DE UN SOLO GOLPE
CONTINUAMOS.
La loba montada sobre mi desnudo cuero dirigió su oscico con fuerza y desesperación a mi cuello, su lengua tan gruesa y salivosa empezó a bañar mi cuello obligandome a taparme la boca así evitando gemir, se que ahora se miraba mal este tipo de cosas pero con toda una multitud de animales buscándote no podía nisiquiera salir con libertad a menos que dejara de importarles a todos ellos mi raza, creí saber cómo distraer mis preocupaciones y, Velvela sería la clave.
Nuestros cuerpos nuevamente experimentaban el calor corporal del otro, nuevamente volvía a sentir esa sensación descontrolable en mi cuerpo, mi respiración empezaba a ponerse más pesada al punto de sentir como mi pecho entraba en calor, un calor que recorría por todo mi interior hasta llegar a mis manos, con ambas manos sostuve las caderas de Velvela forzando a qué se apegara más a mi cuerpo.
Esto era cosa rara, estaba jadeando con fuerzas, por un momento creí que me ahogaría entre jadeos ya que sonaban desesperados y ahogados, me podía desmayar si seguía jadeando así, parecía no importarle a, Velvela, ella seguía y seguía lamiendo mi cuello rápidamente mientras sus enormes glúteos los restregaba sobre mi verga ya erectada y dura provocando que está se doblará a sus costados.
La miré firmemente a los ojos conteniendo mis jadeos y las ganas de gritar su nombre con fuerzas, la tomé de su cabello y metí mi lengua dentro de su oscico, dificultoso pero no imposible de ingresarlo, con una mano apretaba de su cabeza que mientras con la otra apretaba su gordo trasero.
Fueron los 3 minutos más largos de mi vida, había perdido el conteo de los segundos en su oscico salivoso, dimos un fuerte suspiro aún conectados pero la falta de aire nos obligó a despegarnos del otro dejando nuestras lenguas de fuera y con los jadeos más ahogados que podíamos provocar, de su oscico brotaba su saliva, sus mejillas con un fuerte rubor notable y sus ojos cristalinos reflejando sus deseos.
Juré no perder a la loba otra vez, ahora tenía razones para no rendirme y pelear, junté mis manos con sus sudadas patas suaves, apegue su rostro con el mío apoyandose con fuerza, susurré con la voz más seductora posible su nombre acompañado con una lamida en su oscico, eso fue lo que detuvo sus jadeos ahogados.
— Eres una buena loba...
Le dije lamiendo sus mejillas, recostando su cuerpo sudoroso en el suelo montandome sobre ella, su mirada fue desviada por ella misma tapándose sus ojos, apenada por mis palabras tubo que recostar mi cabeza entre sus pechos usándola cómo almohadas, sus patas las colocó alrededor de mi cintura, sus patas destaparon su tímido rostro y las fue colocando entre mis mejillas obligandome a verla directamente a los ojos, dejó salir su lengua de su oscico salivoso.
Su lengua empezó a rozar por mis labios al punto de estos deslizarce contra los míos forzando así una fuerte fricción, la loba y yo empezamos nuevamente a pelear con la lengua, una intentaba explorar el interior del otro, como si no nos importara lo que estuviera pasando arriba de nosotros sobre los animales que querían hacernos daño, al menos yo túbe que dejar esas dudas por un lado y concentrarme en la escena tan única que vivía con mi mascota, Velvela.
El pasar del momento lo hacía más curioso pero también en un ambiente extremadamente alarmante, un ruido proveniente de las afuera del lugar, fue como si alguien hubiese soltado un tiro, un disparo, uno que llegó a retumbar los oídos, se pudo haber tratado de mis amigos de arriba quienes probablemente se encontraban hablando con los demás que me buscaban, créanme que en cuanto escuché el fuerte disparo me alarme y a la vez empezar a pensar en lo peor, cosas malas que pudiera haberles pasado a ellos.
Creo no ser el único que había pensado lo mismo, Velvela se apartó de mi asustada pero sin dejar de jadear, la situación de arriba se ponía tal vez fea o peligrosa, no sabía realmente pero con el disparo estaba claro que ellos debían de necesitar de mi ayuda.
Necesitan de nuestra ayuda.
Le dije a Velvela que se cambiara, ella parecía estar asustada ya que había cambiado de expresión lujuriosa a una más seria, tomó su ropa tirada por el lugar cambiándose rápidamente, ambos nos apresuramos a cambiar ya que de afuera empezamos a escuchar fuertes golpes, ahora se trataba de unos más bruscos, sonaba como una puerta siendo azotada, no lo sabía pero por esos sonidos desconcertantes iba a pelear por los que me estaban ayudando actualmente.
— ¿Que está pasando afuera...? — me dice ella con un tono de estar preocupada— ¿Crees que se estén peleando...? No creo que sea buena idea salir...
— No me voy a quedar aquí escuchando eso, mira — La tomé del rostro, ella con la mirada un tanto baja intentó verme a los ojos — Quédate detrás de mi, no te pasará nada si me haces caso, se una buena cachorra y no te alejes de mi.
— Y-yo...
Cómo si fuera poco la puerta que bloqueaba este lugar fue abierta bruscamente haciéndome reaccionar de una forma desesperada para proteger a Velvela, la coloqué detrás mío poniendo mi mano sobre su pecho, su pelaje erizado y su corazón latiendo a una velocidad que me daba a entender que mi loba estaba alterada, no tardó mucho en disolverse el polvo que había levantado la puerta cayendo al suelo, solo para darnos cuenta que se trataban de los que me estaban buscando.
Ellos tenían un traje muy parecido al que yo una vez me puse cuando recién había despertado del sueño, el traje siendo de un material casi impenetrable me sería tan vez algo difícil de enfrentar, aunque no sabía que tanta fuerza tenía y que tanto daño podía yo provocar, cómo aquel encuentro en la ciudad y solté ese fuerte golpe al suelo.
— ¡Levanta tus manos! — Ordenó uno de ellos apuntandome con su arma al cuerpo, podía notarlo por una pequeña lucesita que marcaba hacia donde apuntaba el furry —
— Bajen sus armas, ¡No quiero hacerles daño...!
A ellos no parecía importarles mi petición, en vez de alejarse, ellos se acercaban cada vez más hacia nosotros dejándonos sin alguna salida, uno de ellos intento acercarse a, Velvela. La llevé hacia el rincón del cuarto y ponerme frente a ella, creo que me tocaba pelear contra todos ellos, hice el conteo y tenía a 9 furrys armados hasta sus malditos dientes, sabían que iba ganar este enfrentamiento.
El primero en atacar fue uno de ellos siendo el que estaba posicionado al frente del grupo, no dudó en dispararme por lo que dió un movimiento rápido, se alejó junto a los demás y siendo el que disparaba túbe que tapar por completo a mi mascota, hice todo mi esfuerzo, mi mayor esfuerzo de tomar cada bala que el animal disparaba, fueron 7 tiros los que dejó salir y de esos 7 tiros ninguno logro impactarme y en vez de eso las había detenido.
— ¡Mierda, apunten a la loba...!
Fueron esas palabras que me alteraron por completo, rápidamente me acerque al sujeto que dió la orden de atacar a Velvela, este ni pensó que yo me atravesaría entre su grupo.
Lo sostuve el cuello procedimiento arrojar su cuerpo contra la pared, lo sorpréndete fue que derribe sin querer la pared con el cuerpo del furro, el siguiente en acercarse a mi fue uno de pelaje amarillo, se trataba de un leopardo, se suponía que este debía de ser más rápido, al intentar darme un golpe al rostro este quedó atrapado en mi agarre del brazo, intentó sacar su brazo del mío, incluso me enterró sus dientes en el brazo, arrojé al leopardo con enojó estrellose contra el suelo.
Si, bueno tal vez ellos eran los verdaderos enemigos aquí, pero debía dejar algo en claro y era que yo no era un asesino, a los primeros dos nos los había matado, solamente los había dejado inconscientes o eso pensaba ya que no había aplicado tanta fuerza.
— ¡Vas a caer junto a la otra!.
Empuñó su arma hacia mi seguro de dispararme, mi suerte aquí era no estar peleando solo, Velvela se había armado de valor y levanto el cuerpo del soldado para después estrellarlo contra otro que intentaba escaparse del lugar dejándolos a ambos fuera de combate.
Los últimos 4 que quedaban no quisieron echarse para atrás, todos juntos se lanzaron hacia mi con sus garras expuestas y sus dientes alzados, lograron sacarme del lugar ahora estando ahora con ellos en el césped del patio de Amy.
Compuse mi postura sacudiéndome la cabeza y a la vez deteniendo el golpe que uno de ellos había soltado hacia mi, estaba ahora mismo tan enojado que sin piedad túbe que romperle la pata al lobo que me atacaba, este dejo salir un fuerte grito de dolor, llamó a sus amigos por el comunicador de su pecho, túbe que arrancarlo de su traje, creo que vendrían más.
Los demás que estaban colocados de frente nuevamente corrieron hacia mi, me centre en solo tumbar a uno, tomé a uno de su cola y lo arrojé con fuerzas contra otro, estos salieron volando varios metros impactando contra su propio vehículo el cual estaba en medio de la carretera, miré con enojó al último que me quedaba.
Empezó a retroceder entre el césped arrastrándose, intentaba jalar del gatillo de su arma pero que suerte que esa cosa se había trabado, me arrojó su arma de forma desesperada, negué con decepción tomando su arma y estrellarla contra su rostro dejándola inservible, creo que ese fue el último.
— ¡___!.
Escuché a Velvela correr hacia mi gritando mi nombre desesperadamente, ella me jalaba del brazo mientras que a la vez me avisaba que habían más soldados del otro lado de la casa, y es que era verdad ya que al otro extremo de la carretera habían más vehículos estacionados. Voltee a verla con una idea ya en mente, aunque sería un poco arriesgada pero segura de escapar de los soldados.
Le ordene entrar al vehículo blindado de los soldados y que buscará la manera de encenderlo, se que le sería difícil manejar esa cosa pero el tiempo estaba acabándose y sabía que llegarían más soldados, ella confusa pero segura me asintió, antes de irse, la tomé del cuello con delicadeza plantando en su oscico un fuerte beso seguido de eso salir corriendo del lugar, seguramente se abra quedado atontada.
Que tan grande podía ser está casa, corrí intentando llegar del otro lado del lugar, mientras corría pude notar el movimiento de algo grande en el cielo, me detuve alarmado volteando a ver de qué se trataba, era de un helicóptero que se acercaba con velocidad hacia la casa de Amy, a sus costados se miraban unos cuantos soldados más los cuales estarían armados, con el arma activa en el helicóptero ellos empezaron a dispararme con una maldita torreta.
Si seguía peleando así no iba poder ayudar a mis amigos y menos salvarlos de los soldados, miré fijamente al conductor que manejaba el helicóptero, era el quien también manejaba de la torreta localizada en el pico del helicóptero, creó intentar hacer algo nuevo, si puedo moverme más rápido de lo normal y con mi fuerza tal vez podría llegar hasta el helicóptero a una distancia larga.
Si, es justo lo que haré.
Me di la vuelta está vez corriendo hasta estar justo al frente del helicóptero, el conductor cambio de lado de donde se dirigía, lo tenía justo como lo quería, cara a cara, los soldados que se encontraban dentro empezaron a disparar junto a la torreta, siendo rápido túbe que esquivar sus ataques y debía de corresponderles rápido.
Corrí como nunca lo había echo en toda mi vida, di un fuerte grito del enojo y al estar tan cerca de ellos fue justo ese instante que di un gran salto, rápidamente empecé a elevarme por los aires, el conductor sorprendido de mi acto intentaría alejarse de mi pero para mí suerte llegué a deslizarme de la cola, aplique toda mi fuerza en la cola del helicóptero por lo cual empezarían estos a perder el controlo total, por lo desesperado que estaba me acerque con dificultades a los asientos del helicóptero, dónde soldados me esperaban armados.
Empecé a sacarlos fuera del helicóptero lanzando a uno por uno obligando está vez al conductor manejar con desesperación sacudiendo el helicóptero por los aires, fue tan desesperante verlo hacer eso que me hizo de alguna extraña razón gruñir, había soltado un fuerte gruñido, desde el interior sentía le necedad de gruñir y no solo en ese momento, anteriormente han habido casos en los que yo quise hacerlo pero no me salía, pero hoy fue el día que yo mismo solté un gruñido, era como escuchar a tu mascota, más claro, a un perro gruñir por algo que no le agrada.
— ¡¿Quien rayos eres tú?! — grita el conductor de la impresión, intentó saltar fuera pero lo detuve procediendo a tomarlo del cuello — ¡S-si me m-matas, t-todos los que c-confiaron en ti se pondrán en tu c-contra por matar a uno de su especie...!
— ¡¿Que le hace pensar que el mundo se pondrá en mi contra, por un furry que intento matar a una especie en peligro de extinción?! — Arrojé su cuerpo fuera del helicóptero — ¡Fíjate cuando hables!.
Bastardo.
Tomé el control del helicóptero está vez dirigiéndome del otro de la casa donde encontraría a mis amigos, los cuales estarían peleando contra los soldados, los soldados de abajo no tenían idea del que manejaba el helicóptero era yo, por lo que empezaron a soltar bengalas, incluso por la radio llamaron por el nombre del animal que había tirado, empecé a desender mientras miraba como los soldados intentaban detener a los demás.
Bajé a una altura corta para que no se dieran cuenta que yo manejaba el helicóptero, ellos se acercaron al helicóptero junto a mis amigos quienes eran sujetados de las patas, bueno, que serían ellos si yo no llegaba.
Para empezar este contraataque puse los controles del helicóptero apuntando hacia los soldados, arrojé la puerta saliendo por el lado derecho, así cuando todos estuvieran lo suficiente cerca, justo al momento de subirse al helicóptero, me sujeté del costado del helicóptero, los soldados se darían cuenta que no había ningún conductor en la cabina del helicóptero, estando oculto al lado túbe que impulsar mi cuerpo hacía el suelo desde el costado del helicóptero, siendo ahora una persona con fuerza sobrehumana lo empujé con mucha facilidad.
— ¡¿Que está pasando?! — Gritó uno de los soldados siendo uno de los primeros en ser impactado por el helicóptero —
— ¡Todos sus compañeros no pudieron darme frente! — comenté tumbando a uno de ellos, todos los soldados soltaron a mis amigos los cuales empezaron a retroceder —.
— ¡Eso estubo de locos! — agrego Douma liberando a los demás — ¡Dales una lección!
— ¡Vas a caer humano, todos nosotros somos más que tú! ¡No eres nada, nisiquiera tu especie pudo aguantar un desastre!.
Pero que agallas tenía el animal para tirarme en cara sobre la fuerza de los seres humanos, si supieran que antes de que evolucionaran no eran nada más que animales buscando donde acomodarse y nosotros de un gran corazón decidimos aceptarlos para que vivieran.
— ¡Mi raza no aguanto un desastre natural! ¡Pero la tuya no aguanta ni un solo golpe mío! — me estaban haciendo perder la paciencia con sus comentarios hacia mi raza —
— Carajo, no se si darle la razón al humano o sentirme ofendido — comenta Striker —
— ¿Seguro que puedes contra todos ellos? — Artie tomó la mano de su pareja — sabes que no estás solo...
Voltee a ver a Amy.
— ¿Del 1 al 10 que tanto valoras tu casa? — creo que sería algo que también sería arrasado por lo que iba hacer —
— Emm... Diría que un 3, no me gusta vivir lejos de mi pareja, ¿A qué viene esa pregunta...?
Justo en el momento que esperaba a que llegara, empecé a rodear a los soldados armados, Velvela se detuvo asomándose a ver a los chicos preocupada, voltee a ver al lobo de pelaje blanco haciéndole señas que entrara junto con todos al auto blindado, el al principio se negó, quiso pelear también pero al mismo tiempo que levanté mi mano empuñada, empezaba a calentarse al punto de poder verse el humo que lo estaba provocando.
El lobo sabía lo que estaba apunto de hacer contra los soldados por lo que asintió empujando a los demás que entrarán al vehículo blindado, tanto Douma cómo Artie sabían que iba yo a causar en el terreno.
Voltee a ver curioso al auto donde la puerta esperaba una loba de tamaño, Velvela me miró a los ojos entre lágrimas extendiendo su pata hacia mí, daba a entender que quería que fuera con ellos, la verdad era que todos estaban en problemas por mi culpa, ya no dejaría que ellos me defendieran, ahora mismo sería yo quien los va a defender de su misma raza, justo como ellos lo hicieron anteriormente.
Voltee a ver a los soldados quienes ya se levantaban algunos adoloridos del suelo, otros me apuntaban con sus armas al mismo tiempo que yo apreté mis manos con odio hacia ellos.
El sonido del vehículo blindado alejándose me hizo posicionarme ya que sabía que ellos no correrían riesgos ahora conmigo, empezaba a sentir mi pecho con un fuerte dolor acompañado con una incomodidad en todo mi cuerpo, creo que no estaba tan seguro de lo que iba hacer pero era eso o caer ante los soldados, primero muerto que rendirme frente a todos ellos.
— Fue una buena decisión no meter a tus amigos en esto, te hemos juzgado mal humano, solo por eso le diremos a nuestro jefe que tenga algo de piedad contigo — comentó uno de ellos acercándose junto a los demás con sus armas hacia mi — ¿Últimas palabras?.
— Si... Solo un par... — alcé la mirada con enojo — Tal vez no lo conozcan pero... ¡Denle un gran saludo de mi parte al diablo!.
Con las fuerzas que tenía procedi a dar un gran salto elevandome, incluso un poco más cuando había saltado para derribar el helicóptero, una gran brisa chocando contra mi cuerpo sentía al estar elevado, mire a mis espaldas como a lo lejos el vehículo blindado se alejaba cada ves más del lugar, mi cachorra ya sabe manejar, fue todo un orgullo ver cómo se tomaba estas cosas encerio...
Volviendo a la pelea, en cuanto sentí mi cuerpo descender túbe que inclinar mi cuerpo para poder caer en picada justo al objetivo que había marcado, apreté mi mano derecha con furia provocando un fuerte ardor que me quemaría hasta el alma, mi mano empezó arder en llamas las cuales empezaron a cubrir todo mi brazo, sentía que mi cuerpo no aguantaría todo ese ardor, quería expresar con emoción y asombro todo lo que lograba hacer con mi cuerpo pero no podía, si esto sería para escapar de la raza furry no tendría por qué alegrarme.
Estaba cada vez tan cerca de impactar contra el suelo, escuchaba aún en el aire como sonaron diversos disparos provenientes de los soldados los cuales se dispersaron al verme caer con un brazo ardiendo y cubierto en llamas, fijé la vista en tan solo uno, uno de ellos me miró con una expresión de enojo.
No debes retar a las personas que no están a tu nivel.
Impacté contra el suelo así al mismo tiempo dando el fuerte puñetazo al suelo, cómo anteriormente había pasado, el fuerte golpe creo una fuerte ventisca seguido de eso un enorme muro de fuego la cual se extendería por todo el lugar, al tener la mirada al frente pude notar cómo todo salía expulsado a varios metros y no lo podía creer.
Creanme que cuando le digo que me impacta verme hacer este tipo de cosas aunque no lo parezca, todo el daño que puedo provocar con mi puño y la ira que puede llegar a cegar, el fuerte golpe no tan solo hizo que todos a mi alrededor salieran volando, si no que también había dejado un enorme agujero donde estaría yo parado.
La casa de Amy habia desaparecido, está era la razón por la cual mis amigos no debía de estar cerca de mi, en ese momento empezaba a ser memoria de todos ellos, lo más seguro era que todos ellos estarían ya lejos de aquí, esperaba que no se fueran a regresar, lo más probable era que vendrían más de ellos por el soldado que los había comunicado.
Sin previo aviso mi cuerpo empezó a tambalearse por los costados del agujero, estaba completamente cansado ahora mismo, mi brazo dejé de sentirlo al igual que otra partes de mi cuerpo, creo que esto habia fue tan demasiado extremo que no conté que el aplicar toda mi fuerza en un solo golpe me dejaría fuera de combate.
Cae sin querer al suelo estando con el brazo quemado, empecé a cerrar mis ojos con todo el sueño que empezaba a tener en ese preciso instante, vaya, tengo grandes habilidades...
ঌ𝑃𝑅𝑂́𝑋𝐼𝑀𝐴𝑀𝐸𝑁𝑇𝐸 ࿐
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