𝟏𝟏
<<PROVOCACIÓN>>
Adventure Beach, BA (CA).
Noviembre 21, 2024
09:34 AM
La sangre había teñido el agua de rojo.
Sobre la playa, descansaban un aproximado de entre 60 a 70 cadáveres. Todos ellos, sin excepción, presentaban múltiples heridas de bala. Principalmente en la cabeza, cuello y torso. Apenas si habían sobrevivido unas trece personas a tal masacre.
En cuanto llegaron las ambulancias (tardando menos de quince minutos, por cierto) los heridos fueron colocados dentro. Y rápidamente, fueron transportados al Hospital General Marshall Memorian. Pero antes de que la decimotercer ambulancia partiera, Chase detuvo a la conductora. Y pidió hablar con la última testigo.
Sin pensárselo dos veces, la paramédico aceptó.
Sin perder tiempo, Chase ingresó dentro del compartimiento del paciente. Sobre una camilla, descansaba una fémina de 17 años. Sus shorts de mezclilla, al igual que su camiseta blanca, estaban manchados de sangre. En su rostro, una gasa le cubría una herida en la mejilla derecha.
—¿Qué sucedió aquí? —le preguntó el pastor alemán.
—F-Fue un dron........—alcanzó a decir, mientras se quitaba (parcialmente) la máscarilla de Oxígeno—. Nos atrajo a todos al centro de la playa. Y luego..........luego.........—Pausó. Y tras rememorar los sucesos, su mirada se empañó—. Comenzó a disparar. La gente corría por todos lados.........Todos gritaban. Y luego, unos chicos llegaron, y comenzaron a dispararnos también......
—Vale —dijo Chase en un tono sereno—. Es todo lo que quería saber.
Por consiguiente, el pastor alemán salió del vehículo. Miró a la conductora del ambulancia y dijo:
—Ya puede llevársela.
La fémina asintió. En cuanto el can se apartó, ella cerró ambas puertas del compartimiento. Mientras se dirigía hacia la cabina del vehículo, Chase se le quedó mirando con extrañeza. Después de todo, dicha paramédico tenía algo raro. Con base en su rostro (y en su altura, además) parecía no tener más de 18 años.
Antes de que una idea pudiera formársele en la mente, una voz le llamó, destruyendo así su concentración. Chase se volteó. Y vio a su hermana aproximándosele, a su lado estaba Jhonny.
—Tienes que ver esto......—dijo la agente federal. Para luego darse media vuelta y caminar. El Corgie y el Pastor alemán le siguieron, apresurando el paso.
En menos de diez segundos, llegaron a donde yacía aparcada la camioneta de la BBC.
Mientras Michael Grenger (que yacía situado a unos dos metros del lugar) atendía una llamada telefónica, la camarógrafa Yaneth Low, por su parte, les hizo una seña al trío de canes para que se acercaran al área del compartimiento del vehículo. Abrió la puerta deslizadora. Dentro, había una pared llena de monitores.
La pequeña pantalla, que yacía situada en la esquina inferior derecha, estaba encendida. Y en ella, podía verse la grabación del tiroteo. En cuanto los canes la vieron, no pudieron apartar la vista. Las imágenes eran grotescas. Y extremadamente gráficas.
A mitad del vídeo, Chase reaccionó. Como resultado, la gatita montés se acercó a un teclado y, tras presionar un botón, pausó el vídeo.
—¿Qué sucede? —preguntó Yaneth, mientras se volvía hacia él.
—Retroceda el vídeo —ordenó el pastor alemán. Yaneth asintió y obedeció. Lentamente, procedió a retroceder el vídeo, regresando al minuto 00: 05: 45—. Deténgalo ahí —dijo rápidamente Chase. La gatita acató la orden. Y, nuevamente, presionó reproducir.
En el vídeo, podía verse a un centinela (con rasgos asiáticos) disparando contra un par de jóvenes veinteañeros, que trataban de ocultarse (vanamente) detrás de unas palmeras. En cuanto logró asesinarles exitosamente, dándoles tres tiros en la cabeza a cada uno, el centinela se volvió hacia sus colegas y, a toda voz, exclamó:
"Asegúrense de dejar heridos"
Tras oír aquello, el líder de la decimocuarta estación quedó atónito. Al mismo tiempo, experimentó una oleada de confusión.
—"¿Asegúrense de dejar heridos?" —preguntó, volviéndose hacia sus colegas.
—Es extraño —dijo Avery en respuesta—. Al decir eso, implica que no querían matar a todos.
—¿Pero por qué? —inquirió el Corgie, mostrándose igual de confuso—. Creí que las personas como July y sus secuaces, no son del tipo que dejan sobrevivientes.
—Sea cual fuese la razón. No fue por que tuvieran compasión —volvió a decir Chase—. El hecho de haber dejado heridos debe de tener algún propósito. Pero no sé cual es.
Poco después, los canes se alejaron de la camioneta de la BBC, caminando lentamente hacia sus respectivos vehículos. Pero, a mitad del trayecto, una voz les detuvo. Unai Abad Tercero se les acercó, corriendo. Y, tras quedar frente a ellos, les dijo:
—Hemos hallado algo.
Junto al Labmatian, se detuvo un joven soldado (caucásico, delgado y de 23 años). Un breve instante después, este último se puso de cuclillas y le entregó al pastor alemán una bolsa de evidencia transparente. Dentro, había una pequeña tablet. Y, pegada sobre la pantalla, había una nota de papel doblada.
Tras colocarse un par de guantes de látex, el pastor alemán retiró el contenido de la bolsa. Primero, cogió y desdobló el papel. En él, había un pequeño mensaje. Este ponía lo siguiente:
<<PARA CHASE. INGRESA A LA APLICACIÓN DE GMAIL. ALLÍ, HAY UNA CUENTA DE CORREO REGISTRADA>>
Desconcertado, el can sólo se limitó a seguir las instrucciones. Luego, encendió el aparato. Y en cuanto ingresó a la aplicación indicada, la campana de notificaciones se activó casi al instante. Le habían enviado un mensaje.
Por consiguiente, se apresuró a buscar en la bandeja virtual. Y en ella, encontró el mensaje entrante. Sin dudarlo, hizo click en él. El mensaje en sí contenía un archivo ZIP. Y, por debajo del mismo, yacía escrito lo siguiente:
<<ESTÁ VIVO>>
Esto causó que el desconcierto de Chase aumentara un poco más.
Poco después (y con ayuda de su hermana), abrió el archivo ZIP. Se trataba de un vídeo. De menos de un minuto, por cierto. Y en cuanto procedió a reproducirlo, tanto Chase, como sus otros dos colegas (que estaban situados a sus laterales, mirando la pequeña pantalla con detenimiento) quedaron anonadados.
Posteriormente, intercambiaron entre ellos una mirada de perplejidad.
Tras apagar el aparato, los canes se subieron a sus respectivos vehículos. Y a todo dar, condujeron de regreso al Hospital General Marshall Memoriam. Esto no fue pasado desapercibido por el Border Collie quien, tras finalizar su llamada, se dirigió hacia la cabina de la camioneta de la BBC. Yaneth Low le siguió y se subió al asiento del copiloto.
—¿A donde vamos? —preguntó la gatita montés, mientras se colocaba el cinturón de seguridad.
—Seguiremos a ese pastor alemán —respondió el reportero canino. Encendió la camioneta y procedió a conducir velozmente—. A donde vaya él, iremos también.
—¿Y se puede saber por qué?
En vez de responder, el Border Collie solo sonrió. Al mismo tiempo, se puso a pensar en algo más que la West Highland Terrier le había dicho en su llamada telefónica:
<<SIGA AL PASTOR ALEMÁN. A DONDE VAYA ÉL, ESTARÁ LA ACCIÓN>>
.............
Katie Meadows estaba sentada tras el mostrador. Y en su rostro, podía verse la angustia y consternación.
Tras coger el control de mando, procedió a subir todo el volumen del pequeño televisor, que yacía atornillado en una columna de concreto. Un breve instante después, luego de que un reportero diera el típico aviso de: "Cuidado, las siguientes imágenes pueden herir la sensibilidad del público. Se recomienda discreción". La BBC comenzó a reproducir el vídeo de los recientes sucesos acontecidos en "Adventure Beach".
Al momento de ver aquello, Katie Meadows lanzó un grito ahogado. Al mismo tiempo, colocó una mano sobre su pecho.
<<¿Quién pudo haber orquestado tal acto de crueldad?>> —se preguntó mentalmente, sin apartar la vista del aparato.
A continuación, la respuesta llegó por sí sola.
En la pequeña pantalla plana, luego de que finalizó el vídeo, los medios procedieron a mostrar una fotografía de la West Highland Terrier más buscada por el FBI. En cuanto la vio, la angustia de Katie se acrecentó.
<<Esto es grave. Muy grave>>
Tras un breve lapso de tiempo, su teléfono inalámbrico sonó. Como resultado, la chica se sobresaltó. Sin apartar la vista del televisor, cogió a tientas el teléfono. Luego, atendió la llamada, haciendo un mayor esfuerzo por sonar lo más calmada posible. Sin duda alguna, la noticia le había dejado en shock.
—Departamento de Policía, ¿cuál es su emergencia?
—Tengo información sobre los responsables de la masacre en "Adventure Beach"—dijo la interlocutora.
Katie Meadows se levantó de su asiento, dejando caer el control de mando en el suelo. Tras recobrar la calma, se centró en proseguir con la llamada.
—Dígame lo que sabe, señorita —solicitó.
—Busque en el barrio de Washington Heights —agregó la llamante—. Allí encontrarán una camioneta negra. Los responsables se encuentran dentro. Lo sé por que yo los vi.
—¿Puede darme su nom......?
Antes de que pudiera terminar la incógnita, la llamante anónima colgó.
.............
Avery Schülze colocó la tablet sobre la mesa. La encendió y apresuró en reproducir el vídeo. Los allí presentes, que yacían detrás de la pastor alemán, guardaron silencio.
En los primeros tres segundos, no podía verse nada más que oscuridad. Tan negra como la noche misma. Más adelante, y de manera sorpresiva, una luz sumamente blanca y brillosa se apoderó de toda la pantalla. Esto hirió ligeramente los ojos de los espectadores. Sucesivamente, mientras la luz blanca disminuía su brillo, el enfoque de la cámara se desvió hacia la derecha, centrándose ahora en un can (un dálmata, para ser exactos) que yacía atado a una silla.
Poco después, July Harris apareció en la toma, acercándose hacia el can. Tras colocarse detrás de él, y luego de bajarle la mordaza que le cubría el hocico, dijo:
—Saluda a tus amigos, Marshall.
—Púdrete, July —respondió el manchado sin dudar.
A continuación, la West Highland Terrier levantó la vista, clavándola directamente en la cámara. Con base en su sonrisa maliciosa, parecía estar disfrutando de la situación.
—Oye, Chase —prosiguió ella. Al mismo tiempo, el pastor alemán sintió una punzada de ira—. ¿Qué se siente saber, que este cachorro y hermano tuyo, me pertenece ahora, eh? —rio. El pastor alemán lanzó un bajo gruñido, exponiendo brevemente los dientes—. Si deseas recuperarlo, deberás hallarme primero. Tienes media hora.
—¡No lo hagas, Chase! —Marshall volvió a hablar—. Es una tram....
Antes de que pudiera terminar, el vídeo cesó. La negrura se apoderó de la pantalla chica nuevamente.
Poco después, el absoluto silencio se apoderó de la habitación. Nadie dijo nada en respuesta. Todos estaban en shock, mientras trataban de asimilar lo visto. De todos los allí presentes (cuyos rostros mostraban una clara incredulidad), sólo Chase y Everest mantenían el ceño fruncido, lanzando suspiros pesados.
<<La mataré en cuanto tenga la oportunidad>> —se dijo la Husky mentalmente.
Pasado un par de segundos, Ryder salió de su estado de Shock. Tras volverse hacia Chase, preguntó:
—¿Esto es real?
—Tan real como los cadáveres que están regados por toda la playa —respondió, sin siquiera mirarle—. Marshall está vivo.........—añadió—. Halló la forma de sobrevivir a la explosión. Pero la maldita de July le capturó antes de que pudiera regresar con nosotros.
La Husky siberiana gruñó tras oír esto. Simultáneamente, comenzó a mostrar los dientes y a sacar las garras.
—En cuanto la tenga frente a mí, juro que.....
—Mantén la calma, Everest —le dijo el pastor alemán, volviéndose hacia ella con rapidez. La husky se le quedó viendo—. No le sirves a nadie si estás molesta.
—Ay ajá. ¿Y me vas a decir que tú no lo estas? —contraatacó ella.
Un breve muro de silencio se armó entre ambos canes.
—No te mentiré, Everest. Estoy furioso por dentro.......—admitió finalmente, mientras hacía un esfuerzo por contener la ira que le tenía invadido—. Una parte de mí quiere orillarme a hacer lo mismo que tú estás haciendo en este momento. Pero trato de mantenerme objetivo......—añadió en un tono sereno. Hubo una breve pausa—. La objetividad es lo que nos permitirá recuperar a Marshall sano y salvo. Y nos dará la oportunidad de atrapar a July y de encerrarla de una vez por todas. ¿Entiendes? Debemos mantenernos objetivos. Todos nosotros. Y eso te incluye, Everest.
La fémina tardó un momento en responder.
—Hazlo por Marshall —agregó Chase.
Pasado un par de segundos, la fémina optó por hacerle caso. Suspiró. Y tras recobrar la calma, guardando las garras y escondiendo los colmillos, recobrando así su apariencia amigable, miró al can y dijo:
—Entonces ¿cómo los hallaremos?
—Tal vez.....—comenzó a decir Rocky, entrometiéndose en la conversación—, si rastreamos la dirección IP que se usó para crear la cuenta de correo que utilizaron para enviarnos el vídeo, podremos localizarlos a ambos.
—Los técnicos ya lo hicieron. No hubo éxito —dijo la agente federal—. Al parecer, usaron servidores proxy desde Ucrania hasta Bangladesh para crear dicha cuenta.
—¿Y que hay de la Tablet? —preguntó ahora Jhonny—. Si el GPS estaba encendido mientras la Tablet estuvo bajo el poder de July, podremos saber en donde estuvo el aparato en las últimas 24 horas.
—No es una mala idea, Jhonny —el pastor alemán le felicitó con sinceridad—. Pero me temo que el historial del GPS fue borrado. Así que eso no nos ayudará.
—Rayos.....—musitó, mostrando frustración—. ¿Y qué haremos ahora?
Los allí presentes guardaron silencio nuevamente. Trataban de pensar en un nuevo plan que los ayudara a localizar el paradero de July y Marshall. En menos de diez segundos, una idea pasó por la mente de Chase.
Rápidamente, se dirigió hacia la mesa y cogió la pequeña Tablet. Tras reproducir el vídeo provocativo, situándolo en la parte en la que July y Marshall aparecían, el can presionó "Pausar". Luego, tomó una captura de pantalla.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó Rubble, extrañado.
—Sé como hallarlos —dijo el can en respuesta, mientras tecleaba en la pequeña tablet. Poco después, la laptop de Avery (que yacía situada en la misma mesa del lugar) emitió un sonido de notificación. La pastor alemán lo chequeó—. Avery, te acabo de enviar la captura de pantalla que tomé.
—Sí, eso es lo que veo. ¿Pero para qué?
—Una vez......—comenzó a explicar, mientras se le acercaba—...me dijiste que tenías una aplicación capaz de mejorar la calidad de una imagen, por más borrosa que sea.
—Por supuesto —afirmó ella—. Pero......
—Mira atentamente la captura de pantalla —le interrumpió, mientras le señalaba algo en la instantánea virtual—. Detrás de July y Marshall, hay una ventana abierta. A simple vista, no podemos ver lo que hay en el exterior. Pero si utilizamos tu aplicación, podremos mejorar la imagen. Así lograremos identificar algún punto de referencia cercano al lugar de donde se grabó el vídeo. Así los hallaremos a ambos —concluyó.
—Es... ¡es una buena idea, Chase! —dijo ella, mostrándose orgullosa.
Sin perder tiempo, Avery comenzó a teclear en su ordenador.
Tras activar la App, y poco después de procesar la captura de imagen, hizo un Zoom sobre el segmento del área de la ventana abierta. Esa parte de la imagen en sí misma ya era borrosa. Pero con ayuda de la aplicación (y a sus complejas herramientas) la instantánea virtual se hizo nítida y clara.
—Parece que es una montaña......—dijo Avery tras terminar el proceso.
—Pero no cualquier montaña —dijo ahora Rocky—. Esa es la montaña "Pico Nevado". Significa que el lugar en donde se filmó el vídeo está fuera de la ciudad.
—Perfecto —agregó Chase—. Ahora solo debemos hallar el lugar exacto.
—Pero ya no hay más puntos de referencia —volvió a decir Avery—. ¿Cómo sugieres que lo hagamos?
—Puedo ayudarles con eso —dijo ahora el Labmatian, mientras se acercaba a donde la pastor alemán y, sin dudarlo, tomaba control del ordenador. Al mismo tiempo, comenzó a descargar una nueva app—. Con ayuda de otra aplicación, podemos extraer ciertos sonidos del vídeo que no son percibidos por el oído. Con eso, podremos identificar otros puntos de referencia.
Tras dar un par más de tecleadas, y luego de activar la segunda aplicación, el Labmatian extrajo el audio del vídeo. Tras eliminar las voces de July y de Marshall, se quedaron con un bajo ruido solamente. El can le subió todo el volumen.
El ruido en sí mismo era similar al de un motor de una podadora. Al mismo tiempo, podía oírse lo que parecían ser un par de ramas (tallos de maíz, en realidad) siendo cortadas.
—Me suena a una cosechadora.......—concluyó Ryder—. Eso significa que hay una granja cerca.
—Y sólo hay una granja fuera de la ciudad —volvió a decir Chase—. La gran de Al y Yumi está situado a un par de kilómetros de la montaña "Pico Nevado". Significa que el escondite de July se encuentra entre esas dos ubicaciones.
—¡La vieja fábrica de "Pixton Foods"! —arguyó Rubble, todos se voltearon a verle—. Ha estado cerrada por años. De seguro July y Marshall se encuentran allí.
—¿Y qué estamos esperando? Vámonos ya —dijo Everest a toda voz. Para luego, darse media vuelta y salir velozmente del lugar. El resto de los allí presentes (a excepción de Rubble y Rocky) le siguieron el paso.
En ese momento, Ryder (que estaba casi al final) se detuvo en seco. Tras coger su comunicador, procedió a atender la llamada entrante.
—Katie, en este momento estoy algo ocupado, te parece si........
Poco después, Katie le interrumpió. Tratando de sonar lo más calmada posible (sin lograrlo, por cierto), la rubia comenzó a compartirle la información que le habían proporcionado con anterioridad. Tras oír aquello, Ryder quedó anonadado.
Unai Abad Tercero, que yacía detrás de Ryder, notó esto. Tras acercarse al muchacho, preguntó:
—¿Se encuentra bien?
Tardó un momento en responder.
—¿Joven Ryder? —volvió a preguntar. Ryder finalmente le vio—. ¿Está bien?
En cuanto guardó su comunicador, el muchacho respondió:
—Necesitamos ir a Washington Heights.
.............
El Border Collie se mostraba inquieto.
Mientras sujetaba el volante con fuerza, mordiéndose el labio inferior con suavidad, mantenía la vista clavada en la entrada principal del Hospital General Marshall Memoriam. Esperaba a que el pastor alemán (o siquiera alguno de sus colegas) volviera a salir.
Su camarógrafa se volvió hacia él. Tras captar su atención (chasqueando los dedos por delante de su rostro, por cierto), le dijo:
—Ya relájate, Michael.
—Eso intento, pero no puedo —dijo en respuesta. Volvió la vista al frente—. Estoy ansioso, y emocionado.....—agregó—. Aún no me hago la idea de que nos hemos involucrado en algo grande.
—No sólo fue grande, también fue peligroso —recalcó la gatita montés. Tras rememorar los sucesos acontecidos en "Adventure Beach", sintió un escalofrío breve—. Literalmente nos enviaron a un campo de tiro, y caímos justo en medio......—pausó—. ¡Pudimos haber muerto! —exclamó con cierto grado de angustia.
—Sí, pero lo valió —argumentó Michael, mientras miraba de reojo a la fémina—. En este trabajo, para alcanzar el éxito, se necesita de las grandes historias. Y para poder captarlas en cámara, se tiene que asumir algunos riesgos.
—Eso lo entiendo.....—convino ella. El can volvió la vista hacia el hospital—. Pero ten en cuenta esto......—espetó—, si me vuelves a meter en algo así, sin siquiera consultarlo primero conmigo, los riesgos de los que hablas serán el menor de tus problemas.
El reportero canino se volvió hacia ella nuevamente.
—No hablas en serio.
La gatita montés tenía el ceño fruncido. Levantó su pata izquierda y, a la par, procedió a mostrar sus pequeñas pero peligrosas garras.
—Créeme, hablo muy en serio.
Antes de que el Border Collie pudiera decir algo, un estrepitoso ruido hizo que se volviera al frente.
Las puertas de la entrada principal del Hospital se abrieron con fuerza. Cuando el pastor alemán, seguido por Avery, Everest, y Jhonny (seguido por un pequeño grupo de soldados, conformado por cuatro hombres) salieron del lugar, se subieron a sus respectivos vehículos y, a todo dar, abandonaron la escena, tomando la 63 este.
El reportero canino no perdió tiempo.
Tras encender la furgoneta y colocarse el cinturón, clavó la vista en el camino. Al mismo tiempo, jaló la palanca de tracción. La gatita montés le miró, sabía lo que haría a continuación. Pero antes de que pudiera decir algo, el can pisó el acelerador. Como resultado, la camioneta de la BBC salió disparada a una velocidad de 120 kilómetros por hora.
—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —inquirió Yaneth con consternación, mientras trataba de colocarse el cinturón de seguridad.
—Asumir riesgos —respondió el can—. A donde vaya ese pastor, iremos nosotros.
Tras tres intentos fallidos, la gatita finalmente logró colocarse el cinturón. Pero su sensación de angustia y consternación no se desvaneció en lo más mínimo.
—Recuérdame pedir un aumento por esto en cuanto volvamos a Londres.
.............
Los centinelas permanecían dentro de la furgoneta.
La líder del grupo, Sarah Lewis, que yacía sentada tras el volante, revisaba el cargador de su arma automática. Sus colegas, por su parte, se limitaron a hacer lo mismo, guardando silencio. Para cuando terminaron, pero unos segundos antes de que pudieran abandonar la escena, un par de pasos acompasados (provenientes de fuera) les alertaron casi al instante.
—No hagan ruido.....—musitó Lewis, mientras les miraba por encima de su hombro derecho. Luego, se acercó a la ventanilla. Con ayuda del espejo lateral, pudo ver a un grupo de soldados armados (liderados por un Labmatian) apuntando al lado izquierdo del vehículo.
Posteriormente Ryder, que yacía situado al lado derecho de la furgoneta, acompañado por otro grupo de soldados, gritó:
—Sabemos que están ahí. ¡Salgan lentamente del vehículo! ¡Y no intenten nada!
En aquel momento, la fémina se quedó perpleja. Después de todo, aquella situación no tenía sentido. Ni ella ni sus colegas habían cometido error alguno. Y, hasta donde sabía, nadie les había visto subirse y huir de "Adventure Beach" en la furgoneta.
<<¿Cómo rayos pudieron encontrarnos?>> —pensó Lewis.
—No lo repetiré otra vez —volvió a decir Ryder—. ¡Salgan ahora!
Sarah Lewis se volvió hacia sus colegas. Y tras mostrarse decidida, asintió. Ellos hicieron lo mismo.
Con lentitud, Lewis abrió la puerta. Y con las manos en alto, procedió a salir del vehículo. El Labmatian, que le apuntaba con su propia arma (la cual, se mantenía sujeta por una garra metálica que sobresalía de su mochila), se le acercó. Pero, tras estar a sólo un par de centímetros de la fémina, se detuvo en seco y tuvo un extraño presentimiento.
<<Algo no anda bien>>
Sorpresivamente, la puerta deslizadora de la furgoneta comenzó a moverse. Los soldados, incluyendo al can mismo, apuntaron hacia dicha área.
Aprovechando esa fracción de segundo, Lewis se apresuró en sacar su arma automática, que mantenía oculta por debajo de su camiseta, del lado de la espalda. Alistó el cargador. Entonces se volvió y, sin dudarlo, procedió a disparar, logrando herir a un par de soldados.
En aquel momento, el caos comenzó.
Mientras los soldados trataban de devolver el fuego, los otros centinelas salieron del vehículo. No tardaron nada en disparar. Y cada uno trató de escapar. El Labmatian, junto a Gianella Diaz (una joven recluta de 20 años) corrieron tras Lewis, pero antes de que pudieran alcanzarle, la fémina se volvió hacia atrás y les disparó.
Gianella recibió las primeras tres balas en el hombro. Gimió de dolor. Al mismo tiempo, trató de mantenerse de pie. Seguidamente, y de forma desprevenida, una cuarta bala impactó en medio de su sien. Así sin más, su cuerpo sin vida cayó al suelo.
El Labmatian, enfurecido por esto, se volvió hacia la centinela y le lanzó una mirada fulminante. Con facilidad, logró acercársele y dispararle. Dado que Lewis trató de huir, los primeros dos tiros impactaron en su espalda. El tercero, sin embargo, le atravesó el cuello, perforándole exitosamente la carótida.
Tras la rápida pérdida de sangre, y sumado al dolor sus heridas, Sarah Lewis cayó al suelo.
Unai Abad Tercero, sin bajar su arma, y sin cambiar la expresión de su rostro, se le acercó. Pero en cuanto vio como la herida en el cuello de Lewis comenzaba a cerrarse, quedó boquiabierto y perplejo. Al mismo tiempo, experimentó una oleada de confusión.
—Esto es imposible......—musitó.
.............
Poco después de que arribaron al lugar indicado, Chase Schülze, junto a sus colegas y al grupo de 4 soldados, comenzaron a elaborar el plan para la redada. Tras terminar de explicar los pasos (tardando menos de tres minutos, por cierto), el pastor alemán dijo:
—La vida de alguien depende de esto. Así que no puede haber errores, ¿me dejo a entender?
Los allí presentes asintieron. Chase sonrió por esto.
—Es hora de actuar.
Pero antes de que pudieran hacer movimiento alguno, un estrepitoso ruido (proveniente del vehículo patrullero de Chase) comenzó a hacerse audible. Se trataba de la laptop hallada en "Adventure Beach".
Tras coger la laptop, y colocarla encima del capó de su vehículo, el pastor alemán contestó la vídeo-llamada entrante. La muchedumbre se le acercó, colocándose hacia sus laterales. A continuación, en la pantalla chica, procedió a verse la silueta negra de un can. La habitación en la que se encontraba estaba a oscuras.
Pasado un par de segundos, una voz dijo:
¡Ayúdenme!
En cuanto Marshall gritó, un fuerte tiro (que le impactó en la cabeza, haciendo que salpicara un poco de sangre, manchando el lente de la cámara) se oyó poco después.
—¡Marshall! —gritó Everest, angustiada.
—¡Entremos, ya! —dijo Chase rápidamente. Luego se volvió hacia la husky y el Corgie—. Everest, tú quédate aquí. Jhonny, vigílale y trata de calmarle.
Ambos canes obedecieron. Y los demás, tras armar una fila, procedieron a dirigirse a la vieja fábrica. Los cuatros soldados estaban a la cabeza, seguido por ambos pastores alemanes.
Tras llegar a la puerta principal, la voz de Chase resonó en toda el área:
—¡Policía de Bahía Aventura, abra!
Unos segundos después, el ariete que cargaban los soldados impactó fuertemente contra la puerta de madera, haciéndola caer como resultado. Sucesivamente, comenzaron a ingresar en el edificio. Sin embargo, no lograron avanzar más allá del salón principal.
En ese momento, la camioneta de la BBC arribó al lugar. Pero un poco antes de que Michael Grenger y Yaneth Low pudieran bajarse del vehículo, un fuerte destello iluminó todas las ventanas del primer piso de la fábrica. Y, casi al instante, se oyó un estallido ensordecedor.
[4202 PALABRAS]
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