𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 24
Arim;
Días después.
Mamá había llamado, me pidió que nos reunieramos porque ella estaba de visita aquí en Busan, según porque su mamá aún vivía aquí y de vez en cuando hacía pequeñas visitas a la ciudad. Con los nervios de punta le dije que sí, que eso sería una gran idea.
Por supuesto le dije a la abuela, estaba bajo su dominio y siempre era bueno mantener la confianza de decirle lo que hacía.
Por ejemplo, hace dos días me encontró en una posición comprometedora con Jungkook, fue su culpa. Al pensarlo no podía evitar que mis mejillas se volvieran rojas de la vergüenza, por la risa de la abuela y por la cara que me hizo Yoongi.
●
— Entonces vamos a estudiar juntos, ¿cierto? — estábamos apenas saliendo del salón de clases — No puedes decir que no.
— Yo en ningún momento te he dicho que no — le dije, riéndome por su entusiasmo.
Hoy Yoongi no vino a la escuela, se sentía mal así que la abuela le sugirió quedarse en casa para descansar, a la abuela pudo mentirle, pero yo sabía que detrás de eso había algo más fuerte, y algo me decía que tenía que ver con Hanna.
— ¿Vamos ahora, o llego más tarde? — me preguntó.
— Vamos ahora, ando tan cansada que puede que caiga dormida nada más llegue a casa. Además, así aprovechas y le das las flores a Yoongi — Hanna, preocupada por mi amigo le mando flores para su recuperación. Mi amigo no necesitaba sus flores, el necesitaba un beso.
— Hanna tiene muchas ideas — me dijo riendo — ¿cuando tu me darás flores?
— Nunca, Jungkook — me apresuré para dejarlo atrás, obviamente me siguió.
Cuando llegamos a casa, Yoongi estaba en la sala comiendo frituras y jugando, mientras acariciaba a pancho, el gato más antipático y grosero del universo. Nadie se le podía acercar, solo Yoongi.
— Holaaaa — grité cuando me acerqué a mi amigo — ¿Cómo estás?
— Bien, aburrido como una ostra — Jungkook se acercó a mi y le dio la mano, también le mostró laa flores — Aun no he muerto — dijo Yoongi viendo las flores.
— Te las manda tu novia — cuando Yoongi escucho eso se puso colorado como un tomate.
— ¿Por qué no vino?
— No se, hombre, mi trabajo era darte las flores — Jungkook me tomó la mano — Ahora si nos disculpas, ella y yo estaremos arriba.
— ¡Estaré aquí abajo! Cuidadito — nos gritó.
Subimos hasta mi habitación, Jungkook se desprendió de su camisa de uniforme.
— Ahora sí, a lo importante — me dijo. Se acercó a mi como un león.
— ¿Que-qué haces? — le dije retrocediendo hasta quedar en la esquina de mi escritorio.
— Hoy no pude darte un beso — puso sus manos en mi cintura y me levantó hasta ponerme sobre el escritorio — Y dado que estamos solos...
— Yoongi esta aquí...
— Ya me ha visto dándote un beso — me dijo. Acercó su boca a mi cuello y empezó a olerlo — Solo voy a hacer eso.
— Obvio que solo vas a hacer eso — le dije, muy nerviosa — ¿cierto?
— Puede que por ahora sí, mañana no sé — susurró contra mi oído, en el tono más grave que alguna vez había escuchado. Sentí sus dientes contra el lóbulo de mi oreja — Llegará un día día el que reclamé cada parte de ti.
— Para, por favor — le pedí, empujando su cuerpo con mis manos.
— Luego de mi beso — su aliento chocó con el mio, dándole paso a los primeros roces.
Solo me dio tiempo de suspirar, porque sus labios atacaron los míos, fuertemente, demandando más. Me mordió, muchas veces, y como toque final metió sus manos bajo mi trasero y lo apretó.
— ¡Jungkook! — me aparté de él con las mejillas rojas — No hagas eso.
— Me encanta ponerte acalorada — me dio otro beso y no quito sus manos de mi trasero.
Estábamos tan comprometidos besándonos que no escuchamos cuando la puerta de mi cuarto se abrió, solo escuchamos como alguien sonaba su garganta. Aun sin dejar sus labios voltee a ver y la abuela estaba ahí. Abrí mis ojos desmesuradamente y de una patada aparte a Jungkook. Cayó al suelo, quejándose de dolor con sus manos en la entrepierna.
— Abuela — le dije avergonzada.
— Yoongi me dijo que estaban estudiando, pero dudo mucho que haya una clase en la que tengan que pasarse casi un litro de saliva — mi fiel amigo estaba tras ella, sonriendo a más no poder — En fin, creo que ya se han manoseado lo suficiente. Compré comida en la calle, bajen a comer.
Se fue y cerró la puerta. Jungkook aún estaba en el suelo.
— ¿Ahora dime como voy a darte hijos? — me acerqué a él, y trate de disculparme.
— Lo siento — él se levantó, parecía estar mejor.
— Sí querías tocarme pudiste haber utilizado tus manos...
— Cierra la boca.
●
Estúpido Jungkook. Todos estos días la abuela había estado sobre mi riéndose por la manera en la que nos encontró y Yoongi no se quedaba atrás.
— Enana, tu novio está aquí — Yoongi entro a mi cuarto y paso directo hasta mi cama — Tu cama es suave, sin embargo tu y Jungkook prefirieron ese incomodo escritorio el otro día.
— Cierra la boca, Yoongi. Sólo fue un beso.
— Fue más que eso. Te esta esperando abajo, ¿hoy es su cita? — me preguntó.
— Bueno, no teníamos una fecha en sí, aun así no creo que haya venido por eso — me puse de pie para fijarme en mi aspecto.
— Te ves bonita, Arim. No tienes que fijarte en tu aspecto — él sostenía su cabeza sobre su mano derecha, dándole aprobación a mi apariencia.
— Gracias Yoongi — Busqué entre mis cosas una liga — Por cierto, ¿ya arreglaste las cosas con Hanna?
— Algo así. Al menos volvió a hablarme — lo quedé viendo con ternura por la manera en la que lo decía — Creo que la extrañaba.
— Estas enamorado.
— Igual que tu — se puso de pie y empezó a caminar hacia la puerta — Date prisa, Jungkook parece ansioso.
Me apresuré y baje las escaleras. Cuando estaba ya casi cerca de llegar me fije en lo perfecto que es Jungkook, tiene un físico envidiable, la mandíbula muy marcada, grandes músculos y una nariz prominente, exacta para darle un beso. Era guapo y buen niño, un dos por uno.
Cuando me miró me sonrió, de esa maldita manera en la que solo el podía hacerlo, dulce y traicionera, porque te dejaba aturdida porque no comprendía como podía haber tanta belleza en un solo ser humano.
— Hola, mi ángel — me dijo cuando llegué hasta él. Puso sus manos en mi cintura y me apretó en un abrazo fuerte.
— Veo que me extrañaste — le dije riendo.
— Te extraño todos los días, Arim — me dio un beso en la frente y me llevó hasta la puerta.
— ¿A dónde vamos?
— Es una sorpresa. ¿Te gustan estar conmigo, cierto?
— Me encanta — le dije sonriendo feliz.
— Bien, pues vamos. Hoy estarás conmigo toda la noche.
☁️
Media hora más tarde llegamos a una tiendita que estaba en el centro de un mercado, era rosa por todos lados y tenía como logo las orejas de un conejo formando un corazón. Tierra de Oz. Al parecer era una tienda de cosas sin sentido, porque no había un tema en específico.
La tienda por si sola era hermosa, pero más que eso lo que llamo mi atención fue un letrero gigantesco que decía "Bienvenida al deseo número 8 y 9"
— ¿Qué es eso? — le pregunté emocionada.
— Otro de tus deseos ñoños — me dijo mientras reía — Tener una cita de verdad — me sonroje — Y el número nueve — no se de donde sacó una bolsa azul con un moño blanco y me la entrego — Usar camisas a juego.
Abrí la bolsa apresurada y me encontré con una camisa de color azul tenue, en el centro tenía el dibujo de la luna llena, tan bonita y una frase que decía "la bendición del eclipse total" no entendí que significaba hasta que el se sacó la chamarra que llevaba y me mostró su camisa. Él tenía la imagen del sol, y al parecer su camisa completaba la frase "me trajo la luz de mi propia luna"
— La frase...
— Fue idea de mi hermana — estaba nervioso — Pero por si las dudas, sí eres mi propia luna.
— No te voy a decir que tu eres mi sol. Mis deseos pueden ser muy cursis pero esto va más allá de eso — me puse la camisa para estar como él.
— Hay que tomarnos una foto — asentí entusiasmada y me acerqué a él para la foto.
Por unos instantes me perdí en su sonrisa y sus ojos, siempre brillaban como miles de luciérnagas, era tan bonito.
— Pégate más que mi — paso su mano por mi cintura y yo trate de abrazar su cuello mientras el sostenía el celular con su mano libre — De paso, dame un beso.
— Pides mucho, Jeon — él no solo tomo una foto, tomó muchas, en diferentes ángulos y con diferentes caras.
Dijo que su favorita fue en la que él me robo un beso, mi cara salía distraída y mientras el tenía sus ojos cerrados.
— La usaré de fondo de pantalla — empezó a trastear su teléfono — me gusta mucho.
— Tu me gustas a mi — las palabras salieron suave y esta vez sin temor.
— Di eso de nuevo — me pidió, olvidando su teléfono y dándome toda su atención — Dilo.
— Me gustas, Jeon Jungkook — el estaba sonriendo, como bobo.
— Es un alivio poder escucharlo de tus labios — capturo mi rostro con sus manos y deposito un pequeño beso en mi nariz — El otro día te dije que sería todo lo que tu quisieras, pero vamos a ir por algo más serio.
— ¿A que te refieres?
— Me refiero a que necesitamos llegar a algo más formal, ya sabes...
— No he oído la pregunta — le dije, cruzando mis brazos.
— Si sigues caminando...— empezó a guiarme por todo el espacio de la tienda en la que estábamos — Mira a tu derecha — voltee y vi un crucigrama.
— ¿Vamos a jugar?
— No, tu lo harás — me dio un lápiz — Diecisiete letras, cuatro palabras. Una pregunta que se utiliza para algo formal entre dos personas que se quieren.
Ya sabía que era. ¿Quieres ser mi novia? Fui hasta donde estaba el papel y escribí la pregunta, en la parte de abajo habían dos opciones, marqué el lugar donde decía "Sí" y sonreí en dirección a Jungkook.
— ¿Por qué eres tan raro hasta para decirme eso? — él se pegó a mi y me besó rápidamente.
— Porque eres una chica diferente y mereces cosas diferentes, ¿no está genial?
— Mi novio es más genial.
— Que bien se escucha eso — me dio otro beso suave — Arim, hay algo más...
— Sí es sobre tu oportunidad en Seúl, no vas a renunciar a eso — mis ojos se pusieron llorosos — yo voy a estar aquí esperando por ti.
— ¿Donde estuviste todo este tiempo?
— En Narnia — ambos empezamos a reír, porque esa era la mejor parte de nosotros.
☁️
Fue sin duda una noche mágica, ambos pasamos en la tienda, comiendo mucho y riéndonos de los comediantes que subían a dar unos chistes más bien cuestionables. Estuvimos la mayoría del tiempo tomados de la mano, de vez en cuando el me besaba y me decía lo feliz que estaba.
Aun había cosas por pensar, salir en una relación no era algo fácil, sobre todo porque él hace muy poco había sido roto en una, y aunque confiara en que yo no le haria eso siempre existía la posibilidad de un fallo y de imponer dolor.
— Vamos, dilo — Jungkook me habló mientras íbamos a casa — Se que pasan muchas cosas por esa cabecita.
— Una sola pregunta. ¿Haces esto con total seguridad?
— Ni siquiera lo he dudado — me dijo sincero — Se que puede ser pronto, hace poco me hicieron mucho daño, pero Arim, increíblemente, a pesar de que sabía que podía sanar solo, tu y tu risa, tus palabras y tu belleza se metieron en mi vida y no quería perder la oportunidad de estar contigo.
— Eso fue lindo, Jungkook — sequé una pequeña lágrima que escurría por mi mejilla — Nunca voy a olvidar esta noche.
Jungkook aparco el carro frente a mi casa.
— Ah, Arim, una cosa más — se desabrocho su cinturón y se acercó a mi. Me dio un beso largo y tendido, saboreando mis labios y dejando que yo hiciese lo mismo con los suyos — Te quiero.
Salí del auto de Jungkook con las mejillas calientes y mi corazón palpitando fuertemente. Oficialmente novios. Bien hecho Arim.
Fui hasta mi cuarto y para callar mis gritos de alegría puse una almohada sobre mi boca, sacando toda la emoción que había en mi pecho.
Jeon: Buenas noches, novia.
¿Qué me estás haciendo?
☁️
Era un domingo a las tres de la tarde y yo estaba esperando a que mi señora mamá llegara al café en el que habíamos quedado de vernos. Hoy en la mañana me llamó y me pidió encontrarnos, no pude negarme a pesar de que le había dicho a Jungkook que pasaría la tarde con él, sin embargo no hubo problema porque el mismo me animo a asistir.
Aun no me acostumbraba a la idea de que eramos novios.
— Hola — Yarim se sentó frente a mi, luciendo tan guapa como siempre — Lamento la tardanza.
— No te preocupes — sonreí en su dirección y le acerqué el vaso de jugo que había pedido para ella.
— Gracias. Es un gusto verte de nuevo, no sabes la alegría que sentí cuando me dijiste que si querías verme.
— Supongo que la alegría fue mutua.
— No te voy a negar que pensé que me odiabas — agachó su cabeza mientras meneaba la servilleta en sus manso — Se que tu vida no ha sido fácil.
— No, pero no ha sido horrible. Se que puedes pensar que crecí desprotegida pero no fue así, en el lugar en el que me crié habían muchas personas que me cuidaban. Sobre todo Nana.
— Eso me da más tranquilidad. Se que puede sonar hipócrita, pero siempre quise saber de ti y de si estabas bien.
— Estoy aquí, estoy bien — con cuidado guíe mi mano hasta donde estaban las suyas y las apreté — Olvidemos el pasado y hablemos del ahora.
Me dio una sonrisa, y creo que una buena parte de mi vida empezó con eso.
Hablamos mucho, de todo, de las cosas que nos gustaban y de las que nos atemorizaban. Descubrí que es amante del Rock y que su sueño siempre fue ser modista. Yo le conté un poco sobre mi y de como fue que crecí, en medio de todo eso salio la platica de Jungkook, ella se alegro y me dijo que el amor en la primera etapa era lo más bello que se podía sentir.
No quise profundizar sobre mi tema amoroso, porque tenía muchas preguntas para ella. Me habló de sus hijos y de lo que hacían, ambos aún estaban en la primaria, me habló de su marido y de la manera en la que lo conoció. Fue tanto, sus palabras y sus gestos eran una copia exacta de los míos, de lo que yo era, y que a pesar de que no crecí con ella siempre llevé su rostro en mi.
☁️
Jungkook se ofreció a recogerme por el centro, pero no sólo hizo eso, también insistió en que diéramos una vuelta nosotros dos. Le dije a la abuela lo que había pasado, me dijo que a pesar de no tener sangre que nos uniera ella estaba de acuerdo y que esperaba responsabilidad de mi parte.
— Me gustaría llevarte a cenar a mi casa un día de estos — él y yo estábamos caminando por una calzada, tomados de la mano.
— ¿No me van a odiar?
— No, no tienen porqué. Me gustaría decirles que eres mi novia.
— Solo han pasado veinticuatro horas — observé las luces de la calzada y la maravilla de los árboles — sin embargo se siente como una eternidad.
— Talvez en nuestra vida pasada fuimos amores que no pudieron estar juntos. Sí es así, me gusta saber que las elecciones de mi otro yo fueron buenas.
— A veces me pregunto de donde sacas tantas cosas.
— Leo poemas todos los días, solo para ti.
— No puede ser...
Seguimos caminando, hablando de nosotros y de los planes que teníamos. Aún no hablábamos del rumbo que tomaríamos una vez el se marchara a Seúl, sin embargo ambos sabíamos que cualquier puerto era estar juntos. Dos corazones destinados a ser pueden pasar por el desierto y florecer. El amor es sufrido, todo lo espera y todo lo soporta.
Una anomalía por completo.
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Espero y les guste.🥰
Gracias por el apoyo.
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