𝟎𝟑𝟐. The church and Father Gabriel
‗ ❍ [𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐗𝐗𝐗𝐈𝐈] ¡! ❞
╰►𝑇𝘩𝑒 𝑐𝘩𝑢𝑟𝑐𝘩 𝑎𝑛𝑑 𝐹𝑎𝑡𝘩𝑒𝑟 𝐺𝑎𝑏𝑟𝑖𝑒𝑙
No teníamos un lugar donde ir.
Caminábamos por la carretera, todos sudados, cansados, algunos deshidratados. Era todo un desastre.
Tratábamos de descansar lo mejor posible nuestros cuerpos para seguir con la caminata. En uno de nuestros pasos por el bosque un caminante se hizo presente, fue Michonne la que lo remató.
Al llegar la noche prendimos una fogata, en el día nuestros cuerpos sudaban debido al estar tanto tiempo en movimiento, pero por la noche... era otra cosa. Las noches eran frías y posiblemente tristes para la mitad de nosotros.
──Evye──me llamó Carl, quien estaba acostado al lado mío, yo en cambio estaba sentada con la cara apoyada en mis rodillas, lo miré──Ven, duerme──abrió sus brazos y enseguida me refugié en ellos.
──Tengo mucho frío──comenté mientras me acomodaba en el pecho de Carl y él me abrazaba.
Carl agarró una manta que tenía él y no tardó en taparnos y así descansar un poco.
Al día siguiente nuestra búsqueda de algún hogar seguía viva.
Cómo últimamente hacíamos, con papá habíamos salido en busca de algún animal para poder alimentarnos, y alimentar al grupo.
Iba con mí arco en alto, y papá con su ballesta preparada.
──Así que...──carraspeó papá tratando de buscar palabras, él susurraba──Carl al fin se animó a decirle que le gustabas.
──Sí──dije en el mismo tono bajo──Fue en la prisión, en una de las torres de vigilancia.
──No me molesta, mocosa──giró su cabeza en mí dirección──Solo no se besen en frente mío, es extraño.
──Está bien papá──reí──Y tu no te beses con Alexa en frente mío.
Papá me miró, y como siempre me dió un zape en la cabeza, luego levantó su ballesta y cazó un animal.
De regreso con todo el grupo, sin querer hicimos ruido con las hojas caídas en el suelo, y todo el grupo levantó sus armas para apuntarnos.
──Nos rendimos──bromeó papá, y levantó sus dos manos, las ardillas colgaban de ellas. Sonreí y nuevamente fui junto a Carl.
Él me vió llegar y sonrió, para luego girarse a dónde estaba papá hablando con Rick, y rápidamente me dió un pequeño beso en los labios.
Tierno.
Rick silbó para llamar la atención de todos.
──No se separen──susurró.
──¿Listo para sentir cemento bajo los pies?──sonreí hacía Rick, él me devolvió la sonrisa y posó su mano en mi cabeza.
──Ya es hora, Evye──giró su cabeza hacia Carl y también acarició su cabello.
──Eso es música para mis oídos──Abraham pasó por nuestro lado con una sonrisa en su rostro.
Caminamos unos cuantos pasos más, hasta que oímos un grito.
──¡Auxilio!──pedía la persona la cuál gritaba──¡Que alguien me ayude! ¡Auxilio!.
Carl rápidamente se giró hacía su padre con una mirada suplicante.
──Papá, vamos──se inquietó──¡Vamos!.
Luego de las palabras de Carl, Rick comenzó a correr y con eso todo el grupo lo comenzó a seguir. Él pobre hombre seguía pidiendo ayuda. Al llegar a él lo vimos subido en una gran roca, rodeado de caminantes. Sin perder más tiempo lancé una de mis flechas ubicadas en el arco, en el cráneo de uno de los caminantes.
Los demás ayudaron a rematar a los caminantes restantes.
──Ya está despejado. Vigilen──pidió Rick, mirando a su alrededor.
──Puedes bajar──dijo Jane al ver al pobre hombre temblando sobre la roca.
Era un hombre de color, calvo y con un traje negro, que tenía un alzacuello acompañando la vestimenta.
A vagos pasos el hombre bajó de la piedra, y se quedó en silencio unos segundos.
──¿Estás bien?──preguntó Rick al visualizar bien el rostro de aquel hombre. El de color alzó uno de sus dedos, para luego encorvarse y deshacerse de todo, vomitando en el suelo, giré mí cabeza con un gesto de asco pegado en mí rostro.
──Que hermosa manera de conocernos── susurré aún con mi rostro en otra dirección y con mi cara de asco intacta.
──Perdonen──dijo el hombre luego de haber terminado──Sí. Gracias. Me llamo Gabriel.
──¿Estás armado?──señaló, Rick.
──¿A ustedes qué les parece?──abrió sus brazos para que veamos que no estaba armado.
──No nos importa un comino lo que parece──rugió Abraham detrás nuestro.
──No tengo ningún tipo de arma. Me protege la palabra de Dios──Carl tapó rápidamente mi boca, antes de que una carcajada salga de ella.
──No es lo que parecía──se burló papá apoyado en la gran roca junto a Carol.
──Pedí auxilio──sonrió el cura──Y me auxiliaron. ¿Por casualidad... no tendrán comida? Lo que sea... que me quedaba se cayó──Carl a mi lado, luego de sacar su mano de mí rostro, asintió.
──Tenemos unas nueces pacanas──Carl extendió su brazo y le ofreció las nueces al hombre, quien rápidamente las agarró.
──Gracias. Qué hermosa bebé──miró a Judy en brazos de Ty. Casi todo el grupo se tensó ante las palabras del hombre──¿Tienen un campamento?.
──No──Rick miró serio al hombre──¿Tú?.
──Tengo una iglesia──asintió.
──Pon las manos sobre la cabeza──lo cortó Rick.
El hombre cumplió con lo pedido y Rick comenzó a revisar que no estuviera armado.
──¿Cuántos caminantes mataste?──comenzó Rick a hacer sus típicas preguntas.
──Ninguno, a decir verdad.
──Date la vuelta──Gabriel quedó de espaldas a nosotros──¿A cuántas personas mataste?.
──A ninguna.
──¿Por qué?.
──Porque el Señor aborrece la violencia──iba a replicar hasta que Carl susurró mi nombre y decidí mantenerme callada.
Si el grupo ya era medio raro, ahora con un cura lo era el doble.
¿Tendría que confesar mis pecados?, estaría más de dos días seguramente.
Sería un nuevo reto que estábamos decididos a pasar.
Luego de ver la desconfianza de Rick hacía Gabriel, el último nos comenzó a guiar hacía su refugio.
Caminaba junto a Carl con nuestras manos entrelazadas, de vez en cuando él me robaba besos cuando mi padre no estaba cerca.
──Hoy en día las personas son tan peligrosas como los muertos, ¿no creen?──habló el padre Gabriel luego de que Rick le preguntara si él nos espiaba.
──No. Las personas son peores──contestó Jane, mirando con desconfianza al hombre.
──No los estuve observando. No me alejé del arroyo de la iglesia más que unas veces desde el inicio. Nunca me había aventurado hasta donde llegué hoy──el padre se dió media vuelta para mirarnos──Tal vez miento. Tal vez miento sobre todo, y no hay ninguna iglesia. Tal vez los estoy guiando a una trampa para robarles sus ardillas.
──Si ese fuese el caso──troté hacía su lado, levanté mí arco cerca de su cara, él me miró horrorizado──Una flecha de este arco terminaría incrustada en tu cerebro──me alejé con una sonrisa──Pero no tienes pinta de ser un malote. Así que haznos el favor y sigue caminando.
──Los feligreses──tartamudeó──solían decirme que mi sentido del humor dejaba mucho que desear.
──Sí, es verdad──dijimos con papá al unísono, sonreí con diversión volteando hacía él, para poder chocar puños con él.
Gabriel asintió, y al darse vuelta chocó con unas ramas, Carl llegó rápidamente a mí para tapar mi boca y que la carcajada no salga.
Él me conocía mejor que yo misma.
Al caminar unos metros más, al fin pudimos ver la Iglesia. Era una más o menos pequeña, blanca, estaba rodeada por naturaleza.
"IGLESIA EPISCOPAL SANTA SARA"
──Aguarda──detuvo Rick las intenciones de Gabriel, quien estaba por abrir las puertas de la iglesia──¿Podemos echar un vistazo antes? No queremos perder nuestras ardillas.
Giré mi cabeza hacia Carl, quien estaba a mi lado sosteniendo a Judy, y le sonreí al ver el humor de su padre.
Tomé la mano de Judy, y recargué mi mentón en el hombro de Carl, cuando la mayoría había ingresado a ver el interior de la iglesia.
──Te extrañé mucho──dijo en un susurro, Carl, levanté mi vista de la bebé, y lo miré.
──Yo te extrañé mucho más──sonreímos y le dí un pequeño beso en su mejilla, la cuál se puso roja en cuestión de segundos.
Escuchamos el silbido de Rick, y luego ellos salieron de la iglesia.
──Pasé meses aquí sin siquiera asomarme a la puerta. Si hubieran encontrado a alguien adentro, habría sido una gran sorpresa──habló el padre Gabriel.
──Gracias por esto──sonrió Carl, me puse detrás de él y lo abracé.
──Atrás hay un autobús pequeño──Abraham llegó a nuestro lado──No arranca, pero podremos repararlo en uno o dos días, si el Padre dice que no lo quiere. Al parecer, ya tenemos transporte. Comprendes lo que está en juego, ¿verdad?.
¡Ah sí!, el de pelo raro, Eugene, quería viajar hacia a Washington, D.C
──Sí──susurró Rick.
──¿Ahora que podemos descansar?──inquirió con un toque de molestia en su voz, Jane.
──Si descansamos, si nos detenemos, siempre se va todo al diablo──contestó enseguida el pelirrojo.
──Necesitamos provisiones, sin importar qué hagamos después──discutió Jane.
──Así es──coincidió Rick con su pareja──Agua, comida, municiones.
──El autobús no se irá a ningún lado──luego de hablar, papá ingresó a la iglesia.
──Nunca se hace lo contrario a lo que dice el jefe──sonreí hacía Abraham y luego me interné en el interior de la Iglesia.
Al ingresar vislumbré las butacas, el altar, y las miles de cosas que normalmente hay en una Iglesia. Rick le pidió a su hijo que le dé a su hermana, Carl a mí lado se acercó a su padre para dejar a Judy en sus brazos.
Me senté en una de las butacas, y Carl rápidamente hizo lo mismo, tomé su mano y la acaricié con mi pulgar.
──¿Cómo sobreviviste aquí tanto tiempo?──preguntó Rick en dirección al Padre Gabriel──¿De dónde sacaste provisiones?.
──Tuve suerte──se encogió de hombros, Gabriel──La colecta anual de alimentos no perecederos. Todo empezó justo después de completarla. Estaba solo.
Carl se paró de mi lado y fue hacía su padre──Ven, Judith.
«La comida me duró mucho tiempo,──prosiguió el Padre Gabriel──después fui rebuscando en otros lados. Vacié todos los que están cerca. Salvo uno.
Carl llegó a mi lado justo a su pequeña hermana, se sentó junto a mi, y comencé a hacerle caricias a Judith.
──¿Por qué no ese?──Jane cruzó sus brazos en su estómago, ubicada junto a Rick.
──Está tomado por los muertos──respondió el Padre.
──¿Cuántos?──preguntó Rick.
──Una docena. Quizá más.
──Podemos manejar una docena──asintió Rick hacía el resto del grupo.
──Bob y yo iremos contigo──habló Sasha poniéndose frente a Rick──Tyreese debería quedarse para cuidar de Judith.
──¿Te parece bien?──Rick preguntó en dirección a Ty que asintió con una sonrisa.
Sasha me había comentado en una de nuestras charlas nocturnas, que a su hermano no le agradaba tener que rematar a los caminantes.
──Les dibujaré un mapa──Gabriel se abrió paso por entre nosotros hasta que Rick lo detuvo.
──No es necesario. Vendrás con nosotros──el padre Gabriel dió una sonrisa tensa ante las palabras de Rick.
──No seré de ayuda. Me viste──tragó saliva, tenso──No sirvo para nada con esas cosas.
──Vendrás con nosotros──repitió Jane, las palabras de su pareja.
Carl y yo seguíamos sentados en las bancas de la iglesia, con Judith entre los brazos de su hermano.
Rick se acercó a hablarnos.
──Escuchen──se agachó justo en frente de nosotros──No confío en este tipo.
──¿Por qué?──cuestionó su hijo.
──¿Por qué tú si?──replicó el mayor de los Grimes.
──No todo el mundo tiene que ser malo──respondió su hijo.
──Bueno... Yo no confío en este tipo, por eso lo quiero llevar conmigo── nos miró a ambos──Pero podría tener amigos. Así que necesito que estén alerta y ayuden a Tyreese a proteger a Judith, ¿sí?.
Carl y yo asentimos, y Rick siguió hablando.
«Quiero que presten mucha atención a lo que voy a decirles──Carl respondió "está bien"──No están a salvo. No importa cuántas personas tengan alrededor o cuán despejada parezca la zona, no importa lo que nadie diga, no importa lo que crean, no están a salvo. Solo hace falta un segundo. Un segundo, y se acabó. Nunca bajen la guardia, jamás. Quiero que me lo prometan.
──Te lo prometo── susurró su hijo, Rick dirigió su mirada hacia mi.
──Te lo prometo, Rick── le dí una sincera sonrisa.
──Bien── respondió el mayor.
──Papá── Carl se levantó de mí lado rápidamente, quedé sentada en el banco──Tienes razón. Soy fuerte. Los dos lo somos── me señaló──Pero... Todavía somos fuertes como para ayudar a otros. Y para saber cómo actuar si las cosas salen mal. Y... somos tan fuertes como para no tener que sentir miedo. Ni tener que ocultarnos.
──Él oculta algo── refiriéndose al cura.
──Nos cuidaremos, papá.
Rick nos dirigió una última mirada para luego irse en dirección a la salida.
Carl nuevamente se sentó a mí lado y le dí una dulce sonrisa.
──Eres el chico más valiente que he conocido, Carl── acaricié suavemente su mejilla.
──No es que hayas conocido a muchos── se burló y me crucé de brazos en un enfado fingido.
──Matas el romanticismo, Carlitos── Carl puso sus ojos en blanco, y se acercó a mi para darme un pequeño beso en mí frente.
Quería verlo siempre feliz a Carl. Se lo prometí a Lori y no pienso defraudarla.
Carl se había ido hacia unos minutos a recorrer el exterior de la iglesia, por mí parte me había quedado cambiando y dándole de comer a Judith que no tenía ni una pizca de querer dormir.
Había intentado todo.
Claramente no funcionó ya que unos pequeños ojos me miraban expectante.
──Judy, estás despierta desde muy temprano. Duerme── la regañe, ella no entendió así que solo se rió de mi.
Carl había llegado a mí lado corriendo.
──Necesito que me acompañes── es lo único que dijo, dejé a Judith al cuidado de Ty y acompañé a Carl al exterior, justo cuando Rick llegaba.
Carl se paró mirando una de las paredes de la Iglesia.
──Hola. ¿Qué hacen aquí?── nos dijo──Entren. Encontramos comida. Mucha.
Ñami.
──Bien── Carl ni siquiera lo miró.
──¿Qué sucede?── Rick dirigió su mirada hacia la pared, por ende yo también.
En la pared se podían apreciar algunos rasguños.
──Esos arañazos── Carl los señaló──Son profundos. Como de cuchillos. Alguien intentaba entrar. Descubrí otra cosa── Carl tomó mi mano y nos dirigimos hacía otra de las paredes exteriores de la Iglesia.
«No sé que haya pasado, pero, sea lo que sea, podemos manejarlo── Carl señaló con la mirada la pared──No significa que seguro Gabriel sea malo, pero... significa algo.
En la pared se dejaba ver una frase, tallada con cuchillo.
"Arderás por esto"
Rick se dirigió en silencio al interior de la iglesia, le dí una mirada a Carl y lo seguimos.
Al llegar la noche, estábamos todos reunidos, disfrutando de las provisiones que lograron traer.
Estaba sentada en las butacas con Carl a mí lado, Rick en el suelo con Judy en su regazo, y Jane a su lado. Luego los demás estaban esparcidos por el establecimiento.
──Quiero proponer un brindis── dijo de pronto Abraham──Miro a todos en esta sala y veo sobrevivientes.
Carl al ver qué mi plato se había quedado vacío, lo tomó y se incorporó para luego ir a sevirme más.
«Todos y cada uno de ustedes se ganó ese título── siguió hablando Abraham──Por los sobrevivientes.
Alzó su copa y los demás no tardaron en copias su acción.
──¿Es todo lo que desean ser?── preguntó mirando a todo el grupo──¿Despertar en la mañana, matar a los imbéciles no muertos, buscar comida, dormir por la noche con los ojos abiertos, enjuagar y repetir? Porque pueden hacer eso. Tienen la fortaleza, tienen la habilidad. La cuestión es que, para ustedes, con su capacidad, eso es rendirse. Si Eugene llega a Washington, hará que los muertos mueran, y los vivos reconquistarán el mundo. Y eso no es poco premio por un pequeño viaje en auto.
──Eugene, ¿qué hay en Washington D.C?── pregunté viendo fijamente al de pelo raro, aprendí a leer el lenguaje corporal, y sabía que él ocultaba algo.
──Una infraestructura pensada para soportar pandemias aun de esta jodida magnitud── respondió con la mirada fija en el suelo──O sea, alimentos, combustible, refugio──sonaba seguro para los demás, para mi, no.
──Un nuevo comienzo── volvió a hablar Abraham──Más allá de cómo resulte esto, más allá de cuánto tarde en arrancar ese nuevo comienzo, allí estarán a salvo. Más de lo que estuvieron desde que empezó todo esto. Vengan con nosotros. Salven el mundo para esa pequeña── miró a Judith en brazos de Rick. Sálvenlo para ustedes mismos. Sálvenlo para las personas que deben resignarse a sobrevivir.
Rick miró a Jane, a su lado, y comenzó a reír.
──¿Cómo?── dijo luego de que Judy comenzará a hacer pequeños sonidos con si boca──Creo que sabe lo que voy a decir. Quiere ir. Si ella quiere, yo también. Vamos.
Sonreí y tomé la mano de Carl, quien también sonreía.
Bob salió a paso lento de la Iglesia.
Tara nos había confesado que estaba con el gobernador en aquella batalla que terminó con la vida de Hershel.
No importaba, ella ahora era una de nosotros.
Papá me había dicho que luego de escapar de la prisión, él huyó con Beth hasta que se la llevaron. Cuando me confesó eso, lloré demasiado, hasta Carl tuvo que tratar de calmarme ya que sola no podía.
Solo esperaba que ella estuviera bien y rezaba que pronto volviera con nosotros.
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© 𝐌𝐚𝐠𝐬/𝟐𝟎𝟐𝟑📎
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