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🐺 Capítulo 10.

10. 𝐄𝐋 𝐄𝐗𝐀𝐌𝐄𝐍.

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S

iendo las seis de la mañana, Na-bi se encontraba desayunando en la soledad del departamento donde vivía.

Su padre se había tomado las molestias de enviarle un mensaje de buena suerte, dándole ánimos y deseándole lo mejor, pues aunque quisiera, no podía acompañarla en este paso tan importante que ella estaba por dar debido a otra de sus misiones en cubierto. Sin embargo, él se había asegurado de pedirle a Chan, personalmente, que acompañara a Na-bi en aquel proceso, porque estaba seguro de que su hija se sentiría nerviosa y por qué no, asustada. Después de todo, era una simple adolescente con mucha presión sobre ella, fallar no era una opción para ella pero de igual forma no podía evitar pensar en qué sería de su vida si le iba mal.

Na-bi peló una mandarina mientras se levantaba dejando los trastes a un lado para lavarlos luego y se marchó en dirección a la salida de su hogar, se sentía un poco molesta con sus amigos porque ni Chan ni Bo-ra la habían acompañado en la solitaria noche.

Le fue difícil dormir, asique se sentía un poco cansada pero se aseguró a sí misma que estaría bien.

Salió rápidamente disparada por el elevador luego de comer la fruta mientras esperaba y salía corriendo del edificio, en dirección a la parada de buses más cercana.

En el camino se encontró con varios estudiantes que también planeaban tomar el mismo autobús, pero no supo si todos o algunos pocos, debían hacer lo mismo que ella, subir a dos autobuses diferentes para llegar a una escuela que era completamente desconocida porque ningún estudiante que aplicara para el CSAT, podía rendir el examen en su instituto, sino que debía ir a otro por fuerza mayor para evitar que los estudiantes hicieran trampa.

Sentía sus nervios a flor de piel, en las calles no circulaba nadie más que los estudiantes a punto de someterse al mayor examen de sus vidas. Varias empresas habían cambiado su horario laboral, retrasando el ingreso como cada año, para evitar interferir en el camino de los adolescentes; los aviones incluso no volaban y retrasaban sus viajes para evitar interferir con la parte de comprensión auditiva de inglés, que formaba parte de una de las etapas del examen.

El mismo se dividía en cinco partes, Coreano con unas cuarenta y cinco preguntas, Matemáticas con treinta preguntas, Inglés con cuarenta y cinco preguntas de las cuales las diecisiete primeras eran de escucha, Historia de Corea, Social, Ciencia y Exploración de Carrera con veinte preguntas y Segundo Idioma (Francés, Español, Ruso, Alemán, Chino, Japonés, Árabe o Vietnamita), con treinta preguntas. Para completar todo aquello tenía una duración de nueve horas, en donde debía ingresar a las ocho y diez de la mañana, para marcharse casi a las seis de la tarde.

Tendría descansos y la hora del almuerzo, pero eso no quitaba el hecho de sentirse relajada, es decir, ¿quién iba a descansar realmente cuando el futuro de sus vidas estaba en juego?

Tecleó rápidamente un mensaje en su celular que iba dirigido a su amiga y otro para Chan, esperando que alguno de los dos respondiera pero no fue así en absoluto.

Bufando, cerró sus ojos por unos instantes, mientras se concentraba en su respiración y calmaba sus nervios como había aprendido a hacerlo desde pequeña.

Al otro lado de la ciudad, en el instituto en el cual Na-bi debía presentarse, un tumulto de jóvenes comenzaba a llegar sosteniendo remeras pintadas con mensajes alentadores, carteles y objetos de la buena suerte para aquellos estudiantes, independientemente de si los conocían a todos o no.

Na-bi sonrió aquel gesto le resultaba muy grato de parte de aquellas personas, que sin importar si conocían a los jóvenes o no, les entregaban golosinas y bebidas refrescantes.

—¡Te queremos, Na-bi, tú puedes hacerlo!

La mencionada se detuvo en su andar en dirección a la aglomeración de personas y giró sobre sus talones, en dirección a su espalda y observó un gran cartel que sostenían sus amigos y algún que otro compañero de clase.

Na-bi intercambió una mirada rápida con su amiga, notando que entre la multitud también se encontraban Ji-sung, Chang-bin e incluso Won-hee se encontraba entre ellos, sosteniendo un cartel de aliento.

Todos ellos se acercaron a saludarla y desearle éxitos, pero sus ojos buscaban desesperadamente a aquel rostro que la había cautivado.

Su vista se detuvo en la mirada de Chan, quien hizo una mueca y a pasos largos se aproximó a ella y la abrazó ignorando las risitas y burlas de parte de aquel grupo de estudiantes a sus espaldas.

—Sé que lo harás excelente. Cuando salgas, estaré aquí esperándote… —murmuró cerca de su oído, ella se rió levemente—... ¿de qué te ríes? —preguntó apartándose solo un poco, mientras la miraba algo fuera de lugar.

—Chan, solo haré un examen, no es como si vaya a irme por un largo tiempo a algún sitio en el extranjero —se burló, mientras le devolvía el abrazo, tomándolo por sorpresa—. Pero de todas formas, gracias por estar aquí en este momento tan importante para mí… —mordió su labio y se apartó de él en cuanto una idea cruzó por su cabeza. Se impulsó hacia arriba en puntitas de pie y depositó un casto beso sobre la mejilla de él y luego dijo—... tengo al mejor novio del mundo.

Acto seguido, se alejó rápidamente de Chan y corrió al interior de la institución, saludando en la lejanía a sus amigos, riéndose suavemente de la expresión boquiabierta de Chan, ya que era obvio que estaba esperando una respuesta pero no hasta después del examen. Lo había tomado desprevenido por completo.

—¡Tú puedes hacerlo, cariño! —exclamó saliendo de aquella especie de trance en la que se había sumido, corriendo hacia las rejas del instituto que separaban la propiedad de la vía pública—, ¡mi novia lo hará increíble! —gritó a todo pulmón, mientras entre sus labios se ensanchaba una gran sonrisa de oreja a oreja y una risa de júbilo se le escapaba al oír el festejo de sus amigos a su espalda—, ¿¡Ven a esa chica!?, ¡recuerden su hermoso rostro porque mi novia será la mejor!

Na-bi se alejó moviendo sus manos en el aire, despidiéndose finalmente de ellos algo avergonzada pero con sus ánimos elevados hasta las nubes y una seguridad total, mientras sus amigos y compañeros de clase se acercaban a Chan para felicitarlo por obtener lo que tanto quería.

—Ya era hora, ese hueso era difícil de roer, ¿eh? —se burló Ji-sung, mientras le daba palmadas en la espalda.

Chan solamente elevó una de las comisuras de sus labios sin mirarlo, pues sus ojos seguían fijos en la puerta que acababa de cerrarse, anunciando que el examen estaba a punto de comenzar. Las personas a su alrededor se marchaban, muchos de ellos iban a regresar alrededor de la hora en la que finalizará la prueba y solo unos pocos se quedarían a esperar, mientras encendían algunas velas e inciensos y se ponían a elevar sus oraciones por el futuro de aquellos jóvenes valientes.

Bo-ra bufó mientras viraba los ojos—Ya basta, Han —lo reprendió, mientras se alejaba junto con él y comenzaban una pequeña discusión entre susurros.

—Creo que algunos no la pasan tan bien… —comentó Won-hee, mientras los miraba cruzada de brazos y un espectro de sonrisa se asomaba entre sus labios.

Chang-bin suspiró y les dio la espalda para darles privacidad, no deseando interferir—Creo que no han dejado de discutir luego de que bajamos de la montaña —mencionó pensativo.

—¿Ah? —soltó con confusión Chan, mientras giraba su rostro en dirección a él, aún con sus manos aferradas a la reja—, ¿por qué?, Han no me dijo nada.

—A mi tampoco, pero deduzco de que se pueda tratar —suspiró otra vez—. Vayamos a comer algo, ¿o quieres quedarte? —le preguntó cambiando de tema, mientras extendía su brazo hacia él y le apretaba el hombro suavemente.

Chan asintió estando de acuerdo con aquella idea, Won-hee, quien estaba a un lado de Chang-bin, enredó su brazo con el de él y comenzó a caminar en dirección a la pareja que había dejado de pelear pero que permanecían en silencio.

—¿Vendrán con nosotros a comer o se quedarán allí parados sin mirarse y hablar? —preguntó ella, mientras ocultaba una sonrisa burlona.

Chang-bin la pellizcó suavemente mientras la miraba severo y negaba con su cabeza al mismo tiempo en el que ella soltaba un quejido, terminó mirándola desaprobatoriamente. No entendía el porqué de su reacción en los últimos días, era como si tratara a toda costa de fastidiar a aquella pareja a lo cual, desde un principio, él le había pedido que no lo hiciera, como solía hacer desde que era pequeña, con aquellas parejas que ella creía que no congeniaban.

Ella planeaba estudiar leyes y convertirse en jueza, sin embargo, él pensaba que quizás se estaba equivocando a la hora de elegir su profesión, pues ser terapeuta de parejas a lo mejor le convendría más, ya que le gustaba entrometerse en las relaciones ajenas.

Todos juntos caminaron en dirección a la camioneta de los padres de Chang-bin y se marcharon hacia una cafetería no muy lejana de donde se encontraban. Una vez allí, tomaron asiento en una de las mesas cercanas a la ventana para luego mirar el menú y hacer un pedido en general para compartir.

Chan, que en ese momento estaba mirando la pantalla de su celular, se decidió por enviarle un mensaje al padre de la chica a la que por fin le podía decir “novia”.  No quería molestarlo pero sentía que a lo mejor al señor Seo le agradaría saber al respecto del estado de su hija porque hasta donde él sabía, su padre la había visto nerviosa y muy insegura antes de tener que marcharse a cumplir con una misión de encubierto.

No espero una respuesta, pues sabía que el padre de ella estaría muy ocupado como para responder pero al menos, una vez que leyera el mensaje cuando estuviese desocupado, el hombre se sentiría tranquilo y a lo mejor feliz al saber que su hija estaba más que bien. Quizás, ella siempre estuvo bien pero los ansiosos eran todos ellos que la rodeaban por el simple hecho de que todos sabían cuánto Na-bi deseaba aprobar y lo mucho que se había esforzado para dicho momento.

Mientras tanto las horas pasaban, Na-bi ahora se encontraba en el comedor del instituto almorzando junto con un grupo de estudiantes que también tenían los mismos objetivos que ella: estudiar medicina. Estaba sentada en compañía de dos futuros cardiólogos, un neurólogo y un endocrinólogo; aquellos jóvenes le habían agradado de inmediato debido a su cortesía, sentido humorístico e inteligencia. Desde que habían comenzado a hablar, no lograban parar de hacerlo.

Los cinco jóvenes habían quedado en que mantendrían el contacto aún después de que terminara el examen por lo que al salir del instituto intercambiarían sus números telefónicos.

—Bueno, aún nos quedan algunos exámenes más por terminar… —dijo uno de ellos, mientras dejaba a un lado los utensilios que estaba utilizando para comer.

Los demás asintieron levemente, mientras imitaban su acción y se ponían de pie para marcharse a sus respectivos salones—Suerte chicos, ¡ustedes pueden! —exclamó Na-bi, mientras elevaba sus brazos y formaba puños con sus manos, a la altura de su rostro.

Uno de los futuros cardiólogos estiró sus labios frunciendo estos—Es tan adorable, yo creo que deberíamos adoptarla… —sugirió, mientras apretaba sus mejillas provocando que ella soltara un quejido.

—No la molestes, Jeong-in —reprochó otro de ellos, mientras tomaba al mencionado por el cuello de su camisa y tiraba de él, arrastrándolo fuera del comedor.

Na-bi se rió levemente y negando con su cabeza los siguió de camino al salón de clases que le habían asignado. Sólo le faltaban los últimos tres exámenes y sería libre finalmente, luego solo restaba ser paciente durante un mes a que los exámenes fueran corregidos y anunciaran las calificaciones finales de todos.

Ese mes que debía esperar, definitivamente lo utilizaría para descansar.

Chan miró ansioso la hora en su reloj de mano mientras cambiaba por cuarta vez, la radio del vehículo de los padres de Chang-bin, este lo miró molesto por unos breves segundos, mientras el silencio reinaba entre ambos ya que Chan no podía decidirse por un canal radial para que se encargara de llenar el hueco vacío que comenzaba a hacerse más notorio.

—Sé que estás nervioso, pero si sigues así, vas a romperlo —se quejó Chang-bin, mientras detenía su andar en un semáforo rojo.

—Lo siento, es que no puedo evitar pensar en que todo debe salir perfecto.

—Todo saldrá bien, Bo-ra ya te dijo que acababan de llegar, ¿o no? —sonrió y continuó la marcha— Solo debemos pasar a buscar a Na-bi e ir con ellos.

—Creo que Chan debería de bajarse aquí e ir caminando —acotó Won-hee, mientras asomaba su rostro entre ambos asientos—. No me malinterpretes Chan, me agradas, pero si quieres llegar a tiempo deberás continuar a pie —apuntó al frente—. Hay mucho tráfico en la siguiente calle, tardaremos un buen tiempo en avanzar.

El mencionado asintió y cuando se bajó e intercambió su lugar con la chica, se apoyó sobre el marco de la puerta que tenía la ventana baja y los miró por un momento.

—Sigo creyendo fielmente que deberían decir la verdad respecto a ustedes —mencionó, mientras se apartaba al escuchar una bocina que provenía de un camión detrás de ellos.

—¡No seas aburrido! —gritó ella, mientras veían divertidos como Chan se alejaba dando la vuelta a la esquina siguiente y efectivamente, la cantidad de autos era asombrosa.

Apresuró su andar en dirección al tumulto de personas que comenzaban a desplazarse en diferentes direcciones, marchándose de allí. Estirando su cuello y moviendo su cabeza de lado a lado, tratando de buscar a una chica en particular, finalmente la visualizó estando a unos cuantos pasos alejada de la entrada, rodeada de un pequeño grupo de chicos.

Sintió como un remolino de emociones nuevas le causaban malestar y observó con desprecio a cada uno de aquellos jóvenes, grabando sus rostros a fuego en su mente, antes de acercarse rápidamente a ella, ignorando a las personas que se quejaban por los empujones o pisadas.

A Chan no le importaba ninguno de ellos, solo quería llegar cuanto antes hasta donde ella se encontraba.

—¡Nabinnie! —exclamó agitando su mano en el aire, mientras finalmente llegaba a donde ella y la abrazaba elevándola del suelo.

Aquel pequeño grupo que estaba junto a ella los observaron sorprendidos mientras murmuraban entre ellos el atrevimiento de aquella muestra de afecto tan abierta al público. Algunos de ellos desearon poder hacer lo mismo pero la realidad era que ni siquiera tenían pareja o habían terminado su relación antes del examen.

Chan dejó suavemente a Na-bi en el suelo y le sonrió para después darle un beso cariñoso, antes de voltear a ver a los chicos detrás de ella y mirarlos de una manera hostil.

—Uhm, tú debes ser Bang Chan, el novio de Na-bi —dijo uno de ellos, mientras se acercaba y extendía su mano hacia él—. Mi nombre es Jeon-in, pero puedes decirme I.N —sonrió amablemente.

Na-bi suspiró al notar como Chan, que había puesto uno de sus brazos sobre su hombro de manera posesiva y protectora, no respondía.

—Ellos son mis compañeros, planean estudiar medicina también —sonrió—. Se amable, Channie… —lo codeó, mientras le susurraba con un tono de advertencia.

El mencionado suspiró y a regañadientes se presentó para luego observar como su novia mantenía una conversación entretenida con aquellos chicos, a los cuales se dedicó a observar detalladamente. Se veían como unos jóvenes de bien, educados y muy respetuosos con Na-bi, siempre guardando distancia y escuchando atentamente todo lo que esta decía.

En parte, se sintió sorprendido, después de todo ella no era una persona a la que se le resultara fácil hablar tanto como en ese momento estaba haciendo por lo que supuso que realmente les agradaba y entonces se le cruzó una idea por la cabeza mientras veía a lo lejos, como Chang-bin y Won-hee se acercaban animadamente en la camioneta, donde esta última sacaba la mitad del cuerpo por la ventanilla y agitaba sus manos para llamar la atención de aquel grupo.

—¿Qué es todo esto? —preguntó ella sintiéndose confundida, pero también divertida ante la locura de Won-hee.

Chan sonrió ampliamente—¿Nos quieren acompañar? —le preguntó al grupo de jóvenes, ellos se miraron entre sí y asintieron animados.

—¿A dónde? —preguntó ella, pero no obtuvo respuesta, por el contrario, su novio se acercó al grupo de chicos y después de brindarles información al respecto de una manera secreta, se alejó de camino a tomar a Na-bi por los hombros para dirigirla a la camioneta—, ¿Chan? —insistió.

—Solo ven, te gustará —sonrió para calmar los nervios de ambos.

Al menos él esperaba que a ella le gustara la sorpresa que habían preparado junto a sus amigos.

Durante el trayecto, a pesar de que Na-bi insistía para que alguien le diera una pista, terminó por resignarse y simplemente observó entretenida a través de la ventana.

Chang-bin dobló en la siguiente calle donde la multitud de jóvenes era más notoria, amontonados en pequeños grupos de los cuales salía humo como pequeñas chimeneas, la juventud que no se encontraba bailando o cantando en las salas de karaoke, se habían reunido afuera con botellas de cerveza y cigarrillos.

La camioneta se detuvo frente a un popular local de luces neón que tenía grandes reseñas por el excelente servicio en la parte del restaurante, no solo por la rapidez en la que los platillos llegaban a las mesas sino por el buen sabor; también contaba con salas privadas donde se llevaban a cabo algunas reuniones de empresarios con un ambiente más calmado y sofisticado, y ni hablar de las salas de karaoke, donde cada pared estaba perfectamente aislada y dentro, el espacio era tan amplio que se podía llevar tranquilamente una fiesta de más de quince personas allí mismo.

Al ingresar, Na-bi fue guiada por sus amigos al subsuelo, donde se encontraban las salas de karaoke y siendo la última en ingresar, se llevó la sorpresa de que la mayoría de sus conocidos de la escuela se encontraban esperándola.

Todos gritaron sorprendiéndola y la recibieron arrojando papeles picados sobre su cabeza y espuma, todos parecían estar genuinamente felices por ella porque sabían que lo había hecho excelente. A la celebración se sumaron sus nuevos amigos con los cuales esperaba formarse profesionalmente y ser grandes compañeros de trabajo en un futuro, aquellos chicos realmente tenían amplias sonrisas plasmadas en su rostro.

No solo era algo que ella necesitaba, sino que, hasta ese momento, se había dado cuenta de que sus nuevos amigos también habían estado tan estresados y preocupados como ella y que realmente, aquella reunión que habían organizado sus amigos era la escapatoria más factible para despejar sus mentes ni bien terminaron de rendir el examen.

Podía notar como poco a poco, tanto Chan, Ji-sung y Chang-bin, se acercaban más a Jeon-in y Seung-min con los cuales, al parecer tenían más cosas en común que con el resto.

Bo-ra y Won-hee se encontraban más animadas mientras comenzaban a entregarle a todos algunos accesorios para que se los colocaran como disfraces y luego, las canciones comenzaron a sonar una detrás de otra y entre rondas y rondas, compartieron una noche inolvidable, con muchas risas y recuerdos que almacenarían en sus memorias por el resto de su vida porque en ese momento, nuevas amistades comenzaban a forjarse.

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