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❪𝗢𝟮❫ ; 𝘆𝗼𝘂 𝗰𝗮𝗻 𝘄𝗶𝗻 𝗮𝗻 𝗲𝗻𝗲𝗺𝘆 𝗯𝘂𝘁 𝗮𝗹𝘀𝗼 𝗮 𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱.

ARC ONE; THE ECLIPSE❫
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CAPÍTULO DOS;
PUEDES GANAR UN ENEMIGO, PERO TAMBIÉN UN AMIGO
¿Ser amigos?❜

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©Shanxlabyx
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NO FUE COMO ESPERABA, SI ERA SINCERA. En ese momento, veía algo nerviosa a sus compañeros sin saber qué hacer, hace un momento la maestra y cuidadora de ellos se había ido unos minutos debido a que habían requerido de su presencia, y apenas se fue, comenzó literalmente una tormenta.

Los mismos niños que se veían agradables y tranquilos ahora estaban corriendo, gritando y haciendo un montón de cosas, incluso discutían y peleaban cuando querían el mismo juguete, realmente parecía un caos ahí dentro estando ella parada en medio de todo, mirando de un lado hacia otro con sus orbes azulados, buscando que hacer. Se podía notar el nerviosismo en sus ojos y sus gestos.

❛¿Así son normalmente los niños en la guardería? Creí que serían tranquilos, se veían tranquilos, ¡me retracto de todo, quiero volver con mis hermanos!❜

Pensaba arrepentida la niña de cabello rojizo, volteando una y otra vez su cabeza con nervios. Se exaltó cuando algo cayó enfrente de ella de forma muy repentina; se trataba de un niño que se tropezó, pero rápidamente se levantó.

—¡A la carga! —exclamó aquel niño volviendo a correr, dejando con sus manitos extendidas a Hatsulin al verlo aparentemente bien, aunque pudo notar la nariz de él roja luego de caerse.

Suspiró con una gota de sudor rondando por su mejilla dejando caer sus brazos hacia sus lados, cerrando sus ojos con pesadez, ¿qué podría hacer?, nunca interactuó con otros niños de su edad que no fueran su familia, y sus hermanos y primos eran más tranquilos. Claro, solían ser inquietos como cualquier niño pequeño, pero no así de intensos.

Se quejó levemente cuando sintió como de repente le jalaban el cabello, y al ver se trataba de una niña la cual tenía cabello gris y ojos morados, se sobó la parte de la cabellera que fue jalada, mirando confundida y nerviosa a la niña quien la veía con el ceño fruncido.

—¡No te acerques a Ellen! —¿Quién...? Okey, ahora sí estaba perdida. En primer lugar, ¿quién era Ellen?, en segundo, ¿por qué no quería que se acercara?, y tercero, ella no ha hablado con nadie. La pelirroja la miró claramente confundida, hasta chillar cuando le volvió a jalar el cabello—. ¡Él es mi príncipe, tú apareciste y no me presta atención, tonta, tonta!

—¡Ay, no entiendo! ¡S-si yo ni siquiera he hablado con algún Ellen! —había tratado de protestar la pequeña pelirroja quejándose por los jaloneos de la peligris, quien no dejaba de repetir que no se acercara y demás, ni tampoco de jalar su cabello.

❛¡Mamá, papá y mis hermanos no me dijeron nada de esto! ¿¡Ahora qué hago!?❜

Definitivamente estaba nerviosa, pequeñas lágrimas habían aparecido en sus ojos debido al dolor que ya sentía por los jaloneos, no podía soltarse, no era capaz, ahora el pequeño sentimiento de emoción de hacer amigos se fue. ¿Cómo puede hacerse amiga de una niña así?, estaba nerviosa, asustada y confundida en ese momento.

Chillaba levemente hasta que por fin pudo soltarse a duras penas de las manos de la de cabellera grisácea, sobándose la cabeza con pequeñas lágrimas peligrando salir de entre sus ojos.

—¡No te acerques a mi Ellen, llorona! —la peligris ahora le dió un pellizco en su brazo haciéndola sobresaltarse y chillar por el dolor, ¡esta niña era muy agresiva y celosa! No ha hablado con nadie y ya la andaban acusando, en serio se arrepentía de querer estar aquí.

—P-perdón. —fue lo único que se le ocurrió decir ya adolorida para alejarse rápidamente de la de ojos morados quién había tenido intenciones de pellizcarla o jalarle en cabello.

Quería a su mamá, quería a su papá, quería a sus hermanos y primos, quería todo menos estar ahí, sólo llevaba alrededor de veinte minutos y ya lo odiaba, no le gustaba, ya tenía por alguna razón una enemiga que ni considera así por un niño que ni sabe quién es.

Quería llorar por todo.

Buscó dónde irse o esconderse mientras la maestra viniera, lo único que encontró fue el escritorio que al parecer ningún niño se acercaba, rápidamente se fue hacia allí y se metió debajo, abrazando sus piernas contra su pecho, con sus ojos cristalizados y con un par de sollozos escapando de sus labios.

—E-esto es feo... —murmuró con voz chillona y baja, sorbiendo levemente su nariz mientras las lágrimas ya deslizaban por sus mejillas—. Tengo miedo...

—¿Por qué? —Hatsulin casi golpea su cabeza con la parte de arriba del escritorio por el salto que dió al escuchar de repente aquella voz en el mismo escondite que ella.

Miró hacia al lado suyo, un poco alejada a otro niño que estaba sentado al lado de ella, teniendo su distancia ya que al parecer él ya estaba ahí y acomodado en cierto lugar, la cosa es que no se había dado de cuenta que él estaba ahí. Lo miró unos momentos algo asustada y desconfiada, viendo al niño a sus ojos de color morado al igual que su cabello, que le pareció ciertamente peculiar al verlo revoltoso; no evitó mirarlo un momento.

❛Su cabello se ve esponjoso...❜

Ella estaba sumida en su mundo, viendo el cabello de aquel niño, quien la seguía mirando con curiosidad en sus ojos y algo de confusión por el hecho de que no le prestó atención o no quiso contestarle su pregunta.

—¿Por qué estás asustada? —habló nuevamente el de cabellera algo revoltosa sacando de los pensamientos a Hatsulin quién parpadeó un par de veces para mirarlo—. ¿Por qué lloras?

Hatsulin sólo lo miraba, no sabía que decir, finalmente estaba entrando en una conversación con un niño el cual era su compañero, pero el problema es que no sabía que decir, estaba tan sumida en sus pensamientos de inseguridad que nuevamente no le contesto al ajeno, quién frunció levemente el ceño por no volver a recibir respuesta.

La pelirroja lo seguía mirando de forma fija, al igual que él hacia ella, con la diferencia de que ella estaba entrando en una crisis existencial de que hablar y que el niño estaba comenzando a impacientarse de que su contraria sólo lo mirara y ya, sin hablar ni un poco.

—No diré que eres muda porque cuando llegaste, hablaste —el niño habló nuevamente, tratando de buscar una manera de sacarle conversación a la de perlas azuladas quien no hacía más que verlo sin expresión alguna, sin saber la lucha cerebral que tenía en este instante—. Vamos, Tsubomi, ¿por qué llorabas?

La de cabello rojizo y corto no dejaba de mirar fijamente y con cierta desconfianza al niño, quién se estaba exasperando ya por el simple hecho de que su contraria no era capaz de contestarle: si fueran adolescentes o adultos, no se metería por respeto al verla llorando, pero siendo niños pequeños aún era claro que preguntaría cosas sin pudor.

El niño la siguió mirando unos momentos por el hecho de que seguía sin hablar, él bajó un momento la mirada, suspirando pesadamente. "Tal vez ya le dijeron que no debería hablar conmigo" pensó aquel niño con cierta pesadez al pensar que ya le habían dicho que no se acercara a él, por lo que suspiró, pensando seriamente en irse de ahí.

—Uhm... —balbuceó sin saber que decir Hatsulin mirando hacia sus propias piernas aún abrazadas contra ella, cosa que sorprendió al contrario al verla hablar, por lo que la miró con sorpresa, viéndola sorber nuevamente su nariz ante la mocosa que apareció por sus lágrimas, las cuales limpió sin mirar a su contrario, de quién no tenía conocimiento de su nombre—. B-bueno, yo... Es que una niña que ni siquiera conozco comenzó a tratarme mal porque no quería que no me acercara a un tal... ¿Eilen? ¿Ermin...? —murmuraba la pelirroja confundida por no recordar el nombre de aquel niño desconocido para ella.

Su contrario ciertamente se calmó por el hecho de que si le habló, pero simplemente escuchaba lo que decía, viéndola confundirse y pensar aquel nombre. Lo pensó un poco, y después habló: —¿Ellen?

—¡Si, ese!, no quería que me acercara a un tal Ellen, no sé por qué... Me jaló el pelo y me pellizcó, ni siquiera sé el nombre de esa niña, pero tampoco supe reaccionar, es mi primera vez interactuando con niños de mi edad que no sean familia. —siguió hablando la de ojos grandes y azules, encogiéndose en su lugar mientras sus ojos se entrecerraban ligeramente, mostrándose cristalizados—. Y eso sólo me hace pensar... que no podré tener amigos, si ya una niña no me quiere...

Soltó un largo y tembloroso suspiro, mirando hacia abajo; el brillo en sus ojos temblaba debido al miedo, no dejaba de abrazar sus piernas en ningún momento como si fueran un escudo. Su cuerpo estaba temeroso y nervioso, aún más con escuchar el escándalo de los niños fuera de aquel escritorio que era como un escondite.

Estaba algo avergonzada y nerviosa por el hecho de contarle aquello a un niño desconocido, pero en lo único que pensaba ella era en su inseguridad, siendo algo inconsciente al contar sus problemas, ¿pero que más podría hacer? Aunque no conviva con otros niños de su edad aún, lo que aprendió en su casa es que cuando le hablen, responda, siendo maleducado dejar con las palabras en la boca a su contrario, por lo que por respeto habló, pero a la vez por tristeza.

En serio no fue como se lo dijeron o como se lo imaginó, simplemente quería irse de ahí.

Subió ligeramente la mirada cuando vió algo extendido enfrente de ella dejando de estar encorvada para ver con confusión la mano que el niño le había extendido de repente, viéndolo ahora enfrente de ella: claro, aún teniendo una distancia prudente. Ladeó ligeramente su cabeza hacia un lado con confusión, mientras una de sus manos pasaba por su nariz, sorbiendo ligeramente esta, para ver al niño confundida, teniendo su misma nariz roja.

Pudo ver una expresión normal en su contrario quien se había acomodado enfrente de ella, extendiendo su mano. ¿Por qué lo hacía? ¿le estaba mostrando algo?, no sabía porque lo hacía, simplemente se abstenía a mirar.

Shinsō Hitōshi. —habló nuevamente el niño con tranquilidad sorprendiendo a la de cabello rojizo por su presentación, aparentemente.

Lo siguió mirando sorprendida, pero, sobre todo, desconcertada. Observó su mano y después el rostro de él, que se veía inocente como cualquier niño, mostrando tranquilidad y cierto interés en sus ojos.

—Yo tampoco tengo amigos aquí, a pesar de llevar ya unos meses, no le caigo bien a ninguno tampoco. Pero podríamos ser amigos, si quieres. —dijo él haciendo que la contraria se desconcertara aún más.

Parpadeó efectivamente sorprendida por lo que dijo, viendo nuevamente la mano del tal Shinsō, pero lo que sucedió fue que un brillo se instaló en sus perlas azuladas por lo que él había dicho. ¡Le estaba diciendo que podían ser amigos!

Por inercia fue subiendo y acercando ligeramente su mano hacia la de él hasta tomarla, con cierta desconfianza de su parte, pero a la vez con un toque de felicidad.

Poco a poco una sonrisa fue formándose en los labios de la de cabello rojizo, sin mostrar sus dientes por la aún timidez que seguía sintiendo en ella, pero que en cualquier momento demostraría ya que se sentía totalmente feliz en ese instante. Simplemente creía que no haría ningún amigo, tuvo un poco de ánimos, pero al apenas estar en aquel lugar sin la maestra pensó todo lo contrario y sólo quería rendirse de una vez por todas; pero con sólo aquello, con sólo aquella acción pequeña de parte del pelimorado, que realmente era algo muy grande para la pelirroja, era una cosa que la hacía tener un intensivo de no rendirse: que las cosas se pueden siempre.

—M-me gustaría mucho ser t-tu amiga, Shinsō-kun... Me g-gustaría en serio ser tu a-amiga. —su voz temblaba levemente por la gran felicidad que sentía en esos instantes, al punto de querer llorar, cosa que comenzó a hacer.

—Oye, pero tampoco llores, no es la gran cosa.

—¡C-claro que lo es!

El de cabellera excéntrica y morada soltó un pequeño suspiro por lo que dijo para mirarla viendo como ésta simplemente buscaba como limpiarse las lágrimas que seguían resbalando por sus mejillas. Cuando se soltaron las manos, él abrazó sus piernas, recostando levemente su cabeza en estas mismas, mirándola.

—Eres rara. —comentó nuevamente Shinsō luego de un pequeño silencio entre ambos, finalmente llamando su atención justo en ese preciso momento que Hatsulin había dejado de llorar, más o menos.

La de cabellos rojizos levantó un poquito su cabeza, con sus puños limpiando sus mejillas, mirándolo algo nerviosa.
—¿E-eso es malo...? —susurró ahora algo asustada de que dejara de ser su amigo por ser rara, pero bueno, había que entenderla; sólamente es una niña haciendo una pequeña amistad.

—No. En realidad, yo también lo soy. —dijo sin importancia el contrario mientras mostraba una sonrisa hacia la de orbes azulados, quién parpadeó algo perdida por lo que dijo—. Seamos unos amigos raros.

Era un comentario algo extraño, pero a la vez, sinceramente divertido a oído de cualquiera que lo escuchara, sobre todo cuando se debía de tratar de alguna mujer o hombre adulto que le parecería tierna y rara a la vez aquella conversación, pero bueno, así se podría decir que era una forma de socializar para ellos.

Y para Hatsulin era algo normal, o eso creía ella.

—O-oh... —se quedó pensando un poco la nueva niña de la clase para después esbozar finalmente una gran y resplandeciente sonrisa, asintiendo varias veces. Sus ojos seguían rojos e hinchados por llorar, pero su sonrisa no tenía precio—. ¡Sí! —exclamó algo tímida, pero a la vez emocionada de aquello. Seguía siendo un pequeño y a la vez gran paso para su persona.

❛¡Finalmente he hecho un nuevo amigo!❜

UN GRAN SUSPIRÓ VOLVIÓ A SALIR DE entre sus labios con cierto miedo y temor en su interior por la fija e inquietante mirada que no quería salir de ella desde hace un buen rato y no la ha dejado ni un solo segundo tranquila. Ya estaba bastante nerviosa.

Miró temblorosamente por sobre su pequeño hombro, para volver a mirar hacia al frente rápidamente por saber efectivamente que seguía tratándose de aquella niña de cabellera gris que la estaba mirando feo.

Seguía sin comprender ni un poquito la verdadera razón de que justo ahora esté, básicamente, odiándola por algo que ni siquiera ha hecho ni un mínimo segundo; no tiene ni idea quien rayos es el tal Ellen y ya la anda despreciando por algo que no ha hecho. No sabe quién es Ellen, no ha hablado con él, ¡prácticamente no ha hablado con nadie o tan solo convivido! Bueno, sí lo ha hecho, con Shinsō, pero esa es otra situación de la cual está feliz: es su amigo.

Con él es con la única persona que ha hablado como tal ese día.

¿Y porque rayos estaría ese tal Ellen pendiente de ella desde que llegó? Quizás la niña estaba exagerando y aquel niño sólamente estaba interesado en otra cosa, pero no creía que fuera en ella, ¿quién se interesaría en ella? Simplemente es una pequeña e indefensa niña que no tiene ni idea de cómo socializar y apenas lo ha hecho con una persona, ¡y está orgullosa!, pero también temerosa de ya ganarse el odio de alguien más.

Puede que suene egoísta o superficial que alguien se preocupe por qué otra persona lo odie, pero vamos, es una niña, cuando somos niños siempre tendremos todo tipo de pensamientos que para ellos son inseguros pero que suenan superficiales; pero, ¿quién no va a tener una pequeña preocupación de que alguien te odie porque sí?, debe haber alguna razón en concreto, y en serio no podía creer que por su llegada, alguien más le haya quitado la atención a la peligris, es solo una coincidencia.

Otani-chan. —la voz de la joven maestra había resonado en toda el aula, haciendo que todos los niños y niñas levantarán la mirada de sus dibujos para mirar a la nombrada.

Hatsulin se quedó tiesa en su lugar mientras los nervios comenzaban a invadirla, porque, a pesar de que los niños habían tenido la intención de mirar a la tal Otani, quién era la que estaba detrás de la Tsubomi menor, ésta misma sentía como si la estuvieran mirando a ella. ❛¿Por qué todos me están mirando así?❜. El pequeño cuerpo de la pelirroja comenzó a temblar levemente por tantas miradas "posadas" en ella. Se estaba comenzando a asustar en serio por tantas personas atentas a ella, aunque eso era lo que creía, porque realmente no la estaban mirando.

—¿Eh?,¿Que sucede, sensei? —como un pequeño globo desinflándose, Hatsulin finalmente se había relajado completamente cuando se dió de cuenta que no había sido a ella a quien miraban.

—¿Porque estás mirando de esa manera a Tsubomi-chan? No es una buena mirada la que le estás dando justo ahora, Otani-chan. —regañó levemente la joven maestra con una mirada algo severa hacia la joven niña de cabello grisáceos, quien abrió sus ojos algo sorprendida.

—Eh... Sensei... —murmuró la llamada Otani con algo de nervios, hasta que su fachada sorprendida se convirtió en una victimizada por aquella acusación hacia su pequeña persona. Rápidamente señaló hacia la pelirroja enfrente suyo—. ¡Tsubomi me ha estado molestando!

—¿Eh? —la nombrada parpadeó múltiples veces por aquellas palabras, volteando a mirarla desconcertada; ¿ella la ha molestado...? Pero si ni siquiera ha hablado cordialmente con ella.

Okey, justo ahora a la pobre Hatsulin está por darle una crisis.

—¿Eso es cierto, Tsubomi-chan? ¿Has estado molestando a Otani-chan? Eso no es correcto. —ahora la atención severa fue hacia la nueva niña en el aula, quien volteó rápidamente con exaltación.

Todos los niños emitieron un «¡Oooh!» típico de cuando se sorprenden y se burlan hacia alguna persona en común, y, lastimosamente esa persona en común es Hatsulin: quien seguía exaltada para comenzar a agitar sus manos de un lado a otro.

—¡N-no, sensei!, y-yo no he molestado a Otani-san. Ni siquiera he hablado con ella como se debe, l-la única palabra que me dirigió fue cuando dijo que le iba a quitar a un tal E-Ellen, porque supone que no le presta atención desde que llegué. —hablaba rápidamente tratando de justificarse, mas no sabía si lo estaba haciendo bien.

¡Vamos!, hay que tenerle un poco de compasión, la pobre nunca ha interactuado con niños de su edad aparte de sus primos y hermanos, quienes la mayoría son mayores que ella, pero lo que cuenta es el hecho de. que su familia hasta ahora son sus únicas amistades.

—¿A mí? —se escuchó una voz confundida e incrédula—. ¿No prestarle atención por Tsubomi?, creo que ni siquiera he hablado con ella.

—¡E-es verdad! —chilló Hatsulin mientras temblaba en su lugar, con unas traicioneras lágrimas apareciendo en sus pestañas—. N-no he hablado con él, con el único con quién he hablado es con Shinsō-kun.

—E-eso... ¡Eso es mentira, Tsubomi si me ha estado molestando y alejando a Ellen de mí! ¡ella está mintiendo! ¡Seguramente su quirk es mentir y le lavo el cerebro a Ellen, así como el quirk de Shinsō! ¡los dos son villanos! —seguía reprochando una y otra vez Otani golpeando varias veces sus puños contra el mesón del puesto en dónde ella se encontraba.

—¿V-villanos? Pero si ni siquiera he manifestado mi quirk... Y-y no soy una villana, ni tampoco Shinsō-kun. —hablaba bastante confundida y asustada la pelirroja por aquellas palabras que estaba diciendo aquella niña. Miró unos segundos al pelimorado quién estaba con la mirada baja en su lugar, eso no le gusto para nada, sobre todo al verlo decaído.

—¿Ah no? ¡mentirosa! Y si no es así, ¡eres una buena para nada, tonta! ¡nadie te quiere!

—¡Otani-chan! ¡ya es suficiente! —finalmente la maestra tomó palabra en aquella peculiar discusión entre ambas niñas. ¿Por qué no había hablado en primer lugar? ¡Simple!, dos razones; la primera, estaba en un estado sorprendido por la conversación y los hechos de ambas niñas, y la segunda, quería escuchar que tanto decían, porque en un descuido cualquiera podría decir la verdad.

Como justo ahora.

—¡Esa no es forma de hablar hacia tu compañera!, nadie es un bueno para nada, y siempre habrá alguien que la querrá. Tendré que decirle a tu mamá de este comportamiento inapropiado. —la castaña mayor colocaba sus manos en su cintura en una postura ya molesta y reprochante—. Ahora vuelve a tu lugar, y deja de mirar hacia Tsubomi-chan de esa manera, o deberás ir a la esquina. —señaló al nombrado donde, efectivamente, había una banqueta; la zona de castigo, básicamente.

—¿¡Eh!? ¡P-pero-!

—Nada de peros, ya hablé. —finalizó rápidamente la maestra antes de que siguiera con algún berrinche, viendo como a regañadientes se sentada nuevamente en su puesto.

¿Y Hatsulin? Pues... Hundida en su propia tristeza por el miedo que había pasado hace tan solo unos segundos. Se sentía totalmente insegura en ese momento; ¿por qué la niña había mentido de esa forma? ¿por qué dijo que era una buena para nada? ¿Por qué dijo eso sobre Shinsō? Nada de eso podría ser para nada verdad, ella no era mala, tampoco una inútil... ¿Verdad?, ella podría ser útil cuando pueda, aunque justo ahora...

Sin quirk, no puede ayudar en nada.

Eso es lo que le han dicho varias personas, sobretodo su tío, quién ha mencionado varias veces en su presencia que sin quirk, no puede ser alguien, algo que la confunde, si es así, ¿quién es ella entonces?, porque hasta ahora, no ha manifestado alguna señal de su poder.

La verdad no sabe muy bien que podría ser, no sabe en qué podría ser útil si no tiene lo que la definía; porque así es este cruel pero hermoso mundo, tu quirk es quien te define y te hace ser fuerte, algo... muy cierto. Ella no era fuerte, no era útil, hasta ahora sólo ha servido para una sóla cosa.

❛Sólo para llorar❜ Pensó con tristeza de su parte la niña, terminando en sus propios y conscientes pensamientos lo que rondaba por su pequeña cabeza. Limpió ligeramente las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. ❛Ni siquiera para defenderme sirvo...❜

Soltó un tembloroso suspiro tratando de tranquilizarse, no quería mostrarse débil e inútil en frente de todos esos niños, pero no sabía cómo no demostrarlo. Ella lo que quería era ser fuerte, eso es lo que quiere.

Pero no podía...

Salió de su burbuja cuando algo impacto con su cabeza y luego calló encima de la mesa enfrente de ella. Su nariz estaba ligeramente roja, y sus ojos cristalizados, pero ahora confundidos por ver aquello llegar repentinamente con ella. Era una bola de papel, la cual tomó dudosamente y la desarmó, viendo toda la superficie arrugada, pero con algo escrito.

Otani una dramática.
Yo no creo que seas una buena para nada ni villana.
Ya verás que después serás gran heroína de grande y harás muchas cosas más que ella.

Shinsō.

Parpadeó un par de veces por aquellas palabras. Tal vez se preguntarán; ¿cómo ella puede leer?, pues digamos que tuvo una educación desde pequeña bastante severa, o al menos por parte de su madre, claro que teniendo gentileza parcialmente, pero aprendió lo suficiente como para entender varias lecturas.

Obviamente, lo mal escrito que estaba en la nota pensaba que era así. Agregando que habían palabras que casi ni se entendía pero que con ver el contexto completo podía imaginarse que palabra diría allí. Pero bueno, ahí todos son niños y niñas de cuatro, hasta cinco años, es entendible lo confuso que escriban o lean.

Se quedó mirando aquellas palabras escritas con un crayón azul, viéndolas con sumo cuidado y a su vez con un toque de sorpresa; no se esperó que Shinsō le haya escrito esa nota, si era sincera. Sólo había pensado en sufrir en su pequeño silencio por haber causado tantos problemas.

O al menos para sus ojos.

Realmente, hasta ahora, sólo ha sido una pobre víctima de la crueldad que puede haber en este mundo, por mucho que sea aún una niña pequeña; el sufrimiento estará de alguna u otra forma en su ser, porque el sufrimiento, el dolor, existe de muchas maneras y aparecen en diferentes situaciones dependiendo con la persona. Tomando el ejemplo de Hatsulin, apareció con el rechazo y curioso disgusto y odio de aquella niña hacia ella.

Pero así es la vida, siempre habrá alguien que te odie por alguna razón aparente, ya sea entendible y lógica o todo lo contrario; siempre tendremos en esta vida a alguien a quien le desagrademos, porque nadie puede ser querido por todo el mundo. Por muy maravillosa que sea la persona, no siempre será querida por todos.

Los orbes azulados de Hatsulin seguían fijos en aquella hoja, hasta mostrar poco a poco una ligera sonrisa, como si sintiera un pequeño alivio en su cuerpo; no es por pensar que sería mejor que Otani o algo por el estilo, no por disfrutar que le dijera ese halago o algo así. Se relajó, por saber que al menos había una persona ajena a su familia, que era su amiga.

❛Me alegro mucho tener así sea a un solo amigo...❜

→S H A N X L A B Y X←

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