bien cuidada que la tumba de Hoshi. Veía con sus orbes apagados aquella superficie rectangular en dónde veía aquel nombre de la persona que fue bastante importante para ella.
Sosuke mantenía su mirada más que nada en la chica con confusión y a su vez, aún con aquel toque de preocupación por el estado de la chica; notaba y sabía con claridad que a ella le afectaba mucho ir a ese lugar. Aunque era extraño, era como si le afectara pero también la relajaba de alguna, sobre todo después de que Atsuko le daba aquellos violentos castigos; Hatsulin le pedía que la llevará allí y si no, aún así iba, por si misma.
Dejó salir un suspiro para ver a la otra lápida que, aunque no haya conocido bien a quien estaba bajo tierra, sabía el fuerte impacto que tuvo con su fallecimiento. Sabía lo importante que fue y sabía, lo doloroso que también era.
—Quizás —escuchó decir a Hatsulin provocando que la mirara inmediatamente; seguía teniendo una expresión triste— quizás lo mejor para mí y para los demás es que me quedé en la soledad...
Sosuke mostró confusión y al mismo tiempo sorpresa de escucharla decir algo como eso porque sabía cuál era los significados de aquellas palabras; que lo "mejor" era quedarse sola. La verdad, en su opinión, eso no era lo mejor, aislarse de todos no es la mejor solución aunque comprendía porque lo decía más no era la solución correcta.
—Pero, Hatsulin, usted no tiene porqué alejarse de los demás —trató de hacerla aclarar la mente—; como amiga, es más que claro que es alguien leal y agradable, sus amigos de la secundaria lo confirman. No piense que es lo mejor quedarse en solitario, eso no es bueno para nadie.
Hatsulin no respondió nada, al menos no al instante ya que seguía viendo la lápida con una gran tristeza. A los segundos habló.
—Ellos ya no son mis amigos —dijo con voz algo apagada—. La verdad, no tuve porque relacionarme con ellos, por qué lo más seguro es que si yo no me hubiera relacionado con ellos... —hizo una pausa, apretando una de sus manos—... si tan sólo no me hubiera hecho amiga de ellos... —sus párpados cayeron levemente en una dolorosa mirada triste, aquello Sosuke lo supo por el nudo en su estómago—; si yo no los hubieras tenido de amigos, Ryuu seguiría aquí...
«Ryuusen Yūta»
Finalmente se mostró en el ambiente el nombre de la lápida, el nombre de aquel fallecido que era una profunda grieta más en su corazón; el primer amigo que tuvo después de lo sucedido en Nakano, conociéndolo antes de tener la oportunidad de reencontrarse con Shinsō. Aquel joven que fue importante para ella; la fecha de su fallecimiento no fue hace mucho, apenas iba a los dos años desde que murió, y si la muerte de su abuelo la sentía fresca, la de Ryuusen era la herida más fresca que tenía.
El hombre de ojos eléctricos se quedó mirando con una mirada algo desorbitada hacia la pelirroja, pudo notar como temblaba y ahí supo que estaba aguantando las lágrimas, las lágrimas que a pesar de haberse derramado infinidad de veces, por infinidad de razones, seguían fluyendo por sus ojos que eran considerados hermosos y brillante pero que sufrían y en realidad estaban opacos.
—Pero Hatsulin, lo sucedido no fue su culpa. —dijo el castaño cohibido por el pensar de la menor—. No piense de esa manera. Si haces más amigos no sucederá nada, así como el chico que mencionaste de la clase, Iida ¿no? O los chicos que llevamos a casa. —trató de animarla.
—Si es mi culpa, me he dado de cuenta que siempre sucede ese tipo de cosas cuando estoy yo —murmuró apretando sus puños— Iida-kun... él no es mi amigo, lo que dije simplemente lo dije. No lo dije de verdad, yo no merezco amigos. Lo mismo con Kaminari-kun y Kirishima-kun, ellos son agradables pero yo no merezco ser su amiga.
—Pero Hatsulin...
—Yo no los merezco, no merezco tener amigos, no merezco que alguien me quiera, no merezco nada. Ellos están en peligro conmigo, prefiero estar en soledad a qué alguien más muera por mi culpa.
Hatsulin tragó saliva con fuerza notando como su cuello se tensaba ante aquel accionar, desvió la mirada hacia el suelo provocando que sus cabellos cubrieran su vista dejando en shock todavía al de ojos eléctricos. Sus manos se apretaron con cierta impotencia hasta que respiró muy hondo.
Luego de varios segundos la chica levantó la mirada hacia el mayor que seguía en shock, más cuando vio que la chica tenía la expresión dulce -que aparte de la decaída- que suele tener, con una sonrisa pero a comparación de las otras, se veía forzada y aunque mantenía sus ojos cerrados, sabía que aguantaba las lágrimas.
—Vamos a casa, Sosuke-san, por favor. ¡Lamento esto! —se disculpó con una reverencia para darse la vuelta y encaminarse al auto, sin decir nada dejando al hombre en su lugar, paralizado. Tardó un poco pero con pasos dudosos la siguió e hizo lo que dijo, aún estando confundido y preocupado por la forma en la que pensaba.
No se sorprendía, con vivir aquello en Nakano y perder a varias personas por decisiones que ejecutaba le dejó un grave daño. Aunque también le sorprendía lo fuerte que podía ser en el sentido de que ella se mostrara animada y entusiasta ante todos; sabía porque, sabía la razón de que lo hacía y a su vez admiraba como su corazón herido sea lo suficientemente fuerte para demostrar confianza, a pesar de que ella se sintiera mal.
Esperaba que las cosas cambiarán y aquella solitaria chica tuviera un impacto positivo está vez.
.Vamos, no esperen que todo el tiempo se muestre alegre.
Les daré una pequeña aclaración.
Hatsulin muestra confianza y entusiasmo para contagiarselo a otros, para hacer sentir seguridad en otras personas ya que ese es uno de los intensivos para ser heroína aunque realmente ella sigue bastante afectada por todo aunque no está peor como antes.
¿Qué tal la escena del cementerio? ¿que creen que sucedió? ¿qué más cosas sucedieron en la secundaria con Hatsulin?
Dejen sus teorías 👉
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