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02

Los amigos no se llaman a las dos de la mañana

 
Se daba vueltas hacia la izquierda y para la derecha, una, otra, otra y otra vez. No podía dormirse, estaba incómodo y el sueño no parecía querer llegar a él.

Su día no había transcurrido nada bien, su madre regresó borracha a la hora del almuerzo por lo que él y su pequeña hermana tuvieron que aguantarla en ese estado. Acabaron discutiendo, ella se puso agresiva, obligándolos a tener que encerrarse cada uno en su habitación toda la tarde. Sin embargo, a su malvada madre no se le ocurrió mejor idea que colocarle llave desde fuera a la habitación de su hijo.

Siempre era igual. Ella parecía odiarlo con más intensidad.

¿YoonGi hyung, que ocurre?—balbuceó desde el otro lado de la línea. El nombrado sonrió—, ¡son las dos con—vaciló—, seis minutos de la madrugada!

Su amigo le gritaba por teléfono en voz baja, parecía que se quedaba sin aire por segundos y eso era gracioso. Pero el tampoco podía darse el lujo de soltarse a reír, por que su hermana dormía en la habitación contigua y Min YoonSul desvelada era un dolor de cabeza por la mañana.
 
No podía dormir, Jim.

Oh claro, “ni pidii dirmir". Bien, ¿¡y es por eso que me despiertas a mí!?—no había rastro de molestia alguna en su voz, más si de dramatismo e inevitablemente, sueño.

Park Jimin es la personificación de la oración «tengo sueño», y aunque no sea muy notorio para algunos quienes lo conocían verdaderamente podían confirmar esa faceta de perezoso que vivía en el.

Tú eres un dormilón de primera, no te quejes. ¿Dónde quedó el Jimin que se acostaba a las cinco a.m?

Hyung, teníamos once años y nos desvelábamos viendo anime o leyendo manhwas en mi cuarto. En ese tiempo no tenía clases a las 7 a.m. ni un trabajo de medio tiempo.
 

El mayor se mordió el labio inferior, había despertado a su mejor amigo a altas horas de la noche simplemente por que no podía conciliar el sueño. Eso estaba mal, ¿cómo se le ocurría? Al día siguiente el chico debía asistir a la escuela temprano, y él estaba quitándole horas de su preciado descanso.
 

Luego de un par de minutos silenciosos, más no incómodos, decidió hablar.

Necesitaba o-oír tu v-voz—dijo en un tono bajo, llegando a ser casi un susurro. La voz le tembló.

YoonGi no mentía, necesitaba de él para olvidar sus problemas. Anhelaba oírle cantar, escuchar su risa, que sus manos lo tocaran, embriagarse en su aroma, tenerlo entre los brazos. Pero ambos tenían un trabajo y notas que mantener en la escuela; en su caso también una hermana a la cuál intentar cuidar y guiar.

Y Jimin lo conocía demasiado como para suponer lo que había ocurrido, se habían vuelto realmente muy unidos, además de que en el barrio no saber que la señora Min era una alcohólica era igual que no saber tu propio nombre.

Yoon—el nombrado cerró los ojos al escuchar su nombre ser pronunciado—, yo no puedo decir que todo va a estar bien por que es una mentira. Pero confío en que eres fuerte, yo sé que eres fuerte hyung.

A veces no sé si soy tan fuerte—balbuceó, girandose en su cama.

YoonGi había entendido que uno no elige a su familia, lo que toca, toca. Pero esperaba algún día poder salir de ahí. Salir vivo.

Escúchame bien—pidió, poniéndose de pie para salir de su habitación. YoonGi oía sus pasos retumbar en el pasillo, más no entendía qué hacía el menor—. Yo prometí una cosa la primera vez que te vi llorando en la azotea de la escuela, ¿lo recuerdas?

YoonGi asintió, aún si Jimin no podía verlo. Aquél día, pese a todo, había sido uno de los más felices para el peli-menta.  Conocer a Park fue un completo milagro inesperado, justo cuando se había dado por vencido y pensaba que si saltaba, sería lo mejor. Jimin apareció de imprevisto, huyendo de una muchacha que llevaba acosandolo desde hace semanas atrás, y se encontró con un chico parado en la cornisa.

—Dijiste que... Yo te dije que lucías como un ángel, y prometiste ser mí ángel guardián.

—Exacto. Ahora, ¿puedes acercarte a la ventana, por favor?

—¿Que...?—dudóso, se puso de pie y sepsró las cortinas de su ventana, confirmando que a casi un metro de distancia, su mejor amigo estaba parado. Con rapidez abrió las hojas de la ventana de par en par—, ¡o-oye! ¿cómo, por qué...?

—Queria verte—confesó con una sonrisa mientras se acercaba.

—¿Le robaste el auto a mamá Park?—preguntó, aunque sonaba más a acusación—, te va a matar cuando se de cuenta.

Jimin se encogió de hombros, eso era lo que menos le importaba en realidad.

—Te traje comida, y dos botellas de jugo. Puedes guardar una para YoonSul—susurró, pasando primero las bebidas por entre los barrotes metálicos y luego una bandeja delgada y larga que el peli-verde dejó sobre su escritorio—, espero te guste.

YoonGi estiró una mano para acariciar su mejilla, siempre le había gustado tocar su rostro porque era demasiado suave. Jimin colocó una de sus manos sobre la de su amigo, sonriéndole con dulzura.

—Desearía tanto que mi ventana no tuviera rejas para hacerte entrar y que me abraces un rato—murmuró.

Jimin suspirando metió una de sus manos por la reja y tomó al mayor de su ropa para acercarlo suavemente hacia la ventana. YoonGi apoyó la cara en las rejas, sabía que lo más probable era que desde el otro lado su rostro se viera muy cómico, casi rectangular, pero le daba igual.

—Ojalá pudiera sacarte de aqui para irnos lejos.

—¿Lejos? ¿A dónde nos llevarías?

—España—dijo, esbozando una pequeña sonrisa.

—Eso es muy lejos... ¿Porqué no vienes más cerca? No voy a morderte. O tal vez si.

Jimin se acercó a la reja, colocando su rostro a milímetros del de su amigo. Los cabellos de YoonGi le hacían cosquilla en los ojos cuando, con un poco de vergüenza, juntó sus labios con los de Min.

Solo había sido un pequeño beso, que trajo consigo muchos de ellos por todo su rostro hasta hacerle reír.

—Tienes que regresar, Jiminie—murmuró, tocando el cabello corto de su nuca.

El peli-naranja apretó juguetón si nariz contra la del mayor. No quería irse, pero era lo mejor sino quería morir a manos de la señora Min o mamá Park. Si bien le temía más a la primera, su madre se convertía en un monstruo cada vez que se enfadaba.

—Si mañana continúas encerrado, llamaré a la policía—aseguró.

YoonGi asintió, sonriendo. Aquello nunca pasó, llevaba oyendo la misma frase por tres años consecutivos. La señora Min lo dejaba libre temprano por la mañana, lloraba un poco diciendo que sentía mucha pena de actuar así, que dejaría el alcohol, y de la nada se marchaba dejando a sus dos hijos a suerte del destino.

Cuando hablaba con los Park a las ocho de la mañana, YoonGi ya era libre y eso de llamar a la policía se aplazaba otra vez.

—Te quiero, Jim. Gracias por venir.

—Siempre que me necesites estaré ahí, hyung, dónde y a la hora que sea. Los buenos amigos estamos para eso.0

Se despidieron con un último beso, más largo porque YoonGi tenía la necesidad de sentir la boca del menor un poco más. Y finalmente, Jimin se marchó corriendo y tratando de ser cuidadoso. Sin embargo estaba más torpe que de costumbre, nervioso por algo que desconocía, y se tropezó con los regadores del patio antes de llegar al auto para arrancar e irse.

—Si, Jiminie—suspiró, sentándose en la cama para comer lo que le habia traído el peli-naranja—, amigos...


Por alguna razón casi siempre en mis fics, la mamá mala, es la señora Min. ¿Razón? Empiezo a creer que se debe a qué Yoon de cualquiera de mis fics está reflejado en mí en cuanto a muchos aspectos (principalmente traumas y etc) 😞

Espero les haya gustado el cap. Tengo casi listo el siguiente, así que supongo que estaré subiendolo entre mañana y pasado^^

©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5

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