
•𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 3•
Leah Johnson
Luego de una semana transcurrió todo normalmente, el chico al que ayude desde ese día no lo he vuelto a ver, ni al tipo de ojos marrones, las clases han sido llevaderas dentro de todo y aún no he podido socializar.
Es algo que me suele costar demasiado, poder hablar con alguien sin temor a nada ni ser tan desconfiada, pero como no serlo si la única persona a quien le entregue esa parte de mí se ha ido sin mirar atrás, sin pensar que no volvería a ser la misma persona desde que ella ya no está.
El olor a cigarrillo inunda mis fosas nasales junto con el aire fresco que me recibe al salir al patio de la universidad, levanto la mirada para ver de dónde provenía, era de la misma chica que llamo mi atención el primer día de clases, allí estaba parada a un lado del banco fumando. Desde el primer día, no la había vuelto a ver, de todos modos que iba a notarla si vivo más dentro de mi cabeza que estando atenta a mí alrededor, aun se le notaba sola, con su caracterizante cara de desagrado.
Me siento en unas de las mesas y saco mi almuerzo ya que tenía clases en media hora y no me daba el horario para volver a mi casa, así que por esta vez opte por traerme de comer porque si no después iba a cargar con un mal humor por no lo hacerlo.
Un brusco movimiento frente mío me saca de mi mente.
— Hola — me habla aun con el pucho entre los dedos.
— Hola — contesto bastante desconcertada, no me lo esperaba.
— Un gusto Isabela Murphy — me tiene su mano desocupada.
— Leah, leah Johnson, un gusto — le sostengo la mano.
— ¿Qué estudias? — pregunta.
— La licenciatura en biología y ¿tu?
— Igual — me sonríe — parece que nos veremos seguido.
— Si — le sonrió.
— Ya era hora, me estaba aburriendo sin hablar con alguien — espeta volteando los ojos — no has notado que son demasiado raros nuestros compañeros.
— Si un poco — una risa sale de mí.
— Veo que eres chica de pocas palabras, tendrás que acostumbrarte porque yo hablo hasta por los codos.
Así nos estuvimos conociendo durante todo el almuerzo, cuando siguió la última clase del día, nos sentamos juntas.
Luego volví a casa pensando en lo sorprendida que estaba por hacer al menos una conocida, me quedo confundida al llegar debido a que se encuentra un Jeep estacionado fuera de casa, no recuerdo que mis papas tengan un amigo con esa clase de auto.
Entro y me recibe mi madre muy sonriente.
— Hola cariño, ven, ven necesito que veas a alguien — me arrastra hasta la cocina.
— Mi niña — lo primero que veo es a mi padre, pero se me para el corazón en aquel instante al reconocer la persona que se hallaba sentado a un lado de el — te acuerdas de Noah — el susodicho se levanta a saludarme, yo aun no he podido reaccionar.
— ¿Noah? — con el ceño fruncido respondo al no reconocerlo, se veía muy diferente a como lo recordaba y por qué el mismo tipo de ojos marrones que vi salir del baños de damas, se encontraba delante de mí, bajo mi mismo techo.
— No te acuerdas de mí, Luciole — a penas escuchar el apodo, un cofre que guardaba en el fondo de mi mente se abrió, llenándome de millones de recuerdos y haciendo que sienta un calorcito en el pecho.
— Noah... — no termino de hablar que el me abraza y automáticamente le respondo con las mismas fuerzas.
— Siéntanse seguro deben tener hambre — un carraspeo se escucha haciendo que nos separemos.
Yo me siento a un lado de mama quedando en diagonal a él, pero aun así siento su penetrante mirada sobre mí.
— Y cuéntanos que ha sido de ti en estos años — le pregunta mi padre.
— Nada interesante lo habitual, estuve ayudando a mi padre en la oficina, termine la secundaria y ahora me encuentro en la universidad — se lleva el vaso de agua a la boca y le pega un sorbo.
— Qué bueno, ¿Qué carrera estas estudiando?
— Contaduría
— Alguna mujer que haya conquistado tu corazón, mi niño — esta vez le pregunta mi madre.
— Por supuesto — este le sonríe — es por ella que volví — me mira fijamente, solo hace que mi corazón entre en una lucha de emociones, ya no sé qué sentir o cómo reaccionar.
— Espero poder conocerla, para que te tenga así de embobado debe ser una maravilla de mujer — chilla mi madre.
— Pronto la conocerán.
Así transcurrió la cena, llena de preguntas y respuestas, pero ninguna de esas eran las que rondaban en mi cabeza.
Una vez finalizada la cena, me levanto y me despido en general, ya no soportaba estar en el mismo sitio que la persona a quien un día ame, pero antes de lograr hacerlo mi padre me detiene con una orden que no esperaba.
— Espera mi niña, acompaña a Noah a la habitación de huéspedes, esa será tuya por el tiempo que te quedes — me quedo estática al escuchar eso, yo solo asiento con la cabeza.
Me encamino a la habitación escuchando sus pasos detrás de mí, al llegar le abro la puerta y me quedo ahí esperando que el entrara, pero eso no paso en cambio se acercó tanto a mí que choque contra la pared, sentía su respiración chocar con mi rostro, baje la mirada por lo intimidada que me sentía con la suya puesta fijamente sobre mí.
— Tenemos que hablar — dice mientras levanta su mano y la apoya sobre mi mejilla, acariciándome, sin poder evitarlo me pegue más a ella, no recordaba cuanto extrañaba su calor, su tacto.
— No crees que es demasiado tarde para eso — volteo la cabeza para deshacerme de sus caricias.
— Lo sé, sé que me tarde pero de verdad quiero enmendar mi error — sentí rozar su nariz sobre mi mejilla.
— Te tardaste demasiado, años, años te espere y jamás recibí ni una disculpa, ni una noticia, en mi peor momento me abandonas, cuando más te necesite — lo empujo con fuerza logrando que se aparte.
De un pequeño armario que esta en el pasillo saco unas sabanas y se las doy golpeándole el pecho.
— Buenas noches — no espero respuestas y me marcho.
NOTA DEL AUTOR:
holiiis ¿Que les pareció? ¿alguna vez se han sentido como Lea?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro