❪𝟭𝟲❫ ; 𝘁𝗵𝗲 𝗮𝗰𝗮𝗱𝗲𝗺𝘆 𝗼𝗳 𝗵𝗲𝗿𝗼𝗲𝘀.
❪ARC TWO; WINGS❫
*╔═══❖•ೋ°💙°ೋ•❖═══╗*
CAPÍTULO DIECISÉIS;
LA ACADEMIA DE HÉROES
❛Más allá❜
┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
━━━━━━━━━━━
DEJÓ SALIR UN PEQUEÑO SUSPIRO MIENTRAS aún seguía pasando las hebras del cepillo por su cabello rojizo, haciendo una pequeña mueca cuando se hacía a si misma pequeños jalones al tenerlo ahora entre enredos. Le gustaba su cabello pero lo que no le gustaba era cuando se enredaba de esa manera. Una vez cuando se despertó a la hora que suele despertarse duro treinta minutos o más en alisarlo, bueno; colocarlo en su estilo de siempre.
—¿Que hiciste para que tú cabello terminara así?
—Yo también... ay... me lo pregunto, Hitōshi-kun.
El de cabello morado negó con su cabeza levemente a su par que cruzaba sus brazos con su espalda apoyada en la pared del patio, mirando el cielo con una expresión tranquila, bueno, teniendo la expresión que normalmente suele tener. Bajó su mirada hacia la pelirroja quien a estaba peinándose los cabellos que sobresalían a los lados de su cabeza por naturaleza, Yuu también estaba allí pero recostado en el suelo.
—Eraser... ugh... Head y Present Mic también estaban allí —siguió hablando entre pequeños jalones la chica de la cicatriz—. No sé por qué se me olvidó el nombre de Eraser Head cuando estaba enfrente mío, si es el héroe que más te gusta... —dijo concentrada, teniendo la mirada seria de su amigo en ella—. Me siento mal por olvidar su nombre. ¿Debería haberle pedido un autógrafo?; sería gracioso pedirle uno para Hitōshi aunque no me llame así.
—Ya, deja eso —se quejó un poco el más alto, rascándole la cabeza al Husky albino—. Yo simplemente ví a... Present Mic, nada importante, ni siquiera quedé en el departamento de héroes. —se encogió de hombros como si no le importará eso aunque Hatsulin podía darse de cuenta que si le importaba.
Volteó a mirarlo al notar los sentimientos de decepción que poseía, pero al mismo tiempo podía sentir cierta tristeza provenir de él. Sus labios se juntaron por eso, dejando el peine a un lado suyo mientras seguía observando como el más alto simplemente le daba pequeños mimos al enorme perro que era casi de su tamaño; Yuu de verdad había crecido.
Hatsulin observó unos segundos al perro y después a su amigo teniendo una mirada bastante fija y atenta que Shinsō pudo notar más no hizo o dijo nada ya que estaba acostumbrado a sus raras miradas fijas, sobretodo con los años que han pasado siendo amigos, así que siguió acariciando al peludo perro sin decir palabra alguna.
Aunque la Tsubomi si estuvo apunto de abrir la boca para decir algo, apenas diciendo la primera sílaba de su nombre cuando Hitōshi tomó la palabra;
—Me disculpo —dijo de la nada, dejando en silencio a la pelirroja por la confusión que sintió—, me disculpo por haberte hecho perder el tiempo al ayudar a prepararme para la prueba de admisión, aunque tus entrenamientos son muy intensos no fueron de ayuda ya que no supe cómo ejecutarlos y terminé en la sección que termine; la C, sin sentido alguno —bajó la cabeza. Hatsulin lo miraba atentamente y con sus cejas caídas, dejando que hablara antes de actuar—. Soy un inú...
—Bueno, no me resistí. ¡Discúlpame por interrumpirte! pero no hables más —Hatsulin agitó ambas manos como si fuera a llamar su atención aunque con sólo hablar e interrumpirlo lo hizo. Hitōshi la observó confundido—. Ya se lo que ibas a decir y no es verdad, Hitōshi-kun, no eres un inútil ni nada. ¡Eres una maravillosa persona! —exclamó con sinceridad y entusiasmo, buscando animarlo—. Si, la prueba no resultó como querías pero no debes desanimarte por eso por qué apenas está comenzando esto y sé, tengo el presentimiento de que terminarás siendo un gran héroe.
Hitōshi la observó unos segundos con cierta sorpresa y después desvió la mirada, apretando una de sus manos. —Lo dices tú qué entró fácilmente por recomendación —escupió en un murmuro—. Y no digas tonterías, estoy en la clase de apoyo, no la de héroes. Después de todo me lo imaginé, no creo poder ser de todas maneras un héroe... Tu sabes bien que la mayoría cree que mi quirk es el de un villano y creen que yo también lo soy.
—Si, entré por recomendación pero por qué hicimos una prueba, como tú y los demás. No soy especial ni nada como pretendes decir —aclaró con firmeza colocándose enfrente de él, tomando sus hombros—. No pienses en eso, Hitōshi-kun. Tu quirk no es el de un villano, ni tú lo eres, sólo eres extravagante —sonrió—, y no te desanimes tan fácil. Con esfuerzo de alguna forma llegarás al curso de héroes y serás un héroe. No lo niegues, ¡piensa más allá!. —y lo agitó de los hombros.
El más alto simplemente se dejó como si fuera un muñeco, teniendo una mirada bastante inexpresiva pero a su vez anonada de lo que había dicho su cercana. Aunque tampoco podía sorprenderse demasiado, por mucho que cuando la volvió a ver en lo sucedido de Nakano y que perdieran un tiempo contacto al mudarse y demás, tenía ese toque de querer animarlo, incluso cuando estaba claramente afectada.
Muchas veces se preguntaba cómo y porque sonreía tanto con lo que le sucedió, aunque tampoco tiene muchísima exactitud de lo que pasó en dónde la tenían cautiva aunque si le dijo algunas cosas, que entendía que le dijera pocas ya que no era demasiado fácil decir algo como lo que vivió. Había pensado que con lo que pasó no sería así... Para él, ella es un completo misterio.
Hitōshi al estar finalmente enderezado la observó con seriedad y a su vez una mirada decaída y algo avergonzada de que estuviera animándolo así.
—Lo niego por qué es la realidad; no estoy en el curso de héroes y no creo ni sé cómo entrar —suspiró pesadamente, negando con la cabeza. Se encogió de hombros sin más—. Pero esta bien, supongo. Digamos que si lo seré.
—¡No, de verdad! Tengo un presentimiento de que tendrás una oportunidad —luego quedó en silencio unos segundos, soltando sus hombros y sonriéndole con ánimo y dulzura—. ¡Ya sé!, necesitas un abrazo. ¿Quieres uno? ¿te doy un abrazo?
—¿Qué? No, no lo digas como cuando éramos niños de siete años... —se quedó en silencio cuando aún así la chica lo abrazó. No dijo nada al instante, sólo suspiró y luego hizo una mueca—. Aunque la niña de siete años aquí eres tú...
—Pero si querías el abrazo... ¿verdad?
Hitōshi guardó silencio varios segundos y después, le revolvió levemente el cabello. —Ya, no molestes con eso, rara.
—Está bien, raro —respondió nuevamente con ánimo como si el desánimo fugaz que tuvo se fuera—. ¡Ten un poco de ánimo, Hitōshi-kun! ¡entraremos a la U.A.! ¡entramos a una academia de héroes! —exclamó con sus brillos en sus ojos azules.
—Ya dije que estoy en la C y no en el departamento de héroes —dijo con seriedad el chico quedándose en silencio hasta suspirar y sonreír muy ligeramente de lado—. Pero si, tienes razón, entraremos a una academia de héroes...
AMARRÓ COMO SE DEBEN LOS LISTONES DE SU CABELLO manteniendo su mirada en el espejo, observando con atención y a su vez ánimo el hecho de que tenía el uniforme de aquella prestigiosa academia, con la chaqueta y todo. Se sentía bastante emocionada, quería saber que pasaría en esos tres años con esa generación y si habría similitudes en las anécdotas de su madre y sus hermanos.
Apretó los dobladillos de su pecho con una reluciente sonrisa que era iluminada por la luz de su habitación, ya que aún estaba oscuro al haberse levantado aún bastante temprano, debido a la maña que le quedó de Nakano y ella misma se hizo al no poder dormir hasta ciertas horas por malos sueños.
Se quedó observando su reflejo con atención, suavizando poco a poco su expresión hasta que su sonrisa se quitó por una expresión algo nula y a su vez, triste al haber desvíado sus ojos a su pulsera. Se quedó observándola en el reflejo del espejo y luego se miró personalmente a si misma, levantando su muñeca a la altura de su rostro para poder tocar con sus dedos la textura de aquel accesorio que era muy importante para ella.
—Lucharé y viviré por otros, Senshi-kun, Keizuke-kun... abuelo —su tono de voz se hizo bastante bajo por mencionar lo último, colocando una sonrisa que parecía más una mueca al aguantar las lágrimas.
Se miró al espejo viendo su uniforme y observando sus facciones un tanto desfiguradas ante la fuerte mueca que sostenía en una sonrisa. Siempre, sin darse de cuenta, se quebraba de esa forma estando totalmente a solas ya que a veces ni podía aguantar ese sentimiento.
Un tembloroso y pesado suspiro salió de entre sus labios provocando que una lágrima traicionera bajara por su mejilla derecha, pasando por la cicatriz. Al apenas pasarla la limpió con el dorso de su mano mientras sorbía levemente la nariz, bajando la mirada.
A los segundos levantó el rostro, colocando una sonrisa bastante tranquila pero a su vez triste que se veía en el reflejo del espejo.
—Lo haré, por ustedes...
OTRA VEZ ESTABA ALLÍ EN LA ACADEMIA U.A., PERO no como visitante y no como una prueba, estaba allí como una estudiante oficial. La correa de su maletín lateral pasaba por su cuello, pecho y al final su cadera al sostener el maletín dónde llevaba sus cosas, su mano apretó dicha correa con fuerza mientras su cabello había danzado un poco con el viento, observando los grandes ventanales de la academia.
Un pequeño suspiro salió de entre sus labios aún en la entrada de la academia luego de dar la identificación escolar al escáner de la puerta para poder pasar sin problema alguno. Ya habían estudiantes circulando por el lugar, ya sea nuevos o los que ya estaban con anterioridad.
Una mano se posó en su hombro haciéndola salir un poco de su trance, volteando a mirar inmediatamente hacia allí para observar los ojos rojizos de su hermano verla luego de haber salido del auto y haber ingresado ya por costumbre. El mayor le dió una sonrisa.
—No te pongas nerviosa, Imōto. Todo saldrá bien, yo también me sentí así el primer día —le dijo Takeshi sosteniendo mejor su mochila, dándole una sonrisa comenzando a caminar y haciéndole un ademán para que lo siguiera, Hatsulin no tardó en seguirlo.
Puede que ya con anterioridad había estado allí tanto primero por su abuelo como después por su hermano Kazuto pero el hecho de estar allí ahora como una estudiante era algo que la sorprendía. No había visto el lugar tan lleno. Miraba a su alrededor con curiosidad y sus labios apretados viendo el pasillo lleno de estudiantes de diferentes apariencias que tenían que ver con su quirk o con apariencias comunes.
Se sentía un poco más tranquila con su hermano a su lado, tal vez estuviera con Hitōshi pero cuando le dijo que si podría pasar por él y llegar mientras juntos en la academia se negó al decir que no era necesario y ahora estaba allí; sola, sin conocer a nadie que no sea su hermano, o Hitōshi, o Shōto...
Bueno, el punto era que estaba algo sofocada y muy nerviosa.
—Bueno, ahí está tu salón: la 1-A —señaló su hermano haciendo que la menor mirara hacia allá con curiosidad, viendo de nueva cuenta la enorme puerta de su aula—. No te perdiste, así que mi trabajo ya terminó aquí.
Hatsulin lo miró un poco indignada, haciendo un ligero puchero, bajando ahora la mirada. —Estoy segura de que yo no me hubiera perdido, muy posiblemente hubiera llegado bien estando sola.
—Sólo digo —rio un poco el de la bandana, acercándose a ella para dejarle un beso en su frente al echar los cabellos de su flequillo hacia atrás para revolverlos—. Ten suerte, Imōto. —dijo levantándole la cara al sostenerle el mentón, viendo sus ojos brillantes—. Sé que te irá bien, no estés nerviosa.
—No estoy nerviosa.
—Si, lo estás, no lo niegues —rio un poco para enderezarse y colocar mejor su mochila en su hombro, dándole una dulce palmadita en su cabeza para comenzar a alejarse hacia otra dirección—. ¡Nos vemos después, Imōto!
Hatsulin se despidió igualmente de su hermano con una sonrisa, arreglándose el cabello ahora despeinado que tenía por la acción de su hermano mayor. Resopló un poco para calmarse, comenzando a caminar hacia la enorme puerta de su aula que justo afuera tenía en grandes letras «1-A». Ni una mínima idea de cómo serán sus compañeros, sólo sabe que su primo estará allí en una rápida llamada que tuvieron, habrá otra de recomendación también... más no conoce a nadie aparte de ellos.
❛En realidad, si estoy nerviosa❜ pensó para si misma rascando su mejilla con su dedo índice con una sonrisa ligeramente nerviosa y una gota de sudor en el costado de su rostro al quedar enfrente de la inmensa puerta. Se preguntaba aún porque era tan grande, aunque al menos ya siendo adolescente no era tan descomunal como cuando venía de niña.
Tomó una pequeña bocanada de aire para empujar la puerta y abrirla para poder ver el salón bastante impecable, con ventanas al otro extremo ya en la pared, sillas organizadas en filas para veinte estudiantes, el pizarrón y el escritorio de los maestros que llegarán a tener. Aunque se veía bastante tranquilo y silencioso, habían pocas personas allí, después de todo se lo espero. Ella es "ligeramente" madrugadora.
—¡Buenos días! —sus ojos viajaron rápidamente hacia aquella voz, viendo a un chico alto y peliazul que usaba lentes, teniendo una pose algo rígida, como la de un militar. Casi al instante, hizo una reverencia pero por ahora se abstuvo a mirar—. ¡Mi nombre es Iida Tenya! ¡es un gusto conocerla, nueva compañera!
Los labios de Hatsulin estuvieron apretados unos segundos mientras observaba con sus grandes ojos hacia el más alto. Poco a poco un pequeño destello apareció en sus orbes y sonrió, ensanchando sus labios sin mostrar sus dientes pero si mostrando una expresión animada.
Al segundo movió su cabeza con ánimo, haciendo una reverencia hacia él. —Mucho gusto también, Iida-kun. ¡Soy Tsubomi Hatsulin! Es un placer ser tu compañera —había dicho dándole una animada y dulce sonrisa—. Te ves como alguien estricto y agradable... ¡me agradas! ¡seamos amigos!
El peliazul se desorientó, perdiendo un poco el equilibrio por la forma tan directa en que lo había dicho, incluso no pudo evitar ruborizarse ante la cierta conmoción y a su vez vergüenza de que quisiera ser su amiga tan rápido, literalmente se acabaron de intercambiar palabras.
—Uhm, esto... ¡está bien, me parece bien! —respondió Tenya ligeramente nervioso y a su vez con un ligero ánimo mientras hacía unas rápidas reverencias hacia ella, yéndose casi al instante a su puesto.
Hatsulin se quedó con una pequeña sonrisa en su lugar, mirando hacia la nada mientras que soltaba una pequeña risita, rascando su mejilla. Le pareció graciosa su reacción al decir aquellas palabras, había percibido buenos sentimientos en él así que había optado en decir precisamente lo que dijo. Le pareció agradable aunque técnicamente se acabaron de conocer, así que podría llegar a percibir algo más en él en el futuro.
❛Bueno, lo hecho, hecho está. Dudo arrepentirme de no ser su amiga❜ pensó mirando hacia el chico aún con su mano en su mejilla. Seguidamente sonrió antes de parecer extraña de mirar hacia la nada, quieta en su lugar. Apretó un poco el cinturón de su maletín, simplemente comenzó a encaminarse hacia cualquier puesto al azar, mirando atentamente cada uno, sonriéndole a los compañeros que veía y hasta ahora eran unos cuantos.
Optó por sentarse en la segunda fila, en uno de los primeros puestos. Había pensando en estar al lado de la ventana pero conociéndose se la pasaría mirando por ahí. Era alguien bastante aplicada en las clases pero su atención en ocasiones se desviaba a alguna cosa trivial así que prefería no arriesgarse y distraerse mucho en clase. Lo último que quiere es recibir un castigo de su abuela, aunque sus brazos de por sí ya están acostumbrados.
Al sentarse miró hacia sus demás compañeros siendo sólo algunos, sin llegar a la mitad aunque poco a poco llegaban uno que otro, comenzando a llenarse el aula. Había visto con disimulada atención a cada uno entrar, se asustó un poco -aunque no haya parecido- cuando entró un enano y se había puesto a mirar "precisamente" a las chicas presentes e igualmente a ella. Le disgustó bastante su mirada que sólamente observó hacia otro lado.
Bueno, la mayoría se veía agradable.
Sintió como tocaban su hombro suavemente, así que giró su cabeza para observar quién era, viendo un rostro ciertamente familiar sonreírle con educación y a su vez calidez. Su sonrisa se agrandó un poco al reconocerla del examen de admisión por recomendación. Es más bonita de cerca fue lo que pensó la pelirroja al ver sus facciones.
—Buenos días —saludó la pelinegra de forma suave, haciendo una pequeña reverencia—. Me alegra verte nuevamente y haber quedado en el mismo salón. Es un gusto hablar contigo, uhm... —hizo un poco de memoria con su dedo en su mentón, y aunque Hatsulin iba a decir su nombre, la más alta se adelantó, dando un aplauso silencioso—, Tsubomi-san.
Una pequeña risita salió de entre los labios de la más baja por su reacción, desde que la vio en la prueba de recomendación se le hizo bastante agradable y aparte inteligente. Le pareció llamativo su quirk, más de una vez quedó anonada cuando sin darse de cuenta ella aparecía con equis cosa en la mano y cuando vio como era con exactitud su quirk, quedó sorprendida.
Hatsulin asintió con energía, levantándose y después tomando cierto atrevimiento, tomó las manos de la pelinegra juntandolas, provocando que ésta abriera sus labios algo sorprendida.
—¡Si, soy yo! También me alegra verte nuevamente, Yaoyorozu-chan —dijo con seguridad y dulzura, recordando claramente su apellido—. ¡Es un gusto para mí estar en la misma clase!. Demos nuestro mayor esfuerzo en este primer día, y espero poder convivir lo suficiente contigo hasta ser buenas amigas.
Momo quedó sorprendida por las palabras que había dicho la de grandes ojos azules, observó su rostro pensando que era una clase de broma aunque casi de forma inevitable fijó unos segundos su vista en su cicatriz pero rápidamente sonrió un poco emocionada.
—Si, Tsubomi-san. —dijo con un tono suave la pelinegra, teniendo un pequeño rubor en sus mejillas ante las palabras tan animadas de la pelirroja que le transmitieron un sentimiento cálido y lindo—. Me gustaría ser igualmente una buena amiga tuya —culminó aún con educación, sacándole una pequeña risita a la más baja.
Hatsulin se había sentido más tranquila por escuchar las palabras de la chica del quirk de creación, había tenido aquel pequeño sentimiento de que haya sido demasiado repentina hasta asustarla o molestarla, aunque en ningún segundo había sentido algún sentimiento negativo venir de ella al haber estado tomando en cuenta ese punto mientras hablaban.
De repente, la pelinegra había pegado un diminuto salto apenas se había escuchado -y visto, al ser Hatsulin quien daba la espalda hacia aquella dirección- la puerta abrirse prácticamente de portazo. La de grandes ojos azules no tardó en ver hacia allí luego de haber soltado suavemente las manos -que eran muy suavecitas, a comparación de las suyas- de su contraria ya por educación, fijando un poco su atención en el recién llegado que había entrado de forma demasiado tosca.
Lo ha visto en otro lado, pero no recuerda bien en dónde. Lo observó un poco al igual que la jóven Yaoyorozu hacia el rubio de ceño fruncido quien fue la persona que entró abriendo la puerta de golpe. Éste prácticamente lanzó su bolso a uno de los asientos aún libres de la primera fila y se sentó, recargándose y subiendo sus pies a la mesa sin importarle nada.
—Se ve molesto... —pudo escuchar la voz de la más alta en un murmuro. Luego ella le sonrió por lo tanto prestó su total atención en ella—. Ya está por empezar la clase, será mejor que me vaya a mi asiento. También está aquí otro compañero de recomendación; Todoroki-san. —Hatsulin colocó nuevamente una sonrisa por aquello, sonriendo.
—Así es, lo sé bastante bien aunque aún así agradezco que me lo hayas dicho, Yaoyorozu-chan.
Luego de haber tenido una pequeña mini conversación, la más alta se retiró hacia los asientos de atrás hacia dónde volteó su cabeza para observar efectivamente a Shōto sentado en uno de los últimos puestos cerca de la chica de la creación.
Sonrió un poco más notando como éste luego de abrir sus ojos ya que los tenía cerrados miró hacia su dirección; agitó levemente su mano de forma energética y con una sonrisa, levantándose rápidamente para poder ir a saludarlo como se debe, saludando otra vez a Momo con una pequeña risa siendo correspondida por ella ya que se habían visto hace minutos atrás, literalmente. A Hatsulin le causó gracia un poco eso, aunque lo hizo por gusto de saludar y educación.
Miró hacia el bicolor que había mirado unos segundos hacia su alrededor hasta verla hacia ella nuevamente, moviendo su mano levemente en una respuesta un poco tarde del saludo de lejos que ella le había dado pero aún así hizo, manteniendo aquella expresión monótona que mayormente tiene, bastante distinta a la sonriente y dulce que tenía justo ahora su prima.
—¡Buenos días, Shōto-kun!
—Buenos días —respondió sin más el chico, haciendo una pausa—, Hatsulin. —y la nombrada rio un poco por ese detalle de que aún así dijera su nombre, le pareció tierno a pesar de la forma seria en la que lo dijo.
Pero bueno, como ella dice; lo hace al estilo Shōto.
Había conversado cortamente con él de igual manera que con Yaoyorozu, tanto por el hecho de que el heterocromatico sea alguien de pocas palabras y por el hecho de que iba a irse devuelta a su asiento en dónde por suerte dejó su bolso para que se supiera que iba allí, aunque si no lo hubiera dejado, por ende, alguien más lo hubiera tomado; no le molestaría y se iría a otro sitio con tranquilidad y sin problema alguno.
Volvió a su asiento, sin saber si era oficial porque no tenía idea si se organizaban por apellidos o algo así o simplemente así eran las cosas; agarras un asiento y ese es tu asiento. Apoyó uno de sus codos en la mesa seguido de su mejilla derecha en su palma, medio cubriendo sin saber parte de su cicatriz, en espera de que empezará la clase y saber que otros compañeros tendría y quién sería su profesor; por mientras se la pasó mirando de soslayo a los ya presentes
Había pegado su mirada sin querer como Iida ahora estaba regañando al joven que dió el portazo por tener los pies en la mesa, siendo prácticamente ignorado. Hatsulin simplemente se quedó observando la escena, mirando con cierta atención al chico rubio cenizo de ojos aparentemente rojizos ya que no podía distinguir con exactitud en su ángulo, aunque técnicamente por la forma en la que se sentó, estaba a su lado.
El rubio a los minutos la volteó a mirar con el ceño fruncido y un rostro entre molesto y desinteresado. —¿Qué es lo que tanto miras, ojos saltones? —gruñó altanero, provocando que Hatsulin no hiciera más que pestañear un poco anonada por sus palabras, absteniéndose a simplemente mirarlo fijamente.
—¡No debes colocarles apodos a tus compañeros! —replicó Iida haciendo unos curiosos y raros movimientos robóticos con sus brazos.
Ojos saltones, ¿de dónde había escuchado ese mismo apodo?, no recordaba bien quien fue la persona que la llegó a llamar de esa forma. Siguió observando un poco pensativa hacia el cenizo que la miraba con molestia y un pequeño tic en su ceja izquierda, hasta alzarla en el momento que Hatsulin le sonrió como si nada.
—¡Buenos días! —saludó de forma cordial y tranquila, como si hubiera ignorado por completo el sobrenombre que le colocó que no le molestaba mucho a decir verdad; sabía que tenía ojos grandes y aparte de que alguien más ya llegó a decirle eso por lo que no le era ofensivo.
—¿Hah? ¿eres sorda o qué?
—¡No seas maleducado con tu compañera! —volvió a regañar el peliazul sin detener sus movimientos de brazos—. ¡Y también, deberías bajar ya tus pies de la mesa! ¡es un insulto para los que la tallaron y construyeron!
Y nuevamente comenzó aquella pequeña disputa, siendo respuestas toscas del ojirojo y sin ninguna pisca de que haría caso alguno. Hatsulin observó unos segundos más para desviar su atención hacia otro lado sin decir nada al respecto de que "si era sorda" ya que prefería ignorar eso y ya, no le importaba después de todo. Literalmente le han dicho cosas peores por lo que estaba acostumbrada.
Miró hacia la puerta en dónde se encontraba un chico de cabello verde rizado junto con una castaña de cabello corto, casi al instante Iida había aparecido en esa posición para hablar un poco, al parecer ya que no es de escuchar conversaciones ajenas, aunque técnicamente todos se están conociendo justo ahora. Su mirada seguía vagando un poquito a su alrededor, viendo a sus compañeros, había conectado miradas unos segundos con un rubio de un mechón negro quién pestañeó sorprendido de haber hecho contacto visual.
Hatsulin simplemente le dedicó una sonrisa sin decir nada, viendo como el chico la devolvía un poco animado y a su vez avergonzado, por lo que siguió observando a su alrededor con tranquilidad y atención, volvió a conectar miradas con alguien más, de ojos oscuros pero a su vez destellantes, viendo a un chico que admite, es guapo, rubio estar sentado en una de las esquinas de la última fila, viéndola con desinterés pero a su vez atención. Lo observó ligeramente confundida ya que se le hizo conocido... pero no recuerda bien de dónde. Volvió a la realidad cuando el chico desvió la mirada aburrido.
Suspiró un poco, después su memoria haría su trabajo y le daría el recuerdo de aquel chico para saber si interactuó con él o sólo lo vio por casualidad en algún lado. Después de minutos volviendo a indagar en el aula, volvió a dirigir su mirada hacia la entrada del aula, viendo algo que la dejó un tanto sorprendida.
—Vayan a otro lado si quieren jugar a los amiguitos —Hatsulin observó anonada y sorprendida hacia el hombre tirado en el suelo en una bolsa de dormir, le recordó inmediatamente a una oruga—. Este es el curso de héroes. —volvió a decir en un tono de voz aburrido y sin ánimo.
Casi todo se había quedado en silencio luego de que haya aparecido tan repentinamente aquel hombre de cara desaliñada. La pelirroja estaba aún pensando que era un hombre oruga aunque vio con un poco más de atención su rostro y el ligero cabello negro que estaba sobresaliendo de los bordes de la cabeza del saco de dormir y aquella cara adormilada y seria.
Pudo observar aún como el adulto se enderezaba de alguna manera aún sin salirse de la bolsa de dormir. Varios se preguntaban quién era y algunos sólamente pensaban cómo rayos había aparecido de la anda en el pasillo y había interrumpido la mini conversación que tenían el pequeño trío en la entrada.
—Bien, tomó ocho segundos para que se quedarán quietos —la pelirroja seguía observándolo fijamente desde su lugar, abriendo su boca levemente; lo reconoció, era Eraser Head, el héroe y maestro que estaba en la prueba con el director junto con Midnight y Present Mic, aunque él sólo había estado en las pruebas físicas. Pestañeó con una pequeña sonrisa cuando lo vio salir de su bolsa de dormir con una cajita de jugo de manzana—. El tiempo es limitado. Ustedes los niños no son racionales. —Oh, es bastante directo. Pensó Hatsulin con una pequeña gota de sudor al costado de su rostro.
Bueno, suponía que deberían ser así los maestros o al menos él. No podía percibir sentimientos malos, aunque podía sentir un poco lo estricto que podía ser por lo que tragó un poco de saliva, apretando sus manos en puños contra la mesa por la inquietud que la había invadido pero trataba de calmarse y no llenarse la cabeza de inquietudes por el chico que se le hizo conocido. Admite que era quisquillosa y muy curiosa al sentir que conoce a alguien pero no recuerda de dónde y se coloca inquieta aunque no lo parezca.
—Soy su profesor de aula; Aizawa Shōta, un placer —habló de forma aburrida el adulto con la atención de todos puesta en él, incluyendo la de Hatsulin quien se enderezó en su lugar con sorpresa, fija en él. Del mismo saco de dormir dónde apareció el jugo de manzana sacó lo que pudo reconocer como el uniforme deportivo de la academia, viendo sus colores; azul y blanco—. Es repentino, pero pónganse esto y salgan al campo. —dijo de la nada, provocando confusión y sorpresa a sus alumnos.
Hatsulin pestañeó un poco y después sonrió, volviendo a apretar sus puños contra la mesa, suspirando un poco. El primer día y ya tenían una prueba, cosa que la inquietaba y a su vez conmocionaba pero aún así daría su mayor esfuerzo.
Comenzó el arco oficial del anime; comenzamos con el Arco de Aprehensión de Dones
¿Cómo creen que le vaya a Hatsulin?
¿Que creen que pasará?
👀
→S H A N X L A B Y X←
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro