Jimin murmuró algo por lo bajo mientras rasgaba la púa por las cuerdas de la guitarra, sintiendo la vibración bajo sus dedos y el como sonaba en sus oídos. Seokjin volvió a hablarle y nuevamente volvió a ser ignorado. Enojado, desconectó el cable plug del amplificador y miró al muchacho que parecía comportarse como un niño de primaria. Se cruzó de brazos mientras se ponía en el campo de visión del menor que puso sus ojos en blanco, dejando la guitarra apoyada en el atril antes de enfrentar molesto a su manager.

— ¿Qué quieres? — Preguntó, escondiendo sus ojos debajo de la gorra marrón, no mirando para su costado porque el mayor imbécil estaba a unos metros de donde él estaba parado.

— ¿Qué? ¿Qué quiero? Sabes lo que quiero, Jimin. Quieo saber el por qué los dos han comenzado a pelear en el ensayo de los ARA. — Murmuró sentándose en una de las sillas que estaban en la sala de ensayo de la empresa.

— Él empezó. — Murmuró Yoongi mientras sus oscuros ojos no se veían gracias al gorro pescador que tenía puesto, se echó hacia atrás en la silla mientras jugaba con la pelota anti estrés que le había sacado a su manager.

— No quieras hacerte la víctima, Min. — Murmuró con burla mientras su cuerpo se ponía tenso al momento que cruzó miradas con el otro. Aparentó que la mirada que le daba no le afectó en nada y siguió con lo suyo porque ignorarlos parecía ser una buena idea a enfrentarlos — ¿Por qué no le cuentas la forma en la que acosabas a Taehyung?

— ¿Es tu beta acaso? — Preguntó Min, demasiado interesado en la charla que Jimin había iniciado — No lo es, no entiendo por qué has reaccionado así.

— ¿Sabes por qué, maldito imbécil? Porque Taehyung no es de meterse en problemas y si alguien te veía acercarte a él de esa manera ibas a lograr que los idiotas de los medios hablaran pura mierda. — El alfa mayor sonrió con burla mientras encogía sus hombros.

— ¿Y el por qué de tu reacción? — Él solo estaba molestando, realmente no le interesaba por qué el muchacho había actuado así — Aunque me gusta. — Tenía una felina sonrisa en sus labios mientras miraba a Jimin más allá de donde él estaba sentado.

— Yoongi. — Murmuró Seokjin para que cerrara su boca porque lo que estaba haciendo le pondría los pelos de punta al otro y reaccionaría mal, porque él siempre reaccionaba mal cuando estaba alrededor de Yoongi — Cállate. No estoy diciendo que lo que hizo este idiota de aquí, está bien, pero Jim debías de haber pensado antes de reaccionar así. Estaban en un lugar importante y el lugar estaba lleno de fans, periodistas y jueces. Podrías haberlo apartado a un lado, a un lugar en donde nadie los podría haber escuchado y decirle lo que te estaba molestando.

— Es la misma mierda, él no escucha. Es un imbécil. — Murmuró tomando una de las sillas que rondaban por la sala de ensayo y sentándose en ella, cruzando los brazos en su pecho, molesto y como si fuera un niño pequeño al que estaban regañando porque sí.

Él no quería comportarse de esa manera, pero Min lograba sacar su peor lado. La forma en la que se comportaba y la manera que tenía de sacarlo de quicio, eran algo que lo ponían nervioso y no llegaba a entenderlo del todo, aunque había hecho todo lo posible para hacerlo. Yoongi tenía algo que lo atraía y a la vez lo alejaba, cuando estaba cerca de él su lobo parecía saber algo que Jimin no y eso hacía que se pusiera más y más ansioso con cada segundo que pasaba a su alrededor. Su actitud altanera y que parecía nunca importarle nada, era lo que lo alejaba, sin contar los cientos de comentarios de mierda que podían salir de su boca en menos de cinco minutos. Lo odiaba tanto, que a veces no entendía por qué.

Jimin tenía un secreto y era uno muy grande, que ocultaba incluso a sus compañeros de banda, el único que lo sabía era Seokjin y él realmente hacía un gran trabajo en guardarlo. Él era recesivo, en todos los malditos sentidos. Tenía muy pocos ciclos de celos (por no decir casi nulos) y el aroma de los demás no los sentía tanto como un alfa normal o dominante. Pero Jimin seguía siendo un alfa. En cambio Yoongi, era todo lo contrario a él, era dominante, tanto al punto de que debían de calmar su aroma con supresores e incluso podía poner a cualquier alfa sobre sus rodillas con tan solo mirarlo con esos ojos sumamente intimidantes. Ese alfa aterraba a Jimin, pero también despertaba al lobo que creía muerto.

Seokjin fue el primero en retirarse de la sala mientras Jimin aún seguía perdido en sus pensamientos, Yoongi al otro lado sonrió con burla y se levantó de su asiento, rodeando al otro alfa que parecía distraído.

— ¿Qué sucede, Park? — Preguntó, tratando de ver debajo de esa gorra marrón que tapaba sus ojos claros. Soltó un poco de su fuerte aroma viendo como ni siquiera hacía una mueca.

— Apestas. — Su atrofiado olfato había captado ligeramente el aroma a petricor y café — ¿Quieres decirme algo? Porque necesito hacer otras cosas antes que perder el tiempo aquí. — Murmuró comenzando a caminar hacia la salida. Confundido el otro alfa lo miró, tratando de saber el por qué él no reaccionaba más que molesto. ¿Acaso Jimin también era dominante?

— Hey, Park. — Jimin sintió la mano del otro en su hombro, esa que estaba tatuada y él solo pudo alejarse de su toque como si le quemara, como si incluso le molestara que lo tocara.

— No me toques, Min. — Soltó. El susodicho se burló bajo antes de acorralarlo contra la pared dejando ver un poco de escarlata en sus ojos, una sombra de su lobo que molestó a Jimin.

Jimin lo empujó mientras soltaba un gruñido muy bajo, antes de invertir los roles y colocar al otro contra la pared, su mano apretando el cuello contrario. Le mostró los dientes, porque su lobo no se dejaba doblegar y apretó el agarre que tenía en el cuello contrario.

— Oh, eres salvaje. — Murmuró — ¿Lo eres así en la cama? Deberíamos probarlo. ¿Qué dices? ¿Te da el maldito coraje para que te convierta en mi delta?

— ¿Y a ti? ¿Te da el maldito coraje para que te convierta en mi delta? — Soltó el agarre, notando como sus dedos habían quedado marcados en la blanca piel contraria.

Jimin se retiró furioso, apretando los puños y sin notarlo, soltando un poco de su aroma que solo una persona como Yoongi lo era, pudo notar. Ese aroma a piña pareció calar muy en su interior y hacer que su estúpido lobo moviera la cola para ir detrás de ese maldito alfa que no hacía más que sacarlo de quicio.

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ESCENAS +18.

Apretó los dientes con fuerza, desgarrando la piel de su belfo inferior, sintiendo el sabor de su propia sangre en su boca mientras echaba la cabeza hacia atrás. Soltó un gruñido y seguido un jadeo mientras su mano bombeaba con fuerza su pene, su glande rojo e hinchado por la fricción que había estado haciendo hacía unos minutos. Corrió la mirada de la pantalla mientras en su interior no creía lo que estaba haciendo, pero estaba caliente, por todos lados y la dureza que se había formado en sus pantalones lo incitó a sacar su pene y comenzar a tocarse de la forma que él sabía tanto lo hacía llegar al clímax.

— Mierda. — Gimió, levantando sus caderas del sillón de eco cuero, bombeando en falso su mano mientras su cabeza repetía una y otra vez la imagen de él, el como lo había mirada con esos ojos sin arrogancia, pero sí con ese brillo de intimidación que parecía sacar a relucir solo cuando estaba a su alrededor.

Es que Yoongi tenía un gran secreto que nadie más que él sabía. Se tocaba, pensando en su enemigo, en el alfa que se suponía era su compañero de empresa, pero con quien venía teniendo tantas peleas hace años. Él no recordaba cuándo es que había sido o cómo había comenzado su primera pelea, pero sí recuerda como se masturbó pensando en Jimin por primera vez y no es que había pasado tanto desde esa primera vez, desde ese primer bocado al paraíso que lo hizo pecar tantas veces y sentirse como si estuviera tocando el cielo con los dedos. Pero no le gustaba, no le encantaba, tal vez lo odiaba, aunque lo ponía a mil ver la forma en la que él lo miraba, en como cambiaba su rostro cuando le gritaba, cuando lo golpeaba o incluso cuando ponía sus suaves manos alrededor de su cuello. Era un masoquista, más nunca se preguntó por qué. No quería entender a su cabeza y mucho menos a su lobo, porque no quería ser esto y tampoco quería hacer esto. Era la única forma de bajar el calor que abarcaba cada rincón de su cuerpo, para apagar ese fuego que parecía comenzar desde su pecho para luego expandirse por cada célula que lo conformaba. Yoongi no se sentía bien haciéndolo, pero tampoco podía evitarlo o tratar de olvidarlo.

Bajó su mano por su gruesa extensión, delineando con su pulgar las venas que se formaban por todo su falo, imaginando en su jodida cabeza como sería tenerlo de rodillas mientras chupaba su verga con ese piercing ojos de serpiente, que decía odiar, pero que en algún momento le gustaría probar. Se bombeó a sí mismo, fuerte y luego lento, escuchándose gemir en voz alta mientras en un intento en vano, trataba de acallar todo ruido que saliera de su boca. Su mano libre acarició sus bolas y la otra apretó su glande, esparciendo el líquido preseminal que estaba soltando. Giró su muñeca y empujó su pelvis contra su mano nuevamente, bombeo despacio sintiendo como el orgasmo se construía con fuerza, como el calor parecía expandirse. Se mojó el pulgar y el índice con el líquido preseminal que quedaba en su glande e hizo círculos en el frenillo, soltando gemidos que ni siquiera él mismo reconocía en sus oídos.

— Mghm... ¡Ah! Maldición. — Apretó con fuerza la mandíbula mientras se sentía cada vez más cerca, la tensión formándose insaciable.

Su mano izquierda serpenteo por su estómago, acariciando con suavidad sus abdominales hasta llegar a su pecho, estirando con sus dedos sus botones marrones, mordiéndose la lengua porque él quería más, necesitaba incluso más. Tal vez necesitaba de Jimin y sus suaves manos, apretando aquí y allá, susurrandole con esa voz aguda al oído, gimiendole, pidiéndole más. Pero no iba a admitirlo y lo tomaría como un pensamiento al tener su guardia baja. Estiró su pezon mientras el movimiento de su mano se volvía más insistente, girando su muñeca y acariciando su glande antes de bajar bruscamente hasta la empuñadura.

Sus piernas se tensaron al igual que su estómago, sus muslos apretandose contra el material de la silla en donde se encontraba sentado. Un video de un pothoshoot de Jimin de fondo, siendo olvidado y cuando Yoongi vio la sombra de su lobo en los ojos contrarios, no pudo aguantar más. Se vino en intensas y largas tiras de semen, haciendo un desastre de su lugar trabajo mientras un gutural sonido salía de su garganta y su lobo aullaba ansioso en su interior.

— Maldita mierda. — Murmuró cuando volvió a la realidad, bajando de esa nube de placer en la cual había adorado estar para toparse con la realidad de todo.

Jimin lo odiaba, maldición. Y él también un poco.

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