Narrador

Al día siguiente Jin estaba decidido con saber quién era aquella voz dulce que se volvió su favorita, pensaba que aquella persona cantaba como los angeles sea quien sea, le había robado parte del corazón. Pero peleaba con sus pensamientos porque cierto chico de mofletes grandes y rechonchos lo cautivó con su ternura y sencillez.

Se sentía culpable por qué aún que no sabe quién es la o el portador de aquella voz, se siente atraído por esa persona misteriosa, pero a la vez se siente atraído por el chico que le encantan los dulces. Y vamos a quien no le atraería una persona muy amable, que ayuda a los demás y se esmera para poner una sonrisa en todas las personas que son cercanas a el.

Las horas pasaron y Jin ya estaba por terminar de arreglarse, llevaba algo sencillo, unos jeans negros, una playera blanca holgada y unos tenis blancos, algo demaciado sencillo ya que no es como que le guste deslumbrar entre la gente, terminado baja y revisa haber dejado todo listo para la hora que despertara su padre, y se aseguro de esconder todo lo que su padre pudiese comer que no fuera la dieta que se le fue asignada.

Por otro lado, tenemos aún chico que con los ojos rojos e hinchados hacia el mayor de sus esfuerzos por levantarse de su cama, desde hace tiempo dejo de suceder el hecho de levantarse por las noche con una opresión en el pecho, causándole unas ganas enormes de poder llorar, pero no quiso soltarlas, hasta que recordó a su NamJoon de hace años, el pequeño niño que no podía protegerse de nadie, eso causó que llorasé en silencio, toda la noche fue así, un nudo se instalo en su garganta pero no se pudo deshacer, los horas pasaron y quedó dormido, de nuevo, a la mañana sentía su cuerpo pesado, sus ojos arder, todo su ser le impedía levantarse, pareciera como si en el recaera el peso de mil rocas, pero se levantó, se lavo su cara, colocó algo de hielo en sus ojos y haci hacer que la hinchazón bajara, después colocó un poco de maquillaje y se arregló, uso un pans negros holgado de sus piernas, y una sudadera de lana azul holgada, con tenis negros se colocó su mochila y bajo, de la mesa agarro unos chocolates y se los llevo en la mano, iba tarde a clases, de nuevo casi corrió pero solo caminaba a paso veloz.

Llegando a la universidad todos parecían mirarlos raro, ¿por qué?, No era normal ver llegar a la universidad al ardiente Kim SeokJin el jugador de americano más guapo del campus, y al barril andante Kim NamJoon poco agraciado. Y como sucedió esto? Pues retrocedamos unos 10 minutos, NamJoon iba muy distraído comiendo sus chocolates que no veía que enfrente suyo venía un chico distraído leyendo un ensayo que debía entregar hoy mismo.

Ambos distraídos, volvieron a chocar como el día anterior, uno sonrió y el otro casi sale huyendo por nervios.

— hola... NamJoon? Cierto- pregunto Jin sonriendo y dejando ver su espectacular sonrisa.

— s-si, h-hola Jin? - pregunto dudoso, lo había escuchado pero no estaba seguro,.

— así es, un gusto- sonrió más al ver que en una de las comisuras de los labios de NamJoon había un poco de chocolate, así que saco un pañuelo de su mochila y lo acercó a dónde estaba la mancha.

— que?- asustado se hizo hacia atrás pero su muñeca fue sujeta por Jin.

— deja, estoy por terminar- termino y sonrió más amplio- listo, eran con almendra los chocolates??- pregunto al ver la envoltura.

— S-si y cereza, pero son mis favoritos los de chocolate amargo- se sonrojo al hablar de más, y bajo la mirada, esperando una respuesta o un reclamo algo brusco.

— oh pues que bien, los míos son los de almendra, vas para la universidad?- pregunto viendo que venía con su mochila y viendo la hora así era.

NamJoon solo asintió y siguió con la mirada baja.

>>Te parece si vamos juntos, solo iré a por unas cosas a mi casa y nos vamos- vaya eso sorprendió a NamJoon, el chico poco amable le ofreció ir con el a la universidad, vaya que es una cosa de suerte.

— Está bien- fue lo único que dijo y siguió a Jin, no pasaron ni 3 minutos y ya estaban en su casa, Jin entró y a los 2 minutos ya estaba con el llendo a la universidad.

Y así fue como ambos llegaron juntos, chicas y chicos veían molestos a NamJoon y esté  solo quería desaparecer de la fas de la tierra, quería que la tierra lo comiese vivo ahora, si ya tenía problemas antes, con este suceso serán más, y más graves de lo que ya eran.

Los minutos pasaron y los módulos empezaron, Jin dejo a NamJoon en su salón y NamJoon solo hizo un pequeño adem con su cabeza y se fue a sentar con JiMin, su querido mochi.

— hola mochi, cómo sigues?- pregunto sin querer causar algún conflicto.

— Namu, ya ví que llegaste con Jin hyung, yo estoy bien y tú?- se veía alegre pero no confío en JiMin

— b- bueno, si, todo bien jiminie ¿Cómo van las cosas con YoonGi? Se arreglaron- y al parecer si, por qué lo vio sonreír más.

— siii, las solucionamos ayer por la noche, cuando estaba por llamarlo el lo hizo y me invitó a cenar, hablamos y pudimos solucionar todo- dijo muy alegre.

— me da gusto saber eso Minie- dijo sonriendo y se concentro en la clase el resto de la hora que duraba el módulo.

Después, las clases transcurrieron bien, hasta la hora de la comida, NamJoon había ido a los sanitarios a lavar su rostro ya que empezaba a darle sueño, en eso escucha unas voces conocidas y no duda en voltear cuando ve al grupo que siempre lo molestaba, agarró sus cosas y quiso salir de ahí de inmediato, pero no lo logro ya que fue retenido por dos de ellos.

— la bola por fin lo logro, hizo que el gran SeokJin se fijara en el seguro su grasa lo hizo deslumbrar más- espetó uno de los que lo tenían agarrado.

— seguro así fue, pero sabes te digo algo, no te hagas ilusiones el no te quiere para nada serio, seguro solo te utilizará y ya, te botara, cómo la basura que eres- artículo otro de los que lo molestaban, hasta que uno quiso pegarle en el estómago, logro dar 2 golpes hasta escuchar una voz.

— que coño están haciendo, déjenlo!!

Fin aquí termina este capítulo, hasta el próximo mandarinas, chao. Las quiero, me retractare, está historia seguirá, solo que actualizaré no muy seguido, está bien?? Solo para que no se me pongan tristes mis mandarinas.