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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 15

Arim;

De camino a casa, en el auto de Jungkook, solo había silencio, pero no era incómodo. Honestamente no quería hablar mucho sobre lo que había pasado, en mi mente solo estaba el hecho de que pude haber muerto ahogada.

Entendía la furia de Soojin conmigo, pero el enojo ridículo que sentía Somi era preocupante. Ella ni siquiera me conocía pero hacía lo mejor de ella para poder odiarme.

Sabía que Jungkook estaba apenado, pero no era su culpa, al contrario yo estaba agradecida con él por haberme salvado, no morí gracias a él.

El auto se detuvo frente a mi hogar, y aunque hice el intento de salir Jungkook me lo impidió.

— Arim...— su mano estaba sobre el brazo con el que yo intentaba desabrochar mi cinturón de seguridad — ¿Podemos quedarnos un ratito más aquí?

— Yo...bueno — quería decirle que no, pero sus ojos me impedían hacerlo —...está bien — acepté al final, porque una parte de mi también quería estar con él.

— Prometo que voy a recompezarte lo que pasó — se veía muy culpable, pero ninguno de los hechos fue por él — mi hermana fue grosera, pero yo no debí dejarte sola.

— Oye, no es tu culpa — me asegure de que sus ojos estuvieran pendientes de los míos — al contrario de ello, tu me salvaste, y estoy muy agradecida por eso.

— Siempre tratas de acomodar las cosas para que los demás no sientan culpa.

— Esta vez en verdad no fue tu culpa — inconscientemente con mi dedo acaricie su mejilla. Jungkook cerró los ojos, talvez disfrutando de mi toque — paraces un gato.

— Me gusta, tus manos son suaves.

— ¿Qué harás este fin de semana?

— Arim, sabes que hoy es sábado ¿verdad?

— Sí, me refiero al fin de semana que viene — me miró extrañado — ¿estás libre?

— Sí, ¿Quieres esclavizar mi cuerpo acaso?

— No, no por ahora. En realidad quiero que me acompañes a buscar a mi mamá.

— ¿De verdad?

— Sí, nana está empeñada en ello. También le diré a Yoongi.

— ¿Sabes donde buscar al menos? — sus dedos estaban sobre el volante de su auto, tamborileando sobre el.

— Se que ella vive en Seúl. Se llama Yarim — en mi mente, yo confiaba con que eso fuese suficiente, porque no tenia más.

— Mi mamá es de Seúl. Si te sirve de algo, conozco muy bien la ciudad.

— Eso es de mucha ayuda — le sonreí — gracias.

— Gracias a ti por incluirme en tus planes.

— ¿Cómo no hacerlo?

Sin querer, Jungkook ya se había transformado en parte de mi vida, solo habían pasado unas cuantas semanas para saber que él y yo estaríamos juntos por mucho más tiempo.

Me gustaba la sensación de saber que él y yo éramos cercanos, la confianza que él transmitía y la honestidad con la que iba por la vida, te hacia pensar y desear ser un ser humano como él.

Yo me sentía cómoda a su lado. En un punto pensaba que las personas que te gustan tienen que hacerte sentir mariposas o algo más fuerte, pero en realidad lo que más gustaba era la calma que solo la persona correcta te hacia sentir.

Yo aun no sabía a ciencia cierta que era lo que estaba sintiendo por él, solo habían pasado unos día desde que sentí el toque de sus labios, pero para mi eso ya era más que suficiente. Trataba de encontrar el punto de partida, pero su amabilidad y sencillez hacia que todo se nublara y que mágicamente, mi progreso en descubrir lo que sentía, se reiniciará, porque cada día el me daba más motivos para creer que probablemente me gustaba. Talvez mucho.

☁️

Eran un poco más de las dos de la mañana, cuando un alboroto se escuchaba fuera de mi habitación.

Me levanté de la cama asustada y abrí la puerta. Todos corrían de un lado a otro, unos lloraban, entonces fue cuando mi corazón lo sintió. Nana.

Sin siquiera tomar mis pantuflas, corrí por el pasillo en busca de su habitación, esperando que fuese solo una falsa alarma. Deseaba tanto con mi vida encontrar un escenario diferente, esperaba encontrarla a ella dormida plácidamente en su cama. Pero no, el doctor estaba dentro, tratando de hacer muchas cosas para salvarla.

La maquina que estaba conectada a su cuerpo lanzó el sonido más terrorífico de todos. Un profundo ¡Beep! Inundó la habitación. Se había ido y no pude decir adiós.

En ese mismo instante me lancé a llorar, porque hoy, junto con ella, moría la parte mía en la que solo existimos ella y yo. Porque me cuido desde pequeña. Me enseñó como usar del baño, también a como ponerme una toallita sanitaria cuando mi periodo vino por primera vez. Me dio las lecciones de vida más importantes, enseñándome que para ser amada no necesitaba tener origen importante. Me dio la fuerza y valentía para crecer sola. Pero hoy, pensando estar preparada para su partida, me doy cuenta que no es así.

Nunca estas preparado para decirle adiós a un ser humano al que amas.

No pude despedirme, ni decirle lo mucho que le amaba, tampoco pude mostrarle lo importante que era para mi. Pero en mi corazón siempre estarían los momentos que viví junto a ella, aquellos espacios de tiempo que no pude congelar para vivirlos para siempre, para escuchar el sonido de su risa continuamente y para no olvidar el toque de sus manos sobre mi piel.

Ya no quedaba nada, ella estaba inerte sobre la cama, porque su alma se había ido, seguramente al cielo, porque en esta tierra fue un ángel, mi ángel.

— Vamos, Arim, levántate — la voz mandona de la señora Choi por primera vez se escucho con dulzura — necesitan preparar su cuerpo.

— No puedo señora Choi — mis ojos talvez estaban muy hinchados y mi voz estaba distorsionada por el llanto — quiero quedarme con ella.

— Mi niña, no puedes estar aquí.

— No quiero dejarla.

Ella me miró con lastima, también sus ojos estaban cristalizados, y probablemente no se había largado a llorar aún porque ella era la fuerza del lugar, era la única que aún no lloraba y consolaba a las que sí lo hacían.

— Vamos, necesitas cambiarte.

La señora Choi, a como pudo me levantó del piso, tratando de soportar mi peso. Pasó a paso me llevó a mi habitación y me ayudo a sentarme sobre la cama.

— Ten — me dio un sobre de color rosa — La señora Kwon la escribió para ti. Léela ahora si quieres.

— Lloraría de nuevo incluso si solo veo su letra.

— Yo sé, Arim. Se lo mucho que la querías, se que ese sentimiento no era solo por parte tuya, porque desde que viniste aquí, ella solo tenia ojos para ti. Jamás le importaron las demás niñas, siempre fuiste tu.

— Eso solo me hace sentir peor — me acosté sobre la cama, con la carta en mi mano — ¿me dejas sola?

— Tomate el tiempo que quieras. En la mañana será su sepelio.

— ¿Tan pronto?

— Ella lo pidió. Ya sabes como era.

Lo sabía, no le gustaban las despedidas, no le gustaba dar el último adiós a nadie, siempre pensaba que era mejor salir en silencio porque así se sufría menos.

En silencio y sola en mi habitación, rasgue el papel de la carta, notando en primera instancia la letra tan bonita de nana.

Arim,

Desde pequeña siempre fuiste la luz que necesitaba, recuerdo el momento exacto en el que llegaste a este lugar, estabas tan pequeña y frágil, pero eras tan bonita.

Recuerdo claramente los días de tu niñez, recuerdo que eras muy lista, y siempre ayudabas a todos, incluso animales. Recuerdo la vez que salvaste a una pequeña rana que encontraste en el arroyo y como a pesar de que era el animal más feo que yo alguna vez había visto tu pudiste salvarla. Fuiste premiada con eso, un corazón que da fortaleza a aquel que no la tiene.

Siempre fuiste tan inteligente y llena de vida, aun lo eres, recuerdo el amor con el que mirabas a Yoongi, o el amor con el que mirabas a las espantosas botas marrón que nunca te quitabas y como en lugar de preferir jugar en el sol, tu amabas jugar bajo la lluvia.

Cuando descubrí que estaba enferma, tu fuiste la primer persona que vino a mi mente, porque a pesar de que tu no sabías dar consuelo, te convertiste en el mío desde el primer momento en el que te vi. La única cosa que extrañare de la tierra serás , porque siempre has sido tu.

Gracias mi niña, gracias por darme un ser al cual amar. Te amo con todo mi corazón, puede que no tengas mis ojos, o el color de mi piel, y puede que en tus venas ni esté mi sangre, pero siempre tendrás mi corazón.

Psd: Nunca te rindas. Busca a tu mamá, ella podría estar más cerca de lo que crees.

Con amor, Nana.

Aun abrazando la carta, lloré más fuerte, porque definitivamente no estaba preparada para dejarla ir, porque todas las cosas que mencionaba en su carta solo me hacían recordar lo afortunada que había sido por tenerla por un tiempo conmigo.

No importaba donde yo estuviera, incluso si encontraba a mi verdadera mamá, Nana siempre sería todo para mi.

No se por cuanto tiempo más estuve llorando, pero se que fue mucho. El sol ya estaba calentando. Unos pequeños golpes en mi puerta me hicieron volver a la realidad, la realidad en la que yo tendría que vivir sin Nana.

— Arim... — mis ojos se encontraron con Yoongi, de pie en la puerta y con sus manos metidas en sus bolsillos.

— Yoongi... — No pude resistirlo y salí corriendo hasta él. Lo abrace tanto como pude, porque él era lo único que me quedaba.

Yoongi me consoló y me abrazó fuerte, susurraba a mi oído que todo estaría bien, que él y su abuela cuidarian de mi, que mientras él existiera nada me pasaría, nada me haría falta. Y le creí, porque siempre podía confiar en Yoongi.

☁️

El sepelio de nana fue triste, porque aunque aún no estuviéramos en invierno, el cielo estaba nublado y todo era gris. No habían muchas personas, de hecho no había nadie de su familia.

— Yoongi, ¿Crees que hay un más allá?

— Depende de la creencia que tenia nana — yo estaba arrecostada a su hombro — pero definitivamente ella esta mejor que nosotros ahora mismo.

— La voy a extrañar mucho...

— Todos lo haremos.

Todo fue muy rápido, ni siquiera estuvimos tanto tiempo en el cementerio y de camino Yoongi se ofreció a llevarme hasta casa.

Cuando llegamos hasta el parqueo del orfanato, Jungkook estaba ahí con su auto. Cuando me vio, salió corriendo hasta donde yo estaba y me abrazó profundamente.

— Lo siento tanto, tan jodidamente tanto — su abrazo era reconfortante y cálido, por un momento logró hacerme sentir bien — lamento no haberte podido acompañar pero hasta ahora estoy teniendo mi celular de vuelta.

— Ya estas aquí, y eso es todo lo que está bien...

Me dio un beso en la cabeza y aun no dejaba de abrazarme. Que bien se sentía el afecto que otros podían dar, que bonito se sentía saber que te querían o que de verdad importabas.

Jungkook y Yoongi me acompañaron por mucho tiempo, estaban ahí junto a mi escuchandome llorar, pero nunca se cansaron de oírme hablar de nana, solo escuchaban, y me abrazaban cuando miraban que ya no podía.

Yoongi se fue primero, dejandome sola con Jungkook.

— Arim, no quiero que estés sola ahora. Me tienes a mi y sin duda a Yoongi.

— No se que hacer, ella era todo para mi — puse mi cabeza sobre mis brazos, arrecostandome en mis piernas.

— Ni siquiera se que se siente perder a alguien a quien amas, pero no importa lo que pase, yo voy a estar todavía contigo.

El me acercó a su cuerpo, recibí su calor y su amor, todo lo que necesitaba y se sentía tan bien.

☁️

Era oficialmente el lunes más terrible de mi vida, me dolía la cabeza por quedarme toda la noche llorando y lamentandome no haber podido estar con nana en sus últimos minutos de vida. Pero la vida seguía, y yo tenia que ir a la escuela.

Ausentarme era algo que podía ser considerado aceptable, pero si me quedaba aquí, todo sería peor porque estaría pensando constantemente en nana, porque todo este lugar me recordaba a ella.

Como de costumbre Yoongi pasó por mi, en el camino el trato de hacer algunas bromas, pero honestamente se le daban fatal, sin embargo me hizo reír. Tenía muchas cosas en mi cabeza, todo daba vueltas y de momentos quería olvidarme de que existía.

En la puerta de la escuela Jungkook nos esperaba, en su mano llevaba una bolsa de color púrpura.

— Hola, Arim — se acercó a mi, y me dio un abrazo y su característico beso en la frente.

— Hola... — traté de sonreír, pero estoy segura de que lo único que salio de mi fue una simple mueca.

— Sigo aquí — la voz de Yoongi partió nuestra burbuja — Tienes que saludarme a mi también, Jeon.

— Hola, Yoongi — Yoongi le dio una sonrisa y choco el puño con el de Jungkook.

— Bien, me voy a adelantar, porque algo me dice que van a empezar con sus cursilerias — nos dejó a los dos solos por un momento, pero también empezamos a caminar.

— ¿Estás aún triste?

— Sí, pero supongo que es normal — Jungkook asintió — ¿qué traes en la bolsa?

— Ah, sí, casi lo olvido — vio a la bolsa con una sonrisa y después sus ojos se movieron a mi cara — es para ti.

— ¿Para mi? — sonreí, porque esta vez el sentimiento de calidez que sentía cuando estaba a su lado, despertó otras emociones de las que aún no estaba segura.

— Sí, es algo más que estaba en tu lista. Lo compré ayer — mis ojos se abrieron y rápidamente miré dentro de la bolsa.

— No... — estaba sorprendida por lo que estaba en el interior.

Deseo número tres: conseguir un peluche de Doraemon.

¡Es perfecto, Jungkook! — saque al peluche emocionada de la bolsa y lo abracé — pensé que estaban agotados aquí en Busan.

— Bueno, yo conozco a un amigo, que conoce a un amigo, que conoce a otro amigo que tiene una tienda. Casi fui hasta la otra punta de Busan, pero lo conseguí, y valió la pena porque tu sonrisa es ahora magnífica — mis mejillas se pusieron coloradas y el calor estaba presente en mi cuerpo.

En un impulso me acerqué a él para besarle la mejilla, pero en ese mismo instante el se movio y mis labios no chocaron con su mejilla, mis labios chocaron con la comisura de sus labios. Tan rápido como lo sentí me alejé.

— Lo siento — sentía vergüenza.

— Yo no — él, como si nada, me tomó de la mano y me guió por los pasillos.

Entramos al salón unos minutos antes de que el timbre de entrada sonara. En mi lugar me esperaba MinYoung.

— No molestes hoy, MinYoung — Jungkook se acercó a ella antes de que yo lo hiciera.

— No lo haré, pero quiero hablar con Arim.

Los ojos de Jungkook se movieron hasta donde yo estaba y asentí.

— Te estaré vigilando. — Jungkook se fue hasta su lugar, y yo me preparé para escuchar lo que sea que ella quería decirme.

— Arim... se que tu y yo nos odiamos, pero ya se lo que pasó con tu nana. Lo siento mucho — su cabeza estaba hacia abajo y sus manos jugaban entre ellas — se lo que ella era para ti.

— Gracias, MinYoung. Y para que quede claro, yo no te odio, tu lo haces conmigo.

— Entonces, propongo una tregua — ella me tendió su mano — te perdono por arruinar mi cabello y por el golpe que me diste, ¿qué dices?

— Esta bien — le tendi mi mano — pero tu aun tienes que disculparte por lo que me hiciste.

— Siento mucho haber publicado en Twitter tu situación. De verdad lo siento mucho.

Amabas sonreímos, y aunque no podíamos ser amigas de nuevo, al menos ahora estaríamos en paz. Ni siquiera me importaba ya lo que había pasado, porque fue por eso que yo me acerque a Jungkook, y eso siempre era de agradecer.

Luego de nuestra extraña reconciliación, vi a Yoongi entrar por la puerta, todo colorado y respirando pesadamente. Cuando se sentó Junto a mí parecía estar en otro mundo.

— ¿Qué te pasó? — el no respondió y me fije en su labio, estaba roto, parecía un mordisco — ¿te diste golpes con un vampiro?

— Casi. Es una salvaje, me ha mordido el labio...

— ¿Quién?

Hanna.

Mis ojos se abrieron con sorpresa porque jamás espere oir eso, nunca. El hace muy pocos días estaba llorando por Hanuel, ahora traía el labio con un mordisco inmenso provocado por Hanna.

— Explícate...

— Yo iba muy tranquilo a los baños, la loca me agarro del brazo y nos encerró en el cuarto del conserje, luego lo que sentí fueron sus labios sobre los míos y cuando quise apartarme me mordió.

— Al parecer morder los labios es costumbre de esos dos. Pero felicidades.

— Nada de felicidades, tengo miedo.

— Llorón — mientras sacaba mi cuaderno, Yoongi tomó el peluche que estaba dentro de mi bolsa.

— ¿Un regalo de tu novio?

— Algo más que estaba en mi lista de deseos.

— ¿Qué harás cuando llegué a la parte de los besos?

— Esos no me los dará.

— Ya lo veremos — el sonrió, con esa típica sonrisa de sabelotodo.

En medio de la clase le conté de mi tregua con MinYoung, él no creía mucho en ella, pero trate de explicarle que en realidad nuestra pelea no tenía sentido.

☁️

Esta vez regresé a casa con Jungkook. Como siempre el viaje fue tranquilo y común.

— Arim, ¿por qué cuando te pregunté lo que había pasado el día que te llamé borracho me dijiste que no había pasado nada?

— No pasó nada.

— Te besé — mi cara se volvió roja y la cubrí con mis manos — ya recordé.

— No lo digas...

— ¿Qué cosa?

— Que te arrepientes de haberlo hecho.

— No voy a decir eso — el se desabrocho el cinturón de seguridad y se acercó a mi hasta que ya no había espacio entre nosotros — lo que voy a decir en realidad no es nada como eso.

— ¿Y qué es?

— Que puede que este loco por besarte otra vez.

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Jungkook y Arim en el siguiente cap:

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