
Epílogo
Dos meses después.
La nieve caía lentamente fuera de la pequeña cabaña que había sido rentada para un momento tan especial como este. El crepitar de la chimenea rompía el silencio que se había instalado desde hace un par de horas tras la fatiga de la pareja al consumar su matrimonio. En el calor del fuego, las fotografías íntimas que Vi Zhing le envío a Xiao Zhan con la intención de separarlo de Yibo, en una alianza que sorprendió a todos con Zhao Lusi, se quemaban hasta las cenizas, al igual que el sentimiento de desconfianza sembrado en el corazón de Xiao Zhan.
La realidad de aquellas fotos no podía ser ignorada, pero lejos de ser concientizadas por Yibo, éste apenas acababa de descubrir su existencia, llenándose de rabia en contra de su ex por haber abusado de la confianza depositada en él, con el único fin de darle un buen ejemplo al hijo que tenían en común, Zhang Jian Yu. Nunca se esperó tal traición por la espalda, pero sucedió, al igual que la caída de Lusi, quién reapareció en sus vidas hacía ya tres semanas, pretendiendo llevarse a Yi Xung a escondidas.
No lo logró puesto que la niña, a pesar de tener conocimiento de la relación que las unía, se rehusaba a aceptarla como su madre, a su tío ya le había otorgado tal derecho, a voluntad. Los gritos de Yi Xung a mitad de la madrugada alertaron a todos, especialmente a su padre, quién no se tentó el corazón de refundir en la cárcel a la madre de su hija, descubriendo en el proceso que dada la facilidad con que ésta se colaba en la mansión Xiao, solo podía deberse a que entre sus hombres tenía traidores.
Más de la mitad de ellos le hicieron compañía a Dylan, mejor dicho, Jackson Wang, quién parecía ser el único que estaba arrepentido y acabó por contarlo todo, su enamoramiento ciego y no correspondido por Lusi lo llevó a convertirse en un monstruo igual de ruin que ella.
Lastimosamente, era demasiado tarde para él, para recuperar su amistad con Yibo, quién no deseaba saber nada de él.
En ese momento, la habitación donde la pareja de recién casados retozaba se abrió suavemente, al comienzo del anochecer.
—Sabes, en el fondo de mi corazón siempre me negué a creer que me habías sido infiel. Las evidencias eran precisas pero yo, simplemente no podía creerlo —dijo Xiao Zhan guiando a su radiante esposo, ya con seis meses de embarazo, al pequeño sofá de una pieza frente a la chimenea.
Se sentó con él en sus piernas y depositó un cálido beso en sus labios cereza, haciéndolo reír.
—Ahora comprendo tu actitud turbada en esos días. Aún me es imposible digerir que Vi Zhing me tomara esas fotografías por instigación de su hermano aquella vez que nos reencontramos, aprovechándose de mi celo y de los sentimientos que me generaba volver a verlo. Aunque no pasó nada ese día, si estuvimos a punto, y él aprovechó eso —expresó con cólera. Su marido le acarició la cintura y se permitió relajarse—. Confíe en él por ser el padre de mi hijo, quizás, demasiado.
—Aún estoy molesto porque sentiste compasión por él y no lo refundiste en la cárcel, con tu hermanastra no fue así.
Suspirando con pesar, Yibo se permitió apoyar su cabeza en la suya, consciente que aún estaba molesto y si, celoso por la decisión que había tomado en su momento, y que en lo absoluto le agradó.
—Todo se debió a A-Jian, no quiero que crezca con sus padres en discordia, y menos con su padre en la cárcel. Indirectamente le di una última oportunidad a Vi Zhing para redimir sus errores, al parecer, está dedicado a aprovecharla al máximo, nuestras pocas conversaciones son exclusivamente sobre nuestro hijo —le explicó con mesura, empezando a jugar con los nudillos del Alfa, que comenzaban a destensarse—. Respecto a Lusi, ella no se merece ni siquiera mi lástima, ha hecho tantas cosas malas que cuando su madre me rogó para retirar todos los cargos en su contra, no pude ceder.
—Estoy tan orgulloso de ti, guzanzai. Ambos maduramos sin darnos la menor cuenta —besó su sien con deleite. A sus treinta y treinta años, se sentía pleno de la familia que junto a él, estaba formando.
—Así es, por cierto, ¿qué es ese sobre sobre la mesita de centro? —se mostró inquisitivo, entrecerrando los ojos en esa dirección.
Xiao Zhan le palmeó suavemente el muslo y se pusieron de pie.
—¿Recuerdas este documento? —preguntó con una expresión neutral, pasándole la carpeta abierta al Gamma.
Éste lo tomó sin entender, hasta que lo leyó y sus ojos se abrieron de golpe, casi atorándose con su saliva.
—Creí que tú... te habías deshecho de el —balbuceó, mirándolo sin entender, desconociendo el motivo por el cual aún lo conservaba.
Xiao Zhan hizo un movimiento de cabeza y se lo arrebató, rompiéndolo en dos y arrojando los pedazos a la chimenea, incrementando el crepitar del fuego.
—Quería hacerlo a tu lado, ya no necesitamos de aquel horripilante contrato, perdóname por todo lo que te hice pasar, estaba fuera de mis cavales —espetó, tomándolo de los hombros y posando una mano en su prominente vientre. De no notarse en lo absoluto pasó de hacerlo en el quinto mes para agotamiento de Yibo quién se fastidiaba por el peso, pero al recordar el motivo explotaba en sonrisas risueñas—. La sombra de los Lu y de mi pasado no nos seguirá más.
—¿Qué quieres decir?
—Renuncié a la fortuna de los Lu, tener el control absoluto solo me generó enemigos, así que decidí devolverle todo al señor Lu —le reveló para conmoción de su esposo.
—¿Cuándo pasó todo eso? —trató de saber, frunciendo los labios.
—Hace dos días, un día previo a nuestra boda, aunque a mi madre por poco le da un infarto cuando se lo dije, y le expliqué que a partir de ese momento todos sus gastos corrían por Albert, y sabes que me respondió —. Yibo negó—. Que estaba orgulloso del Alfa en el que me convertí gracias a ti.
Abrazándolo y sintiéndose inevitablemente nostálgico por los recuerdos forjados en aquel lugar, argumentó:
—Así que, ya no podemos volver a la mansión Xiao.
—No —dictaminó, frotando su espalda—, sin embargo, acumulé una fortuna como CEO y eso el señor Lu lo respetó, fue lo bastante generoso conmigo y me deseó mucho éxito en el camino que escogí.
—Nunca llegué a conocerlo pero, por lo que me cuentas de él, su actitud dista mucho de la de sus hijos, aunque no conviví mucho con Lu Lu, algo no me dió mucha confianza.
Xiao Zhan le dio la razón.
—Sigo pensando que la cuantiosa fortuna que invirtió en ese Chalet no viene de nada bueno, pero solo el tiempo lo dirá, por cierto, ¿qué te parecería mudarnos a Luoyang? —la pregunta sorprendió muchísimo a Yibo, quién se apartó de él y lo miró con un brillo nostálgico en sus hermosos ojos.
Hacía tanto tiempo que no veía a su padre y a su madrastra; su comunicación todo este tiempo se reducía netamente a llamadas telefónicas, por lo que ante la posibilidad de mudarse a su cuidad natal, lo puso eufórico.
—¿Hablas en serio? —increpó con demasiada exaltación. Xiao Zhan enarcó una ceja al verlo tan excitado, preso de la ferviente emoción, él soltó una risita tímida—. Digo, la idea suena fascinante pero, ¿qué hay de ti?
—¿Qué conmigo? —su mirada se nubló de repente, y la respiración se tornó tan pesada que el Gamma tragó nervioso al darse cuenta dónde estaba su atención: en sus labios.
Una ráfaga de deseo le recorrió la espina dorsal, y le fue inevitable contener sus feromonas que pronto empezaron a nublar el juicio de Xiao Zhan, quién por primera vez, pasaría su celo con él, su esposo.
Tal realidad lo abrumó al comienzo cuando éste le comentó en medio de la planeación de la boda que su rutina coincidía exactamente con la fecha que estaba eligiendo para unir sus vidas ante la ley, sin embargo, el amor invaluable e inmenso que sentía por él le dio la confianza y la tranquilidad de confiar en que no le haría daño, ni a él o a su hijo en su vientre.
Si algo amaba de su marido, era esa fuerza de voluntad, gallardo, indomable, digna de admirar.
Se lamió los labios resecos bajo su ardiente mirada y le acarició el pecho con dedos juguetones, fue interceptado en el acto.
—Yibo, no —la advertencia en su voz le emocionó, pero no siguió molestándolo, por ahora.
—La vida en Luoyang puede ser el sueño perfecto de cualquier familia, pero la dificultad financiera es otra cosa. Zhan, ¿qué pasará contigo? Tu talento e inteligencia es impresionante, confinándote a vivir una vida simple, no creo que te haga feliz.
—No quería decírtelo aún porque todavía no es seguro pero, si todo sale bien, abriré mi propia empresa en Luoyang junto a HaiKuan —le comentó como quién dice algo sin importancia, una una oportunidad increíble.
Yibo chilló de felicidad y lo miró a los ojos, taciturno.
—¿Qué esa manera tuya de dar las buenas noticias al final? ¡Dios santo, Zhan! Por un segundo pensé que sacrificarias tus sueños por nuestra familia, algo que definitivamente reprobaría y no aceptaría —le echó en cara, peinándose los cabellos con una exasperación reprimida.
—Lo siento cariño, sabes que no puedo evitarlo —se disculpó, besándole el cuello. Yibo se estremeció y se mordió el labio inferior—, ¿me perdonas?
—Eres un caso, Zhan, pero sí, te perdono. Ahora, deja de reprimirte y cede a tus impulsos más primitivos —lo alentó, aferrándose a su espalda, nervioso por lo que se avecinaba.
Habían intimado cientos de veces, pero nunca en el celo del Alfa. Esta experiencia definitivamente era de otro mundo, pero no tenía miedo.
—Pero mi lobo, el... —se interrumpió, cerrando los ojos mientras trataba de postergar lo inevitable.
—No me hará daño alguno, Zhan, tranquilo —lo calmó, liberando sus feromonas—. Tú y él son la misma persona, parte de un solo ser. No va a lastimarnos.
—¿Qué te lo asegura?
—Confío en él, tú también deberías hacerlo —le susurró al oído, plantando un beso húmedo al final.
El calor corporal de Xiao Zhan se elevó a la cúspide, él lo sintió y se aferró con todas sus fuerzas a su cuerpo.
—Muy bien, pero si algo pasa...
—Buscaré dónde refugiarme —le aseguró, dándole una nalgada que lo hizo saltar.
Manteniéndolo a una distancia prudente, pero mirándolo fijamente a los ojos, el Alfa gruñó.
—Yibo, ¡maldita sea!, la sola imágen de ti embarazado de mi hijo, ¡uff! —acunó la casa redonda de su hijo no nacido y se inclinó a besarla cuál tesoro invaluable. A Yibo le ganó el sentimiento y se le cristalizaron los ojos, a punto de llorar—, no sabes lo loco que me vuelve.
—Demuéstramelo —tal petición le ganó una carcajada a Xiao Zhan.
Hizo un ruidito de afirmación con la boca.
—Tú lo pediste.
Pasando sus fuentes brazos detrás de sus rodillas, Xiao Zhan levantó en brazos a su amado esposo, de la misma manera que había estado haciéndolo desde aquella reconciliación en París; la ciudad del amor, la misma que los unió, con cuerdas de acero de las que no iban a desatar a voluntad.
Nunca.
—Te amo, guzanzai —proclamó Xiao Zhan, retirándole su camisa de su cuerpo al igual que sus bóxers.
Se deleitó con su imágen sensual y cogió sus manos con un anhelo irreprimible, depositando un casto beso en su anillo de matrimonio, que brillaba reluciente al igual que sus ojos enamorados.
—También yo, Zhan-ge —y lo besó, tan despacio y tan dulce que sintió las mariposas aletar en su estómago, aunque probablemente era su bebé.
Eventualmente, este iba a convertirse en uno de los momentos más maravillosos de su matrimonio, juntos se encargarían de crear muchos, muchos más. Tenían el resto de su vida, ¿para qué pedir más?
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Únicamente nos queda el extra y esto se acaba. Espero el epílogo halla sido de su agrado.
☪Yessie.
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