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Suaves y tiernos suspiros salían de unos pequeñitos labios, unas manitas diminutas sostenían con toda su fuerza la tela blanca del cálido suéter de su madre, la pequeña bebé se perdía en el sueño y se removía de vez en cuando entre los brazos de la Omega. Está, muy pendiente de la criatura, no se atrevía a cerrar un ojo.
Siendo primeriza en cuidado de bebés estaba un poquito perdida y no lograba descubrir las comodidades de una crianza, ya dudaba si debía darle el relevo a la Alfa y dormir un poco antes del amanecer, pero éste se asemejaba a un tronco tieso al otro lado de la cama. El trabajo acababa con sus energías y pensaba que su Omega sabía llevar adelante a la pequeña de ambas.
Y en un principio lo parecía bastante, Minju no daba problemas y los primeros días dormía mucho y comía por horas. Ahora tenía dos meses, llorona y asustadiza se ceñía a las caricias de su mamá con gruesas lágrimas descendiendo sin control por sus voluminosas mejillas, no había forma de cesar aquel llanto. Sana había entendido que pasándola a la cama podía calmarle, pero sólo si Tzuyu estaba del otro lado puesto que ella buscaba el aroma y contacto con ambas y sin la presencia de la Alfa aquella estrategia fallaba.
Ahora estaba descansando después de beber del pecho de la Omega, sacando sus gases acostadita y quejumbrosa por la incomodidad de no poder dormir bien.
La castañita le observaba con preocupación, su cabecita formulaba hipótesis del porqué no dormía sí ya había comido y se suponía que había sacado sus gases, debería haberse dormido ya.
—Minnie debe dormir, mamá quiere dormir... —Le susurró muy bajito muy bajito, tanto que la cachorra no llegó a recibir lo que decía, pero el cuchicheo sí y su ceñito se frunció al instante— Oh no...
En efecto, no entendía lo que le decía pero sí le molestaba que le hablara mientras trataba de conciliar el sueño.
Pocos segundos después la habitación se llenó de fuertes alaridos e irregulares sollozos que Sana se apresuraba a callar chistándole bajito.
—Ya, ya... Shh... —Tuvo que salir del colchón y de las cálidas mantas para comenzar a andar por la habitación, meciendo el cuerpecito de su pequeña cachorra acostada en su pecho, suaves palmaditas en su espalda y castos besos en su cabecita.
Por más de quince minutos se vio a la Omega vagar por la zona con pocas esperanzas de que aquella niña dejase de llorar y cediera a dormir un mínimo de dos horas, ya estaba agotada y por más que se repetía que esa etapa pasaría pronto, no se veía capaz de soportar días con esa tortuosa rutina. Un poquito después el cachorro eructó. Una, dos e incluso tres veces.
Tal vez Sana no le había sacado bien los gases y por eso su cachorrita estaba incómoda y llorona.
Estaba logrando la meta cuando escuchó a Tzuyu llamarle desde la cama, había encendido una de las lámparas y su rostro asustado le alarmó.
—¿Minju está bien? —Salió de la cama acercándose rápidamente a ella, la bebé yacía con sus luceritos cerrados y un puchero permaneció en sus belfos rositas— Perdón por no ayudarte a estas horas... —Se disculpó con la menor dejando un beso en su frente, las ojeras en su rostro casi pálido le hacían sentir culpable.
Todo el día ella estaba fuera y cuando regresaba su castañita Omega seguía despierta al costado de la cuna, sus ojuelos apagados pendientes de la pequeñita en el colchón.
—No pasa nada, Tzuyu, estoy bien... —Una sonrisa sincera acompañó sus palabras que realmente escondían una vil mentira, tapando con fraudes su desgaste sentía que no era una carga para su Alfa y éste podría trabajar más tranquila sabiendo que en casa todo iba bien.
Tzuyu asintió suavemente guiándole a la cama una vez más, con su cachorrita pelinegra en el colchón y ellas a un costado abrazadas fueron cayendo en el mismo sueño que su criatura, la familia por fin estaba descansando.
Sana y Tzuyu piensan que la contraria tiene todo controlado con la parte que le toca, pero lamentablemente la comunicación entre ellas siempre se basa en tratar de ocultar sus emociones y sentimientos para no preocupar a la contraria. Y no era sano para ninguna guardarse sus problemas.
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—Si las cosas no van bien, lo mejor sería que le comentes a Tzuyu... Ya ves que Minju no es fácil de cuidar y necesitas mucha ayuda con ella-
—T-Tzuyu trabaja muchas horas Momo... Ella sale muy temprano para garantizar dinero y poder sustentarme a mi y a mi cachorra —La otra Omega inhaló una gran bocanada de aire al escucharle decir aquello.
No estaba muy de acuerdo en esa parte, bien sabe ella lo difíciles que son las bebés pequeñas y Sana no deja la tarea fácil de ayudarle, es muy cabeza dura y más bien algo estúpido por querer hacerse la fuerte cuando no tiene ni idea del cuidado de bebés.
—Entiendo que veas por el trabajo de Tzuyu en la familia, pero tu trabajo no es nada sencillo, Sana. Tu rostro está sin color, por más que intentes tapar las ojeras se notan aún más... —La castaña esquivó la mirada de reproche que la rubia le dedicaba- Incluso te cansas al hablar y yo te comprendo —Tomó con sutileza sus manos y con ambos pulgares acarició, una bonita sonrisa le dedicó pero la chica frente a ella rompió en llanto— B-Sana...
—Tzuyu vuelve muy tarde del trabajo... E-Ella no tiene un horario a esas horas... y su hora de entrada es muy temprano por la mañana y yo...
—Sana...
—Tengo miedo, Minju no duerme hasta que ella llega...
Sus mejillas ahora cubiertas por caminos salados de lágrimas se fueron tiñendo de rojo por la furia de su Omega, pasando saliva Momo aún conectaba lo dicho con posibles hipótesis y no quería dar con la que llegó a su cabeza.
—¿Piensas que ella...? —No hizo falta vocalizar el resto de la pregunta, la castañita bajó la mirada— Sana...
Su Omega se removía inquieta, abandonada y herida, deseando un poquito de amor de su Alfa, que está rompiera la monótona rutina que le estaba cortando a cachos y que notara de una vez por todas su desgaste diario. Estaba harta de aullarle a la luna por las noches, buscando en ella una solución para su vacío, algo de comprensión puesto que su pequeña lobita precisaba de ambas madres y ella no podía ejercer de Alfa y Omega.
En cuanto caía la noche se paraba a pensar cuantas horas debía esperar para que Tzuyu llegase a casa, acurrucándose en el colchón y protegiendo a su bebita le susurraba despacito que pronto llegaría su mamá y que las tres podrían dormir en compañía, pero más de una noche pensó que las horas le matarían pues en la ventana se vislumbraba ya el alba asomarse.
—A-Ayer no llegó a dormir... —Sus dientes apresaron su labio inferior con el propósito de no sollozar, era incapaz de alzar la mirada— Me recuerda a cuando estaba embarazada... y la sensación es horrenda...
—Sana, habla con ella y coméntale, si no le haces saber lo que pasa en casa, ella pensará que todo está bien-
—N-No lo entiendes, Momo...
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—Mamá llegará pronto, por favor, duerme... —Musitó sin ganas, su mano proporcionándole a la cachorra palmaditas suaves en su espalda, sus piecitos y bracitos se estiraron dando pataletas, sin gustarle lo que le dijo.
Minju comenzó a sollozar incómoda, su pechito ardiendo en calor. Siendo una pequeña lobezna no comprendía el porqué de aquel sentimiento, su mamá no parecía comprenderle.
—Por favor... duerme, Minnie...
¿Estaba en el derecho de decirle aquello? Era una bebé que únicamente quería sentirse protegida, ser acurrucada entre Alfa y Omega, saber que ambas le cuidaban. Sin embargo una estaba ausente y la otra no daba a más, agotada por un día extenso y cansino.
Sana se sentó con dificultad en el colchón, apoyando su espalda en el respaldar echó un corto vistazo al reloj digital a un costado y la numeración no le sorprendió en lo más mínimo.
4:45 am.
Tzuyu no había vuelto.
Entonces se permitió llorar.
Su bebé le acompañó con fuertes y agudos chillidos.
Tal vez debía replantearse lo que Momo le decía, poner sobre la mesa lo que atormentaba a su Omega y pedir un poquito de ayuda con la criatura.
Tomando el pequeño cuerpecito lo colocó sobre su antebrazo y le sonrió en la oscuridad, está ya sorbía su naricita pequeña y se preparaba para comer. Sacando su pecho y dirigiendo su pezón al lobezno, en segundos ya deglutía tranquilamente con sus luceritos vacilando en cerrarse. Su blanquecina piel fue acariciada por la Omega envuelto en lágrimas, su pequeña bebé ya estaba en el mundo después de tantos meses y aquello le llenaba el pecho de orgullo pero a la vez sentía tantísimo miedo de no poder ser una buena Madre.
Los recuerdos aterradores de aquellos meses le sucumbieron mientras ella veía a su cachorra, crueles imágenes de su Alfa y momentáneas risas en su embarazo.
Una vaga sonrisa surcó sus pálidos belfos, Tzuyu le dijo que se casarían... que tendrían más cachorros...
—T-Tzuyu nos ama mucho, Minnie... —Costaba creerlo.
Sus falanges delgados y largos acariciando los escasos cabellos negros de su bebé para hacerle ceder al sueño, unos luceros tan llenos de dolor. Solo quería confiar en su Alfa, hablarían y solucionarían todo, volverían a tomar las riendas de la familia para sacar adelante a su pequeña lobita. Sana quería pensar y creer en eso, quería aferrarse a Tzuyu porque realmente suponía que la Alfa la haría con ella, que el sentimiento que estaba pasando sogas por su cuello no era cruel y que simplemente se disiparía cuando hablasen.
Cuando menos lo pensó la bebé soltó su pezón, haciendo un puchero que a los instantes deshizo para eructar, lo colocó con cuidado sobre su pecho y empezó a sacarle los gases, una vez más volteó hacia el reloj.
5:15 am.
Dejando el cuerpecito de la cachorra en la cuna, la castaña pasó con cuidado una mantita nórdica por encima, asesorándose de que no quedase muy arriba y fuese incómodo para la menor. Suspiró tranquila al verle dormir plenamente, no se removió por unos minutos y se mantuvo quieto entre la mantita, aquello le daba a entender que por fin había accedido a dormir, la pobre cachorra tuvo que entender que no tendría a su otra mamá.
Mientras, la Omega abandonó la habitación con pasos pesados, tenía sueño y podía aprovechar el momento para dormir, sin embargo, la presión en su pecho le obligaba a mantenerse alerta.
Podía recordar a la perfección ese sentimiento, por muchos meses cargó con la presión en su corazón y lo rompía poco a poco, pensó que ahora estaba restaurado y que nunca volvería a sentir cómo crujía. Sana perdonó a Tzuyu creyendo en ella y en el amor que se tenían. Sana hizo lo que era mejor para su cachorrita porque luchó por ella por meses e incluso aguantó a una loba que se suponía que era su media luna.
Cuando escuchó la puerta abrirse supo que era el mejor momento para hablar.
—Pensé que estabas dormida... —Tras verle en la puerta habló, notando las lágrimas bajar en el rostro del más bajo— ¿Amor?
—¿D-De dónde vienes?
—Oh... t-tuve un problema en mi trabajo y me retrasé...
Era tan complicado creerle.
—Desde hace días tienes el mismo problema, ¿cierto? —Tzuyu optó por guardar silencio, dando así una clara respuesta a su Omega— Minnie estuvo despierta todas estas horas, ella te estaba esperando... Y-Yo también, yo estuve esperanzado a que llegarías pronto hoy... ya casi va una semana en la que no vuelves temprano.
La pelinegra se apoyó en la pared, quitando su corbata y poniéndose más seria asintió suavemente, sus ojos cayeron en el suelo.
—¿Ocurre algo contigo? Siento presionarte pero mi loba me está haciendo daño. Y-Ya no me besas, dejaste de abrazarme, me ignoras cuando te hablo y te da igual que Minju te espere para dormir llegas a la hora que te da la gana...
—Entiende que las cosas en el trabajo ya no van bien...
—¿Entender? Tzuyu...
—No todo es maravilloso, Sana. Hay problemas en mi trabajo y estoy preocupada por ello, dijiste que estabas bien con la cachorra, ¿qué es lo que ocurre ahora?
Una puñalada dolía menos. Sana alzó la mirada asustada por la forma de hablar, temerosa y con sus piernas temblando intentó convencerse de que aquella no era su Alfa, Tzuyu le amaba y jamás le trataría así... Tzuyu algún día llegó a amarle.
—Es-Estoy cansada, ¿bien? Minju está pequeña y y-yo aún no soy experta en su cuidado, estoy con ella todo el día y toda la noche y te juro que estoy haciendo lo mejor que puedo, sinceramente no tengo más fuerzas. Acaba de dormirse pero en unas dos horas volverá a despertar-
—Si no sabes cuidar de tu hija no sé porque te empeñas en hacerlo todo tú sola...
—¿Q-Qué?
—Llama a Momo para que te ayude, en lo que yo arreglo las cosas en el trabajo, no sé, busca a alguien que te eche una mano-
—¿Y tú? Eres su Madre, Tzuyu y te estás quitando la maternidad como si nada...
—Yo trabajo —Refutó al instante la Alfa, haciendo que el cuerpecito de la morena temblara.
No estaba acostumbrada a peleas pero la Omega parecía no tener límites esa madrugada.
—Entiendo que cuidar de Minnie sea complicado, pero tienes opciones para que no sea tan pesado. ¿Quieres que llame yo a Momo?
—Entonces... ¿planeas llegar a esta hora todos los días? ¿Debo hacerme cargo yo sola de nuestra hija?
—En lo que yo soluciono mis problemas, serán unas semanas más y...
Aquí termina la historia.
Hay una segunda parte en donde se explica mejor lo del dahmo, la subo o se quedan con este final??
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