Noah Maxwell 

Desde aquel día había soñado con tener su presencia a solo centímetros de mí, aquel donde tuve que sacar las suficientes fuerzas para dejarla ir, era eso o perderla para siempre y prefería mil veces abandonarla a que algo malo le sucediera, daría la vida por ella, desde el primer momento que la vi sabia que iba a dar vueltas mi mundo y eso que solo éramos unos pequeños niños.

La miro de reojo al estacionar frente a mi departamento, sé que está mal que este mintiéndole a su familia para que me den hospedaje pero sabía que no iba ser fácil tenerla de vuelta, por lo cual opte con estar lo más cerca posible, así además podría cuidarla, que haya pasado tiempo no quiere decir que no corra peligro.

Abro la puerta del copiloto y cuidadosamente la cargo, me subo al ascensor del edificio y prosigo a adentrarme al departamento, la dejo cuidadosamente sobre mi cama y la observo, se veía tan tranquila, tenerla así de cerca me recordaba a esas noches donde dormíamos juntos, desde ese instante supe que la paz que encontraba en ella no la encontraría en ningún lado.

Se remueve comenzando a despertarse, me separo inmediatamente para no asustarla, lo primero que hace es recorrer la habitación con sus ojos, luego estos caen sobre mí enviándome unos choques de electricidad.

— ¿En donde estamos? — dice mientras se refriega los ojos.

— En el departamento de una amigo — mentí, se que esta mal y que no aporta para nada a mi situación pero por ahora solo quiero solucionar lo que hice en el pasado, cueste lo que cueste.

— ¿Para qué me querías aquí? — se apoya contra el respaldo de la cama cuando se sienta en esta.

— Quiero hablar — le digo mientras me sirvo un vaso de whisky que se encontraba en uno de los muebles. Ella suspira y pasa la mano por su cabello removiéndolo.

— Esta bien, habla, te escucho — responde rindiéndose a mi insistencia.

Me siento frente a ella, le pego un buen trago al vaso dejándolo en la mesita de luz, sostengo sus manos acariciándolos no puedo evitar tener mis manos fuera de ella.

— Luciole, no te puedo contar todo ahora, solo pido que confíes en mí, voy a relatarte un poco, pero no puedo largártelo todo, es por tu bien.

— ¿Confiar? — niega con la cabeza y su mirada se pierde en otro lugar de la habitación — desde aquel día ya no puedo hacer eso por ti.

— Eso solo fue un mal entendido, tiene toda una explicación por detrás.

— ¿Si? ¿Cuál? Eh, porque yo solo escucho mentiras tras mentiras, te necesitaba tanto — se muerde el labio para evitar llorar, enviándome mil puntadas al corazón al verla así, intento abrazarla pero me golpea las manos alejándome — y tu que estabas haciendo, pasándotelo de maravilla con aquellas putas.

— Se que no es excusa, pero no era porque quería, no sabes cómo me repugnaba hacerlo, no tenia de otra, era un trabajo, que si no lo hacía, iban a... — paro cuando me doy cuenta de que me iba a hablar de más.

— ¿Iban a qué? Por qué tanto misterio Noah — resopla furiosa — cuando va a hacer el día que tengas los huevos para decirme la verdad — me mira con decepción, haciendo que mi corazón duela aún más.

— Pronto, mas de lo que crees, todo este infierno se acabara y por fin viviremos en paz, te lo prometo — mi mano va directo a acariciar su mejilla.

— Detesto cuando hablas con acertijos — dice mientras cierra los ojos y se acomoda sobre mi mano.

— Ven vamos a dormir, mañana seguiremos hablando.

Me acomodo a su lado y la arrastro sobre mi pecho, inmediatamente siento como su respiración se relaja demostrándome que se encuentra dormida, la aplasto aun mas a mi con el temor de que solo sea un sueño y me desperté en aquella oscura habitación solo con la compañía de mis demonios.

Sin darme cuenta de igual manera caigo en un profundo sueño.

...

Me despierto por unos movimientos a mi lado, entre abro los ojos como puedo y veo a Lea intentando deshacerse de mi agarre para levantarse, la atraigo más encerrándola debajo de mí.

— Noah, suéltame — me ordena.

— No — contesto.

— Dale, tienes que llevarme a casa de Andrew — ruedo los ojos y niego con la cabeza.

— Sigue durmiendo todavía es temprano — escondo mi rostro en su cuello.

— Enserio, debo irme — resoplo y cedo.

— Está bien, pero primero desayunemos así terminamos de hablar.

La libero y escucho como se mete al baño, me mantengo acostado, no quería levantarme y afrontar mi realidad, no quería que se vaya, hace tiempo no dormía tan bien, que no tuve las pesadillas que solía tener.

Preparo el desayuno con los ojos de Lea sobre mí, durante este mismo llegamos a un pequeño acuerdo, no es lo que yo quisiera pero por lo menos es un gran avance, establecimos que nos llevaríamos bien pero que mantenga su espacio, obviamente respetare su espacio pero eso no quiere decir que la dejare de cuidarla de lejos como siempre he hecho.

Durante esta charla mi celular suena, lo miro y veo que es un nuevo trabajo, ya estaba cansado de este mundo, solo quería terminar esta deuda y poder vivir en paz con las personas que quiero a mi lado, no tener que temer constantemente que un solo error mío podía costarle la vida a mi seres queridos.

Una vez dejo a regadientes a Lea en el edificio donde vive Andrew me dirijo al galpón, donde me esperaban los demás chicos.

Estaciono y me adentro, lo primero que veo es la mano derecha del jefe Máximo, me saludo con un asentamiento de cabeza y procede a decir que trabajo le tocaría a cada peón, porque eso éramos solo un descartable peón sin importancia, éramos los primeros en ser mandados a la muere en cualquier trabajo.

— Noah, mi favorito — me apoya una mano sobre mi hombro — te necesitamos arriba del ring bestia — mi expresión se mantenía seria, en respuesta solo asiento con la cabeza — ya sabes lo que pasa si pierdes, no hace falta recordártelo.

Me mantengo en mi postura, sin demostrar ninguna emoción, pero por dentro el temor me albergaba en cada trabajo que hacía.