I Did It For You | Stony
Créditos de la imagen a quien corresponda.
Cuando Steve despertó en un nuevo tiempo, se sintió extraño y desorientado. Todo lo que conocía se había esfumado y parecía como si hubiese descubierto un nuevo mundo al cual le fue difícil asimilar.
Al principio, le había costado tanto adaptarse a la actualidad pero lo había logrado, después de todo era un hombre de grandes cambios, ¿no? Él mismo había experimentado aquello cuando dejo de ser un hombre pequeño y de baja estatura que solía ser nadie a ser aquel gran héroe idolatrado de la nación, el Capitán América.
Trato de integrarse al nuevo mundo en el que estaba él solo pero le fue imposible en algunos puntos, por lo cual tenía que agradecer la profunda paciencia de aquel genio hijo de uno de sus mejores amigos, Tony Stark.
Tony había acudido al llamado de Fury cuando le aviso sobre el descubrimiento de la nave, él lo había encontrado y después de ahí, se habían hecho cercanos, aunque él había alegado que podía volver al mundo real por él mismo siendo Steve Rogers, había fracasado en el proceso y el castaño había estado ahí para él.
Siempre estaba para él.
—¿Estás bien solado?—Tony lo palmeo por la espalda con una enorme sonrisa.
Steve dejo el saco de box aun lado y asintió, devolviéndole la sonrisa.
—¿Y tú?—los ojos azules de Rogers intentaron posarse en los del menor pero él los esquivo.
Steve lo conocía perfectamente bien como para saber que estaba mal y muy preocupado. Después de todo su salud no era la más buena en esos momentos, al menos no desde su secuestro seis meses atrás.
—Intento estar bien pero es difícil, ¿sabes?
Stark alzó su cabeza, esta vez sí correspondiendo la mirada del rubio. Había muchas cosas que decirse entre ambos pero preferían callar por miedo. Ambos eran tan diferentes y había un mar de profundidad y misterios entre ellos que no sabían si se atreverían a explorar.
—¿Qué te ha dicho el doctor?—pregunto Steve, con preocupación al saber que la respuesta no iba a ser esperanzadora, llevaban meses con lo mismo.
—Qué si no encuentran una forma rápida de sacarme la metralla o un trasplante de corazón nuevo, moriré—rio con algo de gracia—. Quizás ese es mi destino—se encogió de brazos, haciendo una mueca.
—Tony—el rubio se quejó, apretando la mandíbula.
—Es mejor aceptar nuestra realidad, ¿no? Es más fácil.
—¿Tan fácil te rendirás?—reprocho Steve, acercándose a él.
—¿Qué se supone que haga?—cuestiono, alterado— No hay mucho que podamos hacer, el trasplante puede tardar AÑOS y me quedan meses Steve—su voz se quebró porque ante Steve, su gran amigo siempre era vulnerable.
—Encontraremos algo—el mayor se aferró a una esperanza vacía que sabía que quizás no tendría futuro pero él realmente esperaba encontrar— ¿Qué hay de Pepper? Tú la amas.
Stark suspiro y volvió a mirar esos hermosos ojos del hombre frente a él, esperando una señal, encontrar las fuerzas que necesitaba pero no había mucho, la preocupación y desesperación de Steve le ganaba a cualquier otro sentimiento.
—Lo hago—aceptó.
Los sentimientos de Tony hacia la pelirroja eran verdad, quizás no como años atrás pero ella tenía aun gran parte de su corazón. Ella siempre había estado ahí para él, impecable y dando todo por hacerlo sentir bien.
Steve asintió y le dio una pequeña sonrisa que a Tony le dolió tanto como al rubio sus anteriores palabras.
Los meses se fueron rápido y las esperanzas de Tony cayeron, habían agotado todos sus recursos pero no había encontrado alguna manera de salvar su vida, por eso había aceptado su destino.
Steve se había alejado semanas atrás de él, supuso que alguien como él no cabía en su perfecta vida. El capitán era todo lo que él nunca pudo ser ni sería.
Antes de morir, le había propuesto matrimonio a Pepper, creía que era lo correcto, él la quería y ella a él pero la pelirroja había declinado su propuesta, sabía que no era lo que Stark deseaba y ella lo amaba tanto que no dejaría hacer algo que lo hiciera infeliz.
Tres semanas antes de su límite de vida y al estar casi agonizando, habían recibido una noticia maravillosa, incluso ese día Steve había llegado de una lejana misión a la que Fury había mandado.
El doctor le había dicho que un trasplante de corazón esperaba por él. Un hombre de treinta y seis años había fallecido en un accidente automovilístico y era donador de órganos, perfectamente compatible con él.
Era su segunda oportunidad de hacer las cosas bien.
—¿Escuchaste Steve?—Tony lo miro con una enorme sonrisa.
—Es maravilloso—el rubio sonrió de igual manera al ver feliz al castaño.
—¡Podré casarme!—celebró, emocionado porque esa palabra tenía un nuevo significado para él.
—Podrás hacerlo—afirmo Steve.
El día de la cirugía llegó rápido, todo había sido un completo éxito. El genio había recibido su segunda oportunidad y estaba fuera de peligro. Cinco horas después de su recuperación, lo habían pasado a una habitación amplia y él esperaba con ansias la llegada de Pepper junto a Steve.
Había dicho que una de las primeras cosas que quería hacer luego del trasplante sería confesarle al rubio sus sentimientos, no importaba si él lo rechazaba, quería hacerlo.
Pepper entró pero Steve no. Supuso que era porque las visitas estaban limitadas y estaba bien, aún estaba en recuperación, quería al menos sentirse completamente cuerdo fuera de la anestesia para decir lo que sentía, no quería que pensara que era porque estaba drogado.
—¿Él sigue aquí?—murmuro bajito y ella asintió, con pequeñas lágrimas en sus ojos.
—Siempre va a estar aquí para ti—dijo, asintiendo y aguantando las ganas de llorar, ver a su amigo bien luego de las desesperanzadoras noticias era casi un milagro—. Tienes que descansar.
El castaño volvió a dormir y espero al rubio, un día, dos, tres, perdió la cuenta en el quinto y cuando estaba casi recuperado, se preocupó al no ver a Steve ahí.
La pregunta fue inevitable casi como la respuesta.
—¿Dónde está Steve?—cuestiono, con el ceño fruncido— Dijiste que siempre estaría aquí y no lo veo—bufo—. Si Fury lo mando a otra misión te juro que...
La pelirroja suspiro y después de hablar con el doctor y tener su autorización, ella extendió la carta que Steve había dejado para Tony.
—Lo siento...—susurró Pepper.
—¿De qué hablas?
Confundido, Tony tomo el papel y lo abrió. Apreció la hermosa caligrafía de su amigo. Anticuado, pensó.
Tony,
Probablemente estás preguntándote donde estoy y a este punto estarás odiándome porque piensas que te abandone pero no es del todo cierto.
Desde que te vi supe que serías especial para mí y a pesar de nuestras peleas absurdas, lo comprobé cuando te vi por primera vez desenvolviéndote en esos temas científicos que tanto amas y él como hacías que quisiera aprender solo para seguir hablando sobre ello contigo.
Cuando fruncías el ceño fastidiado en las juntas de SHIELD, esperando con ansias que terminara para poder corregir a Fury o decir que tenías un plan mejor.
Cuando tus ojos me miraban a través de esas largas pestañas y tu sonrisa, tan única y brillante se dirigían a mi con amabilidad al explicarme esta nueva realidad.
Nunca quise aceptarlo pero terminé enamorándome de ti.
Sabes que crecí en una época llena de prejuicios, donde el amor entre dos hombres era una abominación, incorrecto y aunque quise quitarme esas ideas de la cabeza para mi fue difícil.
Eres tan perfecto que me aterraba.
Perdón por ser un cobarde y no poder confesar mis sentimientos a tiempo, no podría vivir con tu rechazo cariño.
No quería perderte Tony, no podría vivir en un mundo en el que no estuvieras. No quería vivirlo sin ti.
La espera fue larga y desesperanzadora, tú merecías el mundo, una nueva esperanza y por eso te la doy cariño.
Quiero que seas feliz a lado de la persona que amas, quiero que Pepper y tú tengan esa enorme boda, los hijos. Una familia.
Acepta mi corazón como la prueba del gran amor que te tenía, siempre estaré ahí, contigo.
No me cuestiones Tony, yo te amo y lo único que quiero es que seas feliz.
Por eso lo hice, lo hice por ti.
Te ama,
Steve Rogers.
Tony arrugo la carta, lleno de impotencia y ansiedad. Sus lágrimas bajaron silenciosamente y se odio por ser un cobarde también y no haber confesado sus sentimientos antes.
—Yo también te amo Steve—susurró pegando la hoja a su pecho.
Quizás era tarde y lo único que quedaba era honrar a Steve, intentando ser feliz aunque la persona que quería a su lado, ya no estuviera ahí.
*****
Escribí esto en media hora y eso que tenía la idea de hace como 2 semanas.
Decidí unirme al Angstruary porque amo el drama y amo escribir cosas dramáticas.
Xoxo,
L🥀.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro