
Capítulo VIII: La delgada línea del dolor.
—¿Qué significa esto? —exigió saber, analizando con desconcierto las mas de veinte bolsas —excesivamente finas— que Xiao Zhan empujó a un costado suyo.
Dejó el libro que había estado leyendo por exactamente una hora de lado y lo miró con exigencia y una nota de curiosidad en su expresión.
Yi Xung tomaba su siesta diaria, así que luego de enviarla a la cama y acompañarla hasta que se quedó dormida, se devolvió a su propia habitación al no encontrar rastro alguno del Alfa por ningún lado. Así que para matar el aburrimiento se dispuso a leer, algo que no solía hacer muy a menudo debido a su ilimitado tiempo.
—Daré una fiesta esta noche, ya he comprado lo indispensable para que ustedes, por supuesto, asistan como se debe —expuso con serenidad, como si ir por cuanta propia a mas de una tienda y comprar ropa, calzado y joyas para una niña de seis años y un Gamma fuese lo más normal del mundo para él.
Lo cierto es que no lo era.
—¿Perdón? —Yibo no podía creer tal falta de respeto hacia su persona, Xiao Zhan lo había insultado sin siquiera notarlo y se lo haría saber de inmediato—. ¿A ti quién demonios te dio el jodido derecho de comprarnos algo que no necesitamos? —increpó con acidez, poniéndose velozmente en pie como un furioso tornado, mas que dispuesto a enfrentarse a él.
Xiao Zhan lo miró con cierta burla, repasando su cuerpo con una apabullante y depredadora mirada que lo sonrojó al instante, pero no se dejó amedrentar, mucho menos, bajó la cabeza sumisamente. Todo lo contrario
—No pienso discutir innecesariamente contigo, Yibo —dijo con una autoridad implacable, centrando su atención finalmente en sus ojos, y no en su irresistible cuerpo que le estaba tentando otra vez—. Pero mi hija no asistirá a la fiesta con semejantes arapos que acostumbra a vestir por tu causa.
—¿Arapos? —se rió, sin dar crédito a lo que oía—. ¿Tienes acaso una puta idea de cuánto gasté en cada prenda que actualmente viste?
—No, ni mucho menos me interesa. Y aunque estaré eternamente agradecido contigo por cuidar de Yi Xung, eso no significa que me mantenga al margen de sus obvias necesidades solo por tu estúpido capricho.
¿Capricho? ¡Ja!.
Ahora era un caprichoso según él, Xiao Zhan no podía estar mas alejado de la realidad.
—Mira, Xiao Zhan... —respiró con fuerza, intentando calmarse o le arrancaría la cabeza por imbécil—, yo no...
—Asegurate que Yi Xung esté lista a las ocho en punto, detesto la impuntualidad —ordenó fríamente, dando media vuelta con la intención de dejarle con las palabras en la boca, pero justo cuando Yibo iba a arrojarle el libro en la cabeza, se volvió y él lo escondió tras su espalda justo a tiempo, ciego de ira. Inevitablemente se sintió que era una especie de querido a corto plazo, recibiendo obsequios y joyas de su amante, rechinó los dientes—. Ah, se me olvidaba. Como veo que no estás haciendo nada interesante, te dejo una copia del contrato que firmaste, para que le des una buena leída puesto que no se te dio la gana de leer en un principio.
—Mi maldito problema —guñó, apretando el libro sin medir fuerza.
—Sí. Tuyo.
Una vez se quedó solo, Yibo chilló, berreó y escupió barbaridades sobre su nombre como si fuese un niño berrinchudo en vez de un adulto de veinticuatro años, sin embargo. Cuando estuvo mas calmado tomó el documento que, milagrosamente, Xiao Zhan se había molestado en traerle pese a que no se lo pidió mas por orgullo que por otra cosa.
Al menos, ahora no estaría tan perdido y conocería sus obligaciones y beneficios de todo este sacrificio. Tomó asiento sobre el borde de la cama y se dispuesto a averiguar de que diablos se trataba todo, pero conforme leía, sus ojos temblaban y su boca se secaba vertiginosamente, horrorizada de la crueldad reflejada en cada línea.
Nunca debió haber firmado algo tan... repugnantemente asqueroso y detallado como esto pero, ya no existía retorno... él había firmado en un instante de locura con tal de que Xiao Zhan le dejase en paz, pero las consecuencias de sus actos estaban justo en sus manos, mortificándolo mas y más a cada segundo.
Xiao Zhan no escondió entre las líneas una sola trampa como supuso crédulamente, en su lugar, se limitó en ser bastante específico y déspota en redactar una barbaridad de prohibiciones y exigencias que poco tenían que ver con Yi Xung. Como garantía de estar cerca de su sobrina, Xiao Zhan se comprometía a cubrir todos sus gastos durante el plazo de dos años, pero a cambio, él debía estar predispuesto a compartir su cama las veces que fuesen necesarias. Tenía que vivir bajo su techo en todo momento, viajar y asistir de su brazo a todos sus eventos, siempre y cuando se comprometiera a refinar sus modales y vestir como él quisiera, sin objeciones. Y de ninguna manera podía sacar a Yi Xung fuera sin la debida escolta de seguridad, y solo si él se lo permitía.
De presentársele una emergencia, ya sea familiar o personal, era libre de tomarse un par de días libres sólo después de notificarselo. Tenía rotundamente prohibido intervenir en cada una de las decisiones que él tome respecto a la niña, compartir lazos sanguíneos no le ameritaba ventaja alguna. Además, debía mantener sus narices fuera de la vida privada de Xiao Zhan, o incumpliría directamente con el contrato y tendría que abandonar la mansión y a Yi Xung a la brevedad posible.
Y lo peor de todo, se le prohibía totalmente pasar la noche juntos en época de celo, y si durante el tiempo que prestó sus «servicios» se concibía a un niño, perderá absolutamente todos y cada uno de sus derechos al nacer pero no se iría con las manos vacías, no. Y solo si le daba un varón, tendría derecho a una cuantiosa bonificación extra por renunciar a todo, pero si el niño se presentaba como Alfa al cumplir los once años, recibiría una jugosa pensión mensual por su sacrificio.
Yibo estaba atónico, ¿cómo había sido él capaz de hablar sobre esto con sus abogados? Quería llorar de la vergüenzosa impotencia que sentía y la humillación a la que habia sido sometido injustamente. ¿Con qué derecho se creía Xiao Zhan para hacer algo tan vil y sucio? ¿Qué acaso su interés por Yi Xung había sido falso todo este tiempo?
Sexo. Todo había sido por sexo.
No podía creerlo.
—¿¡Pero qué demonios es esto!? No he firmado un contrato de niñera si no de puta y esclava —balbuceó, incrédulo y con todos los colores de su cara drenados—. ¡Maldito hijo de puta! Así que por esa razón me sedujiste y me llevaste a la cama, ¡todo estaba planeado meticulosamente por ti desde el principio y fui tan estúpido para no notarlo! ¡Te odio, Xiao Zhan! Eres el ser mas aberrante y asqueroso que en mi vida había conocido.
Echo una fiera, arrojó la hoja echa bolita al cesto de basura y quitó furiosamente las lágrimas de impotencia y amargura que rodaban silenciosamente por sus mejillas.
Xiao Zhan le había echo sentir el más iluso de los ignorantes al confiar ciegamente en él de una manera que no debió hacerlo nunca, pero lo hizo y acabó siendo defraudado, engañado y pisoteado.
Su dignidad como persona se hayaba por los suelos gracias a él, pero llorar no iba a resolver nada, únicamente lo haría ver cuán patético él era. Y todo por confiado.
Pero no más, ¡no más!, sopesó, enfebrecido por tal aberrante e imperdonable humillación del Alfa. Si piensa que puede manejarme como le plazca está muy equivocado, le demostraré que con la necesidad y sentimientos de las personas no se juega.
—Quieres jugar, Xiao Zhan. Entonces juguemos el mismo juego, veamos quien cae primero por quién —sonrió despiadadamente y comenzó a prepararse para la fiesta, seguro de si mismo que no iba a ser él quien caería.
Xiao Zhan no imaginaba en lo que se había metido. Intentar pasarse de listo con un Gamma le iba a costar caro.
Muy, muy caro.
Yibo frunció notablemente las cejas y apretó con mayor protección la pequeña mano de Yi Xung, quien lucía muy hermosa con su elegante vestido rosa y sus brillantes zapatillas, ni que decir del tocado que Xiao Zhan le había mandado a hacer. Un refinado y voluptuoso moño — obviamente postizo—, con dos rizos oscuros a los costados de su fleco, haciéndola ver toda una muñequita.
Las miradas inquisitivas de decenas de invitados ya estaban posadas sobre ellos, Yibo podía sentirlo a la perfección, al igual que Yi Xung, pero contrario a su tío que se mostraba malhumorado por estar donde no deseaba, la cachorra demostraba una actitud radiante y amigable.
—¿Por qué estamos aquí, tío Yibo? —Yi Xung no pudo evitar querer saciar su curiosidad, incluso si ya se le había respondido hace solo unos minutos.
Alzó una mano y la agitó en el aire, saludando a todo aquel que le sonreía con asombro, pero con miles de incógnitas en la cabeza del porqué había una niña de seis años en la fiesta.
—Ya te lo dije, A-Xung. No lo se —respondió por onceava vez consecutiva Yibo mientras avanzaban entre la multitud con gran facilidad.
Su vestimenta debía llamar excesivamente la atención, porque no hayaba otra razón del porqué las miradas intensas sobre él, además de los guiños para nada disimulados.
Bola de riquillos calenturientos, pensó con frialdad.
Quizás se había pasado demás con su arreglo personal y sus ganas de vengarse de Xiao Zhan por lo que había echo, porque no encontraba otra razón para los coqueteos siendo él un Gamma y no un clásico Omega.
No obstante, se sentía irresistible con ese pantalón de cuero rojo exactamente echo a su medida, delineando a la perfección el grosor de sus muslos, sus piernas largas y la curva de un trasero atractivo y jugoso que mayormente permanecía escondido bajo unos pantalones holgados, la camisa blanca que portaba por dentro del pantalón dejaba a la imaginación un pecho fuerte y unas clavículas exquisitas para ser mordidas.
—Ven aquí, muñeco. Déjame enseñarte un par de cositas —susurró un Alfa joven al pasar.
Torció la boca y lo ignoró, al igual que las miradas lujuriosas que se iban sumando. Atrajó a su sobrina hacia su cuerpo, temiendo que alguien la alejara de él.
—Entonces, ¿quién lo sabe? —continúo Yi Xung.
—El señor Xiao nos dará esa respuesta, A-Xung, paciencia —intentó tranquilizarla, tantos aromas juntos empezaban a marearlo—. Ahora calla y ayúdame a buscarlo desde aquí, si lo vez, me avisas.
—De acuerdo —los ojos obsidianas de la niña se posaron sobre el hombre alto y delgado a la lejanía que conversaba amenamente con una hermosa mujer de largo vestido rojo pasión. Tiró de la mano de su tío y alzó su dedo índice con orgullo— . Mira, tío. ¡Ahí está!
—Oh, lo encontraste. Muy bien, A-Xung, pero a la próxima no señales con el dedo, y por favor, no grites tampoco en público —reprendió severamente, empezando a dirigirse hasta ahí.
El grito de Yi Xung ya había llamado la atención de Xiao Zhan que lo miraba con disgusto desde su lugar. Y no era para menos, tenían la atención de todo el mundo ahora, incluso el del personal.
Su cara ardió de vergüenza.
—¿Por qué? —cuestionó ingenuamente, ladeando la cabeza con un puchero enternecedor que derritió los corazones de los Omegas presentes, ni que decir de las mujeres Betas.
—Es de mala educación —fue la suave, muy suave respuesta de su tío.
Yi Xung le miró sin entender muy bien, al final se alzó de hombros y sonrió como si no hubiese echo nada malo.
—Bueno, señor Xiao, ¿por qué nos invitó a la fiesta? Quiero saber.
—¡Yi Xiung! —aseveró Yibo sin querer mirar a Xiao Zhan a la cara.
—No grites tío Yibo, es de mala educación —con esa desfachatez, la niña de tan solo seis años le devolvió las palabras a su propio tío que se mordió la lengua con tal de no cometer una estupidez.
No en contra de la pequeña, si no de Xiao Zhan, quién parecía ser el auténtico culpable de que Yi Xung estuviese comportándose de esa manera. ¿El temperamento se heredaba? Si que lo estaba creyendo.
—Sabías, Yi Xung, que hablar con esa impertinencia también es de muy mala educación, sobre todo si se trata de una niña —señaló Xiao Zhan a la vez que la miraba con dureza, pero Yi Xung era su hija así que, no se amedrentó.
—No estoy siendo impertinente —rezongó con un brillo en los ojos que Yibo conocía.
Xiao Zhan lo miraba de la misma forma cada que le lanzaba una amenaza distinta con tal de salirse con la suya.
—Es de arrogantes no saber reconocer sus propios errores, ¿lo sabías?
—No soy arrogante.
—¿Así? Pues no me lo parece, ¿a ti si, Yang Zi? —se dirigió a la alta y esbelta Omega a su lado, esperando su apoyo.
Yang Zi aprovechó la oportunidad para colgarse de su brazo y marcar su territorio frente a ese Gamma insípido que ni siquiera tenía idea el porque Xiao Zhan lo había invitado.
—En lo absoluto. Es más, me parece que alguien necesita aprender lo que es la disciplina —se atrevió a comentar, mirando con prepotencia a Yibo que optó por colocarse frente a su sobrina y acabar con ese asunto demás infantil.
—Y a mi me parece que es otra quién necesita que le den esa clase —refutó lanzándole una mirada desdeñosa.
—Zhannie, ¿escuchaste como me ha hablado?
Yang Zi no tardó en quejarse con Xiao Zhan, empleando un tono de niña de cinco años que le produjo náuseas. Yi Xung tenía seis y ni siquiera hablaba así.
¡Perra!, escupió para sus adentros.
—Por supuesto —concedió, acariciándole la mejilla con dulzura. Se volvió hacia él y lo miró con crudeza—. Yibo, ofrecele una disculpa a Yang Zi inmediatamente.
—Esperala sentado, porque no lo haré —dijo airado, permaneciendo ergido como una vara y la cabeza en lo alto.
—No te estoy preguntando. Es una orden.
Yibo se rió y apretó la mano de Yi Xung que no sabía que estaba sucediendo.
—Yo no sigo órdenes de nadie —escupió con un brillo retador que oscureció los ojos de Xiao Zhan e hizo que su mandíbula se apretara como una roca.
—¿Olvidas nuestro trato?
Solo entonces, ante la amenaza que podía costarle el término del contrato y no volver a ver nunca mas a Yi Xung, se tragó la humillación y bajó la cabeza. Por ella ofrecería su vida entera si fuese necesario.
—Disculpe, señorita, no quise ofenderla —se disculpó, temblando de impotencia.
—Pero lo hiciste —acusó ella, empleando un tono lastimero que no tardó en convenser a todo el mundo lo afectada que se encontraba por su causa.
—Y lo siento mucho.
—¿Eso es todo? No se va a arrodillar frente a mi.
Yibo ya estaba maquinando mil y un maneras en que podía arrastrarla y borrarle esa sonrisita victoriosa de la maldita cara, pero no fue necesario.
—Suficiente, Yang Zi, él ya se disculpó contigo, no hay necesidad de llegar a tales extremos —la reprendió el Alfa y solo entonces la Omega dejó de intentar humillarlo—. Yi Xung, ven acá.
—¿Qué es lo que tratas se hacer, Xiao Zhan?
—Cállate y observa.
Xiao Zhan subió las escaleras con elegancia y una aura dominante que nadie se atrevió a decir una palabra, el silencio descendió y fue roto solo después que se posisionara con Yi Xung al final de la escalera.
—El motivo por el que los invité a todos esta noche se debe a que quiero presentarles a alguien muy importante para mi, y que no sabía de su existencia gracias a un ser tan egoísta y cruel —empezó, haciendo una breve pausa para tomar a la niña de los hombros y posicionándola delante suyo—. Estimados invitados, quiero presentarles a Yi Xung, mi hija.
Una ola de jadeos resonó en todos los rincones, sacando de la impresión a Yibo quién se movilizó tan rápido como un león hasta que estuvo frente a su sobrina, visiblemente asustada y temerosa por tales palabras.
—Tío Yibo, ¿es... es cierto eso? ¿El señor Xiao es mi papá? —preguntó Yi Xung, con lágrimas en los ojos.
—Lo es, A-Xung, pero que lo sea no le da derecho a decirlo de esta manera —limpió sus lágrimas amorosamente y la abrazó con fuerza cuando la niña rompió a llorar de una manera que ni siquiera se asemejaba a cuando le dijo que nunca más volverían con Vi Zhing.
Detestando a Xiao Zhan por ser un insensible, la tomó en brazos y quiso volver a la habitación y explicarle con cuidado pero la poderosa mano de éste alrededor de su brazo derecho se lo impidió.
—¿A dónde te la llevas? Organicé esta fiesta para ella, no puedes llevarla a ninguna parte. No hay mejor lugar para ella que junto a su padre —puntualizó, sin intenciones de soltarlo hasta que se la devolviera.
Pero Yibo no lo haría. Suficiente él había echo ya.
—Eso debiste pensarlo antes que le dijeras que eres su padre biológico con antelación.
—No pensé que te molestaría tanto.
—Si me molesta o no carece de importancia. Es con Yi Xung, tu hija con quien te debes disculpar por haberle revelado una verdad tan grande en público. Eres despiadado, Xiao Zhan, no te mereces tener una hija tan buena como ella.
Como si concientizarlo por lo que hizo fuese un caso perdido, Yibo se alejó a grande zancadas con Yi Xuang en brazos, dejando atrás a un hombre impasible como un tempano de hielo. Por fuera, pareciera que no le importaran las lágrimas de su propia hija y el dolor de enterarse quién era su padre de esta forma tan exhibicionista, pero por dentro, donde nadie podía ver y solo él podía sentir, por primera vez en su vida sintió como su corazón se oprimía y retorcía de arrepentimiento.
—Disculpenla, ella todavía no puede aceptarme —se excusó con los invitados. Y aunque los flashes no dejaban de iluminar su rostro y los periodistas, que se había mantenido al margen incluso cuando su hija y Yibo hicieron acto de presencia, se acercaban cual buitres con sus micrófonos hasta él, entonces supo que no podía evadir los resultados de sus desiciones—. Les contaré todo lo que deseen, siempre y cuando la imágen de mi hija permanezca en el anonimato, o ya saben las consecuencias de haber ido en mi contra.
Más de un periodista tragó en seco por la obvia amenaza, pero con tal de publicar la nota mas caliente y que innegablemente se convertiría en la bomba mas candente del año, aceptaron los términos del millonario sin chistar.
•
•
•
Hola ¿que tal?, ¿cómo han estado? Soy yo de nuevo con un capítulo más de esta apasionante historia, probablemente les traiga un par de capítulos durante el transcurso de la semana así que, estén pendientes. Principalmente, la historia solo contaría con 16 capítulos pero a como van las cosas, tal vez sean 20 o 22 capítulos, no quiero dejar cabos sueltos aunque siempre tienden a quedar uno que otro por allí, me es inevitable.
Cuídense mucho, nos vemos esta semana si Dios quiere. Besos.
☪Yessie.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro