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━━ 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟎𝟏

CAPÍTULO UNO

-EL DEMENTOR-

BRAN, RUMANIA.

1 de Marzo de 1993

La lluvia caía sobre el rostro de Bárbara deseando por un momento que lo que su madre le había dicho minutos antes era mentira, un lado de ella siempre deseó desaparecer para siempre de la faz de la tierra, no volver a escuchar cuanto el mundo la odiaba solo por existir. Desde que tenía uso de memoria los niños y personas mayores, la miraban con asco, su madre y ella durante años viajaban de ciudad en ciudad huyendo del ojo público; pero justo cuando las cosas empezaban a ser "normales" algo sucedía y debían mudarse.

Ese algo, era Bárbara que por rabia terminaba hiriendo a los niños o personas a su alrededor, intentaba controlarse y evitar a toda costa aquellas situaciones ¿Pero como? Los niños le gritaban, le perseguían, le golpeaban y nadie en aquellas escuelas muggles la defendía. El césped a su alrededor comenzó a volverse lodo y los pasos de su madre se escuchaban cerca.

Las últimas horas fueron caóticas porque el ministerio rumano debía borrar los recuerdos del accidente de Bárbara, el pre-adolescente Jason de 13 años la había perseguido junto a sus amigos lanzándole rocas. Las vacaciones del colegio mágico estaban empezando aun, pero deseaba regresar aunque fuese solo para evitar salir de su habitación.

"¡Bruja! Escuche que tu padre te abandonó porque no soportaba ver tu asquerosa cara - Gritó Jason Winstone riéndose a sus espaldas mientras sus amigos le lanzaban las rocas que encontraban en el camino. - ¿Por qué huyes? ¡Bruja! ¿Es cierto que tu madre no sabe de donde provienes?" Ella no lo soporto y su magia hizo el resto, Jason y sus amigos estuvieron mal heridos. En poco tiempo su tío Gabriel Wayne envió gente de confianza y todo quedó en un accidente de magia. Pero Bárbara sabía que, no fue accidental...ella quería herirlos, quería que muriesen.

- ¡Barbara! Hija perdón - Alexia Black se acercó a ella con un nudo en la garganta - No debí, no quise... Eres mi hija y te adoro. Créeme, no quise pegarte.

- ¿Me adoras? - La pequeña rubia ni siquiera miró a su madre, en cambio miraba a un punto en blanco - Entonces explica, ¿Por qué harías algo como eso? ¿Por qué cambiarme de colegio? ¿Por qué volver a donde todos sepan quienes somos?

- No podemos seguir huyendo hija - Responde tocando su cabello - Es hora de vivir en el que siempre fue nuestro hogar.

- En la casa de los Black - La mujer suspira - ¿Enserio piensas que todo cambiará? ¿Qué mágicamente todo irá bien? No importa a donde vamos, siempre es igual.

- Bárbara, se que será difícil al principio... - Alexia tarda unos minutos en volver a hablar - Debemos hacer esto, no hay otra manera de avanzar.

- No quiero avanzar madre, quiero permanecer en parís, quiero quedarme en Beauxbatons - Grito furiosa de nuevo - Quiero estar en paz en un lugar, sin que nadie sepa que mi padre es el asesino sirius Black.

- ¡No es un asesino! - Bárbara se gira a verla furiosa - La decisión está tomada. Mande una carta a un viejo amigo, nos encontrará en Londres la próxima semana.

- ¿No te importo acaso? ¡No lo ves! - Un par de árboles se rompen - Todos saben que soy un monstruo ¿Quieres verme en azkaban también? ¿Es eso?

- Bárbara Liliane Black no eres un monstruo - Ambas se miran con una intensidad que desencadenaria una pelea mayor si seguían así - Dumbledore sabe de tu situación, él va ayudarnos con eso. También le pedí el favor de nombrarte con mi apellido si eso te hace sentir mejor.

- Pues que crees, no me hace sentir mejor - Frunce el ceño - Sirius Black fue condenado en Azkban por asesino, no importa cuanto te engañes. No ahumó piedras mama, mato personas frente a muchos testigos.

- No voy a discutir más este asunto - Alexia se pone de pie apretando la mandíbula - Cuando quieras regresar a casa, ya estarán tus maletas listas, nos iremos mañana.

..

Alexia Black suspiro con nostalgia al estar frente a la puerta de la antigua casa de los Black, la propiedad había sido abandonada durante años luego de la muerte de Walburga. Su madre nunca hablaba exactamente de la madre de su esposo, quizá porque no la conoció tan de cerca o porque guardaba secretos muy oscuros que no deseaba revelar.

La puerta principal fue abierta revelando un fuerte olor a polvo y humedad, el ceño de Bárbara se frunció de inmediato al detectar las telarañas y las paredes llenas de mugre. Alexia suspiro encendiendo con magia las luces de la casa. Los muebles estaban semi-limpios, pero llenos de polvo reciente junto a lo que parecían posibles hoyos de ratones.

- Esta casa es una mierda - Su madre la miró con el ceño fruncido - Ni un vagabundo viviría en este lugar abandonado de la mano de dios.

- Estuvo abandonada mucho tiempo, es eso - Alexia meneo la cabeza ante las telarañas - Podremos hacer un poco de limpieza y quedará como nueva.

- Ni en mis peores pesadillas pensé en vivir en el infierno - Un ruido fuerte se escuchó de pronto - ¿Qué diablos?

- ¿Hay alguien ahí? - Alexia tomó su varita con fuerza caminando hacia la sala de estar - ¡Ah! Que susto... Joder... ¿Kreacher?

- ¿Estás bien mamá? - Bárbara se quedó en silencio al notar un viejo elfo doméstico que estaba parado detrás de una montaña de cojines - ¿Tu quien eres?

- Muchacha grosera - Gruño el elfo - Esta casa pertenece a la noble familia de los Black...Intrusa.

- Aquí el intruso debes ser tú, porque esta casa pertenece a los Black - Bárbara tuvo que morderse el labio antes de decir las palabras que odiaba más - Soy Bárbara, la hija de Sirus y Alexia Black.

- No puedo creerlo, sigues con vida Kreacher - Bárbara observó a su madre sonreír con alivio y confusión - Después de la muerte de Walburga pensé que te irías o...

- Kreacher sirve a la noble casa de los Black - Responde con brusquedad - No a los descendientes de un traidor a la sangre.

- Sirius no es ningún traidor Kreacher - Su madre suspiró mirando al elfo frente a ella - Me recuerdan a las palabras de mi querida suegra. Como sea, Bárbara y yo viviremos a partir de hoy en esta casa Kreacher. Bueno en lo que llega nuestro ayudante, pongamos manos a la obra.

- ¿Y quien se supone que nos ayudara? - Bárbara miro con asco a un par de ratones que corrieron frente a ella - Porque se necesitara un centenar de magos para convertir esta casa en un lugar decente.

- Tranquila, es una persona de confianza - Afirmo con una sonrisa forzosa - Su nombre es Remus y vendrá en cualquier momento. Mientras tanto hare un par de hechizos para dormir esta noche y cenar.

- Dios por favor - Bárbara miro al techo de la casa mientras su madre caminaba a la cocina - Matame ahora, te lo suplico. 

Habían pasado unas dos semanas desde que su madre y ella se mudaron a la "noble casa de los Black", Bárbara no deseaba estar en una casa que solo la unía a un legado que odiaba. La casa estaba plagada de criaturas que solo aparecían en libros de texto de magia; su madre estaba enloqueciendo con los gritos de un cuadro de Walburga Black que ésta misma había colgado y puesto con magia para que nadie ni siquiera un "Sangre sucia" pudiera quitarlo.  

Los gritos de Walburga comenzaron a oírse con mas frecuencia cuando Remus Lupin hizo su aparición, un muy antiguo amigo de su madre en su juventud. El tipo era extraño desde primera instancia, sobre todo porque tenía una vida muy pobre para alguien que decía viajar tanto además de un aspecto físico de peleador callejero. Aquel día Remus, la observó con una enorme curiosidad; sin embargo no pregunto demasiado cuando Bárbara no respondió a sus preguntas respecto a su pasado en su antiguo hogar. 

Por órdenes de su madre Bárbara iría al callejón diagon con Remus para comprar las cosas que necesitaría para su asistencia a Hogwarts, el mago parecía tener buen humor a pesar de todas las cosas que había visto esa mañana en casa. 

- Si quieres preguntarme algo solo dilo - Bárbara dio un suspiro mirando al mago - No es necesario que guardes silencio cuando mama seguro te dijo algo. 

- Tu madre no me conto muchas cosas - El la mira con una sonrisa - Dijo que si deseabas hacerlo, tu misma me mostrarías. 

- Entonces me vas a decir que no sabes nada ¿No? - Remus asiente sonriendo - Hare como si te creyera. 

- Es cierto que tengo curiosidad, pero seguro al igual que yo no estas dispuesto a hablar mas del pasado - La rubia no podía estar segura si Remus Lupin decía la verdad - Lo que si me dijo tu madre es que adoras los libros de magia. 

- Algo así - Respondió mirando a una niña con su padre rumbo al famoso callejón - Estudiar es lo que mejor se hacer. 

- Cuando era joven me decían lunatico - Bárbara no pudo evitar reír por lo bajo - Mis amigos solían llamarme así, eran buenos tiempos. 

- ¿Y dónde están esos amigos? - Preguntó ella riéndose - ¿Desaparecieron en el manicomio?

- Murieron hace años - Las palabras no parecían ser mentira y logró hacerla sentir incomoda - Hace muchos años que estoy solo en el mundo, Alexia y yo fuimos simples conocidos gran parte de nuestra instancia en Hogwarts, pero después nos volvimos amigos casi al termino del colegio. 

- ¿Es por eso que tienes el aspecto de un peleador callejero? - Remus sonríe ligeramente
-  ¿Porque estás solo?

- Digamos que es parte de mi yo interior - Bárbara frunció el ceño sin entender a la respuesta del mago - Mira, aquí puedes comprar tu uniforme y capa.

- Madame Malkin, túnicas para toda ocasión - Bárbara frunció el ceño de nuevo - Gran nombre.

- Que recuerdos - Remus entró detrás suyo con una sonrisa - Estaba tan nervioso en aquella ocasión, mis padres estaban igual.

- ¡Oh mira que hermosa eres! - Una mujer se acercó hasta ella con una enorme sonrisa - ¿Vienes por tú uniforme de Hogwarts? Tenemos los mejores y las más excelentes capas, sígueme por aquí querida.

- Este será una tarde muy larga - La rubia suspiró siguiendo a la mujer - Demasiado larga.

Remus y Bárbara cargaban las cajas con todos los útiles que necesitaría en Hogwarts, había sido un día demasiado agotador. Buscar el uniforme, varita, libros escolares, fue demasiado así que deseaba cenar y relajarse en su cama.

Al llegar a casa su madre murmuraba palabras en la sala, con varita en mano Remus se acercó hasta ella. Bárbara suspiró al ver otro boggart en casa, Kreacher apareció a su lado.

- Lleva todo a mi habitación Kreacher - La rubia comenzó a subir las escaleras en búsqueda de su gato - ¿Dónde estás Eclipse? ¡Traje tu salmón!

Un gato negro apareció frente a ella cuando subió las escaleras, el minino maulló al ver la bolsa con salmón.

- ¿Qué estuviste haciendo? - Preguntó la rubia hacia su habitación - ¿Casaste otra criatura?

- ¡Fuera de mi casa sangre impura! ¡Canallas! - Bárbara rodó los ojos al pasar junto al retrato de su abuela - ¡Sacos inmundos!

- Cállate - Walburga siguió gritando cuando Bárbara se encerró en su habitación -  Kreacher, ¿Trajiste todo?

- Sí, ama - Responde el elfo - ¿Quiere la ama su taza de té?

- Sí, dos de azúcar - Asiente dejando el salmón en el cuenco de Eclipse - Y la cena también.

LONDRES, REINO UNIDO
1 DE SEPTIEMBRE DE 1993

Bárbara pensó que la estúpida idea de enviarla a Hogwarts era algo pasajero para su madre que eventualmente se le pasaría, pero obviamente se equivoco. Ambas habían discutido tanto en las ultimas dos semanas antes del 1 de Septiembre que cuando, Remus, su madre y ella llegaron a King Kross apenas se dijeron dos palabras. El profeta no dejaba de hablar del prófugo Sirius Black y de que hacer si lo encontraban por ahí, la tensión era muy grande entre las dos.

Muchos estudiantes se despedían alegremente de sus padres en el anden 9 y 3/4, pero lo único en que la rubia podía pensar era en cuan enfadada estaba ¿Por que su madre no pensaba que era muy mala idea regresar a Londres? ¿Tenia acaso esperanza de verlo? ¿Seria capaz de esconderlo del ministerio? Agito su cabeza subiendo al tren con su uniforme en mano y seguida de su gato Eclipse en sus pies, tras suyo Remus la acompaño hasta uno de los últimos vagones del tren.

- ¿Te sientes bien Bárbara? - Pregunto Remus - Tu madre esta preocupada por ti.

- Si estuviera preocupada no habría hecho esto - Respondió secamente - Y no, no estoy bien evidentemente Remus.

- Entiendo que te sientas enojada Bárbara - Remus sonaba sincero - Pero ve el lado bueno, seguirás con tus estudios y Dumbledore ha tomado muchas precauciones para nuestras clases particulares.

- ¿También ha tomado precauciones para tu enfermedad? - Un par de semanas después de las compras en el callejón Diagon, Bárbara descubrió la licantropía del mago, en un principio fue un completo shock para ella - Ya sabes, puede ser difícil de ocultar en un colegio.

- Dumbledore hablo con todos en Hogwarts - Comento al abrir la puerta de un vagón - No habrá problema alguno si tomo precauciones extras ¿Te importa si duermo un rato?

- No, descansa - Respondió ella sentándose mientras Remus se acomodaba en el otro asiento - Voy a terminar el libro de hechizos que me prestaste.

La siguiente hora en lo que partía el tren había sido un poco larga cuando termino de leer su libro de hechizos avanzados, Eclipse su gato de tres años estaba bastante entretenido con una bola de estambre y apenas notaba que ella estaba ahí ¿De verdad era mas divertido una bola de estambre que ella? Dio un suspiro para mirar por la ventana, los alumnos continuaban despidiéndose de sus padres y reuniéndose con sus amigos animadamente.

- Oye jamás te había visto en Hogwarts - Un niño rubio se encontraba parado en el marco de la puerta - Soy Draco Malfoy ¿Eres esa chica transferida de Beauxbatons?

- Si, esa soy yo - Responde observando la mirada de desprecio hacia Remus de parte del chico - Bárbara Wayne.

El rubio la observo con una sonrisa, en su interior Bárbara sabia que ese chico era su primo por parte paterna. Sino mal recordaba este debía ser el hijo de Narcissa con Lucios Malfoy, esperaba que los profesores si respetaran el pedido de su madre y no mencionaran su apellido paterno, porque estar relacionada con un mocoso como el que tenia enfrente la enfermaba aun mas.

- ¿Sabes en que casa quedaras? - Draco se recargo en el marco - Yo soy Slytherin, toda mi familia ha estado ahí.

- Pase las ultimas dos semanas leyendo al respecto - Eclipse salto en su regazo y comenzó a acariciarlo - Slytherin es la mas obvia, mi madre estuvo ahí y toda su familia también.

- Bueno el tren esta por partir - Dice el chico con una sonrisa - Te veo durante la selección, si quedas en Slytherin puedes sentarte junto a mis amigos.

- Claro - Bárbara lanzo un bufido después de ver a Draco irse por el pasillo, Eclipse se estiro antes de abandonarla y saltar sobre el cuerpo dormido de Remus - Yo te quiero y alimento ¿Y es así como me pagas? De verdad que eres extraño Eclipse.

Unos diez minutos después de la visita de Draco Malfoy, la puerta del vagón volvió a abrirse revelando a tres chicos. Un chico de cabellera azabache llamo su atención enseguida, parpadeo al saber de quien se trataba; Harry Potter.

- Lo siento, pero todos los demás vagones están llenos - Dijo la chica con un poco de pena - ¿Te importa si nos sentamos aquí?

- Bien, pero intenten no hacer tanto ruido - Señalo a Remus frente a ella - Alguien esta durmiendo ahora mismo.

Intentando ignorar la incomodidad extraña que surgió en ella, saco otro libro para comenzar a leer. Podía sentir las miradas de los tres chicos a su lado, pero fingió bien que no las notaba en absoluto. Finalmente el tren comenzó el camino rumbo a Hogwarts, el viento afuera se sentía cada más frio y el cielo estaba muy oscuro como si una terrible tormenta estuviera apunto de azotar a la tierra, la voz de la chica la saco de sus pensamientos.

- ¿Tú eres la chica que se trasladó de Beauxbatons a Hogwarts cierto? - preguntó y la chica asintió sin más. - Yo me llamo Hermione Greanger, ellos son Ron Weasley y Harry Potter.

- ¿Te llama la atención alguna casa? - pregunto Harry. Ella lo observó estudiándolo pero asintió con tranquilidad.

- Slytherin - respondió ella observando la mirada de decepción del azabache y su grupo de amigos - Ya veremos que pasa.

Un segundo después el tren paro con fuerza sacudiendo todo a su alrededor, los chicos a su lado parecían igual de confundidos que ella. El pelirrojo llamado Ron se acerco a la ventana y se giro a verles con nerviosismo.

- Parece que alguien entra en el tren - dijo Ron, Bárbara frunció el ceño ya que eso era imposible.

- Imposible Ron, nadie podría subir al tren - dijo Hermione - Nunca tenemos paradas hasta llegar a Hogwarts.

Eclipse salto a su regazo asustándola en inicio, el gato que la castaña tenia se puso igual de nervioso sacando sus colmillos enseguida. Una mano horrible se acercaba a la manija de la puerta y un sentimiento de tristeza invadió todo, Bárbara lo supo al instante. Sacó su varita y formuló el hechizo correcto en su mente dispuesta a usarlo si pasaba algo, el dementor abrió la puerta de su compartimiento y se acerco mucho hasta donde Harry estaba; entonces ella lanzó el hechizo.

Un velo blanco y un águila se presentaron al mismo tiempo lo que hizo que el dementor saliera corriendo de ahí sin más, Remus había despertado y justo cuando iba a preguntar si todos estaban bien, Harry se había dejado caer en el suelo del compartimiento, él se había desmayado. Bárbara se dejo caer en el asiento con un suspiro y preocupación al ver al chico en el suelo, Remus subio a Harry en el asiento esperando a que despertara.

Harry Potter se despertó unos minutos después, Hermione le dio sus gafas cuando notó que estaba consciente y se puso a su lado preocupada, Remus se acerco hasta el confundido para darle un poco de chocolate y dijo sonriéndole con tranquilidad.

- Come el chocolate chico, te pondrás mucho mejor si lo haces. - dijo y salió del vagón - Yo debo ir a hablar con él conductor del tren

- ¿Escucharon los gritos?- Hermione frunció el ceño - Alguien gritaba.

- Nadie gritaba Harry - dijo la chica - El profesor Lupin y Bárbara hicieron que el dementor se alejara.

- No entiendo porque estaban aquí - Ron Weasley se estremeció antes de mirar a su amigo - Creo que buscaban en el tren a Sirius Black al parecer.

- ¿Qué fue lo que hicieron el profesor y tú para alejar al dementor?-pregunto Harry dando un mordisco al chocolate, Bárbara parpadeo unos segundos antes de responder.

- Fue un hechizo de quinto curso - Responde aclarando su garganta - Descansa, yo...debo ir al baño.

Bárbara se encerró en el compartimiento del baño procesando todo lo que acababa de pasar, los dementores buscaban a Sirius Black. Se mojo el rostro intentando calmarse, este año si que seria demasiado difícil para ella. La rubia logro tranquilizarse para regresar al vagón antes de que el tren se pusiera en marcha de nuevo. 

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