❪CHAPTER OVA; SPECIAL❫
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CANON!OVA;
AQUELLOS OJOS AZULES
❛sólo sucedió❜
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©Shanxlabyx
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DECIR QUE SIMPLEMENTE ESTAMPÓ LA PUERTA de su casa fue poco, en si estuvo a nada de tirarla hasta el punto que apenas la cerró, se aflojó. Se ganó un buen grito de su madre quien lo estaba recibiendo con tranquilidad, durando unos minutos de gritos hasta que por él mismo cortó la conversación y se fue a su habitación, repitiendo la misma acción de golpear la puerta al cerrarla.
Estaba molesto con todo y con todos, en ese momento no tenía ganas de nada más que de entrenar. Sus ojos ardían aún por el ligero llanto lleno de rabia que había tenido justo antes irse de la academia en donde tuvo una «conversación» con Midoriya Izuku, empeorando el malhumor que de por sí tenía, peor del usual. Terminó incluso lanzando su mochila con brusquedad a alguna parte de su alcoba, sus ojos estaban impregnados de sangre ante la enorme rabia y agitación que sentía todo su cuerpo.
—Maldita sea... —gruñó el rubio de manera tensa mientras se quedó en medio de su habitación, su cuerpo temblaba. Hizo un gesto brusco y se revolvió el cabello con fuerza—. ¡Maldición, mierda! —exclama, pateando con fuerza lo primero que tuvo a su alcance, siendo su propia mochila la cual se golpeó contra los pies de su cama. Volvió a vociferar una queja sonora—. ¡Maldita sea! ¡Carajo! ¡Maldito Deku!
—¡Katsuki! ¿¡Qué rayos te pasa!? —escuchó el reclamo de parte de su madre, Mitsuki, justo en el primer piso de su hogar.
—¡Vete a la mierda! —respondió casi en instinto el cenizo, una respuesta algo impulsiva debido a que su enojo no fue provocado ni iba hacia su madre.
—¿¡Hah!? ¡No me hables así, mocoso!
Katsuki simplemente miró con enojo hacia la dirección de la puerta, siendo sus propias cuatro paredes las expectantes a las traicioneras lágrimas que se asomaban en sus ojos por el propio enojo y la enorme rabia que había en su interior y había estado la mayoría del día luego de clases. Esta vez no respondió ante la queja de su madre, realmente no tenía ganas de hablar con nadie, la verdad lo único que quería era desquitarse, golpear algo, explotar algo. Simplemente quería descargar toda la ira y al mismo tiempo frustración que cargaba encima.
Dió unas enormes zancadas hasta su cama, girándose y dejándose caer sobre su espalda con fuerza. Alzó su brazo y cubrió sus ojos con este mismo, su pierna derecha que aún sobresalía hacia el suelo se movía de arriba hacia abajo rápidamente, mostrando lo ansioso que estaba. Su respiración era pesada y al mismo tiempo agitada, y aunque de alguna manera quería descargar toda su ira, al mismo tiempo trataba de calmarse. También era un problema explotar y destruir su habitación, no quería lidiar con el genio de su madre, que al mismo tiempo era el suyo.
En medio del movimiento de su pierna, un leve sonido de plástico comenzó a llamarle la atención, alzando su extremidad para mirar hacia la dirección en donde venía ese sonido. Elevó un poco su cabeza para mirar hacia la altura de su cadera dónde tenía los bolsillos, observó como algo transparente, que al mismo tiempo cubría algo de un color verde casi neón, sobresalía de su bolsillo. Se reincorporó en un rápido movimiento para poder tomar entre sus dedos aquello que acaparó su enojo, con su ceño fruncido observó la paleta dulce que rato atrás una de sus compañeras, recordando su largo cabello rojizo hecho en dos coletas y sus grandes ojos azules verlo fijamente cuando le dió dicho dulce.
«Bakugō-kun, yo no he pensado ni mucho menos dicho que eres débil. En realidad, pienso lo contrario, eres alguien bastante fuerte.»
Sus cejas temblaron ligeramente al recordar la voz naturalmente enérgica y armoniosa de Tsubomi Hatsulin, provocando que un estremecimiento le recorriera todo el cuerpo, tensándolo una vez más. Su mandíbula se apretó por algunos momentos mientras su mirada continuaba siendo llena de impotencia, sólo por una fracción de tiempo su expresión trató de suavizarse pero volvió a endurecerla hasta proceder a quitar el plástico del dulce rápidamente y llevársela con brusquedad a la boca, casi mordiéndole y haciéndola pedacitos por la cierta ansiedad que presentaba. Sin embargo, conforme probaba el dulce, su cuerpo trataba de relajarse.
—Yo no soy ningún niño... —farfulló con enojo, hablando para sí mismo—. Yo seré el más fuerte, maldita pirómana.
¿TENÍA EL CLARO QUE ERA LO QUE HABÍA SUCEDIDO antes de que cayera inconsciente? Por supuesto que no, es más, estaba extremadamente desconcertado que de un momento estaba en medio del Festival Deportivo y luego, todo se nubló de un momento a otro. Justo ahora no tenía ni idea de dónde estaba, apenas sus sentidos estaban despertando luego de un rato (un poco desconocido para él) de haber estado inconsciente. Apenas escuchaba el eco de unas voces que a duras penas iba reconociendo, aunque había una en particular que parecía hacerlo reaccionar poco a poco, junto con un aroma delicado y a su vez notorio que llegaba a sus fosas nasales.
❛Me pesa... el cuerpo❜ Bakugō enfurece ligeramente su expresión mientras movía su nariz y respiraba con lentitud, una vez más el mismo aroma que parecía ser de un perfume llegó a él. De manera inconsciente la inhaló. ❛¿Qué es eso? ¿Quién está ahí? Donde...❜
—¿Qué sucede...? —escuchó esa voz, esa maldita voz. Se escuchaba desconcertada o eso era lo que pensaba, apenas sus sentidos se estaban despertando, prosiguiendo a revolotear sus párpados y poco a poco irlos abriendo.
Su visión era borrosa y difuminada, tardando un poco en colocarse clara y al mismo tiempo distinguir que era lo que tenía en su campo de visión. Vio una mancha rojiza junto con un par que parecía ser de un tono azulado, frunció el ceño mientras trataba de enfocarse allí y poder darse de cuenta de que era lo que miraba. Poco a poco su mirada se enfocaba, comenzando a distinguir unos peculiares y grandes ojos azules que lo miraban con atención y un ligero toque desanimado que poco a poco iba cambiando por un ligero gesto ilusionado. Se quedó totalmente quieto, viendo fijamente esos orbes azules que ya podía distinguir con claridad, unos que conocía lo suficiente.
Por un par de segundos se sintió perdido, mirando directamente los ojos azules de Hatsulin que lo miraban fijamente y con atención. Sentía como poco a poco su cuerpo dejaba de estar adormecido, moviendo un poco los dedos de su mano. Conforme veía de manera ensimismada el rostro de la más baja, su rostro poco a poco se iba endureciendo y frunciendo poco a poco, volviendo a tener más firmeza en su cuerpo.
—T... Tú... —susurra el cenizo de manera tensa, viendo con sumo detalle las facciones finas de su rostro, pero los segundos pasaban y sólo sentía más y más rabia, la misma rabia que tuvo en medio del enfrentamiento. Hatsulin siguió mirándolo y eso sólo le provocó más enojo—. T-Tú... ¡MALDITA!
En un arranque de molestia, su cuerpo se levantó con brusquedad, provocando un pequeño chirrido en la camilla y que todos los presentes (de los cuales no se había dado de cuenta ya que su atención estaba totalmente impuesta en ella) se sobresaltaran, incluída la pelirroja. Todo por un momento pareció detenerse, comenzando a pasar en cámara lenta mientras en su campo de visión estaba sólamente Tsubomi Hatsulin; se fijaba en su dirección con una expresión sorprendida y al mismo tiempo desconcertada. Estiró sus manos hacia ella en el impulso de su enojo, sintiendo apenas la tela de su camisa cuando la agarró de los brazos. No obstante, sintió de la nada un pequeño pinchazo.
Su cuerpo fue invadido de la nada una enorme pesadez, su agarre trató de mantener su fuerza, pero aquella extraña sensación de adormecimiento lo llenaba cada vez más hasta sentir su cuerpo flojo. Dejó salir un suspiro lleno de parsimonia como si sintiera tranquilidad, aunque más bien sentía sueño.
—Maldita... p-piro... pirómana... —susurró sin muchas fuerzas, su cuerpo continuó volviéndose pesado hasta perder la mayoría de fuerza, inclinando su cuerpo hacia adelante.
Su cabeza quedó justo en el pecho de la pelirroja, siendo más bien algo bastante inconsciente por el sueño que lo recorría por completo y le daba una necesidad de cerrar los ojos, aunque en su mayoría así estaban, casi con sus párpados cerrados.
❛Por qué... ¿me debilite de repente?❜ se preguntó a si mismo, totalmente somnoliento, el agarre en sus manos se aflojó y soltó por completo, dejándolas caerse hacia abajo. Sus orbes estaban entrecerrados, los estrechó un poco más, desconcertado. Escuchaba como los demás hablando, apenas fijándose en su entorno. Lo que más percibía era la pequeña vibración de la voz de Hatsulin al tener su cabeza contra su pecho, pensando inevitablemente en lo suave que era. ❛Huele... bien❜
Cerró sus ojos por varios segundos sintiéndose calmado y somnoliento, pareciendo meterse en una pequeña burbuja mientras estaba en aquella posición, incluso sintiendo como la ojiazul lo sostenía ligeramente, pero tampoco lo apartó. Su ceño se frunció un poco por aquella acción, gruñendo un poco, aparte de sentirse extraño por la repentina debilidad en cada una de sus extremidades, en sí era raro estar así. Sólo tuvo cercanías así con una mujer quién era su madre cuando era un mocoso, y ahora ya es cuando le golpeaba la cabeza cuando peleaban. Para Bakugō Katsuki, era extraño sentir la delicadeza de Hatsulin.
No se sentía mal...
❛Se siente cálida, aún más así de cerca...❜ le gustaba esa calidez, prefería mil veces el calor que el frío. Se sentía atontado en esos momentos, muy poco era lo lúcido que podría llegar a sentirse, pero al mismo tiempo esa sensación de estar sedado le daba algún tipo de tranquilidad. Algo irónico considerando que anteriormente estaba técnicamente con sed de sangre, más bien, sed de pelear.
Sintió otro agarre ajeno en su cuerpo, haciéndolo endurecer por algunos segundos su expresión. Cuando sintió que lo alejaban de aquel calor, por unos microsegundos sus manos se aferraron a Hatsulin como si no quisiera que lo alejaran, pero apenas se apartó, sus manos la soltaron y cayeron hacia abajo como si no tuviera fuerza, aunque en sí no la tenía, sintiendo vagamente como lo sostenían para evitar que cayera al suelo. Alzó a duras penas la mirada en medio de los cabellos rubios de su flequillo viendo cómo Hatsulin se levantó con una expresión confundida, fija en él; apretó una de sus manos como un gesto inconsciente de volver a sostener sus manos contra ella, sintiendo como lo hacían avanzar para salir de lo que había logrado distinguir como la enfermería.
❛¿Qué fue lo que me hicieron? ¿Por qué me están ayudando a caminar? Sueltenme...❜ pensaba el de cabello alborotado y picudo mientras apoyaba sus pies en el suelo y apenas podía tener soporte por sí mismo, miró hacia sus costados viendo a Present Mic y a Midnight ayudándolo a caminar. Frunció el ceño mientras dejaba caer su cabeza hacia abajo, tratando de hacer fuerza para zafarse, pero no era capaz. Es como si lo hubieran sedado.
En varios segundos no escuchó nada, más que los pasos de todas las personas que estaban presentes. Con un poco de pesadez giró su rostro hacia atrás para ver si Tsubomi iba detrás de él, y efectivamente ese era el caso; pareciendo insistente e inquieta referente a él al no quitarle la mirada de encima ni dejar de seguir sus pasos, volvió a sentir algo removerse con fuerza en su estomago e hizo una mueca para volver a inclinar su cabeza hacia abajo con pesadez. Sentía sus pies cosquillear, ya apoyándolos mejor.
❛¿A dónde se supone que me llevan? ¿Van a reanudar la... pelea?❜ su mirada agarró un poco más de color conforme dejaba de sentirse tan desorientado, endureció un poco sus facciones como suele tenerlas, pero seguía viéndose somnoliento, no teniendo lucidez del todo. No prestaba mucha atención a su alrededor, apenas captando lo que sucedía cuando colocaron su espalda contra una columna de metal, haciéndolo tensarse un poco.
—Que mierda... —murmuró a duras penas mientras trató de alejarse, pero lo volvieron a sostener con cierta firmeza, gruñó en voz baja cuando comenzaron a rodearle los brazos con unas cosas extrañas. Mantuvo sus ojos fijos allí notando como parecían ser un tipo de artefactos para apresar sus manos y evitar que se moviera con libertad—. Quiténme estas malditas... cosas. —su voz comenzaba a elevarse de tono mientras trataba de zafarse, se sentía sofocado, en varios sentidos.
Miró más lúcido y con inquietud a los maestros que lo estaban amordazando de la nada, comenzaba a gruñir cada vez más claro mientras se zarandeaba con cierta agresividad; era claro que la anestesia leve que le habían dado se había comenzado a desvanecer. Su torso fue ligeramente hacia adelante cuando sus antebrazos tuvieron más peso de lo normal, escuchándose los sonidos del metal.
Comenzaba a alterarse y conmocionarse por ser apresado de esa manera, incluso no logrando moverse con libertad al tener un tipo de elásticos o correas unidos a esos artefactos en sus brazos que se aferraban a la columna que tenía detrás de él. Miraba de un lado a otro a los maestros totalmente inquieto y molesto de que le hayan puesto esas cosas, se agitaba un poco, apenas elevando los brazos por el mismo peso que estos ahora tenían, incluso tratando de usar su quirk, pero por el material que rodeaba sus manos apaciguaba sus explosiones.
—¿Qué mierda? ¡Sueltenme! —exigía estando ya completamente despierto, miró al maestro titular de su clase, EraserHead quien se mantenía en silencio—. ¡Oi! ¿¡Por qué diablos me estan amordazando!? ¡Sueltenme ya, maldita sea! ¡Joder, quiténme eso! ¡Mierda, estupidas cosas del dem-! —y antes de poder seguir soltando insultos de aquí para allá sintió como incluso sostenían su cabeza (en este caso, el maestro de la B, Vlad King) para buscar colocarle un bozal. Esto claramente lo alteró más de la cuenta—. ¿¡Qué cree que hace!? ¡Alejese, le voy a explotar la cara! ¡Estúpido...!
Y a pesar de sus intentos al mover su cabeza de un lado a otro para evitar que le colocara ese bozal, a fin de cuentas ya lo tenía; gritó con fuerza contra el metal un insulto mientras comenzaba a agitarse de un lado a otro con brusquedad, escuchándose el sonido y los choques del metal. Sus pupilas se reducieron en sus escleróticas en donde comenzaron a marcarse las venas ante la agitación que tenía; largaba gritos y gruñidos con fuerza mientras se movía, incluso lanzando patadas como si quisiera agarrar algún impulso para arrancarse esas cosas.
❛¡Maldita sea! ¡JODER! ¡Que me quiten estas cosas de una puta vez!❜ era lo que gritaba en su cabeza y a su vez trataba de soltar contra el bozal en donde sólo alcanzaban a escucharse gritos sin sentidos, miró de un lado a otro hasta encontrarse por unos segundos dos grandes ojos azules mirarlo impactados, deteniéndose por un segundo para endurecer su mirada y hacer un intento de volver a lanzarse contra ella, siendo jalado por las cadenas hacia atrás. Volvió a formular un sonoro gruñido. ❛¡Deja de mirarme así! ¡NO ME MIRES ASÍ! ¡TE VOY A ARRANCAR LOS OJOS!❜
Formulaba gritos y gruñidos a la par que decía aquellas palabras en su cabeza, queriendo zafarse una y otra vez de aquella mordaza que lo retenía en su lugar, sentía una gran impotencia en su interior por haber sido apresado de esa manera. No lo entendía, ¡simplemente estaba enojado por no dejar que peleara como se debía! ¡No fue una pelea justa, no ganó como debía! ¡No venció a Hatsulin como debería haber sido! Golpeó el suelo con fuerza mientras se agitaba de un lado a otro.
—¿De verdad van a hacer esto? —escuchó de repente la voz de Hatsulin alzarse, no evitando apretar atención por algunos segundos mientras seguía tratando de soltarse—. ¿¡Con que fin van a amordazar a Bakugō de esta manera!? ¡Él no es un animal para que lo encadenen así! ¿¡Por qué permiten que hagan esto!?
Sus ojos rojizos fueron hacia la dirección de la pelirroja cuando escuchó la manera en la que elevaba su voz, siendo quizás la primera vez desde que la ha conocido que la ha escuchado exclamar de esa forma. Una vez más, se detuvo por unos instantes por escuchar como le hablaba a sus maestros ante su posición, por un momento se sintió molesto de que estuviera buscando defenderlo por como estaba, pero al mismo tiempo le daba la razón de por qué rayos lo estaban amordazando. Aunque, no caía en cuenta de la misma alteración que él mismo tenía.
—Señorita Tsubomi, debe calmarse. —había dicho un hombre delgado y alto a quien realmente no le estaba prestando atención.
—¿Cómo me puede estar pidiendo que me calme? ¿¡Cómo me voy a calmar por ver esta atrocidad!? ¡Sobre todo cuando son los propios maestros que permiten esto! —Katsuki miraba fijamente hacia las expresiones que tenía la pelirroja en esos momentos, manteniendo su ceño fruncido y sus ojos abiertos de par en par, sintiéndose un poco desconcertado, pero al mismo molesto—. ¿¡Acaso saben como se siente Bakugō-kun por estar encadenado como un maldito animal salvaje!? ¿¡Acaso saben lo que puede pensar o como puede sentirse por estar restringido y tratado como... un animal?
Las cejas de Bakugo se fruncieron aún más pero al mismo tiempo las alzó con ligereza, sintiéndose de alguna manera confundido y sorprendido por las palabras tan específicas con las que la chica estaba expresándose. Miraba fijamente su perfil, viendo como sus facciones estaban totalmente tensas y deformadas casi con dolor, por un momento sintió su cuerpo quedarse completamente quieto, volviendo a sentir algo removerse en su interior.
—¿Saben lo doloroso que es estar así?
Katsuki se quedó estático por algunos segundos por escuchar aquellas palabras tan especificas de parte de la pelirroja, no obstante, sus cejas volvieron a fruncirse cuando miró hacia sus maestros y volvió a recordar la posición en la que él se encontraba, haciendo un movimiento brusco y sonoro que atrajo la atención de la Tsubomi al mirarlo de reojo por algunos momentos, teniendo una mirada ahora apagada y sin brillo alguno.
—De verdad ese sentimiento es de lo peor... Es horrible... —decía la chica con pesadez; Katsuki volvió a mirarla de reojo al notar su mirada pero ella miró hacia abajo con una mueca—. Lo peor que alguien pueda sentir. Esté o no esté en un estado de alteración nadie merece ser amordazado, encadenado. Nadie. Ni Bakugō-kun, ni un animal. Nadie merece algo así... —el corazón del rubio se estrujó de manera incomoda mientras seguía escuchándola a pesar de seguir ocupado tratando de zafarse—. Es decepcionante y frustrante que las personas que deban guiarnos y protegernos como los «héroes», permitan y pidan hacer algo como esto.
❛La manera en la que habla...❜ había pensado el cenizo conforme se agitaba, deteniéndose por algunos instantes mientras veía por un segundo por su rabillo del ojo como la pelirroja se subía en un de los podios. Se movió con cierta brusquedad y gruñó mirando hacia el frente con enojo. ❛Me molesta...❜
SUS OJOS VEÍAN FIJAMENTE HACIA EL lado contrario de la gran puerta de aquella residencia, podía ver claramente la leve decoración tradicional japonesa en la entrada, mezclada con el estilo moderno. Hizo una leve mueca constante analizaba todo, sus brazos se cruzaron y comenzó a cuestionarse por qué se supone que estaba allí.
—¿Qué fue lo que te dijo Hatsu-chan? —escuchó la voz de Kaminari Denki quien se apoyaba sobre el hombro de Kirishima Eijirō; por su parte estaba un poco más apartado de ellos.
Había pasado ya un día desde el Festival Deportivo en donde Bakugō Katsuki dió tremendo espectáculo (y no de una manera realmente positiva) cuando estaba en la entrega de premios, recuerda como había lanzado la medalla del ganador a la basura apenas llegó a su casa, sintiendo que no merecía para nada que le hayan dado eso considerando que realmente no se la ganó. Frunció el ceño por recordar el estrés que le provocó todo ese momento junto con el sentimiento de impotencia, aún se sentía un tanto enrabiado por como lo habían tratado. Podría haber sido una de las experiencias más molestas que ha vivido, comparándose a aquel incidente cuando todavía estaba en secundaria con aquel villano de lodo ante la forma en la que fue apresado.
Sus manos se apretaron en el cruce de sus brazos ante el leve estremecimiento que lo recorrió por recordarlo y sólo chasqueó la lengua; le parecía algo innecesario para él estar en la casa de quién había causado su alteración en el festival, recordando como al finalizar la había acompañado junto con los tontos de sus compañeros, quienes una vez más estaban allí, arratrándolo al hogar de Tsubomi Hatsulin para pasar el rato.
Justo ahora quería estar en casa entrenando, pero realmente despejarse un poco no estaría mal...
—Parece que aún no le llegan los... —iba diciendo Eijirō mientras veía el teléfono con atención, hasta que la puerta enfrente de ellos se abrió dejando ver a una mujer vestida de mucama—. ¡Oh, buenas tardes!
—Buenas tardes, jóvenes. —la mujer hizo una reverencia hacia ellos en señal de educación, Katsuki veía de reojo hacia la mujer—. ¿Qué desean?
—Pues, bueno... —murmura el pelirrojo de forma un poco dudosa por la propiedad con la que aquella mujer les hablaba.
—Vinimos a buscar a Hatsu-chan. —contesta con una sonrisa el rubio eléctrico haciendo que el de dientes puntiagudos volviera a formar el mismo sonriente gesto facial que él—. ¿Ella está?
—¿Y quiénes son ustedes? ¿Por qué están buscando a la señorita Hatsulin?
—¿Si está en casa o no? No tengo todo el día. —resopla de manera sonora Bakugō provocándole un pequeño sobresalto a la empleada, a quien le resbaló una pequeña gota de sudor de los nervios.
—No le preste atención, es que... se levantó con el pie izquierdo. —dijo Eijirō un poco nervioso por la reacción de la mujer, llegando a pensar que por la actitud de su amigo no los deje pasar o algo—. Somos compañeros de clase, y estamos acordando salir los cuatro juntos, para pasar el rato. Sobre todo porque Tsubomi y Bakugō fueron el primer y segundo lugar del festival deportivo, ¡merecen un descanso! —sonrie con entusiasmo, mientras que Katsuki lo mira con enojo.
—¡Cállate, pelo pincho! —brama con enojo el aludido por la mención del festival y un descanso, él no merece un descanso.
—Oh... —murmura la castaña con cierta duda, mirando hacia un lado nerviosa—. La señorita Hatsulin justo ahora está durmiendo.
—¿Durmiendo? —cuestiona ahora Kaminari con curiosidad—. Pero... van a ser la una de la tarde.
—Ujum. —asiente la mucama mientras entrelazaba sus manos entre sí, suspirando—. Estaba agotada por el mismo Festival del que hablan y ha estado descansando la mayoría del día.
—Ayer estaba perfectamente bien. ¿Cómo rayos puede estar durmiendo tanto? —Katsuki no evita preguntar por sentirse intrigado ante aquella información.
—¿Tan agotada estaba? —pregunta aún más confundido Kaminari por aquella información, pensando si era posible dormir tanto tiempo, recordando el día anterior cuando la acompañaron cerca de esos lugares; se veía ligeramente agotada pero por el quirk de Recovery Girl. Katsuki también fue tratado por ella y se veía bien.
—¿Y ella está bien? ¿Se enfermó o algo así? —pregunta Eijirō ahora con cierta preocupación por pensar en la posibilidad de que se haya enfermado o algo. Se preguntaba si se resfrió pero no sabía si eso podía ser posible por su quirk.
La castaña se quedó en silencio con ciertos nervios por tantas preguntas referentes a una de las mujeres de quién debía encargarse, miró incómoda hacia un lado al recordar una de las razones por la que la pelirroja estaba en cama, removiendo un poco sus pies ante la ansiedad que le provocaba decirles la verdad. Aquello no pasó desapercibido por Katsuki quien frunció un poco el ceño por ver esos gestos en específico.
La mucama suspiró algo resignada, colocando una gentil y algo cansada sonrisa. —Creo que se sentirá mejor si ve a unos buenos amigos. Trataré de avisarle que están aquí. Si gustan, pueden pasar. —dice amable mientras se hacía a un lado.
—¡Oh, muchas gracias, señorita! —agradece de manera caballerosa el pelirrojo mientras pasaba dentro de la casa, siendo seguido por Kaminari y eventualmente por Bakugō quien miró de reojo hacia la mujer, pensando en su actitud.
—Esperen un momento aquí, jóvenes. Iré a avisarle a la señorita Hatsulin que ustedes están aquí. —hace una vez más una reverencia para proseguir a retirarse de allí para perderse en unas escaleras que la guiaban a la parte superior.
Los tres adolescentes se quedaron quietos en su lugar, completamente en silencio y al mismo tiempo observando sus alrededores con cierta atención, incluso Katsuki miró hacia su alrededor, mirando unos segundos un cuadro familiar en donde veía a la pelirroja que estaban buscando, vestida de manera formal y teniendo una sonrisa en sus labios; detalló los demás integrantes del cuadro, viendo a su lado un alto chico pelirrojo a quien recuerda en los enfrentamientos de los de tercer años, quedando en segundo lugar como su hermana, luego vio a una linda chica de cabello naranja quien se parecía bastante a Hatsulin, viendo a la indistinguible Hikarimeki en medio de ellos, mirándola unos segundos, pero no evitó prestar atención a la mujer de cabello y ojos azulados junto con ellos, portando una pequeña sonrisa.
Frunció un poco el ceño pensando en que sus sonrisas eran muy raras, que por mucho que fuera una imagen ya plasmada, para Bakugō Katsuki le parecían unas sonrisas hasta falsas.
❛A esa mujer la recuerdo de algún lado❜ fue lo que Katsuki pensó mientras detallaba a la peliazul en la pintura, rompiendo la esquema de colores rojizos de quienes consideraba familia de Tsubomi Hatsulin; tenía cabello y ojos azules, podía considerar lo único parecido en sus ojos, llegando a ver qué tenían casi la misma mirada, pero a comparación de aquella mujer mayor, Hatsulin parecía tener una mirada más... dulce, hasta cierto punto.
—¿Se puede saber quiénes son ustedes?
Miró junto con sus compañeros a la misma dirección en donde había venido esa voz que los había llamado apenas se percató de sus presencias; lograron dislumbrar a cierta distancia a la misma mujer del cuadro quien estaba sentada en un lujoso sofá mientras parecía ver unos papeles, aunque mantenía su atención sutilmente impuesta en ellos. El rubio cenizo siguió con la mirada a sus compañeros que se acercaron para poder hablar más de frente a aquella mujer, por ende, Katsuki les siguió el paso sin quitarle la mirada de encima a la mayor presente, aunque se veía bastante conservada.
—¡Soy Kirishima Eijirō! ¡Compañero de clase de Tsubomi! ¡Un gusto! —se presentó con una sonrisa el pelirrojo teñido mientras hacía una pequeña reverencia hacia ella.
—Yo soy Kaminari Denki, ¿qué tal? —saluda con tranquilidad hasta perder un poco el aire cuando Eijirō le dió un golpecito en el abdomen, le hizo un gesto con la cabeza así que un poco dudoso inclinó medio cuerpo en una reverencia—. Quiero decir... Es un gusto conocerla.
Atsuko los miró de reojo por varios segundos, sosteniendo sus gafas para recorrerlos de arriba hacia abajo con rapidez a cada uno de ellos, observando como Denki y Eijirō de enderezaban. Su mirada fría y azulada se fijó en el único que se mantuvo en silencio, viendo la postura firme y algo aburrida de Katsuki quien mantenía las manos en sus bolsillos, con una expresión seria. La matriarca no tardó en distinguirlo y frunció un poco el ceño.
—Y tú eres Bakugō Katsuni, el ganador del Festival Deportivo. —dice la Tsubomi más como una afirmación que un cuestionamiento. El cuerpo del chico se contrae un poco y endurece la mirada pero no dice nada.
—¡Así es! Aquí tenemos al mismísimo primer lugar del Festival Deportivo de la U.A.. —alardea con orgullo Kirishima mientras rodeó los hombros del más alto pero este le gruñó y se zafó—. Vinimos a buscar a Tsubomi para salir todos juntos. ¡Ella fue el segundo lugar, necesitará despejarse! ¡Ella y Bakugō merecen una salida de amigos!
El rubio gruñe en respuesta por lo tan confianzudo que estaba siendo quien era más apegado a él en cuanto compañerismo, considerando que podría ser un amigo cercano, luego mira hacia su alrededor con una mueca al sentir el ambiente pesado; aunque se viera acogedor, no se sentía así, al menos él no percibía un ambiente acogedor, mucho menos viniendo de aquella mujer quien permaneció en silencio mirando con atención al pelirrojo presente.
—Te pareces un poco a mi nieta, tienes hasta el cabello rojizo. —mencionó Atsuko con una expresión más suave, pareciendo más bien pensativa.
—¡Gracias por eso! —suelta halagado el de orbes rojizos, rascando su mejilla en un gesto penoso—. Aunque mi cabello en realidad es de color negro; yo sólo me lo teñí, ¡pero aún así gracias!
—¿Te tiñes el cabello? —cuestiona Denki con sorpresa y cierta confusión. Katsuki miraba fijamente hacia Atsuko para volver a ver a su alrededor—. He vivido engañado, pensé que tú cabello era rojo.
—¿No se los había dicho ya? —Denki inmediatamente responde de manera negativa ante su cuestionamiento, por lo que Eijirō sonríe y se toca un mechón de cabello—. Oh, de ser así, ¡pues si, lo tengo teñido! Desde que entré a la U.A. comencé a teñirlo. Muy varonil, ¿verdad?
El cenizo frunció un poco el ceño ante aquella repentina conversación de sus dos amigos, miró de soslayo hacia la mayor notando la mirada analítica con la que los observaba, viéndose relativamente tranquila. No obstante, había «ese algo» que le incomodaba de esa mujer, su simple presencia se le hacía pesada. No le transmitía absolutamente nada de Hatsulin, más que inquietud, pero la que ella le provocaba era muy diferente.
Su ceja tembló un poco y subió sus hombros al momento que respiró profundamente, y al hacer esto, sintió un conocido aroma llegar a sus fosas nasales, apareciendo de repente. Miró hacia su alrededor pensando si era su imaginación, pero una vez más hizo una pequeña mueca por tomarle importancia a aquel aroma de perfume, sintiéndose incómodo, o más bien raro. Sólo sabía de alguien con ese olor, siendo la razón por la que estaba allí, y simplemente pensarlo le revolvía el estomago.
—Ya veo. —Katsuki miró de reojo hacia la peliazul cuando la escuchó hablar al fin, notó como los observó a cada uno de ellos de manera pensativa, deteniéndose a mirarlo a él—. Volviendo al tema principal, quieren que mi nieta vaya con ustedes a una... ¿salida de amigos, dicen?
—Yo no soy su amigo. —por pura inercia el rubio cenizo al escuchar la palabra «amigos» referente a Hatsulin habló, Atsuko no tardó en mirarlo ante sus palabras, pudo incluso sentir las miradas de Eijirō y Denki colocarse con ciertos nervios en él.
Los ojos de Atsuko se conectaban silenciosamente en los orbes rojizos de Katsuki, este sostenía su ceño fruncido tensándose por la manera en la que la mujer lo miraba. Comenzó a sentir tensión en su cuerpo y como algo trataba de revolverse en su interior, incluso sintiendo una pequeña punzada en su cabeza que lo hizo contraer un poco su rostro, apretando su mandíbula.
—¿Entonces por qué has venido hasta aquí... —comenzaba a decir la ojiazul de manera enigmática, una vez más el cenizo sintió una pequeña punzada en su cuerpo—... Bakugō?
Katsuki una vez más contrajo ligeramente su mueca cuando sintió la presión intensificarse en su cuerpo, sobre todo en su cabeza y en su pecho que sólo lo hacía sentir incomodidad, apretó su mandíbula a la par que cerraba sus manos en puños. Era una pesadez peculiar y al mismo tiempo molesta, casi haciéndolo sentir dolor. Se fijaba en la expresión enigmática y fría de la mayor, dándose de cuenta de la peculiaridad de que sus orbes parecían tener ahora un color más concentrado, casi llegando a brillar; le recordó a Hatsulin cuando usaba su quirk.
Mostró ligeramente sus dientes mientras sentía una pequeña necesidad de encogerse en su lugar por la incomodidad que le provocaba la mirada de la Tsubomi mayor, sintiendo como si algo le apretara por dentro. Tuvo que tomar una pequeña respiración para poder aguantar, y al mismo tiempo, prepararse para decirle algo, responderle aquella pregunta de que si él no se consideraba amigo de Hatsulin, ¿por qué estaba allí? Pero apenas abrió la boca, Denki de la nada se puso enfrente de él.
—¡Es que, es que... Kirishima lo convenció y le insistió en que saliera! ¡Por eso vino! —exclamó el rubio del mechón electrico un poco ansioso y tenso, el cenizo y más alto lo miró de manera sorprendida y al mismo tiempo molesta para luego colocar sus ojos en blanco, bramando un gruñido.
—¡Cierra la boca, maldito pikachu! —reaccionó el cenizo mientras daba un paso amenazante hacia el otro rubio, y antes de que reaccionara, golpeó su palma con fuerza contra su cabeza, observando como doblaba medio cuerpo hacia abajo exclamando.
—¡B-Bakugō! —soltó Eijirō nervioso por el escandalo; Atsuko sólo los observaba en completo silencio.
❛¡No debería haber venido! La cara de la pirómana era lo último que quería ver ahora❜ gruñía el joven más alto con enojo mientras mantenía la cabeza de Denki agachada hacia abajo mientras sentía enojo y rabia, sobre todo incomodidad e inquietud, y odiaba sentirse inquieto. Apenas y soportaba la inquietud que le provocaba Hatsulin, recordando perfectamente sus grandes y redondos ojos azules mirarlo fijamente y sin parpadear, usualmente teniendo una mirada vacía, que no lo ayudaba a saber que podría estar pensando.
—Interesante... —Atsuko volvió a tomar la palabras, llamando su atención. Katsuki pudo respirar con un poco menos de pesadez—. De acuerdo. Permito que ella los acompañe, sólo no intenten hacer alguna ridiculez o indecencia. —dice, cerrando sus ojos—. ¿Entendido, Hatsulin?
Bakugō alzó levemente sus cejas cuando escuchó aquello, escuchando luego un muy leve golpecito que lo hizo dirigir su mirada hacia la dirección en donde se escuchó ese sonido. El tiempo pasó mientras escuchaba a Eijirō llamar a la ojiazul, hasta ver a como esta misma asomaba su cabellera rojiza hasta mostrar su rostro; se quedó una vez más en silencio mientras veía la mirada dudosa y hasta cierto punto algo temerosa de su parte, ver esa simple mirada lo hizo tensar un poco sus hombros por la incomodidad que le provocaba verla así, observando con suma atención su lenguaje facial, viendo el detalle de que Eijirō se acercó y ella se alejó inmediatamente.
Entrecerró un poco sus ojos por verla reaccionar de esa manera, dirigiendo su mirada luego hacia Atsuko quien miraba fijamente hacia Hatsulin la cual también dirigía su atención hacia ella, viéndose tensa. Katsuki frunció el ceño por la pesadez que sintió entre ella, principalmente en la más baja quien les sonrió de manera algo forzosa.
—No tardo. —había dicho ella luego de mencionar que se iría a cambiar para desaparecer de su vista.
Todo lo que pudo pensar el cenizo fue en la manera en la que ella los observó a todos, una mirada triste e incomoda. Frunció y tensó su entrecejo por la incomodidad que le provocó verla de aquella manera. Y en general, todo ese día había estado así; al menos, la mayoría lo estuvo, recordando como entraron a una cabina de fotografias y pudo ver una expresión más genuina, siendo ese el momento en donde al fin pudo desaparecer esa pesadez en su pecho.
¿Por qué?
PODÍA SENTIR UN AGRADABLE FRÍO A SU ALREDEDOR, FINALMENTE un descanso de lo que podía considerar uno de los entrenamientos más molestos que ha tenido en su vida. Y era de esperarse, tomando en cuenta que en aquel campamento donde tenían que fortalecer todos sus dones. Bakugō Katsuki tenía un entrenamiento rustico para si mismo, hacía una mueca constantemente por sentir aún sus antebrazos entumecidos por las constantes explosiones que tenía que ejecutar.
Bufó mientras comía del curry que habían hecho esa noche tanto su clase como la clase B, no obstante, su atención iba hacia unas pequeñas luces que inundaban el lugar.
—¿Cual momento tengo que espe... ¡si vinieron conmigo! —decía Kaminari con entusiasmo mientras sonreía en grande.
Tanto como a su alrededor y el de los demás volaban unas peculiares mariposas fluorescentes, aunque en general, minimo una mariposa debía estar revoloteando encima de cada uno de los integrantes de las clases. Katsuki mientras llevaba un pedazo de carne a su boca veía de reojo aquella escena, escuchando lo que podría considerar como quejas molestas, haciéndolo rodear sus ojos con un gruñido por escuchar a sus amigos emocionados por esas pequeñeces.
—¡Hatsu-chan si me quiere! —el ceño del apellidado Bakugō se tensó un poco por escuchar aquello seguido de sus demás amigos, miró directamente hacia su tazón de curry, dejando de comer.
❛Malditos escandalosos...❜ pensó con cierto aburrimiento mientras masticaba con un poco de impaciencia, siguió con la mirada a Mineta quien corría alrededor de las mesas, escapando de aquella linda y brillosa mariposa que lo perseguía y al mismo tiempo quemaba. Su mirada cayó hacia la dueña de dichas anormalidades que sucedían justo ahora, vislumbrando a la pelirroja de la clase A quien estaba en medio de Yaoyorozu y Todoroki, viéndose bastante contenta.
Ella misma tenía dichas mariposas fluorescentes, que habían sido creadas por su quirk; algo curioso ya que no tenía ni idea de que podía crear cosas vivientes como un insecto hecho de fuego. Suspiró un poco mientras la miraba, entrecerrando la mirada con ligereza mientras veía su expresión; animada y sonriente, estando bastante a gusto con el entorno. Pasaron varios segundos mirándola y sintió aquella tranquilidad que lo inundaba cuando la veía así, haciéndolo relajarse de una manera que aún le parecía extraña para él.
Miró una vez más hacia una de las tantas mariposas que habían alli, volviendo a tomar de su tazón de curry, pero su atención se vio atrapada apenas sintió un calor concentrado revolotearle cerca de la oreja, sobresaltándolo un poco apenas se dio de cuenta de aquella sensación. Se enderezó y miró inmediatamente de que se trataba; en sus ojos no tardaron en reflejar un brillo fogoso que volaba suavemente cerca de su rostro, observando una de aquellas mariposas que iban hacia cada persona de quien Tsubomi Hatsulin sentía afecto. Lo dejó en silencio verla enfrente suyo, posándose justo encima del borde del tazón de curry.
Poco después observó a otra mariposa unirse, y a comparación de la otra que pareció expectante a él, esta comenzó a girar a su alrededor, siguiéndola con la mirada y confirmando que si estaba con él. Volvió su mirada a la primera que se alzó suavemente, acercándose lo suficiente a su rostro para sentir su calidez hasta unirse a la otra mariposa y volar a su alrededor. Sólo se abstuvo a permanecer en silencio mientras las observaba revolotear alegremente a su alrededor, pero no al punto de parecerle molestas. Inconscientemente buscó con la mirada a Hatsulin quien comía del curry y reía de algo que había dicho Sero.
Hatsulin no tardó en darse de cuenta de que era observada y casi la instante abrió sus ojos hacia su dirección de manera curiosa; Katsuki inmediatamente se tensó, sintiéndose atrapado y desviando la mirada hacia su propio curry para comer con apremio, casi pareciendo enojado, pero él se sentía nervioso. Continuó sintiendo su mirada por varios segundos, colocándolo cada vez más rigido; la pelirroja por su parte simplemente lo observaba en silencio y con atención, casi confundida, no logrando evitar sonreír al ver su postura encogida mientras comía casi enojado, teniendo dos maripositas volando a su alrededor, aunque parecía no haberse dado de cuenta de una tercera que volaba solitariamente sobre su cabeza.
❛Maldición...❜ pensaba de manera algo alterada el cenizo por el hecho de que la chica ahora no le quitaba los ojos de encima, por lo que podía sentir. Miró por sobre su hombro hacia su dirección y notó como lo miraba fijamente, dándole una dulce sonrisa mezclada con una risita; esa simple expresión volvió a inquietarlo, provocando que sus mejillas se ruborizaran y una vez más girara el rostro hacia otro lado ansioso, pero no evitaba ver de reojo hacia ella una vez más sólo notando una expresión sonriente en ella y su atención una vez más hacia los demás.
Bufó ligeramente mientras la veía de reojo para luego volver a mirar hacia su propia comida, notando una mariposa posarse en los palillos; una vez más no evitó mirar a la pelirroja por algunos segundos, observando su expresión dulce, su sonrisa, sus ojos que parecían brillar. Su nariz se frunció y chasqueó la lengua, mirando hacia otro lado una vez más, topándose en su campo de visión a una de las tantas mariposas que había en el lugar, siendo una de las que tenía encima, volando alegremente a su lado. El simple pensamiento de lo que significaba lo hizo sonrojar de manera imperceptible, haciendo una mueca que poco a poco se desvaneció, en un gesto casi tranquilo.
❛Esa sensación, otra vez...❜ pensó un poco apacible, mirando hacia la mariposa. Su mirada era fruncida, hasta que poco a poco se suavizó, mirando hacia abajo. Y en un gesto que quizás nadie noto, elevó una de las comisuras de sus labios en una pequeña sonrisa de lado. ❛Tonta❜
MIRABA FIJAMENTE HACIA EL TECHO, PENSANDO EN CUALQUIER cosa que podría venirle a la mente; se veía bastante relajado a comparación de sus expresiones usuales, ya que realmente se sentía tranquilo, a su manera, sólo permaneciendo en silencio. Alzó una de sus manos una vez más para posarse en la cabellera rojiza y rizada que estaba sobre su pecho, dejándola allí por varios segundos y casi acicalándola, sintiendo como la dueña de aquella cabellera sólo se removió, sin moverse de su lugar.
Katsuki frunció el ceño y miró hacia abajo, apretando ligeramente el cabello de la más baja que no se despegaba de su pecho.
—¿Ya me vas a soltar, pirómana? —cuestiona el cenizo con un leve atisbo molesto dirigido hacia Hatsulin quien no se ha separado ni un segundo desde que la dejó llorar contra él al momento de abrazarla.
Desde entonces, simplemente se aferró a él y no se movió, haciéndolo formar una pequeña mueca y que un pequeño sonrojo se formará en sus mejillas. Apretó un poco el agarre en su cabellera, casi jalándola, pero siendo algo bastante leve.
—Oi, no me ignores.
—No quiero que me veas.
Bakugō una vez más hace una mueca, alzando una de sus cejas. —¿Mirarte cómo? Suéltame.
La chica negó con su cabeza, pegando más su rostro a su pecho mientras lo abrazaba con un poco más de fuerza; apenas sintió la ligera afianza, sus mejillas se ruborizaron al igual que las puntas de sus orejas, tensando su cuerpo mientras apretaba su mandíbula. Su mirada se entrecerró y suavizó momentáneamente para luego cerrarla con su ceño fruncido, tratando de relajar los latidos de su corazón que estaban acelerándose, no queriendo que se diera de cuenta, sobre todo estando ella justo en la zona de su pecho.
—Joder, ya suéltame, pirómana. —volvió a seguir con un poco de fastidio, pero no expresaba como tal algún atisbo de molestia. Se veía de alguna manera resignado al tenerla prácticamente recostada encima.
—Que no... —soltó de manera insistente y a su vez algo suplicante mientras él miraba hacia el techo, soltando un gruñido—. No quiero que me veas la cara, soy un desastre lleno de mocos.
—Con más razón apártate. No quiero que me llenes la camiseta de mocos. —se queja el más alto mientras inclinaba su cabeza hacia un lado y mirándola—. Si no quieres verte horrible, échate agua en la cara. En cualquier momento va a estar la cena y esos extras van a venir a buscarte porque creen que estás enferma o algo por no dormir bien. —pellizca suavemente uno de sus brazos como en un pequeño reproche, simplemente ganándose un ligero bufido de la chica—. Ya te he dicho antes que dejes ese maldito horario de vampiro.
La chica permaneció en silencio varios segundos, finalmente moviéndose un poco, apoyando su mejilla en su pecho sin soltarlo. —Lo siento... —su tono de voz estaba completamente apagado, en sí ella parecía no tener energía.
Katsuki una vez más se quedó en silencio apenas escuchó el tono de su voz, no tardando en fruncir el ceño de nueva cuenta, dejando su mano otra vez sobre su cabeza. Se mostró pensativo por varios segundos, mirando en silencio un mechón rojizo de cabello que había tomado entre sus dedos, jugando distraídamente con él. Podía sentir la suavidad de este y al mismo tiempo la pequeña forma rizada que tenía, enredando dicho cabello alrededor de su dedo para acicalar un poco su cabeza, sintiendo como su cuerpo pareció relajarse un poco ante aquel gesto.
Entrecerró sus ojos, sólo podía pensar en el rostro de ella llorando y la razón de esas lágrimas, recordando todas aquellas palabras que había dicho en el momento de su desahogo, siendo quizás la primera vez que la escuchaba hablar así, aunque como tal ya la había visto llorar; llegó a su mente aquel dia en donde All Might se enfrentó contra All For One y tuvo que retirarse en el proceso, recordando como en medio de su enfrentamiento, tuvo que defenderse de la misma temerosa y ahora llorosa chica que lo abrazaba, llorando una vez reaccionó del control del quirk del tal Asahi Kaito.
—¿Y se puede saber por qué estás llorando ahora? —cuestiona de manera un poco divagante, concentrándose en lo que pasaba en su cabeza y como el caracter de la chica había cambiado desde el incidente de Kamino.
Otra vez la chica pareció dudar o pensar en que responderle, Katsuki esperó a escucharla hablar y ser por una vez paciente con alguien, no queriendo presionarla sabiendo que de alguna manera estaba en algún momento difícil y por eso mismo es que se encontraba así. Y, para sí mismo, creía que era su culpa.
❛Si no hubiera sido débil, quizás ella no estaría así justo ahora❜ fue lo que pensó, haciendo una mueca por aquella frustración y culpa interna desde el retiro de All Might y al mismo tiempo lo afectada que estaba ella, creyendo que se trataba de eso al ser justamente desde allí donde pareció tener un colapso. No pudo evitar recordar todo lo que habló Shigaraki Tomura de ella, pero simplemente bufó, pensando sólo en lo molesto que él era.
—Estrés. —agachó sus ojos rojizos hacia la chica cuando escuchó sus palabras, apenas y podía verle el rostro al tener casi todo su cabello sobre este y el ángulo donde ella estaba. Sintió como lo abrazó con un poco más de fuerza—. Sólo eso... Simplemente el estrés persiguiéndome.
Katsuki admiró como ella se enderezó con el rostro agachado, retirando un poco de su cabello para no verse tan horrible como ella pensaba que se veía; Hatsulin cubrió su rostro, evitando que el chico viera el estado en el que estaba; se sentía algo sudada y aún agitada por haber llorado, sintiendo su garganta un poco cerrada. Ella aún no se acostumbrada a llorar tan a menudo.
—Lo siento. —volvió a disculparse, apoyando sus manos sobre sus rodillas, mirando aún hacia abajo; su mirada se veía cansada y agotada, agregando de verse ruborizada y con el rostro brilloso, su nariz estaba roja al igual que sus mejillas. Pasó el dorso de su mano encima de esta, sorbiendo la mucosidad—. Son simplemente problemas míos, no debería haberme desahogado contigo... Podrías estar haciendo algo realmente importante que tenerme llorando y chillando como una bebé. —dice, riendo un poco para aligerar su estado.
Se sorprendió un poco cuando sintió un agarre firme pero no especialmente brusco, parecía casi delicado; Katsuki le había tomado la mandíbula con una mano, teniendo esta misma en su palma mientras sus dedos apretaban y abultaban sus rojizas mejillas. Bakugō la miraba con severidad mientras apretaba su nariz con su otra mano, escuchando la pequeña queja cuando la agitó suavemente.
—Te dije que dejarás de hablar tonterías, pirómana. ¿Qué otra cosa consideras más importante, hah? —le cuestiona, volviendo a aquel tono brusco que usualmente tenía. Había puesto sus ojos blancos del enojo, haciendo un puchero—. Además, tu perro anciano me insistía en venir, así que no fue elección mía.
Hatsulin abrió sus ojos para ver hacia Yuu desde su punto de vista, observando como había bufado hacia la dirección de Katsuki y golpeado su pata contra el suelo en señal de queja por haber sido llamado perro anciano, mientras que el rubio simplemente lo ignoró mirando hacia otro lado. Sus orbes azules permanecieron en el único chico presente, pareciendo ensimismada y sorprendida al mismo tiempo, ya que de verdad aún le parecía repentino la actitud del chico referente a ella. Apretó levemente sus labios con sus ojos llorosos, sintiéndose realmente sensible ahora, incluso percibiendo sus manos calentarse y hechar vapor.
Sus ojos reaccionaron al cerrarse apenas sintió como Bakugō le frotó las mejillas con un poco de fuerza, pareciendo limpiar el resto de lágrimas que ahora tenía. Por si misma su rostro se calentó ante aquel gesto, sintiéndose avergonzada por el hecho de que tenía el rostro pegajoso y lleno de lágrimas.
—Quita ya esa cara larga. —bufó el más alto mientras apretaba ambas mejillas entre sus manos, observó como la pelirroja fruncía el ceño ante la fuerza que usaba al apretarla. Chasqueó la lengua, aguantando sonreír por ver su rostro todo abultado y casi molesto—. Ya te desahogaste, ahora deja de chillar como una bebé, levántate y échate agua en la cara. Tienes el rostro como un tomate.
—¡No es así! —se queja la chica mientras apretó sus muñecas queriendo parar los apretones a sus mejillas, las cuales se abultaban y casi incrementaba el color rojizo—. Ya suéltame. Tu agarre no es nada delicado y me duele las mejillas.
—No aguantas nada. —dice, apretando con más fuerza sus mejillas a propósito observando como volvió a quejarse. Sonrió de lado entretenido por su rostro enojado, encantado con molestarla.
—¡Bakugō-kun!
Soltó una pequeña risa de burla por ver sus gestos enojados, a simple vista podrían parecer graciosos y adorables, al menos para él ese era el caso; no se acostumbraba a ver molesta, así que ver gestos de ese mismo sentimiento le entretenía, era como si estuviera vengándose de las veces que se coloca a molestarlo, haciendo ahora lo mismo con ella. Mantuvo una ligera sonrisa de lado, pareciendo orgulloso con su cometido de molestarla, y al mismo tiempo, quitarle la cara larga que anteriormente tenía.
Dejó de hacer fuerza en su agarre y miró su rostro en silencio, mostrándose burlón; detalló sus facciones un poco molestas junto con sus mejillas abultadas por sus propias manos, observando las marcas casi secas de lágrimas en su piel, no evitando fijarse en las marcas oscuras debajo de sus párpados, siendo ojeras a las cuales ya les había echado el ojo. Hizo una mueca pensando en todo el tiempo en donde se veía extremadamente cansada, a pesar de su intento de verse como siempre, y como al parecer Aizawa Shōta le llamó la atención por eso. No pudo evitar pensar en lo que sea que hayan hablado, divagando un poco en como su actitud se puso peor desde entonces, pensando en la respuesta del por qué estaba llorando.
Estrés, ¿pero de qué?
—Ahora se te marcan las ojeras, tonta. —toca con sus pulgares estas mismas, viéndose otra vez serio al verle el rostro. Se estremeció cuando ella abrió sus ojos y lo miró, tragó saliva por la cercanía que ambos tenían—. A este ritmo te vas a ver cómo el sensei y el extra amigo tuyo de la clase de apoyo. —dice, refiriéndose a Hitōshi.
—Ya te dije que lo siento. —hace una vez más un pequeño puchero, agachando la mirada; otra vez observó una mirada decaída en sus ojos—. Trataré de dormir bien.
—Más te vale, pirómana.
Se quedaron en silencio varios segundos, ya no sabiendo que decir, principalmente Katsuki. Miraba su rostro, detallando de cerca las facciones que este tenían; le recordaba mucho a la heroína Hikarimeki en su juventud, aunque actualmente a pesar de ya ser una mujer no habia cambiado mucho, podría decirse que en si ambas eran muy parecidas, con la diferencia de que Hatsulin tenía unos ojos grandes y redondos, los cuales ahora se veían decaídos y un poco irritados por el anterior llanto que había tenido, haciéndolo formar una mueca. Definitivamente no le gustaba verla así.
Con un bufido volvió a apretar su rostro entre sus manos, inclinándose a ella mientras se quejaba.
—Ahora lávate la cara ya si no quieres que los otros idiotas te vean así. —le advierte con severidad, haciéndola colocar una mueca y eventualmente reírse un poco al sentir como le apachurraba las mejillas con más piedad.
—Si, señor.
¡Hola, Hola!
Finalmente vine con este ova, dios mío, sentía que no lo iba a acabar nunca.
¿Y bien? ¡Me alegra mucho pasarme por aquí otra vez! Se me hacía un poco raro no actualizar tanto aqui, a pesar de que estuve escribiendo en este ova especial. Es que ver cómo es prácticamente una de las únicas partes del libro en publicar me daba yuyu, sigue siendo sorprendente para mí ver que ya terminé este libro 😭😿
En fin, comentando sobre este ova, ¡es totalmente canon!
Espero que se haya entendido, pero aún así hablaré un poco de él; en si, se trata del punto de vista nuestro bombitas favorito referente a Hatsulin, de cómo poco a poco le fue llamando la atención y al mismo tiempo fue cambiando su actitud, espero que se hayan dado de cuenta/wink
Quise plasmar los momentos más destacables de Katsuki referente a nuestra niña y como fue que poco a poco puso su atención en ella, desde el primer acercamiento de estos dos como el momento en donde le puso los ojos de encima👀
¿Recuerdan lo sucedido en la primera escena? ¿Recuerdan que nuestra querida Hatsu le regaló a Bakugō una paleta? Buenop, ese momento es justo después de eso; fue como el primer click de Katsuki hacia Hatsu. ¿Y recuerdan la segunda escena post festival deportivo? Fue más que nada el punto de vista de él y algunos detalles referente a lo que sucedió allí, se puede ver ya un poquito más de interés o atracción hacia Hatsulin, ya eventualmente se siente más atraído hacia ella.
La última escena es después del último capítulo, donde nuestra niña se desahoga; la verdad se me hace muy linda la relación de estos dos, y sé que a muchos les encanta. Amo la diferencia de la actitud de Katsuki con el pasar del tiempo hacia Hatsu, se nota ya como se desarrolla mejor su relación y se vuelve más estrecha 🤧
Pues, ya sólo faltaría el epílogo y una serie de curiosidades del libro que pronto subiré para luego comenzar la espera del segundo libro de Be Hero, así que prepárense 💪🏻❤️
¡Espero que les haya gustado! Agradezco mucho su apoyo y amor, ¡y también a las personitas nuevas en el libro! ¡les mando un besote!❤️❤️
→S H A N X L A B Y X←
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