Como el sueño de una noche de verano

Nunca fui demasiado bueno en la mecánica. Todo empezó cuando desmonté un altavoz, desde entonces cada vez que me sentía sofocado, desarmaba varios aparatos o instrumentos y luego los volvía a montar juntos.

Mis padres lo tenían todo planeado para mí, hacer la misma rutina cada día a la misma hora, siempre lo mismo.

La única vez que pude salir de este ciclo fue cuando desmontaba y volvía a montar cosas.

Gracias a ese extraño hábito conocí a los chicos.

𖦹

Ese día, en esa fábrica patas arriba, un grupo de chicos de los que normalmente huía, me preguntaron si sabía manejar un dron.

¡Todo este encuentro fue un poco extraño! De hecho yo me encontraba perdido y dando vueltas por el lugar. El sonido de la música fue lo que me trajo a ese lugar.

Y a partir de ese día, fui allí todos los días.

La mejor sensación fue bailar con la música. Bailar era una actividad alucinante. Incluso cuando vi las expresiones preocupadas de mis padres pasar ante mis ojos, simplemente no pude parar.

Porque por primera vez en mi vida me sentí vivo, fuera de ese bucle establecido por mis padres. Nuestros corazones latían como si estuvieran a punto de estallar y esa sensación de hormigueo que sentía venir desde la punta de mis dedos, comenzó a apoderarse de mí y sentirme cada vez más vivo.

¿Hubo un momento en que quise algo tan malo?

Uno por uno, más chicos comenzaron a decir mi nombre.

El camino que yo solo caminé, se convirtió en un camino para muchos. Poco a poco, la palabra "Yo" se convirtió en "Nosotros".

Sin embargo, ahora debo dejar ese "nosotros". Sí, si me retiro, todo volverá a la normalidad, los chicos dispersos y el escondite robado.

Lo siento mucho, chicos.