Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo VI: Innegable atracción.

Cinco días antes.

—¿No puedes estar hablando en serio, Lusi? Ese tipo es un ser tan despreciable y horrible, y no estoy dispuesto a ser parte de este jueguito estúpido —alegó hirviendo de ira pura, poniéndose en pie, mas que dispuesto a alejarse de ella cuanto antes. No la reconocía, esa no era su pequeña hermana si no una usurpadora que trataba de engañarlo—. Y ya que estás en casa, será mejor que te hagas cargo de tu madre y Yi Xung. Con mi sobrina puedo seguir ayudándote, pero el tema de tu madre es tu asunto, no mío.

Zhao Lusi, sentada sobre su antigua cama se cubrió el rostro con ambas manos y se echó a llorar como una niña indefensa a la que nadie estaba dispuesto a ayudar esta vez. Yibo había sido excesivamente paciente con ella, demasiado que llegó a su propio límite, o quizá, eso intentaba aparentar. Las lágrimas de Lusi siempre fueron el detonante perfecto para que Wang Yibo saltara a su rescate.

Siempre.

Esta vez... esta vez tampoco habría excepciones.

—No entiendes nada, gēge —logró decir en medio del llanto.

Yibo se sentó a su lado y la tomó delicadamente de los hombros pese a sus mudas protestas, observándola con palpable preocupación.

—Explícame entonces.

Lusi hipó y se tranquilizó poco a poco, enfrentó a su hermano y le reveló con un atisbo de miedo por saber su reacción:

—Xiao Zhan es el padre biológico de Yi Xung.

—Sí, eso lo se. Él me lo dijo, pero agradezco que me lo dijeras —informó en medio de un suspiro agotador. Lusi lo miró con los ojos desencajados, exigiéndole en silencio una explicación razonable. Asintió de mala gana—. Después del incidente en el restaurante, él me hizo un par de visitas, no comprendía la verdadera razón en un comienzo, creí que solo intentaba hacerme pagar personalmente mi osadía de golpearlo en público, pero... me equivoqué. De repente, me propuso irme con él a Beijing, claro que con A-Xung. Todo bajo la constante amenaza de no volver a verla si no aceptaba.

Lusi se quedó muda ante la reciente revelación de su hermano mayor, y parpadeó perpleja cuando previó de inmediato la verdadera intención detrás de la propuesta de Xiao Zhan.  No era ninguna estúpida, pero Yibo solía ser muy despistado algunas veces, comprendía que no lo haya notado antes.

Limpió rápidamente sus lágrimas y lo sacudió con una sonrisa tan grande que descolocó a Yibo, ¿qué bicho le había picado ahora a Lusi?

—Acepta su propuesta, Yibo —le exigió, haciendo que éste le mirase perplejo antes de darle la espalda, decepcionado una vez mas de ella. 

—De ninguna manera, Zhao Lusi. Estás loca si piensas que voy a aceptarlo. —Por la forma en que la llamó, la Omega comprendió que convenserlo sería mas difícil de lo que imaginó en un inicio—. Yi Xung es responsabilidad de ambos, ustedes la trajeron a este mundo así que me parece que llegó la hora de hacerme a un lado y dejar que como los adultos que creo son, resuelvan este asunto de una maldita vez, al final del día ustedes son sus padres. Y yo, únicamente el tío.

—¡Yibo, por favor! —chilló inundada en el pánico que aquello significaba. Si Yibo le daba la espalda esta vez, si no la ayudaba entonces... entonces no tendría mucho tiempo para resarcir sus errores y estaría perdida mucho antes de siquiera intentarlo—. Tienes que ayudarme, ¿recuerdas lo que me prometiste antes?

—Prometí nunca dejarte sola —respondió acongojado, recordando aquella vieja promesa que hoy lo dejaba sin salida—. Lo prometí frente a la tumba de mi madre. A ella nadie la ayudó cuando mas lo necesitaba.

—¿Y a mi, Yibo gēge? ¿Vas a dejarme sola y esperar pacientemente mi destrucción?

Yibo cerró los ojos con fuerza y se dijo que, pasara lo que pasara, él no sería capaz de dejar a Lusi a su suerte, al menos, no como su propio padre lo hizo con su madre.

—Si mi ayuda te sirve de algo, entonces está bien, lo haré —sentenció con decisión. Lusi gritó de emoción—. Pero, por favor, ponte de pie, no soporto verte humillándote de esta manera por él.

Lusi se levantó y, eufórica, se lanzó a sus brazos echa un mar de lagrimas.

—Gracias, gēge. Te prometo que tu sacrificio valdrá la pena. Arreglaré mi propio desastre, solo así seré una verdadera madre para Yi Xung —sollozó, aferrándose al cuerpo de Yibo con desesperación.

Ahí Yibo lo entendió todo.

Muy dentro de si misma, Lusi era perfectamente conciente de cada uno de sus actos, ahora, cuando su futuro y el de sus propios padres inclusive pendía de un hilo, reparar el daño era lo último que podía hacer antes de que la bomba estallase. Ella no deseaba ser la responsable de la infelicidad y la desgracia de quiénes, por sobre todas cosas, podían recibirla con los brazos abiertos. 

Alguna vez ella odió a su padre y prefirió irse con su madre sin mirar atrás hacia el hombre arrepentido que gritaba su nombre entre lamentos de agonía. Su mayor y único terror siempre fue decepcionar a alguien, pero lo hizo; la imagen de su propia hija repitiendo el patrón se reproduce en su cabeza una y otra vez, atormentándola. 

Si podía cambiar el futuro, lo haría. Y con Yibo de su lado, todo sería mucho más fácil.

Siempre y cuando él no supiera todo lo que, en su juventud, había hecho. O la odiaría con todas sus fuerzas.

Yibo no podía creerlo. ¿De qué diablos se trata todo esto?, pensó mientras observaba fijamente al Alfa sentado cómodamente detrás de aquel finísimo escrito.

—¿Estás jodiéndome? —increpó con un tic en el ojo, asumiendo que Xiao Zhan todavía no creía del todo en él.

—No, pero me caracterizo por ser alguien muy desconfiado —dijo con firmeza, Yibo rodó los ojos. Si, ya le había quedado bastante claro—. Así que no te ofendas, esto no es solo en contra tuya como seguramente estás pensando.

Obligándose a sonreírle con hipocresía, Yibo agitó la cabeza con un brillo de diversión titilando entre sus ojos. El Alfa lo estaba poniendo a prueba, lo percibió en su mirada, así que se abstuvo a pelear una vez mas con él y mejor centró su atención en el documento entre sus manos.

—Entonces, solo tengo que firmar esto para que confíes en mi y me dejes en paz de una puta vez —mordió su lengua con furia y se rehusó a mirarlo a los ojos.

Hasta hace poco se enorgullecía de su propio auto control, pero Xiao Zhan siempre lograba sacarlo de sus casillas a la mínima provocasion.

Lo odiaba.

—Si lo pones de esa manera, entonces sí, necesito que firmes, pero solo para estar seguro que nadie te está obligando a hacer esto.

Se quiso reír en su maldita cara, lo que decía no tenía lógica alguna.

Él no estaba allí por su propia voluntad, si no por una promesa que no iba a romper, además de una amenaza suya que parecía incluso haber olvidado.

—De acuerdo —accedió abatido. Si firmaba estaba perdido, no podía retractarse mañana, tampoco irse cuando no pudiese soportar más, pero que más daba.

Xiao Zhan alzó las cejas, incapaz de ocultar su sorpresa al ver como cogía sin titubear la pluma y se disponía a firmar sin antes asegurarse de cuales eran sus derechos y obligaciones en el contrato.

—¿No lo leerás?

—Para que me voy a molestar.

—Solo te advierto que después no... —sus palabras murieron al ver que Yibo firmaba sin molestarse a escucharlo. Chasqueó la lengua, no era su problema, él solo se daría cuenta mas adelante—. Olvídalo.

—Y bien, si eso es todo me paso a retirar, A-Xung ha estado demasiado tiempo sola —sin esperar una respuesta de su parte, empujó la silla hacia atrás y se dispuso a marcharse.

No obstante, Xiao Zhan no iba a soltarlo tan rápidamente.

—Y tú, cariño, ¿tambien has estado mucho tiempo solo? Si es así, deja que te ayude un poco —susurró en su oído de una manera tan sucia que erizó todos los vellos en la piel del Gamma.

Ni siquiera notó cuando fue que se movió, porque solo bastó un segundo para que le diera la espalda, al siguiente ya estaba luchando por su vida, atrapado entre una de las paredes y su duro pecho.

—¿A ti qué demonios te sucede? ¡Suéltame! —gruñó iracundo, sus colmillos en la superficie al igual que sus garras.

El Alfa estaba demasiado cerca de su glándula olfativa, y esa era una zona demasiado íntima para compartirla con cualquiera. Si Xiao Zhan se atrevía a besar o morder esa zona él se descontrolaría y lo mataría.

Y no era una broma.

—De acuerdo, que tengas buenas noches. —Contra todo pronóstico, Xiao Zhan se alejó luego de morder el lóbulo de su oreja y dejarlo con las mejillas ardiendo.

Pero no de rabia.

—I... Igualmente —fue lo único que pudo decir antes de enderezarse y salir prácticamente huyendo del despacho, lo suficientemente avergonzado como para mirarlo.

Si lo hacía, temía que pudiese cometer una locura.

Bajo el chorro de agua tibia que cayó sobre su cara, Yibo se reprendió por haberse dejado llevar por sus emociones. Por experiencia propia, bien sabía que, de hacerlo, tarde o temprano el arrepentimiento llegaría.

Y lo hizo.

—Estúpido, ¿cómo se te ocurre firmar así nada más? —su puño derecho golpeó la baldosa con indignación y cólera, sus huesos crujieron y un delgado hilo de sangre se hizo notar.

No le importó.

Como tampoco le importó, las lágrimas de impotencia y coraje que se deslizaron por sus mejillas, mezclándose en el agua a gran velocidad.

Actualmente no solo tendría que lidiar con ser visto únicamente como el niñero de Yi Xung, si no también, con las consecuencias de haber firmado un contrato sin dignarse a leerlo.

¡Diablos!

Él solito se había echado la soga al cuello, solo esperaba que Lusi y Xiao Zhan arreglasen todo este asunto de una vez, antes de que flaqueara e hiciese algo de lo que, quizás mas tarde, se iba a arrepentir.

El reloj siguió moviéndose, debían ser cerca de las dos de la mañana, y él no podía conciliar el sueño.

Asumió, su raro insomnio se debía al cambio tan brusco que su vida había dado. Se vio orillado a dejar todo lo que conocía atrás, incluyendo su propia libertad, porque dudaba que en ese lugar pudiese tenerla. Estaba que se moría de los nervios por saber lo que, de ahora en adelante, sería de su vida y el de su sobrina. Ella, al ser tan pequeña, no era consciente de la situación, aunque él mismo sabía lo inteligente que era, y lo rápido que descubría las cosas, sin embargo.

Si no deseaba verla sufrir otra vez, debía ser muy cauteloso en cada uno de sus pasos de ahora en adelante. Merecía tener una niñez plena y sin pasar hambre o estar sola, y si su padre estaba dispuesto a otorgarle esa vida, por muy breve que fuese, él la dejaría ser.

—Maldita sea, ¿cuándo carajos piensa amanecer? —huraño, se levantó de la cama y apartó las sábanas con palpable fastidio.

No se molestó en encender las luces, por lo que, a tientas, llegó hasta el baño, ubicó el lavamanos y abrió la llave. Un chorro brusco de agua salpicó su cara, y luego otro y otro. Hasta que el calor sofocante que comenzaba a sentir de pronto se aminoró.

Fue así que recordó algo.

Horrorizado, se devolvió a la habitación, prendió de golpe la luz y consultó el calendario en su móvil. Las pupilas se le dilataron del susto y ahogó un jadeo contra su mano izquierda; faltaban tres días para su celo.

Si no quería que ocurriese un accidente y se acostara con todo lo que tuviese una polla, debía empezar a tomar medidas preventivas para evitar que eso pasara. Antes de su ex, él era capaz de hacer cualquier cosa aún en celo, claro, con supresores. No obstante, no se volvía una máquina de sexo como los Alfas y Omegas, con o sin supresores, no perdía el control.

Nunca.

Ventajas de ser un Gamma, pero todo se fue a la mierda el día que se enamoró Zhang Vi Zhing y perdió. La relación no prosperó como imaginó, todo lo contrario, se fracturó tanto que se terminó definitivamente. Los Gammas nacían con la maldición del primer amor; si te enamorabas, perdías, porque entregabas todo, inclusive tu propia cordura en esa relación, si no funcionaba la locura era la solución de la mano del suicidio, la otra... la otra le revolvía el estómago de solo pensarlo.

Él se hayaba en esa etapa.

Y si no quería pasar a la siguiente, que era la lucura, debía frenar su sed de sexo. Sexo sin sentimientos.

—Me gustaría saber en que tanto piensas, pero no soy ese tipo de personas que se preocupa por alguien más—la grave y sedosa voz de Xiao Zhan lo hizo saltar del susto.

Su móvil casi acaba en el piso, y debió hacerlo según el Alfa, esa carcacha no podía llamarse un teléfono. Menos mal que logró reaccionar a tiempo y lo puse a salvo en la mesita de noche.

¿Cuándo llegó a la habitación?, se preguntó con el corazón bombeando más rápido de lo que imaginó. Tal vez fue en el breve momento en que se recluyó en el baño. Lo raro era que no sintió su presencia, su potente aroma a Alfa puro no lo alertó en ningún momento, ni lo hizo sentirse incómodo, y eso solo significaba una sola cosa.

Su lobo empezaba a aceptarlo como posible compañero de cama.

Sus orejas ardieron tanto que se sonrojó hasta la raíz del pelo. Xiao Zhan, sentado en el borde de su —ahora— cama, enarcó una ceja y cruzó las piernas con elegancia, por supuesto, sin perder su masculinidad. El maldito era un extraño tipo de hormona andante, debía saberlo muy bien, y claro que lo usaba a su favor siempre que quería conseguir algo.

O a alguien.

—Entonces, ¿qué tipo de persona eres? A decir verdad, tengo bastante curiosidad.

Xiao Zhan se relamió los labios con un erotismo que lo dejó mudo y, sin ser consciente de ello, provocó una reacción inmediata en sus pupilas.

Dejó de respirar por un minuto, conocía ese juego. Y si Xiao creía que él era un ingenuo que caería en sus encantos y después se pondría a llorar, desilucionado por que solo se trató de un simple acostón, estaba equivocado.

—¿Realmente te gustaría saber que tipo de persona soy? —cuestionó seriamente, pero con un brillo perverso asomándose en las rendijas de sus ojos obsidisnas.

—¿Por qué no? —Se dirigió hasta él con una tranquilidad que cabreó al Alfa, pero se negó a romper la atmósfera que se había formado en un segundo entre ellos—. Aunque, claro, si no te interesa abrirte conmigo, no voy a presionarte.

—¿Qué estás haciendo? —le exigió saber al verlo prácticamente rodear la pieza y meterse bajo las sábanas con una sonrisa triunfal.

Le había demostrado que sus trucos no funcionaban con él, o quizá, solo se auto-engañaba. Pero eso no tenía porque saberlo Xiao Zhan.

—¿No es obvio? Son casi las tres de la mañana, es lógico que intentó dormir —respondió mientras cerraba los ojos, fingiendo que dormiría, pero nuevamente, el sueño parecía haberle abandonado esa noche—. Antes que salgas, apaga la luz por favor.

No hubo respuesta.

Entreabrió los ojos y observó la ancha y tonificada espalda de Xiao Zhan alejarse y apagar el interruptor. Sonrió en la oscuridad, sabiendo de antemano que, esta vez, él había ganado.

O eso pensó.

No obstante, cinco minutos después el colchón se hundió de repente. Abrió los ojos de golpe e intentó incorporarse, pero fue inmovilizado enseguida. Se preparó para golpearlo y sacarlo a patadas de la habitación — porque obviamente no necesitaba ser un genio para conocer la identidad de su captor—, pero sus enigmáticos ojos brillando en la oscuridad, lo paralizaron.

—Respóndeme algo, Yibo, por favor —dijo en un tono más bajo de lo usual, casi ronroneándole al oído.

Hizo una mueca de disgusto y ladeó la cabeza, privandose de mirarlo o caería en la tentación más rápido de lo que creyó.

—¿Por qué debería?

—Porqué estás en mi casa.

Se tragó un resoplido de irritación e hizo un ruido de afirmación con la boca.

—Tú ganas.

—Sí, Yibo. Yo siempre gano —acarició con delicadeza un mechón de pelo que cubría sus ojos, lo apartó y el corazón de Yibo se tambaleó—. Y como siempre gano, todo lo que quero, lo obtengo.

—¿Qué insinúas? —cogió valor para sostener su mirada. Casi se arrepintió, y tragó grueso, su mirada era tan intensa y tan decidida que le caló el alma.

—No insinúo nada —reconoció con falsedad—. Ahora dime, ¿por qué tomaste la maldita decisión de hacerte cargo de Yi Xung?

Frunció el ceño y respondió con firmeza—: Porque es mi sobrina.

—Tú mismo lo has dicho, es tu sobrina, no tu hija —le recordó con dureza, más de la necesaria, pero la suficiente para que Yibo saliese de la burbuja de seducción en el que se había adentrado, adoptando una postura cohibida que, aunque le sorprendió, también se interesó.

—Como si lo fuera, además, mi decisión no fue maldita, porque nadie me obligó a hacerme cargo de ella.

—¿Crees qué no fue maldita?

—Por supuesto.

—Déjame sacarte de tu error entonces, cariño —murmuró como quien fuese a confesar un secreto. Yibo parpadeó y prestó atención, listo para oír su explicación, pero Xiao Zhan unió sus bocas en un instante de perturbación. Y pese a que se resistió, acabó cayendo, se colgó de su cuello y lo besó con ganas, mordiendo y chupando sus labios con tanta hambre que se asustó de si mismo. Una inesperada mano en su pecho lo obligó a retroceder—. Tu decisión fue maldita porque, de no haber sido por ella, tú y yo no nos hubiéramos conocido ni mucho menos, hubiese prestado más atención de la debida en ti, y ahora no estarías temblando de ganas por que te haga el amor.

—No... ¿No te atreverías? —alcanzó a balbucear a duras penas, respirando su aliento y emborrachándose como un adicto de su aroma.

—Compruebalo por ti mismo —alentó el Alfa, sonriendo con socarronería, seguro de que se acobardaría a último minuto.

Pero Yibo no lo hizo, todo lo contrario, hundió sus largos dedos entre las hebras de su sedoso cabello ébano y lo besó con fuerza, sin saber realmente lo que hacía.

Quizás había llegado el momento que tanto temió, pero en el que finalmente se hayaba. No hacía falta seguir pensando, había llegado el momento de dejarse llevar.

Esto va a arder 🔥🔥 Yibo por fin aceptó que Xiao Zhan le atrae y éste se ha quedado sorprendido por su iniciativa, ya veremos que pasa. En cuanto a el porqué Yibo decidió ser el niñero de Yi Xung, no fue del todo por la carta de Xiao Zhan, Lusi ya había hablado con él días antes y logró convencerlo, esperemos que Yibo algún día deje de solapar a su hermana y abra los ojos de una vez.

Nos vemos hasta el siguiente sábado. Cuídense.

Yessie

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro