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✎ 𝓸𝓻𝓲́𝓰𝓮𝓷𝓮𝓼 𝓹𝓪𝓻𝓽𝓮 𝓾𝓷𝓸

𝓬𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸
ᵒʳⁱ́ᵍᵉⁿᵉˢ ᵖᵃʳᵗᵉ ᵘⁿᵒ

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El sonido de la cámara capta con atención a la pequeña mariposa que se había posado en las flores de su balcón.

Su rostro estaba sereno, contemplando al pequeño insecto a través del lente, capturando su esplendor.

- ¡Olie!. - El repentino grito de su madre lo asustó a él como a la mariposa quien rápidamente se fue volando. - ¡Llegarás tarde a la escuela!.

Soltó un suspiro mientras veía la Torre Eiffel en su máximo esplendor. Era cierto, se habían mudado recientemente.

Sostuvo su cámara unos minutos más tomando una última fotografía de la gran construcción que tenía enfrente.

- ¡Olie!

- ¡Lo siento!

Rápidamente guardó su cámara en el estuche y corrió escaleras abajo encontrándose con su muy enfada progenitora.

- Es el primer dia, no puedes llegar tarde. - Regaño la mayor. - Tienes que dar buena impresión.

- Pero faltan treinta minutos para ir a la escuela.

- ¿Seguro?

Su vista va hasta el reloj colgado en la pared donde marcaban las ocho con cincuenta.

Si, ya iba tarde.

De nuevo.

Entró en crisis corriendo a su habitación por su mochila y un suéter.

Su madre se ríe de él y no puede evitar sentirse molesto.

Las llaves recaen en sus manos mientras cierran el portón de su casa. El auto se estaciona frente a ellos dejando ver al chófer que lo llevaría a la escuela.

- Asegúrate que entre. - El hombre en el volante asiento abriendo la puerta para que el chico pueda entrar.

- Sí señora Blanche. - La mujer observa a su hijo sacar su cámara mientras se acomoda en el asiento más cercano de la ventana.

El chico observa como su madre se da la vuelta para subir a su propio coche, no sin antes mirarlo.

Decide no darle más vueltas al asunto y mirar por la ventana, buscando un lugar que pueda despertar su interés pero el trayecto es corto y debe estar en escuela.

- Llegamos joven Olie. - Avisa el adulto, sacándole un quejido.

- Si, gracias. - Sin muchos ánimos guarda su cámara mientras se desliza por la puerta para salir.

- Vendré por usted en la tarde. - Recuerda antes de que el chico cierre la puerta y observe la entrada con demasiada pereza.

Su salón estaba escaleras arriba, sintió el dolor de rodilla apenas puso un pie en el escalón.

Sin embargo; alguien con menor suerte que el se tropezó cayendo de cara pero salvando la cajita que tenía en sus manos.

- ¿Estas bien?. - Pregunto viendo al chico de ojos azules, extendiendo su mano para ayudarlo a levantarse.

- ¿Eh? ¡Si! Yo me caigo todo el tiempo. - Intentó conversar aceptando su mano para levantarse.

De pie era mucho más alto.

Era como un perro grande.

- Soy Marin Dupain-Cheng. - Se presentó ofreciendo un macaron de su cajita. - ¿Eres nuevo?

- Si, me mude hace tres meses. - Contesta dándole un mordisco al pequeño postre dándose cuenta de lo rico que era. - Disculpa, ¿puedo tomar otro?.

El chico sonríe ofreciéndole toda la caja sin pensar. Olie duda brevemente pero termina aceptando llevarse la caja

- Están deliciosos.

- ¿Si? Mi padre los hizo. - Sonríe mientras caminan juntos al salón, donde hay más personas. - Es panadero y disfruta lo que hace.

- ¿También sabes hacer pan?. - Pregunta el chico mirándolo.

- Si, pero no soy tan bueno como el. - Agrega mientras se adentran dentro del aula, varios rostros desconocidos lo miran momentáneamente.

Olie mira entre los asientos buscando alguno que le permita estar cerca de la ventana.

- Podríamos sentarnos aquí. - Dice Marín señalando los asientos de la segunda hilera, aunque no estaba cerca de la ventana decide sentarse con el chico.

- De acuerdo. - Pone su mochila mientras se acomoda en su lugar asegurando su cámara, sin embargo alguien mas golpeó su escritorio asustando al chico de cabellos blancos.

- Marin Dupaing-Cheng. - Deletrea un rubio. - Este es mi asiento.

- Pero Chloe esté siempre a sido a sido mi asiento.

Intenta decir algo pero es empujado por un pelirrojo. - Pues ya no. Nuevo año escolar, nuevos asientos.

El joven se levanta dispuesto a ceder pero es detenido por Olie quien pone su mano su brazo, obligándolo a sentarse de nuevo.

- ¡No me escuchaste! ¡Dije que-!

- Te oí. - Responde el chico sin mirarlo. - Pero te estoy ignorando.

Marín está al borde del asiento, entiende que el chico es nuevo y no conoce quién es Chloe, pero llevarle la contraria podría causar que lo molesten.

- ¡Disculpa! ¡¿Como te atreves a ignorarme?!.

- Te ignoro por qué no dices nada interesante, ¿por qué deberíamos darte el asiento?, nosotros llegamos primero. - El chico mira a Marin tomando su mano mientras sigue acomodando sus cosas. - No se que te haya hecho pensar que eres el dueño de todo pero esas actitudes no van conmigo, atras hay mas asientos.

Todos los miran sorprendidos, Marín lo observa con admiración. El era la primera persona que frenaba las malas actitudes de Chloe y eso ya era lo suficientemente grandioso.

"¡Es genial!"

Sus clases habían terminado, su libreta tenía anotaciones organizadas y detalladas de la clase. Observa los torpes movimientos de Marín y no puede evitar reírse al ver cómo se golpea el la frente tratando de alzar su lápiz.

- Debes tener cuidado. - Dice Olie.

- ¡KIM!. -Escucha gritar a alguien, observa de reojo como un chico corpulento intenta golpear a otro pero acaba siendo regañado mientras arruga una hoja de papel.

- Vamos Olie. - Dice el pelinegro tomando sus cosas.

- Si vamos.

Al caminar juntos se dio cuenta de dos cosas.

1. Marín era un torpe agradable.

2. Era alto, tanto que apenas le llegaba al hombro.

- La biblioteca es enorme. - Susurra mientras se adentra en el lugar.

- ¿Tu crees?.

Asiente mientras busca una mesa vacía, logra observar una donde se encuentra un chico de camisa a cuadros leyendo algo.

- ¿Nos sentamos con el?.

- De acuerdo. - Ambos toman asiento cerca del chico quien deja de tomar su lectura para mirarlos.

- Hola, soy Olie. - Saluda el chico acercando su mano. - Él es Marín, mi amigo.

- Yo soy Allen. - Dice el moreno regresando el saludo. - Estuviste genial en el salon.

- No es para tanto pero gracias.

Intentan conversar un poco más pero son interrumpidos por un fuerte temblor que tira a Olie y a Marin.

- ¿Que está-?

- Vamos. - Allen toma su brazo y a duras penas puede arrastrar a su amigo que seguía en el suelo.

Observan las cámaras y logran ver a un ser de piedra grande que gritaba el nombre de Kim.

- ¿Un monstruo?

- GPS, listo. Bateria, lista. - Murmura Allen dejando confundidos a los otros dos chicos. - ¡Yo me voy de aquí!

- ¿Qué haces?. - Pregunta Marin.

- ¡Si hay un supervillano, siempre hay un héroe! ¡No me lo quiero perder!. - Después de pronunciar esas palabras sale corriendo sin darle oportunidad de agregar algo.

- Está loco.

- Completamente.

¿Miraculous?, si.
¿Homosexual?, si.
¿Cambio de género?, exactamente.

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