•𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 2•
Leah Johnson
Actualidad
Las horas en el reloj pasan tan lentamente, aun se ve la oscuridad entrar por la ventana y mis ojos parecen estar más abiertos que nunca. Mañana comenzaba mi primer día de universidad, como era de esperarse no iba a poder dormir la noche anterior, el miedo a la incertidumbre me atormentaba.
A pesar de que por fin estudiaría lo que siempre quise en mi vida no podía evitar estar tan asustada a este nuevo mundo.
Sin esperármelo y entre tantos pensamientos, al fin caí en los brazos de Morfeo.
....
Las manos me temblaban y el corazón se me aceleraba, observo mis lagrimas caer por el espejo, de aquellos días que creí que no iba a lograr llegar hasta aquí. Me las retiro intentando no correr el maquillaje y salgo directo a la cocina.
— Buen día — saludo a mis padres y ellos me lo devuelven.
— Preparada para tu gran día — me pregunta mi padre con el celular en mano.
— Si, solo un poco nerviosa — contesto mientras como el desayuno lo más rápido que puedo.
— Ya vas a ver que te ira bien, mi niña — me dice mi madre tan dulcemente como siempre.
— Gracias, ma - me como el ultimo bocado — ya tengo que irme.
Agarro mis cosas y me despido de ellos.
— Avísame cuando llegues — alcanzo a escuchar el grito de mi madre.
Lo bueno es que la universidad solo me quedaba a unos treinta minutos caminando, lo malo es que tendría que volver a socializar, con lo difícil que era para mí hacerlo, no me veo teniendo amigos tan prontamente. Me pongo los auriculares para entretenerme en el camino, le doy play al playlist y comenzó a sonar una canción de radiohead.
En menos de lo que esperaba ya me encontraba en la entrada de la universidad, se podía ver como entraban y salían los estudiantes, sin más a penas entrar comienzo a buscar el aula que me tocaba la primera materia, no les voy a mentir me perdí bastante, hasta que di con ella.
En el pasillo se encontraba una diversidad de gente, unos en grupo y otros en solitario, me siento en el suelo como algunos hicieron a esperar que abran la puerta, me pongo a mirar disimuladamente a mis compañeros, hasta que una llama mi atención, se encontraba allí apartados de los demás, con una mirada seria, mi primera impresión de ella me genero por así decir miedo, puede que sea de esas personas que nos les agrade socializar.
Unos minutos pasaron y nos abrieron la puerta enseguida se comenzó a llenar cada banco de la gigantesca aula, me acomode en el fondo, ya que se encontraba más cerca de la puerta, por cualquier cosa no tendría que pasar por la cantidad de gente que se encontraba frente a mí.
La clase pasaba demasiada lenta a mi parecer, a pesar de interesarme, me agobiaban las matemáticas.
Luego de una interminable espera termino, salí directo para los baños pero como no sabía guiarme en la universidad, me perdí, hasta que a lo lejos veo un cartel con las identificaciones de dama y caballero por lo cual supuse que se trataban de los baños, me acerque a estos y antes de entrar al de damas, me quedo paralizada al escuchar una voz que a mi parecer me resultaba familiar pero no sé de dónde.
Lo que me era aún más raro era que aquellas voces masculinas salían del baño de damas.
— Ya sabes que pasa si no haces tu trabajo — se escuchó la familiar voz.
— Solo necesito más tiempo — la otra era mas pausada como si le costara respirar.
— Es de lo que menos tiene el jefe — sonó a amenaza — así que no me hagas volver y que este encuentro termine peor.
Unos pasos se acercan, por lo que me volteo a mi alrededor y busco un lugar cercano donde ocultarme hasta que veo la puerta del cuarto de limpieza entre abierto, aprovecho y entro no logre cerrarla completamente cuando en mi campo de visión una figura aparece, su gran cuerpo intimidaba, sus ojos marrones eran hipnóticos y todo de el gritaba peligro.
En un microsegundo que pareció una eternidad sus ojos conectaron con los míos, sentí algo muy extraño como si esto ya había pasado antes, me eche hacia atrás cuando salí del trance para ocultarme más, el solo siguió su camino.
Una vez que desapareció, atine a salir pero nuevamente la puerta del baño se abrió y de esta salió un chico con el rostro morado y sosteniéndose el estómago, debatí mentalmente si debería ayudarlo o no, dio unos cortos pasos y cayó al suelo, rápidamente me acerco a el y lo ayudo a ponerse de pie.
— ¿Quién eres? — habla como puede.
— Eso ahora no importa, necesito que te recargues bien, así puedo ayudarte — se apoya en mi y damos pequeños pasos hasta llegar a enfermería — solo un poco más — lo animo cuando lo apoyo sobre la camilla y se acuesta.
— Veamos que tienes — dice la enfermera mientras se acerca, una vez el chico retira la mano de su abdomen, se puede observar una cordata superficial, lo cual me sorprendió, no creí que el tipo que vi salir lo había intentado apuñalar — ¿qué fue lo que ocurrió? — pregunta horrorizada cuando lo analiza de pies a cabeza.
— Un pequeño accidente — dice cortante el chico que aún no se su nombre.
— Si como no — responde la señora — estos jóvenes de ahora — habla entre dientes mientras busca lo que va a utilizar.
— Creo que ya debería irme — digo ya cuando el ambiente se puso tenso.
No espero, ni escucho respuestas cuando salgo de allí.
El regreso a casa fue aún más confuso, fue un comienzo de clases bastante extraño, en todo el trayecto no pude evitar pensar en aquellos ojos marrones, tratando de hacer memoria pero parece imposible, no encuentro nada sobre el en mi pasado.
Agradezco internamente que solo tenía una clase porque después de aquel suceso lo mínimo que quería es seguir en aquel lugar.
Una vez en casa voy directo a la cocina donde veo a mi padre hablando por teléfono.
— Quédate tranquilo yo me ocupare de el — yo solo escucho mientras me preparo un sándwich — sabes que siempre cuentas con nosotros, no te hagas problema que aquí es bienvenido — unos segundos más y corta. Se acerca a mí, besa mi frente y vuelve a hablar — ¿cómo te fue, mi niña? — pregunta.
— Bien para ser mi primer día — omito la parte de lo sucedido — ¿quién llamo? — pregunto por curiosidad.
— Unos viejos amigos, solo me estaban pidiendo un favor — luego de decir esto, se despide y se va al trabajo.
Al finalizar el almuerzo, subo a mi habitación para tomar una siesta, fue mucho para solo ser mediodía.
NOTA DE AUTOR:
Hola como están? que tengan un buen día, tarde o noche. Espero que les guste y si les gusta voten o comenten me gustaría saber su opinión.
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