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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 13

Jungkook;

Cuando leí la lista de deseos de Arim no consideré hacerlos para ella. Los leí y me parecieron todos muy cursis, pero de la nada, ayer que caminaba por el centro comercial buscando el regalo perfecto para el cumpleaños de mamá, encontré las dos piezas que ahora portabamos en nuestras manos, inmediatamente cuando las vi pensé en Arim y me acordé de lo que tenía escrito como número uno en su lista.

Los deseos no eran más que cosas románticas que solo las parejas harían, pero yo estaba dispuesto a hacerlas con ella, sobre todo, porque había un deseo que me provocaba mucho. Recibir un beso bajo la lluvia. Estaba muy tentado a hacerlo, pero tenía que esperar a que el invierno tocara nuestras puertas.

Quería besarla porque aún no estaba seguro de si en realidad la noche que bebí no había pasado nada a como ella dijo, porque según mamá nosotros sí compartimos un beso, pero Arim lo negaba. Se que no debería de estar deseando esto, pero ella me parecía demasiado bonita y sus labios eran demasiado tentadores. Le dije que iría por los deseos uno por uno y planeba cumplir cada cosa de ese papel, sin importarme si algunos eran un tanto peligrosos.

Quedé viendo su cara sonrojada, admirando al brazalete, lo tocaba con sus pálidos y venoso dedos, mientras sonreía.

— ¿Tienes algo que hacer este fin de semana? — le pregunté, interrumpiendo su inspección al brazalete.

— Pues sí...¿por qué? — sus curiosos y bonitos ojos se plantaron directamente en los míos.

— Es el cumpleaños de mamá, y me preguntaba si querías ir — parpadeó lentamente y me sonrió, mostrando sus pequeños y bonitos dientes, curvando sus ojos y haciendo que lucieran como una media luna.

— ¿No me verán como una intrusa?

— No, te lo prometo — aunque no estaba seguro, porque con Somi cerca probablemente habrian problemas.

— Entonces puedes pasar por mi. Me pondré un vestido solo por ti.

☁️

"Deseo número dos: tomar de la misma soda con alguien más, con dos pajillas diferentes"

Si alguien veía a Arim, sin previamente haberle conocido, podría pensar que era una chica fría y malhumorada, casi no sonreía si no te conocía. Pero una vez que hablabas con ella, te dabas cuenta de que era pura ternura y belleza. Esta lista fue hecha cuando ella apenas tenía quince, talvez la hizo pensando en alguien, pero yo era más afortunado porque ahora podría cumplirlos con ella.

En medio de todos estos deseos había un beso, que también anhelaba por recibir, porque, aunque me gustaría negarlo, estaba más curioso por sus labios ahora que sabía que pude haberlos besado el día que estaba borracho.

El timbre de la clase sonó, el día oficialmente habia terminado y eso solo significaba una cosa. El  deseo número dos estaba en camino.

Justo cuando iba a levantarme de mi silla, después de haber guardado todas mis cosas, sentí que alguien jaló mi camisa.

— Jungkook — la voz chillona de Hanna sonó en mi espalda — tengo que decirte algo.

— ¿Dime, Hanna? — le dije, sonriendo hacia ella.

Hanna era una amiga de la familia, ella y sus padres siempre habían tenido buena relación con los míos, de vez en cuando compartíamos cenas juntos, además de que su hermano, Park Jimin, fue quien me cuido en la primaria, porque yo era un niño flácido y enfermaba con facilidad, y constantemente necesitaba ayuda de alguien más. Jimin estuvo cerca de mi hasta que él dejó el instinto, dado que era dos años mayor que yo, él ya estaba en ligas mayores.

— Quería disculparme propiamente contigo — la miré fijamente sin comprender, con mi ceño fruncido porque no tenía idea de lo que ella estaba hablando — ya sabes, lo que pasó con Soojin. Yo...sabía todo — estaba a punto de pedirle que olvidara el tema porque ya no valía la pena recordarlo, pero ella no tenía intenciones de dejarlo ir — yo no sólo era su amiga, también soy tu amiga, debí de haberlo dicho desde la primera vez.

— No importa, Hanna, todo está mejor — le dije, inconscientemente viendo en la dirección de Arim, quien estaba luchando por despertar a Yoongi.

— Igual me siento mal — su rostros estaba torcido y rojo, pero no podía culparla por algo que estaba fuera de sus límites — y...hay otra cosa.

— Si es sobre Soojin, mejor déjalo ir.

— Se que tu mamá esta de cumpleaños el sábado, escuche a Soojin diciendo que iría — suspiré, cansado de la actitud fastidiosa de Soojin.

— No irá, nadie la ha invitado.

— Somi lo hizo — Dios, ¿quien más, sino Somi?

— Lo que me faltaba — tendría que hablar con mamá esta noche — pero tu... ¿por qué me dices todo esto? Eres amiga de Soojin ¿no?

— Ya no, ella puede llegar a ser muy ruda, no puedo ser amiga de alguien a quien no le importa ir sobre los demás para alcanzar lo que quiere.

— Sí, así es Soojin. En todo caso, gracias.

— No es nada, ya sabes noso... — No pudo finalizar su oración por que Yoongi estaba junto a nosotros, tras él estaba Arim, acomodando su cabello — Yoongi...

La voz de Hanna salió muy bajita, su cara y mejillas estaban rojas y jugaba con sus manos, aparentemente intimidada por Yoongi. Ummm.

Jeon, nosotros ya nos vamos, ¿tu? — dirigí mi mirada a Hanna, que estaba con su cabeza gacha y sonreía apenas de manera visible.

— Me encantaría, pero hoy me robo a Arim — los ojos de Arim se agrandaron — pero si te gustaría ser un caballero, lleva a Hanna a su casa — Hanna me observó de manera rápida y con miedo.

— Está bien — Yoongi dirigió su vista a Hanna, que aún estaba colorada — ¿vienes?

— Eh...yo...bueno — me reí en mi interior. Hoy mi trabajo era ser cupido, porque era más que obvio que a Hanna le gustaba Yoongi. Yoongi le sonrió tímidamente, y tomó su brazo para llevarla con él.

— Ah, Jeon, antes de que se me olvide — Yoongi aun estaba cerca de nosotros, sosteniendo a Hanna del brazo —...si vas a besar a Arim, procura no hacerlo de manera ruda.

Ahora fue Arim quien encendió sus mejillas de un fuerte color carmesí.

— No tenía planeado besarla hoy, Yoongi, pero lo tendré en cuenta — tome a Arim de la mano y salí con ella.

La arrastre por todos los pasillos de la escuela, hasta llegar a mi auto que estaba en el último lugar del parqueo.

— ¿A donde vamos? — preguntó, con duda y curiosidad en sus ojos.

— Por ahí, talvez a considerar lo que dijo Yoongi — inmediatamente ella poso su mano sobre sus labios — tranquila, no te voy a morder.

— ¡Ya! Deja de decir eso, me da vergüenza recordar la noche en que... — se detuvo rápidamente.

— ¿La noche qué...? — le pregunté, deteniendo mi paso.

— Nada...olvida lo que dije — su voz fue baja, y con nada de seguridad.

— Siempre que me dices eso, siento que no debería de olvidarlo — le abrí la puerta de mi auto, esperando a que entrara para cerrar la puerta — no te preocupes — me acerque a ella por la ventana — el beso no será hoy, pero eventualmente se dará — le guiñe un ojo y me fui de mi lado del auto.

— ¿Sabes, Jungkook? Es de muy mala educación decir cosas como esas sí la otra persona no lo quiere — me dijo, cruzando sus brazos.

— ¿No quieres que te besé?

No...

— ¿Sabes que sí debería ser de mala educación? Mentir — me enfile en la carretera, yendo lentamente por la autopista para alargar mi tiempo con ella.

— No estoy mintiendo. Tu y yo solo somos amigos. Los amigos no se besan en la boca.

— En cierta parte de España sí lo hacen.

— Estamos en Corea del Sur, aquí no hacemos eso — me dijo, con sus brazos aun sobre su pecho.

— ¿Tengo que llevarte a España entonces?

— ¿Puedes olvidarlo? — me dijo cansada.

— Ya, lo siento, solo bromeaba, no voy a besarte si tu no quieres, pero sin duda es algo que me gustaría hacer.

— ¿Cómo puedes hablar de una manera tan sencilla de eso?

— Porque dar un beso es sencillo, Arim — le dije, haciendo uso de mi lógica, que obviamente siempre estaba del lado opuesto de las mujeres — no es necesario sentir amor para dar un beso. Se vuelve especial, cuando la boca que besaste se convierte en la única que quieres besar por el resto de tu vida.

— Usualmente, nunca entiendo porque los hombres se toman todo a la ligera, las mujeres sufrimos por ello.

— Esa es justamente la razón por la cual somos vagos en muchas cosas, tratamos de evitar el sufrimiento, entre más prolonguemos ser ligeros, menos sufrimos.

— No entiendo, nunca he tenido novio — me dijo encongiendose de hombros.

— Entonces hasta que te enamores de verdad, y el amor te haga ser pequeña y te envuelva completamente, lo entenderas, y entenderas el miedo de ser traicionado. También entenderas la obsesión que se puede tener con una simple boca, entonces, cuando eso pase, estarás perdida.

— No gracias, ya no quiero.

Ambos nos reímos, disfrutando de nuestro paseo.

— Aun no me has dicho a donde vamos.

— No tengo ningún lugar en mente, solo quería que Hanna pasara tiempo con Yoongi.

— ¿Para qué? Ellos nunca han hablado — me dijo extrañada.

— A Hanna le gusta Yoongi. — le dije, y ella frunció su ceño.

— Eso es imposible, ella gusta de ti — rápidamente, la miré — No me veas así, y lo que te estoy diciendo es más que obvio, ella se alegro cuando tu terminaste con tu novia.

— Hanna y yo nos conocemos desde niños, ellas es la primera persona, a parte de mi madre, que vio mi... bueno, ella fue la primera que me vio desnudo, porque crecimos juntos, y porque éramos como dos hermanos — le dije con tranquilidad — además, su hermano Jimin, va de bravucón con todo aquel que se acerque a su pequeña hermana.

— ¿Y por eso dejaste a Yoongi?

— A Hanna le gusta Yoongi, ella lo va a defender — giré en una esquina, entrando en la vía correcta para ir a un pequeño parque que estaba cerca de donde vivía Arim — apenas lo vio, se puso nerviosa, y temblaba más que gelatina.

— Ellos nunca antes habían hablado, además, ¿acaso tu eres cupido? — me dijo, haciéndome sonreír mientras aparcaba — pobre chica, debe de estar muerta de miedo.

— Relájate, Yoongi no le hará nada, es más, tu deberías de temer por Yoongi, ella es un poco...salvaje, sí, esa es la palabra — ambos bajamos del auto.

— Hablaré con Yoongi. — sentenció lentamente — ¿qué hacemos aquí?

— Vamos por algo de tomar, hoy seré como el mago de la lámpara de Aladin y cumpliré deseos.

— Tengo miedo...

— No deberías, tu lista de deseos, aunque interesante, es un poco ñoña — ambos entramos al parque, buscando el lugar perfecto para estar y observar como el cielo se prendía en colores distintos debido a que prontamente la tarde se convertiría en noche — sin embargo, estoy demasiado comprometido con ellos.

— Supongo que escribí cosas vergonzosas — me dijo con pena — en mi defensa, era muy tonta y estaba enamorada de la idea del amor, talvez, solo quería sentirme amada, ya sabes, parece que no tener una familia en quien refugiarte afecta en maneras que no imaginas.

— Creo que has sido más afortunada que todos, las personas no te aman porque tienen que amarte al ser parte de su familia, ellas te aman porque eres tu. Y me parece que estás olvidando a cierto chico gatuno que te quiere con locura — tomamos asiento en una banca vieja — siempre has sido amada, y las familias no son todo, algunas pueden ser muy crueles.

— ¿La tuya es mala?

— Yo soy de ese pequeño porcentaje de la población que tiene la fortuna de tener una familia bastante funcional. Soy premium.

— Parece que el día de hoy almorzaste payaso — me dijo sonriendo — en todo caso, volviendo a mis deseos, no deberías de tomarlos tan en serio.

— Talvez, pero soy terco y casi siempre me salgo con la mía — le sonreí, y me puse de pie para buscar una soda y cumplir lo que ocupaba el número dos de su lista.

Solo tuve que caminar unos pocos metros para conseguir lo que necesitaba, pedí una sola bebida extra grande y dos pajillas, además de unos snacks.

— ¿Compraste comida? — me dijo alegre, una vez que regrese a su lado.

— Así es, creo que ahí dentro, en tu estómago, tienes un pequeño dinosurio porque parece que casi nunca puedes dejar de comer.

— ¿Cómo crees que me mantengo así de redonda?

— Nunca cambies, Arim — la sonrisa en su rostro era inmensa, y la mía también — ten, te traje una soda.

— ¿Y tu?

— No te preocupes, también tomaré soda — ella estaba tan ocupada abriendo sus snacks que no se dio cuenta que yo traía dos pajillas en la mano.

Puso la soda en la mesa y metió su pajilla, mientras disfrutaba la soda cerró sus ojos y fue mi momento para meter mi pajilla y succionar.

— ¿Qué haces? — me dijo asustada cuando me vio cerca de ella y con mi pajilla en mi boca.

Deseo número dos: compartir la soda con alguien, usando dos pajillas — sus mejillas se prendieron del tono carmín más bonito que alguna vez había visto.

— Supongo que faltan trece — me miró nerviosa, volviendo a succionar líquido del vaso.

Estuvimos al menos dos horas en el parque, riendo y observando todo lo que pasaba a nuestro alrededor. Había muchas parejas aquí, siendo ellas mismas, iban abrazados, de la mano o simplemente conversando entre ellos. Estos momentos me hacían desear tener algo más, ser esa porcentaje bendecido con ser el alguien de alguien, sin embargo, aquí estaba, teniendo cuidado de la mirada de Arim, viendo como disfrutaba hasta las más pequeñas cosas a su alrededor.

— Creo que la luna está hermosa hoy — me dijo, observando a la gran lumbrera que se erguia en el cielo de manera elegante.

Sí, yo también lo creo — confirmé sus palabras, pero yo no estaba observando a la luna, yo estaba observando su rostro recibiendo los rayos de luz que la luna provocaba, dándome cuenta que había hecho la elección correcta al darle el brazalete.

Había escogido algo que sin duda era igual de hermoso como ella, y aunque ella nunca lo entendiese, de ahora en adelante miraría la luna pensando en ella.

☁️

Llegué a mi casa confundido, con un montón de emociones en el pecho, había cosas que jamás se borrarian, pero empezaba a haber espacio por otras que apenas se formaban.

Mientras trataba de entar por la puerta de mi casa, alguien no muy agradable a mi vista me esperaba en la puerta, acompañada por quien también empezaba a ser molesta para mí, Somi estaba a su lado.

Traté de pasar al lado de Soojin y Somi, pero no fue imposible porque Somi me tomó del brazo.

— Soojin ha venido a hablar Jungkook — me dijo, mostrándose tosca a la hora de hablar — Me voy, unnie — le dio una cálida sonrisa a Soojin, pero cuando me miró a mi su semblante era oscuro — no seas grosero, necesitas escucharla — se fue dejándonos solos.

— ¿No te cansas, Soojin? — le dije, apartándome de ella.

— Vengo en busca de lo que es mio — ella se acercó a mi de manera lenta — no voy a descansar hasta que te des cuenta que Arim jamás será tan buena como yo.

— Gracias a Dios Arim no es como tú — le dije ya cansado de lo mismo — no se porque aún no entiendes que no te quiero cerca de mi vida.

— Por qué se que aún me quieres — puso una de sus manos sobre mi hombro — ella ni siquiera es tu tipo.

— Nunca tuve uno.

— No lo niegues, yo siempre seré mejor...

— Si por mejor te refieres a peor entonces sí. Ya te dije de mil maneras que no me interesa tener algo contigo nuevamente — aparte su mano de mi hombro — afortunadamente, y gracias a tu colaboración, puedo decir que te detesto.

— ¿Qué te hizo Arim? ¿Se puso de rodillas justo a como lo hacía yo?

— Ni siquiera la he tocado pero puedo jurar con mi vida que es mejor que tu — me acerque a ella amenazante — entiendelo de una vez.

— ¿Qué tiene ella que no tenga yo?

— ¿Honestidad? ¿Lealtad? Eso, justamente eso. Jamás en mi vida podría comparar a Arim con alguien como tú, eres vacía y horrible, aun no puedo entender como es que no lo noté antes. Compararte con Arim sería injusto para ella, ella siempre será ese diez y tu vas al menos uno.

— Eso no me hará llorar, solo estas confundido al pensar que ella si quiera puede ser como yo.

— No estoy buscando otra Soojin, de hecho, quiero evitar a otra persona como tu en mi vida. Arim, no necesita estándares de comparación, ella es el estándar.

— Quiero ver qué piensa tu familia cuando se entere que es huérfana — me dijo con malicia.

— Nada, porque no somos como tu.

— A Somi no le agrada — me dijo burlonamente.

— A mi no me importa Somi, a quien le tiene que gustar es a mi y por si aun no ha sido claro, ella es exactamente lo quiero ahora — no sabia si mentía o decía la verdad, pero recaía en ella la manera en la que tomaba esas palabras.

Como amiga o como algo más, Arim era el  tipo de chica que quería en mi vida.

— Vete, Soojin — le pedí, cansado de ver su cara.

— Me iré, pero nos vemos en la fiesta de tu madre — sobo una vez más su mano contra mi mejilla — y si traes a tu plebeya, cuídala mucho, ese día pueden haber accidentes.

Me apretujo la mejilla y se fue, dejandome muy enojado, pero con quien estaba aun más furioso era con Somi, porque se había atrevido a traerla a casa, incluso cuando sabía que no era bien recibida.

— ¡Somi! — grité nada más entre a la casa. Ella apareció sonriendo, pero yo no estaba así — ¡Qué sea la última jodida vez que haces algo como esto! Entiendelo, a mi no me gusta Soojin, ella ya no es parte de mi vida.

— No te entiendo, Jungkook — contestó enojada, levantando tanto la voz que hizo que nuestros padres se asomaran a la sala — con ella estabas muy bien.

— No tienes que entender nada, es mi vida, Soojin me lastimo, ¿acaso eso no te importa? Estaba muy ilusionado con formar mi vida con ella, pero me dejó por un idiota, se embarazó de él y luego me quería quería su lado para que cuidará de un niño que no era mío, cuando su teatro acabó, desechó al bebé ¿no ves lo grave o lo mal que ella está?

— ¿Por qué los gritos? — mi papá se acercó a mí.

— Tu hija, no deja de meter su nariz donde no la llaman — enojado evite a mi familia y subí hasta mi habitación, cerrando la puerta con llave.

Estaba tan enojado que cuando saque mi celular lo desbloquee con prisa, pero todo el enojo acabó cuando vi el nombre de Arim en la pantalla.

Arim: gracias por lo que hiciste hoy.
El brazalete es algo que nunca voy a perder.
Y compartir mi bebida contigo, ha sido una de las mejores experiencias en mi vida 💛

Arim: estoy ansiosa por los otros deseos.

Arim: buenas noches, Jungkook❣

Todo lo que antes parecía estar mal, ahora estaba bien, ella y el recuerdo de esta tarde sin duda alguna eran un calmante gratificante.


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Volví, luego de entregar un juego de diez planos en tiempo récord.


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