Leah Johnson  

Apenas entre la presencia de Andrew me recibe, la expresión en su rostro demuestra lo poco contento que esta, voy con cuidado hasta la barra de desayuno donde él se está sirviendo café, me siento y procedo a hablar.

— Lo siento — susurro — sé que no debí irme con él pero necesitaba que aclaremos lo nuestro para que la convivencia sea mas amena.

— No tienes porque disculparte, ya eres mayor, pero eso no quita que para mí siempre serás como la pequeña hermana que nunca tuve — suspira.

— Lo sé, no me molesta que me cuides.

— Yo solo no quiero que te vuelva a destrozar como lo hizo, ¿sí? — le da un sorbo a su café — entiendo que su historia de amor fue maravillosa y que lucharon mucho para estar juntos, pero no permitas que eso haga que vuelvas a descuidarte, ya son más grandes con mentalidades diferentes, sabes lo que vales y no permitas que nadie venga a cambiar eso de ti.

— Gracias de verdad, no sé qué haría sin ti — abre sus brazos sabiendo lo que tanto estaba queriendo, me acerco a el y devuelvo el abrazo, amaba tanto sus consejos.

— ¿Qué paso? Nos pusimos sentimentales — la voz de Charly nos separa, se encuentra medio vestido, refregándose el ojo a unos pasos de nosotros.

— Podrías terminar de vestirte por favor — lo reta Andrew.

— ¿Qué? ¿Te hace dudar?, ya sé que estoy buenísimo pero no me van los hombres — responde con egocentrismo, largo una carcajada.

Así pasa el resto del día, escuchando como estos dos se peleaban, mirando pelis y nos quedamos hasta la cena, luego de eso me llevarían a mi casa ya que mañana tengo clases, cocinamos, bueno en verdad ellos lo hicieron yo los apoye pasándoles los ingredientes y contándoles las desgracias de mi vida, abro la botella de vino cuando ya estaba por estar la comida.

Estos pequeños momentos me hacían sentir tan bien, eran un respiro al alma.

— No me dijiste que tenias una hermana — dice Charly mirando una foto donde estábamos Paeton, Andrew y yo, nos encontrábamos en la nieve jugando, fue en una vacaciones a la cordillera, sonrió al recordarlo.

— Soy hijo único, pero si era como nuestra hermana — responde Andrew.

— Es muy linda, podrían presentármela.

— Si algún día — digo carraspeando — ya esta la comida, no? — cambio de tema para que cambie el ambiente tenso, termino de poner la mesa y nos sentamos a comer.

La cena fue tranquila hablamos de todo un poco, fue lindo compartir algo con el pelirrojo fuera de las carreras. Una vez terminamos de cenar los chicos me llevaron a casa. Me despido de ellos cuando me dejaron en la puerta y esperaron hasta que entrara.

Apenas entro me encuentro a Noah con mis padres en el sillón charlando, los saludo de lejos y le digo buenas noches, estaba muy cansada solo quería ir a dormir, mientras subía las escaleras, escucho como el también se despide de mis padres.

Antes que pueda entrar a mi habitación, me interrumpe.

— Buenas noches, Luciole — me dice con una sonrisa, acercándose a mí, mi corazón se acelera al sentir sus labios sobre mi frente y su mano posada sobre mi mejilla.

— Buenas noches — susurro con una sonrisa, misma que desaparece al ver su ceño fruncido — ¿Qué paso? — le pregunto sin entender su reacción.

— ¿fumas? — veo como me olfatea. Enseguida me tenso.

— No fume, los chicos si venían en el auto fumando cigarrillos.

— Bueno — habla con desconfianza — buenas noches.

Le doy las buenas noche y entro a mi habitación, estuvo cerca, en cierta forma no le mentí no fume, pero eso no quiere decir que no lo haga de vez en cuando, mas cuando estoy con mucha presión.

+++

Estamos con Isabela en la cafetería, almorzando aun nos quedaba una clase mas por lo que no tuvimos de otra que quedarnos.

Estuvo tranquila por suerte la mañana, ya no es incomodo estar en el mismo lugar que Noah, que por cierto esta a unas mesas mas al lado con su pequeño grupo de amigos supongo, no conozco su entorno, es raro pensar eso cuando hace unos años conocía todo de él, ahora solo es un conocido más.

Un golpe en la mesa me sobresalta.

— Donde tienes esa cabeza, Leah — se ríe cuando me sobresalto por el golpe.

— En nada, boludeces — hago un movimiento con la mano restándole importancia.

Me iba a contestar cuando se nos presenta alguien frente de nosotras.

— Estuve buscándote, sabes esconderte muy bien — me habla a mí, frunzo el ceño sin entender, hasta que lo observo bien y recuerdo lo que sucedió en el baño, que aun me deja muy intrigada pero no me he animado a preguntarle a Noah.

— ¿Y por qué me buscabas? — le pregunto.

— Quería agradecerte por lo de la otra vez — me dice y me entrega un chocolate.

— Gracias no te hubieras molestado — contesto aceptando el presente, puedo sentir su mirada penetrante observando la escena.

— No hay de que, prácticamente me salvaste la vida — una pequeña sonrisa se asoma por primera vez, carraspea — por cierto mi nombre es Adriano.

— Un gusto Adriano, soy Isabela y ella Leah — esta vez responde Isabela, lanzándome una mirada de "luego me cuentas".

— Un gusto chicas les molesta si me siento con ustedes — negamos con la cabeza y procede a sentarse a mi lado.

Comenzamos a hablar de todo un poco, aun sintiendo su mirada, miro a su dirección por curiosidad y estaba en todo lo cierto, su expresión no reflejaba para nada felicidad, su mandíbula parece romperse de tanto presionarla.

Aparto la mirada e inmediatamente me suena el celular.

"aléjate de el"

Ruedo los ojos y respondo.

"Por qué debería hacerlo "

"Sabes que no me importa hacer una escena, Leah, aléjate no lo volveré a repetir"

Cansada de sus órdenes, lo ignoro, ya habíamos hecho un acuerdo de paz, parece que se le olvida.

Olvidando que puedo desatar su bestia si no sigo sus órdenes.