
𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞𝐧𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐜𝐢𝐚𝐥 || 𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝟏
Venus no podía con todos los sentimientos que, inexplicablemente, le habían invadido durante los últimos días pero aún asi no se podía rendir, no podía, simplemente, debía dar fuerzas y al mismo tiempo, tener confianza ante todo lo que estaba sucediendo para poder transmitírselo al resto del equipo.
Lo que más sentía era miedo, miedo al pensar que estos serían los últimos días de su corta y nueva vida, pues no recordaba nada de su pasado, de tan solo pensarlo se le bloqueaban todos los sentidos, pero pudo recobrar la compostura al ver a sus compañeros de equipo reunidos en la sala comunal de la nave, con una gran valentía nunca vista. Allí estaban, era el día 499 tras sus llegadas y el último, al menos, por ahora, en la que iban a estar en la nave espacial y militar, S.T.A.Y, su único hogar tras la catástrofe masiva de Bio-Mutantes.
—Equipo, vamos a formar las parejas de combate, según vuestro potencial y equilibrio, serán las siguientes ; Mercurio con Tierra, Venus con Marte, Júpiter con Saturno, Neptuno con Urano —dijo Sol enfrente de ellos—, ahora por favor, que cada uno ocupe una sala de entrenamiento, ya podéis empezar, mucha suerte.
—Y otra cosa —añadió Luna—. Por favor, no tengáis miedo, estamos aquí para salvar a la Tierra, y si morimos será para proteger y salvar la vida de otros, de los últimos supervivientes así como darles un nuevo hogar donde vivir, siéntanse afortunados.
—No necesito que me salven, estoy bien así, ¿no me has visto? ¡Soy un titán! —interrumpió Tierra.
—Idiota —dijo por lo bajo, Urano.
—No estamos de bromas, es algo serio, Sujeto 4, compórtese como es debido, esto no es un juego, nos enfrentamos al futuro, a monstruos que no durarán en clavarle una flecha en cuestión de segundos sin pestañear.
Tierra hizo un gesto de entendimiento tras esas frías pero no equivocadas; desgraciadamente, palabras.
—Ya pueden empezar —continuó Sol, evitando así la desagradable atmósfera que se había creado por la última frase de Luna.
Tras esto, los jóvenes soldados se dirigen a las respectivas salas, todos equipaban dentro de sí un poder, que mediante práctica y paciencia, podrían sacar, el poder del planeta asociado de cada uno de ellos, aunque nadie sabía en que momento iba a despertar, los SPACE AGENTS les había incrustado un chip, que aparte de localizar la ubicación de cada uno, también les hacía más fuerte fisicamente por un instante de tiempo, así como usar otras capacidades sobrehumanas mediante el contacto de la huella dactilar con su respectivo chip; que sobresalía con un escáner en la parte superior de la médula espinal y también ayudaba a que el sistema y hemisferio derecho del cerebro juegue un papel menos importante y esa parte era la emocional, los sentimientos, quieren que poco a poco dejen de sentir, para hacerles más fuertes, aunque algo había pasado los últimos días, ya que algunos habían empezado a sentir miedo e incertidumbre.
Venus se había dado cuenta de que su compañero de entrenamiento y equipo, Marte, no estaba en la sala comunal, por lo que fue a preguntar a Sol.
—¿Ha visto a Marte? —preguntó.
—Me dijo que estaba ocupado, y que no podía asistir en la reunión pero que iba a estar preparado para la hora de entrenamiento, por eso no te dije nada. —Sol observó con incertidumbre a Venus— ¿Te ocurre algo?
—No, gracias por la información, es solo que todo esto es muy confuso para mí.
—¿Te refieres a lo que estás sintiendo dentro de ti? —hizo una pausa para ver la reacción de la chica—. A mi también me está pasando, es raro, a lo mejor hay algún fallo, nos arreglaran antes de marchar.
—¿Nos arreglarán? Se da cuenta de lo que ha dicho, ya es algo normal pensar que nos tratan como simples experimentos, como máquinas de guerra, estoy harta ya —se acercó a Sol mientras decía estas últimas palabras y acto seguido se alejó.
Sol la detuvo.
—Este comportamiento no te va a llevar a parte alguna, Venus, lo único que vas a hacer es que te maten antes de que vayas a Tierra.
—Prefiero morir siendo yo que siendo alguien que realmente no soy —dijo fríamente y se marchó de la sala.
Esta vez, el líder no pudo hacer nada, pensó que era mejor dejarla ir pero temía por ella, a que hiciera algo inadecuado por lo que quería vigilarla más a fondo.
—¿Y tú, Luna? —preguntó a Eclipse mientras se acercaba con ritmo acelerado y enfadado— ¿Cómo se te ocurre decir eso? Se supone que estamos aquí para ayudarlos a que no tengan miedo, a ser fuertes, piensa antes ...
—Quiero que vivan la realidad de la situación —le interrumpió—. Que estén preparados, si cree que van a ir a un cuento de hadas donde hay paisajes bonitos con gente y seres espectaculares lo tienen complicado, me ciño a los hechos, Sol, recuérdelo e impón algo de coraje y respeto.
—Lo pongo, solo que con más vivacidad. —Frustrado abandonó la sala para observar a los sujetos.
La primera sala estaba todo lo relacionado con la fuerza física; en este caso, el turno era de los más mayores y más fuertes del equipo; sin contar con Sol. Júpiter y Saturno, esta estancia estaba compuesta con distintos sacos de boxeos y varios equipos de diferente tamaño, el objetivo era mejorar las técnicas de boxeo y Kick boxing.
Sol pasó por esta estancia, para él, Júpiter y Saturno eran poderosos, tenían una gran fuerza, y no solo física, también mental.
El líder cuando entró por la sala, ya los dos sujetos estaban preparados, se habían puesto los vendajes y los guantes de boxeo.
—Eh, jefe, ¿Quiere ver como tiro al gran Júpiter? —dijo Saturno, mientras una sonrisa traviesa le decoraba en la cara junto con su peculiar cicatriz.
—Si, claro, que te lo has creído —le contestó el otro grande, con tono burlón.
Tras esto, los dos empezaron a luchar mientras las risas desaparecían y se ponían serios, por muy burlones que sean a veces, también sabían que en momentos difíciles había que recobrar la compostura.
Sol, por otro lado, no paraba de mirarles, admirado por aquellas dos bestias humanas que estaban delante suya, al cabo de 5 minutos, le dijeron que se les hacía aburrido luchar entre ellos, este les dejó usar los sacos de boxeo, y no unos cualquiera, les puso los más duros de dar, no estaban hechos de algodón o gomaespuma sino de una arena helada obtenida de Marte, su peso era equivalente a un coche y no habían usado el chip para obtener más fuerza, en todos estos días se habían hecho increíblemente poderosos, tras usarlos, les encantaron por lo que unos cuantos golpes sumados a otros ya habrían recobrado el ritmo de siempre pero esta vez con el doble de fuerza. Pero justo cuando se iba a ir Sol, ocurrió algo inesperado. Saturno había partido el saco en dos, llenando toda la sala de arena congelada, ahora derramada, los otros dos muchachos expectantes y alucinados por aquella situación tardaron en recobrar la compostura.
—Macho, ¿lo has visto? —se dirigió a Júpiter—, te juro que no he usado la energía del micro-chip, no sé como diablos lo he hecho —asombrado, miró a sus manos—. Creo que han sido ellas, luego miró a Sol para obtener una respuesta, una respuesta que él ya sabía.
—No, no puede ser —dijo Saturno en voz baja— ¿Es mi poder? ¿El poder de mi planeta al fin se ha conectado conmigo?
A lo que esto, Sol estupefacto, tan solo pudo afirmar con un breve movimiento en la cabeza y una sola palabra que resonó varias veces en la mente de los tres chicos.
—Afirmativo.
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