Baby Blue.- Capitulo Tres.
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Golden frunció el ceño al ver que Chip estaba más concentrado en preguntarle cómo estaba Freddy, que preguntarle a él como le había ido en el día. Estaba hasta molesto porque no recibió un beso como siempre cuando llegó del trabajo; tenía sus brazos y piernas cruzadas, mirando a otro lado mientras le respondía a lo que le preguntaban, con mala gana y un tono de voz aburrido, de verdad no quería hablar sobre Freddy, quien estaba descansando ya en su habitación del centro de rehabilitación, durmiendo abrazado a su osito de peluche con la televisión encendida todavía al caer dormido de repente.
—¿Sabes algo, Chip? No me gusta hablar de Freddy, no ahora. Has estado preguntando por él todo el tiempo. No te preocupa como estoy yo ahora, no me preguntaste como me había ido en el día cuando llegué del trabajo, nada.—se quejó con él, cruzando sus brazos y dejando sus cubiertos en la mesa.
Ya había pasado dos semanas desde que Chip se enteró de lo que ocurrió con Freddy y no iba a verlo desde ese último día.
Golden miró a su prometido, pasando su mano sobre su rostro en desespero.
—Parece que no te importa el como estoy. Siempre es Freddy por el que preguntas, nunca por mi.
El tono de voz de Golden había cambiado a uno más suave y algo tembloroso, entrecortado y se escuchaba como si estuviera reteniendo todas sus lágrimas. Chip al notarlo, le agarró de la mano, sosteniendo está con sus dos grandes manos.
—Golden, mi amor, no pienses eso.—le pidió, mirándolo a los ojos.—claro que me preocupo por ti también, lo siento mucho porque te hice pensar que no es así. No quería hacerte creer que no me importa tu bienestar, lo lamento.
Golden suspiró, mirando a otro lado.
—No lo sé, Chip.—sacó sus mano de entre las manos de su prometido, volviendo a cruzar sus brazos.—Por algo no quería decirte lo que le ocurrió a Freddy, por esto.—se levantó de la silla, yendose a la habitación para descansar. No quería seguir hablando del tema, le cansaba ya.
En casa de Chica, la rubia le estaba haciendo algunos regalos a Freddy con ayuda de otras de sus compañeras, le hacían cartitas de apoyo y le habían comprado algunos otros peluches junto con dulces de sus favoritos. Todas estaban de acuerdo en ayudar a Freddy a salir de ahí en un tiempo, obvio se quedaría en casa de su madre dónde sería atendido por un tiempo más hasta que esté listo para irse a casa y cuidarse por si solo.
—¿Cómo sabes tanto de Freddy?—Hayley preguntó, cortando algunas cosas, sentada en el suelo junto con otras de ellas que hacían lo mismo u otras cosas parecidas.
—Conocí a Freddy desde que éramos muy pequeños en el preescolar, estudiábamos en las mismas escuelas, en los mismos salones, siempre estábamos juntos, así que logré conocer muchas cosas de él en todos esos años.—explicó mientras pegaba algunas fotos que había tomado de Freddy hacia años en unas cartitas que le estaba haciendo.
—¿Estuviste con él todo el tiempo?—Volvió a preguntar. Chica asintió.
—En todos sus buenos y malos momentos. Para el que conoce a Freddy por primera vez se pensaría que es el típico hombre serio, duro y cortante, pero la verdad es que Freddy nunca quiso ser así.—se detuvo, viendo a sus amigas.—a Freddy lo convirtieron en eso. En realidad, Freddy es como un niño, le gusta jugar con cualquier cosa y comer dulces. Freddy nunca tuvo la oportunidad de hacer eso durante su niñez, siempre que iba a verlo estaba leyendo o estudiando, nunca lo dejaban salir a jugar, ni siquiera tenía juguetes, tenía libros.
Siguió con lo suyo, recordando a Freddy cuando estaba pequeño.
—¿Entonces conoces partes de Freddy que nadie conocía?—Mangle preguntó.
—Mmh. Yo cuide de él.—rió al decir eso.—era su mejor amiga y consejera también, le decía consejos sobre lo que podía hacer en algunos momentos. En específico, con Bonnie... Pero el niño era terco y seguía con él a pesar de las claras señales de que no era bueno quedarse con él.
—Yo siempre pensé que Freddy era algo grosero y cortante, la primera vez que hable con él parecía hasta aburrido.—Hayley comentó entre risas.
—Así es su carita.—Chica le respondió.—siempre tiene la expresión de aburrimiento o que le caes mal, pero no es así, solo... Solo tal vez no es su intención, es muy difícil saber si le caes bien o no a Freddy.
—¿Freddy es francés, verdad?—Ballora preguntó. Chica volvió a asentir.—Lo suponía, un día lo escuché pelearse en francés por teléfono pero pensé que era porque sabe demasiados idiomas.
Chica rió con eso.
—No. Freddy nació en Francia, ambos de sus padres son de ahí. Se le nota bastante. La forma en la que camina o agarra las cosas es muy sofisticada además, es como un príncipe.—sonrió al pensar en eso.
A Freddy siempre le habían hecho comparaciones con príncipes de películas infantiles, de cuentos de hadas, la manera en la que hablaba, caminaba y comportaba simulaba la gentileza, la delicadeza de actuar como un príncipe de ensueño.
—De hecho, aquí hay una foto que lo prueba.
Les mostró una foto de Freddy en la graduación de la universidad, la sonrisa y la manera en las que sus manos sostenía el ramo de flores que Chip le había dado ese día. La belleza de Freddy era un tema constante, eran sus hermosos ojos azules, piel morena y suave con pecas en todos lados, el aroma a vainilla, a veces a fresas o café con leche que desprendía. El tono de su voz suave, delicado y bajito en ocasiones,
—¡Ah! ¿Quién le va a comprar las flores?—Chica preguntó al recordar ese detalle.—A Freddy le gustan las claveles blancas.
Chic alzó su mano al escuchar eso, ella se encargaría de las flores como siempre.
Así prosiguiendo con los regalos que le iban a dar al día siguiente. Chica comentaba varias cosas de Freddy para que las demás puedan saber más de él y no se queden con una idea errónea de Freddy, puesto que era normal que las personas se queden con una imagen fría y sin sentimientos del Fazbear al primer contacto con él.
—Freddy suena... Interesante, ¿Sabes? Nunca pensé que él sería así, siempre tuve la imagen de que sería muy intimidante estar con él.—Franchesca habló ahora, cruzando sus brazos.
—Yo diría que aterrador.—Hayley añadió.
—También es más pequeño de lo que pensé.—Baby habló.
—Freddy no es pequeño.—Chica le dijo con una risa al final.—se ve pequeño porque Chip mide casi dos metros, pero él mide un metro setenta y ocho.
—Baby, mides dos metros con diez, cualquier hombre, mujer o persona es más pequeña.—su novia, Ballora, le dijo entre suaves risas.
Todas asintieron con eso, puesto que era verdad.
—Aun así, Freddy no es pequeño. Según sus palabras le gusta ser más pequeño que Chip aún así, me dijo que había algo que le gustaba de eso, pero que no sabe que es.—Chica explicó.
Al terminar con los regalos, Chica los ordenó y los dejó en un lugar seguro para mañana. Freddy en su caso, se despertó en medio de la noche, bostezando suave y después viendo a su alrededor, la televisión ya había sido apagada, la luz a un lado de su cama que siempre estaba encendida en la noche por órdenes de su madre quien dijo que Freddy nunca dormía en total oscuridad por fobia a lo mismo.
Sonrió cansado, imaginando que Chip estaba a su lado durmiendo, se acurrucó en la almohada, cubriendo su cuerpo y tiendo suave entre sueños por lo lindo que era su imaginación. Imaginar que Chip lo tenía abrazado de la cintura de esa forma que solo él sabía, cómo lo acercaba cada que se removía en la cama para que no se aleje, el calor de su gran cuerpo y el aroma tan característico. Cómo extrañaba cada cosa de él.
Por la mañana, Freddy fue llevado a su primera revisión que era por el problema de sus piernas. Era difícil caminar todavía hasta doloroso, sin embargo había hecho un gran cambio en los últimos días y parecía ya lograr caminar solo durante unos minutos.
La madre de Freddy estaba ahí desde temprano para escuchar cualquier noticia de su hijo, quedándose con él en las terapias, escuchando lo que pasaba ahora.
—Su hijo está haciendo un gran progreso a comparación de dos meses atrás.—el doctor avisó a la mujer quien solo asintió con una sonrisa. Le alegraba escuchar aquello.—En unos meses más ya estaría saliendo del centro, pero seguirá con medicación y atención especial.
—Si, entiendo.
Freddy era revisado en sus heridas ahora, sacando las vendas de su cuerpo al ver que ya se habían curado, ahora solo quedaban pequeñas cicatrices pero ya podía andar sin las vendas sin ningún problema. No solo eso estaba mejor, pero Freddy ya lograba hablar más, por un corto periodo de tiempo pero ya lograba tener conversaciones largas con las personas.
Su voz era un poco más suave de lo normal por la recuperación pero lograba que lo entiendan.
—¿Cuánto tomará para que pueda cuidarse por si solo? Se que a mi hijo no le gusta que lo estén cuidando todo el tiempo.
—Tomará bastante tiempo para que vuelva a su autonomía, a trabajar más que nada. Hay que explicarle que no será para siempre, por lo que tiene que ser paciente.
Por la tarde era la hora de visitas, Chica llegó junto con algunas otras de sus amigas, entre ellas Hayley para verlo y darle sus regalos. En la habitación, Freddy agradecía cada uno de ellos con una sonrisa. Ellas miraban como Freddy siempre tenía a un peluche en sus brazos por lo que miraron a Chica en busca de una explicación.
—Eeh, este es el bebé de Freddy.—anunció. El Fazbear asintió, dejando que Chica lo cargue y se lo muestre a las demás. Chica se acercó a ellas con el supuesto bebé en sus brazos.—Sigan el juego de Freddy, por favor, él cree que este peluche es su bebé por un trauma... Le quitaron a su bebé de verdad, así que por favor, sean cuidadosas.
Avisó Chica en voz baja. Freddy miraba sus otros peluches, abrazándolos y dándoles un nombre también antes de dejarlos y ver qué más había ahí. Habían algunas fotos, un álbum de fotos que Chica había hecho. Viendo varias de ellas, parecía que había recortado algunas fotos.
—Chica.
—¿Si?—volteó, yendo con él.
—¿Quien estaba en esta foto conmigo?—le preguntó, apurando a la foto recortada. Chica al ver la imagen sonrió nerviosa.
—Nadie importante, tal vez un maestro de la universidad.
En esa foto estaba la persona responsable de todo el abuso a Freddy.
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