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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 10

Arim;

Esta mañana, cuando me levanté, jamás me imagine que hoy podía golpear a alguien. Jamás imaginé que algún día podía llegar a golpear a MinYoung.

Me enojé tanto cuando ella me dio la cachetada, que sentí que una furia me tomó e hizo que mi cuerpo reaccionará solo.

Por otro lado, me sentí un poco conmocionada por la manera en la que Jungkook me abrazó, me hizo sentir tranquila y a pesar de que la nariz de MinYoung soltó un poco de sangre no me altere tanto como para gritar o salir corriendo. Después que la golpee pensé en que ella querría golpearme de regreso, pero no fue así. Aunque debo admitir que eso se debió a que el profesor entró al aula dando por iniciada su clase.

El único infortunio era que Jungkook me había dejado de abrazar, y para ser honesta su calor y su aroma me gustaba mucho.

Debo admitir que aún sentía cosas por Jaehyung, pero que de alguna manera eso se está moviendo y ocultándose en algún lado de mi vida, porque talvez puede que no valga la pena estar enamorada de él, no porque no sea correspondida, es en realidad porque el no es la persona que yo pensé que era. Seguir enamorada de él, sería estar apegada a un falso amor.

Por eso, trataba con todas mis fuerzas de cambiar página, porque aunque la historia en esta página era entretenida, también te rompía el corazón. Talvez, de esa manera podía empezar a escribir un nuevo capítulo rodeado de las personas que quieran estar a mi lado. MinYoung y Jaehyung no valían la pena. Talvez MinYoung siempre estaría conectada conmigo, pero Jaehyung, se burló incluso más de mi.

Por estar pensando en ellos no preste la atención suficiente a la clase y fui consciente de ello cuando el maestro me hizo una pregunta que no entendí del todo.

— ¿Kwon? — la voz del profesor era fuerte, no necesitaba gritar para ser escuchado por él salón siguiente — ¿qué piensa del origen del ser humano?

— ¿Perdón? — dije aun confundida.

— Sí, acabo de leer un párrafo entero, pero me percaté que simplemente estaba haciendo garabatos en su cuaderno — me apunto con uno de sus marcadores — y se lo dejare pasar porque puedo llegar a creer que esos garabatos eran sobre mi clase. Ahora, responda la pregunta.

— Bueno, la existencia de él ser humano es muy compleja. Hubo un principio del cual no fuimos parte y puede que haya un final del cual tampoco seremos parte — para ser honesta, no tenía ni la menor idea de lo que estaba diciendo.

— Una sola palabra para describir eso...

Inefable.

Sonrió complacido con respuesta y siguió explicando más términos de filosofía. Mi filosofía en estos momentos era "no debí nacer" pero para todo hay un propósito, solo que algunas veces se extiende más de lo deseado.

Afortunadamente las horas de clase pasaron volando, lo cual fue bueno porque estudiar las Integrales definidas o la sustitución por el cambio de una variable no es nada agradable de hacer. A pesar de que entendía bien, hoy era un día extraño, así que solo me limitaba a respirar.

— Arim — Yoongi dijo mi nombre, con su voz rasposa — ¿vienes?

Estaba tan ida pensando en mis cosas, que ni siquiera me había dado cuenta de que todos los estudiantes habían abandonado el salón y los únicos que quedábamos éramos, Yoongi, Jungkook y yo.

— Sí, sí... solo déjame guardar mis cosas — le dije apurada, tratando de que todo entrara en mi mochila de una sola vez.

— Mientras tu guardas el alboroto que siempre haces, yo iré a los baños — cogió su pequeña mochila y empezó a caminar — Jungkook te cuidará.

Empecé Empecé guardar todos mis lapiceros y marcadores, pero entre tanto movimiento muchas cosas cayeron al suelo.

— ¡Rayos! — me incline para recoger las cosas que habían caído pero Jungkook ya estaba ahí, levantando todo por mi.

— Dejame ayudarte, Arim — ni siquiera hice el intento de ponerme a su altura, porque el ya había hecho una pila con todas las cosas que se habían caído.

— Gracias, como siempre, salvando mi trasero — le dije con pena, porque era cierto.

— No me importa hacerlo. — se puso de pie y me tendió todas las cosas que había recogido, quedándose con una pequeña libreta color púrpura.

— Ni siquiera se para que saco todas estas cosas, casi nunca las utilizo — le dije, quejándome de ser tan intensa a la hora de hacer apuntes.

— Creo que es parte de tu esencia — se encogió de hombros y detuvo su vista en la libreta púrpura. Inmediatamente cuando lo noté quise quitarla, porque en esa libreta estaban escritas cosas verdaderamente ridículas.

Fui lenta, cuando quise cogerlo con mi mano él ya lo tenía en la suya.

— ¿Me lo devuelves?, porfavor — le pedí, en pánico porque me avergonzaba que el leyera lo que ahí estaba escrito.

— ¿Es tu diario? — me preguntó con una sonrisita.

— No, pero no creo que quieras leerlo.

— Apuesto a que sí — rápidamente, abrió la libreta y empezó a ojear las páginas. Levantaba sus cejas cada vez que encontraba algo de su interés, y yo sabía que era.

Como todos, yo tenía mis cosas ocultas, no eran malas, solo curiosas. Cuando tenía quince años me empecé a interesar por el dibujo, por un tipo en específico. El hentai, no me avergonzaba de mis preferencias, pero ni siquiera podía imaginarme que estaba pasando por la cabeza de Jungkook justo ahora.

— ¿Pero qué tenemos aquí...? — sonrió hacia mi con burla — que coqueta, Arim — siguió viendo los dibujos y se detuvo por un momento para silbar — una mujer doblada sobre una mesa con las manos atadas sobre su espalda y un hombre pegado a ella — entonces fue ahí cuando quise explotar de vergüenza — que creativa — me dijo, con sinceridad en su rostro.

— No pienses cosas raras — le dije con nerviosismo.

— No pienso nada raro, yo solo veo a una chica con curiosidad por su sexualidad, y eso está bien. No le debes castidad o pureza a nadie más que a ti — sonreí, ahora más relajada — a decir verdad, tus dibujos son muy buenos — sus ojos no mentían, estaba siendo sincero — ahora déjame hacerte una pregunta. ¿Dejarías que te hicieran cada una de estas cosas que has dibujado?

Había un poco de calor en el ambiente, yo estaba sudando, acalorada por dentro y por fuera. ¿Qué pasaba si decía que sí?

Sí... — el sonrió satisfecho y miro la última hoja de la libreta.

— Tienes una lista por aquí — empezó a leer las palabras que alguna vez, yo mucho más joven, había escrito — ¿una lista de deseos?

— Eso creo, pero ya no importan...

— Los deseos siempre tendrán importancia dentro de nosotros, porque no hay nada mejor que tener algo por lo cual pelear — cerro la libreta y descolgó su mochila de los hombros — ¿puedo quedármelo? — me preguntó, dándome su mejor cara de niño.

— No sé... es un poco vergonzoso.

— No lo compartiré con nadie — parecía muy seguro, yo ya sabía que siempre podía contar en su palabra.

— Esta bien...

Sonrió más ampliamente y guardo la libreta púrpura en su mochila y me ayudo a terminar de guardar mis cosas, porque ya era tarde y porque Yoongi probablemente nos estaría esperando.

Cuando salimos del aula Yoongi estaba de pie junto a la puerta, con sus brazos cruzados escuchando música.

— Ya era hora — dijo cuando nos vio de pie junto a él — casi me hago viejo aquí — rodé los ojos porque ya era costumbre de él quedarse muy seguido — vamos.

Fuimos tras él, yo caminando con lentitud y Jungkook a mi lado, tratando de llevar mis pasos, pero era inútil porque las piernas de Jungkook eran gigantescas y podían ir más rápido que yo, porque cuando él daba un solo paso yo tenia que haber dado dos.

☁️

La semana transcurrió rápido, en un solo parpadeo ya se había convertido en viernes, y muy a mi pesar, era viernes a un costo gigante. A pesar de ser la primera semana de clases se nos asigno tarea como si no existiera un mañana, teníamos tantos trabajos pendientes que no había dado tiempo ni para respirar, sobre todo porque hacer una cantidad enorme de trabajos y a la misma vez cuidar de que Yoongi no hiciese algo indebido, era cansado.

Por suerte ahora contaba con el apoyo de Jungkook, que estaba siempre a nuestro lado, tratando de hacer bromas o aportando conocimiento invaluable, porque aunque él no lo admitiría jamás, era muy bueno para todo.

Mientras caminaba de regreso al salón de clases, después de haber ido al baño, me encontré a Soojin.

— Contigo quería hablar — me dijo muy enojada.

— Yo no tengo nada que habar contigo. Nada — le dije, tratando de pasar a su lado y salir ilesa.

— Vas a escucharme, quieras o no — rodé mis ojos, cansada de que los problemas se avecinaran a mi vida — quiero que te alejes de Jungkook.

— ¿Crees que lo haré solo porque tu lo dices? — ella no tenía ningún derecho de exigirme algo así.

— Él va a volver conmigo. Estamos pasando por una etapa dura, pero vamos a solucionarlo — aseguró, convencida de sus palabras.

— ¿Ah, sí? Que raro, no creo que montarle cacho sea un problema menor. Pero en todo caso, quien tiene que pedirme eso es Jungkook, y mientras no lo haga me convertiré incluso más cercana a él.

— No te atreverías...

— Ponme a prueba — la rete con mi mirada, acercándome acercándome su cuerpo.

— Jamás serás competencia para mí, eres huérfana, pobre y fea.

Jamás me atrevería compararme con alguien tan superficial — me preparé para marcharme, ya había escuchado suficiente — y para que tu conciencia descanse, era huérfana, ya no soy pobre y la belleza es relativa, tanto que el otro día Jungkook me dijo que era bonita.

Me alejé de ella, pasando por su lado, tratando de ser rápida para que no pudiese golpearme. Escuche que me gritaba a la distancia pero la ignore.

Cuando llegué al salón de clases el profesor ya se estaba despidiendo de todos, probablemente me tarde demasiado en el baño. Cuando entré, me miró de manera curiosa pero no me dijo nada, solo tomo sus cosas y salió.

Me acerque a Yoongi, que milagrosamente, no está dormido, aunque sabía muy bien que las clases de literatura siempre le habían aburrido un montón.

— Es un milagro que estés despierto — le dije, tomando mis cosas de la silla.

— Estoy ansioso — respondió con un notable nerviosismo en su voz.

— ¿Y se puede saber por qué?

— Es hoy...

— ¿Qué cosa? — le dije aun sin entender.

— La cosa con Hanuel.

— ¿Vas a confesar tu amor hoy? — le pregunte, más preocupada que él, porque yo conocía al hermano de Hanuel, y no era muy amable que digamos. Además que, era dos veces más grande que Yoongi.

— Eres tan tonta que ni siquiera te diste cuenta que traía todas las cosas en mi auto hoy — se puso de pie para recoger sus cosas. Todos en el salón ya se habían ido, solo estábamos él, Jungkook que charlaba con otro chico y yo.

— ¿Vas a hacerlo ahorita? ¿Me dejas grabar?

— No, Arim. Todo lo que quería decirle y darle ya esta en sus manos, solo estoy esperando una respuesta — como siempre, Yoongi hacia las cosas de manera oculta.

— ¿Y porqué no me avisaste?

— Porque, pequeña genio, podía ser incómodo para ella estar frente a público, así que era mejor hacerlo a solas — una de las cosas que más amaba de mi amigo, era su capacidad para hacer sentir cómodos a todos.

— Eres muy lindo Yoongi, se que le gustará — me acerque y le di un abrazo — aun no me has dicho como es que te empezó a gustar.

— Simple, Arim, los sentimientos se desarrollan por quienes menos esperamos, no hay mucho para contar en realidad. Pero ella me escribió para que le ayudase con algo, y desde entonces nos escribiamos.

— ¿Ella te ha dado alguna señal para que tu sepas que le gustas?

— Sí, el otro día quiso besarme...

— ¡Min Yoongi! Eso, es sorprendente — le dije, emocionada.

— Lo sé, desde entonces ha sido muy cariñosa conmigo, desde que empecé a ayudarle con sus clases de piano todo se ha acomodado y pues, me gusta.

Sonreí, conmocionada por sus palabras y por la bella y naturalidad con las que lo decía.

De la nada, sentimos una presencia a nuestro alrededor. Era Hanuel, con un disco y las flores en su mano, pero no se veía contenta, en realidad estaba furiosa.

— ¡Tu! — dijo señalando a Yoongi — ¿pensaste que porque te pedí ayuda con el piano me gustabas? — me quedé boquiabierta — No, Yoongi, no me gustas, y en realidad solo te soportaba porque me ayudabas mucho, nada más.

— Yo nunca asumí que te gustaba, solo quería que supieras que me gustas — me hice a un lado, para dejar que ellos charlaran con tranquilidad, pero en realidad yo estaba furiosa.

— No me interesa gustarte, incluso no me importa si hiciste una completa canción para mi — tiro el disco que le había dado Yoongi al piso y le puso su pie, quise acercarme, pero Jungkook me lo impidió — Yo jamas andaría contigo, no eres suficiente. Y sí, admito que alguna vez intenté besarte, pero era solo por un reto, nada más.

Sentía unas ganas tremendas de vomitar al escuchar todo lo que ella estaba diciendole a Yoongi. Se podía aceptar un rechazo, pero hacerlo de esta manera no era necesario. Pudo haber dicho que no, Yoongi era un caballero y lo iba a aceptar bien, ¿cuál era la necesidad de hacerlo de esta manera?

— Porque, vamos a admitirlo, vienes del mismo lugar que ella — con su fría mirada me señaló a mi — no podía ser novia de un huérfano — tiro las flores al piso y se fue, dejando a Yoongi con los ojos cristalizados y a mi con la furia de un huracán.

— Yoongi... — Jungkook y yo nos acercamos a él tan rápido como nos fue posible.

— Ahora no, Arim — tomó su mochila y salió del salón de clase, seguramente aturdido por lo que había pasado.

Traté de apresurarme y buscar mis cosas para tratar de alcanzarlo pero Jungkook me detuvo.

— Déjalo,  creo que es mejor que este solo — me dijo con calma.

— No puedo dejarlo, el nunca lo ha hecho conmigo — le dije con desesperación.

— Él dijo "ahora no" necesita espacio — me miró con sus grandes ojos llenos de advertencia, obligándome a prometerle que no iría tras él en este momento.

— Esta bien, pero para que conste, no me gusta que este solo — ambos, salimos del salón con calma, por los pasillos ya casi no habían estudiantes porque probablemente la mayoría ya se habían marchado de sus casas.

— Creo que lo que acaba de pasar lo dejara aturdido por algunos días — me dijo Jungkook suavemente — esa chica, es igual que su hermano, ambos son y siempre serán unos presumidos.

— Ni siquiera me molesta que lo haya rechazado, lo que de verdad no puedo soportar es que lo haya ofendido, ¿es un pecado no tener padres?

— No, Arim. Pecado debería de ser ir por la vida rompiendo personas, porque al final del día siempre faltarán quienes sepan unir esas heridas.

Suspiré, cansada de que la vida fuese tan dura, pero en medio de toda la injusticia que creíamos vivir, siempre había y estaba el punto justo, porque puede que para mi todo fuese injusto, pero la misma vida se encargaba de ser injusta con todos y eso era precisamente lo que la hacía justa.

Algunos corazones tienen que romperse para que otros puedan repararlos.

Jungkook se encargo de dejarme en casa, en el transcurso no había recibido ni un solo mensaje de Yoongi, y eso estaba empezando a preocuparme. Sabía muy bien que Yoongi no era un insensato, jamás haría algo que pudiese dañarlo, talvez solo había ido a su estudio de música a componer alguna balada triste que narrará entre sonidos las pesadez de su corazón.

No quise darle muchas vueltas al asunto porque sabía que el necesitaba privacidad, pero de alguna manera quería demostrar que era su amiga, y que yo podía ser ese hombro que necesitaba para llorar.

Llegué, corriendo a la habitación de mamá porque según la nueva encargada del orfanato, ya que mamá estaba en descanso, se habia sentido mal, y devolvió todo lo que comió en el día. Eso me preocupo, porque lo que menos quería era que ella precisamente ahora me dejara, al menos quería disfrutar por más que unos pocos días el hecho de que al fin había conseguido una mamá.

Pase el resto de la tarde con ella, leyendo su libro favorito, Juana Ines, porque sabía que no importaba cuántas veces lo leyera, ella siempre estaba dispuesta a escucharlo una vez más.

Me quedé en su habitación hasta que ella logró dormir, gracias a los calmantes que se le daban para el dolor, dado que no había manera de controlarlos y puesto que ella no quería tomar ningún tratamiento, teníamos que dormir sus cuerpo para que ella pudiese descansar a gusto.

Los doctores no querían decirlo, pero sabíamos muy bien que ella tenía poco tiempo de vida. En muy poco tiempo yo estaría una vez más, sin mamá.

Regrese cabizbaja a mi habitación, preocupada por la situación de mi mamá, porque lo que más yo anhelaba es que ella pudiese estar sana por completo, pero sabia que eso era imposible.

Mientras me quitaba el uniforme mi teléfono empezó vibrar descontroladamente.

Jeon: Yo0ngi y y0 estemos borrrachoz.
Jeon: Ven
Jeon: Itaewon bar el bl4ck.

Me asusté, porque jamás esperé recibir ese mensaje, nunca espere que ellos me hicieran esto al traicionarme e irse de fiesta ellos solos. Sabia muy bien que talvez entre hombres se entendían mejor, pero dejarme fuera no era la solución. Ellos contaban con la fortuna de ya ser mayores de edad, Yoongi ya tenía diecinueve y Jungkook estaba cerca de cumplirlos, yo por otra lado apenas y estaba en mis diecisiete.

Me apuré para ponerme ropa abrigada y salir en su búsqueda, probablemente estaban demasiado borrachos como para caminar, así que trataría de ayudarlos ahora, por suerte no era muy tarde, apenas faltaba un cuarto para las siete de la noche. A pesar de que no era tarde, trate de escabullirme del orfanato sin que nadie lo notase para evitar preguntas incómodas.

Llame al servicio de taxis y por suerte conseguí uno. El señor conductor me llevó hasta donde Jungkook me dijo y cuando me baje del taxi, en efecto, ellos dos estaban doblados sobre una mesa.

— Ustedes — les di una palmada en el hombro a ambos — arriba.

— ¿Eres tú chayo? — Yoongi balbuceo en medio de su borrachera. Chayo, hace mucho que no escuchaba ese apodo en la boca de Yoongi, me lo dio cuando eramos unos niños, por alguna razón el no podía decir "Arim" así que usaba chayo para referirse a mi de vez en cuando.

— Sí, vamos, hay que ir a casa — le pedí al hombre del taxi que me ayudara dado que el aun estaba esperando.

Por suerte no fue tan difícil ponerlo de pie y esperar a que caminara, todo el trabajo no fue difícil en realidad.

Luego de meter al Yoongi en el taxi, regrese por Jungkook.

— Oye, Jungkook, hay que irnos — trate de levantar su brazo, pero incluso eso ahora pesaba como toneladas. Una vez más, el conductor me ayudó y lo llevó dentro.

Yo me asegure de que no quedase nada sobre la mesa, y me fui al taxi, para poder marcharme a casa.

Hicimos un recorrido, primero tocaba dejar a Yoongi en su casa y esperar a que su abuela no lo regañara. Por suerte cuando llegamos las luces estaban completamente apagadas.

Baje a Yoongi del auto, quien ahí se veía más despierto, y me marché hasta asegurarme que entraba en su casa, él, no me dijo nada, solo se aseguro de quitar su camisa y cerrar la puerta casi en mi cara.

Regrese al auto y pedí que me llevase a la casa de Jungkook. Él por su parte iba plácidamente durmiendo, mientras yo estaba toda preocupada porque no sabía si la dirección era correcta, sobre todo porque quien me la dio estaba en estado de ebriedad en ese momento.

Por suerte, cuando llegamos, sí parecía ser la casa correcta, así que me las apañe para bajar a Jungkook del auto.

— ¿Por qué eres tan bonita? — me dijo con su voz ronca producto del alcohol — y hueles bien.

— Tu no hueles tan bien — le dije de broma mientras trataba de caminar junto con él.

— Arim — tomó mi cara entre sus manos y se detuvo muy cerca de mi — quiero morder ese labio.

Mi respiración estaba amenazando fallar.


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