𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨 2
Arim;
1 año, dos perros, 1 gato y un loro después...
Compartir tu vida con un hombre que a leguas se le nota que está verdaderamente enamorado de ti tiene sus pro y sus contras. El hombre con el que vivo, aún no es mi marido pero algo me dice que pronto lo será, no me deja hacer absolutamente nada en casa. Cuando ambos venimos de trabajar no me deja entrar a la cocina porque él quiere cocinar siempre sin importarle si su trabajo es más cansado que el mío.
Cuando me quedo trabajando en casa, porque mi trabajo es personal, me pide que me relaje y que no es necesario que tenga la cena hecha, lo detesto. Él sabe que no me gusta que me trate así sin embargo se empeña mucho en ello. Llevamos un año viviendo juntos y nos ha costado mucho amoldarnos a nuestro nuevo estilo de vida.
En este tiempo hemos adoptado dos perros, ambos de la calle. Un día lo mandé por unas cebollas a la tienda y se tardó más de lo normal y cuando regresó lo hizo con un perro todo pulgoso pero bonito. Pensé que no íbamos a tener más animales pero me equivoqué, nuestro cachorro salió de vago por el vecindario y regresó con otro cachorro como su invitado. Al principio me negué pero después de ver al cachorro no pude resistirme. Bam y Luki son parte de la familia.
Nuestro gato llamado Kimo, vino de la nada y aparentemente se colaba por la ventana de la lavandería a nuestra casa aprovechando que nosotros no estábamos dentro. A Jungkook no le gustaban mucho los gatos sin embargo soportaba a Kimo.
El loro fue un regalo de Suni, su hermana. Aparentemente el loro escuchó a Namjoon y a Suni mientras ellos estaban siendo demasiado cariñosos entonces empezó a repetir todos los sonidos. Nos pidió de favor que lo cuidaramos por una temporada pero nunca se lo llevó, y la verdad la presencia del loro era agradable, o bueno, empezó empezó serlo después de unos meses cuando se le olvidaron los sonidos y dejó de hacerlos.
Así fue como nos convertimos en una familia de seis, pero pronto seriamos siete. Eso Jungkook no lo sabía.
Me di cuenta hace apenas unas dos semanas, sin embargo aún no tenía el valor de comentarle nada porque por una parte sentía que él me iba a rechazar, porque por estúpido que sonara aún no sabía si nuestra relación era a largo término o no.
Según yo solo faltaban unos pocos minutos para que él llegara a casa después de su turno. Por desgracia casi no teníamos tiempo como pareja estos últimos meses. Tenía turnos casi todos los días y estos excedían las dieciocho horas. Aún no entendía como un ser humano podía soportar eso pero mi Jungkook sí. A pesar de no poder dormir hasta que él llegara a casa, estos últimos días no había podido esperarlo despierta porque el cansancio por las primeras semanas de embarazo ya estaban dándose a notar. Si me quedaba viendo fijamente el vientre ya podía notar un pequeño bulto, sin embargo Jungkook aún no notaba nada.
Estaba haciendo uso de todas mis fuerzas para permanecer despierta y esperar a que él viniera a casa.
Luego de unos minutos escuché la puerta de casa abriéndose y pude respirar tranquila al saber que ya estaba en casa, eran las dos de la madrugada. Demasiado tarde.
Me levanté de la cama y fui hasta la sala donde lo encontré quitándose su uniforme de médico, siempre hacia eso en la entrada porque según él siempre traía bacterias propias de hospital.
— Estaba esperándote — se sobresaltó con el sonido de mi voz, sin embargo sonrió unos minutos después.
— ¿Qué haces despierta? — me dijo mientras se acercaba a mi para abrazarme.
— Ya te dije, estaba esperándote.
Tome su cara en mis manos y le di un beso.
— Cariño, ya te he dicho que no es necesario esperarme — me abrazó con más fuerza escondiendo su rostro en mi cuello.
— De todas formas no puedo dormir si no estas a mi lado — me solté de su abrazo y trate de alejarme pensando en que era el momento idóneo para comentarle que uno de sus soldaditos dio en el centro.
— Eso se acabará pronto — terminó de quitarse la ropa y fue a la cocina a buscar un vaso con agua — en seis meses acabaré con este horario porque ya tendremos más residentes. Y cuando eso pase tu y yo tomaremos un avión y nos vamos a perder en República Checa.
— Dudo mucho que eso pase — le dije en voz baja.
— ¿Por qué? ¿Tienes algún trabajo o proyecto pendiente para esas fechas? — me preguntó extrañado.
— Bueno voy a estar en mi tercer trimestre de embarazo y las mujeres embarazadas no pueden volar cuando ya están en ese trimestre, tu deberías de saber eso porque eres un doctor y no du...
— Detente — me pidió al escuchar que hablaba demasiado rápido — ¿Qué has dicho? — se acercó a mi con confusión en su rostro — Repite lo que has dicho — demandó.
— He dicho que estoy embarazada — le dije en voz muy baja — Vas a ser papá — tomé su mano y la puse en mi vientre aún un poco plano.
Él no se movió, no dijo nada y lo único que hizo fue parpadear repetidas veces.
— Y ya que estas ahí callado y sin decir nada, quiero que sepas que con esto no trato de obligarte a que te cases conmigo, sin embargo me gustaría mucho saber si en realidad vamos a estar juntos por mucho tiempo o si en realidad estás emocionado con la idea de ser padre — sentí unas lágrimas bajando por mis mejillas mientras trataba de respirar — Aunque de verdad no me importa si tu no quieres estar conmigo. Al menos dime si el bebé está bien para ti.
Seguía sin decir nada y eso estaba desesperandome. Tomé su silencio de la peor manera y me separé de él para irme a la cama llorando.
Al poco tiempo entró él y por unos segundos pensé en que vendría a disculparse por quedarse callado pero lo que hizo fue ir al baño y empezar a darse una ducha.
Eso era todo. Estaba sola en esto.
Unos minutos después salió el con solo una toalla envuelta en su cintura. La tiró a un lado y se metió en la cama desnudo tal y como siempre lo hacía.
Se acercó a mi espalda y me abrazó, me removi inquieta pero no me aparté.
— Debo decir que la noticia me dejó un tanto perdido — Cállate, porfavor — sin embargo me gustaría que me escuches antes de que te hagas ideas locas aunque algo me dice que ya lo has hecho.
— Si vas a decir que no quieres al bebé mejor ahórrate las palabras porque... — con una mano pellizco mi trasero.
— Shhh, voy a hablar yo — se alejó de mi y por unos segundos no escuché nada — Hay cosas de las que aún no hemos hablado y la verdad es que voy a arruinar la sorpresa.
Volvió a abrazarme y esta vez sentí que algo se deslizaba en mi dedo anular de la mano izquierda.
— Si aun recuerdas los deseos deberás saber que eran solo quince y que todos estaban escritos por ti — yo aun seguía atónita — Sin embargo me di cuenta de que después de tanto esos deseos no eran solo tuyos porque también se hicieron míos. Así que me he tomado el atrevimiento de agregar uno más a la lista.
— ¿Cuál? — le dije con la voz entrecortada porque estaba llorando.
— Que te cases conmigo — hizo que me volteara para vernos mutuamente y una vez frente a frente me pasó los dedos por todo el contorno de mi labios — No hay nada que me emocione más que empezar una familia contigo.
— ¿De verdad ibas a pedirme matrimonio?
— Claro que sí. Compré el anillo cuando nos mudamos juntos sin embargo creí que no era buena idea proponerlo tan pronto — me secó algunas lágrimas y me besó la nariz — Pero mi idea principal siempre fue contratar un helicóptero para pedirte matrimonio.
— ¿Ibas a decir todas esas palabras románticas? — el asintió — ¿Puedes hacerlo ahora? — asintió una vez más.
— Te las diré al oído. Solo necesito decir dos porque las otras me parecen innecesarias.
— Quiero oírlas todas.
— Bien — torció lo ojos y se acercó a mi oído — ¿La formal o la informal?
— La verdadera...
— Tu lo haz pedido — se acercó a mis labios y me dio un beso, después volvió a mi oído — Hay cosas de las cuales nunca me voy a arrepentir y la primera es de haberte conocido. No hay manera en este mundo posible en la que pueda dejar de amarte y que jamás había anhelado ser el alguien de alguien más, pero sin duda quiero ser "ese alguien" tuyo. Y por supuesto está de más decir que no hay otra mujer en la tierra que me ponga duro con solo verme.
Me besó después de eso. Creí cada palabra que él dijo.
— La próxima vez que quieras decir algo así no digas la última frase — me reí pero él negó.
— Solo estoy diciendo la verdad — me subió el camison y empezó a besar mi vientre — Y para que quede claro estoy más que feliz por el bebé.
Me desnudo por completo y empezó a besar cada parte de mi cuerpo deteniéndose cuando alcanzó mis pezones.
— No hay manera en el mundo en que deje de amarte — me quitó las bragas y apartó la sabana que estaba a mis pies — Volteate por favor.
Obedecí al instante. Cuando me di la vuelta y me coloqué a como a él le gustaba me dio una palmada en el trasero.
— Te amo, Arim — se hundió en mi profundamente al tiempo que pronunciaba las palabras que pocas veces escuchaba de su boca.
No importaba las veces en que lo hiciéramos, jamás me cansaría de esto. De nosotros. De aún estar juntos.
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Ahora sí he acabado. Gracias a las que leyeron y si el final no les gustó, soporten (lol)
Esta historia estaba en borradores desde el año pasado, pero no quería publicarla porque era muy ñoña.
Se suponía que Jungkook iba a morir al final, pero después de leerla toda no me gustó y cambie los capítulos a partir del 8. Esto fue lo que salió y siento que pude haberla hecho más larga sin embargo creo que era inútil por que los propósitos de esta historia eran: la mamá de Arim, la mentira de Soojin, los deseos de Arim y por último el deseo de Jungkook. Eso era todo.
Gracias por llegar hasta aquí y díganme si les gustó en los comentarios. Si estoy de buen humor y si la comida en buena, en navidad traigo un extra, aunque creo que 2 epílogos son mucho.
Eniweis, besitos y gracias por leer.
Voten y comenten para que yo pueda ser feliz.💝
Nos leemos en una próxima historia con más chocoaventuras xd
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