𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 27
Jungkook;
Estábamos a mediados de octubre, el otoño ya había empezado y el ambiente estaba pintado de colores cálidos. De todas las cosas que miraba a mi alrededor pocas llamaban mi atención. Mientras más recordaba que pronto me iría todo aquello que parecía tener un encanto lo perdía.
Para mi suerte no me pasaba eso con Arim. Cada día que corría estaba más seguro de que estaba muy enamorado de ella, no había dudas, sin embargo, la preocupación de saber que pronto tendría que dejarla no se iba de mi pecho y me atormentaba cada vez más.
Aun no habíamos hablado de lo que iba a pasar con nosotros pero yo tenía claro que terminar la relación no era una opción. Por ordenes de mi mamá había empezado a empacar mis cosas puesto que ya faltaba poco para irme. Mientras guardaba mis cosas me encontré con la primera foto que saqué con Arim.
Ella y yo en la tienda, sonriendo juntos. Me quedé observándola por unos minutos, viendo su bonita cara y la manera en la que sonreía. Tan bonita y tan perfecta.
Todos los días extrañaría ver su cara y escuchar la manera en la que sonreía, incluso los momentos de silencio.
Mi mamá me dijo que si dos corazones estaban destinados a estar juntos se encontrarían siempre, en un mes o siete años pero no creo que ese sea mi caso, yo no estaba dispuesto a perder a Arim y no había necesidad de encontrarnos de nuevo, yo ya la tenía conmigo.
Puse la foto nuestra en medio de la maleta, no quería olvidarla. La puerta se abrió de repente.
— Pensé que estarías durmiendo — sonreí en dirección a mi papá.
— No puedo, mi mamá me obligó hacer la maleta — le dije sonriendo.
— Mujeres... — mi papá se sentó en la cama y miro la foto que tenía en la maleta — Es bonita.
— Mmm, es más que eso — mi papá se quedó observando la foto por unos momentos.
— Ya han hablado de lo que va a pasar, supongo.
— No tanto, ella trata de evitar el tema cada vez que yo quiero hacerlo. ¿Crees que funcione?
— Sin duda lo hará. A tu mamá y a mi nos pasó lo mismo, me separé de ella por una temporada, antes de conocerla tramite papeles para irme de intercambio al extranjero y cuando me dieron la noticia de que sí había sido aceptado me tuve que marchar. Tu mamá lloro un rato y yo lo hice también pero nos dimos cuenta que al estar separados las cosas se pusieron más fuertes — me acerqué a él y me sente a su lado mientras escuchaba con atención — Cuando volví supe que no había manera de no querer estar con ella por el resto de mi vida así que le pedí matrimonio.
— ¿Mamá acepto a la primera?
— No, es mujer, ellas quieren hacer todo más complicado, pero sin duda valió la pena porque acepto casarse conmigo luego de pedírselo diez veces.
— Sí, eso suena muy mamá — me reí por un momento — Yo en realidad si quiero que todo funcione.
— Lo hará, en muchas cosas eres como yo.
— ¿Cuáles?
— Te apasionas mucho por lo que quieres y no lo dejas hasta que crees que obtuviste suficiente, pero cuando se trata de mujeres... la cosa cambia. Se que no vas a dejar a Arim tan fácilmente.
— Puede que sea ella quien me deje. Puede que no quiera esperar por mi...
— Hijo, Seúl no está en otro continente, puedes viajar cada que tengas tiempo.
— No quiero pensar mucho en ello, si lo hago me voy a desesperar más.
— De todas formas te vas a casar con ella...
— ¿Tú, me ves casado? — le pregunté dudando un poco — Antes pensaba en el matrimonio...
— Honestamente sí, se te ve a leguas que estás enamorado. Lo vi en tus ojos el día que ella vino a casa.
Hace una semana traje a Arim a casa, me tocó amenazar a Somi con que se comportará para que Arim se sintiese cómoda. Para mi buena suerte todo salio bien, no hubo ningún inconveniente y Arim conversó a mena con mi familia.
— De todas formas aún hay tiempo — le dije dando una pequeña sonrisa — Me gustaría llevarla a un lugar en donde podamos estar solos.
— ¿Ah, sí? Espero y seas responsable, yo no quiero mas sustos...
— Las cosas aun no están en ese punto, papá...
— Puede, pero no hay que descartar la situación — mi papá se puso en pie dándome una pequeña palmada en el hombro — Te quiero hijo, procura ser feliz.
— Lo haré, papá.
Mi papá se fue de mi habitación quedándome solo por una vez más, pensando en que podía hacer para que Arim y yo compartieramos tiempo juntos.
Sabía que habían muchas cosas que le gustaban, la playa siempre era una buena opción para ella. Trataría de organizar algo verdaderamente significativo para nosotros porque si la tenía que dejar aquí en Busan al menos tendría que llevarme muchos recuerdos con ella.
Le pregunté que si hoy podiamos vernos pero me dijo que su mamá estaba en Busan y que estaban pasando tiempo juntas, sin embargo me dijo que me llamaría para salir luego.
Tener tiempo juntos esta semana fue muy difícil, la escuela estaba presionando y los exámenes finales cada vez eran más difíciles, y dado que habían adelantado el periodo de salida porque la nieve iba a llegar más pronto de lo esperado, los profesores querían cerrar el periodo de exámenes más pronto.
En medio del revoltijo de la semana olvide darle algo que había comprado para ella, ambos estuvimos muy ocupados y apenas podíamos saludarnos, así que ahora que ya habíamos finalizado por fin podía estar con ella, claro que la visita de su mamá retrasaba las cosas un poco.
Faltaba un cuarto para las ocho de la noche, aun era temprano pero no había recibido ni un solo mensaje de ella y aunque mi intensión era escribirle no quería sofocarla por mi evidente falta de paciencia.
Arim: Ya estoy en casa.
Se que te dije que podíamos salir pero supongo que ya es tarde
¿Quieres o no?
; Sí quiero
Demos un paseo nocturno.
Arim: :)
Te espero, hace frío afuera.
Sonreí por su preocupación con el clima. Tome una de mis chamarras y salí de mi habitación.
En el pasillo de casa estaba mi mamá tomando una taza de algo caliente.
— ¿Vas de salida?
— Sí, saldré con Arim — mi mamá sonrió y me dio un pequeño beso en la mejilla.
— Supongo que vas a venir tarde...
— No creo, Arim no puede regresar tan tarde a su casa.
— Abrígate bien, el clima está muy frio — asentí con una sonrisa en mi rostro. Me acerqué más a él y le di un pequeño beso en su frente — ¿Y eso? — preguntó extrañada.
— ¿Qué, acaso no puedo besar a mi mamá?
— Dejaste de hacerlo hace mucho — me dijo encongiendose de hombros — pensé que ya nunca más lo haría.
— Perdón, mamá. Sabes que te amo más que a nada en el mundo.
— ¿Más que a Arim?
— Más que a ella.
Sonriendo salí de casa y tomé mi auto. Conduje un poco rápido por las calles hasta llegar a la casa de Arim. Cuando llegué ella estaba fuera esperando con Yoongi a su lado.
Tan pronto como vio el auto salió corriendo hasta mi no sin antes despedirse de Yoongi.
— Hola — me saludó con un beso en la mejilla luego de entrar al auto.
— Hola muñeca — tomé su mano y la besé — ¿me extrañaste?
— Para nada... — dijo sonriendo.
Emprendí mi marcha mientras ella charlaba a mi lado de su cita con su mamá.
— Sus hijos y yo hoy hablamos por primera vez...
— ¿Y cómo fue? Espero y no te hayan hecho sentir incómoda.
— No, fueron amables de hecho... — volví a verla y tenia una mirada llena de esperanza en su cara — Tengo un hermano y una hermana.
— Me alegra que ahora estés más feliz por ello...
— En realidad estoy igual... antes nunca me hicieron falta, solo los veo como nuevas personas que estoy conociendo. Creo que a los únicos que he considerado familia es a Yoongi, Nana y la abuela.
— Nunca estuviste sola — le dije con una sonrisa en mi rostro — nunca vas a estar sola.
— Quien sabe... ¿Tú no te iras de mi lado?
— Jamás... puede que pronto no esté físicamente junto a ti, pero ya te dije que siempre puedes encontrarme en tu corazón de la misma manera en la que yo te encontré en el mío.
— Eres un cursi cuando te lo propones.
— Arim... sabes que tenemos que hablarlo, se que no quieres pero tenemos que hablar porque si no lo....
Me calló dándome un beso rápido en la boca.
— Lo haremos, pero no ahora — suspiré y asentí. Sabía que no había manera de hacerla cambiar de opinión — ¿A donde vamos?
— A cumplir uno de tus deseos — ella me miró sin entender — "una caminata nocturna" el deseo número trece.
— Ya vamos cerca del quince...
— No me iré sin que cada uno de ellos esté listo.
— Te creo...
Conduje por unos minutos más hasta que llegamos a una loma donde subiriamos caminando porque la vista desde ahí era magnífica. Le pedí que bajara del auto y tome su mano para empezar a caminar.
— Arim... — llamé su atención mientras ambos caminábamos — ¿Tú crees en el matrimonio?
— Sí y no. Verás, muchos han tomado ciertas palabras como juego, hay cosas que ya perdieron el sentido. No quiero ir al altar solo para que alguien me diga que me amará por todo la vida si luego va a romper la promesa.
— ¿Y si esa persona soy yo?
— Me gustaría que no dijeras esas palabras.
— ¿Qué te gustaría escuchar?
— Nada, hay muchos silencios que dicen más que cien palabras. Si eso pasara, quiero ver en tus ojos que de verdad me deseas y me quieres.
— Eres de lo que no hay — le dije riendo.
Faltaba poco para que llegáramos a la sima de la loma.
— Aquí fue donde me enamoré por primera vez... — le comenté sosteniendo su mano mientras le ayudaba a pasar sobre unas rocas.
— ¿Traes a todas tus novias aquí? — me preguntó con una sonrisa burlesca, tan característica de ella.
— No fue ese tipo de amor... — llegamos hasta lo más alto y escuche como soltó un sonido de encanto y sorpresa — fue amor visual.
Me quedé viendo la belleza de la ciudad de Busan. Se podía observar todo desde aquí arriba, cada edificio que brillaba, cada calle que recorría la ciudad, todo. Todas las luces de la ciudad se mezclaban para hacerle parecer que eran cientos de estrellas amontonadas entre sí, justo como la manera en la que brillaban los ojos de la niña bonita que tenía justo a mi lado.
— Es hermoso — Arim recostó su cabeza sobre mi hombro — Creo que yo también me he enamorado.
— ¿No crees que esto es muy cliché? Siempre es la típica situación en la que un chico lleva a la niña que le gusta a una colina a ver la ciudad.
— Los cliché no son malos...
— Tienes razón — me quede por un momento observando la ciudad. Ambos estábamos en silencio hasta que recordé que tenía algo para darle.
Mientras ella estaba tan ida observando todo yo aproveché para sacar lo que llevaba en mi bolsillo. Cuidadosamente tomé su mano y deslicé el anillo en su dedo. Cuando ella sintió lo frío del metal me observó de prisa, queriendo apartar la mano pero ya era muy tarde, el anillo ya estaba en su dedo.
— ¿Qué haces? — me dijo con aparente nerviosismo en su voz.
— Poniendo una promesa en tu dedo — aun me miraba confundida — No te voy a pedir matrimonio porque algo me dice que vas a decir que no, sin embargo me gustaría que tomaras ese anillo como muestra de seriedad a lo que siento por ti.
— ¿Por qué siempre dices tantas cosas?
— Lo siento. Lo que trato de decir es que probablemente aunque esté lejos no vas a librarte de mi y que no importa que pase yo ya te hice una promesa que llevaré hasta el final.
— Andas muy romántico estos días.
— ¿La aceptas o no?
— Ya está en mi dedo y por siempre en mi corazón.
No pude evitar besarla, ambos sabíamos que no importaba que pasara íbamos a estar juntos aquí o a mil kilómetros de distancia.
— Ven a pasar un fin de semana conmigo — le dije en medio de nuestro beso.
— ¿A dónde?
— No preguntes solo dime que sí. Un fin de semana tu y yo solos, Arim — me miró con duda en sus ojos — Di que sí...
— Sí...
Volví a besarla, aun no tenía ni una maldita idea de a donde podría llevarla, pero estaba seguro que si me esforzaba encontraría la manera de tener el fin de semana más inolvidable con ella, tratando de almacenar tantos recuerdos como fuera posible puesto que me servirían para recordarla una vez que me alejé de ella.
Nos quedamos abrazados por mucho tiempo, solo viendo a nuestro alrededor, comprendiendo que no había manera de que nuestros corazones no permanecieran juntos por la eternidad.
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