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EL CAMBIO DE AQUELLA NOCHE


Ya era un nuevo día, como lo supe, por la fuerte brisa soplando sobre todo mi cuerpo, los rayos del sol llegaron a cegarme los ojos, como pude me levanté del suelo, ¿me habia quedado dormido?.

Note que estaba completamente desnudo, eso explicaba el frío que recorría por todo mi cuerpo, me voltee rápidamente para tomar mi ropa, pero para mí sorpresa, me había topado con cierta loba.

Velvela, estaba tirada en el suelo, se encontraba de la misma forma que yo, estaba toda desnuda, estando recostada boca abajo, su enorme cola era quien cabría su parte trasera, una bella vista de su enorme trasero.

— Maldición, ¡Velvela, arriba! — le grité  a ella  —.

— ¡¿Que pasa?! — dió un fuerte salto, mirando a sus alrededores topandose con la presencia de su dueño — Oh, solo eres tú.

Me dijo, con algo de sueño, ya hasta me había dejado de importar el tener que mostrar mi cuerpo desnudo a ella.

— ¿Puedes moverte?, Mi ropa está debajo de ti.

Velvela se hizo a un lado, alcanzandome mi ropa, inmediatamente me empeze a cambiar, sin olvidar que estaba en frente de, Velvela. Mientras que con ella, pues ella se volvió a recostar sobre el césped.

— Te van a ver, ya es de día y debes cambiarte, no es nada educado estar desnuda al aire libre, Velvela.

— ¿A no?, Pero si tú mirada está en mi — intentó abrir sus piernas frente a su dueño, cosa que no pudo ya que sería detenida por el joven —

— ¡Basta!, Solo cámbiate, linda. Ya mucho fue con haber tenido sex-, ¿Sexo?, Sexo, ¡Sexo!, ¡¿Sexo?!.

Me recorde lo que había sucedido en la noche, había tenido sexo con mi mascota, Velvela, ella me miraba con una cara rara, no había entendido mi alteración, claramente había algo malo en eso.

— ¡¿Tu y yo lo hicimos anoche?!, ¡Aquí mismo!, ¡Me corrí dentro de tu vagi-, ¡No puede ser, hay ahora sí ya mi mente está enferma!

— ¡Wou!, ___, cálmate un poco, no fue tan malo, bueno entiendo que no sientas lo mismo que yo sentí, pero somos compañeros desde hace tiempo... Además mi celo, no me dejó controlarme.

— Lo se, no voy a negar que me gustó hacerte el amor, pero eres una loba, y yo un humano, eso es algo, no se, ¿Enfermo?.

Le dije a ella algo confundido, al decir verdad no me daba importancia el haberlo echo con una especie diferente, diría que era lo mismo de tener relaciones con una mujer, a diferencia que no tendría todo ese pelaje.

— ¿Enfermo?, No entiendo mucho, pero solo puedo decir que me gustó mucho que me quitarás el celo, un momento... ¡Fue nuestra primer vez!

Velvela, corrió hacia mi, para luego darme un fuerte abrazo, teniendo que apegar mi rostro a sus pechos descubiertos, cosa que no pude evitar ver, eh sonrojarme.

— Se sintió también hacerlo, quisiera estar en celo otra vez, así me lo quitas — comentó con tono feliz, lamiendo el rostro del humano —

— No te apresures, linda. Tampoco quieras sobre pasarte con eso, además...

Seria tan vergonzoso tener que completar la oración, desvíe mi mirada al suelo, aún seguía en los brazos de ella, así que cómo pude solté un suspiro y me límite a verla a los ojos.

— Si vamos a darnos este tipo de afectos, mínimo debemos decirles a los demás... Ya sabes, estarán con la duda sobre nuestros afectos y todo eso — cerré los ojos con un fuerte sonrojo en mis mejillas —

— Ay que vergüenza, decirles a los demás que tuvimos sexo afuera, me da algo de nervios, ____.

— Lo se, pero gracias a tu celo estamos aqui — me aparto de, Velvela, teniendo que mirar hacia otro lado — ¿Puedes cambiarte?, me siento incómodo viendo tus partes.

— Jeje, puedes verme cuando quieras, tontito — toma su vestimenta, teniendo que inclinarse dejando su cola levantada en frente del humano — Puedes disfrutar de la vista, si quieres~.

— Tu trasero es encantador pero no basta para que me alborotes — le dije con una sonrisa retadora, mientras me estiraba —

— Admite que te gusto darme por atrás.

Ella me dice mientras recién empezaba a ponerse su ropa, creo que esta vez si le tomaba la palabra a, Velvela. Me voltee a verla como se vestía, ella noto mi vista en ella, por lo que ella optaría por darse la vuelta, subiéndose de primero la ropa interior, cosa que era de color negro y le quedaba perfectamente.

— No me da nada de pena verte.

— ¿No~?, Yo creí que si — sin haber bajado su cola, menea sus caderas lentamente —

Y ahí estaba yo, con la ganas de tomarla por atrás a mi mascota... Nuevamente.

— Solo juguemos un rato — me acerque bajandole su ropa interior, mirando su parte trasera con exitacion — Mira nada mas~

— Siento otra vez exitacion~, ¿Serías tan amable de darle a tu mascota su  juguete~?.

— No te preocupes~ tu juguete aquí va~ — puse mi rostro en el enorme trasero de mi mascota, mientras que me bajaba los pantalones, pero sabía que el momento era tan bueno, como para que volviera a pasar una vez más —.

— ¡___!. — se escuchó a lo lejos llamando la atención de ambos —.

Justo como lo había pensado, agarre el trasero de, Velvela. La había empujado al frente, ya que está colina iba rumbo abajo, así que ella empezaría a rodar mientras yo me subía los pantalones, me di la vuelta rápidamente topandome con, Douma, quien me miraba con una cara algo confusa.

— ¡Pero si es mi hermano, del alma!, ¡Ja, ja, que gusto verte!, ¿Que te trae por aquí?, Jeje — le dije con nervios eh intriga —.

— ¿Hola?, Estaba buscando a, Velvela, su medicamento para su celo ya está, pero no la vi, así que mejor te vine a preguntar. ¿La has visto?.

¿Medicamento para el celo?, Eso ya no era un problema, supongo.

— Nop, no la ví, creí que estaba ya levantada, jeje.

Que mal momento para haberme topado con el, lo más extraño es que mediante le hablaba, note como su nariz se movía de un lado a otro, creo que estaba olfateando.

— ¿Que haces...?

— Es que... Hueles algo raro, ¿Estás bien?, Ese olor es igual cuando un macho y una hembra terminan de aparear.

— ¡¿Que?!, ¡Claro que no lo hice con nadie!, No sé de dónde sacas eso, jeje.

— Es encerio, huele súper raro... Un momento, ¿Que hace la ropa de, Velvela, tirada?.

Hay me llevaba el tren, había olvidado ocultar la ropa de, Velvela, ahora debía de inventar algo, no soy tan bueno mintiendo, así que en pocas palabras me a descubierto.

— Si te digo esto, ¿Prometes no decirle esto a los demás? Hasta que sea el momento — le dije entre gotas de sudor —.

— Puedes confiar en mí, sabes que yo no soy chismoso, amigo. Adelante.

Esperaba no arrepentirme de mi decisión.

— Bu-bueno... Digamos que, Velvela. Ya no tiene más celo... Ya que... Yo le ayude anoche con eso... Aquí.

— ¡¿Que?!, ¡Entonces le has quitado el celo!, ¡¿Tuviste relaciones con, Velvela?!, ¡Esto es sorprendente!, Amigo, entonces significa que ustedes, son algo mas que amigos, ¿Verdad?.

— Diría que si, pero no estoy seguro, solo le hice el amor y ya, creo que debo hablar más con ella, sobre eso...

Pero que vergüenza.

— Tranquilo, verás que los demás no lo tomarán como algo raro, de todas formas es amor, bueno entonces supongo que ella debe estar escondida.

— ¡No, no lo estoy! — gritó con enojó la loba desde abajo — ¡Pásame la ropa que me muero de frío!

Douma rio algo apenado por mi acción con, Velvela. Siendo franco, pensé que me miraría como un bicho raro, creo que aveces llegó a ser tan paranoico, Douma se había regresado a casa de, Artie.

Mientras que yo, ayude a mi loba a qué se cambiara de ropa, ambos estábamos ya cambiados, Velvela tenía su pelaje alborotado, creo que todo su pelaje hacia pensar que alguien la había arrastrado con fuerzas.

Velvela y yo empezamos a dirigirnos a la casa de, Artie. En el camino de regreso a casa, aún seguía pensando en lo que había pasado, no fue tan malo después de todo, el tener relaciones sexuales con ella.

Digo, ella es ahora casi como una persona, pero seguiría con su mismo aspecto, con varias cosas alteradas, así que eso no debería de verse tan mal, Douma lo dijo, es amor.

Había estado tan distraída en mis pensamientos, que no me percate de la pata de, Velvela. Estaba tomado de la pata de mi mascota. No pude evitar soltar una carcajada, la mire a los ojos como ella a los míos, estaba con su típica expresión feliz.

Al final de todo, creo que habia echo lo correcto... Ya tenía a la hembra que tanto había deseado, siempre estubo a mi lado, el miedo que sentía por las reacciones de los demás, me hizo llegar a creer que talvez no debía de enamorarme de ella, gracias al cielo y me había equivocado.

Ambos entramos a la casa, no fue tan difícil el adivinar si los demás ya estaban despiertos, algo curioso es que durante el camino de regreso, había logrado olfatear el fuerte aroma a comida, un aroma dulce y crujiente.

— Valla, pero si es ____ y su fiel compañera, Velvela. ¿En dónde se habían metido?, Mi bebé los estubo buscando para comer — Amy empezaría a servir los platos sobre la mesa —.

— Digamos que me entró calor, y dormí afuera, ya sabe cómo es eso, la noche fresca con su bella vista — le respondió algo dudoso mientras miraba a Velvela de reojo —

— Sabes que pudiste llamarme para que yo pudiera darte una ropa más fresca.

— No quise molestar, vasta con que nos dé un techo donde poder descansar, por cierto. Velvela, ¿Cómo te sientes con tu celo?.

Sabía que ella ya no lo tenía, pero también debía de hacerles pensar que yo sabía que lo estaba para que no sospecharan que había dejado de tenerlo por mi culpa.

— ¿Mi celo? — arqueó la mirada desconcertada — ¡Oh!, si, mi celo, me siento mejor, el medicamento que tome anoche me ayudó, me siento mejor, je.

— Que raro, normalmente eso se quita en días, pero contigo fue diferente.

Bueno, había bastado con decirle a ella que el celo se le había quitado, una cosa menos por qué pensar, pero la otra sería que el olor que había percibido Douma en nosotros, tal vez los demás pudieran también darse cuenta y eso arruinaría el secreto.

— ¡Cariño!, No los veo por ningún lado — dice al no encontrar al humano y a la loba, pero al llegar a la mesa, se toparia con presencias que estaba buscando — ¡Aquí están!.

— Jiji, buenos días Artie, perdón por nuestra falta de ausencia, Yo salí a respirar algo de aire y me encontré con mi dueño.

— Si, eso paso.

— De razón no los encontraba, bueno. Llegó la hora de comer, mejor si nos apresuramos un poco, debemos hacer algo de limpieza, antes de que venga alguien.

Había olvidado los tipos que, Stiker había menciono que harían revisión por todo el sitio.

— ¡Que bonito día!, No creo que otra cosa fea pase el día de hoy — dice Douma tomando asiento —

— Siempre fuiste un muchacho tan positivo, deberías de traerlo más a la casa, querido — Amy se sienta al lado del tigre, teniendo ya la comida servida — Buen provecho.

— Pero que delicia, mirada nada más que porciónes grandes de hot cakes. Gracias tesoro.

— Awww, que bonita pareja hacen ustedes dos  — les dice la loba entre ojitos —

— Oigan, falta uno, Striker no lo eh visto desde que salí, ¿En dónde está?.

Era el único que faltaba en la mesa.

— O si, le ofrecí comida al sujeto, pero dijo que "no gracias", está sentado en la terraza, me da algo de intriga y nervios a la vez cuando se pone serío.

— Bueno, es una especie especial, no se puede esperar nade ellos, al igual que los dragones.

¡¿Dragones?!

— ¡¿Cómo cuando que?!, ¡¿Dijiste dragones?! — le grite alterado levantándome de mi asiento —.

— Emm, jeje, ¿Acaso no lo sabías?.

— ¡No!, ¡Esto es fabuloso!, ¡¿En dónde se encuentran?!, ¡Quiero ver uno!.

— Tranquilo chico — Amy coloca su pata en el hombro del humano — Los reptiles no son de fiar, las hembras solo buscan el calor de los machos, y los machos son todos unos engreídos, por eso están del otro lado del mundo.

— Pero que desgracia, ¡Dragones viviendo en este mundo!, Esta información es súper valiosa, cuando era niño mi mamá me contaba ese tipo de historias de guerreros. Supongo que aún vivo con la ilusión de ver uno.

— ¿Cuántas razas habían en tu vida anterior? — Artie lo mira con mucha confusión —.

— Solo una, la raza humana, bueno había otro tipo de razas pero eran como ustedes, animales sin evolución, ustedes no son nada a la par de ellos.

— ¡¿Habían tigres como yo?!, ¡Genial, vengo de la tierra, era uno sin evolución!.

— ____, tiene razón, en la tierra habían animales como ustedes, pero no eran igualitos con su físico.

— Su hogar me da mucha curiosidad.

— El suyo es espectacular, créame, si otras personas estuvieran en mi lugar, también se sorprenderían, algo que el ojo humano no está acostumbrado a ver.

Nuestra plática sobre la tierra de había extendido, Artie y Amy parecían que se había guardado unas preguntas sobre nosotros, tuvimos un pequeño interrogatorio, diría que el tiempo se nos había ido en todas las preguntas aleatorias.

Douma era el único que escuchaba sin hablar, tanto yo como Velvela, me empezaba a sentir nostálgico, cosas que ya no me rodeaban empezaban a pasar por mis pensamientos.

No podía tampoco negarle sus preguntas, si esto fuera al revés, yo también hubiese tenido mi serie de preguntas.

— Nosotros los humanos no tenemos temporadas de celo, pero la mujeres tienen su... Bueno no es algo que yo sepa, pero en las mujeres la cosa cambia.

— Pero que jodida suerte, aquí las hembras deben meter pastillas hasta por atrás para que el celo se calme — comenta Amy un tanto aborrecida —

— Jeje, que en mi caso solo tube que tomarme una — Velvela sonríe de oreja a oreja procediendo a recostar su cabeza en el hombre de su dueño —

— Y díganme, ¿Que tanto se quieren?.

— ¿Querer?, Bueno no es una palabra tan fuerte, pues yo diría que mucho, la trato con cariño, al igual que ella a mi.

— Antes de que me lastimaran, ___, cuidaba de mi cuando un lobo, creo que sí era un lobo, el me decía cosas feas, también fue el mismo que me lastimo, ___ siempre me cubrió de el, su nombre creo que era Roberto.

— ¿Roberto?.

Gire mi cabeza hacia Douma, el me miraba con expresión confusa, iba a responder sobre el mencionado Roberto, pero al momento de hablar, la puerta de la casa fue abierta de forma inesperada, era de esperarse, todos volteamos a ver, solo para darnos cuenta que se trataba de Striker.

Striker al entrar, pude ver cómo su pata le colocaba seguro a la puerta, mientras que levantaba su otra pata, y de todos los que estábamos ahí sentados, tubo que señalarme a mi.

— Tu, vete a esconder, también llévate a tu amiga mascota, las camionetas están pasando sin parar y ya hay dos estacionadas al frente.

— ¿Que?, Mierda, cariño llévalos al cuarto del sótano, las llaves están en la entrada, ven Douma, necesito que eches cloro al rededor del lugar, Striker ve a la cama y quita las sábanas dónde ambos durmieron, su olor no lo deben rastrear.

— Vamos chicos.

Artie, había doblado una esquina al lado de la habitación donde, Velvela y yo deberíamos de dormír, no me había dado cuenta de ese lado.

Artie se inclino tomando el tapiz que para sorpresa, debajo del tapiz había una compuerta con el color del suelo, solo tubo que jalar de la compuerta mostrando un el sótano que se había referido.

Ambos entramos al sótano, el lugar se miraba oscuro de una vez bajando todas las escaleras, los rayos del sol traspasaban pequeños orificios dejando algo de iluminación.

— Se quedarán aquí por ahora, necesito que no salgan de este sótano — Artie de la entrada del sótano saca un par de llaves — estás llaves se las dejare, la puerta solo de puede abrir con la llave, si en caso encuentran este lugar, no podrán entrar.

— Gracias, amigo. Suerte con los demás de arriba.

— La verdad es que sí la necesitamos — me dice con algo de angustia, procediendo a salir del sótano cerrando la puerta —.

Y ahora estaba solo con Velvela, otra vez.

— Aveces me preguntó si tal vez tendré el chance de encajar acá — le dije molesto a Velvela —.

— ¿Encajar?, Yo opino que si, ___.

Velvela, se acercó a mi lentamente, tomando mi mano con delicadeza.

— ¿Sabes por qué lo creo?, Por qué yo mismo eh visto, como tú te esfuerzas no solo por ayudar a los demás, aparte de eso, los que te rodean terminan ayudándote a ti... ¿Por qué no encajar?.

— Velvela, soy el último de mi especie, ¿Que pasara cuando yo muera?, La raza humana se abra extinto y no abra nada que la recupere... No sé cómo Jeremías pensó que sería bueno dejarme esto en manos.

Me aparte de Velvela, tomando asiento en uno de los cojines que se encontraban por el sitio.

— Nací para morir...

Fueron mis palabras, para luego cerrar mis ojos cubriendo mi rostro frustrado.

— Bueno, no se mucho de esto, pero creo que tal vez la vida tenga sentido, dependiendo que sentido le demos nosotros.

Me dijo con voz suave, sentándose al frente mío, tomando mi mano para proceder acariciarla con ambas patas.

— Eso lo sé... Pero... — levanté mi rostro desconsertado — ¿Que harás cuando me valla?, ¿Que tienes pensado hacer cuando me veas sin respirar?.

— Eso es algo que yo no te puedo responder, pero ruego que ese momento no esté aproximando ya.

Velvela, me apego el rostro hacia su pecho, con una pata ácaricio mi espalda, dándome una calidez que siempre llegaba a sentir al estar cerca de ella.

Suspire con nostalgia, luego de eso borrar la expresión deprimente en mi rostro y pasarla a una animada, algo había cambiado entre nosotros, y eso era algo que lo hacía especial.

Recibí un cálido beso por parte de ella, su oscico se estaba apegando más a mis labios, al punto del tener que alejarme de ella y volver a besarla estando ya más cómodo con su oscico.

No pude evitar mirarla a los ojos, sus ojos reflejaban mi rostro frente al de ella, Velvela siempre túbo los ojos que lograban dejarte distraído, su pelaje estaba tan cálido, suave, esponjoso.

Algo que me dejó sorprendido y provocando que dejara salir pequeñas carcajadas, fue que ella recostó mi cuerpo contra el suelo, sus fuerzas era algo que me sorprendió, en cuanto mi espalda tocó el suelo, ella se apego hacia mi, teniendo que sentarse sobre mis piernas, sin dejar de tocar mis labios con su oscico.

Yo también evite separarme de ella, tanto que pase mis manos por sus caderas apegandola más hacia mi, abrimos los ojos por unos cuantos segundos, ella los tenía semi abiertos, demostrándome qué lo estaba disfrutando no solo por su rubor en sus mejillas, si no por sus jadeos que soltaba dentro de mi boca.

Siempre creí que sería difícil besar el oscico de un animal, o bueno, de un perro o lobo, pero quedaba por aclarar que mi boca llegaba a tocar cada extremo de su oscico, incluso podía meter su oscico en el interior de mi boca.

De forma inesperada, Velvela se separó de mis labios, obligandomé a tener que abrir mis ojos y verla, ella se estaba empezando a quitar la blusa que traía puesta, junto con su pequeña chaqueta, sus pechos quedaron expuestos a mis ojos.

No iba a actuar otra vez como el inocente frente a ella, la mire a los ojos y note como su expresión de tranquila pasaba a una amorosa, juraba ver qué sus pupilas tenían ya forma de corazones, sus pezones de color negro llamaron mi atención, así que acerque mi boca hacia los pezones de ella, empezando a chuparlos uno por uno, teniendo que escuchar los fuertes jadeos de ella.

Pase mis manos por su enorme trasero, sientiendo debajo de ella como mi pene empezaba a erectar con tan solo rozar mis manos por su trasero peludo, su ropa me estaba estorbando, así que sin pensarlo túbe que quitarle su ropa de un fuerte jalón, los resto de tela quedaban al rededor de nosotros.

Su trasero era algo que no podía evitar ver y tocar, aún tenía su ropa interior puesta, así que empezaba a manosear su trasero, apretando sus nalgas, ella solo dejaba salir fuertes jadeos placenteros, Velvela recostó su cuerpo sobre mi, teniendo su cabeza recostada a un lado de mi hombro, jadeaba desesperada sientiendo mis manos tocar su trasero.

Movía su cola de un lado a otro, tanto que túbe que tomarla de la cola por exitacion, algo que a ella le encanto, dejando escapar ya un gemido que logro erizarme la piel.

— Creo que ya sabemos que va a pasar en este sótano~ — me dice ella con desesperación —.

— No hablemos más y repitamos lo de esa noche~.


















AHORA.


















CONTINÚARA...

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