Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXV: Más allá de una simple conexión.

Dos semanas, habían transcurrido ya dos semanas desde que Yibo abandonó la mansión. Xiao Zhan, consumido en su aversión por él y su abandono, le dijo la verdad a su hija sin escatimar tacto.

Yibo los había abandonado por su hijo y un hombre; porque si, después de una investigación exhaustiva que casi acabó con su amistad con HaiKuan trás infinidad de peleas y desacuerdos, se confirmó que Jian Yu, o mejor dicho, Zhang Jian Yu, era realmente hijo biológico de Wang Yibo y Zhang Vi Zhing, producto de la maternidad subdrogada.

Yibo no cargó con el niño en su vientre por nueve meses, sin embargo, alguien más si lo hizo, pero esa mujer no fue quién acogió al cachorro y quien lo hizo, ya había fallecido y la tutela fue a parar a manos de Zhang Vi Zhing.

Digerir que Yibo, el Gamma al que amaba hasta los huesos pero que había condenado a una vida clandestina a cambio de lujos, y que se había marchado de su lado sin la menor de las contemplaciones, tenía un hijo de dos años todavía le sabía mal.

Porque ello solo significaba que siempre iba a estar atado a Zhang Vi Zhing, el Delta que había osado arrebatarlo de sus brazos cuando menos lo imaginó.

Pero no, las cosas no iban a ser tan sencillas, Zhang Vi Zhing iba a arrepentirse de arrebatarle lo que era suyo.

Y Wang Yibo, lo era.

Con ese pensamiento en mente, se levantó de su silla giratoria y se encaminó fuera de su oficina con pasos llenos de firmeza, tenacidad y vigor, apreciándose tan inalcanzable a ojos de cualquiera que tuviera el atrevimiento de darle un vistazo fugaz.

Trás detenerse menos de un minuto frente a su sonrojada secretaria, apretó los labios y la miró con esa profundidad que doblaría las rodillas de cualquiera en segundos.

—Cancela todas mis citas del resto del día, no volveré hasta mañana —anunció con frialdad, impasible.

Liu Min Li, la secretaria de corporaciones Xiao, una Omega delgada y alta de cabellos castaños sueltos y ojos negros, asintió mientras se estremecía de miedo.

Ella era de las pocas personas que no lo adulaban con segundas intenciones, tampoco era una lame botas, pero si pertenecía a un porcentaje minúsculo que les causaba terror su mera presencia, algo comprensible.

—Sí, señor Xiao —dijo ella con voz trémula.

Él asintió y abandonó el edificio. Una vez estuvo en su automóvil, dudó, pero se decidió a ir en búsqueda de Yibo. Y el único sitio donde éste podía estar era en el apartamento del Delta, y tal conclusión le llenó el estómago de piedras pero no desistió y se embarcó obstinadamente en encontrarlo, conciente que tal vez no lograría verlo, pero él haría posible lo imposible.

Él era Xiao Zhan, el poderoso multimillonario más rico de Asia, en su vocabulario simplemente no existía el «no».

Una vez estuvo frente al edificio dónde estos vivían como una pareja feliz junto a su hijo, no tuvo que esperar demasiado cuando vio salir a Yibo.

Solo.

Como si eso le diese luz verde, salió del auto velozmente y lo cogió con la guardia baja, asió una de sus muñecas y lo arrastró al interior de su automóvil; la bolsa de basura en la mano derecha de Yibo cayó al suelo pero eso no pareció importarle a ninguno de los dos.

—¿Qué demonios pasa contigo, Xiao Zhan? —le reclamó enseguida Yibo, con ojos tempestuosos en tanto se masajeaba la muñeca.

El Alfa apretaba duro y dejó una marca rojiza en su piel que latía y dolía horrible.

—No es obvio —espetó con la voz apenas audible, cabizbajo y sentado dócilmente detrás del volante; parecía un cachorro abandonado y herido que hizo que Yibo lo mirase con suspicacia y recelo.

¿Podría estar fingiendo para salirse con la suya? No, Yibo no lo creía, Xiao Zhan podía ser todo, excepto un hipócrita.

—Si no me lo dices nunca lo adivinaré. Aún no se leer mentes, sabes —soltó socarron, cruzándose de brazos y prestándole toda su atención aunque no se la mereciese.

Xiao Zhan chasqueó la lengua y finalmente se irgió, mirándolo con los ojos tan transparentes que Yibo jadeó consternado por la cantidad de emociones que fluían libremente en ellos.

Sin máscaras, sin barreras, ¿pero cómo sucedió esto? Xiao Zhan nunca permitió que nadie viese a través de sus emociones que tal conclusión lo desconcertó y abrumó a partes iguales.

—Te extraño, cariño —profesó mimoso, estirando una mano y agarrando la del Gamma que no opuso resistencia para su gratitud y alegría—. Cada día que paso sin ti a mi lado, más aún, sabiéndote viviendo con él, me enferma.

—Zhan, tú... ¿estás celoso de Vi Zhing?

—Sí —lo aceptó tan fácilmente, gruñendo rabiosamente, más aún al escuchar su nombre de sus labios. Esos labios que únicamente podían murmurar y gemir su nombre, no el de su ex, y mucho menos juntos en una misma frase—. Mucho.

—Oh, vaya. Realmente... no sé que decirte al respecto. Pero también los he echado de menos, ¿cómo está A-Xung? —se interesó, apretando la unión de sus manos sin percibirlo, sus dedos cobraron vida propia y se enlazaron como si se pertenecieran desde siempre pero ninguno lo hubiese notado o quizás, solo estaban ignorandolo por cobardía y miedo.

—Bien, algo nostálgica pero ya se le pasará —le restó importancia pero la angustia resplandeciente en los ojos negros de Yibo lo instaron a continuar—. Sa Ding y Yi Fei no la dejan ni a sol ni a sombra, han sido de gran ayuda para mí.

—Me alegro que A-Xung esté rodeada de personas que la aman, eso me tranquiliza bastante —se relajó completamente.

Desde el día que abandonó la mansión, no fue capaz de dormir tranquilamente pensando en quién se haría cargo a continuación de su sobrina y si la amarían, cuidarían y protegerían tanto como él mismo.

Tal vez el sentimiento y el cuidado no sea igual, pero le reconfortó saber que no es el único capaz de amarla y protegerla.

—¿Por qué?

—Así no tendré que perder más el sueño de la preocupación por desconocer como está, si comio adecuadamente, si está siendo cuidada y amada sin malas intenciones —explicó haciendo una breve pausa para tomar una bocanada de aire, apretó sus manos y le sonrió llenó de gratitud—. Nada malo pasará si está a tu lado y con personas de tu confianza, además, me será más fácil abandonar la ciudad ahora que sé que está bien. Ya no estaré constantemente abrumado porque está en buenas manos gracias a ti.

—¿Irte? ¿A dónde? —entró en pánico al escucharlo mencionar que se iría.

Iba a dejarlo de nuevo, desaparecería de su vida y eso él no podía permitírselo.

Se lo prohibia.

—Vi Zhing recibió una oferta de empleo en Luoyang y, bueno, me pareció una idea perfecta mudarme con él y xiao-Yu, así se los presento a mi padre y Zhao Mei —se veía tan entusiasmado que el humor del Alfa se agrió y le soltó la mano. Yibo dejó de sonreír pero un atisbo de tristeza surcó en sus ojos y le lanzó una mirada tímida—. Lo amaran en cuanto lo conozcan, mi hijo es... increíble. También podrías conocerlo, por supuesto, si quieres.

La respuesta era no.

Ni Xiao Zhan o su lobo estaban todavía listos para conocer al hijo de la persona que amaban, cuando el Delta se podría aparecer en cualquier momentoo peor, ¿qué pasaría si el cachorro fuese una copia exacta de su padre? Claro está que éste no tendría culpa alguna pero, él no era una piedra, mirarlo a los ojos sería como recibir una flecha directamente en el pecho, sin embargo, su curiosidad podía más.

—¿Puede ser ahora?

Parpadeando, anonadado, sin creer que no se mostrara reticente como lo pensó, Yibo esbozó una sonrisa satisfecha y asintió efusivo.

—Claro. Puedes subir conmigo ahora, Vi Zhing no está en casa —se maldijo internamente así mismo por revelarle tal información. El Alfa no tenía porque saberlo pero gracias a su bocota lo hacía.

—Yibo, ¿acaso es eso una especie de insinuación o mi mente me está jugando sucio? —argumentó con una seriedad que contrarrestaba completamente con su mirada avallazadora; tan ardiente que lo hizo removerse incómodo mientras descendían del auto y se dirigían al elevador.

Se había humedecido como un puberto y sus feromonas lo delataron frente al Alfa.

—El sucio eres tú, Xiao Zhan, y más te vale que te controles o asustaras a mi hijo con el monstruo que tienes entre las piernas —soltó riendo, siguiéndole la corriente en vez de pararlo, ¿qué estaba haciendo?

Xiao Zhan se acercó tanto a él que pudo sentir su aliento golpeando contra sus labios, y le susurró al oído mientras el elevador empezaba a subir, sorpresivamente, solo eran ellos dos en el interior:

—Pero te fascina tener a ese monstruo entre las piernas, niégamelo, cariño.

Yibo enrojeció y lo apartó de un manotazo, ganándose una carcajada del Alfa.

—Corta el rollo, Xiao Zhan. Tú y yo ya no estamos en ese mismo plano —le recalcó con severidad, deslizando un mechón de pelo rubio, ahora mucho más corto y lacio tras su oreja. Una lástima que no portara sus largos pendientes de plata con los que Xiao perdía la razón y acababa comiéndoselo vivo hasta que rogaba por clemencia.

—Lo estoy, la verdadera pregunta aquí es... ¿tú aún lo estás? —le cuestionó en el oído, haciéndolo estremecer y que ronroneara como un gatito pidiendo su leche tibia. El trasero de Yibo se frotó casi de inmediato con su virilidad vestida y su lobo aulló feliz al ver esa maldita marca desaparecida, y oler aquel aroma exquisito y tan dulzón, mucho más dulzón que la última vez. Eso solo significaba una cosa. Algo oscuro, bastante primitivo se encendió en sus ojos—. Yibo, ¿estás en celo?

—Sí, ¿porque lo pregun...? —el hilo de determinación en su voz se atenuó cuando Xiao Zhan lo cargó en brazos con facilidad y regresó sobre sus pasos, devuelta al elevador que abandonaron recién, apretando el botón y cerrandole las puertas a una anciana Omega y una pareja en las narices—. ¿A dónde me llevas? Xiao, ya no tienes derecho sobre mi.

—Es curioso que lo digas, cuando tu lobo le está practicando suplicando al mío que le haga el amor —soltó con un aire de autosuficiencia, empotrandolo contra la pared del elevador mientras marcaba al azar botones, logrando su cometido con gran azaña; que se descompusiera con ellos atrapados dentro, su astucia lo guió a dañar las cámaras y acorralar a Yibo con la lujuria y deseo impreso en sus ojos obsidianas, ahora completamente nublados de deseo.

—Él no está... —quiso replicar pero fue silenciado por un fino dedo en los labios. Abierto de piernas ante el Alfa y atrapado entre su pecho y el elevador, no había escapatoria.

Y si la tuviera, no la elegiría.

—Oh, créeme, lo está —proclamó, engreído.

Yibo solo rodó los ojos y se dejó hacer.

Pronto, estuvieron nuevamente unidos, Xiao Zhan con el saco en el suelo, los pantalones desfajados y solo permitiendo que su miembro viril quedara expuesto además de su camisa blanca completamente desabrochada para pasión de Yibo quien, totalmente desnudo y con los ojos nublados de éxtasis, lo cogía de la corbata haciendo el amago de asfixiarlo con ella.

A cambio, Xiao Zhan hacia lo mismo con él, pero con mucha más saña y fuerza, a lo largo de sus muchos encuentros pasionales, había descubierto que a Yibo le fascinaba ser sometido y asfixiado en la cama, cuánto más rápido lo jodiera y lo ahorcara, mucho más rápido se deshibiria.

Y aquello encendía terriblemente a Xiao Zhan a límites que lo consternaban.

Las embestidas violentas, los besos demandantes y las caricias llenas de añoranza dieron comienzo a la danza del amor y la pasión; las llamas del fuego de la lujuria pronto los envolvieron y consumieron que se olvidaron del tiempo y el espacio.

Los ecos de amor empezaron a sonar como una sinfonía casi celestial, si ese elevador se arreglaba y volvía a su función y se abría, la persona del otro lado probablemente se infartarian al ver semejante escena pornografía.

Pero si les preguntaban a ambos si lo volverían a hacer, la respuesta firmemente sería un «si».

Una hora después, el problema del elevador fue arreglado y para esconder su crimen, Xiao Zhan estrelló un frasco de perfume que siempre tendía a cargar en el saco contra el piso, así no habría sospechas de lo que sucedió dentro y de la identidad de los responsables, sin embargo, tuvieron que despedirse una vez Yibo vio el auto de Vi Zhing llegar, pero la satisfacción que Xiao Zhan sentía por haberlo sentido y echo suyo de nuevo, murió cuando recibió una llamada de Yang Yang, el jefe de los guardaespaldas y su mano izquierda, la derecha era, por supuesto, HaiKuan.

—Señor Xiao, siento ser portador de malas noticias pero, descubrimos que Sa Ding no es quién dice ser y al verse acorralada, ha logrado llevarse a la niña Xiao con ella, y aunque la estamos siguiendo, mi deber era informarle y esperar órdenes —le informó con estoicismo Yang Yang al teléfono, el temple de ese hombre era impresionante, nada parecía perturbarlo o quizá, no había llegado nada que lo sacudiera como a él su hija y Wang Yibo lo habían logrado hacer.

Masajeándose el puente de la nariz, Xiao Zhan maldijo a la mujer. Sí, él sospechaba de su verdadera identidad pero nunca se lo hizo saber ni levantó sospechas con tal de que ella misma se expusiera, ahora finalmente eso pasó pero no la creyó capaz de utilizar a Yi Xung cuando bien sabía que su hija logró meterse en su corazón pese a todo pronóstico.

Eso era evidente hasta para un ciego, al menos tenía la certeza que no le haría daño alguno.

—Continuen siguiéndola, no la pierdan de vista o les pesará, Yang —ladró hosco, apretando el volante con ira al recordar el pasado; ese mismo pasado que lo convirtió en el Alfa y hombre desconfiado y frío que hoy era—. De eso depende la seguridad de mi hija.

—Como usted ordene, señor Xiao.

Cortó enseguida la llamada con un gruñido espantoso que por poco lo hace salir de la autopista y chocar contra un camión de carga pesada, pero maniobró bien y se estacionó mejor para su propia seguridad.

Los recuerdos amargos empezaron a acribillar su mente sin piedad, devorándolo con sus fantasmas.

Fantasmas que estuvo ignorando con el pretexto de superación, pero eso no pasó, en su lugar, se amargó y se convirtió en la imagen y semejanza de esa misma mujer que amó y odió a partes iguales.

Chen Du Ling.

En el siguiente capítulo conoceremos una parte del pasado de Xiao Zhan y lo que lo orilló a ser quién hoy es. Confieso que será bastante largo, aún no termino de escribirlo porque necesito que quede decente. Gracias por llegar hasta aquí y seguirme acompañando en esta historia, nos leemos en la próxima actualización.

Besos.

Yessie

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro