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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 6

Arim;

Jungkook y Yoongi me llevaron hasta el patio trasero de la escuela, con un terrible dolor en mi pecho y mi vientre que era peor. Nos detuvimos justo debajo de un frondoso árbol de Cerezo, Jungkook gentilmente me ordenó a que me sentara.

— Arim, escucha — la voz de Yoongi fue dirigida con todo suave hacia mi — tengo unas terribles ganas de partirle la cara a esos dos porque te han partido el corazón a ti, pero siento la necesidad de decirte que eres lo más precioso y amable que alguna vez conocí y que si tu no hubieras estado en ese orfanato mis años ahí habrían sido un asco y también agradezco que seas la persona que eres, porque huérfana o no, tu eres tú y tener padres o no tenerlos no define la calidad de corazón que tu tienes. Sabes que te amo por eso — Yoongi tenía sus ojos repletos de lágrimas, pero sus palabras fueron reconfortantes — jamas dudes de lo que eres para mí.

— Yoongi — yo también me solté a llorar, porque andaba sensible por el periodo y porque Yoongi diciendo eso era música de ángeles para mis oidos.

— No llores enana, no lo merecen. — me dijo Yoongi mientras me abrazaba.

— Ya no lloro por ellos. — murmuré contra su pecho.

— ¿Entonces?

— Tengo cólicos, me duele el vientre. — Yoongi se alejó de mi y se puso de pie.

Jungkook se mantuvo en silencio y Yoongi me vio con pena, también se marchó y me dijo que iría a traerme algo de comer además de buscar nuestras cosas. Jungkook por otro lado me pidió que me quedara ahí sentada y que el iría a la farmacia por algo para mi dolor. Me sentía avergonzada, no era normal que alguien más aparte de Yoongi conociera mi periodo.

Me quedé ahí por unos minutos, meditando en la manera que habían jugado con mi corazón, solo Yoongi se había quedado porque me conocía desde antes, Jungkook por otro lado parecía no querer irse de mi lado. Espere al menos veinte minutos antes de que Jungkook apareciera con una bolsa negra.

— Volvi — traté de sonreírle pero no pude, mi vientre punzaba — traje pastillas para el dolor de vientre, en la farmacia dijeron que son buenas, además de eso traje una pomada para ese golpe que tienes en la pierna — las palabras de Jungkook salieron apresuradas mientras el sacaba las cosas de la bolsa.

— ¿Que es eso? — pregunté cuando vi que sacó de la bolsa algo más grande.

— Es una almohadilla térmica, es caliente, y según mis conocimientos el dolor o cólicos puede venir por lo helado del clima, o porque tomas muchas bebidas heladas durante tu periodo, mi hermana decía que era 'hielo en el vientre' y siempre se ponía paños calientes — Jungkook parecía sabio y compartía conmigo algo que ni siquiera yo conocía — veras como sientes que tu vientre mejora cuando siente algo tibio sobre él — me tendió el empaque para que yo lo colocara, sus palabras fueron comprobadas justo en el momento en que lo puse, al principio se sintió caliente pero luego sentí menos dolor — ¿mejor?

— Mucho mejor, muchas gracias.

— No es nada Arim — abrió la caja de la pomada y la destapó — Ahora dame tu pie y déjame ponerte esto.

Le tendi mi pie mientras el malestar de mi vientre bajaba, también me obligó a tomarme el medicamento. Jungkook quitó las calcetas de deporte junto con los zapatos, también la hinchazón en mi pie era terrible, tenía repintada todas las uñas de los zapatos de Fútbol debido a que MinYoung me piso muchas veces.

— ¿Que rayos te pasó Arim?, ¿Jugaste con elefantes?

— Casi, MinYoung me pisó y pateó — me encogi de hombros mientras a lo lejos veía a Yoongi acercarse con una bolsa enorme de comida.

— He vuelto enana, ¿has amenazada a Jungkook para que toque tus asquerosos pies? — le tiré el zapato que Jungkook había quitado pero el lo esquivó — te he traído comida, mucha Arim.

— Gracias Yoongo.

Los tres nos quedamos conversando durante un rato, Jungkook masajeo mis pies tan delicadamente que me sorprendí, mientras el hacía eso yo ponía cosas en su boca para que comiera. Había sido sin dudas un día pesado pero gracias a Dios los tenía a ellos, tan rotos como yo pero sabiendo que podíamos unirnos entre todos.

Esa tarde regresé a casa contenta, a pesar de que se suponía que tenía que estar triste, no era así, cuando regresé me dispuse a plantar las plantas con la abuela y a charlar de nuestro día, también hablamos sobre nuestro futuro y lo que sería luego de que me tocara dejar el orfanato, todo era incierto pero no quería amargarme por eso, ya había tenido suficiente el día de hoy, además nana merecía algo más que caras tristes.

(...)

Al día siguiente mi espíritu se sentía mejor, parecía sentirse liberado de algo, no me preocupaba la idea de ya no ser amiga de ellos dos, yo no perdí nada, ellos perdieron a una persona que estaba dispuesta a todo por ellos.

Revise en mi celular y leí los mensajes del que parecía ser Jungkook, no recordaba exactamente si yo le habia brindado mi número telefónico.

Desconocido: "Hola, soy Jungkook"
                            "Le pedí a Yoongi tu número
                              espero no te moleste"

Desconocido: "Solo quería saber si estabas
                              bien".

Desconocido: "Descansa, pequeño pollito"

Agendé el número de Jungkook entre mis contactos, un poco extrañada por la manera tan rara en la que se dirigió a mí. Me apresure para estar lista ya que Yoongi me esperaba en la puerta para ir conmigo a la escuela. Debo admitir que ha sido una semana muy cansada y un tanto diferente.

Como era el último día de la semana sabia que eso conllevaba más tareas, el fin de semana para mí sería un tanto difícil, había conseguido un trabajo de medio tiempo en una cafetería, el trabajo era mucho y la paga también, además de que me caía perfecto por los horarios y el dinero jamás estaba demás. Estaba ahorrando para que cuando el momento de abandonar el orfanato llegara, yo pueda pagar por mi cuenta un lugar para quedarme. Yoongi aún no sabía nada de mis planes, no habíamos hablado de mi futuro luego del orfanato, obviamente no tenía más familia, ni siquiera tenía una pista de la mujer que me había traído al mundo, una pena, pero hay cosas en las que la vida solo está siendo la vida y tenemos que aceptar.

Cuando llegamos a la escuela lo primero que hicimos Yoongi y yo fue pasar por el baño, yo pues por mi problema de periodo, el porque tenía que lavarse las manos, según lo que dijo. Cuando entre al baño no había nadie, era normal, siempre llegábamos evidentemente temprano a la escuela, y esto era por la extraña razón de que a Yoongi no le gustaba caminar en los pasillos cuando había demasiada gente. Me encerré en un cubículo y busqué entre mis cosas una toalla sanitaria, de manzanilla eran mis preferidas por su olor. Raro.

Mientras yo cubría mis necesidades la puerta principal del baño se abrió y entraron unas muchachas más, las oí hablar de mi.

— ¿Ya sabes que Arim, la sabelotodo de nuestro grupo, vive en un orfanato? — mi respiración empezó a ser agitada y pude sentir como empezaba a sudar helado, con temor a las burlas que se avecinarian.

— Sí, MinYoung lo público en Twitter. No sé que hace aquí, no es como nosotras. — otra de las chicas le respondió.

— ¿Pero qué tiene de malo? — había una tercera que preguntó con temor — es un ser humano.

— Por Dios Hanna, estaríamos revolviendo a la basura con el oro — Hanna no era de nuestro grupo, estaba en el aula B, sabía de ella porque era así como una reinita en la escuela. Amable, bonita e inteligente, en otras palabras el orgullo de la escuela.

— Ella ha estado aquí por mucho tiempo, jamás ha sido un problema, uno no pide en que condiciones venir al mundo. — sus palabras llenas de amabilidad casi calman a mi lastimado corazón.

— Hanna, jamás será realeza, tu eres hija de un hombre importante, ¿cómo podrías juntarte con ella? — pregunto una de ellas con asco.

— Se ve linda, he cruzado algunas palabras con ella. MinYoung no debería de hablar de nadie, tiene cola que le pueden pisar.

— No entiendo como es que Soojin es tu amiga — así que Hanna también era amiga de Soojin.

— Ya no es mi amiga.

— Como sea. Vamos. — las tres salieron y unos segundos después yo también salí del baño.

Preocupada caminé por los pasillos y sentí la mirada de todos sobre mi. Llorar no era una opción justo ahora. Asustada y nerviosa llegue hasta mi sección, Yoongi ya estaba sentado mirando fijamente hacia mi, con la mirada enojada y fría, como era de suponer todos murmuranban cuando puse el primer pie dentro, pequeñas risas por un lado y por otro se podían escuchar, pero sobretodo la mirada de MinYoung era una combinación de maldad y satisfacción. Rígida avance hasta mi silla, del otro lado estaba Jungkook que miraba y escucha todo con expresión confundida.

— No los escuches Ari. — Yoongi me habló al oído pero ya era demasiado tarde — solo quiere molestarte.

— Yoongi — murmure con claras intenciones de llorar — ¿por qué me odia tanto?

— Cariño, puede odiarte toda la escuela y todo el mundo, pero mientras yo viva contarás con mi amor por sobre todas las cosas. — en un intento de aliviarme Yoongi beso mi cabeza.

Sentí mi teléfono vibrar justo cuando el profesor entraba al salón y mandaba a todos a callar.

Jeon: "No dejes que te molesten"

Jeon: "Yoongi y yo no lo permitiremos"

(...)

Desgraciadamente las horas de clase pasaron tan lentas que sentí que mi pecho se ahogaba y estuve tentada a decirle al profesor que me quería ir, además de que en toda la mañana sentí las miradas acusadoras de todos mis compañeros, miradas que se burlaban en silencio de mi situación como si yo tuviera la culpa de haber sido dejada en un orfanato.

Cuando el timbre sonó a la hora del almuerzo estaba tan inquieta y tan presionada por el temor de salir, Yoongi me tomó de la mano y empuñó la otra segura de que si alguien decía algo en voz alta el iba a encargarse de callarlo. Con miedo en mi interior segui a Yoongi hasta la cafetería donde en una mesa nos esperaba Jungkook, todos hablaban de mi cuando crucé las puertas, se reían, pero yo era la parte débil, decir algo o tratar de defenderme era absurdo.

— Sientate aquí, iré por comida — Yoongi me ordenó a que me quedara sentada — me encargaré de todo.

— Arim si dejas que te moleste le demostrarás que ha hecho lo que quería — la voz de Jungkook, también áspera ahora, sonaba con claridad y rotunda — sabes que estoy yo, y Yoongi  a nosotros no nos importa.

— Jungkook, no es tan fácil saber que todos hablan de ti y que no puedes hacer nada — le susurre a punto de ahogarme — es como si mil espinas se clavaran en tu corazón incapaz de dejarlo latir.

— No se como te sientes, pero puedo asegurarte que me tienes contigo para esto y más.

— No lo sabes, pero por alguna razón lo entiendes, Jungkook, yo no soy una mala persona — le dije con tristeza y miedo.

— Juro que lo sé, apenas hablamos esta semana por primera vez lo sentí y es por eso que creo que encajamos bien — su voz calmaba los latidos de mi herido corazón, pero no del todo.

— Gracias por no ser como ellos, tu tampoco mereces nada de lo que te esta pasando.

— Es diferente, yo pude haberlo evitado de haberme dado cuenta antes.

— Antes o ahora, el dolor es el mismo. Hay cosas que no puedes cambiar, aveces la realidad duele porque pega en lo más delicado del alma. — le sonreí, aunque sin fuerza, nada más para hacerle saber que todo estaría bien.

Los silencios con Jungkook no eran incómodos ni asfixiantes, eran solo silencios cargados de suspiros pero de amigables sonrisas. Y como las desgracias nunca venían solas, a lo lejos pude ver a Soojin acercándose a nuestra mesa como una llena apunto de cazar. Cuando estuvo frente a nosotros, Jungkook soltó un rugido, cual León, mostrando su desagrado.

— ¿Que quieres? — pregunto de mala gana.

— Hablar. — respondió como si nada pero con malicia — solo quería comprobar si los rumores eran ciertos.

— ¿Que rumores?

— Los rumores que afirman que ahora tu haces caridad y te relacionas con... — su mirada se dirigió a mi — plebeyos.

— No te jode, Soojin. No está nada relacionado con tu miserable existencia.

— Si sabes que ella es huérfana, ¿no? Acaso tus padres no te enseñaron que hay ciertos niveles de estatus que...

— ¿Estatus?, ¿de qué mierdas hablas? En todo caso, sería estatus del que tu no cuentas, porque si no estoy mal, también tienes un pasado un tanto penoso, Soojin.

— Cuida como me hablas.

— Te voy a hablar a como yo quiera, pero a Arim la respetas, porque ni por mil años llegaras a ser la mitad de lo que ella es. Te lo advierto, si vas por ahí, regando alguna mierda maliciosa con tu asquerosa boca sobre Arim, te arrepentirás — las palabras de Jungkook fueron fuertes y protectoras, sobre todo me hicieron sentir mejor.

— Te arrepentirás Jungkook — lo amenazo y se fue.

— Creo que me odia — le comente casual pero no indiferente.

— Está loca, no le hagas caso.

— Siento que todo se está acumulando justo en el último año.

— No te preocupes, todo estará bien. Yoongi y yo te cuidaremos.

— Gracias — aguarde silencio unos segundos con temor a mis siguientes palabras — ¿sabes?, jamás pensé que llegarías a ser mi amigo y mírate ahora, preocupado por mi y prometiendo que me cuidarás.

— Oye, me agradaste desde la primera vez, un poco rápido lo se, pero creo que las mejores relaciones se conectan de manera instantánea. — coloco un mechón de cabello justo detrás de mí oreja — Arim, te voy a cuidar.

Una lágrima quiso escurrirse por mis ojos pero simplemente no la dejé, aún con dolor en mi corazón le sonreí porque el lo merecía por darme el mejor regalo que jamás podría recibir, su protección.


🌧

Cuando íbamos camino a casa Yoongi se la pasó hablando de la sorpresa que le daría a la chica, de lo feliz que estaba y de como quería que ese día yo ni siquiera me apareciera por sus alrededores asegurando que me reiría de él. Estaba en lo correcto. Más que nada estaba feliz porque era la primera vez que lo veía de esa manera, tan emocionado por alguien, al menos uno de los tres no estaba sufriendo. Pensar en la felicidad de Yoongi me hacía sentir como una madre orgullosa.

Por la noche no hice mucho, era viernes por tanto podía descansar, pero la pesadez en mi pecho aún era fuerte, incluso Nana lo noto cuando entre a la casa, durante la cena estuve callada y dolorosamente tuve que mentirle acerca mi estado de ánimo por miedo a que se alterara y afectara incluso más su salud.

Sentia que justo ahora todo lo estaba perdiendo, todo lo bueno que alguna vez existió en mi vida se estaba llendo de mis manos, Nana y su enfermedad eran inevitables, la escuela me estaba destruyendo, ahora lo único que tenía era a Yoongi y como nuevo amigo, Jungkook.

Sonreí al recordarlo, por unos momentos hoy parecía feliz incluso cuando el también la estaba pasando mal,  sonrió por algunas veces, la manera en la que sus ojos se encogian y sus dientes salían a relucir me hizo pensar en un erizo, era raro lo se.

Pensándolo bien, Jungkook también era guapo, muy varonil, no tenía ese rostro delicado del que gozaba Jaehyung, él era diferente, tenía la mandíbula extremadamente marcada, su nariz aunque era pronunciada no estaba desproporcionada de las demás facciones de su cara, ademas, como agregado, gozaba de un corte de cabello que le favorecía y le daba ese poquito de inocencia,  una palabra lo definía, sublime. Era alto, musculoso y podía jurar que había visto un tatuaje en su cadera, pero a pesar de tener cuerpo de luchador, era el ser humano más dulce que había conocido.

¿Como es que estaba pensando de esa manera en el?, bueno, sabía a ciencia cierta que no me gustaba, mi corazón aún estaba enredado en Jaehyung y aunque eso dolía, tenía que superarlo. Porque me lastimó, se burló de mi, era tiempo de seguir adelante.

Jeon: ¿Te sientes mejor?

 
; Algo así. ¿Tu estás bien?
¿No puedes dormir?

Jeon: Solo quería desearte buenas noches.

; Buenas noches Jeon :)

Jeon: 😘

Dios, ¿de verdad envió eso? Ese maldito sticker estuvo presente en mi cabeza toda la noche.




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Por delante me gusta Jeon Jungkook:

Y por atrás también:

Tomen awita y no sean como Soojin🛐

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