EN EL IMPERIO DE BERRY, en la gran mansión del Castillo, una mujer de cabellos rubios como oro, sus ojos tan hermosas como las esmeraldas, se encontraba en cama. A poco minutos de dar a luz.

──Hermano Elion....

Llamó a su hermano mayor, quien este se encontraba a unos metros de distancia de ella. Ante la mención, se acercó cuidadosamente.

──Dime Aurora ¿Ocurre algo?── Preguntó observandola con preocupación.

La mujer giro su rostro para verlo, le dedicó una sonrisa cálida, el mayor sobresaltado ante tal acción, igualmente le correspondío con otra amable sonrisa, pero esta tenia un notable temor.

─── Si algo me ocurre...yo quisiera que cuides de mi querida hija, de mi amada Athenea ── Con cada palabra que salía, su voz se iba quebrando, dando a salir lágrimas de sus ojos.

─── Hermana....

Antes de poder responder, una partera junto a otras damas se acercaban, dando a entender que ya era hora del parto.

─── Su Majestad, por favor tendrá que retirarse unos breves momentos, ya es
hora ── Dijo una sirvienta, las damas y la partera se iban acercando a su querida hermana.

─── Y-Yo, un momento...

Alguien le toco el hombro, rápidamente volteó para ver a la dama de compañia de su hermana, esta asintió con la cabeza con su cejas juntas y una sonrisa de labios con preocupación.

── Porfavor, encargate de Aurora, necesito que estes en cada momento con ella en estos instantes ── Hablo con angustia, apoyando ambas manos en los hombros de la mujer. Esta solo asintió.

(...)

UNOS LLANTOS DE BEBÉ se oyeron por todo el castillo debido a el silencio que colapsaba ante la preocupación que tenian hacia su princesa.

La ahora madre, agarro con cariño a su bebé con lágrimas en sus ojos, acunandola entre sus brazos con tanto amor.

── Ahh mi amada Athenea ── Con su pulgar acarició su rostro de la recién nacida, que hace pocos segundos estallaba en llanto, ahora tenia una tierna expresión en su rostro al ver a su mamá.

Las parteras se hicieron a un lado, dejandoles el momento especial a madre e hija. La dama de compañia de la princesa se encontraba a un lado, mirando con ternura aquella escena.

── Te quiero tanto mi niña... ── acunaba con cariño a su bebé, mientras unas gruesas lágrimas caían de su rostro.

La mujer, entre sollozos, acerco a su hija a su rostro le dio un beso tierno que transmitía amor en su frentecita.

Luego de esto, bajo a su hija esta colocarla en su pecho cobijando a su bebé. En tan pocos segundos, la mujer dejo salir su último aliento, cerrando sus ojos, siendo asi, su hija la última imagen que veía.

Tan repentinamente la bebé al no sentir la calidez de su madre, rompió en llanto, la dama de compañia de la mujer entre lágrimas en sus ojos, se acercó sosteniendo a la bebe en sus brazos, alejandola de ahora su madre fallecida.

── Princesa.... ── Apartó su vista del cuerpo tendido, dejando caer sus lágrimas ante la pérdida.

El hombre se hizo presente en la habitación, dirigiéndose a la cama donde estaba su preciada hermana ya fallecida. Cuidadosamente agarro las manos.

── Te prometo hermana, juro que me haré cargo de mi sobrina, de tu amada
hija. ── Tuvo unas cuantas lágrimas, dejo el cuerpo de su hermana, y se acercó a la dama de compañia que sostenia a la bebé.

La joven le dio a la bebé entre sus brazos, el llanto ceso ante el tacto que tuvo con mayor.

── Te pareces tanto a ella, mi amada
Athenea ── Cobijó a la pequeña en brazos mientras lágrimas brotaban de sus ojos.

Athenea de Secramise Voreoti nació en una mañana de primavera, parecia un angel descendido del cielo, una bendición otorgado por los mismos dioses.

Todos le abrieron el corazón ante la llegada de la pequeña, ¿Y como evitarlo? Era todo un angel, el Imperio de Berry quedaron encantados ante el nacimiento de su princesa, y no solo Berry, muy pronto Arberzela le abrirían el corazón ante su llegada como legítima Primera princesa.